Moondale

Etiqueta: Siegfried x Beatrix

  • TODO ESTÁ CAMBIANDO

    Sarah – Bosque de los lobos

    Noche

    Me sentía culpable por cada persona que resultó herida aquella noche, por los que perdieron la vida incluso aunque fueran de moral cuestionable (¿Quién era yo para juzgar a nadie?) y por cada destrozo de la ciudad. Mi cuerpo no daba muestras de cansancio físico, porque no dejaba de ser una máquina de matar y en mi genética de Cazadora no existía la opción de «batería baja», al menos no de la misma forma que para el resto del mundo, pero sí que estaba agotada psicológicamente. Enfrentarme, primero a mis miedos a manos de El Rey Negro y después a Aaron, que era tan indestructible como parecía, hicieron que combatiese de manera mecánica, prácticamente sin pesar.

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  • LA SERPIENTE ESCONDIDA

    DIARIOS DE DESTINO | PALACIO KVINNEBY

    El Director observaba de nuevo los terrenos del Palacio, un lugar al que habría podido terminar de considerar un hogar si hubiera estado a su lado la persona que más quería. Pero esa oportunidad, pese a lo que veía en los futuros, cada vez parecía más distante, especialmente desde que Butterfly había fallecido.

    Recordaba perfectamente la chispa de esperanza cuando la tuvo inconsciente frente a él y vio que su cuerpo cambiaba al de Beatrix, solo para ser de nuevo el  de Tess, apagando esa esperanza. Esperó verla regresar, pero no avanzaba. ‘Osiris’ el experto en medicina del bando negro la dio por muerta en una acalorada discusión con ‘Faust’ que decía que el alma se había transferido correctamente pero no estaba consiguiendo aflorar porque algo la retenía. El nigromante volvió a sus estudios, desesperado también porque si aquello no funcionaba para Z, tampoco lo haría para él.

    El cuerpo de Tess quedó a buen recaudo, hasta que irrumpieron y se lo llevaron. Z entró en ira cuando lo supo, estuvo a punto de tirar todo por la borda y llevar el ejército que tenía en su poder a las puertas de cada uno de los refugios de los Moondies. Pero las visiones le calmaron. Desde entonces había recurrido varias veces a ellas, a diario, buscándola siempre. ‘Faust’ le había ayudado a tranquilizarse, si Beatrix no lo conseguía en el cuerpo de Tess era que no estaba preparado para ella y solo podían recurrir al plan habitual, Sarah.  O en su defecto, la otra Cazadora, Sasha. No sería ideal, tendría que acostumbrarse a la nueva apariencia, pero en el fondo sería ella.

    Alguien llamó a la puerta. – [Z]Adelante.[/Z] –  Entraron dos mujeres. Una de ellas era bajita, llevaba frente a ella una tablet y varios aparatos más conectados a un cinturón que parecía ser bastante pesado, más los que llevaría en la mochila. Junto a ‘Software’, estaba ‘Krishna’, una cara cada vez más conocida en los últimos días. La joven tenía el pelo de un color diferente dependiendo de la semana, estaba cubierta de tatuajes y llevaba varios piercing. No era para nada la apariencia que uno esperaría para una vidente.

    Hizo un gesto a Software, su reunión con ‘Khrisna’ llevaría más tiempo. – [Software]Señor. He interceptado esto en las noticias locales.[/Software] – no le llevó más de unos segundos mostrar dicho vídeo en la pantalla de su habitación. Z observó con detalle lo que empezaba como una de las fiestas del magnate local, Alexander Fenris, pero pronto las cosas cambiaron. Se enfocó a una joven de pelo rubio que no era ni más ni menos que la inocente ‘Wing’. Allí, delante de la gente y de las cámaras, extendió sus alas y dio un discurso en el que destapaba a los sobrenaturales y abogaba porque todo el mundo resolviese sus diferencias y trabajara unido. – [Software]He evitado que salga de Ripper, pero por la zona ya estaba difundido.[/Software] – intervino antes de que terminase el discurso. El Director asintió.

    – [Z]Bien. De todas formas nos viene bien que la gente esté preparada. Así habrá menos bajas.[/Z] – afirmó. No apartó la mirada del vídeo. Estaba orgulloso de Wing y de lo que había conseguido, habría encajado perfectamente entre los suyos. – [Z]Wing habría encajado bien en nuestra utopía.[/Z] – pensó en voz alta.

    Hubo unos segundos de silencio en los que ‘Software’ comprendió la determinación del Director. – [Software]Es buena chica.[/Software] – puntualizó.

    – [Z]Sí, pero ya es tarde. Lo de Butterfly es algo que no puedo dejar sin castigo.[/Z] – aseguró. Eso significaba que si se interponían en el campo de batalla, no podría protegerlos ni gastaría recursos en ello. Estarían completamente por su cuenta. Software guardó silencio y él lo percibió. – [Z]Cuando acabemos con la Iniciativa tendremos juicios. No te preocupes.[/Z] – admitió como gesto de buena voluntad. Es lo que Abel habría querido y la decisión a la que llegarían los Reyes y las Reinas. Por eso se había rodeado de consejeros, para evitar matarlos él mismo sin dudar ni un instante.

    La pantalla se apagó y ‘Software’ asintió antes de retirarse. ‘Khrisna’ y él se quedaron solos.

    – [Z]Necesito volver a verlo.[/Z] – pidió. No hubo nada más que hablar. Los últimos días les habían hecho acostumbrarse, así que ella se acercó y preparó sus habilidades.

    Le mostró de nuevo un futuro de unos días más tarde, manejando los hilos de la visión con habilidad, centrándose en lo que él más ansiaba ver. Le mostró victorioso, alzándose sobre sus enemigos y siendo alabado, pero más que eso, él deseaba otro premio, no la gloria. Le mostró a una bella muchacha de pelo rubio a su lado, un fantasma de su pasado que por fin había regresado. Y con esa visión, la joven no tuvo problema en esconder las traiciones de la escena.

    El bando negro jamás se doblegaría a Z, usarían su poder para respaldarse siempre que pudieran y aprovecharían esa protección para seguir cometiendo atrocidades y amasando poder, hasta que tuvieran suficiente como para librarse de él.

    Habían llegado a ella hacía mucho. ‘Krishna’ nunca tuvo demasiados reparos en hacer las cosas a su manera, sin hacer mucho caso a las restricciones que nadie le impusiera. Así que la oferta de la Reina había sido un trato inmediato y desde entonces se había encargado de ocultar en las visiones de Z todo lo que tuviera que ver con las oscuras maquinaciones de los demás, eligiendo con sabiduría qué posibles futuros mostrarle, siempre endulzando un poco la parte de la visión a la que accedía el Director.

    Cuando terminó la visión, él musitó ‘Gracias’, como siempre y ella se fue. Era el trato habitual, a veces tenía que mostrarle varios futuros, porque era una persona recelosa que no daba ningún futuro por sentado y no terminaba de fiarse de los demás, pero muchos conocían su punto débil, Beatrix, y esa sería su perdición.

  • VIVE LA REVOLUTION

    Diarios de Destino | Edificio Lenora

    La azotea del Edificio Lenora bullía vida. Los trajes y vestidos de gala adornaban una majestuosa sala como pinceladas de una obra maestra en movimiento, danzando al son que tocaba una orquesta de un solo hombre, que no necesitaba de instrumentos para crear su arte.

    La flor y nata de la sociedad de Zeon estaba reunida allí ese día para celebrar, pese a todo lo que se gestaba a su alrededor, la victoria de sus principios hacía ya veinticinco años.

    Ese día era el único en el que el Consejo se reunía en un mismo punto para algo que no fuese tratar asuntos de estado. Todos estaban allí. ‘Petra‘, acompañada por ‘Bagheera‘; el Rey y la Reina blancos, casados desde hacía unos años; la Reina Gris acompañada de ‘Briar‘; el Rey Gris iba junto a ‘Death Jr.’, que ya distaba mucho de ser una pequeña «inocente»; el Rey y la Reina negros iban solos y no se mezclaban demasiado con el resto, excepto entre ellos o con otros miembros del bando negro en veladas conversaciones; ‘Faust‘ caminaba junto a una mujer rubia, de piel pálida como la nieve, su resucitada difunta esposa; ‘Vira‘ conversaba con ‘Shinken‘; ‘Surt‘ hablaba con su mujer en nórdico antiguo; los Malephar dialogaban en ese momento con el Rey Negro; la enigmática Joker, intercambiaba conversaciones con varias personas, conversaciones en las que seguramente no dejaba saber nada de su desconocido pasado antes de que se convirtiese en la heroína que les salvó de Valcranneo Logoon y consiguió así que muchos detractores del régimen lo apoyasen de pronto, consiguiendo un puesto de honor en el Consejo pese a no haber sido una miembro original de Gambit. Por último, el líder del Consejo, Z, ataviado con un traje de un blanco cegador, caminaba junto a su esposa, Beatrix, que ese día llevaba a Sarah Echolls enfundada en un vestido negro.

    La fiesta transcurría con normalidad y frenesí, con el Consejo mezclándose con las más altas esferas de Zeon mientras todo el evento se retransmitía al pueblo, absorto también en las celebraciones.

    Todo era normal, hasta que dejó de serlo. Z lo presentía, tenía una extraña sensación en el cuerpo que le hacía sentir que se avecinaba algo importante, y no se equivocaba. Minutos antes del discurso oficial, las luces empezaron a tintinear y se escuchó el eco de una alarma persistente. Uno de los ‘mentes‘ le comunicó telepáticamente que la seguridad de todo el edificio Lenora se había visto comprometida y que los ‘magis‘ estaban detectando apariciones inesperadas por todo el edificio.

    Iniciaron un protocolo de evacuación, pero Z sabía que eso solo podría resolverse cara a cara. No dudaba del origen del ataque, ni necesitó un Omnilens para reconocer al hijo de Dominic aterrizando en una de las terrazas cubierto en llamas junto a su padre, que llevaba con él a varios miembros de aquél grupo al que llamaron ‘Satellites‘.

    Varias puertas se abrieron y ‘Moondies‘, sus hijos, ‘Satellites‘ y enemigos del gobierno empezaron a entrar. Z buscó con la mirada al resto de miembros del Consejo, que se prepararon para luchar junto a las fuerzas de seguridad. La mano de Siegfried, que había estado en cientos de batallas, tembló mientras aferraba la de su alma, Beatrix. Ella se limitó a sonreír.

  • EN UN VISTO Y NO VISTO

    Diarios de Destino | Palacio Kvinneby

    MAÑANA

    Siegfried cruzó el pulimentado suelo de mármol y llegó hasta el jardín cubierto anexo al Palacio Kvinneby, su residencia desde hacía ya más de veinte años. En ese jardín esperaba encontrar a Beatrix, refugiada como todas las veces en las que necesitaba estar sola, meditando.

    Al principio, Siegfried se mostraba inquieto por esas visitas. Entendía que Beatrix se sintiera culpable por las personas que habían perdido la vida para traerla de vuelta, pero no podían obsesionarse. Lo importante era que estaban juntos.

    Con el tiempo se convirtió en su refugio y en una parte más de su rutina. Siegfried se había acostumbrado y cuando no la encontraba, sabía dónde estaría. Aunque intentaba dejarle siempre un tiempo para meditar.

    Cuando salió al jardín, no la vio a primera vista. Tuvo que atravesar el vergel para llegar al frío anexo donde estaría, parada frente a una tumba.

    En efecto, allí estaba, esta vez sobre una lápida tallada con el nombre «Sasha E. Elliot«. Había sido su último recurso antes de recurrir a Sarah, pero no había funcionado. Igual que tampoco había funcionado con Butterfly, cuya tumba estaba al lado.

    – [Z]Al final solo aguantó Sarah.[/Z] – meditó, acercándose a ella. No se sobresaltó, debía estar esperando que apareciese.

    – [Sarah]¿Habrías preferido a Sasha?[/Sarah]- preguntó girándose mientras sonreía.

    – [Z]Siempre que seas tú, no me importa el cuerpo.[/Z] – le aseguró, mirándola a sus ojos celestes. Se había acostumbrado a querer esa sonrisa, porque fuera cual fuese su rostro, era Beatrix, pero no podía negar que las cosas nunca serían como habrían sido si ella no hubiese muerto. No era lo mismo estar con…otro cuerpo. Era como enamorarse a la fuerza de otra persona.  – [Z]Pero lamento que no quedara otra opción para Sarah.[/Z] – había admirado su determinación, su afán por hacer el bien con una intensidad que le recordó a la propia Beatrix cuando estaba viva. Cuando se agotaron todas las demás vías, no hubo otro remedio, era Sarah o Beatrix.

    – [Sarah]La edad te está volviendo blando, Siegfried[/Sarah].- replicó mirándole. Vio un destello frío en su mirada que llevaba ya largos años conociendo. Al principio lo atribuyó a Sarah, a su rebeldía y su odio al estar aún presente, subyugada a la mente de Beatrix. Ese odio la hacía luchar, incluso durante un tiempo, poco después de que Beatrix tomase su cuerpo, había conseguido rebelarse y escapar, pero Siegfried la había encontrado un par de años antes junto al aesir. Desde poco después había empezado a percibir esa mirada gélida y una Beatrix más fría, más dura. No sabía si era solo el físico, pero a veces dudaba que fuese la misma persona.

    – [Z]Sé que tú lo habrías querido de otra forma.[/Z] – añadió. Al menos la Beatrix que conocía y amaba.

    – [Sarah]Es cierto, pero ya no hay marcha atrás[/Sarah].- rectificó, cambiando el semblante. Estrechó su mano y le acercó hasta ella. Los años le habían acostumbrado a su nuevo olor, a su nuevo aspecto, pero si cerraba los ojos, volvía a verla a ella. Seguía ahí, no estaba perdida. El regreso de la muerte no era un camino de rosas.

    – [Z]Y si la hubiera, no la tomaría.[/Z] – afirmó, sonriéndole. Pasó las manos por su cintura y la observó unos instantes. – [Z]¿Estás segura de que no prefieres quedarte?[/Z] – preguntó finalmente. Quedaba poco para el aniversario de la batalla, el día cero de la unificación de Zeon. Era el tiempo de honrar a los muertos y celebrar que estábamos reunidos contra un mundo que les odiaba porque no tenía poder a su lado. Siempre temía que esa fiesta fuera demasiado para Beatrix, que Sarah podría pugnar por salir con más fuerza con esos recuerdos cerca y sus familiares también. Y además estaba el problema actual, esa asesina a la que habían capturado, la hija de Dominic y Rebecca.

    – [Sarah]Me gustaría acompañarte[/Sarah].- pidió, colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja. Acercó su rostro más al de ella y le dio un beso en los labios que ella devolvió con pasión.

    – [Z]La sospechosa está custodiada, así que no debería haber problema.[/Z] – respondió, con un asentimiento. No había lugar más seguro para ella, y si Sarah intentaba liberarse, Faust estaría allí cerca para contenerla. Beatrix asintió con una sonrisa. – [Z]Si es ella, eso significa que tendremos un poco de paz, al menos interna.[/Z] – pensó en voz alta. Al menos la preocupación de un asesino entre nosotros estaría respaldada. Solo quedaba lidiar con la guerra que se avecinaba con el exterior.

    El Departamento de Defensa había estado analizando comunicaciones y había descubierto un proyecto para un despliegue de armamento nuclear sobre Zeon. Aunque pudieran detener parte de las explosiones, las secuelas podrían durar décadas, y no habían encontrado aún una combinación de poderes y habilidades que pudieran protegerles totalmente. Si Curium no hubiese muerto luchando contra ese radiactivo de la Iniciativa, quizá. Tras todo ese tiempo, podrían terminar derrotados por simples armas humanas.

    – [Sarah]Espero que tengas razón[/Sarah].-respondió ella, estrechando de nuevo su mano para alejarse de las tumbas.


    Zeon News

    MAÑANA

    En dos días, el día 3 de Septiembre, coincidiendo con el aniversario de la batalla de Ripper en la que se liberó al pueblo de Zeon, el máximo dirigente, Siegfried Eklund, ha confirmado que asistirá a la gala anual de celebración de la victoria.

    «Hemos sufrido mucho para llegar hasta donde estamos ahora. No sería justo que por culpa de un asesino dejásemos de honrar a todos aquellos que dieron su vida por construir este lugar.»

    Fueron las palabras del dirigente, en alusión a la captura de una artificial hija de Moondies con el poder de absorber los poderes de otros sobrenaturales, matándolos en el acto. La sospechosa, Jane Williams, hija del Moondie Dominic Williams y la artificial Rebecca Lee, fue identificada por Dante Villiers, el famoso modelo ‘Icarus’. Las líneas actuales de investigación la sitúan como la culpable de la oleada de asesinatos de potenciados que se ha vivido desde hace ya más de dos años.

    Parte del Consejo de Zeon llegará entre el día de hoy y mañana, mientras que el dirigente y su esposa Beatrix llegarán en la madrugada del día 3. El evento, como todos los años, se celebrará en la azotea del Edificio Lenora.


    Xander Echolls | Bosque de los Susurros

    MAÑANA

    El Bosque de los Susurros me traía recuerdos buenos y malos. Fue allí donde nos escondimos los primeros tiempos, donde crecí con mi madre, mi padre y el resto de mi familia. Desde allí organizaban la Resistencia y salían a luchar, hasta que un día volvieron, derrotados y sin mi madre. Tiempo después, cuando ella volvió, nos refugiamos allí una temporada, hasta que nos encontraron.

    En ese momento, fue como si viese delante de mí a mi padre, con las manos y rodillas en el suelo, apenas sosteniéndose, cubierto de su propia sangre y de los que había atacado intentando que no se llevasen a mi madre. Recordaba llorar mientras les veía a los dos pelear por seguir juntos y al ‘Boogey Man‘, ‘Faust‘, conjurando a Beatrix con renovadas fuerzas para que controlase a mi madre y la hiciese prisionera de su propio cuerpo. En su día lloré por no poder hacer nada, me habían obligado a esconderme y proteger a Elle, a evitar que supiesen nada de su existencia. Ahora era otro quien se refugiaba en las profundidades de ese bosque.

    Me dirigía a verlo cuando una llamada entrante en el Omnilens me hizo detenerme y buscar cobertura en un lugar que no delatase mi posición. Me relajé al ver que era Owen.

    – [Xander]¿Has visto las noticias?[/Xander] – pregunté. Owen asintió, no podíamos decir mucho más por un canal público, pero eso significaba que el plan seguía en marcha. – [Xander]No la van a dejar ir, ahora está en el centro de la política.[/Xander] – comenté. Era absurdo disimular también la indignación, eso solo levantaría más sospechas a quien nos estuviese vigilando.

    – [Owen]Tiene que haber algun modo de que podamos hacer algo. Tal vez si Dante viese a Jane…-[/Owen] sugirió él. Me paré un instante a pensarlo, parecía una buena idea, y si no funcionaba, al menos nos dejaría ganar tiempo.

    – [Xander]No es mala idea, pero a mí no me dejarán acercarme. Intentaré que vaya uno de los otros.[/Xander] – comenté, pensando sobre la marcha que quizá Noah podría encargarse de hacer de mensajero, porque para Henry tenía reservada otra tarea, si quería ayudarme con ella. El plan era cada vez más inminente y muchas cosas podían salir mal. – [Xander]Porque tú tenías una cita.[/Xander] – añadí parándome a pensar después de decirlo.  No quería presionar a Owen, pero el daño ya estaba hecho.

    – [Owen]Cancelaría la cita si no fuera por…tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo.-[/Owen] admitió. Se le notaba afectado y luché por decirle, no vayas, porque lo que te estamos pidiendo es horrible, pero perdí.

    – [Xander]Ya, sé que es difícil…pero tengo que pedirte que vayas…por tu bien.[/Xander] – repliqué intentando disimular para oídos de terceros. No quería presionarle para ligar con una chica que no nos había hecho nada, cuyo único crimen era ser hija de una miembro del Consejo y tener el despacho mejor ubicado para el generador de interferencia.

    – [Owen]Te dejo, no quiero llegar tarde.-[/Owen] respondió con rostro serio.

    Asentí, lamentándolo. – [Xander]Seguimos en contacto.[/Xander] – me despedí, antes de que se cortase la conexión.

    Apenas tuve un instante de reflexión antes de que una figura se apareciese frente a mi entre un chasquido de estática. Durante un momento de psicosis, pensé que era teletransportadores oficiales del Gobierno, pero al ver el rostro marcado por las cicatrices de Henry, me tranquilicé. Al menos dentro de lo posible.

    – [Henry]Eh, solo venía para ver que tal iba todo.-[/Henry] preguntó, seguramente consciente de mi cara de circunstancia.

    – [Xander]Iba de camino a tu casa.[/Xander] – respondí volviendo al motivo que me había llevado al Bosque de los Susurros, lugar de refugio de Henry. Me pregunté si tenía alguna señal para mí que hubiese estado viviendo en la vieja cabaña de mi padre desde que dejó de formar parte de los líderes de la Resistencia. Quizá buscaba recordarme lo que pasó, las injusticias que habían sido cometidas. Los susurros que ese bosque se guardaba. – [Xander]Necesito tu ayuda.[/Xander] – pedí sin irme por las ramas, sabía que Henry apreciaba la franqueza.

    – [Henry]¿En serio?, ¿no preferirías la ayuda de otro?, te recuerdo que soy muy volátil.-[/Henry] replicó con una sonrisa. No me extrañaba la respuesta, siempre había ido tras él para asegurarme de que no comprometía la Resistencia y sin embargo, ahí estaba, necesitándole.

    – [Xander]Y eso es lo que necesito ahora mismo.[/Xander] – respondí mirándole fijamente. – [Xander]Necesito un plan de contingencia por si no consigo que Jane sea liberada.[/Xander] – aseguré. Sabía que sin la carga emocional que suponía, el resto de la Resistencia no apoyaría mi plan.

    – [Henry]Espera, ¿Jane? ¿Qué es lo que ha pasado? -[/Henry] preguntó, sorprendido. Como llevaba toda la noche sin dormir, se me había olvidado que no todo el mundo tenía por qué saber lo que le había pasado a Jane, especialmente Henry, que tenía un Omnilens modificado aislado de la red al que no llegaban las noticias de Zeon.

    – [Xander]La han detenido por intento de asesinato. Dicen que es la que ha estado matando gente estos últimos años.[/Xander] – sinteticé como pude, dejándome demasiados detalles por el camino. Había estado analizando los casos y sí que era cierto que los cuerpos concordaban con la forma de actuar del poder de Jane, pero sabía perfectamente que ella no había sido. – [Xander]Z y las altas esferas vienen para el Día de la Unificación como estaba previsto, así que si no consigo que salga antes, quiero que entres y la saques antes de que ataquemos el edificio Lenora.[/Xander] – le indiqué, sintetizando también el plan. Era desesperado, no estaba perfectamente definido y podían salir mal muchas cosas. De hecho, el ataque al edificio tenía muchas posibilidades de salir mal, pero si pasaba, no quería morir pensando que Jane se pudriría en una celda o sería ejecutada. Eso me lastraría, pensando en ella continuamente, luchando con el alma en otra parte.

    – [Henry]¿Y perderme toda la diversión? Además, puede que ese sea el lugar más seguro para ella ahora mismo cuando todo ocurra.-[/Henry] replicó. Henry estaba siendo más calmado y sensato que yo, tenía que asumir que el amor me volvía loco, pero debía ser cosa de familia. Además, en pleno golpe de estado, pueden pasar muchas cosas a los prisioneros.

    Negué con la cabeza. – [Xander]Si está con ellos no seré capaz de hacer nada. Elle puede ayudarla a irse si todo se tuerce.[/Xander] – pensé en voz alta. Sí, también era cierto que mi hermana era la más fuerte de todos nosotros, junto a Jane, si utilizase sus poderes para su propio beneficio. Juntas podrían salvarse si todo iba mal.

    – [Henry]Para que luego digas que no hago nada por ti.-[/Henry] replicó, negando con la cabeza. Pensé de nuevo que quizá en otro lugar, habríamos sido buenos amigos. – [Henry]Dime la hora exacta en la que quieres que ocurra.-[/Henry] añadió. Henry siempre estaba dispuesto, sin importar el riesgo.

    Asentí, agradecido. – [Xander]Media hora antes de comprometer los sistemas.[/Xander] – le indiqué. El aparato que había diseñado Henry y que estaría colocado en el despacho de Laura cuando Owen consiguiera llegar debería anular los sistemas de control de potenciados que tenía el edificio, permitiéndonos teletransportarnos a la azotea para acabar con el Consejo. – [Xander]Tendrás que dejarme otro artefacto de esos para desactivar los sistemas de la comisaría[/Xander] – pedí. Allí también había un sistema parecido. Pensándolo bien, era una buena prueba piloto.

    – [Henry]Espera…-[/Henry] – respondió. Dos chasquidos de estática más tarde, reapareció frente a mí con un dispositivo igual que el otro entre las manos. – [Henry]Todo tuyo.[/Henry] – dijo, ofreciéndomelo.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije cogiéndolo para guardarlo a buen recaudo. – [Xander]Lo activaré poco antes que el otro, para que te de tiempo a entrar, cogerla y seguir con la misión.[/Xander] – le indiqué. Todavía quedaba pendiente conseguir colocar el dispositivo en la comisaría sin levantar sospechas. Aunque al menos sabía dónde hacerlo.

    – [Henry]Todo sera en un visto y no visto…-[/Henry] sentenció, antes de irse.

    Quedé solo en el Bosque de los Susurros. Volviendo a ver la silueta de mi padre tirado en el suelo, ensangrentado, y mi madre, también magullada por todos y todas a los que había derribado intentando librarse, siendo arrastrada y finalmente sometida por Faust. Poseída y encerrada.

    En un visto y no visto tu vida puede volverse patas arriba.

  • NO TODO ES BLANCO O NEGRO

    Diarios de Destino | Palacio Kvinneby

    TARDE

    palaciokvinneby

    La puerta del despacho del Director vibró bajo la fuerza del puño que estaba llamando para pasar. Sentado tras el escritorio, Z depositó el retrato de su fallecida esposa en un cajón y se puso en pie.

    – [Z]Adelante.[/Z] – dijo para dejar paso a quien estaba al otro lado de la puerta, aunque no había duda de quién era, porque él mismo le había mandado llamar. La situación lo exigía.

    La manilla de la puerta giró y Aaron atravesó el umbral de la puerta, cerrándola tras de sí y cruzando la estancia con el ceño fruncido, sin mediar palabra. El Director sabía que tendría que enfrentarse a un Aaron así cuando le mandó llamar, y no le faltaba razón.

    – [Aaron]Me imagino que esto tiene algo que ver con lo que está pasando abajo.[/Aaron] – dijo el Rey Blanco deteniéndose frente al escritorio. Z no pudo evitar pensar en su fallecido amigo y consejero, Abel, y en cómo habría bordeado el escritorio y se habría situado a su lado, observando el horizonte a través de la ventana mientras le aconsejaba.

    Hacía una hora que el equipo que había enviado para «recuperar» a Sarah había vuelto, magullado y vencido por un desafortunado giro de los acontecimientos. El temperamento de aquellos que había enviado del bando negro había estallado de ira cuando les negó la oportunidad de volver a enfrentarse a ellos. Z sabía que estaban demasiado resentidos como para no esperar unas grandes bajas, y aunque había marcado al amigo de la Cazadora como prescindible, no quería ser cómplice del genocidio de todos los Moondies, como se llamaban a sí mismos.

    Como consecuencia, casi todo el Palacio se había enterado de que el Director había enviado en secreto a un grupo formado casi en exclusiva por el bando negro contra la Cazadora y los suyos.

    – [Z]Sí.[/Z] – afirmé. Decidí explicarle la verdad a Aaron para asegurarme de que no hubiese disensiones entre nosotros antes de conseguir nuestra utopía. Aunque eso no significaba que no tuviese que adornar un poco esa verdad. No le costó trabajo justificarse, sabía que nadie entendería el dolor y el ansia de recuperar a su amada.  – [Z]Fortuna me dio una visión.[/Z] – empezó a decir. Esa parte era cierta, la joven potenciada con la capacidad de infundir visiones del futuro en otros, se había convertido en un recurso continuo del Director. La última de sus visiones le había mostrado a Beatrix siendo extraída de Sarah a manos de ese amigo suyo. No podía confiarles a ellos algo tan importante. – [Z]Sarah fue a la Iniciativa para recuperar un artefacto que en teoría podía ayudarme a recuperar a mi esposa.[/Z] – continuó explicando, yendo un poco más atrás, a algo de lo que Aaron no sabía nada. Lo único que sabía de aquella partida era que su misión era minar las fuerzas de la Iniciativa, y que había salido mal. Pero el objetivo real era recuperar el artefacto de las Cazadoras. Aunque al final no fue necesario. La mirada de Aaron estaba fija en él, sentía su ira contenida.  – [Z]He descubierto que lo que pasó fue que su espíritu entró en Sarah al tocar el artefacto.[/Z] – añadió. Tras los informes de la misión pensó que todo había salido mal, que el artefacto no había funcionado, pero Mental y Faust descubrieron la verdad.

    – [Aaron]¿Por eso la tenías aquí?[/Aaron] – preguntó Aaron, molesto. Sentía el juicio de los miles de años a sus espaldas cayendo sobre él, pero Z también llevaba suficiente tiempo en la Tierra para tener su propia perspectiva. Aaron no sabía nada del mundo, se había ido a dormir plácidamente hasta que él le despertó.

    – [Z]Déjame terminar Aaron. Después prometo escucharte.[/Z] – aseguró. No le gustaban las lecciones, pero estaba dispuesto a ceder a ellas por mantener la unidad de los suyos, y por recuperar a Beatrix. – [Z]Al saberlo, me dejé llevar por las emociones y envié un equipo para traer a Sarah y extraerle el espiritu. Por la seguridad de ambas.[/Z] – puntualicé. Cierto era que no me fiaba de las habilidades del hechicero para extraer a salvo a Beatrix, pero estaba seguro de que no haría ningún daño a su amiga.

    – [Aaron]¿Un equipo formado por el bando negro…y un par de grises?[/Aaron] – preguntó apretando los puños, haciendo que la poderosa musculatura de sus brazos se marcase contra una camiseta que apenas le contenía. – [Aaron]¿En qué demonios estabas pensando Z?[/Aaron] – bramó, aun así, contenido.

    – [Z]Tienes razón. Les envié a ellos y a Lloyd para vigilarles, porque no quería preguntas, solo quería recuperar a mi esposa. Y me dejé llevar.[/Z] – respondió con total sinceridad. No había mucho que adornar en eso, y las pequeñas mentiras siempre son más fáciles cuando entregas parte de la cruda verdad junto a ellas.

    – [Aaron]¿Máscara Negra, Leprechaun, Elsass? No me creo que pensases que Lloyd podría controlarles.[/Aaron] – replicó él. Todos se conocían demasiado bien ya. A Máscara Negra le habría matado con mis propias manos cuando descubrió a qué dedicaba su tiempo libre, coleccionando rostros de aquellos a los que asesinaba. Pero no podía permitirse perder su poder, al menos hasta conseguir lo que todos buscában. Al menos Máscara Negra era un psicópata homicida y despiadado, pero sabías lo que podías encontrarte con él. Respecto a los otros dos, Elsass apoyaría la causa porque le interesaba la posición que le ofrecía. Y la Reina no se atrevería a llevarle la contraria porque recordaba cómo y dónde la había encontrado y apreciaba ese hogar más que ninguno de ellos.

    – [Z]He cometido un error. Abel era mi perspectiva en un mundo al que a veces me cuesta creer que todavía pertenezco.[/Z] – dijo recordando con pesar la pérdida de alguien a quien había considerado de verdad un amigo. Y aun así, no había podido protegerle, al igual que a Beatrix. Todos los que le importaban se iban. Era como si estuviese maldito, como si por cada generación que vivía más allá de la que me correspondía, alguien lo pagase. Abel me daba una perspectiva del mundo con esperanza, algo que había perdido hacía mucho.

    – [Aaron]Eso no te exime.[/Aaron] – sentenció. Aaron era inflexible, una moral de un blanco absoluto. – [Aaron]Creaste los bandos para algo, para equilibrarte en tus decisiones. Pero después eliges uno y otro según te convenga.[/Aaron] – no le faltaba razón. En ese mismo instante lo acababa de hacer, llamándole a él en lugar de incluir a Amaya, porque sabía que ella no creería en él directamente. Pero si era Aaron quien se lo decía, con quien se rumoreaba que compartía cama bastante a menudo, entonces lo entendería. Aaron y él tenían bastantes cosas en común, al igual que con Lloyd, todos habían vivido más allá que cualquier otro.

    – [Z]Lo sé, la utopía que pretendemos no puede conseguirse así. Será diferente a partir de ahora.[/Z] – afirmó, como una propuesta para enterrar el hacha de guerra. Estaba demasiado cerca de conseguirlo todo como para dejarlo escapar por hacerlo irreflexivamente. Si algo le habían enseñado los años era paciencia. Vio a Aaron relajarse un poco. – [Z]Pero tenemos un problema que solucionar antes.[/Z] – le planteó.

    – [Aaron]¿Qué han hecho?[/Aaron] – preguntó con el semblante completamente serio. Tratándose del grupo que había enviado, debía estar imaginando que habían matado a alguien, quizá a todos.

    – [Z]No han sido ellos. Los amigos de Sarah salieron a defenderla.[/Z] – comenzó a explicar, en base a lo que Lloyd le había transmitido. – [Z]Al verse superados, liberaron un poder que no pueden controlar.[/Z] – añadió, sin saberlo, le habían dado una oportunidad perfecta para reunir a los suyos con un objetivo común y alejarse de las dudas que sembraban las intenciones del grupo de Sarah. – [Z]Un demonio puro.[/Z] – dijo finalmente.

    Aaron apretó los puños. Sabía bien qué era un demonio puro. Era el único del Palacio que se había enfrentado a uno y había sobrevivido. Pero ese enfrentamiento le dejó hibernando durante milenios. – [Aaron]Esto se está yendo de las manos. Va a morir gente inocente.[/Aaron] – replicó, enfadado.

    – [Z]Lo sé. Por eso os pido detenerlo y si es posible, ayudar a Sarah extrayendo el espíritu de Beatrix. Faust os acompañará para recogerlo.[/Z] – propuso, aprovechando la distracción del demonio para acercar de nuevo a Aaron. – [Z]A un equipo equilibrado. A partir de ahora siempre habrá el mismo número de miembros de cada bando. Como debería ser.[/Z] – ofreció, pugnando por volver a conseguir su confianza.

    – [Aaron]Confiaré en ti, Z. Pero no sin reservas.[/Aaron] – aseguró Aaron. No esperaba menos de él. – [Aaron]Si esto vuelve a pasar, me iré.[/Aaron] – añadió. No tenía duda de que cumpliría su palabra, pero el sueño que todos tenían en común era un enlace demasiado fuerte.

    – [Z]Me parece razonable.[/Z] – concedió el Director, a sabiendas de que tendría que hacer las cosas de otra forma, pero si conseguía recuperar a Beatrix no habría problema, no necesitaría ocultar nada a los suyos, todos trabajarían por un bien común.

    – [Aaron]Y la otra condición es que yo elijo el equipo. Ni Máscara ni Leprechaun ni Elsass.[/Aaron] – puntualizó. Confiaba en Aaron para elegir a unos miembros capaces de enfrentarse tanto a los defensores de Sarah como al demonio puro. La única que les habría resultado más útil contra el demonio habría sido la Reina Negra, pero no iba a arriesgarse a presionar.

    – [Z]De acuerdo. Pero Faust y Butterfly tienen que ir en ese equipo para encargarse del espíritu.[/Z] – respondió. Aaron pareció algo extrañado por lo de Butterfly, pero no preguntó. La realidad era que no iba a arriesgar nada, si no conseguían mantener a Beatrix imperando sobre el cuerpo de Sarah, tendría que ser sobre el de la otra Cazadora que estaba con ella. Y si no se podía sobre ninguna, tendríamos que intentarlo con Butterfly.

    Aaron asintió. – [Aaron]Amaya, Irina, Meilien, Russell y yo del blanco. [/Aaron] – recitó de inmediato. Aaron era un magnífico estratega. Russell le aseguraba la superioridad numérica, con Irina y Amaya controlaba los elementos, él mismo daba la superioridad numérica y Meilien le daba capacidades para incapacitar sin matar a nadie. – [Aaron]Erfric, Faust, Lloyd, Briar y Steel del gris.[/Aaron] – continuó. Nada extraño en las elecciones, Erfric y Briar de nuevo para controlar todos los factores elementales y los otros dos como combatientes. Nunca le había pasado desapercibido el hecho de que, pese a elegir todos un nuevo nombre cuando entraban allí, los más cercanos comenzaban a tratarse por su nombre real. Eso era un claro indicativo de en quien tenía más confianza Aaron. – [Aaron]Y del negro: Butterfly…Dimitri, Black Market, Ananta y el Djinn[/Aaron] – añadió finalmente. Tan solo nombró a Mental por su nombre. A Black Market sabía que se lo llevaba por si necesitaba intercambiar algún poder, Mental daba ventaja táctica y permitía incapacitar a algunos sin daño. Y el Djinn, Aaron no confiaba en él, pero su magia podía serles útil contra el demonio.

    – [Z]Reúnelos y coged lo que necesitéis.[/Z] – dijo simplemente. Quería demostrar su confianza en él. – [Z]Gracias, Aaron.[/Z] – añadió.

    – [Aaron]No me des las gracias. Toma la posición que tienes que tomar.[/Aaron] – sentenció. El Director asintió.

    La puerta se cerró tras Aaron y el Director quedó a solas en la habitación. Conocía perfectamente su posición, pero no podía soportar tomarla sin la persona que más merecía ver esa utopía. Y estaba a punto de recuperarla.

  • ARENA Y SAL

    Daakka | Playa Bitterwater, Merelia

    MADRUGADA

    dukepost1

    Finalmente, la celebración de la boda llegó a su fin después de que los invitados se fuesen retirando como un goteo a sus habitaciones. Los novios, los MacLeod y los Moondies fuimos los últimos en marcharnos, a fin de cuentas, estábamos acostumbrados a dormir poco cuando el deber lo requería, y era mucho menos cansado bailar y reír que matar vampiros.

    En lugar de irse a sus habitaciones, Sarah, Daniel, Elizabeth y Jaime decidieron marcharse al hospital a esperar que el bebé de Diana viniese al mundo. La primera de la nueva generación Moondie. Dominic se ofreció a llevarles, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que, aunque su constitución sobrenatural hubiese soportado tantos «cócteles», lo más seguro era que un alcoholímetro explotase en cuanto pusiera sus labios en él.

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  • BANDERA BLANCA

    BANDERA BLANCA

    Sarah | Palacio de Z

    TARDE

    sarahyellow65

     “Reúnete conmigo en mi despacho. Gracias. Z
    Después de leerlo, me quedé unos cuantos minutos mirando a la pantalla sin decir nada. Estaba tan enfadada que temía empezar a levitar de un momento a otro. Mia, que me miraba sin entender nada, se acercó a mí y me pasó una mano por el pelo.- [Wing]Si te llamo yo, volverá a vibrar[/Wing].- asintió con la cabeza dos veces seguidas para darle énfasis y solté una carcajada.
    – [Sarah]No estoy enfadada por eso[/Sarah].- susurré y me despedí con la mano de Russell, que salió de la habitación caminando más despacio de lo normal para enterarse de todo.- [Sarah]Russ, vete de una vez o esta tarde meriendas cojín[/Sarah].- le amenacé. Rebecca fue hasta la puerta y cerré, para luego volver a abrirla y asegurarse de que se había ido.