Moondale

Etiqueta: ‘Spark’ y ‘Origami’

  • DOS CORAZONES

    NOAH ARKKAN

    NOCHE – LOUNA

     

    Han sido unos días bastante ajetreados, incluso para mí, así que tengo que escribir con pausas, recuperando momentos concretos de mi memoria genética. Necesito que sea preciso porque en mi mente está empezando a crearse un cisma del que no sé cómo salir.

    Todo empezó unos días después de que Lexie y yo volviésemos a estar bien. Habíamos aprovechado la semana entre clases para pasar tiempo juntos como antes y ahora que sabía mi secreto, parecía que éramos aún más cercanos, aunque seguía sin saber demasiado de ella y de su entorno.

    Resultaba agradable reir juntos, pese a que había momentos en los que seguía sin saber cómo actuar, si demostrarle que me interesaba o no, porque temía perderla como amiga y si ella no había hecho ningún movimiento ahora que sabía que no era gay, probablemente fuera que no le interesaba.

    La primera parte del problema radicaba ahí, en que pasar tiempo con Lexie, compartiendo mi secreto, animándome a usar mis poderes para ir a sitios y hacer cosas divertidas juntos, me hacía sentirme cerca de ella y plantearme si debía relegar mis sentimientos a un cajón y conformarme con la amistad o ir más allá.

    Ese día Lexie terminó por convencerme de confesar mi secreto a Niall. Desde que pasábamos más tiempo juntos teníamos miedo de dejarle de lado, pero era difícil si no sabía mi secreto. Así que la mejor forma era confiar en él.

    Tampoco creas Destina, que es algo fácil, una idea que se te ocurre y dices, eh, voy a contarle mi secreto, ¿qué podría pasar? ¿que se reabra la Iniciativa y me conviertan en un experimento en un laboratorio? ¿que me tomen por un demonio bíblico y me quieran quemar? ¿que el Gobierno descubra la cantidad de sobrenaturales que hay en Ripper y lo acabe con un bombazo como estaban a punto de hacer en aquél futuro que vio mi padre? Eran demasiados riesgos, pero al final lo que había sobre la mesa era decidir si la amistad con Niall merecía la pena o no.

    Iba a ser un fin de semana movido. El sábado tenía mi cita con Allie en Louna, mi segundo «problema», luego entraré en detalles. Así que el viernes por la tarde, quedé con Niall y Lexie y después de repetir la bochornosa escena de cogerles en brazos, me los llevé al primer sitio que me pasó por la cabeza con los nervios.

    – [Lexie]¿Estamos en París?[/Lexie]- preguntaó Lexie, emocionada. Me dio pena decirle que no.

    -[Niall]La verión casposa de París.[/Niall] – replicó Niall, que parecía estar llevando muy bien el hecho de acabar de descubrir que los poderes existían, salvo que no acabara de hacerlo y él también tuviese un secreto.

    – [Noah]Las Vegas. Cruzar el charco me parecía mucho para la primera vez.[/Noah] – expliqué. No, no soy un fan de Las Vegas, pero me acordé de eso que decía Lexie de que solo se casaría en Las Vegas, sola. Esperé a ver cómo reaccionaban, concretamente Niall, Lexie ya estaba más o menos curada de espanto con mi poder. – [Noah]De ahí viene lo de ser inquieto, Niall.[/Noah] – le aclaré. Técnicamente sí tenía TDAH, pero cuando te acostumbras a que el resto del mundo sea lento para ti, es difícil no serlo. Al menos yo no sabía no serlo. Tampoco sé exactamente cómo se sienten los que lo tienen sin pasar por un poder como el mío, así que no suelo meterme en el mismo saco para no trivializarlo.

    – [Niall]Ahora tiene sentido que seas tan culo inquieto.-[/Niall] – sentenció él, sonriendo. Niall era un tipo muy zen, un buen amigo desde el principio, pero hablaba muy poco de su vida. Era mayor que nosotros, pero empezó en el Hedy Lamarr cuando lo hice yo. Solo sé que venía de un pequeño pueblo y que no podía derrochar, económicamente hablando. Era uno de los motivos por los que Moondale tenía tanta movilidad de residentes, por los alquileres y matrículas más bajos. Otro de los motivos era la Misthral, la fuente de magia que atraía a los sobrenaturales e influía directamente sobre el primer motivo, por las víctimas de los vampiros y en general una mortalidad llamativa. Y la tercera era la mezcla cultural que atraía el turismo, era la Europa que puedes visitar sin ir a Europa.

    – [Lexie]Eres la versión Moondie de Barry Allen[/Lexie].- dijo ella sonriendo. Yo era más del Wally West de la ‘silver age’ pero Barry también estaba bien. – [Lexie]Pero Las Vegas es un poco cutre[/Lexie]. – al escucharla decir eso intenté buscar el momento en el que decía lo de casarse y me di cuenta de que no había sido ella, si no Allie. Maldita sea, ¿cómo podía haberlas confundido? Si no se parecían en nada. Sí, ya he dicho antes que luego entraría en detalles pero el resumen es que mi problema es que estoy confundido porque me gusta mucho pasar tiempo con Allie, pero también con Lexie y ya no sé con quién de las dos prefiero estar, así que no me atrevo a dar el paso con ninguna.

    – [Noah]¿Quéreis ir a otro sitio? Cuando le cuente mi otro secreto podremos ir donde queráis.[/Noah] – comenté, esperando el momento idóneo para transformarme. No penséis que no me sentía orgulloso de mi aspecto Rakkthathor, para nada, pero para no destacar ni provocar el pánico entre la gente, era más fácil parecer humano.

    – [Niall]Antes de irnos me gustaria ir a algun teatro para probar suerte, dicen que tengo una voz vibrante.-[/Niall] intervino Niall, sonriendo. Le había escuchado cantar un par de veces y tenía una voz impresionante, pero no se atrevía demasiado a cantar delante de mucha gente. Y eso que normalmente era desinhibido.

    – [Lexie]Si te haces famoso, no te olvides de nosotros[/Lexie].- replicó Lexie. Había barajado varias veces la teoría de que Lexie venía también de un hogar humilde, como Niall, aunque a ella le avergonzaba. Pero no todo encajaba en esa historia, a veces llevaba cosas que no parecían nada baratas.

    – [Niall]Pero si estas forrada…-[/Niall] sentenció Niall. Lexie le dio un codazo, pero aunque me hiciese el despistado conmigo no funcionaban esas cosas.

    – [Noah]Tengo la sensación de que me pierdo algo, pero cada uno debe decir lo que quiera decir.[/Noah] – comenté, tratando de dejar claro que mi amistad con ellos no se iba a basar en lo que me contasen. Yo había contado mi secreto y ellos tenían que decidir si compartían los suyos o no. – [Noah]Yo ya he tenido bastantes secretos con vosotros.[/Noah] – les indiqué. Hice una seña y nos fuimos a un sitio apartado de la vista, aunque allí nadie se extrañaría demasiado al verme en mi forma de demonio, lo tomarían por parte de un espectáculo.

    – [Niall]Lo siento, tienes razón. Tengo que confesaros algo… soy gay.-[/Niall] replicó Niall, que no se inmutó al verme. Me imaginé a mi mismo en un manga, transformado delante de ellos con una gota en la frente.

    – [Lexie]El plot twist habría sido que fueras hetero[/Lexie].- replicó Lexie, poniendole una mano en el hombro.

    – [Noah]Decepcionantemente poco sorprendido…[/Noah] – pensé para mí mismo. O Niall era tan zen que todo le daba igual o había algo que no estaba contando.

    – [Niall]Esta bien, puestos a sincerarse.-[/Niall] hizo un gesto con la mano y soltó un grito leve, pero que partió en pedazos un viejo cartel de plástico y «despelucó» como diría Lexie un árbol cercano. Grito sónico.

    – [Noah]Eso explica lo de la falta de sorpresa.[/Noah] – sentencié, riéndome. Así que Niall también había sido un sobrenatural todo ese tiempo. Eso explicaba lo de no cantar en público, quizá tenía miedo de «volar la peluca» a quien le escuchara.

    – [Lexie]Bueno, pues ya nos hemos sincerado todos[/Lexie].- añadió Lexie, mirando a nuestro alrededor, distraída. No quería presionar, pero era un pequeño estigma entre nosotros su gran secretismo. No hacía falta contárselo todo, pero teníamos confianza y era evidente que algún secreto importante guardaba. No es que tuviese que contarlo por mí, si no por ella misma, para apoyarse en nosotros con lo que fuera que le pasaba.

    – [Noah]A ti tampoco es que te resultase lo más raro de este mundo cuando te hablé de demonios. Ni siquiera me preguntaste qué es un demonio cruzado.[/Noah] – me di cuenta de que quizá estaba presionando demasiado al compartir mis observaciones y me quedé un poco helado. Desventajas de que tu lengua sea tan rápida como tu cerebro. Destina, recuérdame que no diga esa frase en voz alta delante de Allie.

    – [Lexie]Soy una persona inteligente[/Lexie].- replicó, mirándome fijamente, muy seria. Sus penetrantes ojos azules me taladraron y reculé.

    – [Noah]No te falta razón.[/Noah] – comenté, dejándolo pasar. – [Noah]Bueno, ¿dónde vamos?[/Noah] pregunté. Al mover las manos me di cuenta de que aún estaba en forma Rakkthathor.

    – [Lexie]Con esa pinta, no creo que vayas a ningún sitio[/Lexie].- me recordó. Cambié a mi forma humana y me vestí sin que nadie me viese. Sí, resulta un poco raro estar desnudo de Niall y Lexie incluso aunque fueran incapaces de verme.

    – [Niall]Bueno yo puedo ir volando a donde queráis, pero no precisamente en este momento.-[/Niall] – dejó caer, críptico.

    – [Noah]¿Volando? ¿Tienes más de un poder? ¿O…[/Noah] – o era otra cosa. En este mundo hay muchos tipos de sobrenaturales, Destina.

    – [Niall]O otra cosa.-[Niall] añadió. Así que Niall también tenía un secreto doble. Sobrenatural y con poder, un combinación no muy habitual, pero cuya presencia aumentaba enormemente si te acercabas a la Misthral. Si el mundo necesitaba nuevos Daë, quizá Niall y yo podríamos ser dos de ellos.

    – [Noah]Soy medio demonio, si quieres contarlo, adelante.[/Noah] – le recordé. Me gustaban las adivinanzas desde pequeño, y los juegos de misterios y puzzles, así que barajé las posibilidades en mi mente. Si no era por poderes, podía ser un demonio alado, un aviántropo o un elemental de algún tipo. Salvo que fuese un hechicero o brujo y volase con su magia.

    – [Lexie]¿Nos vamos a un casino?[/Lexie]- propuso Lexie.

    – [Niall]Si ganamos en el blackjack tienes que contar algo de ti.-[/Niall] Niall la miró fijamente, alzando una ceja. – [Niall]Soy aviantropo.[/Niall] – añadió, sin apartar la mirada. Asentí, con una ligera sonrisa. En realidad tenía muchas preguntas sobre los aviántropos pero me las callé para no atosigarlo.

    – [Lexie]No tengo nada que contar[/Lexie].- sentenció Lexie, encogiéndose de hombros. Estaba empezando a disimular mal, como si estuviera deseando dejar salir algo de sí misma.

    – [Noah]No pasa nada si no le apetece contarlo. [/Noah] – comenté, intentando ayudarla.

    – [Lexie]Es que no tengo nada que contar[/Lexie].- su voz sonaba nerviosa, como si estuviera inmersa en un debate eterno, como si temiese decir la verdad.

    – [Noah]Lexie, cada uno es libre. Para mí por ejemplo es un alivio que lo sepáis. Quizá para ti también lo sería.[/Noah] – no sabía qué más decir, a veces cuanto más piensas una respuesta menos idea tienes de qué decir. Lo que estaba claro es que Niall sí sabía su secreto.

    – [Niall]Tienes más cara espalda.-[/Niall] añadió Niall, mirándola fijamente. Ella le mantuvo la mirada y entonces chasqueó los dedos. Al principio no nos dimos cuenta, pero pronto escuché un sonido de succión.

    Me giré y vi…es difícil de explicar Destina, pero estaba allí, de pie, enrollándome con Niall, pero él estaba también a mi lado. Usé mi velocidad para analizarlo, tenía que ser una ilusión, pero embriagaba a todos los sentidos, era casi imposible distinguirla de la realidad.

    – [Noah]No sé si son ilusiones o fantasías.[/Noah] – repliqué riendo. No me molestaba verme así con Niall, creo que ambos teníamos claro que no éramos del tipo del otro, solo amigos. Chasqueó de nuevo los dedos y la siguiente visión sí me traumatizó. Era mi hermano mayor sin camiseta, por suerte Niall y yo ya no estábamos de fondo.

    – [Niall]Ahora nos vamos entendiendo.-[/Niall] – sonrió Niall.

    – [Noah]¿Qué le pasa a todo el mundo con mi hermano?[/Noah] – pregunté, llevándome la mano a la frente.

    – [Niall]¿Pero tu lo estas viendo?.-[/Niall] sentenció él, señalando la ilusión. Se hizo el silencio. Él dramatizó, llevándose una mano a la frente para quitarse el sudor. – [Niall]Que calentón más tonto.-[/Niall] – Lexie saltó en mi ayuda y chasqueó de nuevo los dedos. Mi hermano descamisado pasó a ser una versión en bikini de Kaylee, algo más desmejorada por la perspectiva de Lexie, que aún no había arreglado las cosas con ella. Intenté no mirar a Kaylee, que de cuerpo parecía bastante realista, y le hice una seña para que lo quitase.

    – [Niall]Qué bajón…[/Niall]- se quejó Niall.

    – [Lexie]Puedo proyectar ilusiones[/Lexie].- comentó, restándole importancia, aunque no estaba muy seguro de que la intención real fuese restarla. Me reí, conocía bien a Lexie.- [Lexie]Tampoco es que sea una de las Embrujadas[/Lexie]. – aseguró. A Elle, Kay y Amy les encantaba. Por un momento pensé si no podríamos empezar a hacer algo por volver a estar todos juntos.

    – [Noah]Pues sí que teníamos secretos después de todo este tiempo.[/Noah] – respondí, aliviado. Aun así Lexie tenía un secreto más profundo, la raíz de su forma de actuar, de todas las veces en las que había intentando huir. Pero era su decisión si lo compartía o no.

    – [Lexie]Tampoco hay que contarlo todo el primer día[/Lexie].- farfulló, algo molesta.

    – [Noah]No te enfades, simplemente me alegra saber más de vosotros.[/Noah] – temí haberla cagado pero ella me sonrió y se acercó para darme un beso en la cara.

    A partir de ese momento tratamos de pasar una noche divertida, aunque no fue en Las Vegas donde nos quedamos. Era agradable tener amigos con los que compartir tanto. Aunque en mi pecho siguiera instalada la duda de si lo que sentía por Lexie era algo más.

    Por si ya tenía pocas dudas respecto a lo que sentía por Lexie, el sábado me pasé el día nervioso e inquieto, pensando en la «cita» con Allie. La noche anterior me había dejado a punto de decidirme por decirle a Lexie cómo me sentía, pero en cuanto estuve en Louna, frente a Allie, tan guapísima y arreglada como siempre, dejé de tener nada claro. De hecho a ratos me costaba hasta pensar, Destina.

    Caminamos por la playa disfrutando de uno de los helados de Arthur.

    – [Noah]Siguen siendo los mejores helados.[/Noah] – comenté. Me sentía extraño caminando a su lado, no dejaba de pensar en si la gente que nos cruzábamos estaría preguntándose qué hacía esa muchacha tan impresionante, con unos vaqueros ceñidos, un top que dejaba a la vista el ombligo y tacones altos con un tipo delgado vestido con una camiseta de Thor y unos vaqueros sencillos.

    – [Lexie]Lo sé.[/Lexie]- dijo lamiendo el helado mientras yo luchaba para evitar que mi mente hiperactiva tuviese pensamientos impuros. Pero te juro Destina que el chocolate se derretía antes de tocar su lengua.

    – [Noah]¿Cómo es que has terminado en la Universidad de Moondale?[/Noah] – pregunté, cambiando a un tema que no me terminase haciendo vibrar como el mando de una videoconsola. Nos habíamos visto algunos días por el campus desde aquél primer día, pero no habíamos hablado de otra cosa que no fueran nuestras aficiones.

    – [Lexie]Barata y nota de corte baja.[/Lexie]- respondió sin darle importancia. Lo de barata no me lo creí demasiado, no sabía si todos en Louna vestían como ella, pero siempre parecía que acababa de estrenar lo que llevaba puesto.

    – [Noah]Y aun así hay plazas. Se ganó mala fama la ciudad.[/Noah] – como te explicaba antes, la tasa de mortalidad había influido mucho en la ciudad. Por suerte ya no era tan alarmante como hacía un par de décadas. Aún había fallecimientos «inexplicables» pero gracias a Sasha y al resto de Moondies en sus ratos libres, la situación estaba más tranquila. Xander y yo nos dedicábamos con nuestros alter ego a cosas más mundanas, robos, atracos… Te confesaré algo, Destina, es fácil intentar no ser violento, no siempre resultaba difícil, pero a ambos nos había costado mucho cuando nos habíamos topado con intentos de violación. En última instancia no hicimos nada grave, pero costaba considerar personas a gente así. ‘Origami‘, el alter ego de Xander, se había encargado de montar un número para ese tipo de avisos y distribuirlo por todo el campus. Si recibía cualquier llamada, podían asegurarse de que yo estaría allí en unos segundos.

    Recuerdo perfectamente el momento en el que nos hicimos los trajes. Al principio todo empezó una tarde después del cine. Escuchamos unos gritos y ayudamos a una pareja a la que estaban atracando. La idea se empezó a fraguar en nuestras cabezas y ya que sus padres no le dejaban ir de caza, decidimos poner nuestras habilidades al servicio de los que tenían menos poder. El ‘Gran Saiyaman nos había influido mucho, ‘Dragon Ball‘ nos había marcado, aunque Xander era más de Vegeta y Trunks y yo de Piccolo y Bardock.

    – [Noah]¿Estás seguro de que es un buen color para esto?[/Noah] – pregunté al verle unos días después, cuando se presentó con su traje para ocultar su identidad.

    – [Xander]Sí, si voy a ser un símbolo tendré que ser de mi color favorito. Además, Lucy y Sasha me ayudaron.[/Xander] – comentó. Estiró los músculos para comprobar que el traje se adaptara. Era completamente blanco, tanto los pantalones, como las deportivas y la sudadera con capucha. Por el brillo parecía cuero, como el traje de su segunda madre.

    Me encogí de hombros y asentí. – [Noah]Es un buen efecto. ¿Llevas el símbolo?[/Noah] – pregunté. Había dedicado casi un día sumergiéndome en la memoria genética para encontrar algo que nos simbolizará y honrara el trabajo que habían hecho y seguían haciendo nuestros padres. Xander bajo la cremallera de la capucha y dejó ver una camiseta negra con un símbolo blanco en el medio. Era la forma de una luna, trazada con una brocha y sin terminar de cerrar, como el evento que abrió el Axis Mundi, en los países asiáticos también era el símbolo zen.

    Yo por mi parte opté por pedirle a Lucy un traje como el que habían llevado los Moondies en la Guerra de Ripper, solo que en lugar de combinar tonos con el negro, era de color aguamarina oscuro. Discreto. No necesitaba nada para taparme la cara porque si era suficientemente rápido nadie me vería. Xander por su parte llevaba una máscara que le dejaba al descubierto la boca y la nariz pero cubría las mejillas. En ese momento la veía muy práctica, luego llegaría a odiarla porque le daba calor, le picaba y a veces le hacía difícil gesticular.

    Salimos a la calle sin unos nombres en clave y la gente acabó llamándonos ‘Spark’ y ‘Origami’. Pensaban que éramos unos meros vengadores enmascarados que luchaban contra el crimen por sí mismos, pero pocos llegaban a pensar que teníamos algún tipo de poder, salvo los que rescatábamos. Como siempre, la opinión pública se lo tomó como marketing y la ciudad tiró también en esa dirección.

    Habíamos hecho unas cuantas cosas buenas, pero que la Universidad de Moondale tuviera fama ahora de centro libre de agresiones era una de las cosas que más nos enorgullecía.

    Que Xander se hubiera ido a Merelia no cambiaba demasiado las cosas, yo seguía tardando el mismo tiempo prácticamente en ir a buscarle y podíamos seguir con nuestro trabajo.

    Pero bueno, volviendo al presente, ¿he dicho ya lo guapísima que estaba Allie bajo la luz anaranjada del ocaso?

    – [Lexie]Es que es una ciudad fea y con mucha actividad sobrenatural.[/Lexie]- puntualizó. Me dolió un poco el orgullo Moondie que llamara fea a la ciudad. Vale, le faltaba playa, pero tenía el lago, y el bosque donde estaba mi casa y… Paré de pensar en mis argumentos cuando caí en que había dicho «sobrenatural». – [Noah]¿Sobrenatural?…luego hablamos de lo de fea.[/Noah] – pregunté, intrigado. Moondale es un poco como la Roswell de lo sobrenatural, había gente que creía y gente que no, y luego había gente que creía demasiado, claro, no pienses Destina que no había fanáticos de los vampiros que simulaban vivir como ellos. Sasha y Dominic se los habían encontrado alguna vez, siendo mordidos de verdad por vampiros reales.

    – [Lexie]Decían que había vampiros, demonios… yo qué sé.[/Lexie]- replicó, encogiéndose de hombros.

    – [Noah]¿Crees en eso?[/Noah] – pregunté, tratando de parecer informal.

    – [Lexie]Puede.[/Lexie]- respondió ella, dudando.

    – [Noah]¿Te dan miedo?[/Noah] – seguimos caminando. La playa estaba muy tranquila ahora que había caído la noche. La brisa fresca no me molestaba demasiado, incluso como humano, mi temperatura corporal era mayor.

    – [Lexie]Solo le tengo miedo a quedarme sorda del todo y no creo que eso lo puedan hacer los sobrenaturales.[/Lexie]- afirmó, mientras seguía comiéndose el helado.

    La miré durante unos instantes, pensando. Los últimos días me habían hecho pensar mucho en la verdad, en lo que significan los lazos con las personas que te importan y el papel de la sinceridad en ellos. – [Noah]Quiero contarte una cosa.[/Noah] – le dije, pensativo. Ella asintió y caminamos un par de pasos más, hasta quedar cubiertos por una caseta de vigilantes.

    Suspiré profundamente y relegué mis miedos en un rincón, todos los pensamientos de todo lo que podía salir mal. Dejé que mi cuerpo actuase y en un segundo estaba frente a ella con mi ropa doblada en mis manos de Rakkthathor. Tengo que confesar una cosa, fue raro desnudarme delante de ella, incluso sabiendo que no me veía. Bueno, no estaba del todo desnudo, llevaba la ropa interior, que por mucho demonio que fuese, sin nada de ropa se me veían ciertas partes, y yo no era tan abierto a la desnudez como mis padres y mi hermano.

    – [Lexie]¡La leche![/Lexie]- respondió, abriendo mucho los ojos.

    Sonreí, con miedo a que mis dientes afilados la asustasen. – [Noah]Soy mitad demonio. No quería…empezar con mal pie.[/Noah] – expliqué. Era una suerte que a mí no me hubiera pasado lo mismo que a mi padre. Yo podía hablar de forma fluida en mi cuerpo humano y el demoníaco, sin embargo el Rakkthathor lo había tenido que aprender.

    Allie se acercó y llevó una de sus suaves manos sobre mis escamas, acariciándolas.

    – [Lexie]¿Hay más como tú?[/Lexie] – preguntó, interesada, estaba más cerca de lo que nunca había estado. Tenía ganas de abrazarla contra mí, sentir su cuerpo caliente contra el mío.

    – [Noah]Solo mi padre. Nuestra raza se extinguió y él…fue un poco Jurassic Park. Le crearon.[/Noah] – sinteticé. Había mucho que contar de la historia de mi padre. La memoria genética, el adn conservado en ámbar, el humano potenciado, la Iniciativa…

    – [Lexie]No me conoces de nada y me lo has contado.[/Lexie]- dijo, sorprendida. Parecía que le había calado hondo. Era curioso ver lo diferente que se lo habían tomado Lexie y ella. – [Lexie]Gracias.[/Lexie] – añadió, mirándome a los ojos con una sonrisa. Lexie era mi mejor amiga pero Allie, era totalmente diferente, conectábamos a un nivel muy profundo, o eso quería pensar.

    – [Noah]Tú has hecho lo mismo con tu miedo.[/Noah] – le respondí. Contar nuestros miedos a una persona es un acto muy profundo. Normalmente los seres vivos tratamos de ocultar nuestras inseguridades, una medida de defensa, un instinto casi animal. – [Noah]Pase lo que pase, seguirás siendo tú. No te avergüences de ello.[/Noah] – no sabía muy bien qué decir, tenía miedo por ella, pero me aseguraría de hacer todo lo posible porque su miedo no se cumpliera nunca. Llevé lentamente una de mis manos a su pelo y lo acaricié. Sentí mi cola moverse involuntariamente.

    – [Lexie]¿Eso de atrás es tu… bueno, la tranca? [/Lexie]- preguntó aguantándose la risa. Me eché a reír al escucharla hablar así y miré sin darme cuenta mi cola. Ya te he hablado de mi padre muchas veces, Destina, pero lo que quizá no he dicho es que él y yo nos diferenciamos en algo más que el color de las escamas. Mi padre fue resultado de la clonación y al mezclar su adn con el de un humano, una característica Rakkthathor quedó inhibida, la cola. Al menos eso teorizamos, creo que mi padre prefiere no pensar que se la quitaran a propósito, jugando con su genética o extirpándola en sus primeras etapas. Yo sin embargo, nací con ella. Al principio se hizo raro saber que estaba ahí cuando me transformaba, pero con el tiempo te acostumbras y aprendes a moverla como una extremidad más. Estaba cubierta de escamas como el resto de mi cuerpo, más ancha que mis brazos en la base y se iba estrechando hasta una punta más fina.  – [Noah]No…no, es mi cola. Lo otro está…bueno, donde debería estar.[/Noah] – me atraganté con mi propia saliva de una forma bochornosa. Hablar de mis partes con Allie era…extraño.

    – [Lexie]Ohhhh.[/Lexie]- fingió decepcionarse y se echó hacia atrás.

    Seguí la broma y me reí. – [Noah]Hay una cosa más.[/Noah] – sin darme cuenta, a Lexie y a Allie les había contado mis secretos en el mismo orden y a Niall al revés. Accedí a mi velocidad y me alejé de la playa. Por mucho que corriera, sentía como si Allie fuera una fuerza gravitatoria que me absorbiese, pero me apetecía hacer algo por ella y seguí corriendo. Como no me apetecía cruzar el atlántico, corrí hasta Alaska y crucé el estrecho de Bering a nado. Te confesaré algo, pese a mi velocidad, no fue fácil cruzar a nado esos más de ochenta kilómetros con una mano alzada para no mojar mi ropa, secarme, comprar un helado en Italia dando gracias porque acabase de abrir una heladería madrugadora por el que pagué como por cinco de Arthur’s por estar en el centro y volver con él y la ropa metidos en una caja transparente.

    – [Lexie]¿Qué?[/Lexie]- preguntó Allie, sorprendida al verme con el helado en la mano y la caja transparente en el suelo.

    – [Noah]No es un helado de Arthur, pero me imaginé que querrías probar uno de Italia.[/Noah] – le dediqué una sonrisa mientras se lo tendía. – [Noah]El tema es que conla velocidad…[/Noah] – no estaba tan esplendoroso en su tarrina como cuando lo había comprado unos segundos atrás. No había contado con el calor que se desprendía de mi velocidad. Normalmente cuando corría, como lo hacía usando una versión de la electrokinesis de mi padre, se generaba una especie de campo a mi alrededor que me protegía, al igual que a la gente que llevaba, de consumirse por la velocidad o acabar mal de la cabeza. La caja se había salido un poco de ese campo y el calor había empezado a derretir el helado antes de tiempo.

    – [Lexie]¿Eres como… ese que corre?[/Lexie] – preguntó, probando el helado que acababa de traerle. Bueno, al menos aún parecía helado y no había llegado a sopa.

    – [Noah]¿»Spark»?[/Noah] – pregunté. Quizá me pasé un poco pensando que hablaba de mi alterego.

    – [Lexie]No, Flash.[/Lexie] – replicó. Fue una suerte que los medios no me llamasen así al correr rumores de mi velocidad. Menos mal que no me había apetecido vestirme con la bandera de España. Había estado allí con mis padres hacía unos años y no te creas Destina que les gusta mucho su bandera.

    – [Noah]Algo así. Mi padre controla la electricidad y yo en teoria también, pero solo sé ir rápido.[/Noah] – confesé, un poco frustrado. Cuando estuve en el cuerpo de mi madre conseguí manifestar su poder, pero sin embargo con el de mi padre estaba limitado.

    – [Lexie]No os aburrís en casa.[/Lexie]- comentó, riéndose. Me apeteció que conociera a mi familia, enseñarle nuestras cabañas y lo bonito que era el Bosque de los Susurros cuando lo conocías. Lexie había estado allí y le había encantado, creo, con Lexie nunca se sabía de verdad lo que opinaba.

    – [Noah]Pues ya lo sabes casi todo de mí.[/Noah] – aseguré. – [Noah]Espero no…asustarte.[/Noah] – como decía Xander, a veces lo más fácil es decir lo que uno siente.

    – [Lexie]Pues no me asustas.[/Lexie]- dudó si tenderme uno de sus helados, así que alcé la mano para dejarle claro que tenía miedo de sus «gérmenes». Y después del viaje, otro helado de Arthur’s me venía bien.

    – [Noah]Me…gusta pasar tiempo contigo, Allie.[/Noah] – forzarme a decir lo que sentía no era nada fácil para mí, pero teniendo en cuenta que mi mejor amiga había pensando durante dos años que era gay por no decir las cosas, estaba claro que tenía que hacer algo diferente.

    – [Lexie]Qué mono eres.[/Lexie] – dijo, mirándome.

    – [Noah]Si alguna vez te apetece podemos…volver a quedar.[/Noah] – añadí, tratando de no sonrojarme.

    – [Lexie]¿Te viene bien mañana?[/Lexie] – preguntó ella, sorprendiéndome.

    Sonreí, sin poder evitarlo, de hecho se me quedó en la cara la sonrisa. – [Noah]Tengo todo el tiempo del mundo.[/Noah] – respondí.

    – [Lexie]Un día te voy a comer, Noah. Ya verás.[/Lexie] – dijo ella. Me pasaron muchas cosas por la cabeza en el lapso de un segundo, muchas posibles respuestas y muchos desenlaces, pero al final, los nervios me traicionaron.

    – [Noah]A c…¿comerme?[/Noah] – pregunté, maldiciendo mi titubeo.

    – [Lexie]Roarrr.[/Lexie]- gruñó ella, bromeando.

    – [Noah]¿Q-quieres ir a por una hamburguesa?[/Noah] – le pregunté. Me empezaba a notar un poco flojo después de la carrera. O quizá eran los nervios.

    – [Lexie]Tengo una idea mejor: nos vamos de tapas y te pides una de hamburguesa.[/Lexie]- propuso, guiñándome un ojo.

    – [Noah]No te voy a decir que no.[/Noah] – repliqué con una sonrisa, con ella iría a cualquier parte.

    Tiró de mi brazo y colocó mi mano en su cintura. Tragué saliva y casi me atraganté. Los nervios me traicionaron más que nunca y la mano que tenía en su cintura vibró, hasta que conseguí controlarla.

    – [Noah]P-perdón, me pasa cuando estoy…ehm, nervioso.[/Noah] – le expliqué, era una suerte que hubiera pasado después de contarle el secreto y no antes.

    – [Lexie]Se me ocurren muchas cosas para una mano vibradora, pero de momento, somos solo amigos.[/Lexie] – añadió, mirándome fijamente. Me costó aguantarle la mirada y tropecé. Caminé a su lado, más juntos que nunca, sintiendo que mi mano en su cintura nos conectaba, que nos hacía uno.

    Amigos, había dicho. Había añadido de momento, así que quizá podíamos llegar a ser algo más. Pero que de momento fuéramos amigos me daba tiempo para aclarar mis ideas respecto a ella y a Lexie. La verdad es que para ser muy rápido, a veces tardo mucho en decidir algo porque le doy aún más vueltas. No sabía que me quedaba más de un año disfrutando de la compañía de ambas sin ser capaz de decidir qué sentía y por quien. Tenía ya entregados los dos corazones que tenía mi especie.

  • UNA AMISTAD ROTA

    XANDER ECHOLLS | INSTITUTO HEDY LAMARR

    Creo que es un buen día para retomar el diario. Dejé de hacerlo después de lo que pasó con Jane y tras lo que ha pasado hoy, quizá sea el momento para vaciar mi mente. Lo he estado retrasando mucho tiempo y necesito algo con lo que desahogarme, aunque sea un trozo de papel.

    Hoy era el inicio del último curso en el Instituto Hedy Lamarr. Ya tenía la plaza buscada en la Universidad de Moondale para estudiar psicología y me estaba preparando para que mi mundo diese un giro completo, de alejarme quizá de mucha gente a la que conocía porque se irían a otras universidades.

    En parte, supongo que pensar así ese día fue lo que propició que las cosas saliesen como salieron, quizá podía haberlo hecho mejor, siempre se puede hacer mejor, pero normalmente no sabemos cómo hacerlo en el momento. Por eso quería estudiar psicología, se me daba bien comprender a las personas y empatizar con ellas, pero quería entender también lo que no comprendía, aprender a ponerme en su lugar en otras situaciones y ayudar a evitar este tipo de problemas. Resumiendo, quería hacerme psicólogo para ayudar a la gente.

    Supongo que me venía de familia. Mi madre era ni más ni menos que la Elegida, la líder natural de los Daë, los salvadores del mundo en más de una ocasión. Tenía dos de los padres más heroicos que me pudiera encontrar y eso siempre me hizo fantasear con ser un héroe yo también. Por desgracia, mi genética solo me acompañó en parte. Sí, era un aesir como mi padre y eso me hacía más fuerte, resistente y veloz, pero mientras que Elle había heredado el poder de papá, yo no tenía ninguno.

    Además de eso, mis padres no nos habían permitido entrar en su mundo nocturno de caza de demonios. Mi padre a mi edad ya vagaba por el mundo dedicándose a cazar, pero él tenía poderes y yo no, pensarían que yo no era capaz.

    No es que estuviera resentido con ellos, pero sí que me dolía no poder formar parte de eso. Había días en los que pensaba de forma más lógica y me decía a mí mismo que ninguno de los otros podía tampoco salir de caza, pero otros días, cuando me cogía con la guardia baja y las hormonas adolescentes altas, me frustraba y me enfadaba.

    Supongo que fue eso lo que me llevó a hacer dúo con Noah para ayudar a la gente. Incluso en eso, resultaba frustrante no tener poderes. Mientras que Noah era una especie de leyenda conocida como ‘The Spark‘, yo era una especie de ‘White Canary‘ vestido de blanco para complementar su traje oscuro, ambos gracias a la tía Lucy. Pero al menos, en esos momentos, cuando nos enfrentábamos al peligro y tratábamos de ayudar a la gente, me sentía completo, sentía que estaba cumpliendo mi propósito.

    No sé si mi vocación de ayudar a la gente era algo familiar, un complejo frustrado de héroe que tenía desde pequeño, o una cicatriz por no haber podido ayudar a Jane cuando peor lo estaba pasando, pero ahí estaba y dudaba que fuera a marcharse.

    Como no tenía otros medios, trataba de llevar al límite mis genes aesir ya desde hacía tiempo. Practicaba natación con Bill todos los sábados por la mañana. Cuando entraba en el agua, parecía que las preocupaciones se desvanecían, era sin duda mi deporte favorito. A combatir me enseñaba Sasha muchas tardes, se lo pedí porque sabía que ella no me diría que no y porque era mucho más fuerte que yo. La tía Cara me enseñaba tiro con arco los domingos con un estilo de docencia diferente y divertido, perdiéndonos en los bosques. Me escapaba siempre que podía con el tío Ed a estudiar Demonología, porque sabía que el tío Christopher habría sospechado. Casi todas las mañanas, antes de clase, salía a correr con Owen. Lo más difícil, sin duda, había sido estudiar magia con mi madrina, la tía Diana, había aprendido algunas cosas pero solo podía asombrarme con la facilidad con la que ella lo hacía.

    El resto del tiempo se repartía entre las clases e intentar pasar buenos ratos con la familia, un término que para los míos es mucho más amplio. No solo me refería a Ellie, a la que adoraba, o a mis padres y mis tíos. También me refería a Dante, que vivía con nosotros desde lo que le pasó a su madre, a Noah, que era mi primo más cercano u Owen, que era mi mejor amigo aunque a veces me topase con una pared cuando intentaba aconsejarle. Estaban también Vera y Elliot, pero eran bastante más pequeños. Esos eran los más cercanos, porque el resto nos habíamos ido distanciando poco a poco, como Kaylee, que se había alejado de todos, Leo y Amy que iban a su rollo o Cole, que se había marchado con su padre. Y Jane, claro, que no me hablaba desde hacía años.

    Quizá deba hablar un poco de Jane, ya que es el motivo de que haya vuelto a escribir. Jane era mi mejor amiga, una de las personas más importantes de mi vida. No me imaginaba sin ella, de hecho, en mi futuro siempre me imaginaba con ella. Y sin embargo, de un instante para otro, por defender a Owen cuando ella lo estaba pasando muy mal por el problema de Elliot y la separación de sus padres, nuestra amistad se rompió.

    Desde entonces, pese a ser la mejor amiga de Ellie, me evitaba. Apenas habíamos cruzado palabras y cuando lo habíamos hecho, me había esquivado rápidamente. Por eso esta mañana pensé que lo que pasó era una señal del Destino para poder solucionar lo nuestro.

    Estábamos en clase de química, no era la asignatura que más me gustaba, pero había que hacerla de todas maneras. Al menos las prácticas solían ser divertidas, y ese día tocaba una que abarcaba toda la clase.

    Owen estaba sentado a mi lado, como en casi todas las clases salvo en matemáticas, que nos habían separado para que no hablásemos. Lo cierto es que normalmente Owen hablaba y yo sentía que no estaba bien ignorarle, pero la bronca nos caía a los dos. En ese momento concreto, mientras el profesor explicaba el experimento y repartía los grupos, estaba haciendo anotaciones en la parte de atrás de la libreta, cuando escuché mi nombre.

    – [b]Jane Williams y Alexander Echolls: os toca ser pareja de laboratorio.[/b] – mi mirada se fue directa a Jane, que me estaba dando la espalda en ese momento, sentada ya en el sitio que nos correspondía. Me levanté, recogiendo mis cosas, y dirigí una mirada a Owen, que alzó las cejas antes de irse a sentarse con Leo, su nuevo compañero.

    – [Jane]Señor Walsh, preferiría hacer la práctica sola.[/Jane]- pidió, alzando la mano, al ver que me acercaba ya a su sitio. Me enfadé, pero muy poco, estaba más dolido que otra cosa. No entendía cómo podíamos haber terminado así.

    – [b]Y yo preferiría ganar dinero sin trabajar, pero aquí estoy.[/b]- farfulló el profesor, poco conocido por ser agradable. De hecho la gente le llamaba ‘El Hyde’. Yo no, no me gustaba poner motes a la gente.

    Me senté e intenté colocar mis cosas de forma que no le molestaran. Conocía principalmente a la Jane de cuando era pequeña, pero había cosas en las que no había cambiado. En el fondo, ninguno cambiamos, simplemente nos pulimos y nos colocamos adornos para encajar mejor con los demás. Es como cuando alguien habla de que otro ha cambiado mucho, solo nos engañamos a nosotros mismos diciendo eso, la gente no cambia, cambia el contexto en el que se encuentran.

    Casi todo lo que sabía de la vida de Jane venía a través de Owen y Elle. Mi hermana había intentado muchas veces que nos arreglásemos, pero no hubo manera. Y Owen, poco podía hacer, Jane le hablaba casi tan poco como a mí. Aunque me había colocado lejos para no invadir su espacio, ella se movió el máximo posible.

    – [Xander]No hace falta que te apartes tanto.[/Xander] – respondí, de nuevo dolido. Se hizo el silencio y el profesor empezó a escribir una serie de compuestos en la pizarra para que experimentásemos. Jane me ignoró y comenzó a anotarlos. Era la dinámica habitual, otras veces le había dirigido la palabra y me había ignorado, pero esta vez confiaba en que al estar forzados a trabajar juntos, pudiéramos empezar a hablar más de dos palabras. – [Xander]Supongo que tenemos que probar las mezclas y corregir las que estén mal.[/Xander] – teoricé, mirándola. Ella estaba escondida tras su melena oscura, terminando de escribir. Vi que se encogía ligeramente de hombros, tenía tan pocas ganas de hablar conmigo que el gesto habría pasado desapercibido a cualquiera.

    En todos los años que llevábamos separados, había intentado dejar de pensar en ella, hacer el manido «ojos que no ven…», por suerte o por desgracia Jane formaba parte de mi vida. No solo estaba su recuerdo en los juegos que habíamos compartido, era la hermana de mi mejor amigo, la mejor amiga de mi hermana, la hija del mejor amigo de mi padre… En una ocasión, hace un par de años, había tratado de hablar con mis padres para cambiar de instituto para no encontrarme con Jane cada día en los pasillos. Quería escapar de ese dolor con todas mis fuerzas, pero no me dejaron. Entiendo que fue el mejor consejo que me pudieron dar, pero eso no hacía que fuese más fácil verla día tras día.

    – [Xander]No sé cómo pretendes hacer el trabajo sin dirigirme la palabra.[/Xander] – dije después de varios minutos de silencio, sin saber qué hacer.

    – [Jane]Es que no voy a hacer ningún trabajo contigo.[/Jane]- espetó, sacando sus cosas. Empezó a hacer la práctica sola.- [Jane]Lo haremos por turnos y ya está.[/Jane] – aclaró. Por  muy maduro que pudiera considerarme, Jane era y siempre sería, por mucho que llegase a dudarlo, mi punto débil, así que me inquieté y me molesté.

    – [Xander]Eres imposible, Jane, en serio.[/Xander] – repliqué, haciendo evidente que me había molestado. Decir las cosas como las sientes suele ser la mejor manera de estar con uno mismo, pero a veces, en una discusión, no puedes pensar solo en ti, tienes que ceder. En ese momento tenía que haber aguantado y haber intentado hacer otra cosa. Jane no tenía la culpa de que su familia se hubiese venido abajo porque su hermano hubiese nacido con un problema muy parecido al suyo.

    Me callé, observando cómo se peleaba con los frascos y trataba de realizar una práctica que era para dos personas. Me giré y vi a Owen hablando con Leo, al parecer sus diferencias eran más fáciles de reconciliar que las nuestras.

    – [b]Alexander, tu compañera está haciendo la práctica sola.[/b]- escuché recriminarme al profesor. No sacaba sobresaliente en todo, pero intentaba esforzarme y nunca había suspendido ninguna asignatura. Si uníamos eso a que las reprimendas de los profesores siempre me hacían avergonzarme enormemente, podéis imaginaros el cóctel de nervios que tenía en ese momento.

    – [Xander]Jane o te ayudo o acabo suspenso.[/Xander] – le rogué, tratando de ser amable. En realidad, habría preferido suspender a que siguiese sin hablarme.

    Esta vez me devolvió la mirada, con el ceño fruncido. Incluso así estaba guapa. Habría sido todo más fácil si no me sintiera así respecto a ella. Si hubiera podido olvidarla. – [Jane]¿Y a mí, qué?[/Jane] replicó. Cuando Jane estaba herida, parecía fría, terriblemente fría. Tardaría mucho tiempo aún en darme cuenta de que solo era una máscara.

    – [Xander]Di lo que quieres que haga y ya está, no te hablaré si no quieres.[/Xander] – sabía que algo no había cambiado en ella, tenía alma de líder. Vamos, que era un poco mandona, así que pensé que dejarle ver que yo no iba a meterme calmaría los ánimos.

    Ella suspiró y me pasó la libreta, cediendo más de lo que nunca había cedido hasta el momento. Me confié y mientras trabajábamos, no pude evitar estar algo más alegre que de costumbre. Me hizo darme cuenta de lo mucho que la echaba de menos.

    – [Jane]Deja de mirarme así.[/Jane]- masculló ella, sin mirarme. No sabía cómo había podido verme, pero teniendo en cuenta que era una dísir y su pelo le cubría, podía haberme vigilado todo el tiempo.

    – [Xander]No te miraba de ninguna forma.[/Xander] – mentí. No era un apasionado de las mentiras, pero a veces es mejor no decir algunas cosas. Jane no quería saber nada de mí, así que prefería que no supiera lo que aún sentía por ella.

    – [Jane]Ya.[/Jane]- replicó, suspirando. Quizá sí lo sabía, me resultaba muy difícil saber qué hacer, era una situación que se escapaba totalmente a mi control y que encima estaba en el peor sitio posible, en clase. Pensé en lo que me había aconsejado varias veces mi madre, que tuviera paciencia, que fuera bueno con ella porque estaba siendo todo muy duro. Así que pensé en que quizá era un buen momento de recordar los buenos tiempos.

    – [Xander]Esto sería más divertido si hiciésemos nutella.[/Xander] – comenté, con una leve sonrisa. Quise mostrarle todo mi apoyo. Ella me miró, fijó en mi esos preciosos ojos de color azul verdoso que hacía tanto que no veía. Mantuve la sonrisa, intenté transmitirle que Xander seguía aquí, que su mejor amigo seguía al alcance de la mano.

    Entonces sus ojos se anegaron en lágrimas y se levantó corriendo, pasando por la mesa del profesor antes de salir de clase. Me quedé un instante dudando sobre si terminar la práctica o ir detrás de ella. Esa vez mi sentido del deber perdió, Jane era más importante. Pasé por la mesa del profesor y le pedí permiso para salir.

    Tuve que correr, buscándola por los pasillos, hasta que la vi, sentada en un banco del patio. Había estado llorando, todavía lo estaba.

    – [Xander]Jane, lo siento, yo no…[/Xander] – me disculpé. No sabía qué decir ni qué hacer, solo quería que dejase de llorar, que dejase de sufrir.

    Se giró al escucharme hablar. Se limpió las lágrimas y se sonó la nariz tratando de evitar mi mirada. – [Jane]No vuelvas a hablar de cuando éramos pequeños.[/Jane]- fijó sus ojos en mí y esta vez estaba n cargados de ira, que parecía manifestarse en lo rojos que los tenía por haber estado llorando.- [Jane]No tienes derecho a mencionar a mi mejor amigo.[/Jane]- espetó antes de alejarse de mí. Me quedé quito en el sitio durante unos minutos, sin saber qué hacer.

    Caminé hasta el banco y me senté, como un autómata. Las esperanzas que había mantenido al empezar la clase se habían esfumado completamente. Jane me odiaba, no quería saber nada de mí y mi corazón sin embargo no dejaba de pensar en lo mucho que quería estar con ella.

    Tina había salido a tomarse un café y me encontró allí, destrozado. – [Tina]¿Estás triste, guapísimo?[/Tina]- preguntó acercándose con una sonrisa. No pude mirarla, no dejaba de pensar en lo que había perdido con Jane por no saber qué hacer ni qué decir. Me había equivocado hacía años y me frustraba no ser capaz de arreglarlo nunca, haber perdido tanto sin posibilidad de vuelta atrás. Esa frustración y esa tristeza hicieron que las lágrimas brotasen solas. No quería que nadie me viese así. En plena mitad del siglo XXI a los hombres todavía se les juzgaba por mostrarse vulnerables.

    Entonces Tina se acercó a mí y me abrazó. Y me sentí bien, dejé que las emociones y la frustración saliesen, no contuve las lágrimas. Me dejé ir y me apoyé en el cariño de Tina para mantenerme a flote. El tacto de sus labios hizo remitir el dolor por unos instantes. Después siguió abrazándome, ayudándome a aguantar.

    Fue una suerte encontrar a Tina para mí, porque la necesitaba, necesitaba su cariño incondicional y el hecho de que ella me quisiera. – [Tina]No sufras por alguien que no te merece[/Tina].- me dijo, antes de volver a besarme. En ese momento me sentí bien, me dejé llevar.

    Pasaría mucho tiempo así, sin ser completamente yo, dejándome llevar, intentando olvidar a Jane y disfrutando del amor que Tina tenía para mí. El problema era que sabía que no estaban siendo justo con ella, y eso me mataba por dentro. Pero eso es una historia que contaré en su momento. Por ahora voy a volver a hacer un descanso. Volveré a escribir cuando consiga volver a confiar en mí.