Moondale

Etiqueta: Suzanne Sommerville

  • REGALOS PARA TODOS

    [align=center][SIZE=5][font=Bookman Old Style][b]Diarios de destino[/b][/SIZE][/font]

    fenristiobueno

    La tarde estaba a punto de dejar paso a la noche cuando en casa de las Echolls, la fiesta estaba aún en pleno apogeo. Había llegado el momento de entregar los regalos, y de seguir formando los lazos que crearían el núcleo de una barrera contra el mal que protegería al mundo más veces de las que se atreverían a imaginar.

    Fenris estaba hablando con Sarah, cerca del montón de regalos. Sarah asintió y Fenris se dirigió a la parte del salón donde estaba el improvisado escenario y se colocó delante del micrófono con una sonrisa que imborrable.

    – [b]Hola. ¿Podéis escucharme un segundo? No tardaré demasiado.[/b] – dijo Fenris. Todos los invitados, que ya se habían reunido cerca de los regalos cuando Sarah los llamó, estaban ahora mirando hacia él. – [b]Me gustaría aclarar una cosa antes de que entreguemos los regalos. [/b] – se aclaró la garganta y habló con voz clara. – [b]Quiero dejar claro, que para mí es un placer dar estos regalos, pero también quiero que todos veáis, que aunque mis regalos puedan sorprender a simple vista, son los regalos de los demás los que merecen más atención.[/b] – hizo una pausa breve y continuó. – [b]Les ha costado más que a mí, y sin duda tienen más valor del que se podría comprar con dinero, así que tened en cuenta los míos como simples detalles. Es por eso que he pensado darlos primero.[/b] – les sonrió a todos y finalizó con un: – [b]Gracias por escucharme.[/b] – después se acercó hacia donde estaba Sarah, cerca del montón de regalos. – [b]Ya podemos empezar ‘[i]kiddo[/i]’[/b]. – le dijo a Sarah, que cogió una bolsa y miró el nombre escrito en la pegatina.

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  • BAILAR Y CANTAR

    [b]Suzanne Sommerville | Casa de las Echolls {Con Edward Maclay}[/b][/align]

    annsommerville

    Bailar con [b]Sylve[/b]r, [b]Diana[/b] y [b]Cecil[/b] es lo más divertido del mundo, o casi. Porque aquí a cada cual está más loco y aún no soy capaz de decidir cuál de nosotros se lleva la palma. La verdad, pero desde luego, estoy segura de que son ellos lo que necesito para alejar de mí los pensamientos funestos que me asaltan cada vez que bajo la guardia.

    En determinado momento, mientras saltamos un poco como locos, [b]Diana[/b] se acerca a [b]McLeod[/b], y sonrío al mirarlos. No tengo muy claro el por qué, pero instintivamente sé que entre ellos hay algo mucho más fuerte de lo que se puede ver a simple vista. Y no es por la forma en que se miran, ni por sus posiciones… giro sobre mí misma, un tanto confusa, porque, aunque no tenga muy claro como explicármelo ni a mí misma… es como si algo flotase en el ambiente. Respiro profundamente, y me vuelvo a girar. No entiendo por qué a veces pasa esto (como que siento más despierto a mi pequeño amigo lobuno), pero sé que no debo asustarme. Debo aprender a vivir con ello. Convivir con el lobo. No huir de él.

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  • QUE SIGA LA FIESTA

    [align=center][b]Suzanne Sommerville | Casa de las Echolls | {Con Daniel, Sarah, Diana, Benjamin & Cecil}[/b]

    annsommerville

    La fiesta va sobre ruedas, y, la verdad, es un alivio. Porque si yo estaba nerviosa por la innumerable cantidad de posibles contratiempos que pudiésemos sufrir, la pobre Sarah se había puesto increíblemente nerviosa. Por suerte, todo el mundo llegó a tiempo y el momento ‘¡SORPRESA!’ salió como debía ser. He de reconocer que por un instante casi me emocioné, cuando Sarah y Diana se abrazaron. Sé que es una tontería, pero Sarah me recuerda tanto a Caroline que por momentos echo mucho de menos a mi pequeña Campanilla.

    Acabo de dejar una bandeja de canapés, y me acerco a la mesa de las bebidas para comprobar que aún queden hielos, limón y refrescos, o, de lo contrario, reponerlos.

    La verdad, me está costando un poco mantener la calma, y no tiene nada que ver con el cumpleaños (bueno, en realidad sí). Pero es que Nickelback aquí es demasiado para mí. No puedo mirarlos demasiado rato directamente, porque corro el riesgo de quedarme ciega de tanta emoción.

    Suspiro, ordenando las filas de vasos sin usar. Veo que se me acerca un chico, bastante mono él, que creo que es el chico de Sarah (yo soy terrible para los nombres y para quedarme con las caras de la gente; a veces es sorprendente que esté estudiando una carrera).

    — Hola, eres Ann ¿no?—me dice.

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  • TODOS ME QUIEREN

    [b]Cecil Anwalt | Casa de las Echolls [Con más o menos todos xD][/b][/align]

    cecilanwalt

    El tiempo que habíamos pasado en la Iniciativa había sido largo, o al menos, esa fue la sensación que trasmitía. Respirar aire fresco, ver de nuevo la familia o simplemente, dormir en una cómoda cama con el edredón encima eran cosas que uno podía agradecer, después de todo lo que había sucedido. Pero había algo que faltaba, algo que uno necesitaba después de vivir una experiencia de ese calibre.

    Personas. Personas con las que había vivido cosas que con ninguna otra viviría. Y eso une y mucho. Estar allí, con el rubiales cerca no había sido premeditado, aunque por supuesto, sí necesario, tanto para Liad como para mí. Poder hablar con otras personas que no fuéramos nosotros mismos sería bueno. Y una fiesta siempre tiene cosas buenas, ¿no?

    La reacción de Sarah me había sorprendido, aunque casi podría decir eso de mi propia reacción. Algo había nacido en esas conversaciones que teníamos entre nuestras celdas. ¿Amor? No, no era eso, aunque era cierto que la quería, pero no de esa manera, ni se me podía pasar por la cabeza. Amistad, quizás algo tan fuerte que no era necesario hablar de años para poder consolidar algo de ese calibre. Y, SÍ, quizás la sensación de que alguien como Sarah, como Liad o cualquier otro quiera estar conmigo por como soy, simplemente por eso. Y no por otros [i]estúpidos[/i] motivos.

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  • TODOS LLEGAN

    [align=center][b]Sarah Echolls | Casa de las Echolls [color=purple]{Con todo el mundo –literalmente-}[/color][/b]

    sarahfiesta

    [i]Suspiré aliviada y sin soltarme del abrazo de Ann miré a mi alrededor con una sonrisa de satisfacción en la cara. [/i]

    En esas estaba cuando escuché el timbre de la puerta y miré a Ann extrañada.

    – [SIZE=3][font=Calibri] [b]¿Quién será? [/SIZE][/font][/b]– Pregunté mientras ponía la mano en el pomo de la puerta dispuesta a girarlo para abrir. La sorpresa fue mayúscula cuando al otro lado me encontré con una chica que me sonaba vagamente de la Iniciativa.

    – [SIZE=3][font=Calibri] [b] ¿Eres J-jamie? [/SIZE][/font][/b] – Mi cara debía ser un poema.

    – [SIZE=3][font=Cambria][i]Erh, sí. No me digas que he llegado tarde. [/SIZE][/font][/i]- Se disculpó con timidez a modo de saludo.

    – [SIZE=3][font=Calibri] [b][i]Jamie, hola. [/SIZE][/font][/i][/b]- Ann parecía muy nerviosa, tanto que tiró de Jamie para que entrase en la casa y cerró la puerta.- [SIZE=3][font=Calibri] [b][i]Rápido, como nos vean los homenajeados será un desastre. [/SIZE][/font][/i][/b]- Dicho eso, le dio dos besos.

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  • PREPARATIVOS Y SORPRESAS INESPERADAS

    [align=center][b]Sarah Echolls | Casa de las Echolls [color=purple]{Con todo el mundo –literalmente-}[/color][/b]

    sarahfiesta

    Me miré al espejo un par de veces. Era la segunda vez en esa semana en la que me sentía realmente guapa y era todo gracias a Ann. Llevaba unos tacones tan altos que me hacían daño y aún así, seguía pareciendo la hermana pequeña de ella que estaba preciosa con su vestido negro.

    Salimos de la habitación riéndonos de nada en particular, seguramente por culpa de los nervios y tuvimos

    No tuvimos mucho tiempo de hablar cuando sonó la puerta y tras abrirla, vi a McLeod con su típico atuendo de profesor.

    – [SIZE=3][font=Bookman Old Style] [b]No sabía que había que ponerse tan guapo. [/SIZE][/font][/b] – McLeod le dio dos besos a Ann tras mirarnos durante unos segundos- [SIZE=3][font=Bookman Old Style] [b]Encantado de volver a verte. [/SIZE][/font][/b] – Me dedicó una sonrisa y me dio dos besos también. – [SIZE=3][font=Bookman Old Style] [b]Estás muy guapa, Daniel se nos quedará de piedra. [/SIZE][/font][/b]

    – [SIZE=3][font=Calibri] [b][i]Igualmente. [/SIZE][/font][/i][/b]- Ann esbozó una sonrisa tímida, posiblemente porque le parecía raro que el bibliotecario y profesor de la Universidad de Moondale viniera a una fiesta en la que la media de edad rondaba los veinte años.

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  • QUE COMIENCEN LOS PREPARATIVOS

    [b]Suzanne Sommerville | Calles de Moondale | Casa de las Echolls |
    {Con Sarah Echolls}[/b][/align]

    annsommerville

    Las calles de [b]Moondale[/b] parecen tranquilas, como recién pintadas sobre un lienzo, o sacadas de una fotografía antigua. Camino por las aceras, intentando no pisar las líneas que las unen, manía o costumbre que tengo desde pequeña. Llevo el bolso un poquito más cargado que de costumbre, y los tacones de los zapatos que me pondré para la fiesta sobresalen como dos bultos extraños en la anatomía de tela vaquera que cuelga de mi hombro.

    Desde que me desperté por la mañana, cerca de las nueve, estuve haciendo ejercicio físico: abdominales, sobre todo. Si estoy cansada desde la mañana, me resulta mucho más fácil afrontar el día sin comerme la cabeza. Es extraño: antes no solía darle demasiadas vueltas a las cosas, me adaptaba al día como venía, y si no era de mi agrado, ya vendrían otros que me gustarían más. Pero ahora lo único que puedo hacer es darle vueltas en un rinconcito de mi mente a todo lo que he leído sobre mi condición. He logrado alejar de mí la paranoia constante, al menos es un paso.

    La casa de las [b]Echolls[/b] es increíble. Preciosa. Como una casa de brujas (de las de verdad) y, bueno, teniendo en cuenta que [b]Diana[/b] es… bueno, [b]Diana[/b]; es divertido, en cierta línea de humor negro, que su casa parezca la de una bruja. Hace un pelín de frío, así que mientras subo las escaleras me arrebujo un poco más en la sudadera, colocándome bien el bolso sobre el hombro.

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  • CAMPANILLA

    [align=center][b]Suzanne Sommerville | Residencia Hexe [/b]

    annsommerville

    [QUOTE]- [i][b]Vale, nos vemos, guapa. Un besote.[/b][/i]- y colgué.[/QUOTE]

    Acababa de despertarme con [URL=http://open.spotify.com/track/0uGps3BPhLvK3eUsShjHRz]Next Go Round[/URL] al lado de mi oreja. Y si mientras estuve hablando con [b]Sarah[/b] había estado lo suficientemente adormilada como para no darme cuenta, ahora mismo mi cerebro parece estar golpeando las paredes de mi cráneo para salir a dar un paseo. [i]Nunca más, tequila, nunca más[/i]. Cierro los ojos con fuerza, girándome sobre la cama como una croqueta para quedarme bocabajo. En mala hora se me ha olvidado cerrar las persianas. La claridad me horada los ojos. Hundo el rostro en la almohada y respiro el olor. Es como el de mi champú, que de tanto irme a dormir con el pelo húmedo debe habérsele quedado.

    Son demasiadas cosas para asimilarlas todas en tan poco tiempo. Parece que ha pasado un mes desde que [b]Ed[/b] me ha dicho que soy una chica-lobo, pero solo han pasado quince horas, veinte, como mucho. Y la verdad, aún no tengo especialmente claro qué pensar al respecto. Asumido ya lo tengo, no sé, no ha sido tan terrorífico como si me hubiesen dicho que estoy en la fase terminal de alguna enfermedad. No tengo miedo, al menos, no por mí. Lo único que quiero es no hacer daño a nadie. Y para eso debo empezar por leerme el libro que [b]McLeod[/b] me dio.

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  • UNA SORPRESA

    [align=center][b]Sarah Echolls | Casa de las Echolls[/b]

    sarahtelf

    Subí las escaleras de dos en dos con una libreta en una mano y mi teléfono móvil en la otra. Sólo había tenido tiempo de ducharme desde que llegué de entrenarme, pero no podía entretenerme. Daniel y Diana estarían al llegar y no podía enterarse de que estaba organizándoles una fiesta sorpresa – sobre todo porque dejaría de ser sorpresa y perdería la gracia-.

    Me senté en la cama de mi habitación y comencé a marcar el primer número. Le había robado el teléfono a Diana esa misma mañana, mientras ella estaba vegetando en el salón y apunté todos los números que encontré. No tenía ni idea de cuál sería la respuesta de la gente ante mi llamada, pero deseaba con todas mis fuerzas que fuera que sí porque ese tricumpleaños tenía que ser un éxito.

    Ese primer número correspondía a Silver, una de las chicas que había estado encerrada en la Iniciativa. Suspiré al escuchar el primer tono.

    Odiaba con todas mis fuerzas hablar por teléfono y sólo lo hacía en caso de necesidad extrema por lo que podía sentirme orgullosa de mí misma si conseguía no morir en el intento.

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