[align=center][SIZE=5][font=Bookman Old Style][b]Diarios de destino[/b][/SIZE][/font]
La tarde estaba a punto de dejar paso a la noche cuando en casa de las Echolls, la fiesta estaba aún en pleno apogeo. Había llegado el momento de entregar los regalos, y de seguir formando los lazos que crearían el núcleo de una barrera contra el mal que protegería al mundo más veces de las que se atreverían a imaginar.
Fenris estaba hablando con Sarah, cerca del montón de regalos. Sarah asintió y Fenris se dirigió a la parte del salón donde estaba el improvisado escenario y se colocó delante del micrófono con una sonrisa que imborrable.
– [b]Hola. ¿Podéis escucharme un segundo? No tardaré demasiado.[/b] – dijo Fenris. Todos los invitados, que ya se habían reunido cerca de los regalos cuando Sarah los llamó, estaban ahora mirando hacia él. – [b]Me gustaría aclarar una cosa antes de que entreguemos los regalos. [/b] – se aclaró la garganta y habló con voz clara. – [b]Quiero dejar claro, que para mí es un placer dar estos regalos, pero también quiero que todos veáis, que aunque mis regalos puedan sorprender a simple vista, son los regalos de los demás los que merecen más atención.[/b] – hizo una pausa breve y continuó. – [b]Les ha costado más que a mí, y sin duda tienen más valor del que se podría comprar con dinero, así que tened en cuenta los míos como simples detalles. Es por eso que he pensado darlos primero.[/b] – les sonrió a todos y finalizó con un: – [b]Gracias por escucharme.[/b] – después se acercó hacia donde estaba Sarah, cerca del montón de regalos. – [b]Ya podemos empezar ‘[i]kiddo[/i]’[/b]. – le dijo a Sarah, que cogió una bolsa y miró el nombre escrito en la pegatina.