Moondale

Etiqueta: Tina Mendez

  • NO ME ESTOY MURIENDO, SIMPLEMENTE ESTOY…

    ELLIOT WILLIAMS

    DAGRKNOT

     

    Cuando aquel vórtice nos arrastro a todos no pensé que acabaría apareciendo de nuevo en este mundo. Quizás tenga que ver con aquel disparo que escuche, un miedo que me hizo aterrizar en el primer mundo que se cruzo por mi camino para examinar que no había sido yo el que había recibido el balazo. Bowie me confirmo que me encontraba bien salvo por el ligero temblor que tenía y era incapaz de sentir, ella lo asoció al frio, yo al miedo.

    No podía dejar de pensar en ese disparo, si Bowie y yo estábamos bien eso quería decir que alguien había recibido el impacto. Solo podía esperar que esa persona no estuviera sola en uno de estos mundos. Tampoco podía quitarme de la cabeza lo que había sentido al ayudar a mi hermano. Desconocía si era un efecto secundario del trato con Caitriona o algo que siempre había estado en mí.

    Nunca había estado en contacto con alguien que estuviera a punto de morir, y cuando toque a Owen lo sentí, todo el dolor que estaba soportando paso a través de mi, mi hermano se estaba muriendo y no podía hacer nada. Por lo general pescar  me solía tranquilizar, pero ni los recuerdos con mi padre en el lago podían tranquilizarme con todo lo que podía estar pasando en los otros mundos.

    Palpe el orbe que todos y cada uno de nosotros teníamos. Los mundos estaban cerrados entre sí y no podíamos comunicarnos con el resto. Pero por alguna razón podía hablar con Tina a través de él. Sin duda debía de tratarse de Caitriona. Tras mi trato descubrí que todo era una treta para alimentar a una entidad con nuestros acuerdos o rechazos. El mío al parecer iba más allá de no volver a sentir nunca nada, Caitriona era consciente de mis sentimientos hacía Tina y sin duda iba a explotarlos.

    – [Elliot]Siento molestarte otra vez, es solo que quiero saber que estás bien.-[/Elliot] Hablar con Tina me hacia más llevadero los días que pasaba en este mundo. Hablar con ella aunque fueran unos breves minutos era desconectar de todo y cuando no lo hacía solo podía esperar impaciente nuestra siguiente encuentro.

    – [Tina]Hola.-[/Tina] Añadió sonriendo. Ese simple gesto hizo que mejorara mi día en un mundo en el que a penas podía vislumbrarse la claridad del sol. – [Tina]Christopher y Diana me están cuidando muy bien.[/Tina]

    – [Elliot]Me alegra oír eso.-[/Elliot] Sabía que el señor MacLeod y La señora Echolls cuidarían de ella. Sus problemas venían por la ausencia de sus padres y dejarla sola en una casa vacía no hubiese ayudado.

    – [Tina]¿Tú como estas?.-[/Tina] Mentalmente agotado. Desolado. Que por encima de todas las cosas donde más ganas tenía de estar ahora mismo era allí con ella. Pero no alcance a decir ninguna de estas cosas.

    – [Elliot]No muy bien, Bowie y yo seguimos atrapados en este pantano.-[/Elliot] Gracias a Bowie habíamos conseguido eludir a esas criaturas del fondo del agua. Con su visión y oído agudizado, cada vez que esas criaturas estaban por salir nosotros ya nos habíamos alejado lo suficiente para que no nos encontrarán.

    – [Tina]¿Cuánto tiempo ha pasado ya?.-[/Tina] El tiempo era diferente en todos los mundos y en este conseguí llevar la cuenta de los días conociendo la diferencia de tiempo que había con la Tierra.

    – [Elliot]Un mes. Una semana aquí es un día en la Tierra. Debes de estar cansada de saber de mi todos los días…-[/Elliot]La segunda vez que hable con ella habían pasado un par de días aquí pero solo un par de horas en la Tierra. Debía de pensar que la estaba acosando o algo.

    – [Tina]Deja de decir tonterías.-[/Tina] Añadió restándole importancia. -[Tina]Christopher ha dejado caer que gracias a ti estoy aquí.[/Tina]

    – [Elliot]Si… ¿Cuánto recuerdas de aquello?.-[/Elliot] En cuanto le pregunte me arrepentí. Para ser una persona constantemente atrapada en el pasado tenía muy poca empatía con los demás. Quizás rememorar aquello no fuera lo mejor para ella.

    – [Tina]Más de lo que me gustaría.-[/Tina] Su expresión cambio por completo, Nunca había visto a Tina de esa forma, por lo general era una persona alegre, pero cada vez me quedaba más claro que era una fachada de lo que estaba pasando en realidad por dentro. – [Tina]He hecho cosas de las que no estoy orgullosa.[/Tina]

    – [Elliot]No te atormentes por eso, seguro que a partir de ahora todo va bien.-[/Elliot] No menciono nada de nuestro breve encuentro en la cabaña, tampoco quería sacarlo a relucir. Tal vez me estaba haciendo ilusiones y ella no me veía del mismo modo que yo a ella.

    – [Tina]Si, voy a ver si encuentro mi hueco.-[/Tina] En más de una ocasión había dicho que le gustaría ser trabajadora social y me parecía una idea estupenda. Yo solo podía alentarla a que siguiera sus sueños. [Tina]Seguro que algo se me da bien, aparte de salir de fiesta, claro.[/Tina]

    – [Elliot]Tina, no te dejes menospreciar por nadie, para mi… eres importante.-[/Elliot] Habíamos compartido mucho y abierto mutuamente entre nosotros. Tina sabía cosas de mi que nisiquiera había sido capaz de contar a Jane o Owen.

    – [Tina]Ay, que mono eres.-[/Tina] Añadió abrazando un cojín que tenía al lado y recordé nuestro encuentro en la cabaña de Caitriona.

    – [Bowie]Tu ritmo cardiaco ha aumentado.-[/Bowie] Bowie me sobresalto al aparecer en mi espalda. – [Bowie]Espero que no te mueras.[/Bowie]

    – [Elliot]Ten… tengo que marcharme. Hablamos pronto.-[/Elliot] Tina hecho su cabeza sonriendo sobre el cojín y se despidió efusivamente moviendo los brazos. – [Elliot]No me estoy muriendo, simplemente estoy…[/Elliot]

    No termine la frase. Nunca había creído en el amor. Se que mi familia me quiere pero siempre lo he asociado con mi condición. Para mi el amor siempre había sido un sinónimo de pena, quizás iba siendo hora de que me transmitiera felicidad.

  • LOS RECUERDOS

    LOS RECUERDOS

    ELLIOT WILLIAMS

    AMANECER – BOSQUE DEL CREPÚSCULO

     

    Despertar sobresaltado era algo habitual en mí, en esta ocasión junto al temor de la inmovilidad y la falta de aire se sumo el desconcierto. Lo último que recordaba era llegar junto a Vera y James al centro del laberinto donde nos encontramos con el resto. Jane era una mezcla de sentimientos entre alegre por verme y enfadada por no haberme marchado.

    El caso es que el miedo se volvió a apoderar de mí cuando todos comenzaron a desplomarse delante mía. Era como si la muerte deambulara entre nosotros. Allá donde fijaba la vista, alguien caía al suelo. Vera cayó justo delante mía y llegue a cogerla antes de que tocara el suelo. Era incapaz de articular palabra, me aferre a ella mientras parpadeaba más de la cuenta, me negaba a cerrar los ojos por completo, pero al final acabe sucumbiendo como el resto.

    Intente centrarme y tranquilizarme, seguía vivo, de eso estaba seguro, si el cielo existía desde luego no iba a ser una cabaña y mi vida ya había sido todo un infierno como para acabar en el. Recupere la movilidad de mi cuerpo y me reincorpore en la cama. Los golpes en la puerta me sobresaltaron y solo deseaba que se tratara de alguno de mis amigos.

    [Caitriona]- Hola, Elliot.-[/Caitriona] Una mujer que no había visto en mi vida apareció por el umbral de la puerta. [Caitriona]- Mi nombre es Caitriona.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Donde estoy? ¿Y Vera?.-[/Elliot] Me preocupaban todos, pero el recuerdo de Vera en mis brazos persistía con fuerza en mi mente.

    [Caitriona]- Estás en mi casa y Vera está bien. Luego iré a verla.-[/Caitriona] No  me gustaba como había sonado eso. Todos estábamos separados los unos de los otros y una mujer misteriosa se iba a presentar frente a ellos para sabe Dios que.

    [Elliot]- ¿Que hago aquí?.-[/Elliot] Me levante de la cama y me quede de pie en medio de la sala, si esta era realmente su casa me resultaba un poco violento quedarme sentado en su cama.

    [Caitriona]- He venido a hacer un trato.-[/Caitriona] Sonaba cordial, sin embargo había algo en su mirada. Quizás era el hecho de que no apartaba la vista de mí como solía hacer la gente.

    [Elliot]- ¿Que clase de trato?.-[/Elliot] Desconfié la verdad. En mi vida había tenido muy mala suerte en general y los tratos más allá de pequeñeces con Jane y Owen no habían salido bien. Dudo que esta mujer quiera que le friegue los platos a cambio de un par de monedas para las recreativas.

    [Caitriona]- Uno en el que puedes ayudar a una amiga a cambio de algo muy pequeño.-[/Caitriona] Vera, fue lo primero que paso por mi mente, su cuerpo inerte en mis brazos. Si el trato consistía en devolver a la vida a alguien y quizás alguien más ya lo había hecho conmigo, eso era jugar con ventaja.

    [Elliot]- De que se trata.-[/Elliot] Caitriona alzo una mano y en ella apareció la típica bola de cristal que usan las adivinas en las ferias. La imagen de una tormenta comenzó a difuminarse dando paso a una discoteca, la verdad nunca había puesto un pie en una.

    Observe como la gente bebía en exceso, consumían drogas sin miedo a que nadie les dijera nada y allí, en medio de la pista de baile, rodeada de gente y un par de tíos observándola como el cazador que mira a su presa, ella. Tina. [Caitriona]- Parece que necesita ayuda.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que quieres a cambio?.-[/Elliot] Apreté los puños con fuerza, y estoy seguro que clave mis unas contra las palmas de mi mano.

    [Caitriona]- Hoy me siento generosa.-[/Caitriona] A través de un portal mágico hizo aparecer a Tina, estaba tan sorprendida de verme como yo de verla a ella.

    [Tina]- ¿Elliot? Me dijo tu hermana que estabas muerto, pero en mis sueños estáis todos vivos.-[/Tina] Me dolió verla así, no era la Tina que yo conocía. Arrastraba un poco las palabras y le costaba mantenerse en pie a causa del cansancio o la bebida.

    -[Elliot] Esa no era Jane. Todos estamos bien…-[/Elliot] Le explique de manera breve. Cuando saliéramos de aquí tenía que sincerarme con Tina, no me parecía correcto mentirle sobre lo sobrenatural, si bien era por su protección creo que estaría más segura siendo consciente de ello, después de todo Omega ya había dado una vez con ella.

    [Caitriona]- No le hables porque ahora mismo no te oye[/Caitriona].- Hizo desaparecer a Tina y no me gusto la sonrisa que se dibujo en el rostro de Caitriona, era como si lo estuviera disfrutando. [Caitriona]- Bien, ahora te voy a explicar el pequeño trato que quiero.[/Caitriona].

    – [Elliot]Te escucho.[/Elliot]

    [Caitriona]- El mundo es caos y probabilidad. -[/Caitriona] Soy consciente de ello, mi vida seria muy diferente si mi abuelo no hubiese optado por maldecir a su propia hija. . [Caitriona]- Si aceptas el trato, esa noche un fotógrafo de ese sitio le tomara una foto que muestra su estado. Saldrá en el periódico por un incidente que tendrá lugar. -[/Caitriona] No quería saber que es lo que podía pasar allí, pero es sabido que los padres de Tina son famosos, que se viera involucrada en un escándalo o algo peor pondría en peligro su relación con ellos. [Caitriona]- Con eso bastará para que Christopher MacLeod la reconozca y vayan a por ella. -[/Caitriona] Hizo una pausa para ponerme más nervioso. [Caitriona]- Si no aceptas, el fotógrafo se decidirá por otro enfoque y ella seguirá si espiral de autodestrucción.[/Caitriona]

    [Elliot]- ¿Que hay que hacer para que el señor MacLeod vaya a por ella?.-[/Elliot] Temía no ser capaz de darle lo que pidiera. ¿Mi relación con Jane y Owen? ¿Mi conocimiento? ¿Una vida de más sufrimiento?.

    [Caitriona]- Acércate a ella: empápate de su olor, de su tacto, puedes incluso pedirle un beso si ella acepta.-[/Caitriona] Nunca siento cuando me ruborizo, pero soy consciente cuando pasa, como en esta ocasión en la que una desconocida me ha dicho que puedo besar a la chica por la que siento algo si lo quiero.[Caitriona]- Pero no volverás a sentirlo nunca más. Ese es el precio a pagar.[/Caitriona]

    Me pare a sopesar su propuesta. De todo lo que podía pedirme, esto me pareció lo más extraño. He vivido con esta condición todo mi vida y tengo más que asumido que me acompañara hasta el mismísimo final, así que el ofrecerme el poder sentir algo, aunque fuera brevemente era casi como un regalo. El no volver a sentir no era el precio a pagar, quería mi sufrimiento, mi añoranza por este momento, mi lamento. Si eso es lo que quiere es suyo, que es una carga más de cientos. [Elliot]- Está bien… Acepto.[/Elliot]

    [Caitriona]- Os dejo solos. Tenéis unos minutos..[/Caitriona] Hizo reaparecer a Tina y ella salió de la cabaña.

    [Tina]- ¿Elliot? -[/Tina] Note un chispazo en el cuello al escuchar mi nombre y como los pelos de mis brazos se erizaban. [Tina]- Pensé que te habías vuelto a ir.[/Tina]

    [Elliot]- Todo va a ir bien, el señor MacLeod estará pronto allí. Yo estaré allí…-[/Elliot] Parecía que estaba más lucida. Mi corazón latía con fuerza, tenía la sensación de que se iba a salir de mi pecho y las piernas me temblaban de tal manera que apenas era capaz de andar hasta ella. Pase una mano por su mejilla, era suave y estaba fría.

    [Tina]- ¿Cuándo vas a volver? -[/Tina] Pregunto abrazándome con fuerza. Note su pecho contra el mió y un zumbido en los oídos. Su corazón estaba tan acelerado como el mio y latían al compás.

    [Elliot]- Pronto, te lo prometo.-[/Elliot] Note un olor a galletas que procedía de ella. Mi cerebro me estaba dando toda la información que tenía retenida durante todos estos años pero que nunca había experimentado.

    [Tina]- ¿Cuánto tiempo llevas fuera? He perdido la cuenta…-[/Tina] No quise pensar en cuanto llevaba fuera, quería recordar esto, cada momento, cada detalle, cada tacto y suspiro de ella.

    [Elliot]- No mucho. El tiempo, es diferente donde estoy.-[/Elliot] Tina dejo sus brazos sobre mis hombros y yo pose mis manos en su cintura, nos quedamos un rato mirándonos, era como si bailáramos sin música.

    [Tina]- ¿Me das un beso? -[/Tina] La cara me ardía, por primera vez sentía lo que era ruborizarme.

    [Elliot]- Nada me gustaría más, pero.. ya sabes…-[/Elliot] Balbucee.

    – [Tina]¿Ya sé…?[/Tina] Y mira que fue ella la que dijo que no quería meterse en líos, ni yo tampoco la verdad, pero que era un beso.

    [Elliot]- Aún tengo 17…-[/Elliot] Ella sonrío y me agarro la cara. Se fue acercando poco a poco y no te como me besaba en la frente, las mejillas, incluso en la punta de la nariz. Y para finalizar un medio beso cerca de los labios.

    [Tina]- Entonces así está bien.-[/Tina] Note un escalofrió, como si el tiempo se estuviera agotando. El vórtice mágico volvió a aparecer tras ella y me negué a soltarla, pero no sirvió de nada, lo último que alcance a ver fue su sonrisa. Y lo último que sentí el desgarro en el pecho al arrebatármela como si me hubieran arrancado el corazón.

    Caí de rodillas contra el suelo con la mano en el pecho, no lo sentía. Las lagrimas brotaron cayendo sobre la madera del suelo. Ahora solo me quedaban los recuerdos.

  • LA SOLEDAD COMO ALGO COMUN

    Elliot Williams – Casa de los Williams

    Noche

    La fiesta de Jane y Owen se vio brevemente interrumpida. Típico  de los Williams, dando la nota siempre allá donde vamos, como todas las familias supongo. Por un lado quería que se arreglaran las cosas, que mi padre y mi madre volvieran juntos, después de todo estaban separados por mi culpa. Pero por otro lado no quería que Jane siguiera sufriendo por ellos.

    Todo el mundo estaba comentando lo que estaba ocurriendo dentro de casa y no quería convertirme en el centro de atención. No podía hacerme invisible aunque a veces lo parecieráa, así que podía esconderme dentro de la piscina o sacar la carne de la barbacoa antes de que se quemara. Opte por lo segundo.

    Me la estaba jugando dando la vuelta a la carne, solo con el calor que desprendían las brasas podía quemarme sin notarlo. Por lo general ni siquiera me dejaban usar los cuchillos de la cocina.

    – [Tina]Deja, ya saco yo la carne[/Tina].- Se ofreció Tina quitándome las pinzas de la mano. Le dio un par de vueltas para terminar de hacerlas y se preparo para sacarlas.

    – [Elliot]Gracias.-[/Elliot] Para no salir corriendo me quede allí a su lado poniéndole el plato para que fuera sacando toda la carne. Owen tenía un serio problema con la carne.

    – [Tina]¿Tus padres no estaban divorciados?[/Tina]- Deje el plato de carne en la mesa y Tina cogió una de las bebidas previamente enfriadas por Idris con el simple toque de un dedo. Si os lo estáis preguntando si, tampoco noto si un alimento está demasiado frio o demasiado caliente cuando lo ingiero.

    – [Elliot]Es lo que suele pensar la gente. Se separaron, pero nunca se llegaron a divorciar.-[/Elliot] En la época que mis padres se separaron mi madre se dedico a ver de nuevo una de sus series favoritas, y yo la vi con ella. En dicha serie dos de sus personajes se daban un descanso entre ellos.

    – [Tina]Jo, pues están recuperando bien el tiempo[/Tina].- Añadió riendo e inmediatamente intente sacar de mi cabeza la idea de mis padres intimando.

    – [Elliot]Poco les va a durar. Jane los va a matar.-[/Elliot] A Tina le hizo gracia el comentario, debió tomarlo a broma, cosa que no solía hacer.

    –  [Tina]Tu hermana es muy seria[/Tina].- Dijo acercándose a mí en voz baja. Era lo más cerca que había tenido a una chica obviando a Jane y Vera. -[Tina]Demasiado[/Tina].

    – [Elliot]Ha pasado por mucho… como todos.-[/Elliot] Recordé que Tina no tenía ni idea de lo que le rodeaba. Para ellas las alas que llevaba Dante no eran más que una prenda decorativa que le recordaría a su madre.

    – [Tina]Claro, has debido tener una vida muy dura[/Tina].- Añadió ella asintiendo de forma sarcástica.

    – [Elliot]No te haces una idea.-[/Elliot] Nos sentamos al borde de la piscina, debía de estar helada porque Tina hizo un par de muecas con la cara.

    – [Tina]Anda ya[/Tina].- Chocamos los hombros y nos balanceamos al compas unos segundos. – [Tina]Mis padres me compraron y me paso la vida sola.[/Tina]- Agacho la cabeza y movió los pies jugueteando con el agua. Recuerdo que Tina era popular en el instituto como Kaylee y Owen, pero resulta que teníamos la soledad como algo común.  –[Tina] Supera eso.[/Tina]

    – [Elliot]Soy incapaz de sentir nada físicamente. Podría quemarme con la barbacoa y no notarlo. Cortarme con algo y no sentirlo.-[/Elliot] Solté de golpe. Era la primera vez que me sinceraba con alguien ajeno al grupo de los moondies, supongo que nos estábamos sincerando entre ambos.

    – [Tina]¿Si te besan tampoco lo sientes?.-[/Tina] Pregunto observando su reflejo en el agua. Observe el mío, tenía las mejillas encendidas, rojas como un tomate.

    – [Elliot]Eh… no.-[/Elliot] Respondí nervioso con la voz entrecortada y un nudo en la garganta.

    – [Tina]¿Cuántos años tienes?.-[/Tina] Volvió a preguntar con la mirada perdida en el agua, parecía triste.

    – [Elliot]Casi 18…-[/Elliot] Respondí.

    – [Tina]Eso suena a que tienes diecisiete.-[/Tina] Dijo forzando una medio sonrisa.

    – [Elliot]Si, bueno. Pero cumplo 18 en Octubre.-[/Elliot] No sé porque me estaba defendiendo, supongo que estaba cansado de que todo el mundo pensará en mí como un niño pequeño.

    – [Tina]Estamos en junio.-[/Tina] Fijo sus ojos castaños en mí, como si me viera por primera vez. [Tina]- Eres menor aún.[/Tina]

    – [Elliot]¿A qué viene tanto interés por mi edad?.-[/Elliot] Le pregunte extrañado. Ella se recogió un poco el pelo y mordisqueo la pajita de su refresco con una sonrisilla.

    – [Tina]No quiero que me metan en la cárcel por besarte.[/Tina]- No pude evitar fijarme en sus labios ligeramente rosados sin pintalabios.

    – [Elliot]¿Qué?.-[/Elliot] Balbucee. Tina me guiño un ojo y se levanto para volver con el resto a la fiesta. Yo tarde un ratos más en volver intentando asimilar lo que me acababa de decir. Pensando si era una broma como todo el mundo solía hacer. O si realmente una chica guapa y popular queria besar al raro del grupo.

  • POR MI CULPA

    Amy – Merelia

    Mañana

    Vivir en Merelia, para mí, que siempre he sido una persona de lluvia, frío e invierno, podría haber supuesto una tortura, pero en realidad, fue una liberación. Llevaba un año lamiéndome las heridas en compañía de Xander y en contra de lo que pudiera parecer, había sido una de las mejores temporadas de mi vida.

    No voy a venir ahora a decir que no fue duro acostumbrarme a vivir con mi primo en la casa que mi tía Sasha utilizaba para desfogarse con mis otros dos tíos, pero Xander era una persona muy…agradable. Y no, no es sarcasmo. Alexander era el equivalente humano del cachorrito este que anunciaba papel higiénico hace veinte años.

    Aquel fin de semana, el anterior a la fiesta de cumpleaños de los mellizos Williams, uno de ellos (Owen) y Tina decidieron venir a tostarse al sol de la ciudad que me había visto nacer.- [Xander]¿Dónde pedimos esta noche?[/Xander] – preguntó mi primo, que estaba moreno hasta decir basta y se había puesto un bañador de palmeras que a cualquier otra persona le habría dado un aspecto ridículo.

    – [Amy]Según Owen, es el rey de las barbacoas, así que le toca demostrarlo[/Amy].- espeté con la sombrilla colgada al hombro y un bolso en la otra mano en el que llevaba la toalla y un libro. Aunque era temprano, habíamos decidido pasar la mañana en la playa. Por suerte, la casa que nos había prestado la tía Sasha estaba en primera línea y solo teníamos que salir de la verja del pequeño jardín para estar en ella.

    – [Owen]Estoy de vacaciones, así que yo no cocino. Pero te voy a hacer un tazón de cereales para desayunar riquísimo[/Owen].- propuso el aludido, que vivía rodeado de un aura de buen rollo constante que contrastaba con la nube negra que tenía su hermana siempre encima.

    – [Amy]No, gracias[/Amy].- vale, voy a aclarar aquí que no estaba siendo muy simpática con Owen, pero mi reacción natural era evitar a la gente, porque cuando me encariñaba con alguien, me daba por morder y bastante tenía ya con la carga de lo que le había hecho a Leo.- [Amy]Valoro mi vida[/Amy].

    – [Xander]Voy a encargar unas pizzas, porque no os veo aclarándoos[/Xander].- terció mi primo clavando la sombrilla mientras yo me echaba siete litros de protector solar.

    – [Tina]¿Quién se ofrece voluntario para echarme crema en la espalda?[/Tina] – preguntó Tina con su escueto bikini. Tenía la melena larga, teñida de un bonito tono pelirrojo y un cuerpo proporcionado. Era una chica guapa y además, irradiaba encanto.

    – [Amy]Yo misma[/Amy].- me ofrecí.

    – [Tina]Gracias, cielo, pero creo que puedo sola[/Tina].- fruncí el ceño al escucharla rechazarme, porque eso significaba que estaba intentando volver con Xander o que quería probar suerte con Owen y, sinceramente, no sabía cuál de las dos opciones me daba más repelús.

    – [Owen]¿Quién me la echa a mí? Es que no llego[/Owen].- Owen se quitó la camiseta con parsimonia, como si dentro de su cabeza estuviera sonando ‘You can leave your hat on’ de Joe Cocker.

    – [Xander]Yo voy a darme un chapuzón.[/Xander] – intervino Xander viendo que estos dos cansinos estaban en pleno ritual de apareo.

    – [Amy]Si no llegas, te compras una camiseta anti rayos UVA en InfiniSport, cacho vago[/Amy].- le increpé abriendo mi libro, que esta vez era uno de Camila Lackberg.

    Tina se levantó de su toalla con forma de rosquilla y fue a echarle la crema a Owen.- [Tina]¿Dónde quieres que te la eche?[/Tina]- me tapé la cara con el libro para no verles.

    – [Owen]Por aquí[/Owen].- lo bajé para ver cómo Owen se señalaba los omóplatos.

    – [Tina]Vale[/Tina].- Tina estrujó el botecito de crema y empezó a acariciar la espalda de Owen.

    Puse los ojos en blanco e hice como me sumergía en la lectura de nuevo.

    Un año antes…

    Amy – Moondale

    Tarde

    Era una tarde fresca de finales de octubre. Xander hacía un tiempo que había dejado Merelia y yo estaba atravesando una recaída en mi depresión. Por eso me resultó tan extraño que Owen siguiera insistiendo en quedar conmigo, a pesar de tener la sensación de que no le trataba muy bien.- [Amy]Últimamente me llamas mucho[/Amy].- di un sorbo de mi café con leche sin lactosa y me miré las puntas de las botas que acompañaban a mi vestido largo negro. Para huir del frío, me había puesto una chaqueta Levi’s vintage.

    – [Owen]Es que Xander me ha dejado[/Owen].- bromeó hundiendo la cuchara en la nata de su chocolate. Había poca gente por el parque porque estaba oscureciendo, quizás por eso me sentía más cómoda. Ese día, Owen se había puesto unos vaqueros, una camiseta sencilla y una chaqueta, pero tenía el guapo subido.

    – [Amy]Tendrás que buscarte a otra…o a otro[/Amy].- propuse calentándome as manos con el vaso.- [Amy]O aprender a ser un chico fuerte e independiente[/Amy].- bromeé sin mucho éxito.

    – [Owen]¿Te ofreces tú voluntaria para pasar el rato conmigo?[/Owen]- sonrió.

    – [Amy]Búscate a alguien que no tenga algo roto en la cabeza[/Amy].- me señalé la sien y volví a pensar en todo el mal que le había hecho a Leo. La losa que a veces se instalaba sobre mi pecho parecía más pesada.

    – [Owen]Estas pensando en él ¿verdad?. Lo haces demasiado. No sufras más por él, disfruta de la vida y de esto. Los dulces son felicidad[/Owen].- me tendió su cucharilla llena de nata y negué con la cabeza. No me apetecía compartir fluidos con él, pero agradecía su oferta.

    – [Amy]¿A ti te da todo igual?[/Amy].- no iba de malas, aunque lo parezca.

    – [Owen]Un poco sí, la verdad. Mis padres están separados. Mi hermana antes no me hablaba. A veces, hay ver el lado positivo de las cosas, por pequeñas que sean[/Owen].- yo en su lugar habría estado metida en la cama escuchando canciones depresivas. Supongo que esa era la diferencia entre ser optimista y ser…realista pesimista.

    – [Amy]Supongo[/Amy].- guardé en una bolsa mi vaso isotérmico para lavarlo cuando llegase a casa. Desde la crisis de los plásticos del 2025, estaba prohibido utilizar nada de un solo uso.

    – [Owen]Míralo de esta forma: cuando te transformas en loba eres libre, no tienes que pensar en nada ni nadie. Piensa en eso[/Owen].- me animó guardando su vaso en su bolsa de mensajero, una vez hubo terminado.

    – [Amy]No estoy enamorada de Leo si es lo que estás pensando[/Amy].- le aclaré un poco molesta.- [Amy]Era mi mejor amigo y yo para él una piedra en el camino[/Amy].

    – [Owen]No le molestabas, no eras una piedra en su camino[/Owen].- negó con la cabeza.- [Owen]Avanzó en la vida. Igual que Xander ahora mismo[/Owen].- me miró.- [Owen]Si quieres puedo escribir reseñas negativas de su albúm. O romperle las piernas: ¿le rompo las piernas?[/Owen]- me aguanté la risa al verle sonreír.

    – [Amy]Me agota tu optimismo[/Amy].- chasqueé la lengua.- [Amy]Debería buscar en Endless un mundo de gente emo, como yo[/Amy].

    – [Owen]Yo puedo ser emo[/Owen].- se echó el pelo, perfectamente engominado hasta ese momento, hacia delante.- [Owen]Psss… como quieras[/Owen].- e imitó muy mal a una persona así.

    – [Amy]No podrías[/Amy].- me tuve que reír al ver que seguía caminando como si estuviera muy triste.- [Amy]Acabarás casado con Tina, que es el clon de rebajas de mi hermana. Ya verás[/Amy].

    – [Owen]Uno no sale con la ex de los colegas. Está escrito en el ficticio libro de los colegas[/Owen].- me recordó, volviendo a ser el de siempre y caminamos un rato en silencio.

    – [Amy]Eres mejor de lo que pareces[/Amy].-  admití finalmente.

    – [Owen]Y tú puedes ser más de lo que crees[/Owen].- dijo y no le quité la razón.

    De vuelta al presente…

    Amy – Merelia

    Mañana

    Estaba tan concentrada viendo a Tina untar a Owen, que no era capaz de leer.- [Amy]Pregúntale si quiere que le untes el nabo, que parece que lo está deseando[/Amy].- grité al ver que seguían con el ritual de apareamiento.- [Amy]Mierda para la playa que tengo arena en el culo[/Amy].- me quejé al ver que una ráfaga de aire me metía la arena hasta en el carné de identidad.

    – [Owen]Eso esta a buen recaudo bajo el bañador[/Owen].- Owen me guiñó un ojo y Xander se metió  bajo el agua para aguantarse la risa.

    – [Amy]Demos gracias por ello[/Amy].- farfullé.

    – [Owen]¿Quieres ir al agua? Para sacarte esa arena del culo, digo[/Owen].- me preguntó entrecerrando los ojos, mientras Tina volvía a su toalla.- [Owen]O te traigo un cubito de agua[/Owen].

    Decidí ponerme en pie en vista de que cada vez llegaba más gente a la playa que no respetaba la distancia de seguridad.- [Amy]Está caliente[/Amy].- comenté al tocar el agua con los pies.

    – [Owen]Eso es Xander que ya se ha meado[/Owen].- Owen ya estaba metido hasta la cintura. No estaba tan moreno como mi primo, pero a mi lado, parecía que vivía en la playa.

    – [Amy]O tú después del masaje[/Amy].- enarqué una ceja, pero cuando Alexander me salpicó, di un grito.- [Amy]Te voy a morder y como eres un aesir, te vas a morir[/Amy].- por suerte, en la playa nadie se entera de anda- [Amy]Os voy a condenar a los dos[/Amy].- me metí a toda prisa en el agua y fui tras ellos.

    El primero que alcancé fue a Owen, me agarré a su espalda, como si fuera a montar a caballo y vale, disfruté del tacto y de su olor, pero noté algo extraño: de pronto, dejé de estar en el presente y vi un montón de imágenes a toda velocidad que se detenían en un momento concreto. Uno de la vida de Owen.

    En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo, me separé de él y eché a correr en dirección a la casa.

    Abrí la puerta del jardín con manos temblorosas, después la de la casa y me tumbé en el sofá con el bañador mojado. Seguro que la tía Sasha me hacía comprarle otro, pero me daba igual.- [Tina]Amy, ¿te ha pasado algo? ¿Te ha dado un corte de digestión?[/Tina]- me preguntó Tina, que tenía cara de susto.

    Negué con la cabeza y me pasé la cara por las manos.- [Tina]¿Te ha bajado la regla?[/Tina]- se sentó a mi lado pasándome una mano por la espalda.- [Tina]Estás helada[/Tina].

    Xander entró a toda la velocidad. – [Xander]No pasa nada, solo necesita…descansar.[/Xander]

    – [Amy]Me ha bajado un poco la tensión[/Amy].- mentí y vi que Owen volvía de la cocina con un refresco de Cola que no cogí. No quería volver a tocarle.

    – [Tina]Normal, cari. Si es que estás como un espagueti[/Tina].- Tina me echó una toalla por encima y Owen, al ver que no cogía el refresco, me lo dejó al lado.

    – [Amy]Id para la playa[/Amy].- me puse en pie envuelta en la toalla.- [Amy]Gracias[/Amy].- cogí la lata y fui en dirección a mi habitación.

    – [Tina]Yo creo que se ha puesto cachonda al tocarte y no lo quiere admitir[/Tina].- bromeó Tina intentando restarle importancia, pero me sentó mal.

    – [Owen]No desprendo tanta sensualidad[/Owen].- mientras ellos cerraban la puerta de casa para volver a la playa (más valía que no nos hubieran robado nada), Alexander vino detrás de mí.

    – [Xander]¿Estás bien Ams?[/Xander] – preguntó mi primo entrando en la habitación, que todavía estaba decorada como si fuera a dormir mi prima Elle con quince años.

    – [Amy]No[/Amy].- admití dándole un sorbo al refresco.

    – [Xander]¿Quieres hablar de lo que has visto?[/Xander] – se acercó a mí y nos sentamos en el suelo, apoyando la espalda contra la cama.

    – [Amy]No puede venir más[/Amy].- sentencié.

    – [Xander]No sé qué has visto, pero estoy seguro de que esa no es la mejor elección[/Xander].- le tendí el refresco y dio un trago.

    – [Amy]No me cae bien[/Amy].- mentí.

    – [Xander]Los dos sabemos que no es verdad.[/Xander] – me recordó. – [Xander]Estás en tu casa Amy, no va a venir nadie que no quieras, pero hicimos un trato. Nos ayudamos cuando lo necesitamos.[/Xander]

    – [Amy]No puedo estar cerca de él[/Amy].- me tapé con la toalla intentando hacer un fuerte que nadie pudiera atravesar.

    – [Xander]Sea lo que sea lo que hayas visto, podemos arreglarlo. No siempre se cumplen las visiones.[/Xander] – me destapó.

    – [Amy]No soporto este poder[/Amy].-  el poder había aparecido con la marcha de Leo. Eran unas visiones como las de mi madre, pero por lo que sabía, las desencadenaba el contacto.

    Empecé a llorar sin poder controlarlo. Xander, viéndome así, dejó la lata en el suelo y me abrazó.- [Amy]No dejes que venga más[/Amy].- le pedí entre lágrimas.

    – [Xander]Si de verdad es lo que quieres, no vendrá. Pero si no, te prometo que evitaré con toda mi alma ese futuro.[/Xander] – me acarició el pelo con cariño.

    – [Amy]No vas a poder evitarlo[/Amy].- y me separé para limpiarme las lágrimas.

    – [Xander]Los Moondies lo hicieron muchas veces. No vamos a ser menos.[/Xander]- asentí sin estar muy convencida, pero no me atreví a decirle lo que había visto.

    Aún no estaba preparada para asumir que Owen Williams iba a ser el amor de mi vida y que moriría por mi culpa.

    Nothing compares, no worries or cares
    Regrets and mistakes they’re memories made
    Who would have known how bittersweet this would taste?

    Adele – Someone like you.

  • LA VERDAD DUELE

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, CASA DE TINA

    Dicen que hay días en los que vale más no levantarse de la cama. Ese día, claramente, fue para mí el mejor ejemplo, ya casi desde principios de la mañana. Lo peor de todo es que ese día había parecido empezar con buen pie.

    Me levanté temprano, como siempre y saqué a Xena a pasear. A la vuelta, mi madre nos llamó a todos a la cocina para desvelar el secreto mejor guardado de la casa. La sorpresa no fue mayúscula porque Ellie, Dante y yo lo habíamos comentado alguna vez, pero aun así fue impactante por las implicaciones de lo mucho que debían haber sufrido los tres para mantenerlo en secreto. Me sentí mal porque hubiesen tenido que vivir disimulando, fingiendo ser algo distinto. Ahí fue cuando empezó todo.

    Tenía un hueco bastante amplio entre clases porque tocaba repaso para el examen de recuperación y yo por suerte había pasado, pese a aburrirme bastante la asignatura. Al final, para quitármela de encima, había optado por memorizar y escupir en el examen, sin más.

    Estaba bastante frustrado con mi carrera y eso que solo estaba en mi segundo año. No tenía nada que ver con la idea que tenía en mente de la psicología. Yo quería ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas y no dejaba de ver gente a mi alrededor a la que no le importaba nada de eso en absoluto, gente con más problemas todavía que las personas a las que se suponía que debían ayudar.

    Sí, quizá influye que yo era una de esas personas. Llevaba dándole vueltas desde bien temprano, cuando me crucé con Jane y ella me esquivó cambiando a otro pasillo. Al principio intenté no sentirme mal, pero no era capaz y más tarde mi mente empezó a hervir con la idea de hablar con ella. Sabía que no era otra cosa que el poder del amigo de Idris intentando hacer salir la verdad.

    Mientras caminaba hacia la Escuela Legado no podía dejar de pensar en cómo podrían haber sido las cosas si yo hubiese obrado diferente.

    Crucé las puertas de cristal del edificio principal de la Escuela Legado. Era el núcleo original de la escuela y todavía se conservaban allí algunas clases, pero la mayoría se realizaban ya en los edificios anexos, construidos hacía algo más de diez años.

    Cada vez que entraba allí me sobrecogía la presión. Los Moondies habían conseguido dar una escuela para todas las personas diferentes, un lugar al que pertenecer independientemente de cómo seas. El boom les llegó después de la guerra, cuando alguna gente sí creyó en que los sobrenaturales existían y apuntó a sus hijos e hijas a la escuela para ayudarles.

    Con el tiempo y la manipulación mediática, los sobrenaturales volvieron a ser un secreto, excepto para algunos, los que recordaban. Eso permitió que la escuela viviera en el secretismo, como una especie de centro privado que llegaba hasta coexistir con los estudios en la Universidad de Moondale, compatibilizando asignaturas y recibiendo alumnos especiales de la misma. Fue cuestión de tiempo que no solo se aceptasen a sobrenaturales, si no también a todas aquellas personas con necesidades especiales que se presentaban a sus puertas.

    La gestión de la Escuela era increíblemente difícil, pero de alguna forma, conseguían mantener los secretos apartados y seguían sin fallar a su propósito. Hoy en día, la mayoría de la gente pensaba que o bien era una escuela para enfermos y personas con necesidades especiales o que era una escuela privada para la élite. Al final decidieron venderse como ambas para asegurar la discreción.

    Saludé a Nate, que iba vestido con su uniforme de seguridad de la Escuela. Si tenía que llegar a actuar, se bastaba con su fuerza y su poder para separar a cualquiera. Era una auténtica fuerza de la naturaleza. Bueno, del espacio más bien. Por lo que sé, hubo problemas alguna vez por gente de mente cerrada que cometió vandalismo solo por el hecho de ser diferentes.

    Subí a la segunda planta y le di un beso a la tía Cara cuando pasé por delante de su despacho, un lugar curioso, que combinaba la armonía y el metodismo de una genio de la contabilidad con los peculiares gustos de mi tía, como una colección de muñecos cabezones de sus personajes favoritos y cuadros de las Pruebas hechos por el tío Daakka. No os preocupéis por palabras como «extraño», «peculiar» o «raro», en mi familia son un cumplido. Las diferencias son las que nos hacen ser lo que somos.

    Crucé el pasillo de vidrieras necrotempladas, observando al fondo el edificio residencial de la Escuela. Allí residían algunos de los estudiantes con poderes más complicados o trasfondos más complejos, hasta que pudieran defenderse por sí mismos.

    Caminé directo hacia el gimnasio privado. Al principio había sido común para los estudiantes pero con el crecimiento de edificios, habían optado por intentar dejar una zona común de reunión para los Moondies, aunque ya no había grandes amenazas desde la guerra.

    Necesitaba hablar con alguien cercano. Mi madre tenía clase en ese momento y mi padre tenía entrenamiento de poderes con el tío Dom y el grupo Equidna. La tía Cara estaba ocupada echando números. Pero sabía de alguien a quien encontraría entrenando en el gimnasio en soledad.

    Cuando entré, escuché el sonido del saco de boxeo encajando los golpes. Sasha llevaba su ropa de entrenamiento y golpeaba el saco, que apenas aguantaba. Estaba usando el duro, el que estaba hecho para ella y para mi madre, otro habría estallado con un golpe serio de cualquiera de las dos.

    – [Xander]Hola, Sash.[/Xander] – la saludé. Con el tiempo, a medida que nos hicimos mayores el «tía Sasha» empezó a desaparecer según nos íbamos dando cuenta de que pasaba bastante tiempo en casa. Desde lo que había desvelado mi madre aquella mañana, no estaba seguro de cómo llamarla. Prácticamente toda la vida había sido ‘Sash‘, pero ahora que sabía que había tenido que vivir en la sombra tanto tiempo, no quería utilizar ninguna formula que la hiciese sentirse lejana.

    – [Sasha]Dime, enano.[/Sasha]- replicó ella. Siempre nos había hecho mucha gracia porque tenía un mote para cada uno: a mi madre la llamaba S; a mi padre, pelirrojo; a mí enano, cosas de ser el primogénito; a Ellie la llamaba bichito porque de pequeña era un polvorín; y a Dante le había tocado pajarraco, un mote que provocaba siempre que sonriera.

    – [Xander]Necesito hablar con alguien.[/Xander] – le respondí, completamente afectado por esa sinceridad. No podía estar molesto con Elle pese a todo, la sinceridad de por sí no era mala, todo sería mucho más fácil si todos dijéramos lo que sentíamos en cada momento. La mayor parte de los problemas venían por malentendidos o miedos, no había más que vernos a Jane y a mí. La realidad era que, por mucho que me doliese que me evitara, yo también la evitaba a ella en parte. Llevaba sin hablar con ella desde aquella clase de química por puro miedo a ver odio o decepción en sus ojos. No soportaba no estar a la altura de lo que se esperaba de mí.

    – [Sasha]Pues siéntate y hablamos.[/Sasha]- dejó el saco balanceándose y fue hasta la fuente de agua antes de sentarse a mi lado en los bancos.

    – [Xander]No sé qué hacer.[/Xander] – empecé a decir. Lo que me rondaba la cabeza tenía que ver con Jane, por supuesto, pero a la vez no, tenía más que ver conmigo mismo. – [Xander]Con Tina.[/Xander] – confesé. El poder, fuera el que fuese, dejaba ir las cosas con bastante facilidad. Por lo que dijo Elle, solo te hacía confesar lo que deseabas que se supiera.

    – [Sasha]¿Eso no era solo sexo? Pensé que lo teníais claro.[/Sasha] – sentenció Sasha, que era sincera de forma habitual, mucho más ahora bajo los efectos del poder. No era la primera vez que hablaba con ella, con mi madre, con Elle, con Owen, con la tía Diana o con la tía Cara de lo de Tina. Al principio me había dejado llevar, estaba dolido y había dejado por imposible arreglar las cosas con Jane, pero dejé entrar a Tina en mi vida para tapar ese dolor y eso no estaba bien. Con el tiempo fue más fácil, lo pasábamos bien juntos, era una buena chica y me quería. Pero solo tenía que entrar Jane en escena en un pasillo, una clase o la cafetería para que la herida se reabriese y surgieran las dudas. No podía seguir sometiendo a Tina a eso, a un segundo plano.

    Me limité a negar con la cabeza. Al final nada era tan fácil como «solo sexo», al menos no para mí. – [Xander]Tina me quiere. Y yo…me dejé querer y quería quererla, de verdad.[/Xander] – respondí, sintiendo el dolor de admitir mi error en voz alta. Tenía miedo a que Sasha me juzgara, ella y cualquiera.

    – [Sasha]Esas cosas nunca salen bien.[/Sasha]- replicó, mirándome. Sasha era bastante cerrada respecto a sus sentimientos, era su manera de protegerse por todo lo malo que le había pasado. Pero con el tiempo llegabas a descubrir su lenguaje oculto. Con su mirada me estaba dando un apoyo que necesitaba desesperadamente.

    – [Xander]Sigo sintiendo algo por Jane. No puedo seguir con Tina, no es justo para ella.[/Xander] – parecía que me lo decía a mí mismo.

    – [Sasha]Nunca ha sido justo para Tina.[/Sasha]- replicó. Era terriblemente sincera en ocasiones. Guardó silencio unos segundos y entonces suspiró. – [Sasha]Mira, al principio, intenté dejar de pensar en tu madre, pero cuando te has acostado con tres rubias diminutas en quince días, te das cuenta de que eso no vale para nada.[/Sasha] – explicó. Capté al momento qué era lo que me estaba queriendo decir. Bueno, al momento no, intenté apartar de mi mente la imagen real de los ligues clónicos.

    – [Xander]¿Estás diciendo que no me rinda?[/Xander] – pregunté, mirándola a los ojos. Me pregunté si siempre habría sido así, cómo eran cada uno de ellos antes de que entrásemos en sus vidas. No sabía si había costado más o menos, si habían peleado o si habían sufrido, pero por nosotros habían mantenido oculta su relación con Sasha, era un sacrificio que iba a intentar no olvidar.

    – [Sasha]Estoy diciendo que hagas lo que quieras hacer, pero de verdad, sin gilipolleces.[/Sasha]- me dedicó una de sus medias sonrisas.- [Sasha]Al principio, con tus padres, era solo lo que todo el mundo se imagina… vale, demasiadas información.[/Sasha]- soltó una breve risa, probablemente al ver mi cara de pánico intentando disociar de mi mente la imagen de los tres…intimando.- [Sasha]La cuestión es que yo no me rendí y al final, conseguí mi sitio. Para mucha gente, ese sitio es una puta mierda, porque no dejo de ser la tercera rueda de un carro que tiraba de sobra con dos, pero era lo que yo quería.[/Sasha]- comentó, pensativa. Dándole vueltas me di cuenta de lo poco que sabíamos de cómo se llevaban. Cuando éramos pequeños, Sasha simplemente estaba por allí, a veces estaba por las mañanas, como si hubiera dormido en casa, pero no sabíamos exactamente dónde, en el sofá asumíamos. Al ir haciéndonos mayores fuimos viendo cada vez más cosas, más pistas, pero eran solo eso, pistas. Eso implicaba pasar años conteniendo cualquier muestra de cariño. Solo esperaba que con lo que había provocado el amigo de Idris las cosas fueran más fáciles para ellos.- [Sasha]Si tu madre tuviera un harén, querría estar en él y si fuera, no sé, la líder de una secta, llevaría veinte años en ella.[/Sasha] – añadió, sin reparos. Me sentí comprendido, Sasha entendía perfectamente cómo me sentía respecto a Jane.

    – [Xander]Gracias Sash, mamá Sash.[/Xander] – repliqué, más animado, guiñándole un ojo.

    – [Sasha]Peloteos los justos, renacuajo.[/Sasha]- respondió ella, sin conseguir tapar una sonrisa.

    – [Xander]No, es en serio, vengo aquí a contarte mis problemas pero…[/Xander] – empecé a decir. Ella me había ayudado y ahora quería hacerlo yo. Sentía que le debía algo por todo ese sacrificio. – [Xander]No lo sabíamos del todo pero siempre has sido importante para nosotros.[/Xander] – añadí. Sabía que Sasha no era de muestras de afecto, así que intenté ser escueto.

    – [Sasha]Vale, vale, déjate de ñoñerías, que no somos Los Brady[/Sasha].- que lo que le había dicho le había llegado habría pasado desapercibido para cualquiera, pero nos conocíamos desde hacía mucho y con los entrenamientos habíamos llegado a conocernos más.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije, antes de levantarme para darle un abrazo. Sabía lo que tenía que hacer y prefería no esperar demasiado para hacerlo, porque le daría muchas vueltas. Tenía que aprovechar el poder que habían impuesto sobre nosotros para contar la verdad a Tina.

    – [Sasha]Los Echolls-Arkkan sois unos sobones[/Sasha].- se quejó, bromeando. La dejé volviendo al entrenamiento, aunque la vi teclear en el InPhone de la que salía, seguramente contándoselo todo a sus tercias naranjas.

    Cada paso que di alejándome de la seguridad de la Escuela en dirección a la casa de Tina fue un suplicio. Repasaba en mi cabeza una y otra vez las formas de decírselo pero todas tenían contras: o sonaban a machista, a frío, a insensible, a manual de rupturas o directamente no conseguía dejarlo.

    Tras una eternidad, llegué frente a su puerta y se me instaló un nudo en el estómago, pero conseguí reunir las fuerzas para tocar al timbre. Ella abrió la puerta y me recibió con una sonrisa radiante.

    – [Xander]Hola. [/Xander] – la saludé, serio. Me alegra de verla y me gustaba pasar tiempo con ella, pero a partir de ese día seguramente sería más difícil.

    – [Tina]Hola, cielete[/Tina].- se echó hacia delante y me besó en los labios. No supé cómo esquivarla, de hecho, me quedé paralizado. Sus labios eran suaves y parte de mí pugnaba por dejar que me besaran continuamente, por encerrar la verdad en una esquina y rendirme a sus muestras de cariño. Habría sido más fácil si no fuera el hijo de Sarah Echolls, si no hubiera mamado un sentido de la responsabilidad que me mataba a veces.

    – [Xander]Tina…tengo que decirte algo. Importante.[/Xander] – dije cuando cerró la puerta tras nosotros.

    – [Tina]¿Has visto un fantasma?[/Tina]- replicó, sonriendo. Me cogió de la mano y tiró de mí hacia el sofá.

    – [Xander]Espera. Es algo serio. No…quiero hacerte daño.[/Xander] – dije, soltando su mano sin seguir avanzando. No quería parecer frío, pero no podía dejarme llevar por el amor que desprendía Tina. Se merecía a alguien mejor que yo.

    – [Tina]¿No me lo puedes contar en el salón mientras tomamos algo? No puede ser tan grave[/Tina].- me miró a los ojos y empezó a darse cuenta de que sí pasaba algo.

    – [Xander]Sí, lo es, porque no me he portado bien contigo.[/Xander] – no es fácil admitirlo, os lo puedo asegurar.

    – [Tina]Es verdad[/Tina].- me miró y se rió.- [Tina]Eres el mejor novio del mundo, mi vida[/Tina]. – se acercó hasta mí para darme un abrazo y besarme, pero me aparté.

    – [Xander]Tina, no. No puedo seguir así. Te estoy engañando a ti y a mí mismo.[/Xander] – confesé. Ella frunció el ceño, observándome. – [Xander]No podemos seguir juntos.[/Xander] – sentencié, algunas de las palabras más duras que había dicho en toda mi vida.

    – [Tina]¿A qué viene esto ahora?[/Tina]- me preguntó.

    – [Xander]Lo he pensado muchas veces, pero me gustaba estar contigo. Me sentía…bien.[/Xander] – el poder me estaba haciendo dejarlo ir todo, aliviando la presión que tenía sobre mí desde hacía tiempo. Pero eso no hacía que el desenlace fuese a ser más fácil. – [Xander]Pero no es justo para ti. Te mereces mucho más.[/Xander] – añadí. Quería a ti, pero no de la forma que ella me quería a mí.

    – [Tina]No puede ser verdad que hayas venido a dejarme a mi casa[/Tina].- respondió, afectada. Aún estaba conteniéndose, procesando lo que estaba pasando.

    – [Xander]Eres una persona muy importante para mí. Y siempre te querré, pero de otra forma.[/Xander] – traté de explicarle para que me entendiera, para darle menos importancia a lo que estaba pasando, pero no había forma de hacerlo, porque la tenía. Jamás debimos empezar juntos, así no habría habido que pasar por eso.

    – [Tina]¿Es por JJ?[/Tina]- preguntó, herida.

    – [Xander]Jane y yo llevamos tantos años sin hablarnos que no sé si volveremos a hacerlo alguna vez.[/Xander] – respondí. Me dolió saber que lo hacía con sinceridad. No sabía si alguna vez volvería a hablar con Jane, había pasado demasiado tiempo y el dolor y la distancia dan paso a la frialdad. – [Xander]Pero en parte, sí. No puedo estar contigo si sigo sintiendo algo por ella.[/Xander] – intenté ser fiel al consejo de Sasha, al menos en parte. Necesitaba despejar de mi mente lo que pasaba con Jane antes de poder estar de verdad con alguien. Por ahora, aún la quería, aún sentía que la había defraudado y que tras toda esa coraza, solo era una buena persona sufriendo.

    – [Tina]Vete a la mierda, Xander[/Tina].- espetó ella. Ni siquiera me paré a pensar si sus palabras estaban cargadas de odio. Ojalá lo hubieran estado, me lo merecía, pero la triste realidad es que creía que no.

    – [Xander]Lo entiendo. Sí quieres me vaya, lo haré.[/Xander] – respondí. – [Xander]Si quieres que no vuelva a hablarte, lo respetaré. Aunque me gustaría seguir siendo amigos.[/Xander] – añadí. Estaba pidiendo de más, lo sé, pero era lo que sentía y las palabras salían solas. – [Xander]Eres una persona maravillosa, Tina. Te mereces alguien mejor.[/Xander] – le deseé.

    – [Tina]¿Te quieres callar?[/Tina]- replicó, yendo hacia mí para empujarme hacia la puerta. Al ver lo que hacía, me moví y me marché en dirección a la puerta sin replicar. No tenía derecho a ello.

    Cuando la puerta se cerró detrás de mí, escuché a Tina apoyarse contra ella y llorar. No sabía qué decirle, pero sí que no podía irme de allí sin intentar ayudarla.

    – [Xander]Tina, por favor, no llores por mí.[/Xander] – le pedí, sintiéndome como un egocéntrico por cómo lo había formulado. No penséis mal, o hacedlo, me lo merezco igualmente, pero no lo decía porque yo no soportase llorar, si no porque yo no merecía la pena.

    – [Tina]No lloro por ti. Lloro por mí[/Tina].- replicó ella, dolida, triste. Os explicaré algo, por si no lo sabéis. Tanto mi madre como mi tía Diana, eran dos personas con una empatía extraordinariamente desarrollada. Elle y yo habíamos heredado también esa empatía, así que estaba sintiendo todo el dolor que sentía. Y cuando sabes que lo has causado tú, se hace difícil de soportar.

    – [Xander]Llora de alegría, mira de lo que te acabas de librar.[/Xander] – intenté darle un punto de vista positivo, reírnos de la situación por absurdo que sonase.

    – [Tina]No intentes que me sienta mejor con ese tipo de frases[/Tina].- me pidió. No sabía cómo actuar.

    – [Xander]¿Y qué hago, Tina? Soy una mierda de persona.[/Xander] – repliqué. Sí, ya sé que me he comparado un par de veces con mi madre, pero no soy ella ni de lejos. Mi madre es una heroína, no solo por haber sido elegida como Kvasir y tener todos esos poderes, si no más bien por lo humana que es: empática, buena, cariñosa. Mi madre no habría cometido el error que yo cometí, ni con Tina ni con Jane. – [Xander]Fui un egoísta empezando contigo y he sido un egoísta desde entonces.[/Xander] – la sinceridad impuesta me ayudó a dejarlo ir. A la larga, sería mucho más sano, pero en ese momento, me estaba matando. – [Xander]No sé otra opción. No voy a dejar que pierdas tu vida conmigo.[/Xander] – ahí estaba, todo lo que pensaba. Ya no quedaba más sin decir.

    – [Tina]Ya[/Tina].- escuché un suspiro al otro lado y la puerta se abrió.

    – [Xander]Tienes carta blanca para odiarme. Lo raro sería que no lo hicieras.[/Xander] – le aclaré. Me sentía un poco incómodo con Tina mirándome a unos ojos hinchados y brillantes.

    – [Tina]No te odio, pero tampoco quiero que vayamos de colegas[/Tina].- aclaró ella. No puedo decir que no lo mereciera, ni que esperase más, todo lo contrario, pero aún así, tuve una sensación amarga. Siempre queremos más.

    – [Xander]Ya.[/Xander] – respondí. – [Xander]Con eso no puedo hacer nada.[/Xander] – comenté. Quería irme a algún lugar donde estuviese solo, pero primero quería asegurarme de que ella se quedase todo lo bien que pudiera estar.

    Ella se acercó a mí y me abrazó.- [Tina]Siempre he sabido que no íbamos a durar, pero duele igual[/Tina]. – sentenció. Era demasiado buena persona como para que le hiciesen daño. Esta vez agradecí su abrazo, pero no fue tan reconfortante porque sabía perfectamente que sería uno de los últimos.

    – [Xander]Lo sé.[/Xander] – respondí. No pasamos mucho más tiempo juntos. Nos despedimos y cada uno fue a lamerse las heridas por separado. Las suyas por su sufrimiento, las mías por saber que lo había provocado.

    Recorrí los escasos metros que separaban la casa de Tina de la nuestra en automático. La rosada silueta de la casa victoriana que habían comprado mis padres hacía ya más de veinte años se alzaba, bonita y acogedora.

    Abrí la puerta y una parte de mí esperó que no hubiese nadie. El salón estaba vacío y la mayoría de las luces estaban apagadas, pero se escuchaba música en la habitación de mi hermana.

    Subí a la segunda planta con la esperanza de cruzarnos más tarde, cuando ya estuviera más recuperado. No quería que Ellie me viera así, era muy empática y no me apetecía verla sufrir. Pero como si tuviera un radar, la puerta de su habitación se abrió y asomó la cabeza.

     

    – [Ellie]Xan, ¿qué te pasa?[/Ellie]- preguntó nada más verme. Os lo dije, empatía muy desarrollada.

    – [Xander]Le he dicho a Tina la verdad.[/Xander] – respondí. Mis ojos, rojos y acuosos, no contribuirían a intentar negar lo evidente. Entré a mi habitación y Ellie me siguió.

    – [Ellie]Uf…[/Ellie].- exclamó ella, sentándose en mi cama.

    – [Xander]Lo ha llevado lo mejor que ha podido. Al menos creo que no me odia.[/Xander] – comenté, jugueteando con un muñeco cabezón de Vegeta que me había regalado la tía Cara.

    – [Ellie]Es culpa mía[/Ellie].- sentenció. Me giré hacia ella.

    – [Xander]No. Tú solo diste un empujón y lo necesitaba.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Quizá tenían que habernos preguntado antes de hacerlo, pero no pensaba decirle eso a mi hermana, no quería que se sintiera culpable y mamá ya se lo había dicho por la mañana. Había hecho lo que había creído mejor para todos. – [Xander]La culpa es mía por haber estado con ella.[/Xander] – expliqué, sentándome a su lado.

    – [Ellie]Te gustaba y te hacía feliz, ¿qué tiene de malo?[/Ellie]- mi hermana me pasó un brazo por encima de los hombros. No sé qué sería de mi sin ellos. Mi padre había perdido a toda su familia en un día y había tardado años en saber que tenía una hermana y conocerla. Él sobrevivió a todo eso, pero estaba hecho de otra pasta, yo no era tan fuerte. Siempre había soñado con ser un héroe, pero por mucho que entrenase, jamás sería como él, no solo hacía falta fuerza física.

    – [Xander]Que la estaba engañando.[/Xander] – respondí. En mi familia nos lo contábamos casi todo, existía una confianza implícita, salvo en algunas excepciones, como la verdad de la relación de mis padres y Sasha. En ese caso era comprensible, pero mentirle a Tina, no. – [Xander]No era feliz Ellie. Llevaba muchos años sin serlo.[/Xander] – era algo difícil de confesar. No me hacía falta terminar la carrera para autodiagnosticarme una personalidad al borde de la depresión. Me encargaba de luchar día a día para no caer, pero eso implicaba también ser consciente de que no había sido feliz per sé con Tina. Me llevaría algo más de tiempo y de madurez darme cuenta de que en ese momento, afectado por lo que acababa de pasar, estaba tratando la felicidad como algo que se obtiene todo el tiempo, y no era así. Sí, había sido feliz por momentos con Tina, era feliz con una familia que se quería y me quería a mí, era feliz con mis amigos. Pero no era feliz sintiéndome mala persona y eso llevaba haciéndolo desde que le fallé a Jane. Me faltaban años para ser consciente de que tenía que atesorar los momentos individuales de felicidad y a saber que la tristeza es parte de la vida y que no sirve de nada fustigarse eternamente por los errores del pasado.

    – [Ellie]¿Por Jane? No puedes ser infeliz porque alguien no te quiera, por muy duro que sea.[/Ellie].- respondió ella. En Ellie se notaba mucho con qué personas había tenido mucha relación. Tenía mucho de mi madre, bromeaba como la tía Diana, era un alma libre como la tía Cara y a veces era directa como Sasha.

    – [Xander]Pero ahora mismo no puedo cambiar cómo me siento.[/Xander] – era consciente de mi problema, pero en este caso, no podía cambiarlo, mis sentimientos estaban ahí, seguían ahí. – [Xander]La conocía de verdad. Aún lo hago, sigo viendo a la persona que hay detrás de ese muro. Eso es lo que duele, saber que no eres capaz de llegar a ella, saber que si te resignas, la abandonas una vez más con todos sus problemas.[/Xander] – aseguré. No es solo que no pudiese pasar página, es que no quería hacerlo.

    – [Ellie]Jane está destrozada. Ahora mismo sería incapaz de querer a nadie[/Ellie].- intentó explicar. Mi pobre hermana, durante años en medio de lo que había pasado entre Jane y yo.

    – [Xander]No necesito que me quiera. Me vale con que no me odie.[/Xander] – le aseguré. No puedes obligar a nadie a quererte, si no lo hace, no lo hace y punto, no hay más vueltas que darle ni otra cosa que esperar, es la libertad de cada uno lo que sienta por otro. Lo que me afectaba no era eso si no el hecho de perderlo todo, de no poder ni siquiera estar en la misma sala después de haber estado siempre juntos de pequeños. – [Xander]Con poder pasar a su lado sin que cambie de dirección…[/Xander] – empecé a decir, sabiendo que solo con eso no sería suficiente. También me gustaría recuperar la confianza que habíamos tenido.

    – [Ellie]Lo está pasando muy mal y es incapaz de ser feliz, porque no se lo permite[/Ellie].- continuó explicando. Uno de los problemas era saber perfectamente qué era lo que le pasaba y la teoría de cómo ayudarla.

    – [Xander]Sé la teoría. Pero la realidad es más difícil.[/Xander] – confesé, sabía que mi hermana no me culpaba por lo que había pasado a Jane, ni tampoco a ella. Lo que único que le había preocupado siempre era que pudiéramos arreglarnos y que cada uno fuese feliz, pero ni Jane ni yo reuníamos nunca las fuerzas suficientes para hablar con el otro y la última vez que sí lo habíamos conseguido, no había salido bien.

    – [Ellie]¿Y si no es el amor de tu vida?[/Ellie].- pregunté, mirándome a los ojos. Aparté la mirada, pensativo, no quería que Elle leyera mis pensamientos. Había debatido esa cuestión a menudo conmigo mismo. Sasha lo había entendido, ¿y si sí lo era aunque no fuese correspondido? – [Ellie]El amor no duele o al menos, no debería doler[/Ellie]. – añadió. Alcé la mirada hacia ella.

    – [Xander]¿Tú crees?[/Xander] – le pregunté. Yo pensaba diferente, para mí el mundo de los sentimientos era algo muy complejo que casi siempre estaba equilibrado. Hay días buenos y días malos, días felices y días tristes. Ninguno sería tal sin contrastar con el otro.

    Se me ocurrían muchos casos en los que no había sido así: La tía Diana lo había pasado mal porque el tío Toph no quería estar con nadie por su licantropía. Mis padres habían sufrido por mantener la relación entre los tres como un secreto por nosotros. El tío Daakka había sufrido pensando que Cara no le querría por ser un demonio. El tío Ed había visto morir a la persona de la que estaba enamorado. El tío Dominic seguía enamorado de su ex mujer pese a todo lo que habían pasado. El amor era sacrificado, pero en su propia definición, compensaba. La parte de sacrificio con Jane habría estado clara, el tema estaba en saber si compensaría.

    – [Ellie]No quiero verte sufrir más por ella[/Ellie].- respondió, sincera, sin necesitar el poder del amigo de Idris. Os preguntaréis cómo se explica que pudiera querer aún a una persona con la que hacía años que no hablaba y con la que estaba peleado. La respuesta es muy fácil. No lo sé. – [Ellie]Quiero que seáis felices. Juntos o separados[/Ellie]. – aseguró.

    Le revolví el pelo como cuando éramos pequeños. Por aquél entonces todo era más fácil. Yo tenía a Jane, ella tenía a Amy, que a su vez tenía a Leo, Kaylee nos tenía a todos y Dante y Cole tenían a su madre. Pero la vida no estaba destinada a ser fácil para ninguno de nosotros, por desgracia. Conocía a pocas personas para las que la vida fuese fácil y normalmente, no solían ser las mejores personas.

    – [Xander]Tranquila, los males no duran eternamente.[/Xander] – repliqué forzando una sonrisa. Necesitaba superarlo, en ese momento, aún no podía, pero sí podía relegarlo a un rincón donde mi hermana no tuviera que preocuparse por ello. – [Xander]Encontraré una solución.[/Xander] – la animé. Aún me quedaba un tiempo con el poder de la sinceridad. Quizá podía aprovecharlo. Y si no, siempre estaba el plan de emergencia que llevaba un tiempo madurando. Ya lo había hablado con mis padres por si acaso, pero los demás no lo sabían.

    – [Ellie]Jane es mi mejor amiga y tú eres mi hermano[/Ellie].- suspiró, aún no había colado mi intento de quitarle importancia.- [Ellie]¿No hay un hechizo que lo arregle todo para que podáis ser felices?[/Ellie] – preguntó.

    – [Xander]No pasa nada, hermanita.[/Xander] – le di un abrazo que quizá me reconfortase a mí más que a ella. – [Xander]Es que este poder trastoca un poco.[/Xander] – comenté. La sinceridad había abierto viejas heridas y me había hecho tomar decisiones que a la larga agradecería.

    La vida no es un camino de rosas. Los problemas en nuestras relaciones eran solo el principio de los sufrimiento de todos nosotros en nuestro camino para convertirnos en Daë. Pero por aquél entonces, era todo nuestro mundo.

  • JERARQUÍA

    NOAH ARKKAN | INSTITUTO HEDY LAMARR

    Hola, Destina. Estaba esperando para empezar este nuevo diario a que ocurriese algo importante, y hoy ha pasado. No tengas miedo, el resto de tus memorias están en mi habitación, en el estante reservado para los diarios. Sé que Leo también los guarda, pero los suyos no están a la vista.

    Voy a volver a ponerte al día por el tiempo que ha pasado desde la última vez. Me quedan dos años de enseñanza secundaria en el Instituto Hedy Lamarr, este y el siguiente. Estoy deseando liberarme ya de la monotonía de permanecer durante horas sentado en unas clases en las que se hablan cosas que ya he aprendido o memorizado en una fracción de segundo. Además, los Institutos son civilizaciones en miniatura, caldos de cultivo en los que podría observarse a la humanidad tal y como nosotros observamos a otras especies. Se crean y se mantienen estratos sociales peligrosos, pero es lo que dice la tía Sarah, al final todo pasa, hay que tener paciencia.

    El caso es que en parte estaba deseando llegar a la Universidad. Si conseguía beca, podría intentar apuntarme en dos carreras de las que me gustaban. No me haría falta ir a las clases completas y si lo hacía, podía aprovechar el tiempo que me sobrase para hacer cosas de la otra asignatura.

    La última vez que te conté mi historia todavía tenía problemas con la tecnología. Ahora ya he aprendido a no sobrecargarlos y a controlar la estática que sale de mi cuerpo. Alguna vez me he pasado tecleando demasiado rápido y he terminado por saturar el equipo, pero me estoy acostumbrado, me ayudará bastante para el plan de las dos carreras. He conseguido reducir la lista a estudiar fotografía, escritura, historia o arquitectura. Por el momento he visto que hay una carrera que ofertan en la Universidad de Moondale que se llama Artes Creativas y según dice el padrino, fotografía y escritura vendrían a estar contenidas. Así que quedaría decidir entre las otras dos, pero creo que arquitectura va ganando. Los juguetes de piezas marcaron mi infancia, eran los únicos que conseguían entretenerme.

    No pensé que el inicio de curso fuese a diferenciarse en nada del de otros años, salvo por el hecho de que Amy había tenido que repetir curso en lugar de graduarse y ahora estaba en la clase de mi hermano. Me sentía mal por ella, pero no estaba seguro de cómo acercarme lo suficiente como para darle ánimos, así que preferí no molestarla.

    Esta mañana estaba probando mi nueva taquilla y guardando algunas cosas que me podían hacer falta cuando la vi aparecer. Era nueva, me aburría tanto en las clases y los pasillos que conocía todas y cada una de las caras del instituto. Definitivamente la suya no la habría olvidado, sus ojos parecían de otro mundo, un azul celeste que te dejaba clavado en el sitio. Por suerte, como era rápido, a mí no se me había notado.

    Caminaba buscando algo que tenía anotado, probablemente la clase o la taquilla. Inmediatamente pensé en ayudarla, pero vi a un par de tipos grandotes de último año con el chacal en sus chaquetas de fútbol americano, listos para hacer su papel de babosos oficiales.

    No tardó en impresionarme, pasando de ellos abiertamente mientras seguía buscando ella sola. Sonreí, distraído, se lo tenían merecido. Que fuese una chica guapa no les daba ningún derecho, a absolutamente nada. Así que decidí no molestarla intentando ayudarla.

    Aquí es donde me golpeó tu padre, el Destino. Estaba tan metido en mis pensamientos mientras cerraba la taquilla que no me di cuenta de que ella apuraba el paso. Acostumbrado a no usar mi poder en público, no pude evitar que chocásemos aunque conseguí que ninguno de los dos perdiera el equilibrio y se cayese.

    — [Lexie]Lo siento.[/Lexie]— se disculpó, mirándome directamente con esos ojos que parecía atravesarme. No conseguí aguantarle la mirada mucho tiempo.— [Lexie]Es que soy nueva y no encuentro nada.[/Lexie] – explicó. De cerca era todavía más guapa, pero me sentí mal parándome a pensarlo porque seguramente era así como la viese todo el mundo, sin querer saber más.

    – [Noah]P-perdona, la culpa es mía.[/Noah] – respondí. Podía haber evitado que chocásemos, era suficientemente rápido como para hacerlo sin problemas y quizá sin que nadie me viese, pero ya estaba acostumbrado a ser simplemente el friki, el raro con hiperactividad. – [Noah]Puedo ayudarte si q…si quieres.[/Noah] – ofrecí. Había querido ayudarla desde el principio y ahora tenía la excusa perfecta para que no pareciera que solo lo hacía por su aspecto. Tampoco sé cómo explicartelo, Destina, para que no suene ofensivo. Era muy guapa y también muy…explosiva.

    — [Lexie]Genial.[/Lexie]— sonrió con timidez. — [Lexie]Estoy buscando la clase de primero de bachillerato…C[/Lexie] – afirmó, después de comprobarlo en la nota. No pude evitar sonreír, aunque por suerte, evite soltar una risa.

    – [Noah]Ah, vamos a la misma clase.[/Noah] – respondí intentando disimular un poco el hecho de haberme alegrado en exceso.

    — [Lexie]¡Qué puntería![/Lexie]— replicó. Me quedé un instante observándola, más rápido de lo que ella pensaba, tratando de recomponer un retazo de su persona a través de lo que veía. No obstante había cosas confusas, pistas que llevaban en direcciones opuestas. Lo que sí me quedó claro en su forma de vestir y en sus movimientos, es que detestaba que le prestasen atención por su físico.— [Lexie] Me llamo Alexandra, pero me dicen Alex, Lexa, Lexie, Xandra… ¿y tú?[/Lexie] – se presentó. Me sentí un poco avergonzado por no haberme presentado hasta ese momento, aunque eso no evitó que me asombrase la cantidad de nombres.

    – [Noah]Soy Noah y me llaman…eh, bueno…eso…[/Noah] – expliqué, de una forma bastante lamentable. Ya sabes que las relaciones sociales no siempre terminan de ser lo mío. Que pienses rápido no garantiza que no metas la pata igualmente. – [Noah]¿Cómo prefieres que te llame?[/Noah] – pregunté, mientras caminábamos juntos por el pasillo.

    — [Lexie]Lexie.[/Lexie]— aseguró, apretando la carpeta contra el pecho. Era amarilla, pero llevaba pegada lo que parecía la portada de un libro. Mostraba a un caballo de color rojo sangre. No lo conocía. — [Lexie]Creo que me pega más.[/Lexie] – me extrañó esa forma de decirlo, pero tampoco le di demasiadas vueltas. Pensándolo ahora, sé por qué. Temía que fuese una de esas personas que tienen que fingir ser de otra forma para sobrevivir a una fauna como la del instituto.

    – [Noah]Lexie entonces. Encantado.[/Noah] – repliqué, tendiéndole la mano. No quería crear tensión con un acercamiento forzado típico como era tener que dar dos besos si era una mujer. Mis padres me habían enseñado desde pequeño que no tenía que besar a nadie si no quería, así que aplicaba eso a todo el mundo.

    Lexie miró mi mano extendida y se rió.— [Lexie]Eres raro, Noah.[/Lexie]— sentenció, mirándome. Aparté la mano, algo cohibido. Tenía miedo de caerle mal, todavía soy demasiado joven y algo inexperto en las relaciones sociales «normales». A fin de cuentas, en la memoria genética de mi padre estaba su experiencia y la de cientos de demonios antiguos, y mi madre había llevado una vida…poco habitual.— [Lexie]Me vas a caer bien.[/Lexie] – apuntó. Eso me tranquilizó, no voy a negarlo.

    – [Noah]Me lo dicen mucho, lo de raro, no lo otro.[/Noah] – le aclaré. Y desde hacía mucho tiempo, como bien sabes. Ya no me importaba, prefería ser diferente, ser algo inesperado, algo que esas jerarquías sociales del instituto no supieran calificar y por eso fuera simplemente «raro». Como os decía antes, con unos padres que nunca habían ido al instituto y los recuerdos de unos antepasados que vivían en tribus, poca experiencia podía tener de antemano. – [Noah]¿De dónde eres?[/Noah] – pregunté, intentando hablar de algo.

    — [Lexie]Eh…de por aquí.[/Lexie]— respondió, visiblemente incómoda. Estupendo, primera cosa que le decía después de presentarnos y ya la había cagado.

    – [Noah]Lo siento, pregunto mucho.[/Noah] – me disculpé.

    — [Lexie] No, no.[/Lexie]— replicó ella, quitándole importancia. Lexie parecía una chica muy maja, muy accesible. No sé explicarlo, porque aún no la conozco lo suficiente.

    – [Noah]Nuestra clase no está mal.[/Noah] – empecé a decir lo que me habría gustado escuchar. – [Noah]Lo típico: una reina de la clase, una seguidora…está Niall que es amigo mío, es buena gente.[/Noah] – aclaré. La jerarquía que ya había mencionado. Pensar en ello no me parecía muy agradable, pero al menos era algo pasajero.

    — [Lexie]Me conformo con pasar desapercibida.[/Lexie]— sentenció ella. Le dediqué una sonrisa.

    – [Noah]Entonces Niall y yo somos la apuesta segura.[/Noah] – comenté. No éramos populares, pero nos llevábamos más o menos bien con todo el mundo, aunque a veces teníamos que aguantar a otros. Ella me sonrió y volvió a pasarme lo que últimamente me estaba persiguiendo. Desde hacía una temporada, controlaba mejor mis poderes, pero a veces, en momentos puntuales de nervios, mis manos temblaban. Esto no sería muy grave si no lo hicieran a una velocidad sobrehumana. Por suerte, conseguí esconderlo.

    En ese momento, para contribuir a tranquilizar mis nervios, apareció Kaylee con su corte. — [Kaylee]Eh, rarito.[/Kaylee]— chasqueó los dedos. Sabía que estaba hablando conmigo, pero la ignoré. ¿Recuerdas lo que decía de la «reina» de la clase y sus seguidores? Pues era Kaylee, aquella niña inteligente y madura había sucumbido a la jerarquía y llevaba siendo así desde principios del instituto. Supongo que se cansó de que se metieran con ella y tomó las riendas, creando un papel que ha terminado por comérsela.— [Kaylee]¿Te has tomado la medicación? Porque te veo hablando solo.[/Kaylee] – se burló. Preferí no hacerle caso, aunque la risa de Tina y de Blue e Indigo, los hermanos Stevens, me hizo sentirme mal.

    Igualmente la ignoré, Kaylee y yo nos conocíamos desde hacía mucho tiempo y aprovechaba esa confianza para burlarse, sabía perfectamente que yo no le haría caso. Miré a Lexie esperando no ver pena o vergüenza en su mirada. Lo que vi no fue ninguna de las dos cosas, si no una mirada acerada en dirección a Kaylee.— [Lexie]Está hablando conmigo.[/Lexie] – le espetó.

    – [Noah]No le hagas mucho caso.[/Noah] – intervine, esperando restarle importancia a la situación. No me apetecía estropear las cosas con Lexie ni tampoco que pensase que Kaylee era así, aunque hiciese poco por demostrar lo contrario.

    — [Kaylee]Anda mira, si las tetas te dejan hablar.[/Kaylee] – replicó. Vi la cara que puso Lexie y me enfadé, de verdad.

    – [Noah]¿Quién te crees que eres, Kaylee?[/Noah] – le espeté. Tengo paciencia e intento vivir siempre pensando en que mis actos tienen consecuencias y que está en mi mano mantener el equilibrio y ser fiel a mí mismo. Lo que decían de mí no me importaba, pero Kaylee se había pasado y no podía, ni quería, permitirlo.

    Índigo se acercó a mí en actitud beligerante. No retrocedí, podía esquivarle sin llamar la atención. No me iba a enfrentar abiertamente a él solo porque tenía de mi lado el físico de mi lado demoníaco y la velocidad de mi poder. Tener poder no implica tener que utilizarlo a la ligera. No estaba en una película superhéroes adolescentes.

    Kaylee le detuvo.— [Kaylee]No te molestes.[/Kaylee] – añadió. Me quedé mirándola, esperando que respondiese. Quise volver a conectar con ella como hacía años que era incapaz, como amigos, como familia, teniendo en cuenta que su padre era mi padrino y siempre habíamos sido muy cercanos. Pero me topé con la pared de siempre.

    — [Lexie]No me das miedo, Barbie.[/Lexie]— le espetó Lexie, colocándose frente a ella. No me atreví a detenerla, no era quien para privarla de defenderse, pero tampoco me apetecía que las cosas se salieran de madre. Kaylee, ¿qué estás haciendo con tu vida? Un coro de gente murmuró, cada vez estábamos llamando más la atención.— [Lexie]No sé quién te ha hecho creer que mandas, pero estás muy equivocada.[/Lexie] – añadió. Kaylee esbozó una sonrisa, dispuesta a liberar su ira con Lexie.

    – [Noah]Déjala tranquila.[/Noah] – le pedí, serio. Apelaba a la Kaylee que se ocultaba detrás de la máscara.

    — [Kaylee]Escúchame bien, friki.[/Kaylee]— me replicó. Trató de convertir eso en un ataque, pero conmigo no iba a tener resultado. No sé qué la hacía querer apartarse de esa forma de todos nosotros, pero con muchos funcionaba.— [Kaylee]Tu amiga no sabe aún cómo funciona la cosa, así que más te vale que se lo enseñes.[/Kaylee] – sentenció. La observé fijamente.

    – [Noah]¿Quieres que hable de todo esto con mi padrino?[/Noah] – le advertí, intentando hablar de la forma más críptica que pude, teniendo en cuenta toda la gente que nos observaba. La mayoría no tenía ni idea de la relación que teníamos, porque Kaylee no se hablaba con casi ninguno desde que empezó el instituto, salvo con Owen.

    — [Lexie]Que me hables a mí, estropajo.[/Lexie]— le espetó Lexie, que no se andaba por las ramas.

    — [Kaylee]¿Pero qué dices, Michelín?[/Kaylee] — le insultó Kaylee. La miré, enfadado, mientras se llevaba una mano a la sien teatralmente. Ahí pasó algo que no me esperaba, Lexie le dio un tortazo a Kaylee con la mano abierta, que se echó hacia atrás, dolorida. Me giré hacia Lexie para apartarlas antes de la que cosa fuera a más.

    — [Lexie]Déjanos en paz, abusona.[/Lexie] – añadió, sin apartar la vista de ella. No sabía cómo decirle a alguien que acababa de conocer que no estaba bien lo que había hecho, por muchos motivos que le hubiese dado Kaylee.

    — [b]La nueva, al despacho.[/b]— se escuchó decir a la señora Kent, la profesora de física. Lexie seguía enfadada, pero se alejó, caminando lentamente.

    Kaylee aprovechó la situación para dramatizar.— [Kaylee]Me ha pegado.[/Kaylee]— se quejó, con lágrimas en los ojos.

    – [Noah]No sé cómo has cambiado tanto.[/Noah] – reconozco que no es la mejor forma de habérselo dicho, pero ya no sé cómo hablar con Kaylee. Ojalá pudiera quitarse la máscara.

    Fui detrás de Lexie, que iba murmurando por lo bajo. Antes de que la alcanzara se giró y le hizo un gesto a Kaylee para dejarle claro que la vigilaba, pero Kaylee fingió ignorarla mientras se pintaba los labios.

    Cuando la alcancé, Lexie llevaba los puños apretados e iba maldiciendo. Era un mal momento para decirle que había otras formas de solucionar las cosas y no teníamos la confianza suficiente, pero aun así, me sentí mal por callármelo.

    – [Noah]No le hagas caso, no merece la pena.[/Noah] – comenté, intentando decirle lo que pensaba por otra vía. – [Noah]La señora Kent lo entenderá cuando se lo expliquemos.[/Noah] – añadí, tratando de quitarle peso.

    — [Lexie] A la salida le arranco los pelos.[/Lexie]— espetó ella. La miré de nuevo a los ojos. Tras ellos vi el dolor de alguien que lo ha pasado muy mal. Lo que había pasado con Kaylee no parecía ser solo con Kaylee si no con lo que representaba.

    – [Noah]Kaylee está muy equivocada. Antes no era así.[/Noah] – comenté. De lo que había sentido de pequeño por Kaylee quedaba ya solo una amistad muy fracturada. Por mucho que hiciera por evitarlo, día a día se iba rompiendo un poco más y tenía miedo de que al final no quedase nada. – [Noah]Vales más que eso.[/Noah] – le aseguré. Lexie parecía una buena persona, no se merecía empañar eso con peleas así.

    — [Lexie]Antes no era así, ¿entonces cómo era, peor?[/Lexie] — preguntó, enfadada. Me preocupó que al final ese enfado y esa mala situación se volviesen contra nosotros. Me apetecía conocerla de verdad. Sí, vale, me parecía increíblemente guapa, sería absurdo negar que si me había llamado la atención desde lejos era por otra cosa que no fuera su aspecto, pero tenía claro que me quería saber más de ella, conocerla bien. La verdad es que suena bastante irracional viéndolo así escrito, pero no dejo de ser un adolescente con las hormonas revolucionadas que no ha tenido novia. A ver, no pienses mal, Destina, no es sexo, o sea, podría ser, pero ahora no hablo de eso. Simplemente me gustaría tener a alguien, igual que mis padres se tienen entre sí, o el padrino y la tía Diana, o el tío Daniel y la tía Sarah. Creo que algo así no tiene precio.

    – [Noah]Entiendo que estés enfadada.[/Noah] – dije, intentando mantener la conversación en un ambiente tranquilo. – [Noah]Pero le has plantado cara, eso ya es motivo para estar orgulloso.[/Noah] – le dediqué una sonrisa para darle ánimos.

    — [Lexie]Podría matarla mientras duerme.[/Lexie]— propusó. Me miró, algo más tranquila. Me dolían los ojos de lo guapa que era. No entendía cómo le podía haber dicho Kaylee esas barbaridades, salvo envidia, quizá, o que la perspicacia que siempre había tenido ahora, estando tan perdida, la utilizaba para saber dónde dar.

    – [Noah]Tendría que sacarte de la cárcel y no me veo con ganas de tatuarme.[/Noah] – ya me conoces, Destina, ser demasiado rápido implica tener demasiado tiempo libre, así que tenía tiempo de sobra para verme series viejas en Infinity TV en velocidad cuádruple. – [Noah]En serio, Lexie. No está bien que le hayas pegado. Te hace más daño a ti que a ella.[/Noah] – al final no pude evitarlo. Quería conocer a Lexie, me parecía buena persona y muy divertida, pero no podía presentarle a un Noah diferente. Si le caía bien, tendría que ser por cómo era en realidad, sin engaños, sin «cortejos» como un pavo real que luego es un pollo con tocado.

    — [Lexie]No voy a dejar que me pisotee.[/Lexie]— suspiró, resignada. Pensé que no le había gustado lo que acababa de decirle y me vine un poco abajo, la verdad.— [Lexie]Voy al despacho.[/Lexie] – sentenció, apurando el paso en dirección a jefatura.

    Me fui quedando atrás, así que me detuve para dirigirme de vuelta a clase. – [Noah]Suerte. Nos vemos en clase.[/Noah] – me despedí. Ya me estaba dando la vuelta, sumido en mis pensamientos y la preocupación de haber fastidiado el inicio de nuestra amistad, cuando Lexie se giró y me sacó la lengua, guiñándome un ojo. Mi día mejoró con solo un gesto.

    Y por eso he decidido que era un buen momento de retomar nuestra conversación, Destina. Lexie me cae muy bien. Hemos hablado más a lo largo del día y he podido confirmarlo, es muy simpática, extrovertida y sincera. Niall parece llevarse con ella de maravilla. Es una lástima tener que ocultarle parte de quien soy, pero no queda más remedio, la sorpresa cuando le hablase del mundo sobrenatural podía ser tan positiva como negativa, y no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos.

    Mi padrino me contó que hubo un tiempo en el que el mundo estuvo a punto de abrir los ojos, cuando la ‘Guerra de Moondale’ con el discurso de la madre de Dante. Pero el gobierno se encargó de taparlo todo. Si tanto miedo tenían de que el mundo supiera el secreto, podían estar dispuestos a cualquier cosa por ocultarlo. Conocía la Iniciativa, la había sufrido como si fuera en mis propias carnes gracias a los recuerdos de mi padre, y sabía que la tía Sarah aún hoy en día tenía pesadillas con ella, no podíamos cometer una imprudencia que les diese el impulso necesario para volver a invertir en ella.

    Pero no voy a terminar con algo negativo. Volvamos a lo importante, tengo una nueva amiga que es estupenda y pocas cosas me amargarán hoy el día.