COLE ROMAN
LABERINTO, SELAS

Tras apagarse la esfera, le conté a Zahra lo que sabían los demás y que nuestra siguiente parada era el centro del laberinto, no volvimos a hablar durante un largo rato. La observé mientras caminaba unos pasos más atrás que ella, viendo como registraba el suelo de piedras en el que yo no distinguía nada y dejaba marcas que seguro que solo reconocía ella.
No tenía muy claro si era el destino lo que nos había reunido en el laberinto juntos o mero azar, pero de base parecía extraño reunir a dos personas que apenas se conocían. Aunque qué mejor momento que ese para empezar a hacerlo.
– [Cole]He oído que eres buena rastreando. [/Cole]- le pregunté, acelerando el paso para ponerme a su altura.
– [Zahra]Has oído bien.[/Zahra]- respondió. Repasé mentalmente lo que sabía de ella. No se me daba mal escuchar a la gente , pero lo que sabía y había visto de Zahra en ese rato me hacían pensar que no sería un interlocutor fácil, no parecía deseosa de hablar ni de estar acompañada, o quizá era que estaba acostumbrada a estar sola, como Ezra.
– [Cole]También que eres una…dualidad. [/Cole]- dije buscando las palabras adecuadas. Dudaba que el mundo de Zahra estuviera muy avanzado en cuanto a lucha por los derechos, porque ni siquiera el mío lo estaba de manera uniforme. Había partes del mundo que habían mejorado bastante, como la nuestra, pero en otras seguía presente la fobia y en los más graves, la represión y el castigo. – [Cole]Conmigo puedes mostrarte como quieras y si necesitas algo, aquí me tienes[/Cole] – le ofrecí. No podía mostrarme como ningún «avatar» de la lucha por los derechos lgbt cuando yo mismo llevaba hasta hacía poco reprimiéndome y luchando por comprenderme. No era como Elle que siempre había estado orgullosa de quién le atraía, o Dante, Idris y Owen que les daba igual. Yo estaba todavía en pañales en todo eso.
– [Zahra]No soy exactamente una dualidad.[/Zahra]- puntualizó ella mirándome. Sus ojos oscuros me recordaron al otoño. No me había podido fijar hasta ese momento en lo preciosos que eran. – [Zahra]Yo soy yo y lo otro es la carga que tengo que llevar, pero puedes llamarlo como quieras.[/Zahra] – añadió. Una carga, así habría descrito yo hacía no mucho tiempo a un par de aspectos de mi vida.
– [Cole]¿Pensáis por separado o sois uno solo? [/Cole]- pregunté, intrigado. No quería asumir de más y hablar de forma equivocada.
– [Zahra]Es que…[/Zahra]- ella suspiró y por primera vez parecieron flaquearle las fuerzas y la vi cansada.- [Zahra]Yo…[/Zahra]- trató de decir.
– [Cole]Bueno no le des importancia, preguntaba por hacer tiempo y conocerte un poco mejor. [/Cole]- resumí, tratando de ponérselo más fácil. – [Cole]Hace tiempo que estás en la nave y casi nadie sabe nada de ti[/Cole]. – fui sincero, hacía tiempo que descubrí que era lo mejor, no sé si para todo el mundo, pero sí para mí mismo.
– [Zahra]Es que no se me da bien la gente.[/Zahra]- explicó ella.
– [Cole]No pasa nada, no te presiones por mí.[/Cole] – repliqué. Si tenía que ir en silencio el resto del camino, así sería, pero tenía la sensación de que necesitaba conectar con alguien para estar un poco más cómoda, y a mí ya me caía bien de primeras, así que era un buen comienzo. – [Cole]De todas formas soy medio serpiente, si quieres me saco la careta[/Cole] – no era algo que ofreciera a menudo precisamente. Supuse que lo había hecho para darle una muestra de confianza, pero en realidad, muy en el fondo, era consciente de que lo hacía para sentirme más cercano a otra persona mostrando lo que no me atrevía a enseñar a otros. Algo me había hecho pensar que ella lo entendería.
– [Zahra]A ver, listillo.[/Zahra] – dijo ella, deteniéndose en un recodo del camino.
Suspiré y relajé los brazos. Evitaba tanto la transformación que tenía que relajarme y concentrarme siempre para sacarla a relucir. Noté el cambio, apenas un instante, pero cuando abrí los ojos todo se veía diferente a través de los ojos de reptil. Abrí la boca para decir algo pero la cerré al darme cuenta de que mi lengua bífida podía resultar amenazadora.
– [Zahra]Es…impresionante[/Zahra] – dijo ella. No se había apartado ni se había asqueado. Había reaccionado de una forma tan natural que volví a mi apariencia humana con una ligera sonrisa.
– [Cole]Feo de narices quieres decir. [/Cole]
– [Zahra]Las serpientes no son bonitas, pero aportan muchas proteínas en caso de necesidad.[/Zahra] – dijo ella. No supe distinguir si estaba bromeando o lo decía en serio. Parecía totalmente capaz de haberse comido unas cuantas.
– [Cole]No pensé que si te escuchara hablar de comerme sería tan literal[/Cole] – reconocí, dejándome llevar por la broma, aunque en mi caso afloró la que mi tío Hiro llamaba la vena Villiers, el ligón interno que solo necesitaba que la persona que tenía delante le gustase para salir.
Ella agachó la cabeza, sonrojada.
– [Cole]Perdona si te he ofendido, lo de ser de distinto tiempo…[/Cole] – me disculpé. No sabía demasiado de historia y si a eso le sumabas que su mundo era sobrenatural, viviendo bajo una urbe futurista, más difícil era adivinar cómo sería «cortejar».
– [Zahra]No me has ofendido.[/Zahra]- respondió, volviendo a mirar hacia delante.
– [Cole]Entonces olvídate de la disculpa.[/Cole] – añadí con una sonrisa. – [Cole]Te he enseñado la mía, ¿Me enseñas la tuya?[/Cole]
– [Zahra]Sí.[/Zahra]- dijo casi en un susurro. Nos detuvimos de nuevo y la observé mientras «transicionaba». Había algo en su cambio distinto al mío, parecía más natural, cada detalle transformándose delante de mí.
– [Cole]Es curioso, hay un rato que pareces los dos a la vez.[/Cole] – observé. Su otro aspecto era guapo también, sus ojos eran un poco más oscuros, pero igual de penetrantes. Mantenía algo que me recordaba a Zahra, quizá la estructura del rostro, unos pómulos que le daban tanto atractivo como a ella. – [Cole]Sois guapos, de eso no tendrás queja[/Cole] – dije, maravillado.
– [Zahra]Eh…gracias.[/Zahra] – respondió.
– [Cole]No las des. Solo te digo la verdad. [/Cole]- le devolví una mirada cargada de significado.
Delante de mí volvió a ser Zahra y me miró de reojo. – [Zahra]No deberías mirame así.[/Zahra]
– [Cole]Si te molesta no lo hago más.[/Cole] – respondí sin tomármelo mal. La asertividad era algo que había que valorar más. Yo lo hacía, me había sacado de un pozo muy negro.
– [Zahra]No es eso.[/Zahra]- trató de explicar.- [Zahra]Es que conmigo no…[/Zahra]
– [Cole]¿Contigo no…?[/Cole] – pregunté, animándola a decirlo. Le costaba encontrar las palabras.
– [Zahra]No soy una buena persona y no pertenecemos al mismo mundo.[/Zahra] – dijo al final. Nate me había hablado de forma críptica de su pasado trágico y de que Zahra vivía culpándose por ello, pero no había querido dar detalles sin que ella misma lo hiciera.
– [Cole]No me pareces mala persona.[/Cole] – aseguré. – [Cole]Y de dónde venimos es mejor que no importe, porque si no todos viviríamos encerrados en las jaulas en las que nacemos[/Cole]- jaulas que a veces parecen palacios, pero que siguen evitando que salgas y seas de verdad tú mismo.
– [Zahra]Soy mala persona.[/Zahra] – repitió. Parecía querer convencerse de ello, como si el hecho de que yo le dijera lo contrario fuera algo que no podía permitirse, como si ella misma se forzara a cargar con un error para siempre.
– [Cole]¿Por algo que estás haciendo ahora o por algo que hiciste?[/Cole]
– [Zahra]Esto…[/Zahra]- señaló su cara, que me parecía de todo menos un error.
– [Cole]¿Por ser diferente?[/Cole] – pensé que quizá en su mundo no estuviese bien visto. No me extrañaría, ni siquiera en mi mundo y en mi tiempo, cargado de etiquetas, sabría a qué correspondía. ¿Era una persona no binaria? ¿Una persona trans? ¿O era otra cosa? A mí me daba igual, en realidad, me identificaba como bisexual porque parecía que todo el mundo tenía que etiquetarse, pero para mí era más sencillo, al menos hoy en día. Me gustaban las personas, independientemente de todo lo demás.
– [Zahra]No, hice un pacto y se saldó con su vida.[/Zahra] – por lo que decía entendí que su otro aspecto era anterior y que su rostro como Zahra el de una persona a la que había perdido, de una forma u otra. Quizá por eso prefería estar como Zahra, porque se avergonzaba de lo ocurrido.
Asentí, encajando las piezas del puzzle con lo que me estaba diciendo y lo que Nate me había contado por encima. Sabía que su dualidad se debía a una maldición, eso si me lo había dicho, aunque no sabía nada de lo que había hecho para merecerla. – [Cole]No eres culpable si no sabías lo que iba a pasar.[/Cole] – no podía sentar cátedra, pero era lo que pensaba. – [Cole]Ahora mismo estar caminando por este laberinto podría significar la muerte de alguien, a cada paso, nuestro futuro puede cambiar. Si dudamos de cada error, nunca seguiremos adelante[/Cole] – añadí. No era ningún baluarte moral para dar lecciones a nadie, pero como el tío Hiro siempre decía, me gustaba dar una paz a las personas que yo mismo no me concedía. Ahora era más fácil, porque trataba de darme un poco de paz también a mí mismo.
– [Zahra]Puede que tengas razón o puede que solo seas un necio que quiere llevarme al huerto[/Zahra] – replicó. Su mirada parecía tener una pizca de picardía, pero el dolor y la culpa que cargaba no la iban a dejar salir fácilmente.
– [Cole]Valoro más a la gente que por un polvo Zahra, es normal que no lo sepas aún, pero ahora ya lo sabes.[/Cole]- le aclaré, no enfadado, si no con ganas de que me conociera. No iba a negar tampoco que la encontraba atractiva en cualquiera de sus aspectos, pero después de una juventud irreflexiva, ahora me gustaba más conocer a la gente antes. Me pasó con Ruby, nos conocímos bien en Kardas, vimos que no seríamos una buena pareja pero que sí podíamos tener sexo porque los dos los necesitábamos, y seguíamos siendo amigos. – [Cole]Yo la cagué muchas veces, cometí errores, intento enmendarlos, no soy la misma persona, no soy mis errores, soy quien yo decido[/Cole]
– [Zahra]Yo prefiero ser mis errores y no olvidarlos nunca.[/Zahra] – no era quien para decirle que su forma de pensar era peor que la mía, pero sí podía ver que no era sana para sí misma, porque yo era el primero que había vivido una vida equivocada.
– [Cole]Cambiarás, como todo.[/Cole] – había aprendido que algo esencial era adecuarse a que la vida no siempre será la misma, unas veces será de una forma y otras de otra diferente y hay que tratar de fluir con ella.
– [Zahra]O tú.[/Zahra]- replicó, devolviéndome la sonrisa. Tenía una sonrisa muy bonita, con unos dientes blancos que no sabía cómo había mantenido, pero tenía que preguntar su secreto.
– [Cole]Yo ya he aprendido un poco, soy terco y me costó mucho. [/Cole]- le expliqué. Mi «aprendizaje» era una época oscura y convulsa de la que no estaba del todo orgulloso, pero que tenía que aceptar como necesaria para llegar a quien era hoy en día.
Zahra asintió mientras repetía una marca en el suelo. Era una suerte ir con ella porque así no tenía que vivir con el miedo constante a haberme perdido y estar dando vueltas en círculos.
– [Cole]Te diré una cosa, a mi me caes bien. Me pareces buena persona.[/Cole]- reconocí, no tenía miedo a decirlo, confiaba en que no nos traicionaría a ninguno. – [Cole]Y eso que no sé ni tú apellido[/Cole] – pensé en voz alta.
– [Zahra]¿Apellido?[/Zahra] – preguntó ella. No parecía conocer la palabra siquiera.
– [Cole]Si, supongo que no teníais ahora que lo pienso. Yo me llamo Cole y mi apellido es Roman[/Cole] – le dije, sin saber si eso le haría alguna diferencia.
– [Zahra]Yo soy Zahra.[/Zahra] – respondió.
– [Cole]Como Cher, entonces a mi puedes llamarme Cole[/Cole]. – dije. No es que fuera un fan incondicional de Cher, pero me había gustado su canción en ‘Mamma Mia 2’, uno de mis placeres de la era plateada del cine.
– [Zahra]¿Cher?[/Zahra] – preguntó, sin saber de qué leches hablaba, lógico para cualquiera que no fuera yo.
– [Cole]Una cantante famosa en mi mundo. Si te vienes con nosotros te la enseñaré[/Cole]. – comenté.
– [Zahra]No creo que pueda ir con vosotros.[/Zahra] – dijo ella.
– [Cole]¿Poder o querer? [/Cole]- pregunté. No era lo mismo que no quisiera irse, algo razonable, que el hecho de pensar que no podría o que no se lo merecía.
– [Zahra]Buena pregunta.[/Zahra]- admitió.- [Zahra]No se me ha perdido nada en vuestro mundo. Ni siquiera soy parte del grupo.[/Zahra] – aclaró. No le faltaba razón, pese a llevar quien sabe ya cuanto tiempo en ese lugar, muchos no teníamos apenas relación unos con otros porque habíamos vivido cada día con prisa, esperando el siguiente reto, deseando salir de allí. El tema era que de esa manera, desligados, lo tendríamos más difícil.
– [Cole]Hasta ahora. Todavía nos queda camino y según dicen los Moondies estaban más unidos cuánto peor les iba[/Cole]. – expliqué. Aunque antes no conociera qué significaba la palabra Moondies, estaba seguro de que después de unos días en la nave ya sabría a qué nos referíamos. Cuando tus antepasados son héroes, corres el riesgo de vivir a su sombra. Por suerte, empezábamos a ver el sol.
– [Zahra]Ya veremos si es verdad lo que dices.[/Zahra] – dijo ella.
Asentí y sonreí una vez más mientras nos adentrábamos en el laberinto, conociéndonos un poco mejor.