Moondale

Etiqueta: Un poco de Dante x todo el mundo

  • VILLIERS BROWNING

    DANTE VILLIERS

    KARDAS – EL ERMITAÑO GRIS, DIRECCIÓN A ARABIA

    Aquella masa enorme no hacía más que subir y bajar. Era gris, como el cielo cubierto de nubes, así que daba igual si mirabas al mar o al cielo, todo era parecido.

    – [Dante] Tenías que haberle colgado a Laura…[/Dante]- me quejé. Nuestra vida no era idílica en la Edad Media, pero al menos tenía trabajo y los dos pies en algo firme. Pero Laura había aparecido con noticias y tuvimos que ponernos en marcha. Al menos con un poco de suerte si conseguíamos hacer lo que había que hacer, volveríamos a ver a los demás. Era un alivio pensar que estaban vivos y que no nos habíamos quedado atrás solos.

    – [Chloe]Tanto como te gustan los coches y lo que te marea un barquito de nada.[/Chloe] – sentenció Chloe con cara burlona. Alcé una ceja, mirándola. Habría preferido cruzar el mar estilo gaviota que ir en ese puñetero barco durante dos semanas enteras en dirección a la Arabia de ese planeta. En teoría teníamos que buscar allí el avatar guardián del portal de ese mundo, un Toro, que según MacLeod era el mismo al que adoraban los templarios. O sea, un puto toro blanco.

    – [Dante] Si tu hubieras visto lo que puede haber ahí debajo.[/Dante] – señalé el agua oscura que ocultaba bien los terrores que podía haber debajo. Solo pensar en los demonios serpiente de Dagrknot me hacía querer darme una ducha de agua caliente y después alejarme corriendo de cualquier masa de agua.

    – [Chloe]Lo que te marea es el movimiento. A mí no me engañas.[/Chloe] – replicó ella.

    – [Dante] No sé cómo puede gustarte ir en esta chalupa en dirección a las mil y una noches. [/Dante]- al menos parecía cómoda con el cambio de aires.

    – [Chloe]No sirve de nada quejarse, bro.[/Chloe] – respondió. Supongo que ella también era consciente de que en cuanto a trato de las mujeres no iba a cambiar demasiado la cosa, pero al menos ganábamos en higiene.

    – [Dante] Me entretendré pensando en la ropa que te vas a poner allí.[/Dante] – respondí mirándola de reojo. Llevaba un vestido de corte sencillo de los que llevaban las mujeres jóvenes en Kardas, una ropa que le hacía muy poca justicia a su trasero digno de estatua griega.

    – [Chloe]Cuéntame algo y así no piensas en las ganas de potar que tienes.[/Chloe] – comentó, quitándole importancia mientras se apoyaba en la barandilla. Me paré a pensar, no era un hombre de muchas palabras, aunque hacía un tiempo que algo me rondaba la cabeza y apenas había tenido tiempo a hablarlo.

    – [Dante] Mi madre no sabía nadar, vivió la mayor parte de su vida encerrada en una mansión. Y luego en otra.[/Dante] – expliqué. Suponía que mi respeto al agua venía de ella, que siempre parecía aterrada cuando nos veía jugar en la playa. – [Dante] Me pregunto cómo estará.[/Dante] – añadí. No había podido preguntarle al padre de Kaylee por ella, así que no sabía si se habría encontrado con Sarah y estaría en buenas manos o sola y preguntándose dónde estábamos todos. Y además, su asesina estaba allí, la muy hija de puta había vuelto dejándonos a nosotros aquí.

    – [Chloe]Pues viva, que ya es better que muerta.[/Chloe] – resumió. Nuestras miradas se cruzaron y ella sonrió sorprendida porque no apartara la vista, algo que no debía ser común en su futuro.

    – [Dante]Estará preocupada. [/Dante]- admití. – [Dante]Mientras tanto él seguirá por ahí[/Dante] – el recuerdo de mi padre no dejaba de envenenar la alegría que debía suponer que ella hubiera vuelto. Cole lo había conseguido, había sacrificado algo suyo para traerlo de vuelta y Logan mientras tanto, ¿qué? Lamentándose y odiando, buscando venganza. ¿Por qué coño no había hecho como Cole, por qué tenía que parecerme a él?

    – [Chloe]¿Tan malo es?[/Chloe] – preguntó ella.

    – [Dante]Digamos que no tengo los mejores recuerdos de un tío que se largó cuando mi madre murió.[/Dante] – resumí. A veces, escuchando hablar a los demás sobre las Pruebas de los Moondies, me paraba a pensar en si de verdad conocía a esa persona, al Logan Daë, o solo al padre ausente al que me había acosumbrado a detestar. – [Dante]Si no hubiera sido por los Echolls estaría bajo un puente.[/Dante] – admití. Eran mi segunda familia, aunque sin lazos sanguíneos, que eso dejaría mi interés por Chloe en algo un poco chungo. Hasta yo, que tuve un crush con la madre de Kaylee, tenía mis reglas.

    – [Chloe]I got it.[/Chloe] – dijo ella. Se quedó distraída mirando hacia el horizonte. Me vino un fuerte olor a ron y me giré para ver a un grupo de marineros de la tripulación bebiendo algo mientras miraban a Chloe una y otra vez. El mareo pasó a segundo plano y me coloqué de espaldas al mar para mirarles fijamente.

    – [Dante]Como este viaje dure mucho más voy a acabar dejando sin los pocos dientes que les quedan a estos tíos.[/Dante] – sentencié. Lo peor era que una parte de mí pugnaba por liberar esa adrenalina.

    – [Chloe]¿Y ese ataque de masculinidad tóxica?[/Chloe] – preguntó, aparentemente sorprendida, aunque a estas alturas, después de unos meses sobreviviendo juntos, ya tenía que conocerme. Era impulsivo, atrevido, ingobernable. Un rebelde sin causa me llamaba una profesora del instituto.

    – [Dante]La vena Villiers.[/Dante] – resumí. Por mucho que me pesara, esa parte de mí estaba ahí, junto con mi oscuro poder, un testamento en vida.

    Chloe me pasó una mano por la cara y su suave tacto me reconfortó. Dejé de mirar a los marineros, algunos se habían ido y otros seguían ahí, envalentonados por el alcohol. Aunque poco se atreverían a hacer, habíamos gastado bastante en el pasaje contando con que era nuestra vía para dejar ese mundo, y no lo pagaríamos hasta atracar, el capitán defendería su inversión.

    – [Dante]¿Eso es una indirecta?[/Dante] – sugerí con una sonrisa. Dos semanas de viaje eran mucho tiempo, había que buscar formas de entretenerse.

    – [Chloe]No, estaba mirando a ver si te ibas a morir ya.[/Chloe]- me picó, sacándome la lengua.

    – [Dante]Muerte por kiki.[/Dante] – bromeé.

    – [Chloe] Anda, te dejo con los mareos.[/Chloe] – se despidió, dándome la espalda para volver al camarote.

    – [Dante]Genial, yo pensaré en toros blancos sagrados de arabia que me saquen de este trozo de roca anticuado.[/Dante] – dije, incapaz de imaginarme alejándome del aire fresco para meterme en un cubículo de madera que se mueve sin parar, con una ventanilla que parece la de una lavadora.

    Ya solo quedaba que el cansancio me pudiera y el sueño hiciera correr un poco más el tiempo, porque prefería enfrentarme a un toro blanco mágico que seguir en esa travesía del demonio, solo con mis pensamientos. Pronto volveríamos con los demás y todo este viaje acabaría de una vez. Solo esperaba que no acabase del todo para mí.

  • UNA EPOPEYA DANTESCA

    Dante Villiers

    SELAS – NOCHE

    El refugio del Daë demoníaco resultó ser un complejo entramado de cavernas comunicadas entre sí a través de túneles que recorrían toda la montaña. Sin tener claustrofobia, no era muy fan de estar encerrado bajo kilómetros de roca excavada por gente que aún no conocía la electricidad, así que convencí al resto para quedarnos en una enorme caverna cerca de la del Daë.

    Allí había seres de todo tipo, la mayor parte habrían sido llamados monstruos por los humanos corrientes, pero yo también, así que me sentía acogido de una forma extraña. Y además, esos monstruos sabían divertirse como nadie. Una vez quitados los tabúes estúpidos de la humanidad, la fiesta que tenían de manera continua toda la noche, a pesar de tener a los enemigos a las puertas, no era comparable.

    Tenían bebidas fuertes que por primera vez llegaron a hacerme efecto, se paseaban por ahí sin importarles si iban vestidos o no y no se escondían si querían «aparearse», fuera del sexo que fuera su pareja. Eran libres y les envidié, porque en lugar de disfrutar de la fiesta, tuve que sentarme en una mesa a debatir con mi heroica compañía y un demonio al que teníamos que convencer de ser salvado y salvador.

    Oriax era práctico, había tenido poder durante mucho tiempo y le habían adorado por ello, hasta que los héroes empezaron crecer y los monstruos a desaparecer para alimentar su gloria. Así que no resultó fácil hablarle de que quien estaba detrás de los ataques de los héroes era en realidad enemigo de trece mundos más, un parásito que se alimentaba de todos ellos para conseguir su mundo utópico, que seguro que no era para tanto.

    Ni siquiera llegamos a convencerle, ni de recibir ayuda ni de prestarla, antes de que un faë diera la voz de alarma. Los héroes habían llegado a la entrada de las cavernas, así que recogimos nuestros trastos a toda prisa y nos preparamos para la guerra contra unos tipos que estaban más que acostumbrados a ella. Sobra decir que tenía mala pinta, por muchos poderes que tuviéramos la mayoría, también estaban ahí Chloe, Elliot,  Vera y Jamie que no tenían poder ofensivo, ni edad, ni entrenamiento.

    Dejé que los lobos fueran delante mientras Kay les cubría la retaguardia y Julia les cegaba. Yo me quedé hacia atrás, cerca de Chloe, que en ese momento estaba cagándose en todo al ver que había poco sitio donde esconderse.

    – [Dante]¿Sabes insultar con el cuerpo además de con la boca?[/Dante] – dije después de golpear con un bate de acero que me había llevado de la nave a un héroe que parecía un cupido hormonado.

    – [Chloe]La verdad es que no.[/Chloe]- admitió, cubriéndose detrás de mí.- [Chloe]Yo soy más de quedarme comentando los outfits de la gente que pelea.[/Chloe] – añadió. Por el rabillo del ojo vi que Elliot, Vera y Jamie formaban un círculo, armados con lo que habían encontrado por ahí, tratando de defenderse de quien se acercara demasiado. Un héroe trató de abalanzarse y un destello salió de Elliot y lo lanzó lejos. Tenía que haberme llevado también algún souvenir del mundo vikingo.

    – [Dante]Hoy no tiene pinta de que vayas a poder hacer eso.[/Dante] – dije. Vi un palo como el que usaba la rubia de Xena y se lo puse en las manos.  – [Dante]Cógelo con fuerza y dale a cualquiera que tenga pinta de héroe.[/Dante] – resumí. Al final por muchas disciplinas y mucho que se llenase la gente la boca, el truco estaba en coger con fuerza el arma y atizar al otro si dejar que te diera. Fin.

    Ella respondió dándome un golpe bastante flojo. Esperaba que no hubiera tenido intención de darme fuerte. O sí, depende del contexto.

    – [Dante]Yo tengo pinta de todo menos de héroe.[/Dante] – admití devolviéndole la sonrisa. Solo estaba haciendo de Daë por circunstancias de la vida, si no, seguiría tan tranquilo en mi taller.

    – [Chloe]No te lo crees ni tú.[/Chloe] – replicó ella. Me veía con buenos ojos a pesar de todo.

    Vi que venían varios hacia nosotros así que le hice una seña. Dejé que la fría y acogedora oscuridad me devorase y aparecí entre dos héroes que no me esperaban y cayeron rápido al darles por la espalda. Si esperabais que empezase con el honor de atacar de frente, estáis equivocados conmigo. Esto era la guerra y si tenía que elegir entre mi vida o la de mis compañeros y el honor, ya podían darle bien por el culo al honor.  – [Dante]¿Qué decías?[/Dante] – dije al reaparecer a su lado.

    Ella puso los ojos en blanco, pero seguía loca por mis huesos.

    – [Dante]La verdad es que el Daë no parece necesitar mucha ayuda.[/Dante] – comenté mientras miraba por una de las «ventanas» excavadas en la roca cómo más abajo, donde estaban los lobos, Kay y Julia, un rayo caía del cielo y arrasaba una docena de heroicillos.

    – [Chloe]Pues me siento.[/Chloe] – replicó, sentándose de verdad en una roca que había por allí cerca.

    Cuando volví a mirar por la ventana, vi dos puntos blancos que cada vez se hacían más grandes. Al principio me quedé sorprendido al ver que tenían alas como las mías, pero al acercarse más vi que eran un hombre y una mujer montados en caballos alados. Venían derechos hacia nosotros, para atacar por la retaguardia los muy cabrones. ¿Veis lo que os decía del honor? Que le jodan.

    El tipo tenía una melena a lo Conan, e iba vestido con esa ropa cutre que te dan en los juegos de rol al principio, la de cuero. Ella iba vestida como en los juegos clásicos, con una armadura que cubría pocas partes vitales y dejaba más piel a descubierto que al revés. – [Dante]Lo siento, pero yo era de Kevin Sorbo.[/Dante] – dije volviendo a hacer el combo de oscuridad para teletransportarme sumado al golpe con el bate.

    – [Chloe]Pues sí que eres viejo, ¿no?[/Chloe] – replicó Chloe dando vueltas para evitar que la heroína le golpeara.

    – [Dante]¿Qué pasa, en tu futuro ha quebrado Infinity?[/Dante] – respondí. Chloe intentó darle a la mujer, pero pese a que el golpe no era malo del todo, la otra tenía experiencia.

    – [Chloe]Te estaba tocando las narices.[/Chloe]- encontró tiempo para sacarme la lengua pese a tener a la heroína casi encima y estuve a punto de decirle que se me ocurrían otras formas de usarla, pero quizá no era el momento.

    – [Dante]Quizá no sea el momento.[/Dante] – respondí para mí, con la suerte de que parecía que le había respondido a ella.

    – [Chloe]Siempre es el momento.[/Chloe]

    – [Dante]Puedes pedirle el traje a tu amiga, te sentaría bien. [/Dante] – el héroe estaba empezando a cansarse, pero no cedía. Lo de desaparecer no iba a funcionar ya así que probé algo nuevo. Mi brazo se cubrió de sombras y sentí que el bate pesaba menos mientras recorría la distancia que me separaba del héroe y lo lanzaba contra unas rocas más allá.

    – [Chloe]Estoy mejor sin nada.[/Chloe] – replicó. Mi cabeza era muy imaginativa para esas cosas, así que preferí mantenerme entretenido ayudándola con la heroína.

    – [Dante]Claramente.[/Dante] – admití, pensando que podíamos estar haciendo los tres algo más divertido que pelear.

    Chloe me tiró un beso cuando conseguimos librarnos de la chica. – [Dante]Tú si que sabes animar una guerra. [/Dante]

    Por desgracia el mundo no funcionaba como en una fantasía, no tuvimos tiempo de liarnos allí mismo, ni la heroína se lo pensó mejor y se unió a nosotros, simplemente seguimos golpeando y machacando hasta que los héroes parecieron coger más fuerzas.

    Al grito de «Hyllus», empezaron a hacernos retroceder. Pronto estuvieron todos cerca de la zona que habíamos defendido. Nos hicieron replegarnos cada vez más dentro de las cavernas, dejando atrás cuerpos de aquella gente que hacía unas horas estaba festejando con ganas.

    Pensé que esa vez no lo contaríamos, que sería la que haría que no existiera en el futuro del que venía Chloe. Llegué a tener un breve y vergonzoso momento de claridad en el que pensé que no me importaría si tenía que ser yo el que no lo contaba, al menos el resto estaría a salvo. Luego me arrepentí, tenía mucho que vivir. Y como si hubiera apretado la mano de mono, los Daë entraron en escena, unidos a los miembros más recientes como Alastair como si llevaran años juntos. Detestaba el rollo de las diferencias de tiempo.

    – [Dante]Casi no llegáis.[/Dante] – les reproché mientras repelíamos el ataque, ya con un peso menos porque ahora el trabajo quedaba en sus manos. Ellos tenían que terminar de ayudar a Oriax y convencerle de ir con ellos, a nosotros nos esperaban los demás en Nexus, donde con suerte, veríamos a los Daë por última vez antes de volver a casa. Si es que lo hacíamos.

    Como no tenía claro que eso fuera a ser así para mí, tiré de Carpe Diem y cogí a Chloe por la cintura para besarla con ganas aprovechando que Ezra ya no era un bicho peludo con garras y dientes con lo que podría hacerme trizas.

  • NO SOY UN HÉROE

    DANTE VILLIERS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Después de que Kaylee me pusiera verde, decidí que necesitaba un cambio de aires. Ezra había comentado que quizá su hermana estuviera en la piscina, así que dejé la bisagra del portón de descarga que estaba arreglando y fui hacia allí.

    Por el camino me encontré a Owen. Le saludé, pero estaba como una viñeta de manga, inmóvil y pensativo, solo le faltaban las líneas verticales en la cara y la sala ensombreciéndose a su alrededor. Lo segundo podía hacerlo.

    Le dejé tranquilo, seguro que tenía que ver con Amy, no se había buscado un interés romántico fácil, pero yo no era quien para hablar porque iba de camino a hablar con una chica a la que sacaba veinte años, con suerte.

    Cuando entré a la piscina noté que la humedad y la subida de temperatura. Si era ella quien estaba allí, había activado la climatización que Henry había arreglado hacía poco para calentar la piscina. No estaba pensando en el resto, así que quizá era ella, o Lexie. No me quejaría en cualquier caso de ver a ninguna en bikini.

    Fui a las taquillas y abrí la mía para ponerme un bañador y una camiseta de propaganda en un idioma que ni conocía, por la pinta sería algo que sabía horrible. Al acercarme a la piscina vi que en efecto, era Chloe. Estaba tumbada con un par Earfinity conectados a alguna música que tenía en su InfiniBand. Si la cosa estaba como en mi tiempo, seguramente algún grupo viejo. Al escuchar pasos se giró y me miró bajando sus gafas de sol.- [Chloe]Dante[/Chloe]. –  me saludó, cortante. En bikini se notaba aún más que era menuda pero bien proporcionada. Esperaba por mi bien que no se pusiera en pie y me dejara ver su culo, porque con el calor que se filtraba por la ventana, sumado a la humedad de la piscina y a esas vistas, no sabía si la ropa me duraría mucho puesta.

    – [Dante]Chloe.[/Dante] – la imité. Ella frunció el ceño, molesta. Recordé que venía a arreglar un poco las cosas así que le sonreí para que viera que bromeaba. – [Dante]Te he estado buscando.[/Dante]- admití.

    – [Chloe]Como siempre[/Chloe].- replicó ella con una sonrisa de satisfacción.

    Veía las pequeñas gotas de sudor acumularse sobre su piel, así que decidí ir al grano. – [Dante]Probablemente me vaya con Lexie y los demás. De vuelta a casa.[/Dante] – expliqué. Me imaginé que a esas alturas todo el mundo sabía ya lo que había descubierto. Lo que no sé es donde se había metido. – [Dante]No quería que nos quedásemos de malas.[/Dante] – supuse que tendría que tratar de hablar también con Kaylee, pero puede que ella no tuviese muchas ganas de verme.

    – [Chloe]¿Cómo que te vas?[/Chloe]- preguntó, incorporándose.

    Asentí, sentándome cerca. – [Dante]Hay un tipo que nos puede enviar a casa.[/Dante] – le expliqué, asumiendo que me había adelantado pensando que todo el mundo lo sabía. Quizá Lexie si que se había ido a dormir antes de hablar con los demás.

    – [Chloe]¿Y vas a dejar todo esto para volver a casa?[/Chloe]- Chloe no tenía ningún problema en dejar claro que le parecía mal.

    Tenía un mechón de pelo que se me colocaba frente a los ojos así que me lo aparté. – [Dante]No soy ningún héroe.[/Dante] – en ese momento me di cuenta de que no era la primera vez que lo decía hoy, tenía que recordar no volver a repetirlo o empezarían a pensar que tenía algún tipo de complejo. No era así, simplemente no había nacido para esa vida, Logan había sido un héroe, un Daë, si aceptaban a gente como él yo no quería tener nada que ver.

    – [Chloe]Si te vas, quedarás como un fracasado[/Chloe].- replicó mirándome.

    – [Dante]No me importa lo que piensen los demás.[/Dante] – admití, cabreado por su acusación. – [Dante]Los demás pueden arreglárselas sin nosotros y sé que volverán a casa. Prefiero tomar el atajo.[/Dante] – allí había héroes de verdad, descendientes de héroes de verdad y gente con vidas dignas de elogio. Yo era un mecánico huérfano hijo del típico malote de peli de los noventa que nunca debía haber tenido hijos.

    – [Chloe]Si lo tuvieras tan claro, no habrías venido a contármelo[/Chloe].- mis ojos recorrieron el movimiento de sus labios mientras marcaban cada palabra. Admiraba su confianza.- [Chloe]Has venido para que te diga lo que te estoy diciendo: FRA-CA-SA-DO[/Chloe]. – borrad lo que había dicho antes de la admiración, ahora estaba cabreado.

    – [Dante]No, he venido porque cuando vuelva a casa tú serás una recién nacida y no volveremos a vernos, al menos en veinte años.[/Dante] – me hervía la sangre y se me había soltado la lengua demasiado. Vale, sí, la situación no me hacía ni puta gracia. Si pasaba algo entre nosotros, luego sería yo el que tendría que volver a casa y ver que era un bebé. Desde que había tenido tiempo para detenerme a pensar, esa mierda de diferentes tiempos me estaba jodiendo vivo.

    – [Chloe]¿Cómo se llama esa película vieja? Esa del licántropo que se enamora de una niña recién nacida[/Chloe]- fruncí el ceño. Conocía la referencia, Elle había insistido en ponerla en InfiniTV hacía años.

    – [Dante]¿Me estás comparando con Crepúsculo?[/Dante] – pregunté, ofendido. Con el puto licántropo descamisado y hormonado. – [Dante]Das por hecho que estoy enamorado. Ni siquiera nos hemos besado.[/Dante] – en la versión porno en mi cabeza en la que tenía dieciocho años, era de mi mundo y se tomaba de forma literal mi referencia a no habernos besado. La vida real era mucho más jodida siempre.

    – [Chloe]Era broma, pero viendo lo mal que te ha sentado, seguiré con ella[/Chloe].

    – [Dante]Supongo que lo dices porque estás deseando que sea verdad.[/Dante]

    – [Chloe]Eres demasiado viejo para mí[/Chloe].- ya estaba otra vez. No debíamos llevarnos más de cinco o seis años, en ese momento claro, en mi tiempo…en fin, mejor no pensarlo para no terminar imaginándomela en pañales.

    – [Dante]Tienes razón. Si pasa algo luego no me atrevería a volver a casa.[/Dante]

    -[Chloe]No pienso besar a un tío que se larga cuando sus amigues le necesitan[/Chloe].- espetó levantándose. Eso sonaba a chantaje.- [Chloe]Ni siquiera ahora que me pareces ligeramente hot[/Chloe]. – reconozco que eso hizo un poco de daño a mi orgullo. Estaba acostumbrado a que se me resistieran pocas personas.

    – [Dante]Mejor así. No soy buena influencia.[/Dante] – me puse en pie preparado para alejarme. Ella me dijo adiós con la mano y volvió a colocarse los auriculares. Apenas di un par de pasos antes de encontrarme el rostro serio de Ezra. Marcó una sonrisa para la que hacía falta una lupa a modo de saludo.

    – [Dante]Al final la encontré.[/Dante] – comenté pasando a su lado.

    -[Ezra]¿Y por qué parece que la cosa no ha ido bien?-[/Ezra] respondió él. Para ser un tío con un pasado tan traumático, parecía bastante impasible.

    – [Dante]Estoy acostumbrado, sobre todo hoy. No es la primera persona a la que le parece mal que me vaya.[/Dante] – aclaré. Poco sentido tenía ocultarlo, ya me pondrían verde cuando me fuera.

    – [Ezra]Puedes marcharte si quieres, pero no hagas ninguna tontería. Como ir tras Omega tú solo.-[/Ezra] le miré a los ojos y no pude evitar que mi cara estuviera más seria.

    – [Dante]No puedo prometer nada.[/Dante] – le dije. Si me la cruzaba en cualquier momento usaría cualquier cosa en mi mano para acabar con ella, incluido este maldito poder.

    Noté una sombra detrás y me giré. Chloe me estaba imitando.

    – [Dante]Muy madura.[/Dante]

    – [Ezra]Me voy a la ducha[/Ezra].- Chloe y yo manteníamos un duelo de miradas. Se dirigió a las duchas de la piscina. La verdad es que eso de ser de un futuro chungo le había debido dar un buen físico, pero tantos años congelado le habían dejado en los huesos. Por suerte parecía que estaba volviendo a su ser. Aun así si tenía que elegir un MacLay me quedaba con Chloe, él ya parecía muy entretenido con la reina de la navidad.

    – [Chloe]Seré una inmadura, pero al menos hago lo que tengo que hacer[/Chloe].- no parecía dispuesta a dejarlo estar.

    – [Dante]No tengo ningún contrato con los Daë.[/Dante] – repliqué.

    – [Chloe]¿Y con el resto tampoco?[/Chloe]- estaba tan enfadada que su voz salió más chillona que de costumbre.

    – [Dante]Eso depende de vosotros, no de mí. Yo vine a hacer otra cosa.[/Dante] – a matar a esa hija de perra que me había robado a mi madre.

    – [Chloe]TE-ESTOY-DICIENDO-QUE-SI-LAS-DEMÁS-PERSONAS-QUE-ESTAMOS-EN-ESTA-NAVE-TE-IMPORTAMOS-UNA-MIERDA[/Chloe]. – gritó, plantándose frente a mí.

    – [Dante]No, pero también podéis venir. Que se encarguen los otros de encontrar a los que faltan.[/Dante] faltaban dos o tres Daë de ese mundo, en lo que para nosotros habían sido semanas, para ellos habían sido años de experiencia luchando allí, estaban más preparados que unos postadolescentes que ni siquiera habíamos solucionado nuestros problemas internos.

    – [Chloe]¿Pero tú estás delusional o cómo va lo tuyo? Yo he venido aquí por algo y cuando me vaya, en tu mundo seré una niña que no tendrá ni dientes aún[/Chloe].- parecía una rabieta digna de una chiquilla. En ese momento la vi más pequeña de lo que debía ser.

    – [Dante]No tiene sentido que discutamos esto.[/Dante]- hice un gesto con la mano, dejándola por imposible, no quería decir nada de lo que me fuera a arrepentir.

    – [Chloe]¡Pues claro que tiene sentido![/Chloe] – exclamó.

    – [Dante]No, Chloe, no lo tiene.[/Dante] – no era capaz de quedarme callado si no paraba de una vez. – [Dante]Si vuelvo, no volveré a verte, o peor que eso. Si me quedo, moriré, tú misma lo dijiste. Incluso puede que si vuelvo muera de todas formas. Tengo los días contados, para que me voy a preocupar.[/Dante] – mierda, ya había vuelto a hablar de más. No quería que pensaran que me preocupaba por una pseudoprofecía. Si iba a morir al menos que fuera haciendo lo que me daba la gana.

    – [Chloe]Mi mundo es solo una posibilidad. Puede que haya a hundred en los que estés vivo[/Chloe].- ella misma debía ser consciente de que no sonaba muy convencida.

    – [Dante]Para ser una posibilidad yo te veo muy real.[/Dante] – sin pensarlo le toqué el brazo. Tenía la piel suave, pero su pelo se erizó.

    Ella se quedó mirándome. Reconocía esa mirada, pero supo controlarla.- [Chloe]Alguien me dejó una nota diciéndome que viniera a buscarte[/Chloe].- confesó.- [Chloe]Si te vas ahora, no sé qué pretendía esa persona, pero no lo habré conseguido[/Chloe].

    – [Dante]Si no me voy ahora tendrás que irte tú, porque no creo que haya nave bastante para los dos.[/Dante] – ya tenía poco sentido mentir. No iba a ser capaz de vivir en el mismo sitio que ella mucho tiempo más sin meter la zarpa.

    – [Chloe]¿Tanto te molesto?[/Chloe] – preguntó ella, ofendida.

    – [Dante]Se te han puesto los pelos de punta cuando te he tocado el brazo y sé que yo no tengo cabeza.[/Dante] – admití.

    – [Chloe]Es que hay corriente[/Chloe].- apartó por un momento la mirada. Los dos sabíamos que mentía. Tenía tantas ganas como yo, por eso tenía que irme ya, antes de que las cosas tuvieran que terminar de una forma rara.

    – [Dante]No te lo crees ni tú.[/Dante] – repliqué. – [Dante]O me voy o empezará algo que no va a acabar bien.[/Dante] – le dije. Escuché el sonido de un cuerpo sumergiéndose al agua. Ezra ya había salido de la ducha. Esperaba que no me hubiese oído hablar sobre lo que podía pasar con su hermana pequeña.

    – [Chloe]Me voy yo a la ducha[/Chloe].- dijo ella.- [Chloe]Nos vemos dentro de veinte años[/Chloe]. – se giró, tan ofendida que su coleta ondeó.

    – [Dante]Suerte lidiando con ella los próximos 20 años. [/Dante] – grité para que Ezra me escuchase, pero también ella. Estaba enfadado, pero antes de darme la vuelta no pude apartar la mirada mientras ella se alejaba. Su maldito bikini alegraba demasiado la vista.

    Me di la vuelta, deseando estar a solas arreglando esa puta bisagra hasta el momento de irme de allí. Mejor que pensaran que era un cobarde a que pensaran que era Jacob Black. Y sí, me sé hasta el puto nombre. A Elle le gustaban y siempre ha sido adorable.

  • EL GATO Y EL HALCÓN

    DANTE VILLIERS

    MAÑANA – LA KVASIR

    Tenía gracia, Mike y yo habíamos sido amigos bastantes años y nunca habría pensado que convivía con un impulso salvaje en su cuerpo que me hacía querer dejarme llevar. Me imaginé que eso sería lo que sentían los lican y los felian como él, a eso que se refería Amy como «el lobo«.

    – [Dante]Tiene gracia. Querías hablar y recuperar el tiempo perdido y ahora no podemos hacer otra cosa.[/Dante] – comenté mientras le observaba trastear con los aparatos médicos de la enfermería. Parecía no apañarse muy bien con mis manos y a mi seguro que me pasaría lo mismo con las suyas si me ponía a trabajar. Así que me esperaba una tarde muy aburrida, eso confiando en que lo deshicieran pronto.

    – [Mike]Pero la situación es bastante más incómoda.[/Mike] – respondió. – [Mike]¿Cómo te acostumbraste a atar las alas? Aquí no tengo que ocultarlas y aun así siento la necesidad de desplegarlas continuamente. Todo parece…pequeño.[/Mike] – preguntó, girándose. Extendió un poco las alas, pero era fácil que chocara contra el instrumental y acabase todo por el suelo, aún no controlaría su extensión.

    – [Dante]Te acostumbras. De pequeño mi madre me llevó a las montañas a aprender a volar, pero no es que pudiera sobrevolar Moondale así como así.[/Dante] – le dije. Había tenido que atarme las alas desde pequeño. Al principio casi fue hasta más fácil, pero cuando mi madre me enseñó a volar me enamoré de la sensación de libertad desde el primer salto. Desde entonces había sido más difícil, pero no quedaba más remedio. Al ‘Ángel de Moondale‘ podían verla por la calle con alas alguna vez y tomarla por otra campaña de marketing, pero si empezaban a ver un chico alado volando por encima de sus cabezas…

    Mike se quedó pensativo, como si rumiara algo. – [Mike]¿Y lo otro? ¿Hay algo de lo que deba preocuparme?[/Mike]

    – [Dante]¿Qué otro?….Ah, ya, el poder de malo. Mientras no estés en peligro no creo que aparezca. No pienses mucho en ello y ya está.[/Dante] – no le daba demasiadas cuentas a mi poder secundario. Se había manifestado alguna que otra vez y cuando hizo falta al resto había cumplido, pero no me resultaba agradable y sabía que era una herencia directa del de mi padre, igual que las alas venían de mi madre aunque fueran de diferente color.

    – [Mike]Sabes que ahora no dejaré de pensar en ello.[/Mike] – esbozó una sonrisa, traté de imaginarme en mi mente a su cara original haciéndolo, si no me costaba mantener la concentración de con quién hablaba. – [Mike]Tú si deberías tener cuidado. Si seguimos así cuando caiga la noche es posible que te transformes.[/Mike] – añadió.

    – [Dante]Vale. ¿Y cómo lo controlo? ¿Tienes por ahí un ovillo de lana o algo?[/Dante] – bromeé. Él se puso serio y pensé que daba un poco de mal rollo verme así.

    – [Mike]En teoría mi madre y yo tenemos algo. Una resistencia. Ella ha mantenido a raya su parte vampírica y su parte licántropa. Pero no sin esfuerzo.[/Mike] – explicó. Conociéndolo estaba facilitándome la explicación en lugar de aburrirme con teorías, componentes genéticos y demás. – [Mike]Hace falta ponerle fuerza de voluntad.[/Mike]  – añadió. Vale, así que su madre y él podían resistir esas «posesiones» pero poniéndole ganas. Mejor que no llegara la noche, yo no era precisamente una persona a la que le gustase contenerse.

    – [Dante]Eso explica que consiguieras resistirte a mí.[/Dante]

    – [Mike]Sabes que no había química. Estamos destinados a ser amigos.[/Mike] – replicó. La verdad es que el beso que intercambiamos fue nefasto. En su momento no parecía tan horrible pero en cuanto tuve más experiencia supe que no nos teníamos ningún tipo de ganas. Mike era guapo y tenía buen cuerpo pero no conectábamos en ese aspecto. Aun así me gustaba recordárselo, sabía que yo no había sentido nada especial pero me molestaba un poco que él hubiera sentido lo mismo, no estaba acostumbrado al rechazo. – [Mike]Aunque con lo difícil que es contactar contigo empezaba a dudarlo.[/Mike] – añadió. Mientras estuvo estudiando habíamos tenido poco contacto, en las visitas sobre todo y alguna vez que me sorprendió con una llamada de teléfono, Mike debía de ser una de las pocas personas que conocía a la que no le desagradaba llamar.

    – [Dante]No me gustan mucho las redes sociales ni nada de eso en general. Hasta me he resistido a usar InNight.[/Dante] – comenté. Supongo que tengo que aclarar de qué hablaba por si en el futuro no tenéis ni idea de qué eran esas aplicaciones. InfiniteNight o InNight era la versión de folleteo de una noche de InfiniteLove o InLove, una aplicación para buscar pareja.

    – [Mike]Prefieres ligar cara a cara ¿no?[/Mike] – sonrió.

    – [Dante]Lo otro le quita el misterio y al final te vuelve vago, te quita el esfuerzo.[/Dante] – repliqué disfrutando de volver a una conversación menos profunda. – [Dante]Además, unas fotos y una biografía elaborada no dicen mucho de una persona.[/Dante] – aclaré. Sí, de la vida real podía decirse lo mismo, pero también veías como se movía una persona, como sonreía sin estar posando. Era diferente. Y los escotes y los pantalones ceñidos s era mejor disfrutarlos en directo.

    – [Mike]Quizá sí. Yo la he usado un par de veces en la universidad. Cuando no conocía a nadie.[/Mike] – confesó. Vaya con el Mike ligón, parece que en la Universidad había aprendido también algunas lecciones de la vida, como aprovecharla.

    – [Dante]¿Y ahora qué? ¿No le has echado el ojo a nadie?[/Dante] – le pregunté. Porque sin nada que hacer y en el cuerpo de otro, pocas cosas más hay que hablar que de amores y rolletes intergalácticos.

    – [Mike]No lo sé. Desde luego no tan obvio como tú con Chloe.[/Mike] – replicó, con una sonrisa sarcástica. Se estaba metiendo conmigo con una confianza que casi parecía que no habíamos tenido nulo contacto durante unos años.

    – [Dante]Yo no he hecho nada. Ni siquiera sé de verdad si es mayor de edad.[/Dante] – admití. En el mundo vikingo por suerte no habíamos coincidido y en el tiempo que habíamos estado juntos en la nave habíamos tenido acercamientos y diferencias. Me gustaba su caracter atrevido y su confianza, me gustaba su culo y sus ojos, pero había mantenido las distancias de momento.

    – [Mike]En tu presente no, eso seguro.[/Mike] – le miré de reojo y vi que bromeaba. Iba a darle un puñetazo en el brazo por sorpresa pero luego me di cuenta de que me lo estaría pegando a mí mismo.

    – [Dante]Ya, pero no sabemos si volveremos a esa vida.[/Dante] – respondí. Había que ser prácticos, podíamos quedar atrapados allí para siempre una vez ayudásemos a los Daë o peor, tener que pasar las Pruebas y morir por el camino.

    – [Mike]Ya, pero ¿y si sí? Hay que estar preparados igual.[/Mike] – sinceramente no me apetecía pensarlo. Si volvía a la vida de antes Chloe sería un bebé y pensar siquiera en que eran la misma persona me ponía la carne de gallina.

    – [Dante]Teniendo en cuenta que en el futuro estoy desaparecido, mejor será que me prepare menos y disfrute más del presente.[/Dante] – me pregunté si en el mejor de los casos habría desaparecido por el repelús que me daba conocer a la Chloe bebé.

    – [Mike]No sabes lo que pasará, son conjeturas.[/Mike] – dijo Mike preocupado.

    – [Dante]Todo el mundo sabe lo de Kaylee Echolls aunque nadie lo mencione. O cómo van a acabar todos estos Daë que estamos guiando a ello.[/Dante] – la muerte estaba en nuestro día a día.

    – [Mike]Encontraremos la forma de evitarlo. Somos más, ni siquiera sabemos si tendremos que pasar las Pruebas.[/Mike] – comentó, tratando de agarrarse a un clavo ardiendo. Me conmovió que le preocupara la idea de mi posible muerte inminente. – [Mike]Yo no voy a dejar morir a nadie. Bastante poco podemos hacer ya por la gente de los mundos que visitamos.[/Mike] – ahí estaba el Mike médico por vocación.

    – [Dante]Bueno, si conseguimos que la historia no se vaya a tomar por el culo les habremos quitado una tiranía de encima, podrán vivir como quieran. No está mal tampoco.[/Dante] – dije. Ahora que en Artisan y…como se llamaba, Nara, Naga…Nara, ahora que habían descubierto que el big bad del Soberano aquí era un grupo de personas en una y que ponía a sus otros yo a vigilar los mundos, sabíamos que cuando los Daë terminaran con él y pasaran el marrón a los Moondies, los mundos no tendrían su influencia en el desarrollo de su gente.

    – [Mike]Ya, pero hay muchas cosas en las que podríamos ayudar. [/Mike] – replicó. Me acordé del mundo vikingo, amenazado por esas serpientes marinas cabronas. Incluso sin quien sea que fuera el alter ego de ‘Antailtire’ en ese mundo, estaban bastante jodidos. Y en el mundo en el que habíamos estado los dos, el de la edad media, tenían un problema con los caballeros santos. Si el Cardenal era el alter ego, todavía tenían una mínima opción, pero aun así no sería fácil deshacer la creencia de la gente.

    – [Dante]Preocúpate de menos gente a la vez. No puedes curar el mundo entero.[/Dante]

    – [Mike]Es una pena.[/Mike]

    Se hizo el silencio y nos echamos a reír sin saber muy bien de qué. Simplemente me hizo gracia ser los mismos de siempre, incluso con unos años más de putadas a la espalda.

    – [Dante]Me la has jugado sacando lo de Chloe, pero de ti no has dicho nada.[/Dante] – le recordé.

    – [Mike]Tampoco hay mucho que contar.[/Mike]

    – [Dante]Venga hombre, si esta jodida nave parece un concurso de belleza, no me digas que no hay nadie.[/Dante] – respondí. Literalmente no habría puesto ningún inconveniente si la misión fuera acostarme con cualquiera de la nave con el que no estuviera emparentado o me hubiera criado como a un hijo o hermano. Quien nos hubiera hecho el casting nos había elegido guapos y atractivos.

    – [Mike]Que me atraiga alguien no significa que vaya a encontrar el amor de mi vida.[/Mike] – que práctico era Mike. No es que yo fuera un adalid del romance, pero él era demasiado frío a veces.

    – [Dante]Por algo se empieza.[/Dante]

    – [Mike]Ya…eso sí…[/Mike] – seguí mirándole, esperando mi cotilleo. – [Mike]Sophie, me…atrae bastante.[/Mike] – reconoció.

    – [Dante]Qué calladito lo tenías. ¿Por eso tardasteis tanto en Egipto? ¿Disfrutando del calorcito?[/Dante] – todo esto de visitar otras civilizaciones era una oportunidad idea para el ‘roleplay’. «Oh, mi faraón, yo tu humilde concubina te bañaré sin reparo y sin ropa.»

    – [Mike]No, qué va. No pasó nada, y si hubiera pasado tampoco te lo diría.[/Mike] – me recordó. No lo dudaba. – [Mike]Me gusta pero es muy enigmática. Es tan positiva que siempre pienso que no confía lo suficiente para contar nada más.[/Mike] – Sophie me caía bien, era alegre y como yo nunca había intentado saber más de ella, no me había encontrado con esa idea. Pero sí que era verdad que para haberle robado el disco de su madre, no me había matado nada más verme ni me lanzaba miradas asesinas.

    – [Dante]Pues vete a hablar con ella, pero ahora no. No quiero que ligues estando en mi cuerpo, tengo una reputación que mantener.[/Dante] – le advertí. Lo que hiciera cualquiera de mis partes prefería disfrutarla estando yo en mi cuerpo.

    – [Mike]¿La de un Villiers?[/Mike] – replicó Mike, lanzándome una vieja pulla. De otra persona quizá me lo habría tomado a mal, pero entre nosotros era una forma de tocarme las narices que tenía años.

    – [Dante]Sí, pero en el futuro cuando la gente hable de un Villiers será de mí.[/Dante] – afirmé. O de cualquiera del batallón de medio hermanos que debía tener.

    – [Mike]Ya estamos en el futuro.[/Mike] – respondió, señalando la nave que habíamos convertido en una casa. Una nave que no venía de estos mundos, si no de otro tiempo, del tiempo de Julia. Un misterio dentro de un misterio.

    – [Dante]¿Ves?[/Dante] – dije simplemente.

    Me estiré y evité mirarle a los ojos mientras me preguntaba si Julia sabría algo de lo que me deparaba el futuro y si cuando volviera a mi cuerpo debería hablar con Chloe o mantenerme alejado de ella.

  • EL OSCURO CAMINO

    DOS DÍAS ANTES DE LA LUNA DE SANGRE

    DANTE VILLIERS

    TARDE – TALLER

    Pisé el acelerador y disfruté de la tierra suelta alzándose a mi alrededor. Mi Chevrolet Convertible del ’60 rugió bajo el capó. Su motor original había desaparecido hacía mucho tiempo para se sustituido por un motor eléctrico obligatorio, por normativa y porque los combustibles fósiles habían dejado de venderse hacía tiempo. Había vuelto a cambiar el motor hacía poco y ésta era la primera prueba. Me había costado bastante encontrar uno bueno que no fabricase Infinity, pero aún quedaban algunas compañías extranjeras, eso sí, a bastante precio.

    El viento me azotaba la cara y me sentía igual que cuando volaba. Miré el cronómetro y pisé más a fondo el acelerador. Después de unas cuantas vueltas sonreí, el nuevo motor no defraudaba.

    Conduje de vuelta al taller y aparqué el coche en mi plaza. Apenas un par de pasos fuera del coche y los pensamientos que me llevaban dando la paliza los últimos meses volvieron a estar ahí.

    Me costaba contener la ira y la frustración. No tenía nada que ver con lo de Infinity, porque a fin de cuentas, no me afectaba demasiado: no había vuelto a entrar a Endless, mi InfiniBand estaba tirada en un cajón del taller y apenas hablaba con los demás usando el móvil ni las aplicaciones de ellos. Ni siquiera me gustaban sus cafés.

    Lo que de verdad me llevaba presionando todo ese tiempo era ella, Omega. Desde el momento en el que la vi desplegar las alas para huir de allí, lo supe. No podría olvidar esas alas. Ella se las había robado, le había robado su poder y ahora se paseaba por el mundo impune.

    Traté de buscarla al principio. Quería matarla, no podía pensar en otra cosa. Cole trató de detenerme, pero no hizo falta, porque no había ni rastro de ella. Desde entonces había esperado una señal, hasta que Xander me llamó hacía unos días.

    Tenían un plan. Después de todo el puto verano tenían un plan para librarnos de esa asesina. Para Xander y Owen era la única opción que pasaba por no matarla. Me hizo gracia que se tomaran contemplaciones después de lo que había hecho. Pero para mí no dejaba de ser un plan magnífico, porque garantizaba algo peor que la muerte. Esa asesina iba a sufrir toda la eternidad en un vacío en el que no había nada más que tortura y locura.

    Para eso hacía falta encontrar los discos de los Daë. Bastante gracioso teniendo en cuenta que el inútil de mi padre era uno de ellos y en el único momento en que me podía hacer falta, volvía a fallar. El del tío Hiroshi era una suerte que lo tuviese Cole, pero el de Logan estaba perdido, de hecho, él mismo lo había perdido hacía unos años.

    En teoría los demás se iban a encargar de buscar todos los discos y darnos a los que no lo tuviéramos uno para pasar las Pruebas. Quizá ni siquiera hiciese falta hacerlo, y solo con abrir el portal podríamos mandarla allí. Lo que más le preocupaba a Xander era el sacrificio de su tía Kaylee, la que ahora era Lucy más o menos. Supuestamente no iba a hacer falta, pero si fuera necesario, no tenía problema en ofrecerme para castigar a esa asesina para toda su vida.

    Di un golpe a una viga del garaje e intenté calmarme, había demasiadas cosas que me gustaban en la vida como para morir. Nadie iba a morir, solo ella iba a sufrir por lo que había hecho.

    Tratando de despejar la mente, pensé en ir a ver a Kaylee. Xander me había dicho que no iba a participar y sin duda su magia nos había resultado muy útil, además ella sola había montado el grupo de rescate.

    Cogí el coche y me presenté en su casa. Tardó un rato en abrir y ya me estaba dando la vuelta cuando abrió. Parece que estaba sola en casa. Me sentí como en una película porno, salvo que esto no iba a acabar así.

    – [Dante]Menos mal que esta vez no está Leo aquí.[/Dante] – bromeé. No voy a negar que me habría gustado meterme entre ellos dos aquella noche, pero había que salvarles la vida a los demás y bla bla, además no parecía ninguno muy por la labor.

    Kaylee empezó a murmurar y unas pequeñas esferas de luz chocaron contra mí. Picaban como si fueran mosquitos. Entré a la casa y ella se sentó en un sofá de la sala de estar.

    – [Kaylee]¿Te da envidia?[/Kaylee] – preguntó, sonriendo. Parecía que estaba mejor que hacía unos meses, pero todavía se le veía cara de cansancio por las preocupaciones. Envidia no era la palabra, me daba pena la oportunidad perdida pero hay que aprovechar la vida en el momento.

    – [Dante]Venga, ¿con lo que te he visto hacer me vas a decir que no vas a venir con nosotros a echar a ese monstruo?[/Dante] – le pregunté, sentándome en un sillón.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- negó rotundamente, sin ganas de dar más detalles.- [Kaylee]¿Quieres un café o algo?[/Kaylee] – añadió. Pensé si se refería a un café o a un «café». Tenía pinta d ser lo primero, por desgracia.

    – [Dante]No, venía solo a ver si te convencía.[/Dante] – confesé. Ninguno de los que íbamos por el momento a abrir el portal estaba muy versado en magia. Hasta ahora solo sabíamos seguro que íbamos: Cole y yo, Xander, Owen, Amy, Idris y Elle. Siete, y había catorce discos, aunque aún no los tuviéramos todos localizados. El mayor problema lo habían puesto Noah y Leo, que no querían participar en el plan y tenían los discos de sus padres. Quise ir yo a hablar con él, pero Xander no me dejó.

    – [Kaylee]¿Seguro? [/Kaylee]- insistió, alzando una ceja. Volví a pensar en qué tipo de café se refería, pero no, era el de beber. Antes de poder responderle, mi mirada se detuvo en él y la de Kaylee, tan aguda como siempre, me siguió.

    – [Kaylee]¿Quieres que te eche de cada como si yo fuera el tío Phil y tú Jazz? [/Kaylee]- amenazó al verme observar el disco.

    – [Dante]¿Tu amiga es la hija de Aphrodite?[/Dante] – le pregunté, disimulando. Ese disco era uno de los que no teníamos localizados y no lo iba a dejar escapar. Había visto un par de veces a la chica que compartía casa con Kaylee, otro dúo en el que habría participado con ganas. Sabía que era hija de una amiga de Diana pero no había pensado en qué amiga sería. Sophie no estaba por allí, pero al parecer se había dejado el disco allí.

    – [Kaylee]Sí.[/Kaylee]- replicó ella, seria. No me iba a dejar llevármelo ni iba a poder engañarla, era más lista que yo.

    Asentí y me di la vuelta. – [Dante]Ya, en fin. Tengo que irme, tenemos mucho que planear.[/Dante] – fui hacia la puerta y Kaylee me habló cuando estaba cruzando el umbral.

    – [Kaylee]Tened cuidado.[/Kaylee]- me deseó. Parecía apenada y preocupada, pero aun así, no quería actuar.

    – [Dante]No me apetece mucho ver a esos bichos que dibujó Daakka, pero a ver cómo sale.[/Dante] – comenté. No sabíamos si tendríamos que repetir las Pruebas que ellos pasaron, pero haríamos lo que fuese necesario.

    – [Kaylee]Puedes no ir.[/Kaylee] – me recordó. Eso no era una opción. Era mi única oportunidad.

    – [Dante]Quiero que esa asesina sufra como hemos sufrido los demás. Se merece algo peor que la muerte.[/Dante] – repliqué, conteniendo apenas la ira que crecía en mí cuando lo recordaba. Kaylee agachó la cabeza y no respondió.

    – [Dante]Ya nos veremos. Supongo.[/Dante] – me despedí. Subí al coche y di la vuelta a la manzana. Volví a la casa y me deseé suerte a mí mismo. Llamé a la puerta y al no abrir al momento, supe que Kaylee había vuelto a su habitación. Cuando llegó a abrir la puerta, usé mi poder una vez más y aparecí en su salón. Busqué el disco y lo cogí a toda velocidad. Escuché la puerta cerrarse a toda prisa. La sala de estar estaba cerca de la entrada así que volvía a teletransportarme. Mientras me internaba en la oscuridad escuché la voz de Kaylee.

    – [Kaylee]Dante, como cojas el disco, te mato.[/Kaylee]- gritaba. Ya era demasiado tarde. El disco estaba en mis manos. No tenía de qué preocuparse, lo devolvería en cuanto todo eso hubiese terminado, pero no antes.