Moondale

Etiqueta: Un poco de Drizz x Elle

  • UN HOGAR

    IDRIS SOLO-NOVAK

    LUNA VILTIS

    Puede que os sorprenda, pero creo que esta entrada va a ser bastante introspectiva. Quizá os parezca raro, porque soy una persona con muy buen don de gentes y una labia espectacular, pero tiene sentido si os paráis a pensar que no estaba en el grupo más sociable de la historia y si a eso sumábamos que Laura estaba aprovechando la caminata para hablar con Henry, mis posibilidades de hablar con alguien se reducían a Zahra, que hablaba menos que….mierda no consigo una referencia graciosa, me estoy empezando a oxidar, por favor, que mandadme con alguien que hable, tengo miedo de perder mi muchedad.

    Bueno, el caso es que cuando Eldric se puso en plan elfo de película, con su armadura brillante, su arco mágico alimentado por su voluntad que luego se iba a quedar Cara y su mochililla con mudas de ropa limpia que quedaba menos impresionante, seguimos a Zahra hasta nuestro «centro de mando».

    Pensé que Zahra se había querido hacer le interesante – después de ver que era de género no binario preferí tratarle en neutro antes de meter la pata, porque tampoco es que fuera tan accesible como para preguntarle cómo se definía – con todo aquello de que teníamos que ir a una de las lunas, pero no, resulta que era literal.

    En ese «cúmulo» de planetas, como lo habían llamado los Daesdi, había mínimo dos lunas y cuando llegamos a un arco de piedras con una pinta extraña, Zahra pasó la mano por una serie de glifos brillantes y apareció una especie de portal al que saqué fotos con el móvil por si luego nadie me creía.

    Al ver aquella superficie que parecía plata fundida, supe que podían pasar varias cosas: que nos llevaba a un mundo desértico gobernado por unos extraterrestres que se creían dioses; que llegábamos a tiempo de salvar a Barb; que nos llevaba a un matrimonio inesperado con un highlander macizorro; o nos llevaba a la luna. Una pena que no fuera la tercera, pero de todas formas no me habría conformado con el highlander sin tener a Coquito conmigo y además, mi futuro suegro era una especie de highlander con su melena pelirroja y todo, así que empezó a darme escalofríos la idea.

    Repetiré una cosa que no me cansaré de decir, atravesar un portal es una absoluta mierda. Es como subirse al barco vikingo después de hincharse a burritos de la feria y pegar saltos cuando está llegando al punto más alto. Así el pan «senzu» que había comido esa mañana se quedó a las puertas del arco, con un aspecto bastante más desagradable que cuando me lo comí.

    Me recuperé un poco al quedarme impresionado con lo que vi. Con lo de «luna» me esperaba la clásica luna en la que podría dar saltos dobles como en el Mario Odyssey, pero no. Aquello no era una carcasa muerta, estaba completamente terraformada y desde el arco salía un camino que conducía a una enorme ciudad. Todo lo demás era territorio natural, surcado por vehículos de cualquier tiempo imaginable.

    A lo lejos vi otro camino parecido, que conectaba la ciudad con otro punto que parecía un tótem de alguna tribu indígena y otro al lado contrario que conectaba con un obelisco egipcio. Había más caminos a lo lejos rodeando en círculo a la enorme ciudad, así que teniendo en cuenta que la distancia entre caminos se repetía, me imaginé que habría al menos un portal con cada uno de los mundos, si no había más. Era imposible saberlo, porque apenas conseguía ver los que tenía al lado y la silueta difuminada del que estaba al lado del tótem, porque al lado del obelisco, una montaña cortaba el paisaje.

    Me agaché y toqué el suelo, la tierra y la hierba se sentían reales y corría una brisa agradable. Pese a que la ciudad era enorme, me impresionó que mirando al lado contrario, la naturaleza ocupaba todo lo que alcanzaba la vista. Me pregunté si habría mar, siempre había sido una persona de playa, especialmente desde que iba a ella con Coquito en bikini. Eh, y que conste que no la objetivizo, su mente también me pone rumboso y su forma de bromear me activa el joystick.

    – [Idris]Supongo que a la ciudad, ¿no?[/Idris] – pregunté a Zahra que era quien sabía dónde ir, porque Eldric había decidido que era un spoiler que lo supiéramos.

    – [Zahra]Supones mal. [/Zahra]- replicó ella, dándose la vuelta en dirección a una ladera. Genial, otra vez a hacer senderismo. Al menos esperaba que esta vez no hubiese engendros hululantes comegente.

    – [Idris]Nunca me dejan tener cosas bonitas.[/Idris] – me quejé. – [Idris]Entonces qué, ¿de acampada?[/Idris] – pregunté colocándome a su altura mientras los tortolitos miraban bien por dónde pisaban.

    – [Zahra]Te voy a abandonar en cuanto pueda. [/Zahra]

    – [Idris]Que negligente.[/Idris]

    Negué con la cabeza y ella pasó de responder, así que la seguimos una vez más a través del monte, aunque esta vez no parecía un camino tan difícil pero sí inclinado.

    Después de una eternidad en la que decidí que ya había tenido bosque y montaña para media vida y me dediqué a pensar en qué deseos pediría a un genio en ese momento – mil deseos más – llegamos a un punto en el que el camino empezaba a descender.

    Atravesamos una serie de árboles y por fin vimos un valle ante nosotros. Allí, en mitad de él, bañada por la cobriza luz del atardecer, había una nave espacial estrellada.

    Parecía que había chocado hacía por lo menos un siglo. La pintura se veía levantada y desconchada en algunos puntos y en otros, estaba cubierta por musgo y vegetación.

    – [Idris]¿Tenemos nuestra propia nave espacial? Tenemos nuestra propia nave espacial.[/Idris] – respondí alucinando. Ya teníamos un refugio digno de superhéroes. Vi que Henry iba a decir algo probablemente realista y lógico pero increíblemente desilusionador, como que seguramente no podríamos hacerla volar. Pero daba lo mismo, seguía siendo una nave espacial.  – [Idris]No digas nada, no estropees el momento.[/Idris] – Henry sonrió tímidamente y seguimos bajando. Zahra no parecía entusiasmade con la idea, supuse que porque esa tecnología le representaba más las fuerzas del Arquitecto que un foco de esperanza.

    Para mí no, después de que nos teletransportasen al puñetero cu(mu)lo del mundo, no estaba mal cumplir una vida de sueños infantiles (vale y adultos) de ciencia ficción. Vale, no era mi Guenwyvar, la nave que llevaba años haciendo en Endless Galaxy, pero esta había costado menos dinero de mis padres y la otra probablemente no la volviese a ver por miedo a que los de Infinity me sorbieran los sesos mientras me conectaba – sí, soy positivo y creo que volveremos a casa -.

    El descenso del valle fue mucho más rápido. Cuanto más miraba la nave, más increíble me parecía. Tenía un diseño alargado hasta llegar a la cola, donde se ensanchaba en una especie de alas, su superficie había sido lisa aunque ahora tenía partes abombadas por los desconchones de la pintura granate, en su día formando un patrón.

    Eso significaba que había sido una nave de pasajeros, porque las armas no se veían por ninguna parte salvo que estuvieran muy bien escondidas en el fuselaje. El metal plateado aún parecía firme pese al paso del tiempo, en su día había debido ser una maravilla surcando los cielos con sus colores plata y granate.

    Cuanto más nos acercábamos, más grande me parecía. No podía esperar a verla por dentro, pero ya desde fuera parecía suficientemente amplia para poder quedarnos todos. Aunque cruzaba los dedos para que no hubiera habitaciones suficientes y tuviera que compartirla con Coquito.

    Me quedé atónito unos minutos observando el morro de aquella bestia e imaginándome en la cabina, surcando las estrellas en ella. Salí de mi trance y vi que los demás estaban recorriendo el fuselaje. Les seguí, Henry buscaba algo atentamente y entonces caí, debía estar buscando la entrada.

    Continuamos caminando y llegamos a la parte trasera de la nave, donde dos inmensos pares de motores traseros destacaban enormemente. Cuando conseguí apartar la vista de aquella maravilla, vi que Henry se acercaba a un panel y empezaba a trastear.

    Hay una cosa que se echa de menos en la vida real respecto a la ficción. En cualquier serie, Henry habría abierto la nave en ese mismo instante juntando dos cables de aquella tecnología desconocida. Pero aquí no. Acampamos, Henry inspeccionaba el control, comimos pan seco de los elfos, Henry se buscaba la vida para dar energía suficiente al panel y a la nave para abrirse, dibujé un plano de la nave, Henry jugueteaba con los controles y un aparato que había llevado consigo, di vueltas a cómo bautizar la nave y no conseguía más que pensar en Coquito. Así hasta que cayó la noche y estábamos a punto de obligar a Henry a dejarlo para el día siguiente cuando volviese a haber luz. En ese mismo momento, la rampa trasera se accionó y…empecé a estornudar porque allí dentro olía a cerrado que metía miedo.

    Entré delante, había visto Alien las veces suficientes como para estar preparado, en el espacio hay cosas muy jodidas y yo tenía la ventaja de ver mejor en la oscuridad. Bueno, en ese momento no era una ventaja, porque maldita gana tenía de ir delante a ser el primero en morir, que todos sabemos las reglas de las películas de miedo y son bastante racistas.

    Después de un mal rato extremadamente largo en el que estuve a punto de saltar con cada ruido que escuchaba allí dentro, el miedo paso. Os contaré mi truco, no soy valiente, pero imaginándome a Coquito a mi lado en una playa con un bikini de esos que le gustan, conseguí ir tirando.

    Voy a resumir. Encontramos dieciséis habitaciones, así que estupendo porque no había una por cabeza, lo que significaba, apretujarse, pero con la suerte que tenía, me tocaría con mi hermano. Había varias salas comunes, una zona de ingeniería en la que casi me explota la cabeza de la impresión, cocina, una especie de gimnasio, baños y la zona de pilotaje. Esa última podría haber sido otra habitación, concretamente la mía, pero Henry decía que podía pulsar cualquier cosa durmiendo y propulsar la nave con todos dentro o a saber qué, así que morí un poco por dentro pero seguí ilusionado.

    Como éramos los pioneros en llegar a nuestra nueva base de operaciones – si no contamos ya oficialmente como superhéroes, me retiro – elegimos habitaciones. Henry y Laura decidieron compartir la suya, así que les «ayudé» a elegir «la mejor» que basicamente era una de las que tenía solo una cama, pero para cuando se dieron cuenta, ya era tarde. Yo cogí una, esperando que mi compañera fuese Coquito. Zahra por su parte esperó a que eligiéramos todos y cogió la más lejana, más cerca a la cabina.

    Me tumbé en mi nueva cama y miré hacia el techo. Aquella habitación estaba hecha para que pareciese que no estabas en una nave, aunque en ese momento no funcionase todo lo que tenía que funcionar, pero confiaba en que Henry nos arreglase unas cuantas comodidades.

    Estaba preocupado por todos los demás, pero confiaba en que estarían a salvo y vendrían con nosotros pronto, de hecho me sorprendía bastante haber sido los primeros en terminar, casualidades de la vida. Seguíamos estando en algún punto desconocido del universo, que podía estar en la vía láctea o en cualquier otra galaxia, pero allí, en aquella nave, volví a sentirme seguro y cuando estuvieran todos, en casa.

    Así que decidí llamarla Kvasir, porque al igual que Sarah, nos uniría y nos protegería a todos.

     

     

  • ECOS DEL PASADO

    IDRIS SOLO-NOVAK

    NOCHE – SUBTERRÁNEO TRES, SEDE DE INFINITY

    Que Coquito estuviera seria no era una buena señal. Intentaba llevar toda la situación de la mejor manera posible, pero ya desde que empezamos a preparar el equipo para entrar, supe que iba a ser doloroso para ella.

    Hacía unos días recuerdo cómo habíamos entrado a su casa y Xander estaba allí sentado, esperando, con papeles desperdigados sobre la mesa de café con anotaciones. Sin Daniel, Sarah y Sasha allí, el lugar parecía algo carente de sensación de hogar y cuanto más presente se hacía la realidad de entrar a Infinity, más frío parecía volverse, incluso para mí.

    – [Idris]Cuántos nervios.[/Idris] – dije tratando de romper el hielo.

    Xander esbozó una sonrisa para conformarnos. – [Xander]Cómo ha ido Ellie?[/Xander] – preguntó.

    – [Elle]Más menos.[/Elle]- suspiró ella, resignada.-[Elle] No somos los Moondies.[/Elle] – añadió. La leyenda de los Moondies caía como una losa sobre ellos. Mi madre era una Moondie y mi padre un Daë, pero en mi caso no había recaído con tanta fuerza el peso de su leyenda. Para ellos resultaba difícil.

    Xander suspiró, hubo muchos suspiros aquella tarde y la siguiente. – [Xander]¿Con quién podemos contar?[/Xander] –  preguntó, montando el tablero del ‘Pandemia’.

    – [Elle]Amy, Noah, Owen, el hijo de Olivia.[/Elle]- enumeró, ayudándole a sacar el contenido de las bolsas. Yo me fui a preparar algo de beber, con ellos los juegos de mesa eran un ritual sagrado. Lo agradecía, nunca había tenido bastante gente para poder jugar en condiciones.-[Elle] Y nosotros.[/Elle] – añadió.

    – [Xander]No somos muchos.[/Xander] – comentó, nervioso. Los dos trataban de disimular, pese a que se les comían los nervios. Se notaba que de cara a lo sobrenatural era su «primera vez». Los dos habían entrenado, pero la realidad era muy diferente.

    – [Elle]Hay dos personas ahí dentro.[/Elle]- dijo Ellie, buscando insuflar energías y esperanza a su hermano. Era como una luz que nunca se apagaba y yo siempre había sido un poco polilla. Que a nadie se le ocurra añadir una l a esa palabra.

    – [Xander]Lo sé, pero quiero que todos salgamos a salvo. Esas dos personas también.[/Xander] – el principal problema estaba en que Xander y Ellie eran extremadamente perfeccionistas y querían controlar cómo iba a salir todo incluso antes de entrar allí. Yo era un poco más caótico y por eso conseguía ser más despreocupado, salvo respecto a lo que sentía por Coquito claro, y aun así lo dejaba caer cada dos segundos. – [Xander]Kaylee nos habría venido bien.[/Xander] – pensó en voz alta.

    Escuché un ruido en el exterior y dejé que mis ojos de elfo vislumbraran a través de la oscuridad que rechazaba la luz de la cocina. No vi nada, pero tenía la sensación de que había alguien cerca.

    – [Elle]Kaylee está pasándolo muy mal.[/Elle]- le recordó Ellie. Sabía que mi medio Chocobon no sería capaz de arrastrar a Kaylee a algo tan peligroso, pero compartía la opinión de Xander.- [Elle]Hace tiempo que no hace magia. Solo quiere estar en Endless para no pensar[/Elle]. – añadió. Ahora que tenía más tiempo libre cuando Elle estaba en clase y no estaba preparando las oposiciones, me había enganchado a algunos mundos, especialmente el de Dragones y Mazmorras, así que sabía que esa tecnología permitía evadirse muy fácilmente de lo que te rodeaba. De hecho, no sé si en el futuro seguirá siendo así, pero está empezando a haber muchos grupos para luchar contra la adicción e intentar sobreponerse a la cultura de los ‘Ended’, que prácticamente viven en Endless.

    – [Idris]A veces hacer algo tan peligroso ayuda a centrarse.[/Idris] – comenté. A mi me estaba resultando más difícil tener tiempo libre que cuando pernoctaba enfrentándome a todo tipo de cosas oscuras y espeluznantes. – [Idris]Ver que su magia es útil y eso.[/Idris] – añadí.

    – [Elle]Se lo volveré a preguntar.[/Elle]- respondió, pensativa.

    Xander asintió, de acuerdo. – [Xander]Ellie, una cosa. Si pasa algo. A mí no me esperes. Cuídate tú.[/Xander] – el premio al más agorero era para mi futuro cuñado, eso era indudable.

    – [Elle]No.[/Elle]- replicó Ellie, seria. Cuando Elle ponía esa mirada ya podías echar a correr, por suerte a mí solo me ponía ojitos tiernos y a veces un poco pícaros.

    – [Idris]Madre mía, te digo yo a ti que no.[/Idris] – añadí, mirando fijamente al señor Cenizo.

    – [Xander]Vale.[/Xander] – respondió, para no continuar con la conversación.

    – [Idris]Crea un CDC anda, mártir.[/Idris] – le pedí, sonriendo. En realidad me hacía poca gracia la situación y la gravedad con la que se lo estaban tomando empezaba a ser contagiosa.

    – [Elle]San Xander.[/Elle]- bromeó Coquito, echándose a reír. De pronto el aura ceniza pareció desaparecer y solté una carcajada.

    – [Xander]Qué bien os lo pasáis[/Xander] – dijo, sonriendo de verdad.

    Continuamos con la partida y después de un raro silencio, que era raro porque yo me hubiese quedado callado, Elle murmuró algo.

    – [Elle]Jane lo está pasando muy mal[/Elle]

    Viendo que Xander parecía el monstruo Boo cuando se le calentaba la sesera, me puse en pie y les dejé a solas. – [Idris]Os dejo un segundo, me estoy 42.[/Idris] – dije recogiendo los vasos para llevarlos a la cocina.

    – [Xander]¿Qué quieres que haga Ellie? No nos va muy bien cuando hablamos.[/Xander] – confesó. Vale, a ver, me fui de verdad para no cotillear la conversación, pero tengo oído de elfo sin ni siquiera transformarme, así que me pusiera donde me pusiera, iba a escucharles. Bueno, igual también me interesaba un poco.

    – [Elle]Es que Jane es muy cabezota.[/Elle]- suspiró Ellie. Os lo dije, muchos suspiros esos días.

    – [Xander]¿Sabes si recibió mi regalo?[/Xander] – preguntó, afectado. Ese muro de indiferencia que había intentado construir yéndose a Merelia no funcionaba. Yo no era quién para hablar, pero lo que tenían que haber hecho hacía mucho tiempo Jane y él era darle como monos durante un día entero. Tenían mucho mal humor acumulado.

    – [Elle]Sí.[/Elle]- respondió Coquito.- [Elle]Le gustó mucho.[/Elle]
    añadió. Me imaginé a Xander sonriendo. Igual no era verdad, pero en mi cabeza la gente sonríe más. También se desnuda más, pero eso en otros momentos y Xander no, que era familia. – [Xander]Cuando salgamos…iré a hablar con ella de nuevo.[/Xander] – hablar no les iba bien, mejor se entregaban a otros lenguajes.

    – [Elle]A ver si os casáis de una vez y dejáis el drama.[/Elle]- se rió Coquito, seguramente pensaba lo mismo que yo pero en fino.

    – [Xander]Amy tiene la culpa de que vuelva a ver nuestra reconciliación como algo…posible.[/Xander] – comentó con resignación.

    – [Elle]Habéis nacido para estar juntos, pero sois tan tontos que no lo veis.[/Elle]- casi aplaudo, así que disimulé haciendo como que fregaba el vaso.

    – [Xander]¿Y tú qué, eh? ¿Va a haber Coquitoboda?[/Xander] – le picó. Agudicé al máximo mi oído, fregando el vaso sin agua ni jabón.

    Escuché un ruido y Xander se quejó. Elle debía haberle pateado.

    Me giré y vi que se daban un abrazo y Xander le daba un beso cariñoso en el pelo. – [Xander]Te he echado de menos.[/Xander] – dijo. Pensé en que  yo también había echado de menos a Mike y teníamos que aprovechar para pasar tiempo juntos.

    – [Elle]Yo a ti no.[/Elle]- bromeó ella. – [Elle]Me gustaba ser hija casi única.[/Elle] – sentenció. También fue mala suerte que Xander estuviera todo el día en casa ahora que no estaban ninguno de sus padres ni Dante.

    – [Xander]No soy el único que lo ha hecho.[/Xander] – añadió. Todos sabíamos quién más echaba de menos a Elle.

    – [Elle]Sé por quién lo dices, pero no estamos peleadas y te lo demostraré[/Elle].- replicó. Por lo que sabía de la historia, Coquito y Amy eran inseparables hasta que dejaron de serlo. Amy había pasado unos años muy chungos y se había evadido de todo el mundo, pero parecía que ahora con el empujón de irse a Merelia con Xander, las cosas habían mejorado un poco para ella.

    – [Xander]Pones el listón muy alto, Lilie.[/Xander] – le replicó. Recuerdo que cuando eran pequeños siempre la llamaba así. Claro, como soy el viejo del grupo.

    – [Elle]Anda ya[/Elle].-comentó ella, restándole importancia.

    – [Xander]Lo digo en serio.[/Xander] – añadió él. Me sentí orgulloso de que Coquito tuviese un hermano que la tratase bien, ella se lo merecía todo.

    Aquél día seguimos jugando hasta tarde, buscando el momento en el que nos librásemos de los nervios para poder irnos a dormir tranquilos. Xander fue el primero en irse, Elle y yo nos quedamos dormidos en el sofá, castos y puros, por desgracia.

    Los días pasaron volando y allí estábamos, en el sótano de los horrores

    – [Idris]Bueno, Coquito, ¿se te ocurre qué hacer solos en este gran sótano vacío con dormitorios a ambos lados?[/Idris] – sonreí, intentando paliar la gravedad de la situación.

    – [Elle]Puedo mirar a ver si tengo datos y vemos un capítulo. [/Elle]- sonrió. Vi a través de su sonrisa, estaba preocupada. Acababa de descubrir que tenía una hermana más y ahora ella, su hermano y un montón de gente a la que quería estaban en peligro inmediato, incluidos nosotros.

    – [Idris]¿InfiniTV and chill?[/Idris] – me reí mientras caminábamos. En realidad en parte iba en serio porque cuando me ponía nervioso me entraban ganas de fiesta. Como diría mi versión de Bruce Banner, mi secreto es que siempre estoy nervioso.

    – [Elle]Solo era una idea.[/Elle] – replicó ella. Estaba muy preocupada.

    – [Idris]Lo sé.[/Idris] – añadí. Ella pareció sentirse mal por estar seria, así que lo atajé. – [Idris]Es que este sitio apaga el sentido del humor.[/Idris] – dije mirándola. Nos sonreímos y nos detuvimos allí.

    – [Elle]Vamos a salir de aquí.[/Elle] – me dijo y se acercó para abrazarme. – [Elle]Vivos y bien. [/Elle]- puntualizó. Sí, no me apetecía salir de allí con menos Idris del que entró, especialmente sin el Señor Coco.

    – [Idris]No me abraces mucho que ahí veo una cama y no respondo.[/Idris] – bromeé, señálando una de las asépticas celdas dignas de una fantasía voyeur, con su pared frontal de cristal.

    – [Elle]En tus sueños, majo.[/Elle] – replicó alzando una ceja. Entre la ceja, la sonrisa y los nervios estaba a punto de darme mal.

    – [Idris]Vale, entonces me echaré a dormir.[/Idris] – respondí, alzando una ceja en respuesta, pero no tenía su habilidad. Ella se echó a reír, pero nuestro instante de felicidad duró muy poco, lo que tardó mi vista en fijarse en algo que se movía en una celda más allá.

    – [Elle]¿Qué pasa?[/Elle] – preguntó ella al ver mi cara.

    – [Idris]Esto no está vacío, Coquito.[/Idris] – le dije, señálando la celda. La miré y caminamos para acercarnos, con cautela.

    Dentro de la celda había una mujer aparentemente joven, vestida con una ropa que parecía cómoda, completamente blanca.

    – [Alice]No me digas que llevo veinte años en esta maldita celda y que sois los Nuevos Moondies.[/Alice]- espetó con mal humor, mirándonos fijamente.

    – [Elle]No eres humana.[/Elle] – dijo Elle, observándola. – [Elle]Ni buena.[/Elle] – Coquito había heredado bastantes cosas de su madre, pero no estaba claro cuánto porque no era muy habitual todo lo relacionado con su concepción. Por lo que parecía, era capaz de percibir a los sobrenaturales, quizá esa magia que corría con fuerza por sus venas le permitía ver las auras.

    Me fijé en que había una especie de bolsas en la esquina que contenían restos de un líquido rojo. Era una vampiresa.

    Antes de poder contestarle, miré la celda de al lado, en la que había ruidos. Un licántropo, transformado, arañaba y se golpeaba contra el cristal al vernos, pero no conseguía hacer ni una mella.

    – [Idris]¿Te ha capturado Infinity?[/Idris] – le pregunté, parecía poco amigable, pero el licántropo no iba a hablar mucho.

    – [Alice]Llevo mucho tiempo aquí.[/Alice] – comentó, acercándose más al cristal. No tenía mal aspecto pero sus ojos parecían más ávidos al habernos visto, como si solo viese un manojo de venas por las que corría sangre. Se fijaba demasiado en Elle. – [Alice]Otra rubia diminuta y maciza destinada a salvar el mundo. [/Alice] – puso los ojos en blanco, pero su lenguaje verbal dejaba claro que estaba deseando hincarle el diente. Los vampiros se alimentaban de los vivos, pero había algunas razas por las que tenían predilección. La que más, la de Elle y su madre.

    Vi un destello en la pared frontal y como aún no había superado la fase de niño curioso, le di a un símbolo ‘+’ que había aparecido. Eso desplegó una ficha de información y debajo un diario de investigaciones. Me leí el resumen por encima.

    – [Idris]Es una vampiresa. Alice.[/Idris] – leí. No llevaba veinte años allí, pero sí casi cinco. Eso significaba que Infinity llevaba ya un tiempo siendo el revival de la Iniciativa. En cinco años les podía haber dado tiempo a mucho.

    – [Elle]Me suena. [/Elle]- respondió Coquito, estaba muy guapa cuando fruncía el ceño pensativa.- [Elle]Trabajaba para Siegfried según me dijo mi padre.[/Elle] – recordó finalmente. Me daba grima escuchar hablar de Z, pero traté de ocultarlo.

    – [Alice]Tenéis que sacarme de aquí. [/Alice] – nos pidió. – [Alice]Si me llevan, no volveré.[/Alice] – rogó, con cara de pena. Sinceramente, parecía un papelón, pero lo hacía tan bien que te dejaba con dudas.

    – [Idris]Si los sacamos nos descubrirán enseguida.[/Idris] – comenté, buscando la respuesta de Elle, que seguramente sabría qué hacer, ella era la blanca, si por mí fuera no sé qué habría hecho.

    – [Elle]¿Y qué hacemos, los dejamos aquí?[/Elle] – preguntó ella, nerviosa. Vi que se mordía los labios y se había hecho una herida.

    – [Idris]Sinceramente, no lo sé.[/Idris] – confesé.

    Era una vampiresa, su único propósito en la vida era el de alimentarse de otros, sin importarle si vivían o morían, pero por otro lado, sabía perfectamente lo que era vivir con el arquetipo y los prejuicios que ponen en ti solo por tu apariencia.

    Recordé una tarde, tiempo antes de empezar a formar un grupo para ir de caza, antes incluso de empezar a ir yo mismo. Había salido con unos amigos al cine, para ver una película. Nos encontramos con los clásicos matones de clase, que estaban metiéndose con un chaval tímido que también iba con nosotros al instituto. Me puse delante de él y les reté. Uno de ellos fue a pegarme y le paré la mano, no me esperaba que jugaran tan sucio y otro de ellos consiguió golpearme. Perdí el equilibrio y caí al suelo con el labio partido. En un suspiro, alguien había llamado a la policía y ya estaban allí. ¿Sabéis lo primero que hicieron? Pista: no fue preguntarme si estaba bien. Me alzaron y me pidieron que pusiera las manos a la espalda y me colocase contra el escaparate de una tienda, igual que al resto de los que me acompañaban. Los matones de clase mintieron y conseguí salir de esa gracias a mi padre, pero nunca se me olvidaría la impotencia y la indefensión que sentí.

    – [Alice]No estáis a la altura de los Moondies. [/Alice] – espetó la vampiresa, trayéndome de vuelta del vagón de los recuerdos. – [Alice]Sois unos críos.[/Alice] – replicó volviendo a internarse en las sombras.

    – [Idris]Qué cabrona.[/Idris] – solté.

    – [Elle]Sabe dónde dar.[/Elle] – aseguró, siguiéndola con la mirada.

    – [Idris]Ya, y ahora nos deja en la Isla del Doctor Moreau con un debate filosófico que nos perseguirá durante varios capítulos.[/Idris] – comenté. Ya estaba siendo complicado sacarnos a nosotros mismos de allí, aún más intentar sacar a toda la gente que pudiesen tener cautiva. Pero si no lo hacíamos, nos perseguiría nuestra conciencia.

    – [Alice]Os estoy oyendo, inútiles.[/Alice] – gritó desde su esquina.

    – [Idris]Les pienso decir que te den de comer morcilla.[/Idris] – le repliqué. La jodía se acercó lo suficiente como para hacerme un corte de mangas. Mira, por ella no iba a tener debate filosófico. – [Idris]En fin, será mejor que miremos al resto de gente.[/Idris] – dije, fijándome en lo largo que era el pasillo. Largo como el camino a casa cuando tienes prisa o como el tiempo que tardaba en responder Coquito cuando hacíamos amago de sexting.

    Cuánto más avanzábamos menos duda quedaba de que Infinity estaba utilizando las instalaciones para su propósito original. Varias veces tragué saliva al ver las caras de pánico y tristeza en las caras de algunos sobrenaturales que había allí. Algunos debían ser humanos potenciados o demonios cruzados, porque no se les distinguía. Aquello era horrible, como caminar por un campo de concentración. Todo en mi cuerpo gritaba por salir de allí, incluso por dejar mi cuerpo a su suerte y observar desde la distancia cómo salía todo.

    – [Elle]Este sitio da miedo.[/Elle] – afirmó. Le temblaba un poco la barbilla.

    – [Idris]Te doy la mano si quieres.[/Idris] – dije con una sonrisa, tratando de quitarle importancia.

    – [Elle]Si yo tengo más fuerza que tú… [/Elle]- me dio un golpe en el brazo y lo corroboré, y eso que no había sido con fuerza.

    – [Idris]¿Por qué crees que te lo estoy pidiendo? Como vea otro demonio triste más me voy a cagar.[/Idris] – respondí con sinceridad.

    – [Elle]Tranquilo.[/Elle] – dijo con voz calmada, agarrando mi mano. – [Elle]Vamos a acabar con Infinity juntos.[/Elle] – afirmó con convicción. Quise creerla, pero tenía miedo a que aquello fuese demasiado.

    – [Idris]¿Con erótico resultado?[/Idris] – pregunté, ocultando cómo me sentía. Ya habría tiempo de lidiar con lo que le pasaba a aquellas personas, cuando estuviésemos a salvo. De nada servía intentar ayudarles y quedarnos por el camino.

    – [Elle]Ya veremos.[/Elle] – respondió. Con eso tuve suficiente para sacar fuerzas renovadas. Le sonreí y seguimos caminando, viendo quién más estaba allí dentro, porque éramos así de sacrificados y masoquistas y queríamos grabarnos en la retina las caras de la gente que teníamos que salvar.

  • SINCERIDAD PARA ALGUNOS

    IDRIS SOLO-NOVAK

    PLAYA DE LOUNA. NOCHE

    2 años después

    Buenos días futura gente que esté interesada en leer mi polvoriento diario, que lleva sin actualizarse años. Tengo que dar las gracias a Mike por convencerme de escribir, porque en los cuatro borradores que hice por ordenador le encontré la gracia, así que ahora creo que voy a escribir directamente a mano. Si veis alguna errata, pasadla por alto o achacadla a nuestro anticuado y primitivo idioma.

    Bueno, volvemos al tema. El tiempo pasa muy rápido, demasiado quizá, y las cosas estaban cambiando a velocidad vertiginosa. Ya hacía más de dos meses que habíamos acompañado a mi hermano, al principio del verano, a la Universidad de Alberta. Ahí fue cuando me convenció porque soy un sentimental y me dio pena no verle por casa en una temporada. Eso y que él, que era de verano, iba a pasar un frío del carajo. Yo me habría sentido como en casa.

    Lexie salía bastante con Noah y Niall, estaba convencida de que los dos estaban liados y que ella no tenía ninguna oportunidad con Noah y yo no dejaba de morirme de risa cada vez que me contaba las anécdotas.

    Los ‘Drow‘ estaban cada vez más estabilizados. Había llevado años pero al final los tiempos de drogas y trapicheos habían quedado atrás y ahora tenían un propósito, defendiendo a los habitantes de Louna por la noche. Yo les acompañaba muchas veces, pero normalmente se las arreglaban ya sin mí.

    Pensaban que tenían una deuda conmigo y que quitándome el trabajo de patrullar por las noches me hacían un favor, pero cuando me encontré con tanto tiempo libre, no supe qué hacer. Tenía más tiempo y menos hermanos con los que pasarlo.

    Pero no he venido aquí a quejarme, todo tiene su lado positivo y el mío era que poco después de un par de semanas de soledad existencial, empecé a pasar más tiempo con Coquito. Nos habíamos ido haciendo más cercanos en los últimos años. Quizá influyó que la llamase la mañana siguiente a nuestro encuentro en la pizzería para preguntarle por Kaylee, o que me presentara en su dieciocho cumpleaños envuelto en un lazo rojo. El caso es que nos divertíamos juntos, saliendo y bromeando mientras los demás ponían caras de vergüenza a nuestro alrededor.

    Esa noche acababamos de cenar en un italiano al lado de la playa y decidimos pasear por la arena disfrutando de la brisa nocturna aprovechando que era un fin de semana de inicios de otoño y aún no hacía frío. La miré y le sonreí abiertamente, llevaba un vestido largo de flores y una chaqueta vaquera. ¿He dicho alguna vez que me encanta el coco?

    – [Elle]A veces pienso que Jane y su hermano no se van a llevar bien nunca y me da mucha pena[/Elle].- comentó, suspirando. Estábamos hablando de los problemas que llevaban años dando vueltas alrededor de todos. Este año el verano nos había encontrado separados: Leo seguía de gira con su grupo; Amy estaba distanciada de todos porque Leo se hubiese ido; Kaylee intentaba cambiar su forma de ser pero de momento solo había conseguido que Blue cogiese su puesto durante el último año de instituto, con suerte cambiarían las cosas en la universidad; Jane no se hablaba ni con Xander ni con Owen; y Dante, era Dante, pasaba de todo.

    – [Idris]Yo no soportaría no hablarme con Mike.[/Idris] – respondí. Quería a mi hermano aunque la gente pensase que le tenía celos por ser hijo biológico. Esa diferencia en mi casa no existía. Jane se había ido hacía unos meses a vivir con su padre y la relación con Owen se había enfriado más. Sabía por mi madre que Elliot seguía con pruebas y tratamientos continuos y que todo giraba entorno a eso, como si el resto de la familia viviese en una burbuja temporal hasta que Elliot empezase a poder sentir algo. – [Idris]En el fondo la culpa es de Dom y Rebecca.[/Idris] – Normalmente soy un bocazas, pero capeo mis cagadas con humor. Con Elle, no necesitaba capear demasiado y podía ser sincero con las cosas que de verdad me preocupaban.

    – [Elle]Con las cartas que les han tocado, demasiado bien lo han hecho[/Elle].- Elle era de moralidad blanca, tenía tanta luz que me atraía como a una polilla. El problema es que no dejaba de chocarme con el cristal. No, no es una referencia a la falta de sexo, creo.

    – [Idris]No digo que sea consciente, pero al final les han metido en el problema y cada uno ha terminado tirando para el lado de un padre.[/Idris] – intenté explicarme, no quería que mi lengua me metiese en un problema con Elle. Espera, ahí si hay una referencia al sexo.

    – [Elle]Si me pasa eso con Xander o con Dante, creo que me muero[/Elle].- sentenció, la brisa le llevó un mechón de pelo a los ojos, que se apartó colocándose detrás de la oreja. Elle era preciosa, por dentro y por fuera. Fíjate, tan bocazas y no era capaz de lanzarme a ella salvo con bromas sexuales. Me paré a pensar en lo que había dicho. A ver, los Moondies eran una cosa del otro mundo, solo tenías que mirar lo geniales que eran mis padres, o los nudistas de los Arkkan. Los Echolls no eran menos, eran una familia de diez, no había más que ver a Elle para saberlo. Habían adoptado a Dante cuando su madre murió y le habían tratado como a uno más, igual que mis padres a mí. Eso me hacía sentir más cariño hacia mis futuros suegros.

    – [Idris]Eres demasiado pura ‘Coquito’.[/Idris] – repliqué, sonriente. Mi olfato agudizado captó el olor del coco que trajo la brisa. Elle llevaba su característico perfume, ese que le ganó el mote, aunque recientemente había bromeado ya con otros ‘Coquitos‘.

    – [Elle]Es que me gusta llevarme bien con la gente[/Elle].- afirmó encogiéndose de hombros. Veía en ella muchas cosas de su madre, había pasado bastante tiempo con ella de pequeño y de adolescente, ella se había encargado de que supiera cosas de mis padres biológicos. Tenían un sentido del deber que las hacía únicas, porque era auténtico, de verdad querían ayudar a la gente y eran buenas personas.

    – [Idris]Eres un regalo para todos nosotros.[/Idris] – respondí con una sonrisa amplia, casi caricaturesca, que normalmente le hacía reírse.

    – [Elle]Exagerado[/Elle].- respondió ella quitándole importancia. Guapa, simpática, buena, modesta… ¿A qué esperas Drizz? ¿A que se despelote en la arena y te diga ven? Pues mira, eso no estaría mal.

    – [Idris]Para nada. En realidad por eso salgo tanto contigo, para que se me pegue algo.[/Idris] – sonreí, mirándola, seguramente parecía un vagabundo mirando una hamburguesa doble con queso o cualquier persona en condiciones frente a un cachorrito. – [Idris]¿Te preocupa algo más?[/Idris] – pregunté. Había algo en su mirada, esa noche no estaba en la tierra, estaba encerrada en sus pensamientos.

    – [Elle]Mi prima Kaylee lo está pasando bastante mal, porque se arrepiente de todo lo que hizo en el instituto.[/Elle] – explicó. Elle llevaba intentando ayudarla desde la noche en la que la acompañó borracha a casa.

    – [Idris]¿Les ha dicho algo a los demás? No creo que la vayan a culpar toda la vida.[/Idris] – pregunté. A estas alturas, Kaylee se hablaba con Elle, con Noah, con Owen, con Dante y conmigo, pero no se había atrevido aún a ir a hablar con los demás por miedo al rechazo. Tenía que ser difícil, yo solía camuflar lo que sentía con bromas, así que plantarme delante de alguien y sacar un tema serio para pedir disculpas me aterraba.

    – [Elle]No se atreve por un lado y es bastante orgullosa por el otro.[/Elle]- se sentó en la arena y yo me despatarré a su lado. Kaylee había estado entretenida en los dos últimos años de instituto tratando de mantener su popularidad sin ser una chunga, pero al final, Blue le comió el terreno y se convirtió en la Queen. Por lo que dijo Elle para Kaylee fue un drama tener que pasarle la corona en el último baile después de haber sido la ganadora del anterior junto a Owen. Era una pena que hubieran empezado con tan mal pie, porque Lexie habría entendido perfectamente a Kaylee.

    – [Idris]A Lexie le pasa algo parecido con tu primo.[/Idris] – comenté. Noah le gustaba y en el fondo se autoconvencía de que estaba colado por Niall como una forma de escapar de algo que podría retenerla. – [Idris]Lo ha pasado muy mal pero como siga escondiéndose nunca va a ser feliz.[/Idris] – añadí, preocupado. No podía seguir corriendo toda su vida. Me había costado horas convencerla de seguir en el Instituto Hedy Lamarr y ahora al final ella misma había decidido matricularse en la Universidad de Moondale para estar cerca de sus amigos, pero aun así seguía siendo Lexie Reed, la máscara de Lexie Fenris.

    – [Elle]Con lo fácil que es decir las cosas y ya está[/Elle].- se giró y nos miramos. Tuve una frase en la punta de la lengua. De hecho el tiempo se ralentizó y entró la típica secuencia que sabes que no es real, que solo es imaginación, en la que me arrodillaba y creaba un anillo de hielo para pedirle matrimonio. Volví a la realidad, donde la arena se me colaba en los gayumbos.

    – [Idris]A veces pensamos demasiado. Todos.[/Idris] – respondí con sinceridad. Si todos fuéramos como mi padre, las cosas serían más fáciles. Aunque fuese algo temporal. Espera. – [Idris]Coño, Jaheem…tengo una idea, Coquito.[/Idris] – le expliqué, girándome. Iba a tener que sacarme mucha arena de encima más tarde.

    – [Elle]No pienso bañarme en pelotas contigo[/Elle].- sentenció. Mierda, no se me había ocurrido pero habría estado bien, de ahí a bow chika bow bow había poco.

    – [Idris]Primero: no iba a decir eso. Segundo: maldita sea.[/Idris] – solté una risotada, cuadrando el plan en mi cabeza. – [Idris]Jaheem es un colega, puede hacer que la gente sea sincera durante 26 horas.[/Idris] – le expliqué. Le había visto usarlo alguna vez estando borracho. No penséis mal, sé que no está bien hechizar a nadie para decir la verdad, mi padre habia hablado de eso muchas veces. Pero el poder de Jaheem se aseguraba de que solo dijeses las verdades que quisieras dejar salir. Un plan perfecto. – [Idris]No lo usaba de forma muy legal y le salvé el culo. Nos haría el favor.[/Idris] – aseguré.

    – [Elle]¿26 horas? ¿Y por qué no 24? ¿Qué loco puso esa franja de tiempo?[/Elle]- replicó ella echándose a reír. Estaba preciosa cuando se reía, quizá por eso me volvía aún más payaso a su lado.

    – [Idris]No sé, no se quedó muy fino de la regadera. Le dio por traficar y consumir. Casi se lo come un demonio y el tío estaba partido de risa.[/Idris] – resumí. Era un poco raro entrar a una guarida de demonio y encontrárselo a punto de comerse a un hermano descojonándose. Llevaba una buena temporada sin consumir, era la primera regla para ser un ‘Drow’, pero la cabeza no se le había quedado del todo asentada.

    Elle se echó a reír.- [Elle]No tiene gracia, lo siento[/Elle]. – se disculpó, intentando mantener la risa.

    – [Idris]¿Que no? Se pensaba que había ligado con Karima Kareem.[/Idris] – expliqué, por si venís del futuro lejano y ya no hay una crisis creativa mundial, Karima Kareem era una diva Disney que ahora cantaba más ligera de ropa y era una diosa para el colectivo LGBT+. El tío tronao pensaba que estaban en los preliminares. – [Idris]Le salvé el culo y le ayudé a salir de las drogas así que puedes reírte.[/Idris] – dije quitándole hierro al asunto.

    – [Elle]Eres un cinnamon roll[/Elle].- sentenció mirándome orgullosa. A veces tenía miedo de hablarle de lo que sentía y romper esa magia que teníamos.- [Elle]Demasiado puro para este mundo[/Elle]. – añadió, bromeando, porque yo de puro no tenía mucho. Era más bien gris plata moralmente hablando.

    – [Idris]Cómeme antes de que me vuelva impuro.[/Idris] – repliqué echándome a reír. Por intentarlo, que no quedara.

    – [Elle]Ven, que te como ahora[/Elle].- respondió, haciéndome una seña. Alcé una ceja, sabía que me iba a hacer alguna jugarreta, pero mira, estaba un poco desesperado y por probar suerte..

    Me acerqué y ella también, pero en el último momento se giró y me lamió la cara. – [Elle]Grrr[/Elle].- gruñó. Se apartó y nos echamos a reír, eso sí, yo me quedé sentado y  evitando ponerme boca abajo en la arena.

    Al cabo de un rato, mi mente volvió a subir y retomé el plan. – [Idris]Vale, vamos a hacer la lista: Jane, Owen, Kaylee, Lexie, Noah…¿alguien más?[/Idris] – pregunté. Leo habría estado bien para que se soltara un poco pero estaba en la quinta coña y Amy parecido.

    – [Elle]Apunta a mis padres para ver si confiesan el lío con Sasha, que ya huele[/Elle].- afirmó, colocando los brazos en jarras. Lo decía en serio, así que los apunté.

    – [Idris]¿No es obvio?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. Era un pequeño vox populi entre los más cercanos que los padres de Elle y Sasha pasaban bastante tiempo juntos, pero hacía ya tanto tiempo que las cosas eran así que a todo el mundo le daba ya miedo preguntar, por si solo lo parecía y ellos se ofendían.

    – [Elle]Pero si lo confiesan, le puedo decir Mamá Sasha[/Elle].- añadió ella guiñándome un ojo. Ya tienes que criar bien a tus hijos para que les de igual que tengas un trío, salvo por el hecho de portarse bien con la tercera persona.

    – [Idris]Y yo llamarla suegra.[/Idris] – dejé caer la indirecta tal y como yo entendía las indirectas.

    – [Elle]¿Suegra? Te estás viniendo arriba, Idris Solo-Novak[/Elle]. – sentenció ella, alzando una ceja de una forma muy sexy.

    – [Idris]Tú dame tiempo, Elle Solo-Novak.[/Idris] – bromeé, haciéndole ojitos.

    – [Elle]Idris Echolls[/Elle].- replicó ella, muy digna.

    – [Idris]Gracias, estaba deseando que lo confesaras.[/Idris] – me eché a reír al ver que había caído en mi trampa. Ella me dio un golpe en el hombro que casi me lo saca del sitio. Me gustaba eso de que fuera más fuerte que yo.

    – [Idris]¿Alguien más para el proyecto «The Truth»?[/Idris] – pregunté, inventando sobre la marcha.

    – [Elle]Lo que surja.[/Elle]- replicó. Me vi tentado a meternos a nosotros mismos en el saco, pero tenía miedo de que me matase. Era una pena ser de los que arreglan cosas, hubiese preferido que otro lo hubiese hecho y hubiese visto lo obvio de lo que sentía por ella para obligarme a decir lo que sentía.

    – [Idris]Pues listo, voy a mandarle un mensaje. Déjame que descargue alguna foto de InfinityFaces.[/Idris] – dije desbloqueando el Inphone Indus y abriendo la aplicación para buscar fotos. Encontré una en la que salían los padres de Elle y Sasha compuestos para algún evento; otra en la que salían Xander y Owen; Elle me pasó una de Jane sola, le pregunté si tenía también fotos comprometidas pero me gané un codazo; la que más me costó encontrar fue la de Noah y Lexie, lo mejor que conseguí fue una en la que aparecía Niall. Le pasé todos los datos a Jaheem y esperé a que me respondiera.

    – [Elle]Qué guapo estás cuando te concentras[/Elle]- me giré y vi que me estaba mirando, me pareció incluso que lo decía en serio, pero como soy gilipollas, en vez de decirle nada, bromeé y puse cara de esfuerzo.

    – [Idris]¿Así? ¿O parece que estoy 42?[/Idris] – la pregunté, riéndome. Ella se echó a reír y así fue como perdí otra oportunidad.

    La InfinityBand vibró y me mostró el mensaje que acababa de llegar el teléfono: ‘Vale tío, ke dices que haga a esta peña?‘. Esperé cinco minutos mientras leía «Jaheem está escribiendo» y leí. ‘Ah coño, que les haga el Verdatronic. Va. Mañana, que hoy estoy tirao.‘ Los cigarrillos aliñados no había conseguido que los dejase de momento, así que tendría que reenviarle el mensaje tres o cuatro veces, pero seguramente mañana por la mañana estaría hecho.

    Se lo dije a Elle y ella se alegró. Nos quedamos un rato más disfrutando del paseo por la playa, aunque de lo que más disfruté fue de estar con ella.

  • LA MAYOR DERROTA QUE SE PUEDE SUFRIR

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Drizz | Futuro del Soberano

    [color=orange]Tarde[/SIZE][/color][/b][/font]

    drizzfut

    [SIZE=3]
    Mientras Elle guiaba nuestros pasos por el interminable laberinto que constituía el Palacio reflexioné sobre lo que Doe me había contado en los últimos años, no sin poder evitar llevar la mano hacia la daga de mi cinto y aferrar la empuñadura con fuerza.

    Desde el primer momento dejó claro que no sería una misión fácil y que supondría la muerte para muchos, si no todos, en eso no había mentido, y estaba dispuesto a afrontarlo con tal de ser la chispa que encendiese el cambio. No quería que me recordasen como un héroe o un mártir, solo cambiar las cosas para mejor, evitar que otros pasaran por lo que yo, y muchos otros, tuvimos que pasar.

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  • EN BUSCA DE LA LIBERTAD

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=5]Elle| El Palacio

    [color=black]Noche[/SIZE][/color][/font][/b]

    princesselle1

    [SIZE=3]

    La Armadura chivata le había dicho al Rey de los Locos que teníamos visita en el castillo y claro, se había puesto histérico perdido y hasta mi habitación se estaba moviendo con la puñetera manía de cambiar las estancias del castillo en función de su estado de humor. Así no había quién se concentrase y me iba a quedar sin saber si realmente si Katniss era una perra del Infierno o solo le gustaba que Peeta le pagase las Fantas.

    Cerré el libro con toda la mala leche del mundo y recolocándome la corona que parecía sacada del Burger King ése que ya no existía, me agarré el vestido y me asomé a la puerta.- [b] [i] [color=#974246]¡EH! ¡Aquí hay gente que intenta leer, ya que por lo visto hoy no se cena![/SIZE] [/i] [/b]- Pero nadie me escuchó, claro, porque estaba liándose en la planta de abajo, hasta el punto de que habían soltado al Perro con esteroides y a los zombies, porque por muy lujoso que pareciera el palacio, debía tener paredes de papel y se oía todo.

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