CARA ELLE ARKKAN | LA NAVE
MAÑANA
Habían pasado dos semanas desde que Daniel se había fugado y estaba tan enfadada con él que había escrito una lista con todos los insultos feos que se me habían ocurrido (cara de culo, tonto de caca, «abandonón» de hermanas…) para que el día que volviese no se me olvidara ninguno.
Tampoco estaba de acuerdo con que Sarah se hubiese ido a la casa del tío raro ése que tenía un montón de hombres y mujeres que eran sus novios, pero sabía que lo hacía porque de buena que era parecía tonta o a lo mejor es que era tonta de verdad y lo de ser buena era un «defecto secundario«. La cuestión es que eran tontos los dos, porque en vez de arreglar las cosas, porque hablando se entiende la gente, se habían dado gritos y ahora estaban dos, por tres calles y casi no cabían, lo que dicho sea de paso me parece que no tiene sentido, porque si sois dos cómo no vais a caber en tres calles, si es que son matemáticas básicas.