Moondale

Etiqueta: Un poco de Elle x Jane

  • PROMESAS

    IDRIS SOLO-NOVAK ‘DRIZZ’

    TARDE – VALANTIS

    En cuanto Elle aparcó enfrente de una casa vacía y nos bajamos del coche, vi que nos habíamos adentrado en otro mundo, uno que también existía en la Tierra, el mundo de los barrios residenciales que parecían sacados de una película de Tim Burton, pero que en realidad, existía.

    No sé muy bien cuando empezó a pasar, porque no soy ningún experto en historia, pero llegó un punto en el que básicamente los «blancos ricos» formaron sus áreas residenciales para vivir en casas clónicas con su mujer, los dos coches, dos hijos y medio y un perro mientras que en las ciudades se concentraban los barrios «malos«.

    Mientras caminaba al lado de Elle, con Jane y Chloe caminando justo detrás de nosotros, repasé un poco nuestros planes. En el cine al que nos habíamos acercado en los ochenta no habíamos conseguido nada, pero de camino a comer algo Jane había empezado a captar un rumor en las cabezas de la gente que les tenía alarmados. Al parecer en la ciudad de los noventa una chica se había enamorado de su «sombra» y pretendía tratarla como a uno de ellos.

    Todo encajaba bastante bien y no es que tuviéramos muchas pistas más, pero ahora estábamos allí, buscando una aguja en un pajar un pelín más pequeño. Básicamente la imagen mental que había conseguido Jane era la de una chica delgada, de piel clara y melena rubia a lo Reese Witherspoon. Su «sombra» era un tipo vestido con ropas oscuras, piel clara de no ver mucho el sol y pelo estilo melenita de Keanu Reeves. O sea, estábamos buscando el Bangel de aquél mundo.

    – [Elle]Una relación tóxica de manual[/Elle].- comentó Elle cuando escuchó mi comparación.

    – [Idris]No te gusta ninguna de mis ships.[/Idris] – bromeé. Sí, no le faltaba razón, las cosas no se veían en el siglo XXI como en el XX. El mundo era más complejo y enrevesado, a veces en exceso, pero en muchos sentidos, mejor.

    – [Elle]El Janelle sí[/Elle].- replicó ella sonriendo. Me guiñó un ojo que compensó la mirada fulminante de ceja alzada de Jane.

    – [Idris]Esa es imbatible.[/Idris] – repliqué. Evité pensar, cree un lienzo en blanco en mi mente. Lo que pasa que como no sé estarme quieto ni siquiera en mi mente, empecé a pintar en él un perrito. – [Idris]Así que estamos en una peli de Tim Burton. O en el barrio ese de los magos ingleses blancos.[/Idris] – añadí. Mis comparaciones no iban a servir de mucho pero sí para aliviar tensiones de no saber qué coño teníamos que hacer, porque por si todo el lío que habíamos tenido durante casi una semana no había sido suficiente, encima acabábamos de enterarnos de que todos los demás ya habían vuelto.  Eso me tocaba bastante la moral, no es que sea competitivo, es que no me gusta perder. Y os aseguro que a Jane mucho menos.

    – [Chloe]Me recuerda a la peli esta de…¿Iron Man? Esa vieja en la que sale un Pingüino[/Chloe]. – me llevé una mano a la cara al escuchar esa afrenta.

    – [Idris]Le dejaré el trabajo a mi yo futuro.[/Idris] – comenté, tomando nota en mi mente de pagarle una suscripción a InfiniTV a esa muchacha para que viera más cine.

    – [Jane]Hay más mugre en este mundo que en el piso de ‘Being Human'[/Jane]- se quejó Jane mirando hacia un solar en el que habían debido estar unos vagabundos hasta hacía poco. Recordé al malo de la película de acción de Daniel el Travieso que de pequeño siempre me había dado bastante miedo con su comida enlatada y su forma de comerse una manzana con navaja.

    – [Idris]Principios de los noventa, preparaos para la ropa.[/Idris] – bromeé. El cuadro no funcionaba, había empezado a pintar un bosquejo de Elle con ropa de los noventa así que lo rasgué y me centré en bromear, para eso no necesitaba cerebro.

    – [Elle]Aaahora escucha la historia de mi vida…[/Elle]- empezó a cantar Elle mirándome. Una pena que no estuviera allí Nate para vivirlo.

    – [Idris]Televisión de calidad.[/Idris] – repliqué uniéndome a ella. Nos callamos al ver a un grupo de adolescentes pasar cerca de nosotros. Parecía que acababan de salir del Bronx, pero les había dado poco el sol.

    – [Chloe]¿Aquí no hay gente racializada?[/Chloe] – preguntó Chloe. Si para mí los noventa quedaban lejanos, para ella debían ser una reliquia.

    – [Idris]No. Y empiezo a sentirme como el personaje del grupo inclusivo.[/Idris] – bromeé. Elle me dio la mano y seguimos caminando.

    Hice acopio de todo mi conocimiento sobre los noventa en las series y el cine para tratar de hacerme una idea de cómo buscar a los malditos Daë sin nombre, pero volví a divagar acordándome de un traje de Kelly Kapowski, salvo que en lugar de ella estaba Elle.

    – [Jane]Idris, por favor…[/Jane]- se quejó Jane. Mierda, me había visto. Puse mentalmente un cartel delante de aquella Elle a la que le menguaba la ropa como si estuviera en una secadora.

    – [Idris]Estaba haciendo un repaso de cosas famosas de los noventa.[/Idris] – me disculpé. No pude evitar mirar detrás del cartel y encontrarme a Elle agachada mostrando la ropa interior por encima de los vaqueros, era bastante escueta.

    – [Jane]Eso en lo que estás pensando es posterior[/Jane].- aclaró ella apareciendo detrás de mí. Es decir, no físicamente, si no en mi mente. Era un poco extraño pero estábamos teniendo esa conversación en mi cabeza y no de viva voz.

    – [Idris]Bien que lo sabes, ¿eh?[/Idris] – bromeé. Jane se desvaneció y conseguí contener mi imaginación inquieta durante un rato, hasta que vimos una gran iglesia blanca.

    – [Idris]Bueno, a ver, esa Iglesia que parece una secta igual es un buen sitio.[/Idris] – comenté mirándola desde un sitio seguro. Había una gran congregación de gente fuera, algún gran evento.

    – [Elle]El líder te quiere, te quiere a ti…[/Elle] – canturreó Elle. Desde allí tan cerca podía oler su perfume, era como estar en casa, incluso estando a millones de kilómetros.

    – [Idris]Mira, los que van de negro se quedan todos fuera. En la Iglesia se ve solo gente vestida de blanco.[/Idris] – dije agudizando la mirada. No sé qué se celebraba en el interior, pero era solo para los de blanco.

    – [Jane]En este mundo ganaron los nazis, ¿no?[/Jane] – se quejó Jane. Me fijé cuando lo dijo y me di cuenta de que entre los que vestían de blanco apenas había tres o cuatro pares de personas de tez más oscura, mientras que entre los de negro abundaban más. Qué maravilla, la humanidad reinterpretándose en el espacio profundo había conseguido mantener la esclavitud. Me llamó la atención que Jane se diese cuenta antes que yo, como algo bueno quiero decir.

    – [Idris]Es un barrio residencial en los noventa, la segregación ya no está oficialmente pero la sociedad seguía teniendo el veneno que dar a la comunidad negra.[/Idris] – respondí después de meditarlo un poco. No solía hablar a menudo así de serio y no sé si las demás se sorprendieron. Elle me conocía más y se limitó a colocar su mano sobre la mía, sin decir nada.

    Era consciente de que había nacido en un mundo lleno de privilegios y aunque sí que me había afectado el color de mi piel, no era nada comparado con lo que sufrían otros. Por eso empecé a rondar por los barrios desfavorecidos de Louna, para ver con mis propios ojos el «veneno», la droga que mantenía todo como estaba, a los pobres con los pobres, sufriendo miserias y a los demás separados por un muro de fuerzas de seguridad que contenían la «infección» de la pobreza para que no se propagase. El mundo era injusto y sabía que yo no podía ser un defensor de la justicia económica porque vivía con muchas comodidades. De todos nosotros quizá Niall era el único que había pasado más dificultades económicas.

    Nos quedamos esperando y me sobresalté al ver la puerta de la Iglesia abrirse a toda velocidad. Una pareja compuesta por una chica rubia vestida de blanco y una sombra de pelo oscuro vestida de negro salieron perseguidos por una muchedumbre que aumentó al reunirse las sombras con sus «amos«.

     

    – [Idris]Creo que llegamos justo a tiempo.[/Idris] – les dije. Echamos a correr por la calle paralela a la de los muchachos y tratamos de adelantarlos. Llegado un punto entramos en un callejón y vimos que seguían persiguiéndoles. Moví la mano y la humedad del aire descendió hasta convertirse en una escarcha que cubrió el suelo. No duraría mucho, porque el sol pegaba fuerte, pero sí lo suficiente para hacer que algunos de los perseguidores y perseguidoras resbalasen.

    Por desgracia, un grupo había ido por otra de las calles y ahora les cortaba el paso desde el frente.

    – [b]Somete ahora mismo a esa Sombra, niña insolente.[/b] – gritó una mujer cuya ropa blanca estaba rematada por ribetes dorados.

    – [b][i]No, le quiero así.[/i][/b] – dijo la chica colocándose sobre su sombra. Él le susurró algo, impasible y ella negó con la cabeza.

    – [b]Entonces serás sentenciada a vivir una vida solitaria.[/b] – replicó. Murmuró unas palabras y la Sombra de la muchacha profirió un grito. De su piel empezaban a emanar volutas de humo y una de sus manos estaba en llamas. Era como si de pronto el sol hubiese comenzado a hacerle efecto, pero solo a él.

    Antes de darme cuenta siquiera, Elle ya estaba corriendo hacia ellos y cuando llegó, le echó a la Sombra una manta sobre el cuerpo, protegiéndole de los efectos del sol. El corazón me dio un vuelco al verla rodeada de todos esos fanáticos y salí de mi escondite para unirme a ella.

    – [Elle]Cierra los ojos.[/Elle] – me susurró al oído. Tengo que reconocer que tardé un poco en entender sus palabras porque se me había puesto el pelo de punta. No necesité decir nada a Jane y Chloe porque los tenían cerrados, quizá se habían comunicado telepáticamente.

    Los cerré e incluso con ellos cerrados sentí el calor de la luz que emanaba del cuerpo de Elle, cegándolos a todos con un fogonazo. Su mano aferró mi muñeca para que echaramos a correr y la seguí. Para cuando pude abrir los ojos, estábamos corriendo por un callejón, varias calles más allá de la Iglesia. Jane y Chloe iban con nosotros y también los Daë. Sinceramente, sé que no era el momento de pensarlo, pero así, corriendo por esas calles, tapado con una manta, parecía que habíamos rescatado a E.T.

    Llegamos cerca del coche y nos subimos todos bastante apretados. Elle cogió el volante y despegó alejándose de aquél pueblo. No se detuvo hasta estar varias manzanas más allá. Pensé que huiríamos más lejos, pero Elle había sido lista, no podía alejarlos mucho para que los Daë les encontraran.

    Escondimos el coche y encontramos una casa vacía que ocupar, mientras pensábamos y trazábamos un plan. Esa noche supimos algo más de los Daë. Al parecer al llegar a la mayoría de edad todos los «vinculadores» pasaban un rito por el que hacían que sus Sombras les sirvieran para siempre, perdiendo cualquier resto de humanidad que les quedase. Pero ella no podía hacerlo y huyó. No nos dijeron sus nombres, porque temían que alguien los escuchara y a través de ellos, tuviera control sobre ambos, así que lo dejamos estar.

    A la mañana siguiente Jane volvió de peinar la zona con Chloe y trajo buenas noticias. Había captado los pensamientos de la gente hablando de los chicos, pero también de un grupo de extraños al que habían visto en el centro comercial. Así que disimuladamente les acompañamos allí y esperamos a que el Destino se desentrelazase por sí mismo. Me alegró ver a los Daë tan unidos, aceptando a aquellos dos chicos sin familia en la suya, pero también sentí una punzada de pánico al pensar que todos ellos darían sus vidas por salvar esos mundos, incluso aquellos en los que les habían odiado y perseguido.

    Saqué la esfera Daë y la observé durante el camino de vuelta al portal. Si aquella esfera era una promesa de que nosotros también tendríamos que pasar por las Pruebas, no iba a permitir que terminásemos igual. Miré a Elle e hice un juramento conmigo mismo. Si alguien tenía que sacrificarse, no seríamos todos.

  • TODO EL MUNDO ODIA A IDRIS

    IDRIS SOLO-NOVAK

     LUNA VILTIS, LA KVASIR – NOCHE

    Aquella botella siguió girando controlada solo por la voluntad de Kaylee. Juntos actuábamos como una máquina bien engrasada que se encargaba de hacer que nuestro variopinto grupo empezase a unirse más. Kaylee era el cerebro y yo la bocaza.

    Lo peor de mi papel era que me había ganado algunas malas caras porque le había puesto demasiado empeño en impulsar algunas interacciones y forzar a la gente a saltarse sus inhibiciones.

    Aquella vez, la botella giró y apuntó primero a Ezra y después a Xander. No necesité saber qué iba a pedir, así que cuando lo hizo, respiré aliviado por no tener que pensar nada más durante unos segundos. – [Ezra]Verdad.[/Ezra] – pidió. Lo bueno de la verdad es que a mí no me tocaba hacer nada. Al principio me había divertido mucho con los retos, pero después de un buen rato jugando, no dejaban de pasar por mi cabeza las personas que podían haberse molestado.

    – [Xander]¿A quién te gustaría conocer mejor?[/Xander] – preguntó Xander. Le miré y después observé a Ezra. La pregunta no estaba mal. Ezra era desconocido para casi todos nosotros aunque hubiésemos oído hablar de él durante media vida, porque su padre lo había buscado con ahínco.

    – [Ezra]A todos la verdad.[/Ezra] – alcé una ceja esperando que su mirada se cruzase con la mía, pero no pasó. – [Idris]Di al menos tres, Bob el Silencioso.[/Idris] – bromeé. Aquél grupo no se iba a unir solo mientras hacía misiones separados en mundos jodidos, necesitábamos cumpleaños, viajes y momentos extraños entre nosotros. Los Moondies habían estado encerrados en una pesadilla, pero también habían ido a Escocia; habían tenido paranoia, pero también habían cantado en la boda de Elizabeth.

    – [Ezra]Vera y Elliot no existían en mi futuro. Supongo que Jane y Owen también debido a que son distintos. Y he dicho cuatro. [/Ezra] – eso ya estaba mejor. Vera levantó la cabeza y miró hacia Ezra, encantada de sentirse incluida. Lo cierto es que podíamos haberles dicho que se sentaran, aunque sean más pequeños, habría puesto sus retos a la altura, sin cosas raras. Pero con suerte habría una próxima vez.

    De los gemelos, Jane parecía la más preocupada, debía haberse puesto a pensar en su clon malvada y eso había aguado lo bien que parecían haberlo pasado en la piscina.

    Kaylee estuvo rápida y la botella volvió a girar, emparejando de nuevo a Amy y Owen. – [Amy]Dejadme en paz. [/Amy] – se quejó ella. No parecía haber salido tan triste del armario, pero después de un rato pensando demasiado tenía pinta de haberse vuelto a preocupar. – [Owen]Supongo que…verdad. [/Owen] – pidió él, facilitándole las cosas.

    – [Amy]¿Por qué te haces el tonto si no lo eres?[/Amy] – preguntó. Todos los ojos se giraron hacia Owen.

    – [Owen]Es más sencillo así. Tenéis esa idea de mí y no me molesté en cambiarlo.-[/Owen] respondió él, demostrando que todos tenemos mucho más de lo que aparentamos.

    Después de eso, trató de bromear para tapar lo que acababa de decir y como unos cuantos se quedaron pensativos, aprovechamos para hacer una pausa en el juego y cubrir necesidades básicas como mear, beber, comer o en mi caso, disculparme.

    Decidí que lo mejor era empezar fuerte, así que caminé directo hacia Lexie que en ese momento estaba sirviéndose un trago de bebida.

    – [Idris]Eh, ¿podemos hablar?[/Idris] – le pregunté.

    – [Lexie]Depende. ¿Me vas a dejar o vas a monopolizarlo todo?[/Lexie] – vale, la valoración previa en la escala de cabreo era considerable. Aun así, conocía a Lexie de toda la vida y estaba acostumbrado a llevarle la contraria en algunas cosas y que nuestra relación saliese airosa. De todas formas, esta vez el enfado venía por algo distinto.

    – [Idris]Vale, es eso. Pensé que nos estábamos divirtiendo.[/Idris] – comenté. Cuando surgió la oportunidad no me di cuenta de que a ella pudiera molestarle. Solo lo hice, esperando dirigir la orquesta hacia nuestro momento triunfal.

    – [Lexie]El juego ha sido idea mía. Yo he robado esa botella y lo he propuesto.[/Lexie]

    – [Idris]Eso lo saben todos. Solo proponía cosas divertidas Lex.[/Idris]

    – [Lexie]Siendo el centro de atención como siempre.[/Lexie]

    – [Idris]No sabía que te había molestado tanto.[/Idris]

    – [Lexie]Pues sí.[/Lexie]- se cruzó de brazos y me miró con el ceño fruncido. No penséis que no me afectaba su enfado, pero cuando fruncía el ceño siempre me la imaginaba en su forma de mapache y me daba ganas de echarme a reír.

    – [Idris]Lo siento. Quería dar un empujón a todos aprovechando tu idea.[/Idris] – a veces el camino más rápido es una disculpa sincera. Pensé que todos nos divertiríamos igualmente y que de paso podríamos unir fuerzas, pero no quería eclipsar a Lexie.

    – [Lexie]Bueno, da igual, es que a veces parece que no te vas a callar nunca y me apetece esperarte en la puerta de la nave con una navaja.[/Lexie] – espetó. Ahí la tenías, con más billetes que todos los demás juntos y parecía salida directamente del gueto.

    – [Idris]No tenía que haberte presentado a los Drow.[/Idris] – bromeé, echándome a reír. Llevaba mucho rato luchando con la imagen mental del mapache cabreado.

    – [Lexie]Para eso ya es tarde.[/Lexie]- sonrió, así que ya me había perdonado.

    – [Idris]¿Me perdonas bigotillos?[/Idris] – insistí para confirmarlo, aún tenía a mucha gente posiblemente cabreada y tocaba ir tachando nombres.

    – [Lexie]No juegues con la idea de que pueda tener bigote en un mundo sin pinzas de depilar.[/Lexie] – replicó seriamente, buscando un espejo en el que mirarse.

    – [Idris]Seguro que puedes robar unas.[/Idris] – le rasqué la coronilla suavemente, como hacía desde que era una renacuaja a la que le encantaba meterse en problemas. – [Idris]Pienso vengarme de tu enfado.[/Idris] –  le susurré.

    – [Lexie]Te recuerdo que podría tomar tu apariencia y asesinar a alguien.[/Lexie] – respondió ella. Los dos sabíamos perfectamente que mentir estaba en su naturaleza, pero jamás sería capaz de hacer daño a una mosca.

    – [Idris]Ya te tocará con Noah, ya.[/Idris] – le dirigí una mirada pseudomalvada y respiré aliviado mientras me alejaba.

    Os confesaré algo, esperando que nadie encuentre ahora este diario y le de por ponerse con él. Parezco un tipo muy seguro, atractivo, con mucha autoconfianza y atractivo, pero no me gusta que nadie esté cabreado conmigo, me gusta hacer las cosas bien y llevarme bien con todos.

    Así que mis ganas de que ellos también se llevasen bien entre sí habían chocado un poco con ese deseo de llevarme bien con ellos y al final, como soy un angelito de dios, les había puesto a ellos por delante.

    Chloe estaba saliendo del baño de la planta principal justo cuando pasé al lado, así que me acerqué.

    – [Chloe]Mira tío, no seas stalker.[/Chloe] – dijo al ver que caminaba hacia ella.

     – [Idris]No, no soy Dante. Soy yo, Idris.[/Idris] – bromeé, alzando una ceja.

    – [Chloe]Ja, ja.[/Chloe]- estaba empezando a notar lo adolescente que era aún.

    – [Idris]Ya sé que todo el mundo sabe que soy un poco bocazas, pero parece que hoy he batido records.[/Idris] – sinceridad amigos, la respuesta fácil. El truco está en quererse lo suficiente como par ano (jajajaja he escrito ano)…para no sentirse mal por hacer algo mal. – [Idris]Lo de antes era una broma. No quería cortarte el rollo[/Idris] – añadí. La chica había hecho un buen reto y la había cortado por ponerme yo a las riendas. Caca Idris, caca.

    – [Chloe]Da igual.[/Chloe]- gesticuló con la izquierda para quitarle importancia.- [Chloe]En en futuro eres majo y siempre me contabas chistes de caca.[/Chloe] – de ahí sacaba dos cosas, una que estaba vivo y dos que seguía teniendo mano con les niñes.

    – [Idris]Ah, bien. Ya tengo repertorio por si quieres escucharlos.[/Idris] – respondí agradecido de pasar a una conversación menos seria. En el fondo me sentía cohibido por el estar a la altura de mi yo futuro. – [Idris]Entraban un ruso, un italiano y una americana en un bar. ¿Sabes como sigue?[/Idris] – pero mi boca siempre iba por delante.

    – [Chloe]Me gustaban cuando tenía tres años. No ahora.[/Chloe] – dijo ella, poniendo los ojos en blanco. Dios mío, la adolescencia, que intensa es.

    – [Idris]Prrrrrrrrr[/Idris] – tenía práctica haciendo pedorretas, así que conseguí no regarla con saliva. – [Idris]Lo siento, ese era el chiste. Prrrrrrrr[/Idris] – alargué la pedorreta.

    – [Chloe]Qué vergüenza das, tío.[/Chloe]- espetó alejándose.

    – [Idris]Oye, no me hundas en la miseria. Te veo reírte.[/Idris] – la señalé con el dedo mientras se alejaba. Al principio había hecho un gesto dramático de vergüenza, pero mi chiste era especial, te iba calando poco a poco y ya estaba echándose a reír aunque lo disimulase.

    – [Idris]Oye, te veo reírte.[/Idris] – le dije.

    – [Chloe]No, estoy llorando. [/Chloe]- respondió ella. Solté una risa y le guiñé un ojo de complicidad. Su secreto estaba a salvo conmigo.

    Leo estaba sentado allí al lado, sin haberse movido apenas desde que se levantó del juego. Si hubiese estado hecho de piedra habría pensado que era una estatua. Por lo inmóvil y por estar esculpido como un dios olímpico.

    – [Idris]Oye Leo. Siento que lo de antes te molestase.[/Idris] – dije sentándome al lado. Había cogido práctica a las disculpas y ya daba pocos rodeos.

    Leo tardó unos segundos en arrancar a hablar y cuando lo hizo, di gracias, porque todo ese tiempo estuve pensando en que si mis ojos no fueran solo para Coquito, estaría alucinando con aquél «físico». – [Leo]No le des vueltas.[/Leo] – comentó.

    – [Idris]Ya, pero bueno, te veo aquí rallado, sin jugar y me da cosa.[/Idris]

    – [Leo]No soy mucho de juegos.[/Leo]

    – [Idris]Bueno, si te apetece algo tú dilo.[/Idris] – me puse en pie porque era mejor no insistirle y le tendí la mano. – [Idris]Sin rencores entonces, ¿no?[/Idris] – solo para asegurarme, porque era tan lacónico que aún tenía dudas.

    – [Leo]He tenido mi dosis de rencor para toda una vida.[/Leo]- añadió con amargura. Le di un apretón de manos para intentar animarle y pensé cómo demonios podía estar tan mazas alguien que se dedica a la música y no parece estar todo el día en el gimnasio.

    Mientras me alejaba pensé que todavía nos quedaba mucha intervención que hacer. Con aquél juego conseguiríamos unir a muchos, pero otros todavía se resistían más y Leo tenía varios puntos abiertos. Sobre todo con las MacLeod.

    Hablando de las reinas de Roma, me encontré a Amy hablando con Vera y esperé mientras se hacía la loca para evitarme.

    – [Idris]Ams, te toca el turno en la ronda de disculpas.[/Idris] – le pedí. Vera me miró y se fue a hablar con el tipo serio nuevo, Lekwaa. – [Idris]Lo de Owen era broma, no pensé que pasase nada…serio.[/Idris] – expliqué cuando nadie nos escuchaba. Lo que le pasaba a Amy desde hacía años era un secreto a voces y por eso quería tener especial tacto con ella, porque no se merecía recaer en esa depresión por culpa de un comentario o una acción desafortunada. Solo había querido animarla y tenía miedo de haber conseguido lo contrario.

    – [Amy]No tienes que pedir perdón.[/Amy]- respondió, intentando parecer despreocupada. – [Amy]Yo dije de jugar a esta mierda de juego en el que también estaba Owen.[/Amy] – añadió. Me pareció que se refería solo al tema del armario.

    – [Idris]Decía también desde antes de eso, cuando llegaron.[/Idris] – pensándolo bien, Amy tenía unas cuantas cosas por las que podía estar enfadada. – [Idris]Vi que estabas tensa pero no sabía que pasaba algo.[/Idris] – me acerqué a ella y le puse una mano en el hombro. Cercano pero sin pasarse.

    – [Amy]Ah, eso.[/Amy]- dijo. – [Amy]Tú no tienes nada que ver. Owen es muy intenso.[/Amy] – añadió. Intenso porque le gustaba la muchacha más que comer con los dedos. Y en este caso, era mutuo, que era un denominador común a la mayor parte de los retos que había puesto con la ayuda de Kay. A ver si fornicaba ya toda esa gente y se les quitaban las tensiones y las dudas.

    – [Idris]Ya pero no quería incomodarte. A veces intento ayudar demasiado.[/Idris] – a veces por no mencionar todo el viaje espaciotemporal este.

    – [Amy]Esto no tiene arreglo.[/Amy]- dijo ella. La miré a los ojos, o al menos lo intenté, porque el pelo le tapaba la cara.

    – [Idris]¿Tan grave es?[/Idris] – pregunté. No parecía enfadada con él ni nada por el estilo y en el armario parecía haber ido medio bien.

    – [Amy]Sí.[/Amy]- replicó.- [Amy]Y no hay forma de huir de ello.[/Amy] – añadió.

    – [Idris]Explícamelo para tontos que no estoy seguro de que ese alcohol estuviera en buen estado.[/Idris] – tenía la cabeza un poco embotada y la botella que Lexie había robado no venía precisamente con la graduación y la fecha de caducidad. Ni siquiera en un idioma comprensible, salvo quizá para Vera. Nota mental: que Vera lea la etiqueta.

    – [Amy]Pero no lo cuentes, por favor.[/Amy]- me pidió. Asentí, podía ser un bocazas, pero los secretos me los llevaría a la tumba. Que si seguía cabreando a tanta gente no sería dentro de mucho tiempo. – [Amy]Owen va a morir por mi culpa.[/Amy]- añadió.

    – [Idris]¿Cómo lo sabes?[/Idris] – pregunté, tratando de procesarlo.

    – [Amy]Lo he visto.[/Amy] – dijo, por cómo lo pronunció supe que se refería a visiones del futuro.

    – [Idris]No jodas que ves el futuro. ¿No puedes…no matarlo?[/Idris] – dije forzándome a bajar la voz. Que vida más intensa teníamos los New Moondies. No podíamos tener una vida sencilla como otra gente. «Oye, ¿por qué no quedamos luego?» sería lo normal y para nosotros la respuesta habitual era algo como «Uff no puedo, hay una profecía que dice que tengo que morir y resucitar para salvar el mundo justo esta noche. Me pilla un poco mal. Lo dejamos para un día que no haya apocalipsis». Asco de vida.

    – [Amy]Los aesir y los lican son incompatibles[/Amy] – dijo Amy, sacándome de mis ensoñaciones de una vida corriente. Mi mente tardó un poco en hacer click.

    – [Idris]Ah, joder…que se os va la mano…[/Idris] – alcé la voz y al darme cuenta la bajé. – [Idris]Hombre siempre podéis fornicar con bozal o algo así.[/Idris] – susurré. Y si alguno tenía ese fetiche hacían un dos por uno.

    Amy me miró como si le hubieran borrado todas las facciones de la cara.

    – [Idris]Y recuerda lo que toda lesbiana sabe. Uñas cortas.[/Idris] – añadí, ese meme atemporal siempre rondaba por mi cabeza.

    Las facciones de Amy seguían sin aparecer. Ante lo serio que era el asunto, no quedaba otra opción que tomarselo a broma.

    – [Idris]¿Qué? Solución tiene. Pensé que lo odiabas o algo así, pero si es por eso…[/Idris] – pensé en voz alta. Se me ocurrían mil formas. Si los padres de los gemelos habían conseguido darle al mambo sin que él la palmase y los de Amy habían conseguido tenerla sin que Diana se volviese lobuna, ellos también podían. – [Idris]Mira tus padres, tuvieron que fornicar para que…vale, ya paro.[/Idris] – frené, la imagen mental de los padres dándole candela era un trauma para todos, especialmente para los gemelos que lo habían visto hacía poco, en su fiesta de cumpleaños. «Toma un regalito hijo» «Papá por dios, vístete» «¡Y quitaos de la encimera!»

    Amy se pasó una mano por el pelo, pensativa.

    – [Amy]Owen es mi botón rojo gigante que pone «no tocar»[/Amy]. – resumió.

    – [Idris]Bueno, tú disfruta del presente que no sabemos que nos pasará mañana. Y si se muere lo resucitamos.[/Idris] – le pasé la mano por la espalda para darle ánimos y se quedó de nuevo hablando con Vera.

    Entendía su miedo, no podía haber nada peor que saber que la persona que te gusta puede acabar dañada por tu culpa, pero teníamos poder, entre todos, mucho. En su día los Daesdi habían premiado a los Daë con elecciones sobre cosas que necesitaban, así que si nosotros llegábamos hasta ese punto, podía haber una cura o un amuleto como el de su madre o algo así.

    La conversación con Xander y Jane fue breve, porque Xander estaba más agradecido que enfadado y Jane creo que debía haber visto algo de la anatomía de mi futuro cuñado porque tampoco estaba cabreada y eso en ella era raro. Tomé nota para volver a mandarles algo más tarde.

    Pasé al lado de Henry y le devolví una sonrisa. Laura estaba por allí, charlando con Jane. Me crucé con Kaylee antes de que se me olvidara y le susurré sus nombres. Ella tenía buena memoria así que caerían pronto.

    Cuando terminé de pegar un repaso a todos los presentes, hasta Vera y Elliot por no haberles dicho de jugar, me acerqué a Coquito, agotado.

    – [Idris]Creo que ya he pedido disculpas a toda la nave, hasta a las hormigas que hay fuera.[/Idris] – bromeé. La miré y os lo digo en serio, creí morir. Estaba guapísima. Era siempre tan alegre y sonriente que estaba radiante.

    – [Elle]Anda ya, no seas exagerado[/Elle].- me estrechó entre sus brazos y me sentí en casa. Sentí cómo se rellenaba toda mi estamina.

    – [Idris]Worth It. [/Idris]- dije, aliviado. El cuerpo de Elle era cálido. No me había dado cuenta hasta entonces de lo frío que estaba el mío.  -[Idris] No te preocupes por el plátano en el bolsillo[/Idris] – le susurré al oído. Sabía que le estaba haciendo cosquillas en el cuello porque su vello se erizó, pero sinceramente, era intencionado.

    Elle metió una mano en mi bolsillo y agarró el plátano que tenía guardado. Llevaba allí desde que Lexie lo había robado, no pude resistirme al chiste, ahora estaría incomible. – [Elle]Por un momento había creído que te alegrabas de verme[/Elle]. – respondió. Su mano sacó el plátano como si fuese a cámara lenta y lo siguiente ya no era un plátano.

    – [Idris]Eso siempre.[/Idris]-alcé una ceja. Elle me conocía lo bastante como para interpretar la señal, pero simplemente se rió. – [Idris]A ti aún no te he enfadado ¿no?[/Idris] – pregunté.

    – [Elle]Nunca[/Elle].

    – [Idris]Estoy deseando que Kaylee, digo, que la botella nos empareje.[/Idris]

    – [Elle]Eso va a tardar, porque he pedido magreo con Jane[/Jane].- hizo el símbolo de la victoria con los dedos. Tenía las uñas cortas y limadas. Estúpida y sensual Jane.

    – [Idris]No tenéis bastante compartiendo cuarto,¿eh?[/Idris] – me reí, siguiéndole la broma. A Elle le encantaba bromear con su crush juvenil con Jane. Por suerte ahora eran mejor amigas simplemente, porque con Jane era difícil competir. Xander y ella iban a tener unos hijos que dominarían el mundo. – [Idris]Como soy la voz de los retos me vengaré.[/Idris] – esa noche iba a soñar seguro con todos los retos porno que le habría puesto a Coquito.

    – [Elle]Tenemos que alimentar al fandom[/Elle].- sonrió. Me volvía más loco de lo que ya estaba y a la vez, me ponía los pies en la tierra.

    – [Idris]¿Y los Drizzle qué?[/Idris] – pregunté sin separarme. Era una tontería perder aquél abrazo tan agradable y además, si nos separábamos iba a tener que hacer la broma del plátano a todo el mundo. – [Idris]Alguna recompensa habrá por este sacrificio. [/Idris]- añadí. Elle me miró, ella me entendía, sabía por qué lo estaba haciendo. Con ella no tenía que disculparme ni darle explicaciones.

    – [Elle]Creo que nadie shippea eso[/Elle].- bromeó, sacándome la lengua. ¿Fantasía? Fantasía.

    – [Idris]Aquí el de los shippeos oficiales soy yo, que trabajo me está costando lanzarlos. [/Idris]- empecé a contar con los dedos. – [Idris]Xane, Leylee, Haura, Amowen, Drizzle, un poco de Jelle, Mophie, NoLexie, un poco de Soylee….[/Idris] – no se me daba de maravilla poner nombre de parejas pero algunas tenían gancho.

    – [Elle]Te vas a ganar que te echen por la puerta de la nave al espacio exterior[/Elle].- me recordó. Ah, qué maravilla pensar que aquel montón de hierro había surcado el espacio alguna vez.

    – [Idris]Alguien tiene que hacerlo[/Idris]. – por un momento se me cayó al suelo la máscara de la comedia y quedó el Idris cansado y preocupado. – [Idris]Nos hace falta unión. Ya hay muchas barreras y aunque les caiga un poco peor, hay menos. [/Idris]- Xander y Jane seguían hablando de películas de cómics y de juegos de rol desde hacía un buen rato. Owen y Amy estaban charlando de algo, que ya era un avance. En general, todos estaban aprovechando lo que habían visto y hecho para entablar conversación con los demás.

    – [Elle]A ver si vas a ser tú la Kvasir…[/Elle] – bromeó mirándome fijamente. Ah, la Kvasir, la elegida entre los Daë para unir al grupo. Nosotros no teníamos una Kvasir y eso era raro, los Moondies debían haber acaparado las existencias teniendo dos.

    – [Idris]Que fantasía. ¿Eso significa que habría Drizzle con tercera rueda?[/Idris] – repliqué, frotándome las manos. Ella soltó una carcajada. Era la risa más bonita del mundo.

    – [Elle]Yo solo tengo ojos para Jane…digo para ti[/Elle]- parpadeó, le encantaba quedarse conmigo.

    Me encogí de hombros. – [Idris]Todo el mundo sabe que la Kvasir tiene superfuerza, sueños proféticos, empatía y super trío. Y si no es canon me da igual[/Idris] – Elle me pegó una patada en el culo, con cuidado, porque si no habría estado como el coyote en los dibujos, incrustado en el techo.

    – [Idris]Podemos ir a soltar energía. Entrenar… En horizontal…. Sin ropa.[/Idris] – le ofrecí. Ella caminó hacia atrás, alejándose, mientras se echaba a reír con mi dramatización.

    Volvimos al círculo y al sentarme me di cuenta de que no le había dicho a Kaylee lo obvio, que me pusiera con Elle.

    La botella giró y le tocó a Niall. – [Niall]Reto. Y ni se te ocurra meterme en el armario.-[/Niall] – avisó, riendo.

    – [Noah]Te reto a besar a alguien que te guste.[/Noah] – Noah fue rápido evitando que les emparejase a ellos. Supuse que quería evitar lo que Lexie había pasado media vida pensando.

    Niall miró fugazmente a Leo, pero por suerte no jugaba, porque habría sido un «besa a Leo» en casi todos los casos. – [Niall]Veamos. No me va, no me va. Es hermano. No me va. Es hermano… bueno, como te las das de gracioso.-[/Niall] no esperaba que se parase en mí, pero tenía todo el sentido que me viese guapo. Nos dimos un beso rápido, sin recrearnos.

    – [Idris]Tienes suerte de que ya tenga mi medio Coquito.[/Idris] – bromeé guiñándole un ojo.

    La botella giró de nuevo y oh sorpresa, me tocó a mí y después a Elle. Pedí reto y miré de reojo a Lexie para que hiciese los honores, pero Elle se adelantó.

    – [Elle]Te reto a correr en pelotas por la nave.[/Elle] – abrí los ojos, sorprendido. Había esperado que si me desnudaba no fuese delante de tanta gente. Les miré, estaban pendientes de mi decisión. Lo pensé un momento, podría haber elegido cambiar de reto, pero después de haberles puesto a ellos todos esos retos e instarles a relacionarse, lo mejor que podía hacer era entregarme a la comedia y hacer el sacrificio, que tampoco era mucho porque era un poco exhibicionista.

    – [Idris]Pero tendrás que venir conmigo para asegurarte de que lo hago, ¿no?[/Idris] – le pregunté.

    – [Elle] Me fío de ti.[/Elle] – respondió sonriendo.

    Me encogí de hombros. – [Idris]Ya te tocará.[/Idris] –  amenacé en balde. Me puse de pie y caminé hasta las escaleras. Me quité la camiseta y les hice un calvo grupal, evitando que me vieran el faro de alejandría. Eché a correr y canturreé.

    If you like Pina Coladas, and getting caught in the rain 
    If you´re not into yoga, if you have half a brain 
    If you like making love at midnight, in the dunes of the cape 
    I´m the love that you´ve looked for, write to me, and escape