Moondale

Etiqueta: Un poco de Leo x Kaylee

  • UN MUNDO QUE SALVAR

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, EDIFICIO CENTRAL

    El tiempo, cuando estás nervioso y preocupado, trascurre mucho más deprisa. Sin apenas poder pararme a pensarlo, el verano había llegado y se estaba marchando ya, mientras mi mente debatía día tras día las amenazas que teníamos ahora encima: Infinity y Omega.

    Supongo que es hablar demasiado bien de mí dejando pensar que mis únicas preocupaciones eran referentes a peligros trascendentales para todos los seres vivos y para mis seres queridos concretamente, así que voy a aclarar que no había sido eso lo único que había rondado mi mente.

    Durante un breve instante, en un lugar sacado del infierno, con todo el mundo en peligro, me había sentido como el héroe que siempre había querido ser, como los Moondies. Todo había parecido resuelto, las cosas con Jane estaban arregladas e iban incluso mejor de lo que jamás habría esperado. Nos habíamos besado y mi corazón albergaba solo esperanza por el futuro que teníamos por delante. Creía que todo, absolutamente todo, podía conseguirse con fuerza de voluntad. Y entonces mis esperanzas se vieron aplastadas delante de mis propias narices por nunca había sido Jane, solo Omega, jugando conmigo.

    No quería hablar de ello con nadie. Mis problemas con Jane habían sido públicos durante mucho tiempo y me avergonzaba confesarle a nadie Omega me había engañado con tanta facilidad porque me había dado lo que quería, el amor de Jane.

    Así que en lugar de hablarlo, me concentré en la preocupación que era común para todos. Usaba la InfiniBand con recelo, pese a las modificaciones que había hecho Henry a todas las nuestras. No había vuelto a conectarme a Endless, en su lugar, si conseguía concentrarme, usaba alguna de las viejas consolas de mi padre. No había vuelto a hablar con Jane desde la mañana siguiente, cuando ya estaba completamente recuperada, de hecho, ni siquiera hablamos en ese momento, solo me miró y desviamos la mirada.

    Mi tiempo, en resumen, se trataba principalmente de mi trabajo en la Escuela Legado, pasar tiempo con mi familia, incluida la nueva miembro a la que todos tratábamos de dar el mayor apoyo, y entrenarme con Owen para estar a la altura de lo que pudiera pasar.

    – [Xander]¿Qué tal está tu hermana?[/Xander] – pregunté, golpeando uno de los muñecos de Wing Chun, que en nuestro gimnasio privado eran de piedra y acero para soportar los golpes. Owen y yo los acolchábamos un poco, mis madres y Elle no lo necesitaban, de hecho, eran la fuente de ingresos de la empresa que los proporcionaba para la Escuela.

    – [Owen]¿La repostera o la malvada?[/Owen]. – trató de quitarle importancia, pero los dos sabíamos que no colaba. Ver a su hermana así, aunque fuese una versión malvada y psicópata, le había afectado profundamente. Yo también habría llevado mal enterarme de que estaba suelta por el mundo una Elle que me había matado. – [Owen]Bien supongo. Ya sabes como es se encierra en si misma.[/Owen] – comentó. Parecía acostumbrado a cómo lidiaba Jane con sus problemas. Se conformaba más que yo, por suerte eso le quitaba frustraciones.

    Asentí, serio. Bowie tenía razón pese a su «corta edad». Me habría gustado arreglarlo con Jane, especialmente ahora que podía necesitar ayuda una vez más para lidiar con la revelación de sus poderes. Pero una barrera invisible me lo impedía. – [Xander]No sé cómo pudo engañarnos.[/Xander] – comenté en voz alta. Cada día lo repasaba en mi cabeza, era exactamente igual.

    – [Owen] Jane siempre ha sido muy buena actriz. Supongo que eso se extiende a cualquiera de sus versiones.[/Owen]. – respondió. Cuando éramos pequeños siempre estaba apuntada a todas las obras que había en el colegio y se le daba bien. No dejaba de dar vueltas a la noche de los recreativos, ya no sabía quién de las dos me había encontrado. En su día me había parecido demasiado «punk» para ser Jane, pero estaba confuso y no quería hacerme ilusiones.

    – [Xander]Ya, pero me engañó la que es una asesina y una psicópata.[/Xander] – y que tenía casi tantos años como nuestros padres y madres. Noah había teorizado que Omega había debido conseguir el poder de un potenciado que no envejeciese o que tuviese regeneración celular. Con los Moondies había huido una chica que tenía regeneración y no volvieron a saber de ella, así que era una opción. Tenía un tablón en su cabaña con otras teorías de los asesinatos de potenciados que había habido en los últimos años, como Magnolia o la madre de Dante, junto a los que sabía que había matado en su futuro por los recuerdos que tenía su padre. Evidentemente, el poder de Owen y el de su padre eran preocupantes, pero el de la Amy de su mundo, que no estábamos seguros de si lo había conseguido o no, era uno de los más peligrosos, junto con la telepatía que había conseguido de la April de su mundo.

    – [Owen]Nos engañó a todos. Y no eres el único que cometió una estupidez por ella.[/Owen] – dijo, dejando el muñeco por un momento.

    Me detuve y le miré. Owen no me había dicho nada hasta ese instante,  pero saltaba a la vista que lo que fuese, le preocupaba. – [Xander]¿Qué hiciste?[/Xander] – pregunté sin juicios.

    – [Owen]Destruir las muestras de sangre.[/Owen] – aclaró, apartando la mirada. – [Owen]No me pareció bien que tuvieran algo con lo que pudieran hacer daño a Jane. Y ahora no podemos detener a su versión Killer Queen.[/Owen] – añadió.

    Volví a golpear el muñeco mientras pensaba. Las muestras habrían venido bien para encontrar la forma de detenerla, porque de una mala Infinity podría encargarse de ella. Golpeé demasiado fuerte el muñeco en una zona no acolchada y me quité el guante para ver si tenía la mano bien. Parecía que solo era el golpe, pero aun así, descansé.

    Owen lo había hecho por un buen motivo y de todas formas, seguro que Infinity habría intentando controlar a Omega o crear un ejército con su poder.

    – [Xander]No podemos dejarla libre otros veinte años.[/Xander] – llevaba mucho tiempo en las sombras. Según la teoría de Noah, recuperándose del viaje o de algo que le hubiesen hecho en la Iniciativa. Los Moondies sabían que estaba aquí porque en un futuro iba a tratar de controlar la utopía de Z después de reemplazar a mi madre, pero no había hecho acto de aparición y aunque ellos seguían alerta, no parecía una amenaza.

    Con Ezra por allí estaban más preocupados, se les notaba. Se habían reunido más veces, pero no tenían ningún atisbo de presencia de Omega por ninguna parte. No podíamos decírselo, era nuestra responsabilidad, nosotros le habíamos dado lo que quería y nosotros teníamos que librarnos de ella antes de que fuera tarde.

    – [Owen]¿Se te ocurre alguna idea?[/Owen] – preguntó. Dejé de divagar y volví a la realidad. Nos hacía falta un plan, algo para poder enfrentarnos a ella pese a que nos superase abismalmente en poder. – [Owen]Porque por muy versión malvada que sea, sigue siendo mi hermana. Y no me siento cómodo si la opción es matarla.[/Owen] – añadió. Le miré. Acababa de darme una idea con eso de no matarla.

    – [Xander]Vamos un momento a la biblioteca.[/Xander] – le dije, quitándome los guantes. Él me siguió y cerré la puerta detrás de nosotros. Esa biblioteca del edificio original de la Escuela era solo para Moondies e hijos. En su día había sido una biblioteca común para los alumnos con libros de demonología y ocultismo, pero ahora tenía su propio edificio con más colecciones y esta se había quedado para libros prohibidos y anotaciones de los propios Moondies, especialmente de mi tío Christopher.

    Empecé a repasar los tomos en busca de uno en concreto. Owen me ayudó, pero sin saber qué buscaba exactamente iba más lento. Tampoco yo recordaba cómo se llamaba, solo sabía que tenía que estar allí.

    Al final lo encontré, el tomo de los «Daë». Tenía como título Axis Mundi en sus tapas de cuero y en el interior recordaba perfectamente las ilustraciones de los Guardianes del tío Daakka. Eso era lo que buscaba. Los Moondies nunca tomaban a la ligera la solución violenta. Mason se devoró a sí mismo en la oscuridad y a Z se recluyó en su isla. Pero no eran ellos los que me habían dado la idea. Pasé las páginas y encontré la ilustración. Un vórtice arrastrando al Soberano a la Nada mientras los demás lloraban la pérdida de la tía Kaylee.

    – [Xander]Esto. Pero no sé cómo, ni si saldrá bien.[/Xander] – le indiqué, señalando la ilustración.

    – [Owen]¿Estás seguro? ¿Y si la cagamos y liberamos a ya sabes quién?[/Owen] – replicó. El sacrificio de la tía Kaylee les había marcado a todos. Incluso veinte años después, seguían recordando el día en el que pasó todo, porque la tía Lucy era ella pero no era ella. Para mi madre y mi tía Diana, Lucy era otra hermana, pero no Kaylee, ella se había perdido para siempre en el Axis Mundi. Por eso muchos no querían nombrar al Soberano, como si fuera nuestro propio Lord Voldemort.

    – [Xander]Según el tío Toph solo va en una dirección.[/Xander] – le expliqué, leyendo por encima las anotaciones. – [Xander]Él se escapó cuando fueron a buscar al tío Ed. Es el único arma que nos dejaron los Daesdi.[/Xander] – tenía dudas. Había muchas cosas que podían salir mal. En su día, los Daesdi habían preparado a los Daë para enfrentarse a ello y a nosotros no. Ellos tenían las piedras, nosotros no. Ellos eran un equipo, nosotros no. Pero aun así, no teníamos más opciones.

    – [Owen]Bueno. Si estas seguro me apunto. Es la única opción que no desemboca en un derramamiento de sangre.[/Owen] – aseguró, asintiendo con la cabeza.

    – [Xander]No sé, no es un gran plan, pero no se me ocurre nada más.[/Xander] – respondí con sinceridad. Tenía más cabos sueltos que atados e implicaba hacer muchas cosas a espaldas de los Moondies y de Nate. Traté de empezar a hilar un poco más las cosas. Nadie querría ayudarnos si presentábamos el plan así. – [Xander]Cuando ellos entraron había un evento cósmico.[/Xander] – pensé en voz alta, al ver la ilustración de la superluna de la cosecha, con su resplandor naranja tiñendo el pico Tantree. Volví a una de las estanterías para comprobar los calendarios de eventos astronómicos.

    Los eventos cósmicos afectaban de muchas formas al mundo sobrenatural, no solo por las lunas llenas de los licántropos. Después de un rato, encontré lo que buscaba, lo más parecido que encontraría ese año. – [Xander]Hay uno en nueve días.[/Xander] – le expliqué. Al menos era algo.

    – [Owen]Me encanta que siempre haya poco tiempo de preparación para estas cosas.[/Owen] – comentó con una sonrisa sarcástica.

    – [Xander]Ni siquiera sé si valdrá.[/Xander] – respondí. – [Xander]Se supone que será una luna de sangre.[/Xander] – le expliqué. No sería una superluna de la cosecha, pero la luna se teñiría de rojo y parece que se vería más grande y más nítida desde nuestra zona del mundo. – [Xander]Y no tenemos piedras como ellos, son discos.[/Xander] – comenté, volviendo al tomo de los Daë donde bocetos de los discos más toscos que debía haber hecho el tío Toph, a juzgar por el hecho de que tenían anotaciones y el nombre de sus dueños.

    – [Owen]Siempre podemos cogerlos «prestados».[/Owen] – propuso, haciendo unas comillas con sus dedos. No era lo más correcto moralmente hablando, pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

    – [Xander]¿Puedes conseguir el de tu padre?[/Xander] – le pregunté.

    – [Owen]¿Bromeas? Se pasa más tiempo sin ropa que con ella. Está tirado.[/Owen] – Owen le quitaba importancia pero seguía afectando bastante en su casa la acalorada reconciliación que estaban teniendo sus padres.

    Esbocé una sonrisa, no podía sonreír más con la preocupación que tenía encima, pero al menos ahora tenía un propósito. – [Xander]Tenemos que convencer al resto para conseguirlos.[/Xander] – dice.

    – [Owen]Te dejo eso a ti. Tu eres el de la labia.[/Owen] – respondió. Por un momento pensé que lo decía bromeando.

    – [Xander]Sí, como me ha ido tan bien…[/Xander] – le respondí.

    Volvimos a dejar los libros en su sitio para no despertar sospechas en los Moondies y terminamos el entrenamiento. Tenía muchas personas con las que hablar para reunir un grupo suficiente como para pasar las Pruebas. Como mínimo, necesitábamos todos los discos y una persona que lo llevase.

    Había algunos con los que contaba con más facilidad: Amy probablemente dijera que sí, y así tendríamos el del tío Christopher o la tía Diana; de Kaylee no estaba seguro, pero Amy podía coger ambos y otro usaría el que sobrase; Elle seguramente estuviese conmigo, entre los dos teníamos los de nuestros padres; Idris iría donde fuese Elle y podía conseguir dos discos, uno para él y otro para alguien más; Noah tenía acceso a los de sus padres incluso si Leo no quería venir; con Ezra no había hablado demasiado en este tiempo, era un tipo silente, no hablaba mucho de cómo se sentía y me costaba llegar a él, no sabía si nos ayudaría o no, pero de hacerlo, tenía acceso a otros dos discos; y eso nos dejaba con el de Logan, el de Bill, el de Aphrodite y el de Hiroshi, que no tenía ni idea de cómo conseguir.

    Con la primera con la que hablé esa mañana fue con Elle, que me apoyó. Tenía suerte de tenerla como hermana, era un auténtico regalo que ahora también compartía Bowie. Idris estaba con ella así que tuve también mi respuesta e incluso iba a intentar conseguir el de Bill además de los de sus padres, porque sabía que Mike no querría tener nada que ver.

    Después de hablar con ellas y comer algo mientras revisaba el plan, fui a casa de mis tíos a ver a Amy y a Kaylee. Ellos por suerte no estaban, pero Amy sí.

    – [Amy]Hueles a ese[/Amy].- replicó arrugando la nariz, apoyada en el marco de la puerta.

    – [Xander]Algún día tendrás que enfrentarte a ello.[/Xander] – respondí sin acritud, los dos sabíamos hablar entre nosotros sin tomárnoslo a mal. Se hizo a un lado y pasé. – [Xander]Pero vengo a hablarte de otra cosa.[/Xander] – empecé a explicarle, dudando de si ya lo habría visto o no.

    – [Amy]Pues dilo[/Amy].- me animó. Llevaba una ropa sencilla de estar en casa, pero seguía siendo tan magnética como siempre. Llenaba la habitación.

    – [Xander]Quiero abrir la puerta al Axis Mundi para expulsar a Omega igual que al Soberano.[/Xander] – resumí, intentando parecer seguro de mí mismo.

    – [Amy]Si tú vas, yo voy contigo.[/Amy]- ella también sintetizó. Con Amy las cosas eran bastante fáciles, era directa, sin complicaciones.

    – [Xander]Va a ser peligroso. Voy a intentar hablar con todos porque necesitaremos los discos.[/Xander] – expliqué, pese a saber que la respuesta sería la misma.

    – [Amy]Jane va a decir que no[/Amy].- me miró fijamente, así que sí sabía ya algo del plan. Me esperaba lo de Jane.

    – [Xander]Le he pedido a Owen que hablase con ella. De todas formas en su casa solo hay un disco.[/Xander] – respondí, casi para mí mismo más que para ella.

    Amy se quedó en silencio, mencionar a Owen no era la mejor forma de sacarle las palabras desde que tuvo la visión. Conocía bien a mi prima y sabía que le estaba sobreprotegiendo, al igual que a sí misma, pero de momento no podía hacer nada por evitarlo.

    – [Xander]¿Está tu hermana?[/Xander] – le pregunté. Sabía que me refería a Kaylee, Vera era demasiado pequeña como para meterla en ese lío.

    Ella asintió, mientras se ponía la chaqueta para salir.- [Amy]Está en su habitación[/Amy]. – dijo, cogiendo las llaves.

    Asentí. – [Xander]Luego hablamos. Tienes que conseguir un disco y si Kay no quiere, dos.[/Xander] – le aclaré. En su caso no sería difícil, el tío Toph y la tía Diana no los escondían demasiado, igual que mi padre y mi madre.

    Amy me guiñó un ojo y se fue, seguramente porque tenía turno. Subí las escaleras y llegué a la puerta que tenía un cartel de madera donde se leía ‘Kaylee’. Llamé a la puerta y me dijo que pasase. Cuando la abrí vi que tenía varios libros desperdigados por la cama. Las clases aún no habían empezado y lo que vi en uno de los libros antes de que lo cerrase me dejó claro que estaba volviendo a la magia.

    – [Xander]Hola, Kay. ¿Molesto?[/Xander] – le pregunté.

    – [Kaylee]No, pasa.[/Kaylee]- respondió. Se quitó las gafas y se rascó los ojos, cansada. Sabiendo como era en los estudios, debía estar tomándose esto también muy en serio.

    – [Xander]¿Cansada?[/Xander] – le pregunté, sentándome en la silla del escritorio. Me pregunté si seguiría usando Endless como antes o ahora tendría recelos como algunos de los demás.

    – [Kaylee]Sobreviviré.[/Kaylee]- replicó, tratando de sonreír.

    – [Xander]Tengo que hablarte de algo…relacionado con aquella noche.[/Xander] – le expliqué. No sabía cómo decirlo, porque no quería añadir más preocupaciones a las que ella ya tenía encima.

    – [Kaylee]¿Qué mierda te ha dicho Leo? [/Kaylee]- preguntó, visiblemente nerviosa. Le temblaban las piernas cuando se levantó la cama a pasear por la habitación.

    La miré, probablemente con los ojos como platos. – [Xander]¿¿¿Leo y tú???[/Xander] – pregunté. No conseguía creérmelo, tenía que ser que había entendido algo mal. Kaylee había sido la que le había convencido de ir, pero…no podía ser. Si se odiaban.

    – [Kaylee]No, no, no, no.[/Kaylee]- negó con la cabeza y casi solté un suspiro. No sé cómo había podido pensar en que Leo y ella hubiesen tenido algo, era una locura.- [Kaylee]Bueno, sí.[/Kaylee] – corrigió después. No tuve la más remota idea de qué decir.

    – [Xander]¿Quieres…hablar de ello?[/Xander] – se me estaba yendo el motivo por el que había ido allí, pero era más importante ayudar primero a mi prima.

    – [Kaylee]No.[/Kaylee]- respondió ella, aún nerviosa. Decidí dejar el tema como un tabú hasta que ella quisiera.

    Asentí para dejárselo ver y volví al tema principal. – [Xander]He venido a hablarte del rescate. De Omega.[/Xander] – aclaré.

    – [Kaylee]Ahora mismo no os puedo ayudar.[/Kaylee] – respondió. Fue tan rápida su respuesta que supe que sus problemas personales estaban aún bloqueándola. Ella había montado el rescate y convencido a todo tipo de gente cercana para ayudarnos. No era por desmerecer a Dante, pero no tenía el don de gentes necesario como para reclutar a alguien que no fuera Cole y al recién descubierto hijo de Logan, Niall, el amigo de Noah. Él mismo lo había admitido, Kaylee había convencido a Lexie, a Leo, a Mike y había recurrido a Nate y Jane. Ella nos había protegido en el peor momento con su magia. Pero al parecer aún se veía poca cosa.

    – [Xander]Si no quieres, lo entiendo. Amy puede coger los discos de tus padres.[/Xander] – respondí. Para alguien tan inteligente como Kaylee la mención a los discos bastaba para dejar claro mi plan.

    – [Kaylee]Lo veo justo.[/Kaylee]- respondió casi automáticamente. Estaba muy tensa, pero no era solo por lo que había ido a decirle. No sabía que decir así que empecé a darme la vuelta, pensando cómo despedirme después de esa jarra de agua fría. – [Kaylee]No deberíais ir.[/Kaylee]- dijo, sin mirarme fijamente.

    – [Xander]No hay otra forma. Ya la viste.[/Xander] – le respondí. Omega tenía más poder del que ninguno de nosotros tenía, ni siquiera los Moondies. Temía perderles después de todo lo que habían luchado. – [Xander]Será mejor que vaya a hablar con los demás.[/Xander] – añadí, despidiéndome. No quería presionarla. Sabía que era capaz, pero no podía obligarla.

    – [Kaylee]Siento no estar a la altura.[/Kaylee]- replicó apenada, girándose para volver a sus estudios.

    – [Xander]Nos salvaste la vida.[/Xander] – le respondí, con una chispa de esperanza, pero ella ni se inmutó, así que salí de su cuarto.

    Casi me tropecé con Vera cuando cerraba la puerta.

    – [Xander]Hola, Vera.[/Xander] -la saludé. Estaba muy cerca, así que empecé a preguntarme si había escuchado nuestra conversación. Ella y el tío Toph estaban muy unidos y tenía miedo de que se lo pudiera contar.

    – [Vera]Uy, hola.[/Vera]- saludó ella, sonriente. Miró su móvil, en el que tenía abierto el InfiniChat. Seguramente no se hubiese enterado de nada, solo iba despistada mirando la pantalla.

    – [Xander]¿Qué tal?[/Xander] – le pregunté.

    – [Vera]Bien.[/Vera]-  dijo con una amplia sonrisa .- [Vera] ¿Y tú?[/Vera] – preguntó.

    Disimulé lo mejor que pude, no me gustaba mucho mentir, siempre me dejaba una sensación desagradable en el estómago. – [Xander]Bien bien. Hoy tengo un poco de prisa, a ver si el próximo día vengo con más tiempo y pasamos un rato juntos.[/Xander] – me despedí demasiado rápido.

    – [Vera]Estoy deseando pasar tiempo con vosotros.[/Vera]- se despidió ella, sonriendo. Hacía tiempo que no pasaba mucho rato con la pobre Vera y me dio pena, pero cuando todo estuviese arreglado las cosas serían más fáciles.

    Pero por el momento aún había muchos planes que hacer y un mundo que salvar. Y aun así, no conseguía quitarme una cosa de la cabeza. ¿¿¿Kaylee y Leo???

  • NI LOBO NI DEMONIO NI HUMANO

    LEO ARKKAN

    CABAÑAS ARKKAN

    Recuerdo perfectamente que era una noche de un otoño que estaba llegando rápido. El viento golpeaba con fuerza, pero aún era cálido. Las nubes cubrían el cielo, apagando el brillo de una luna a la que le quedaban unos días para estar llena.

    Atravesé los estrechos caminos que conducían a casa, bañados tétricamente por la luz de los faros de mi jeep de segunda mano. Lo había comprado recientemente, después de ahorrar algo de dinero de los últimos conciertos, no pude resistirme a ese tono obsidiana de su carrocería, además, estaba cansado de que tuvieran que recogerme o de cruzar el Bosque de los Susurros andando. Una de las últimas veces me había recogido Noah con su supervelocidad, un viaje bastante incómodo al ir medio en brazos de mi hermano menor. Creo que esa vez fue la que me convenció, no se lo contéis a nadie.

    Aparqué frente a mi cabaña, situada a la izquierda de la de mis padres. La luz de la cabaña de Noah estaba apagada, así que aún no debía haber llegado, pero la de mis padres estaba encendida. Me bajé y me aseguré, no había ningún cartel en la puerta, así que no les pillaba en mal momento.

    Mi familia no era de lo más habitual. Poco después de nacer, mis padres construyeron una cabaña al lado de la suya y la convirtieron en mi sala de juegos hasta que a los catorce años me dieron la llave y la amueblaron para que pudiese dormir y hacer vida independiente si quería. Con Noah hicieron lo mismo, como si fuéramos los tres cerditos pero siendo todas de madera. Ahora cada uno vivía en su cabaña y teníamos un código. Mi familia no tenía problema con la desnudez, pero sabían que Noah y yo preferiríamos no verles intimar ni ellos a nosotros, bastante tenía ya Noah con la memoria genética de papá. Así que el código era sencillo, si queríamos intimidad, en cada cabaña había un cartel. Sin preguntas, sin excepciones.

    Cuando entré me los encontré con las manos en la masa. Mi padre sonrió ampliamente y siguió amasando rosquillas en su forma de demonio. Mi madre me miró buscando una excusa para librarse de ello. Le encantaban las rosquillas, como al resto, pero odiaba darles forma en esa masa pegajosa, siempre lo decía.

    – [Leo]Necesito contaros algo.[/Leo] – les dije, serio, algo habitual en mí. Eowyn ladró y corrió hacia mí moviendo el rabo. Cuando era pequeño me había rehuido durante un par de semanas después de que Amy me mordiera, pero desde entonces habíamos vuelto a ser los mejores amigos.

    – [Cara]Eso suena mal.[/Cara]- replicó mi madre, lavándose las manos y acercándose hasta mí. Dejé la chaqueta en el perchero de la entrada y me senté en el sofá. Éowyn saltó a mi lado y se acurrucó mientras le rascaba el lomo.

    – [Leo]No es una mala noticia tampoco.[/Leo] – le tranquilicé. Mi madre se sentó cerca, el rosa de su pelo era más oscuro esta vez. Siempre había sido la moderna de los Moondies, la más trasgresora. – [Leo]Se ha acercado a mí un cazatalentos en el último concierto.[/Leo] – respondí, sin mirarles directamente. Sentí que mi madre se giraba y vi que estaba mirando a mi padre, que parecía serio.

    – [Daakka]No tengas miedo. Habla.[/Daakka] – me animó. Mi padre era muy buena persona, siempre había jugado con nosotros aunque a veces entrase a su modo ‘Buda verde’ y mamá tuviera que sacarle de él. Estaba acostumbrado a verle como demonio, era su forma natural y sin embargo, a veces me resultaba más fácil hablar con Duke Rivera, quizá porque verle en forma humana no hacía que tuviera presente lo diferente que era de ellos.

    – [Leo]Me quieren para un grupo. Habría una gira de presentación y parece que sería un contrato largo.[/Leo] – comenté, sin irme por las ramas. Después de la actuación, mientras Amy y los dos nuevos me esperaban para tomar algo, se me acercó un tipo de pelo color platino y un moreno muy marcado. Al principio pensé que era un fan, pero me tendió una tarjeta de ‘Queen Records‘ y me dijo que me quería para un nuevo proyecto donde mi música llegaría a más gente.

    Hablamos un buen rato, no penséis que me iba a creer de buenas a primeras lo que dijese cualquier desconocido. Al final, nos despedimos y me dio su número, tenía 48 horas para pensarlo. Me reuní con los demás pero me despedí rápidamente de ellos. No estaba seguro de poder estar con Amy mientras pensaba en todo eso.

    – [Cara]¿Ya no quieres estudiar?[/Cara]- me preguntó. Pensaréis que lo normal sería un juicio implícito, pero mi madre era, como dicen, un espíritu libre. Durante toda mi vida había tenido que tomar elecciones por mí mismo, sabiendo que decidiera lo que decidiera, ellos estarían de acuerdo. A fin de cuentas, los dos estudiaron en casa en unas circunstancias muy especiales.

    – [Leo]Podría terminar el instituto, se encargarían los promotores.[/Leo] – expliqué. No quería cerrarme opciones, en caso de que todo saliese mal, no quería quedarme sin los estudios básicos para hacer cualquier otra cosa, aunque no me imaginase haciendo nada que no fuera relacionado con la música.

    – [Cara]¿Es lo que te haría feliz?[/Cara] – preguntó, acercándose más a mí. Mis padres valoraban nuestra felicidad por encima de todo, podría decirse que éramos un poco hedonistas, pero con bastantes matices. En mi casa se miraba por uno mismo y su felicidad, siempre teniendo en cuenta no afectar a los otros y poder ayudarles en la medida de lo posible.

    Pensé en la pregunta de mi madre. ‘Red Riding Wolf‘ iba bien, teníamos pequeños conciertos aquí y allá pero tampoco se ganaba mucho dinero como para vivir de ello. Teóricamente el proyecto que me ofrecían sería fuera del Condado de Ripper, pero podría volver entre concierto y concierto. Me había dejado escuchar al resto de miembros del supuesto grupo y eran todos muy buenos, ni siquiera sabía si estaría a la altura, pero desde luego era algo grande, ‘Queen Records‘ era muy conocida, una creadora de estrellas.  – [Leo]Mi vida es la música. No sé si tendría otra oportunidad.[/Leo] – respondí con sinceridad. En ese momento no me di cuenta, pero había un matiz en lo que acababa de decir que lo cambiaba todo.

    – [Cara]¿Qué piensa Daakka de esto?[/Cara]- preguntó a mi padre. Cuando hablaban entre ellos, mi madre hablaba diferente. El tío Daniel decía que mi madre había usado esa forma de hablar como defensa por la horrible situación que vivió en el Vacío y antes, con su abuelo paterno. Con nosotros nunca hablaba así, pero con el resto de adultos parecía ya una costumbre.

    Mi padre pensó durante unos instantes, amasando rosquillas. – [Daakka]Selardi y Daakka no estudiaron. Hicieron lo que les llenaba, aquí.[/Daakka] – cruzó los brazos sobre el pecho, señalando sus dos corazones. Siempre me había maravillado su forma de demonio, supongo que lo que no puedes tener es lo que más curiosidad te da al final. – [Daakka]Leo tiene que perseguir sueños y si se equivoca, siempre tendrá su hogar.[/Daakka] – añadió. Mi padre hablaba fluido cuando estaba en forma humana, pero cuando estaba en su forma original, aún tenía dejes de las estructuras de la lengua Rakkthathor. A Noah ya no le pasaba lo mismo, porque primero aprendió nuestro idioma y luego tuvo acceso a la memoria genética para aprender el idioma ancestral de mi padre.

    – [Cara]Siempre vas a tener una casa a la que volver, porque se me da muy bien contar dinero y que no falte.[/Cara]- respondió mi madre, orgullosa. Era toda una prodigio de las finanzas, no había más que preguntarle a cualquiera de los cuatro fundadores de la Escuela Legado: ella misma, Dominic y mis tíos Daniel y Sarah. Ya estaba preparando un proyecto del que encargarse a la vez que la Escuela, un complejo de cabañas en un claro a unos cinco kilómetros en el que pudieran entrar todos los seres vivos y fuese nudista.

    Les miré, la generación de mis padres había logrado mucho. Conocía todas las historias heroicas, porque me las habían contado ellos y los demás, para no hacerme de menos al no tener la memoria genética. Sin embargo, su huella seguía viva en Moondale, no solo salvaron a la ciudad y a sus habitantes, si no que dieron un hogar para todos aquellos diferentes con la Escuela Legado. Siempre habían intentado que los hijos nos lleváramos también bien entre nosotros, pero supongo que no habíamos llegado a tener un nexo tan fuerte como para llegar a considerarnos todos familia como hacían ellos, al menos no todos. – [Leo]Sería sin Amy.[/Leo] – añadí. Era lo que de verdad me preocupaba, para tratar de perseguir mi sueño, tenía que dejar atrás a Amy. Era mi mejor amiga y siempre habíamos estado unidos, desde antes de que me mordiera, incluso después de que me mordiera.

    – [Cara]Es que Amy no es tu Selardi.[/Cara]- resumió mi madre. En mi casa ‘Selardi’ no era un nombre que se utilizara a la ligera. Era la forma en la que mi padre se dirigía a mi madre, la máxima expresión de lo que sentía por ella. No pensaba en Amy de esa forma, nuestra relación era una amistad, entre personas de distinto sexo, sí, habría muchas ideas heteronormativas preconcebidas que no lo entenderían, pero era de verdad.- [Cara]A lo mejor ella cree que sí, pero se equivoca.[/Cara]- añadió mi madre, terriblemente sincera. El problema es que sentía que estaba fallando a Amy. Tenía miedo a hacerle daño. En cierto modo, ella me había elegido para su manada, y yo nunca había terminado de estar muy cómodo con mi condición. Lo que para ella era un regalo, para mí era una maldición. Mi madre me dio un abrazo con toda la fuerza de su genética de disir.- [Cara]Es fácil hacer las cosas bien. Lo difícil es saber cómo.[/Cara] – argumentó. Tenía toda la razón y en ese momento, me pareció que hacer las cosas bien era irme y perseguir mis sueños. Por desgracia estaba equivocado y me quedaban años por delante para aprender de mis errores.

    – [Leo]Gracias, a los dos.[/Leo] – respondí con sinceridad, empezando a hacerme a la idea de irme de Moondale, de dejar atrás el Condado de Ripper.

    – [Daakka]No des. Es nuestro trabajo.[/Daakka] – mi padre apareció a mi lado con su inusual velocidad y me abrazó contra él. Aguanté el tipo, pese a que sus escamas raspaban un poco.

    Cuando nos separamos, me quedé con ellos un rato para que no pensaran que me pasaba algo y les ayudé con las rosquillas. Tenía suerte de tener la familia y los amigos que tenía, no los merecía, así que en el fondo estaba bien que me alejara, así podrían llevar mejor sus vidas. Amy, mis padres, Noah, todos me habían dado mucho y a ninguno de ellos les había devuelto el favor. Era demasiado diferente a todos ellos: ni lobo, ni demonio, ni humano.

    Más tarde, después de que Noah volviese y se lo contase, me retiré a mi cabaña. No tenía aún mucho sueño así que me senté al piano y toqué la versión original de ‘La herida invisible‘.

    La cárcel de plata encierra mi alma
    una herida invisible que hiere y desgarra
    Viviendo sumido en un silencio sin calma
    observando una vida que solo se narra.

    Un destello rojizo despierta el letargo,
    su melena brilla y abro los ojos,
    mis palabras se llenan de un sabor amargo,
    tan cerca, tan juntos, tan lejos.

    El profundo anhelo se muestra con hielo
    te busco, te encuentro y te aparto de nuevo
    observo tu frágil muro de fuego
    no temo a las llamas…
    temo a lo que siento.

    Me alejo y me escudo en mi cárcel de plata
    nadie me escucha pero por dentro ruego
    vuelvo al frío que me escuda y me mata
    con el profundo anhelo de tu cabello de fuego