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Etiqueta: un poco de Z x Sarah

  • ARENA Y SAL

    Daakka | Playa Bitterwater, Merelia

    MADRUGADA

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    Finalmente, la celebración de la boda llegó a su fin después de que los invitados se fuesen retirando como un goteo a sus habitaciones. Los novios, los MacLeod y los Moondies fuimos los últimos en marcharnos, a fin de cuentas, estábamos acostumbrados a dormir poco cuando el deber lo requería, y era mucho menos cansado bailar y reír que matar vampiros.

    En lugar de irse a sus habitaciones, Sarah, Daniel, Elizabeth y Jaime decidieron marcharse al hospital a esperar que el bebé de Diana viniese al mundo. La primera de la nueva generación Moondie. Dominic se ofreció a llevarles, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que, aunque su constitución sobrenatural hubiese soportado tantos «cócteles», lo más seguro era que un alcoholímetro explotase en cuanto pusiera sus labios en él.

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  • CASUS BELLI

    CASUS BELLI

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MAÑANA

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    El sol se alzó por encima de las copas de los árboles del Bosque de los Lobos, bañándo la fría y aséptica piedra del edificio de la Iniciativa, en cuyo interior la gente llevaba bastante tiempo despierta.

    En la planta más alta, el General Preston lo observaba a través de unas ventanas que no dejaban ver el interior, moviendo su mano robótica mientras esbozaba una mueca.

    Alguien llamó a la puerta y el General pulsó un botón para que se abriese, dejando pasar a la doctora Cooper.

    – [Zoe]General, el sujeto King ha tenido éxito en su cometido[/Zoe].- explicó una vez se hubo cerrado la puerta. Esbozaba en sus labios una sonrisa pérfida. A quien estaba escuchando la conversación se le antojó una mujer perversa, la clase de doctora que da pesadillas. Pero a Preston no, ese rasgo de su personalidad le parecía útil.

    – [Preston]No dudo que lo ha disfrutado.[/Preston] – aseguró refiriéndose al miembro de Adams Zero, King. Él y el resto de su equipo llevaban una semana atacando y desestabilizando a los enemigos con tácticas que el General no estaba seguro de aprobar por ser demasiado sutiles, pero que habían tenido éxito por el momento, consiguiendo eliminar unos cuantos parásitos de la gente del Director. Ahora parecía que no iban por mal camino con la Cazadora y sus monstruitos.  – [Preston]¿La ha matado?[/Preston] – preguntó él sin parpadear.

    – [Zoe]Podría decirse que sí[/Zoe].- replicó la otra. A quien escuchaba no se le pasó por alto que titubeaba, y seguramente al General tampoco.

    Preston se acercó a ella y la alzó, sujetándola por el cuello con su mano robótica. – [Preston]Estamos en guerra. No hay tiempo para tonterías.[/Preston] – sentenció mirándola como a algo prescindible.

    – [Zoe]Se-señor…suélteme[/Zoe].- dijo llevando sus manos sobre la de Preston, intentando liberarse. Él la bajo y soltó ligeramente la presa con la que la sujetaba.
    – [Preston]Habla.[/Preston] – añadió sin dejarla ir. Ella tosió, llevándose las manos al cuello.

    – [Zoe]Hemos perdido su rastro[/Zoe].- respondió tratando de no mirarle directamente a los ojos.

    – [Preston]Ahora explícame cómo es posible que una muchacha indefensa escape de un monstruo como ese.[/Preston] – la retó el General, dejándola ir, pero reteniéndola con una mirada inquisitiva.

    – [Zoe]F…Frank[/Zoe].- respondió la doctora con voz temblorosa, acompañando los movimientos de su cuerpo. Quien escuchaba aguzó su oído digital mientras buscaba la información disponible.

    Frank. Alias: Frank Umbra, Penumbra. Afiliaciones conocidas: Adams Zero, Grupo de la Cazadora. Poderes: Teletransporte a través de una realidad demoníaca. Observaciones: Clon del original. Problemas en impronta.

    – [Preston]Envía a Adams Zero. Que le rastreen y acaben con todos ahora que están centrados en su amiga moribunda.[/Preston] – espetó el General con una ira en la mirada que podría haber incendiado la sala. Después miró el reloj y guardó silencio.

    – [Zoe]A sus órdenes, señor[/Zoe].- respondió la doctora al ver que por el momento se había librado. Salió de sala sin decir palabra y cuando abrió la puerta, se cruzó con una de las activos. Una atractiva pelirroja.

    La miró extrañada, pero al ver que ella caminaba directamente hacia el apartamento del General, continuó su camino, con la puerta cerrándose a sus espaldas.

    La muchacha cortó la conexión los sistemas y volvió a su ser. Se desperezó  y dio un trago de su bebida energética, componiendo una mueca al notarla templada. Llevaba demasiado tiempo con la cabeza metida literalmente en los sistemas de vigilancia de la Iniciativa.

    Cogió el teléfono y marcó la extensión del Director. La información que tenía que contarle le iba a interesar bastante.


    UNOS MINUTOS MÁS TARDE

    palaciokvinneby

    El Director observó a través de la ventana de su despacho mientras esperaba a que alguien respondiera al teléfono al otro lado. Finalmente, escuchó una voz cansada al otro lado que conocía bien.

    – [Z]Sarah.[/Z] – saludó el Director.

    – [Sarah]Siegfried[/Sarah].- respondió ella con seriedad al reconocerle. Esa chica provocaba en él una serie de reacciones que no podía permitirse. La principal es que en el fondo la admiraba, y se sentía culpable por arrebatarle su libertad cuando Beatrix tomase control de su cuerpo.
    – [Z]La Iniciativa ha enviado a un grupo de Adams Zero hacia vuestra localización.[/Z] – aseguró sintetizando la información que Software le había dado por teléfono hacía unos minutos. – [Z]Buscan atacaros mientras Mara está inconsciente.[/Z] – añadió, dejando caer todo lo que sabía para dejar claro que todavía ostentaba mucho poder y sus ojos y oídos estaban en todas partes.

    – [Sarah]¿Cómo lo sabes y lo que es más importante, por qué me avisas? ¿Qué ganas con esto, Siegfried? Y no me mientas, porque no das puntada sin hilo[/Sarah].- sentenció sin un ápice de miedo en su voz. Z nunca había sentido demasiada consideración en aquellos que le temían. Se preguntó una vez más por qué era a esa chica a la que no podía tener como aliada, por qué la única forma de traer a su amada de vuelta significaba acabar con alguien como ella. No había espacio para esos pensamientos si quería a Beatrix. La respuesta estaba clara hacía mucho tiempo.

    – [Z]Olvidas que soy el Director de los servicios de inteligencia de este país.[/Z] – le aseguró. No solo tenía a su disposición las capacidades de todos los potenciados que habían decidido seguirle y creían en su sueño, también tenía todo el poder que otorgaba su posición. – [Z]Mi interés no es otro que saldar la deuda que contraje cuando los míos te dejaron en la Iniciativa.[/Z] – afirmó, sin mentir totalmente. Era cierto que tenía una deuda con ella, pero también tenía otros intereses que aún no estaba dispuesto a desvelar. No quería que atacasen a Beatrix mientras aún se recuperaba en el interior de Sarah.

    – [Sarah]Tendré que decidir yo con qué saldas esa deuda, ¿no?[/Sarah]- le retó. Z esbozó una sonrisa. Envidiaba la pasión de la juventud.

    – [Z]Estamos en paz, Sarah. Suerte con tu amiga.[/Z] – le deseó de corazón segundos antes de cortar la comunicación.

    Dejó el teléfono a un lado y observó el esbozo que había hecho de Beatrix, ajado por el tiempo que había pasado desde aquél momento. Su utopía no existía sin ella. No podía permitirse dudar. Lo sentía por Sarah, pero pronto Beatrix volvería a su lado.

  • UN BUEN HOMBRE

    UN BUEN HOMBRE

    Sarah | Palacio Kvinneby, Despacho de Z

    MEDIODIA

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    Dejamos al resto del grupo en la sala común acompañados por Petra y Bagheera. Volver a caminar por los pasillos del Palacio me traía malos recuerdos, especialmente porque no iba junto a Daniel, pero no me quedaba más remedio que hacerlo: Abel estaba muerto y quería que me explicaran por qué. No sabía qué me daba derecho a pedir explicaciones, ni qué esperaba que me dijeran, pero algo me impulsaba a ir. Quizás era eso de ser del bando de los buenos, que era un trabajo a tiempo completo, plagado de dolores de cabeza y mal remunerado.

    Caminábamos detrás de Aaron, que hacía como que no nos conocía. Como si no hubiera pasado aquí dos meses de mi vida y como si Ed y Daakka no me hubieran acompañado en parte del proceso. Aún así, no le juzgué, porque la utopía se había descontrolado en sus narices y habían empezado a sufrir bajas. Y nosotros, después de Fenris y de Kaylee, sabíamos lo que era perder a alguien.

    Mientras andábamos, me fijé en Ed y Daakka, que seguían desentonando, el primero con su camiseta de Star Wars y la bandolera roñosa, como si fuera un estudiante de intercambio y el segundo, con sus pintas de surfero demoníaco, con una ropa que le quedaba demasiado pequeña como para tomárselo en serio. Nunca podría agradecerles lo suficiente todo lo que hacían por mí.

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  • LAS COSAS QUE HACEMOS POR AMOR

    LAS COSAS QUE HACEMOS POR AMOR

    Z | PALACIO KVINNEBY

    MADRUGADA

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    La luz del sol ya despuntaba sobre el dosel del bosque que rodeaba el palacio. Según había informado Katarina hacía unos minutos, Sarah todavía seguía en trance viendo el futuro al que nos conduciría la Iniciativa. La bruja permanecería a su lado hasta que despertase, lo que podían ser todavía horas, aunque tenía con qué amenizar la espera, un asalto que preparar.

    Se acercó a la gran mesa heptagonal y observó el mapa del complejo y las fichas desplegadas en él. Hasta hace poco había estado junto a Abel decidiendo quién acompañaría a Sarah en la misión.

    Cogió entre sus manos dos pequeñas figuras de madera con la forma de ‘Stone‘ y ‘Sandalman‘ y los miró fijamente. Eran los últimos en llegar y Abel había dudado al principio cuando se lo planteó, pero el Director tenía sus motivos.

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  • UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE

    UN ENEMIGO COMUN E IMBATIBLE

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MADRUGADA (ALREDEDOR DE LAS TRES)

    zwhiteshirt

    El hombre de muchos nombres, conocido antiguamente por Siegfried, más recientemente por James R. Clapper, prefería ser llamado simplemente Z.

    Aunque en realidad, no era una Z, si no el futhark Eiwaz, la runa asociada al tejo, un árbol sagrado para civilizaciones como la celta, y más tarde la cristiana. Conocido también como ‘El árbol de la vida y la muerte‘, por la dualidad que representaba con la toxina que contenía, mortal, pero curativa si se usaba de la forma apropiada. Quizá por eso lo asociaron a las Cazadoras, por ser la encarnación viva de esa dualidad.


    A veces me preguntaba si, cuando dejé a mi pueblo y elegí ese futhark como nombre para alejarme de Siegfried, no era la mano del destino la que me guiaba, porque parecía que a partir de ese momento las Cazadoras serían una constante en mi vida, como si el destino me ligase a ellas inexorablemente.

    Habían pasado ya unas cuantas horas desde que ese muchacho había llegado hasta mí, aunque su camino no estuvo despejado hasta llegar a la segunda planta por cuestiones de azar. ‘Augur‘ estaba con ella en su habitación, a donde había pedido que la llevasen tras sumirse profundamente en la visión que ahora vivían, ella, y sus amigos a través de ella, para que todos supieran lo que estaba en juego.

    Yo mismo había experimentado varias veces las visiones de lo que podía suceder, hasta que decidí no hacerlo nunca más para que el miedo no me llevase a un camino que me dirigiese a esos futuros. Ahora era su turno de ver uno muy concreto, de comprender la debacle de un Ripper regido por esos nazis.

    24 AÑOS DESPUÉS

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  • NO ES UN ADIÓS, ES UN «HASTA LUEGO, COCODRILO»

    NO ES UN ADIÓS, ES UN «HASTA LUEGO, COCODRILO»

    Sarah | Palacio de Z

    TARDE

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    Habíamos dejado la sala común por petición expresa de la Reina Blanca, que nos aseguró que estaríamos más cómodas en mi habitación y eso era cierto hasta cierto punto, pero tenía la sensación de que querían quitarnos de en medio. Tanto Dwarf como Russell se habían ido para dejarnos intimidad, así que ya sólo quedábamos Mia, Rebecca y yo, que estaba sentada al borde de la cama con la mirada perdida en los jardines del Palacio, mientras que Mia continuaba tumbada sobre mi regazo. Ya ni siquiera lloraba, simplemente tenía la mirada perdida en un punto fijo y los ojos enrojecidos. Rebecca, por su parte, hacía como que leía un libro para mujeres de una chica que estaba enamorada de dos tipos a la vez. A veces me sorprendía cómo alguien tan inteligente como Rebecca podía perder el tiempo con semejante basura, porque era algo que podías esperar de mí o incluso de Diana, pero siempre decía que era eso o empezar a dar gritos hasta que se quedase sola. Rebecca no era una chica de acción, los Grandes Poderes la habían dejado sin ese título de Campeona que tantos dolores de cabeza le traía por algo. No había venido a este mundo con la misión de luchar para salvar a la humanidad, pero se había enamorado de alguien que sí y ahora estaba dentro del Palacio con la intención de no dejarme sola.

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  • FÜR MEINE SCHÖNE

    Sarah Echolls | Palacio de Z

    Noche

    sarahyellow65
    En orden de aparición: Carbon Copy, Soma, Wing, Vine Cleveland, Seraph, Dwarf y Aaron (El Rey Blanco).

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