[align=center][SIZE=3][b]Illya Novak | Merelia[/b][/SIZE]
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Que el cumpleaños de Sarah pareciese una boda gitana, es algo a lo que me acostumbraría con el tiempo: Regalos, visitas de familiares y amigos, fiestas e incluso, un mini concierto de Coldplay cortesía de Fenris que, incluso en su estado, seguía siendo la persona más generosa del mundo, claro que no todo el mundo tenía a alguien como John Doe. Nada que ver con los cumpleaños de mi infancia en Velze a los que, casi siempre, sólo asistían mis padres. Y mucho menos, con mi último cumpleaños cuya celebración consistió en comerme un cupcake de limón sola en mi apartamento mientras suturaba un plátano para practicar. Si hubiese sabido que iba a morir poco después, habría disfrutado mucho más de mi vida…
‘La parte más difícil’, que dirían los de Londres, fue cuando Jaime Darcy, el tío de Rebecca, nos dejó su casa de la playa de Merelia durante una semana. A los miembros del grupo a los que les latía el corazón les pareció una idea estupenda: Siete días de piscina, sol y arrumacos, porque hasta Ed que solía acompañarme en eso de la soltería, intentaba por activa, por pasiva, por subjuntiva y por imperativa, ligarse a Kaylee y ella se dejaba querer, claro.