Moondale

Etiqueta: Vincent x Mara

  • TRES ENTRADAS EN UN DÍA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    MAÑANA – ÁTICO DE LOS SOLO-NOVAK, LOUNA

    Bueno, aquí estoy de nuevo, tengo demasiado tiempo libre, pero como sé que os gusta saber de mí, vamos a contar la otra parte del día que decidí mi futuro. Luego no me llaméis pesado por escribir dos veces en unas horas. O por ser la tercera entrada de hoy.

    Después de hablar con mi madre me senté un rato a leer ‘El Marciano‘, un libro que ya tenía unos cuantos años pero que me hacía partirme de risa cada poco con su protagonista. Entre carcajada y carcajada, escuché unas llaves en la puerta de casa, solo podía ser mi padre.

    – [Idris]Papa papa.[/Idris] – le llamé, al verlo cruzar el umbral.

    – [Vincent]Hola hijo. ¿Qué tal?[/Vincent] – preguntó con una sonrisa. Caminó hasta el salón con la cojera un poco más evidente, hoy debía ser uno de los días dolorosos, otros apenas se le notaba. Por suerte ni siquiera esa lesión había minado su ánimo. – [Vincent]¿Y tu madre?[/Vincent] – preguntó, buscándola con la mirada.

    – [Idris]Fuera, con sus plantas.[/Idris] – dije, señalando la terraza. Mamá no había debido oír la puerta, porque si no, ese par de agapornis habrían corrido el uno contra el otro como si no se hubieran visto en años. – [Idris]Necesito hablar contigo de una cosa.[/Idris] – le comenté. Había resuelto mi duda romántica más o menos y ahora necesitaba resolver la laboral, y para eso les necesitaba a los dos. No es que no apreciara la opinión romántica de mi padre, pero sabía que me iba a apoyar sin reservas.

    – [Vincent]Dame un segundo y ya mismo vengo.[/Vincent] – se disculpó. No pude evitar reírme, el tío después de veinte años lo primero que hacía era ir a buscar a mi madre para darse cariñitos. Eh, no penséis mal, nada subido de tono, eso cada uno en su cuarto, coche, playa o lo que sea.

    – [Idris]Vale pero con cuidado, que me veo viejo para tener un hermano nuevo.[/Idris] – bromeé. En realidad me gustaba ver que todavía se querían tanto. Diana había bromeado alguna vez con ellos recordándoles el nacimiento de Mike unos meses después de que siguieran manteniendo que habían empezado a estar juntos como un arreglo. Claaaaro que si. Diana es mi musa, por cierto, mi spirit person.

    Mi madre fingió mirarme mal y volvió de la terraza después de diez minutos. – [Idris]¿Ya?[/Idris] – pregunté, muerto de risa. – [Idris]¿Es que no pensáis en esas pobres plantas?[/Idris] – añadí. Mi mente sucia me imaginó dentro del cactus de la habitación de Ellie.

    – [Vincent]Anda, hazme un sitio.[/Vincent] – papá se sentó a mi lado y cogió unos pistachos de los que estaba comiendo, aunque para él eran avellanas. Cómo se notaba que era de otra dimensión. – [Vincent]¿Qué querías contarme, lo de Elle?[/Vincent] – preguntó. Seguramente mi madre ya había estado cuchicheando con él.

    – [Idris]Sí que ha tardado en cascarlo.[/Idris] – bromeé. No me importaba en realidad, me venía bien el consejo de todos, aunque se lo había dicho a ella no porque tuviera una mente retrógrada que asociase hablar de mi madre con consejos amorosos y con mi padre de trabajo. No, malpensados, así no se piensa, caca. Hablé con mi madre de Elle porque es la hija de su mejor amiga. Bueno y porque había sido la niña de los veinte novios. Y con mi padre tenía que hablar de trabajo porque…no os lo voy a spoilear, ahora lo leeréis, impacientes.

    – [Vincent]A mí me parece estupendo. Si te gusta, adelante. [/Vincent] – me animó. No me esperaba nada distinto de él. – [Vincent]Lo que no sé es cómo no te has lanzado ya con lo suelto que eres para todo.[/Vincent] – sentenció, sonriendo.

    – [Idris]¿Me estás llamando FACILÓN?[/Idris] – exclamé, fingiendo indignarme. No le faltaba razón, bocachancla para todo menos para decirle a Coquito en serio que quería estar con ella. – [Idris]Tomo nota. Pero era otra cosa. Un tema más profesional.[/Idris] – le aclaré. A mis espaldas acumulaba una carrera llamada ‘Historia y Justicia Social‘ que no me había dejado muy claro mis salidas profesionales. Desde que la había terminado, había estado debatiendo qué hacer con mi vida. Como soy un consentido pero no tanto, trabajaba casi todos los veranos en chiringuitos en la playa, era un maestro del pescado frito, pero mi año anterior había sido sabático, porque montar una red de caza de demonios nocturna no cotizaba ni estaba remunerado y los chiringuitos no abren todo el año, por desgracia.

    – [Vincent]No será otra vez lo del «curso de natación nudista», ¿no?[/Vincent] – preguntó mi padre, recordando una de las muchas ideas emprendedoras que había tenido el año anterior. El mundo no estaba preparado para mi creatividad.

    – [Idris]Vale, primero: era una idea estupenda.[/Idris] – comenté, alzando el dedo. Vamos a ver, a todo el mundo le gusta nadar en pelotas y con un buen reclamo físico, como el mío, atraería a muchos clientes y clientas. Pero cuando empecé a pasar más tiempo con Coquito abandoné mis ideas nudistas grupales por ideas de nudismo en pareja. – [Idris]Y segundo: no. Ellie me ha estado convenciendo de que debería aceptar el consejo de Diamond. [/Idris] – añadí, para ir al grano. Diamond Graham era el capitán de la comisaría de policía de nuestro distrito y un viejo conocido de cuando mi padre y el tío Bill estaban en el cuerpo. Me fue cogiendo cariño después del cuarto arresto. En el fondo, creo que sabía algo de lo que se cocía por las noches en Louna. Llevaba un tiempo insistiendo en que me uniese al cuerpo, pero había dudado. El racismo en la policía había sido un tema serio durante mucho tiempo y todavía lo era, así que resultaba un poco difícil quitarse ese estigma, más aún cuando te han detenido varias veces simplemente por ir con otros hermanos por la calle de noche.

    – [Vincent]El Capitán Graham no suele equivocarse en esas cosas.[/Vincent] – comentó mi padre. La verdad es que ninguno de los dos me había presionado nunca, pero yo mismo sabía que no podía seguir sin hacer nada un año más. – [Vincent]Pero tienes que pensarlo bien. No es un trabajo fácil y hay riesgos.[/Vincent] – añadió, señalándose la pierna mala. Os podría contar una historia épica de aquél famoso caso sobrenatural en el que mi padre, el tío Bill y la tía Karen detuvieron a un líder Yokai que llevaba la mafia de Louna y resultó herido, pero la realidad era tan triste como que a mi padre le atropelló un ladrón intentando darse a la fuga porque saltó delante del coche para evitar que se arrollase a un hombre.

    Mi madre entró desde el jardín, el momento perfecto para hacer un dos por uno.

    – [Idris]He estado pensando y creo que voy a hacer el Máster de Crimen Internacional, Conflicto y Criminología para intentar ser negociador.[/Idris] – planteé, mirándoles. Los dos se quedaron en silencio. Mi madre caminó hasta mí y me midió la temperatura con los labios en la frente. Mi padre se echó a reír.

    – [Idris]¿Qué? Soy un tipo serio y responsable….y fue idea de Ellie.[/Idris] – repliqué. Coquito era mi buena influencia, el ancla de mi barco pirata.

    – [Mara]¿Es lo que quieres? Al margen de…lo que opine Elle[/Mara].- preguntó mi madre, mirándome fijamente, siempre tan cauta.

    – [Vincent]Tienes que pensarlo bien. Es tu futuro.[/Vincent] – añadió mi padre. Por primera vez en mucho tiempo, tuve clara la respuesta.

    – [Idris]Sí. Llevo unas semanas pensándolo.[/Idris] – respondí. Me veía apareciendo en una crisis de rehenes con unas gafas de sol y un traje, cogiendo el teléfono y liberando a todos los rehenes con mi labia y algunas frases ‘catchy‘ que soltase mirando a cámara. Quizá diciendo incluso la palabra maleantes. – [Idris]En el mundo hay más cosas malas que las que salen solo de noche.[/Idris] – esa era una de las frases. Reconocedlo, era de póster. Y muy cierta, además, tenía cubiertas las patrullas, al menos de uno de los peores distrintos, gracias a los ‘Drow’. Ellos se sostenían con los trabajos legales que les había buscado y las cosas iban más o menos sobre ruedas. Así que hacía falta que alguien se encargase de los problemas de día. Con mis sentidos de elfo oscuro podía percatarme de cosas que otros no y eso podía ser clave.

    – [Mara]Estoy muy orgullosa de ti[/Mara].- sentenció mi madre, dándome el segundo abrazo de mamá osa del día. Cualquiera se avergonzaría pero la verdad es que a mí me gustó notar el cariño de mi madre.

    – [Vincent]Te queremos mucho.[/Vincent] – añadió mi padre, como siempre, sincero a más no poder.

    – [Idris]Oh no, ¿ahora es cuando me decís que soy adoptado?[/Idris] – bromeé, como siempre que las cosas se volvían serias y trascendentales. Cuando mi madre se separó, se sentó al otro lado del sofá y se puso a leer mientras papá y yo veíamos una serie de casas en miniatura.

    – [Mara]Si necesitáis algún método anticonceptivo, podéis pasar por la consulta[/Mara].- añadió mi madre al rato. No sé qué estaba leyendo ni quería saberlo, mi madre era práctica para todo. No quería imaginármelos en la cama, de hecho, evitaba específicamente hacerlo porque mi mente tenía la manía de imaginarse a la gente intimando.

    – [Idris]¿Tienes 4XL?[/Idris] – pregunté, sonriendo.

    – [Mara]Ya te gustaría…[/Mara]- replicó ella, negando con la cabeza. Nota mental, no hacer ese chiste en reuniones con los Moondies.- [Mara]Y hablo en serio[/Mara]. – añadió.

    – [Idris]Que sí mamá, de una mala si no encuentro de mi talla podemos engancharnos al EndlessX[/Idris] – bromeé. Endless se había convertido prácticamente en el sustituto de internet, porque te metías directamente en él. No solo para jugar, para hablar, para buscar cosas, para ver películas o series en cines virtuales con gente en la otra punta del mundo. Y sí, evidentemente, internet estaba lleno de porno y gatos, así que Endless también. Habían sacado una línea de sex shop exclusivos incluso.

    – [Mara]¿Te he dicho alguna vez que eres adoptado? Y eso significa….que tienes ticket de devolución[/Mara].- replicó, mirándome, antes de dirigirse a la cocina.

    – [Idris]¡No puedes! ¡Los quemé todos![/Idris] – me levanté del sofá de un salto y solté una risa de villano.

    – [Mara]¿Seguro?[/Mara]- preguntó entrecerrando los ojos.

    – [Idris]Lo encontraré. Y entonces jamás os libraréis de mí.[/Idris] – me tras el sofá y cogí una manta para cubrirme con ella de forma teatral antes de irme

    – [Vincent]Está loco. Seguro que fue el aguacate.[/Vincent] – bromeó mi padre cuando me iba a la habitación. Le escuché comerse unas avellanas y cerré la puerta de la habitación para hablar con Coquito por si se ponían cariñosones. O si por suerte, me ponía yo cariñosete con Coquito y le apetecía hacer una videollamada nudista. Nah, seguro que Ellie no sería capaz ni de hacerse una foto subida de tono. En realidad íbamos a darle a la sin hueso y reírnos un rato de haber conseguido despertar el pastel de sus madres (eran mayoría femenina). Os lo confieso, cada día me caían mejor mis futuros suegros.

     

  • PARECIDOS FAMILIARES

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    SU CASA, LOUNA. NOCHE

     

    Me apoyé en el respaldo de la silla y noté dolor en el cuello. Llevaba demasiado rato estudiando, así que aprovechando que empezaba a notar algo de hambre, me levanté de la silla y bajé a la planta de abajo.

    Cuando llegué a la cocina, las vistas nocturas de la costa de Louna a través de la cristalera de la terraza me dejaron parado unos instantes. Mi madre estaba fuera, leyendo algo en su InfinityBook.

    – [Mike]Mamá ¿queda guacamole?[/Mike] – le pregunté. En casa solíamos tener guacamole, hummus y otros untables veganos para matar el hambre entre horas. Principalmente para mi madre y para mí, mi hermano solía tener helados, tabletas de chocolate y bolsas de patatas que a veces le saqueaba mi padre.

    – [Mara]Claro.[/Mara]- mi madre se levantó, dejando el lector en el asiento y caminó hasta la nevera para buscar un tupper de cristal. – [Mara]Lo ha hecho tu padre hace un rato y le ha salido muy bueno.[/Mara]- comentó, dedicándome una sonrisa. Mi padre había salido a dar su paseo nocturno por la playa. Era algo habitual mientras todavía hacía calor, decía que le ayudaba con el dolor de la pierna. Cuando todavía era detective en Louna recibió un disparo en la pierna que le dejó un nervio afectado. Tenía movilidad aunque con cierta rigidez, pero de vez en cuando le dolía bastante.

    – [Mike]Me ha dado hambre. Pero igual espero a la cena.[/Mike] – aseguré, mirando la hora en la InfinityBand. Ya quedaba poco para la cena, así que prefería guardarme las ganas. – [Mike]Drizz está con Lexie ¿no?[/Mike] – pregunté. Mi hermano estaba completamente volcado a asegurarse de que Lexie tenía una vida normal. Su problema auditivo siempre la había acomplejado y como la gente era bastante cruel en los institutos y en la vida en general, no le había ido bien.

    – [Mara]Se han ido a Moondale a comer pizza como si aquí no hubiera sitios para cenar.[/Mara]- respondió mi madre, en modo suspicaz. Mi padre era el detective, pero mi madre tenía su «olfato de loba» muy acentuado, no se le solía escapar nada.

    – [Mike]Creo que Lexie quería dejar el instituto de Moondale y Drizz intenta convencerla.[/Mike] – afirmé, pensativo. Cogí un nacho de la bolsa y lo mojé en guacamole, ya llegaba tarde para decirle a mi mano que no quería comer entre horas.

    – [Mara]No sé si lo conseguirá, porque Lexie es…testaruda.[/Mara]- replicó mi madre, haciendo lo mismo. Siempre era agradable hablar con mi madre, se preocupaba de nosotros y supongo que también influía que yo me parecía mucho a ella.- [Mara]De todas formas, creo… que tu hermano quiere algo.[/Mara] – añadió. Me reí, mi hermano era impredecible, un trozo de pan, sí, pero a veces formaba todo un espectáculo a su alrededor porque había heredado, quizá incluso más que yo, la riña de mi padre con las mentiras. Mi padre no podía genética o magicamente, decir mentiras, y nosotros habíamos acabado acostumbrándonos a no hacerlo. Además, parecía que a mi madre le gustaba bastante que todos fuésemos sinceros.

    – [Mike]Creo que es la pizzería favorita de Elle.[/Mike] – dije con sinceridad. Esbocé una tenue sonrisa.

    Mi madre estaba sirviéndonos un par de vasos de agua fría con hojas de menta y se quedó con una de ellas en la mano.- [Mara]Estás de broma, ¿no?[/Mara] – preguntó, asombrada. Lo de que llamase a Elle «Coquito» desde el verano, daba bastantes pistas.

    Me encogí de hombros, despreocupado. Mi madre se estaba preocupando de más. – [Mike]Yo te digo lo que sé.[/Mike] – dije, intentando sonar tranquilizador. Quizá eran puras especulaciones.

    – [Mara]Este Idris…[/Mara]-  exclamó, dando un trago de agua. Se quedó pensativa y yo sin darme cuenta, también. La brisa que se colaba por el ventanal era agradable, olía a mar. Pronto tendría que alejarme de allí, irme a un lugar completamente distinto, sin nadie conocido. Pero era mi vocación y estaba dispuesto al sacrificio que hiciese falta. Les echaría de menos a todos: a mis padres, a Drizz, al tío Bill, a la tía Karen y al tío Alex, a Dante…

    El verano había estado bastante bien. Había aprovechado que Idris iba y venía a menudo de Moondale para pasar más tiempo con mis amigos de la infancia, de los que me había distanciado un poco a medida que habíamos crecido. Con el único con el que había mantenido contacto era con Dante, pero tenía poco tiempo libre normalmente para seguir al día. Así que estuvo bien verles de nuevo a todos y almacenar buenos recuerdos antes de irme. La verdad es que en realidad fue Drizz el que me había convencido, mi hermano siempre intentaba que pasáramos más tiempo juntos y al final, nadando el uno tras el otro en el lago Gealach con el resto, me di cuenta de que echaría de menos no haber disfrutado más de su compañía por estar sumido en los estudios.

    – [Mike]Tranquila mamá, ya sabes cómo es. Siempre parece todo peor.[/Mike] – le defendí. Alguna vez me había parado a pensar que había tenido suerte con Idris. Siempre me había tratado bien. La gente a veces me había preguntado si no me tenía celos pero lo cierto es que no podía recordar ninguna vez en la que los hubiera mostrado. Era muy buena persona y la gente muchas veces por su aspecto o su forma de hablar, le tomaba por algo diferente. Hacía un par de años que no ocurría pero mi padre ya le había tenido que sacar dos veces de la comisaría. Daba igual que Idris se paseara por los barrios más problemáticos de Louna ayudando a chicos a salirse de las drogas dándoles un propósito cada noche. Para la policía solo era un negro con una banda con mala pinta y antecedentes. Le detuvieron por posesión de armas, pero al ver que eran un par de estacas afiladas les quedó poca defensa. Aun así volvieron a detenerle más veces por lo mismo.

    – [Mara]Confío en tu hermano, pero Ellie es menor.[/Mara]- respondió, algo estricta. Mi madre seguía las normas a rajatabla y creo que eso no habíamos terminado de heredarlo ninguno, desde luego Idris no. Le dediqué una mueca para que se relajara. Entendía parte de los problemas, principalmente que Elle era hija de una de sus mejores amigas y si las cosas saliesen mal, sería un lío. Pero mi hermano no iba a hacer nada que Elle no quisiera y al final, que fuera menor tampoco marcaba una diferencia significativa, no es que él tuviese 40 y ella 15.- [Mara]Bueno, cuéntame… algo de ti.[/Mara] – añadió, cambiando de tema, seguramente se quedase preocupada, pero mi madre era así, lo llevaría bien. Ella hacía las cosas a su manera, Sarah siempre contaba con orgullo que mi madre tenía tanta vocación de curar a la gente que se controlaba cuando era una vampiresa. Yo siempre había supuesto que había algo diferente en ella, porque también como licántropa era capaz de controlarse. Ella y el resto de gente cercana habían sido los que habían provocado mi interés por lo sobrenatural. La medicina humana me interesaba, pero quería ir más allá.

    Me encogí de hombros, no había nada relevante que no supiera. – [Mike]No sé, hay poco que contar. Estoy esperando la carta de la Western, pero habiéndome aceptado en Ottawa y la McGill.[/Mike] – no sabía qué esperar de Canadá ni de los estudios, pero sabía que era lo que tenía que hacer.

    – [Mara]No me refería…a los estudios.[/Mara]- puntualizó, mirándome. Vale, no lo había pillado, así que era una de esas charlas madre-hijo.

    – [Mike]Ah, eso.[/Mike] – repliqué. Tampoco es que tuviera mucho tiempo como para tener una vida amorosa muy plena.  – [Mike]No te creas que hay mucho que contar.[/Mike] – aseguré. Bueno, quizá había un par de cosas, una la sabía y la otra no.

    – [Mara]¿Nada… romántico ni amistoso?[/Mara]- preguntó, sonriendo. Me pregunté si mi madre habría mostrado esa faceta con todo el mundo. A veces ella y mi padre hablaban con nosotros de mis abuelos maternos. Después de «resucitar» con la orbe de isis, cuyo receptáculo llevaba yo ahora a modo de colgante, mi madre fue a verlos, pero no se atrevió. Mi padre tardó un tiempo pero finalmente la convenció de ir a verlos y contarles todo. No sé qué les sorprendió más de todo lo que les contó, pero en la foto que descansaba sobre la chimenea se veía al abuelo Illya sonriendo y feliz con Idris en brazos en una playa de Velze. Yo tuve la suerte de conocerles también.

    – [Mike]Si es que tampoco he tenido mucho tiempo entre la clínica y el curso.[/Mike] – me excusé. De pequeño no era un niño demasiado popular, pero con el aura de Idris cerca, al final te vuelves más desinhibido y te va mejor en las relaciones. Mi madre seguía observándome y me paré a pensar. – [Mike]Si lo dices por Dante, nos ha quedado claro que somos amigos y nada más.[/Mike] – afirmé. En verano, en una tarde en el Lago Gealach, Dante y yo fuimos a dar un paseo para distraernos. Al final terminamos intimando bastante y nos besamos. Éramos dos personas jóvenes, él era guapo, yo para él también y surgió. El tema es que nos dimos cuenta rápido de que había poca chispa, así que nos quedamos hablando y riendo. La etiqueta de mejores amigos nos pegaba más, estuvimos de acuerdo.

    – [Mara]Vaya.[/Mara]- replicó mi madre. – [Mara]Lo siento.[/Mara] – añadió. La pobre pensaba que era una decepción para mí.

    – [Mike]No sufras.[/Mike] – me reí y apoyé una mano sobre la suya. – [Mike]Fue algo del momento. Pero nos gusta más la etiqueta mejor amigo, sin la parte del derecho a roce.[/Mike] – confesé. Me alegraba habérselo contado, quería que supieran que me gustaban los hombres y las mujeres, sin más. Hoy en día era más habitual que en sus tiempos, pero seguía habiendo prejuicios. Aunque en una casa con alguien ‘ultrasexual‘, como Idris se definía, pocos prejuicios iba a haber.

    – [Mara]Estaba bien…que tuvieras a alguien…íntimo[/Mara].- comenzó a decir, tan avergonzada que empezó a contagiármelo. – [Mara]A veces, necesitamos…algo más que amistad[/Mara]. – añadió. No supe dónde esconderme, así que no me quedó otra que ser sincero.

    – [Mike]Mamá por dios…[/Mike] – me quejé, rompiendo a reír. Mi madre era práctica para todo, hasta para darse cuenta de que todos necesitamos pasar a horizontal de vez en cuando. – [Mike]Tampoco te preocupes por eso, tu becaria y yo…[/Mike] – añadí. Ahí estaba el secreto, no quería que me tomara por alguien poco profesional pero como estaba tan preocupada por mi vida íntima, se lo dejé saber.

    – [Mara]Vale[/Mara].- se tapó los oídos sin dejar de reírse. – [Mara]No quiero saberlo[/Mara]. – dijo intentando quitarse la imagen de la cabeza.

    – [Mike]Ahhh…tú has preguntado.[/Mike] – le respondí, tomándole el pelo. Nos quedamos un rato riendo y mi madre empezó a contar anécdotas de los Moondies. Siempre me habían gustado y ella lo sabía, no le había ocultado que en mi vocación médica estaba el interés por la biología de los sobrenaturales. Se sabía muy poco y casi siempre había que teorizar en base a la humana para poder curarlos, y eso si es que conseguían acudir a algún médico porque muchos vivían ocultos. Miré el calendario, tras ella, colgado en la nevera. Salíamos Idris y yo, como siempre, pero mis ojos se posaron sobre tres días marcados en rojo. No, no era la regla de mi madre, esa la marcaba en verde, era la Luna Llena. – [Mike]¿Vas a salir mañana o vas a contenerlo?[/Mike] – le pregunté. Llevaba ya unos meses quedándose en casa para estar con mi padre. No sabíamos qué podía hacerle contenerlo mucho tiempo, Christopher se había envenenado incluso para no transformarse durante años y seguía sano, pero me preocupaba que mi madre tuviera que rechazar su instinto, normalmente es lo que nos guía por el buen camino.

    – [Mara]Creo…que me quedaré en casa[/Mara].- comentó, pensativa.- [Mara]Tu padre…no lo está pasando bien[/Mara].- añadió. Aunque él se había tenido que retirar por la pierna y el tío Bill se jubiló tiempo después, a mi padre siempre se le quedó la sensación de que no habían hecho todo su trabajo, porque en Louna seguía habiendo problemas a los que no podía enfrentarse cualquier policía. El dolor a veces era demasiado para él, pero intentaba guardárselo para sí mismo. Para una persona que no puede mentir, mi padre era bastante reservado.

    – [Mike]Yo me quedo con él. Tú sal. No haces mal a nadie.[/Mike] – la animé. Mi madre parecía seria a mucha gente, pero yo la conocía bien y sabía que bajo toda esa lógica y practicidad, estaba también la loba de pelo negro que luchaba por salir. Contenerla no era bueno, somos quienes somos y tenemos que aprender a querernos así. Mi madre era consciente en su forma de loba así que no era un peligro para nadie. – [Mike]Veremos ‘Aun más loca academia de policía’, ya sabes que le gustan.[/Mike] – señalé la colección de discos GOD que mi padre tenía en una estantería del salón. Casi todos eran de «dudoso humor», pero al final todos acabábamos riéndonos, especialmente si Idris estaba en casa. Su risa era muy contagiosa.

    Mi madre se incorporó sobre la barra y me dio un beso en la frente. La miré, sonriendo.- [Mara]Gracias[/Mara].- dijo. Parecía más tranquila al ver que me iba bien. Quizá necesitaba esa charla para «dejarme ir», estaríamos una buena temporada apartados. – [Mara]Idris y yo…tenemos que hablar[/Mara].- aseguró, después de mirar el teléfono.

    – [Mike]Seguro que puedes estar tranquila, hasta el año que viene al menos.[/Mike] – bromeé, aunque no mentía. Me imaginaba a Idris presentándose en el dieciocho cumpleaños de Elle metido en una caja gigante y diciendo «I am the gift» como en el meme de Tyrion Lannister.

    – [Mara]No lo estás arreglando[/Mara]. – sentenció mi madre. Nos volvimos a echar a reír.

    Echaría de menos todo eso cuando me fuera, pero con suerte podría volver y trabajar en la clínica o en la Escuela Legado, aprendiendo más sobre los sobrenaturales y ayudándoles. Lo que no imaginaba es que terminaría por convertirme en uno de ellos de la forma más inesperada.

  • ELFO DE LA LUNA

    IDRIS SOLO-NOVAK

    CASA DE ED Y LUCY

    Bueno, como parece que está de moda y al final todo el mundo ha empezado con el diario, voy a empezar yo también. No sé muy bien desde donde tengo que empezar a contar, pero como mi madre siempre dice, hay que ser educados, así que voy a presentarme en condiciones.

    Me llamo Idris Solo-Novak, soy hijo de Vincent Solo y Mara Novak – bueno mezclaron sus apellidos y eso cuando mamá resucitó pero eso seguro que ya os lo han contado ellos – y hermano de Mike Solo-Novak. Soy medio elfo oscuro, que parece un concepto un poco racista por aquello de que mi piel humana también es oscura, pero no me ofendo porque mi madre siempre me ha enseñado a estar orgulloso de quien soy. Dicho esto, prefiero ‘Elfo de la noche‘ o ‘Elfo de la luna‘, quedan mejor y a la hora de ligar seguro que se nota.

    Mi padre es humano, más o menos, y mi madre una licántropa ex vampiresa – en mi familia no nos aburrimos, siempre tenemos anécdotas para el coche: «Eh, ¿te acuerdas de cuando era una vampiresa? Qué días más perros.» ¿Lo pilláis? ¿Eh? Por lo de que ahora es una licántropa. – así que diréis, ¿de dónde saca lo del elfo de la luna. Bueno, mis padres son mis padres adoptivos, me acogieron cuando mis padres biológicos fueron asesinados antes de la Guerra de Moondale. Mi padre se llamaba Abel Moreau y era El Consejero de Z, el tipo ese que la lió gorda. De mi madre sé menos, porque no la conocía nadie del círculo de Z. La tía Sarah se encargó de comunicarse con gente de la isla para preguntar y me contó que ella era la elfa de la luna y que mi padre confiaba en el sueño de Z por conseguir un sitio seguro para ambos, porque a ella la habían perseguido toda su vida.

    No suelo contárselo a mamá ni a papá, pero recuerdo más al asesino que a ellos. A veces sueño que corro mientras una sombra me persigue, cubriendo cada vez más espacio, hasta que me despierto sobresaltado. Sé que era el Rey Negro, por eso nunca he querido ir a la Isla para saber más de mis padres, no quiero saber nada de la gente que confió en su asesino.

    Seguro que os parece que soy muy sincero, contando así todo esto. Mi padre no puede mentir, por mucho que lo intente, es imposible, por una cosa que le hicieron cuando nació, en su mundo – ya os dije que teníamos muchas conversaciones para el coche – y cuando se ponía nervioso empezaba a decir todo lo que se le pasara por la cabeza, así que al final yo había acabado acostumbrándome a decir la verdad. Bueno, alguna vez la decía un poco a medias porque mamá siempre decía que le había salido un poco rebelde. Para calmado ya estaba Mike, yo le añadía un poco de especia a nuestra vida. Vale, sí, hay algo que no os he contado, mamá me está ayudando a escribir, quería parecer culto.

    Me acuerdo de cuando nació Mike, todo el mundo estaba nervioso y me observaba, sobre todo cuando me lo enseñaron por primera vez. Tengo recuerdos tenues, pero sé por las fotos que alguien había llorado y todo cuando lo cogí en brazos y le sonreí. En aquél momento no tenía ni idea, claro, pero ahora sí sabía por qué. Todo el mundo tenía miedo de que por ser adoptado tendría miedo de que Mike me quitase el sitio o lo quisieran más. La verdad es que sería dramatizar decir que alguna vez lo pensé, para mí la llegada de Mike fue una alegría, tenía un hermano, un amigo con el que jugar. Nos habíamos peleado alguna vez por la consola, pero por norma general me gustaba ser el hermano mayor guay de Mike que cuidaba de él. También me hacía sentir especial el orgullo que tenía mamá cuando me veía con él. Bueno y la verdad es que Mike era un hermano menor de lujo, así que lo hacía más fácil.

    Tampoco os penséis que todo es fácil, que a mí me de igual salir de mamá no quiere decir que a los otros niños no. Por desgracia había niños que me miraban diferente por mi piel y niños que se burlaban de ser adoptado, porque yo nunca me había avergonzado. Pero al final, aunque algún día terminase afectado, aprendí a ser como soy ahora y a reírme de lo seria que era la vida a veces. Al final la familia la eliges, igual que todo, y la sangre dice poco o nada. Lo que cuenta son las cosas que compartimos y que estén ahí cuando los necesitas. Para mí habían estado ahí desde el momento en el que me conocieron y ese amor vale más que mil litros de sangre. Por cierto, mamá no llora a menudo pero creo que ahora lo está haciendo.

    Bueno, pues eso, ése soy yo. Qué más, a ver. Vivo en Louna, pero acompaño muchas veces a mis padres a Moondale cuando van a ver a sus amigos o cuando mamá tiene que ir a hacer algo a la Escuela Legado. Así aprovecho para ver a los demás, que también son diferentes y me caen bastante bien. Vale, y hay chicas guapas, bueno y chicos, soy un hombrecito libre y adolescente, ¿qué esperáis?

    Este día ha estado bastante bien, ha sido toda una aventura cambiar de cuerpo con mi madre. La pena es que no conseguí ligar con nadie. Mamá deja de mirarme mal, es raro verme frunciendo el ceño. No tengo la culpa de que el mundo esté lleno de gente guapa.

    No sé qué más contaros. A ver, ah sí, tengo un poder, puedo congelar cosas, lo descubrí hace poco pero hizo que el último verano fuese la caña. De mayor me gustaría ser como los Moondies y luchar contra los malos para salvar el día. Si consigo que el tío Daniel me regale dos katanas sería como Drizzt Do’Urden, solo me faltaría tener una pantera negra de compañero. Mi madre era una loba de color negro así que estaba cerca. Además, me llamaba Idris, la gente podría llamarme Drizz fácilmente. Tenía que empezar a convencerlos, luego tendría que convencer a Daniel de que me hiciera las katanas, sería más fácil que convencerlo de casarme con su hija. Era una suerte contar con mi carisma natural.

     

  • PRIMERA LÍNEA

    VINCENT SOLO | BARRIO OESTE

    Me lancé contra el joven y ambos caímos al suelo, a un metro escaso de donde acababa de caer un trozo de fachada del edificio. Me puse en pie y le señalé al chico un portal cercano donde un grupo de gente se estaba guareciendo. Él se marchó dándome las gracias a apresuradamente.

    Miré hacia el frente. La calle estaba vacía y el silencio se mezclaba con el caos en una rápida sucesión. Hacía media hora que la batalla se había desatado en las afueras del Barrio Este, a no muchos kilómetros de la Universidad.

    Comprobé el móvil, era un teléfono actual pero con carcasa a prueba de todo para su uso en guerras, Fenris los había distribuido para mantenernos todos en contacto en caso de emergencia. No sé si me alivió no ver ninguna llamada ni mensaje o me preocupó.

    No sabía nada de Mara desde que se había quedado en su posición junto a Lucy, Rebecca, David, Desiree y Kuruk para atender a los posibles heridos y coordinar un refugio. Al haber estallado el conflicto en el Barrio Este, el refugio designado era la Universidad, al igual que si hubiera sido en el Barrio Oeste, habría sido la Nave.

    Eché a correr por la calle vacía oliendo el polvo de los escombros, restos desprendidos de las fachadas de algunos edificios al recibir los proyectiles de todo tipo que teñían el cielo de colores. El día anterior la gente había festejado y desfilado por las calles junto a las carrozas en la fiesta de Fenris, que no había escatimado gastos como si dedicase una última ovación por su ciudad natal en caso de que cuando terminase la guerra no pudiese reconocerla.

    La situación se alejaba mucho del mejor escenario que había previsto Matias, que el conflicto estallase en el Bosque de los Lobos, pero tampoco era el peor de los que había calculado. Al menos era una suerte que el conflicto no hubiera estallado en el centro ni los barrios norte y sur. No solo eran las zonas más antigüas y emblemáticas si no también las que mayor concentración de población tenían.

    Seguí corriendo. Mis piernas estaban doloridas de la presión a la que las estaba sometiendo después de la mala caída apartando a ese chico. El traje que había confeccionado Lucy se adaptaba como un guante y era lo más parecido a «ir desnudo» pero yendo protegido. Aun así, uno de los ladrillos me había golpeado en la tibia y en cuanto enfriase me iba a doler bastante. Sería una suerte si esa era mi mayor preocupación.

    Frené justo a tiempo de evitar un trozo de metal que se estrelló contra la acera, unos metros más allá y me habría empalado vivo. Mi corazón estaba desbocado y solo podía pensar en que si moría, jamás podría ver crecer a Idris o entablar una relación verdadera con Mara.

    Y pensar que hacía unas horas todo parecía a punto de salir mejor. Beatrix estaba despierta y en nuestras manos, solo habría hecho falta avisar a Z en ese preciso momento, pero fue imposible. El bando negro puso todo el poder en sus manos para hacer imposible el acceso a su «líder» y convirtió el Palacio en una fortaleza impenetrable.

    Habíamos pensado llevarla con nosotros antes de que estallase el conflicto, pero corríamos el riesgo de que cayera en manos de la Iniciativa y de cualquier forma, el bando negro pelearía cuando fuese descubierto. Necesitábamos esperar a que Z no estuviera en el epicentro, así que Beatrix descansaba ahora en la Nave bajo la supervisión de Mia, Keli, Karen, Aphrodite y Winston, preparados para llevarla frente a él en cuanto fuese posible.

    Cuando llegué al cruce de calles vi a una mujer guepardo enfrentarse contra un hombre pantera salvajemente. Sus garras surcaban la carne del otro en un duelo igualado. A su lado estaba King, sus ojos brillaron mientras desgarraba el cuello con sus dientes a una muchacha de piel roja y colmillos prominentes.

    No pude hacer nada por ella, pero corrí igualmente a enfrentarme a King desenfundando los katar que llevaba a la espalda. Él me miró con una perversa sonrisa, estaba disfrutando de mis ganas de venganza por lo que le había hecho a Mara, aunque mis posibilidades contra él no eran las mejores.

    Sacó las garras y enseñó sus acentuados colmillos en una sonrisa mientras llegaba hasta él, entonces vi algo por el rabillo del ojo y frené. King me observó, confuso, el tiempo suficiente para que un coloso de titanio chocase contra él. De haber sido un humano, King habría muerto en el acto, pero al ser una Abominación soportó el embiste y siguió luchando contra Oliver. A veces hay que saber tener la mente fría incluso cuando la rabia te ciega. Oliver era un buen contrincante porque no sería capaz de contagiarle.

    Además, mi trabajo principal era poner a salvo a los civiles. Seguí avanzando para ayudar a April a levantarse. Tenía una herida fea en una pierna provocada por una esquirla. No había podido evitarla al estar concentrada para intentar anular a ‘Union’, la telépata que coordinaba a Adams Zero.

    Mientras dejábamos atrás a King y Queen, cogí el teléfono con la mano libre y llamé a Keli.

    – [Vincent]¿Estás lista?[/Vincent] – pregunté. El poder de Keli era incalculable como demonio puro, pero al estar confinada en su cuerpo actual y vinculada a la cadena, había mermado considerablemente, así que había tenido que concentrar sus energías desde el inicio del combate para llevar a cabo una jugada que la dejaría incapaz de poder hacer mucho más que dar golpes con superfuerza, que no era poco.

    – [Keli]Los que deberíais estar listos sois vosotros[/Keli].-sentenció con el orgullo propio de la juventud, aunque fuera relativa en su caso, una demonio de a saber cuantos siglos de antigüedad.

    – [Vincent]Voy a avisar al resto.[/Vincent] – respondí. Colgué y envié un mensaje a todos los terminales ‘Preparaos para el salto‘. No todos tendrían tiempo de poder mirar el teléfono, especialmente los Moondies que estaban en pleno epicentro del combate, pero todos estábamos preparados para el plan y con suerte el mero hecho de sentir el móvil vibrar les valdría de aviso.

    Pronto el cielo se tiñó de azul oscuro alrededor de una figura que se alzaba flotando en el cielo. Allí, Keli era un blanco fácil, pero nadie tendría tiempo suficiente para hacer nada.

    April se sentó en el suelo y asintió. Yo me mantuve en pie, concentrándome para no caer. Esperaba el momento, pero nunca llegaba, así que cuando parecía que no iba a pasar, pasó, junto con una oleada de vértigo que me dejó algo mareado.

    Me froté los ojos y miré a mi alrededor. April estaba sentada ahora en el verde y frondoso prado, cerca de uno de los altos árboles del Bosque de los Lobos. Perdidos entre los troncos veía a ambos bandos desorientados por el cambio de localización. Keli lo había conseguido, nos había teletransportado a todos, poniendo a salvo la ciudad.

    – [April]Cuidado.[/April] – gritó April. Desorientado y mareado como aún estaba, no esquivé a tiempo a King, que de un golpe me lanzó contra un árbol cercano. Sentí un fuerte pinchazo en la espalda, me había roto algo, pero no tenía tiempo a comprobarlo.

    Me puse en pie, dolorido, apoyando la espalda en el tronco del árbol. Solo tenía un katar en la mano, el otro había caído demasiado lejos. No había nadie que pudiera ayudarme, April no podía usar su telepatía contra la mitad vampiro de King. Me preparé para lo que sucediera, pero nunca estaría listo para despedirme del futuro que ahora parecía que iba a tener.

    Como no podía hacer nada, hice lo que hace la gente cuando no le queda nada más a lo que aferrarse y recé. No a las creencias que me inculcaron, porque esas fueron forzadas por unos tiranos, recé al dios de Mara, tal y como le había visto hacer a ella. Pedí ayuda para poder vivir un día más y si no era posible, que Mara e Idris estuviesen siempre a salvo y jamás les faltase de nada.

    Me preparé para las garras de King, y entonces le oí gritar. Abrí los ojos y vi a King elevado varios metros sobre el suelo, atrapado en un remolino de arena que rasgaba su piel. Magnolia estaba frente a mí, con las manos levantadas. Con un movimiento concentró la arena del remolino y mandó a King volando más allá del bosque. No nos molestaría en el resto del día.

    – [Vincent]Gracias.[/Vincent] – dije a Magnolia, que me dedicó una sonrisa amable.

    El corazón me latía a toda velocidad, mis manos pedían coger el teléfono y llamar a Mara, confesarle cómo me sentía de verdad antes de que otro King apareciese y esta vez no tuviera tanta suerte. Pero ni en una guerra conseguí reunir el valor por miedo a perderla.

    Entonces una vibración me sobresaltó. Comprobé el teléfono y vi que era un mensaje de Mara. Lo abrí, era una foto de un bote de Nutella. Allí, en el bosque, en mitad de una guerra y habiendo estado a punto de morir, sonreí.

    Le respondí con el símbolo de una cuchara y el de una copa de vino. Guardé el móvil y di gracias por continuar en pie, pero tenía que tener cuidado para seguir estándolo. Acompañado de Magnolia, April y Oliver, nos adentramos en el bosque. Peinaríamos los alrededores de la masa del combate y nos aseguraríamos de cuidar a los heridos y librarnos de los atacantes que pudiéramos. Ya había suficientes personas en ese caos central. Solo me quedaba ayudar y rezar también porque todos pudieran volver a casa con sus familias.

  • INMACULADA DECEPCIÓN

     

    Mara | Hotel White Candle

    NOCHE | 19 DE ABRIL

    marabn080716

    Idris se había quedado dormido sobre el pecho de Karen y cada vez que intentábamos que volviera al cochecito, empezaba a llorar como si estuviera endemoniado. No era pediatra, ni psicóloga infantil, pero podía afirmar casi con total seguridad que a este niño, a sus escasos dos años de vida, le gustaban las mujeres.

    – [Karen]Cariño, la tía Karen tiene que irse a bailar porque estoy soltera y casi entera, así que tienes que irte al cochecito[/Karen].- intentó explicarle, pero el pequeño lo único que hacía era berrear.

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  • TU SAETA

    TU SAETA

    Sasha | Hotel White Candle

    NOCHE | 19 DE ABRIL

     

    sashaboda280616

     

    Miré un par de veces la instantánea que tenía entre mis manos. Sarah me había convencido para pasar por la zona que llamaban ‘Photoshoot’ y me había animado a hacerme unas cuantas fotos, una de ellas con unas enormes gafas blancas en la que aparecía poniendo morritos. En otra, que se había quedado Sarah, salíamos las dos espalda contra espalda, formando una pistola con las manos. A veces me preguntaba si cuando estaba junto ella era yo misma o una versión mejorada y no podía evitar sentirme abrumada.

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  • QUE BIEN

    QUE BIEN

    Vincent C. Solo | Hotel White Candle

    TARDE | 19 DE ABRIL

    vinceboda

    El tiempo pasaba y los conflictos que parecían un futuro inmediato, no estaban más cerca de resolverse. No me refería solo a la evidente guerra que iba a estallar en el Condado que me había acogido y que por tanto se convertía en mi guerra, sino también por la mafia controlada por Kento que había infestado Louna y a la que aún no habíamos conseguido hacer frente.

    Hacía un par de meses habíamos detenido a un tipo. Medio demonio, lo descubrimos después de que Bill se quedase a solas con él en la sala de interrogatorios. Dijo todo lo que sabía de la organización de Kento, pero cuando estaban saliendo los mejores detalles se mostró errático, tomó su forma de demonio e intentó atacar a Bill antes de caer al suelo, muerto en el acto sin que nadie le hubiese tocado. Karen y yo llegamos a la sala justo para verle caer y ella nos contó que había sentido una presencia salir del lugar cuando murió, y no el espíritu del muerto, sino otro.

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  • TODOS BUSCAMOS UNA LUZ

    TODOS BUSCAMOS UNA LUZ

    Daniel Arkkan | Aleion

    DESCONOCIDO

    danielwhite

    Tomé un giro cerrado a la izquierda y traté de despistar a los nuestros perseguidores. Agaché la cabeza y sentí el silbido de un proyectil mágico lanzado sobre mi cabeza.

    – [Ed]No pensé que le fuera a molestar tanto a Vincent que cogiéramos un coche prestado en su mente.[/Ed] – se quejó Ed, que intentaba retrasarles con su magia, pero era difícil dar en el blanco cuando vas en un coche que parece salido de la ‘Liga de los Hombres Extraordinarios’, ascendiendo por las calles estrechas del centro de una ciudad.

    Cuando observé el enorme terreno del subconsciente de Vincent, con esa enorme ciudad de marfil y los barcos surcando el cielo, no imaginé que terminaría robando un coche para atravesar la ciudad a toda velocidad y conseguir llegar al subconsciente de Mara en un barco volador que estaba a punto de irse. Ni tampoco que nos perseguirían con tanto ímpetu, pero al parecer el subconsciente de Vincent era demasiado realista.

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  • SIMPLEMENTE FRANK

    SIMPLEMENTE FRANK

    Diarios de Destino | Moondale – Andem

    ANOCHECER

    frankumbra080216

    La chica de tez pálida y pelo oscuro yacía en brazos de Frank. La sangre en su cuello, de un rojo intenso, manchaba las manos del muchacho, que no era la primera vez que la sostenía así.

    En su cabeza zumbaban los recuerdos de sus otras vidas, pugnando por salir al exterior y hacer algo con esa chica. Rematarla en el caso de su lado más oscuro, alimentarse de esa vida que sus manos intentaban que no se escapase de su cuerpo. La otra, al contrario, luchaba por salvarla.

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