Moondale

Etiqueta: Violet Death

  • EN LAS MANOS DEL ENEMIGO

    JAMES BARNES

    REFUGIO, LUNA VILTIS – MEDIODÍA

    Me desperté como si estuviera aún dentro de un sueño. No era extraño, tampoco, porque la última semana había podido encajar perfectamente en una ensoñación desde que aquellas personas aparecieron y mi vida cambió por completo.

    Traté de mover las manos, pero estaba atado. Me sorprendí porque me sentía más…grande, más fuerte, pero no podía saber por qué. Miré a mi alrededor, era una sala de paredes lisas, cuyos extremos no podía ver desde donde estaba. A ambos lados unas grandes vigas de cemento sostenían el techo. Al parecer yo estaba atado a una de ellas, junto a otras tres personas a las que no conocía.

    Era necesario rectificar lo de sueño, eso parecía una pesadilla, tanto como lo había sido descubrir que padre, que siempre había odiado la magia, era parte de un ser mágico que controlaba no solo mi mundo, si no muchos otros. ¿En qué me convertía eso? ¿Podría hacer magia? ¿La tenía latente en mí?

    Seguí mirando la sala, porque aquellas preguntas que llevaban días rondándome no iban a tener respuesta de pronto. No sabría explicarlo, pero me sentía distinto, incluso mi nariz, vista desde mis ojos, parecía diferente. Igual me había vuelto loco y eso lo explicaba todo, loco como decían algunos trabajadores de padre que te podías volver si leías mucho.

    Me giré y vi que la persona que tenía más cerca, un hombre a mi derecha con el pelo rapado y ropas extrañas, estaba echado hacia delante, con el mentón reposando sobre el pecho. Debía estar dormido, pero muy profundo. A mi izquierda tenía a una mujer de pelo oscuro y marcas metálicas en los brazos, que llevaba desnudos. Decidí no mirarla demasiado mientras ella también dormía. Tras ella, más allá, se veía un tipo grande y calvo, de piel oscura y aspecto de caballero de los de las historias. Todos dormidos menos yo.

    Después de memorizar cada rincón vacío de aquella sala, mis ojos se posaron en mis pies, más largos de lo que recordaba y vestidos en unas ropas que no conocía como mías. ¿Alguien me había cambiado? Me sonrojé y el estómago me dio un vuelco por la vergüenza de pensar a alguien viéndome sin vestir.

    Traté de liberarme, pero descubrí que no estaba atado por cuerdas si no por unos aros de metal, por lo que pude ver en los demás. La cara me picaba, habría dado lo que fuera por rascarme, y por saber por qué me picaba así. Era como si tuviera barba, pero mi cara era como un terreno baldío en el que el pelo parecía no asentarse. Tampoco me había importado nunca, no me gustaba la idea de tener barba, ¿así que por qué parecía que ahora tenía? De hecho si sacaba los labios hacia afuera podía ver una especie de bigote en la parte superior. ¿Cuanto tiempo había dormido?

    En mitad de aquél silencio sepulcral, la persona a mi derecha abrió los ojos rápidamente y escuché su respiración agitada. Esperé, sin decirle nada, viendo como luchaba contra la confusión hasta que sus ojos se toparon conmigo.

    – [James]H-hola.[/James] – saludé. Aquél hombre tenía una cicatriz surcándole un lado de la garganta que le daba un aspecto más peligroso. Si es que podía parecerlo a un más, con unas facciones tan severas como las suyas.

    – [Laura]¿Quién eres?[/Laura]- preguntó, con un tono que no encajaba con sus facciones. Parecía perdido, incluso asustado.

    – [James]S-soy James, ¿y tú?[/James] – en ese momento me di cuenta de que estaba hablando de más.

    – [Laura]No me lo creo[/Laura].- replicó, poniendo una mueca.

    – [James]¿P-por qué no te lo crees?[/James]

    – [Laura]Podrías estar mintiendo.[/Laura]

    – [James]N-no te miento. Ni siquiera sé quién eres.[/James]

    – [Laura]Soy Laura.[/Laura] – dijo. Reconocí el nombre de la muchacha que me habían presentado hacía unas pocas horas. Fue una de las primeras personas que me encontré al llegar a aquel navío metálico y recordaba pensar que nunca había escuchado ese nombre. Después conocí unos cuantos más que jamás había oído.

    – [James]No puedes ser Laura. Eres..[/James] – era un hombre, pero después de pasar unas horas observando las conversaciones de mis nuevos…amigos, había llegado a la decisión de que tenía que mirar varias veces lo que decía sobre…casi todo. Eso de momento significaba que me había quedado callado.

    – [Laura]Mi cuerpo está en otro sitio. A saber dónde.[/Laura] – dijo, mirando hacia sí.

    – [James]¿Ese no es tu cuerpo?[/James] – pregunté. Me sentí como un estúpido porque literalmente acababa de decir eso mismo y que era la Laura que había conocido antes, que desde luego no se parecía en nada a ese hombre.

    – [Laura]Estas piernas no son mías.[/Laura] – pensé que ella notaría más el cambio al ser tan…marcado. En mi caso me había sentido raro desde el principio, diferente, pero parecía un rumor en mi cabeza, como si me hubiese despertado desorientado. Mis piernas parecían más largas pero tampoco podía comprobarlo seguro, me sentía más ancho y en general más grande, pero no tenía forma de saber si era verdad sin verme.

    – [James]¿De qué…color es mi pelo?[/James]

    – [Laura]Castaño oscuro.[/Laura]

    Era una tontería, pero algo tan distintivo acerca de mí, que había destacado toda la vida por eso y por ser delgado y debilucho, me desorientó. Aquél no era mi cuerpo, estaba en el de otra persona. En mi cabeza se reprodujo la escena en la que mi padre luchaba contra los Daë, con su voz cambiante y su aspecto difuso. No sé si fue el miedo a lo que me estaba pasando o el alivio de que no fuera una señal de ser como él, pero empecé a sentir una sensación de vacío en el estómago muy desagradable.

    – [Laura]¿Eres James… el de la nave?[/Laura]

    – [James]Sí, nos…nos presentaron ¿Bueno eres…eres ella?[/James]

    – [Laura]Eso creo.[/Laura] – respondió asintiendo. Era difícil saber si mentía o decía la verdad con ese rostro tan distinto.

    – [James]¿Qué ha pasado? ¿Qué hacemos aquí en lugar de estar con los demás?[/James] – puse mi esperanza en que me diera una respuesta, algo, lo que fuera, que confirmara que no era esto mismo lo que le había pasado a padre. Parecía tan distinto, había dicho que era parte de Antailtire, ese ser que gobernaba y controlaba no solo mi mundo si no decenas más, pero ¿y si era esto mismo?

    Escuché un ruido brusco y vi que el cuerpo del gigante que estaba atado al igual que nosotros abría los ojos y miraba a su alrededor desconcertado. – [Niall]¿Que está pasando aquí?. Yo no me he apuntado a ninguna sesión de sado.[/Niall]

    – [James]¿Tu también eres uno de… de los amigos de Vera?[/James] – pregunté mirándole mientras se observaba el cuerpo.

    – [Niall]Bueno, nunca he cruzado más de dos palabras con la muchacha. Que ya es más de lo que se puede decir de otros. Porque esa es otra. ¿Quiénes se supone que sois vosotros?[/Niall]

    – [Robin]¿Dónde estamos? [/Robin]- me giré y vi que la mujer a mi izquierda estaba también despierta y con aspecto de perdida.

    – [James]Yo soy James, el…. el nuevo. [/James] – no encontré mejor forma de describirme. Desde que había llegado al navío en el que vivían había ido de sorpresa en sorpresa, como si todo fuera un sueño del que pronto despertaría. No me había dado tiempo a conocer a casi nadie, había tantas caras, tantos nombres y tantos aspectos diferentes que…estaba sobrepasado. Aquella noche me había costado mucho dormir.

    – [Niall]Que vas a ser James. James es… pelirrojo.[/Niall] – dijo. A continuación se presentó como ‘Niall’ y me paré a intentar recordarlo. La muchacha a mi izquierda tenía dentro también a una mujer llamada Robin que había llegado a la vez que yo. Aun así me veía más como el nuevo.

    – [Laura]¿Dónde están nuestros cuerpos?[/Laura] – preguntó Laura.

    – [Violet]Vuestros aburridos cuerpos están ahora a disposición de mis… em, asociados.[/Violet] – una voz femenina venía del fondo del pasillo. Escuché sus pasos a medida que se acercaba. Era una mujer de pelo oscuro y piel pálida, vestida con ropas negras en su mayoría. Se colocó delante de nosotros y sonrió como lo hacía Jonas Collier cuando perseguía a las palomas lanzándoles piedras.

    – [Niall]Mira pava no se de que me estás hablando pero ya estás tardando en soltarme.[/Niall] – el hombretón se removió para liberarse pero no pudo.

    – [Laura]¿Qué asociados? [/Laura]- preguntó Laura con un temblor en la voz.

    La mujer se agachó frente al cuerpo en el que ahora estaba Niall y lo miró fijamente. – [Violet]La próxima vez que me llames pava te convertire en uno y te trinchare vivo. [/Violet]- sentenció. No sabía por qué le había molestado tanto que la llamase como a un ave, pero supuse que eran cosas del futuro. – [Violet]Mis asociados son los de los cuerpos que estáis ocupando[/Violet] – aclaró volviendo a ponerse frente a todos.

    – [Robin]¿Qué podemos hacer para que nos liberes?[/Robin] – no sé si era Robin o la cara de la asociada de aquella mujer, pero parecía tener mucha determinación.

    – [Violet]¿Liberar?[/Violet] – la mujer soltó una risotada. Parecía uno de aquellos adictos a la coralina que deambulaban por el puerto. Reían como locos y siempre me había dado miedo lo impredecibles que podían ser. – [Violet]Cuando maten a todos vuestros amigos o los apresen, acabareis igual. Aunque tú has tenido mala suerte, en ese cuerpo puede que te mate antes. [/Violet]- añadió, mirándola fijamente. No entendí cómo podía querer matar a alguien que decía que era su «asociada».

    – [Robin]Las cosas no funcionan así.[/Robin]- le replicó.- [Robin]Lo podemos solucionar hablando. Si me dejaras, verías que soy muy agradable y entenderías que no es necesario matarme.[/Robin] – razonó. Me sorprendió la facilidad con la que seguía hablando sin mostrar miedo pese a que acababa de amenazar con matarla. El grupo había ganado mucho más con su incorporación que con la mía, donde ella era valiente y firme yo era…un estorbo.

    – [Violet]En realidad me da igual, moririais todos si al Pensaer no le interesara saber de dónde habéis salido. [/Violet]- ese nombre, ‘El Pensaer’, juraría haberlo escuchado antes.

    – [Robin]Pues es injusto. Que lo sepas.[/Robin] – sentenció. No se amedrentaba, ojalá fuera más como aquella mujer.

    – [Violet]La vida no es justa hasta que la coges entre tus dedos y la exprimes. [/Violet]- se acercó a ella y le agarró la cara con fuerza, apretando sus mejillas. No sabía qué hacer para que la dejase y en mi cabeza solo había una cosa, así que hice lo único que podía hacer, hablar.

    – [James] ¿Q-quién es el Pensaer? ¿Por qué… Por qué nos hacéis esto? [/James]

    La mujer se apartó y nos miró uno a uno, con la misma sonrisa de Jonas. – [Violet]Antailtire, el Soberano de estos mundos. Si es vuestro enemigo y no lo conocéis es que sois más tontos de lo que pensaba.[/Violet] – rió de nuevo y se dio la vuelta para marcharse. Antailtire, el Pensaer, mi padre. Estaba detrás de todo esto.

    Laura apoyó la cabeza contra la columna y cerró los ojos, superada. La entendía, eso era demasiado para mí también.

    – [Niall]El cuerpo de este tío es una mierda para estar tan mamadisimo. Tiene que tener alguna otra clase de poder.[/Niall] – escuché a Niall aún forcejeando, no se rendía. – [Niall]Dos nuevos en el grupo y dos que no queremos estar aqui. Cómo para no saber de quién habla. [/Niall]

    – [James]Quizá…q-quiza por eso nos han elegido, porque pensaban que no nos… que no íbamos a pelear[/James]. – comenté, después de pensar en las palabras de Niall. Robin y yo éramos nuevos completamente, apenas nos conocía ninguno. Y ellos, según sus palabras, asumí que no querían estar allí.

    – [Robin]¿Estos cuerpos no tienen poderes?[/Robin] – preguntó Robin, también sin rendirse.

    – [James]Yo no… no sé… no sé nada.[/James] – llevaba toda la vida buscando la magia y ahora que la había encontrado…sí, era maravillosa pero estaba descubriendo cosas que no había deseado.

    – [Robin]Este cuerpo no es mío. Me da igual hacerme daño si con eso me libero.[/Robin]- aclaró Robin, removiéndose. La vi mover con ímpetu las manos hasta que de pronto escuché un ‘crack’ que resonó en mi mente. Con el corazón acelerado, vi como repetía el proceso con la otra muñeca. Ya con ellas libres, se las colocó con un nuevo crugido. – [Robin]Esta mujer no es humana.[/Robin] – dijo, pero ya apenas la oía. Mis oídos pitaban. Ver sus manos en una posición imposible me había dado pánico, pero el ‘crack’, ese sonido horrible resonó en mi cabeza y noté que me iba.

    Abrí los ojos, desconcertado. Me sentía extraño, observado por gente a la que no conocía de nada. Tardé unos minutos en recordar lo que estaba pasando y algo más en tratar de tranquilizarme.

    – [Niall]Anda que si llegas a ver algo de sangre.[/Niall] – dijo el gigante cuyo cuerpo estaba ocupado por Niall. Estaban todos libres, incluido yo.

    – [James]Lo siento es que su… mano estaba en una postura…[/James]- dije llevándome una mano a la frente, que tenía húmeda por el sudor frío.

    – [Robin]No está bien reírse de los sentimientos de los demás.[/Robin]- inntervino Robin.- [Robin]En vuestro mundo la gente es muy poco correcta.[/Robin] – Niall pareció sentirse mal y quise decirle que no pasaba nada, pero agradecía también que Robin me defendiese, a su lado me sentía más seguro.

    – [Violet]¿De verdad pensabais que lo que los iba a retener aquí eran unas cuerdas?[/Violet] – la voz de la mujer se acercó hasta nosotros a medida que su silueta se enmarcaba en las sombras. A su alrededor se veían unas figuras. Cuando se colocaron bajo la luz vi que eran esqueletos, cuerpos animados que se movían hasta nosotros, armados.

    – [Laura]Estupendo.[/Laura]- escuché murmurar a Laura. Quizá lo dijo con voz normal, pero la escuché como si estuviera muy lejos. Un sudor frío me recorrió la columna y volví a notar cómo me caía.

    – [Robin]Si está muerto, se levantará con los esqueletos.[/Robin]- parecía Robin, pero ¿qué era un Robin? Ya no lo sabía, solo reconocía la negrura que me rodeaba.

  • CAMBIO DE CORAZÓN

    4×09 – A CHANGE OF HEARTS

    DIARIOS DE DESTINO

    VALLE DE LA CAÍDA, LUNA VILTIS

    En el «Valle de la Caída» como lo llamaban los habitantes de la Luna Viltis había aparecido hacía varios días un refugio excavado en la pared de una ladera. A primera vista nadie era capaz de distinguirlo en aquellas vastas tierras, tal y como pretendían los que lo habían hecho.

    La magia de Violet había horadado la piedra y mantenía ahora oculta también la entrada. De esa manera habían podido permanecer más o menos cerca de la nave estrellada que daba nombre al valle, cerca de aquellos aspirantes a héroes que se interponían en el camino de Antailtire.

    Cinco de los seis miembros de la mano que habían ido a la Luna como parte de su misión estaban allí dentro. – [Asia]Ya han vuelto todos.[/Asia] – indicó Asia, con sus ojos perdidos en la inmensidad de la información que tenía en su cabeza. Cuando la Nave había estado vacía había aprovechado para conectarse al sistema interno de cámaras y había ido monitorizando quiénes entraban y salían hasta que al fin estuvieron todos. Dos más de los que habían identificado anteriormente. – [Asia]Les he escuchado hablar, la llamada Ruby ha descubierto que hemos estado allí.[/Asia] – explicó. – [Asia]Alguien no ha tenido cuidado.[/Asia] – añadió mirando hacia Violet sin disimulo.

    – [Violet]¿Me estás mirando a mí?[/Violet] – le espetó la nigromante. Estaba lista para descargar toda la ira que acumulaba contra aquella mujer mitad máquina.

    – [Jack]Deberíais haber purgado vuestros problemas antes de venir.[/Jack] – comentó Jack sin alzar la mirada, dando vueltas entre los dedos a un rosario.

    – [Snake]No es el momento.[/Snake] – intervino el frío asesino conocido como «The Snake». – [Snake]Hay que prepararlo todo.[/Snake] – añadió.

    – [Hector]Ahriman no está. No sé dónde ha ido.[/Hector] – les recordó Héctor, el enorme caballero del yelmo astado. Ahriman, aquél engendro sacado de las profundidades de Dyavol, se había marchado hacía unos días. No trabajaba en equipo y la mayoría de los presentes agradeció que se fuera. Ya lidiaría Antailtire con él por desobedecer las órdenes.

    – [Jack]»Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos.»[/Jack] – recitó Jack. Violet puso los ojos en blanco como cada vez que citaba su libro santo. – [Jack]Aún así me alegro de que hayamos separado nuestros caminos.[/Jack] – añadió.

    – [Asia]Antailtire lo envió como seguro. Si fallamos, él se encargará.[/Asia] – les corrigió Asia, pese a no estar tampoco demasiado segura. Le costaba admitir que aquél ser pudiera encargarse de algo de lo que los otros cinco, especialmente ella, no pudiera.

    – [Violet]Mi magia no falla.[/Violet] – sentenció Violet.

    – [Asia]Tampoco mi plan.[/Asia] – le replicó Asia. – [Asia]¿Tienes claros los objetivos?[/Asia] – le preguntó, cambiando de tema.

    Violet la observó con desdén. – [Violet]Afectará a todos los de la Nave y todos los de aquí, excepto a mí.[/Violet] – explicó una vez más, como si recitara una lección del colegio. – [Violet]Y los que tenéis que tener claros los objetivos sois vosotros.[/Violet] – añadió. – [Violet]Yo me limitaré a lanzar el conjuro y vosotros tendréis que estar pensando en la persona con la que vais a cambiar.[/Violet] – puntualizó. La magia permitiría sacar el alma misma de cada uno de ellos y traspasarla al cuerpo de otro. Cuando los demás estuvieran allí dentro, llevando caras conocidas, sacarían toda la información que pudieran y acabarían con ellos de manera rápida. Asia había perfeccionado el plan, por mucho que Violet odiara admitirlo, pidiendo que los de allí dentro cambiaran también entre sí, así aprovecharían la confusión para que no les detectaran.

    – [Asia]¿Todos listos?[/Asia] – preguntó. Hector, The Snake y Jack asintieron.

    – [Violet]Eso siempre.[/Violet] – dijo Violet. Los demás se apoyaron cada uno en una columna de metal macizo y Asia ocupó su lugar en la cuarta. Entonces Violet procedió a atarlos a todos uno a uno, de manos y de pies, inmovilizándolos contra las columnas.

    Entonces empezó a recitar unas extrañas palabras y un  halo se alzó desde el mismo suelo cubriendo el refugio y extendiéndose hasta cubrir por completo la nave. – [Violet]Sayonara, baby.[/Violet] – se despidió. Segundos más tarde, las almas empezaron a bailar.


    OWEN Y AMY

    Owen se acercó a Amy, llevaban el suficiente tiempo separados y había muchas cosas de las que hablar, pero Amy no se sentía en ese momento con la fuerza necesaria como para hacerlo. Cuando le vio, buscó la manera de poner una excusa, pero entonces sintió como si su ser, toda su esencia, le fuera arrebatada de su cuerpo. No tuvo tiempo de ver que a Owen le pasaba lo mismo. Le percibió más cerca que nunca, con sus almas orbitando entre sí hasta que algo tiró de ellas de nuevo y las ancló a la tierra, a un cuerpo, solo que esta vez no era el suyo propio. Amy se miró las manos y las notó más grandes, pero mucho antes que eso percibió, o más bien dejó de sentir, a su otro yo. Ya no estaba conectada a la loba, estaba más sola que nunca. Echó a correr hacia la zona común sin dejar tiempo a que Owen fuera consciente de lo que pasaba.

    XANDER Y JANE

    En la cocina, mientras tanto, Xander cocinaba, brindando a Jane de un silencio que necesitaba , no solo en sus oídos si no en su propia cabeza. Ella se afanaba en convertir los pocos productos que tenía a mano en algún postre que le llevase un tiempo, para acallar los recuerdos del hombre que había muerto para que ella tuviera ese nuevo y temible poder. En ese momento ambos sintieron el tirón y sus almas formaron brevemente una esfera brillante en mitad de aquella cocina, hasta que intercambiaron sus cuerpos. Nada más verse en el cuerpo de Jane, Xander tragó saliva y mantuvo la vista al frente, sin saber que hacer.

    JULIA Y NATE

    Julia conversaba con Nate mientras movía sus cosas al cuarto. Ella había propuesto dormir con Nate aunque a ella le habían dicho que podía dormir con Zahra ahora que iba a haber menos espacio y casi todos tenían que compartir habitación. Zahra no parecía entusiasmada y Julia le había ahorrado que nadie invadiese su espacio vital aprovechando para acercarse al silente y gigantesco Nate. Él la sujetó cuando el alma abandonó su cuerpo, pero solo durante unos segundos, el tiempo que tardó en ser arrancado también de su propio cuerpo. Cuando sus esencias se desenredaron, ambos se sorprendieron al estar en el cuerpo del otro y trastabillaron al tratar de levantar sus nuevos físicos del suelo.

    MIKE Y DANTE

    Mike acababa de terminar de revisar una herida en un ala que Dante había sufrido en el rescate del Daë. Aplicó un gel antiséptico en su bíceps secundario y aseguró de que con eso y la rápida curación de Dante fuera suficiente. Aprovechó para hablar con su viejo amigo y tratar de no estar siempre tan distanciado del resto, pero su conversación se vio interrumpida por la extracción de sus almas y el consecuente cambio de cuerpo. Mike comprobó en sus nuevas «carnes», que el antiséptico era lo único que necesitaba.

    JAMES, LEKWAA Y JACK

    James sonreía tímidamente mientras Lekwaa le enseñaba la distribución de la nave. Vera había querido hacerlo pero al ser Lekwaa uno de los más «nuevos» había pensado que era uno de los que mejor podía conocer su experiencia de primera mano. James vio el alma abandonar el cuerpo de Lekwaa y sintió como algo tiraba de la suya propia, pero tardó en hacerlo más que en ninguno. No supo qué le pasaba y se preguntó si tendría algo que ver con ser hijo de quien era, pero sus pensamientos se suspendieron cuando su alma finalmente salió a la luz. Ambas esencias giraron hasta que una tercera, desconocida y de un halo diferente, se unió a ellas. Entonces una de las dos sintió el tirón y fue arrastrada de la nave hasta un cuerpo más lejano, el del conocido simplemente como «Jack«. Las otras dos tomaron posesión de los cuerpos que tenían cerca, sin saber ninguno que el otro, en lugar de la persona que habían tenido enfrente, era ahora Jack.

    CHLOE Y BOWIE

    Chloe parecía animada mientras se llevaba los últimos y escasos objetos personales de Ruby al cuarto de Bowie. Había preferido hacerlo ella misma en contra de lo habitual porque estaba deseando compartir cuarto con alguien con más afinidad y sin duda, su futura cuñada era la mejor candidata, aunque aún no sabía como sería en el pasado. Bowie parecía estar meditando, ajena a todo. A Chloe no dejaba de resultarle extrañatodavía muy robótica. Pero cuando el conjuro las alcanzó, el alma de Bowie salió de su cuerpo igual que la de Chloe, intercambiadas de pronto.

    VERA, LAURA Y THE SNAKE

    Vera y Laura estuvieron a punto de chocarse cuando ésta última salió distraída y apresuradamente de su cuarto. Desde lo que sea que les hubiera pasado, Laura huía del cuarto que compartía con Henry cuando antes y se pasaba el día intentando saber que hacer en aquella nave dejada de la mano de todo. Laura se disculpó con una sonrisa y entonces ambas sintieron el tirón. Pero una tercera esencia, violenta y amenazadora, se colocó entre ellas, reemplazando a una de las dos, que se vio arrastrada al cuerpo inmovilizado del asesino ‘The Snake’, en el refugio en el que estaban las Manos del Pensaer. Una de las dos era uno de los enemigos, pero la otra no lo sabía.

    HENRY, NIALL Y HECTOR

    Henry y Niall coincidieron al salir de los baños de la planta superior, Henry saludó y agachó la mirada mientras se lavaba las manos, sin saber qué decir. Niall agradeció que los baños tuvieran cada uno su intimidad, nunca le habían gustado los urinarios de pared y se alegraba de que en el futuro pudieran haberse extinguido. Henry cedió el paso a Niall y cuando estuvieron fuera de la sala, sus esencias se unieron a una tercera que reemplazó a uno de los dos. Uno de ellos despertó en el cuerpo del gigantesco y fornido Hector, mientras que él tomaba posesión de uno de sus cuerpos. Niall, donde quiera que estuviese, al comprender lo que había pasado, agradeció que hubiera pasado después de ir al baño.

    IDRIS Y ELLIOT

    La carcajada de Idris resonó en la piscina después de un chiste que había sonrojado a Elliot. El muchacho aún recordaba el terror de verse en el agua incapaz de hacer nada y había decidido tratar de mejorar como nadador. Aquella mañana Idris había decidido ir también a darse un chapuzón y al ver a Elliot, había intentado que se soltara un poco y se sintiera menos preocupado. De pronto la esencia de Elliot abandonó su cuerpo, que se hundió en el agua y la de Idris hizo lo mismo, cayendo cerca del borde. Cuando sus espíritus se intercambiaron, Idris abrió la boca y tragó agua. Trató de nadar hacia la superficie y vio una mano conocida ayudarle a salir. Al ver su cuerpo llevado por otro soltó una maldición que reverberó por todas partes.

    LEO Y NOAH

    Leo y Noah estaban sentados en la biblioteca, en el cubículo de estudio de Noah, después haber conseguido hablar con su padre – y su madre a través de éste -. Era cada vez más difícil y más raro hablar con ellos porque para lo que ellos habían sido semanas, pronto meses, en su mundo eran apenas días. Acababan de cortar la comunicación cuando sus espíritus se intercambiaron y Noah se despertó en un mundo que de pronto iba mucho más despacio.

    LEXIE Y ZAHRA

    Alguien le había sugerido a Lexie que intentara hablar con la solitaria Zahra para que se sintiera más cómoda. No sabía a quién demonios había escupido para que le tocara a ella una misión más justo cuando había una pequeña pausa, ni por qué habían pensado en ella concretamente. Quizá era una forma de torturarla o alguien había pensado que como las dos podían cambiar de aspecto ya tenían mucho de lo que hablar. Pues no, estaban en silencio, Zahra no tenía la más remota idea de moda ni de casi nada de lo que Lexie conocía. El único momento en el que se sintió más cercana a ella fue cuando sus cuerpos se intercambiaron y Lexie, ahora como Zahra, se pasó maldiciendo casi media hora.

    ELLE Y EZRA

    Elle estaba sentada en la sala común junto a Ezra. Todavía le resultaba abrumador que su primo de otra realidad, el que había sufrido demasiado en un mundo en guerra y no hablaba apenas con nadie, tuviera confianza con ella como para contarle lo que había pasado en su último viaje. Pero desde luego, agradecía poder sentírse útil y le gustaba tener aquellas conversaciones, Elle nunca tendría demasiados primos. Era algo que tenía la suerte de poder decir, porque con ninguno de ellos tenía mala relación. Ambos se quedaron callados en mitad de su conversación, en la que en los últimos minutos quien más hablaba era Elle, y cuando despertaron ella se sintió extraña y perdida, pero notó que no estaba sola.

    RUBY Y SOPHIE

    Ruby subía las escaleras desde la planta inferior, habiendo terminado ya su entrenamiento matinal. Se encontró con Sophie, que bajaba para salir un rato a disfrutar del exterior y vio que perdía el control de su cuerpo y caía por las escaleras. Ruby la cogió a tiempo, justo antes de que ella misma perdiera el conocimiento. Cuando ambas abrieron los ojos, sus roles habían cambiado.

    KAYLEE Y COLE

    Kaylee y Cole se encontraron en la biblioteca. Kaylee estaba investigando los libros de magia que allí había, en papel y digitalizados, mientras que Cole revisaba los tomos en papel en busca de algo de lo que ni él mismo estaba seguro de querer encontrar, algo sobre su parte demoníaca. Kaylee notó la magia flotar en el aire antes de que sus cuerpos se cambiaran, pero no tuvo tiempo a lanzar un contrahechizo. Ahora estaba en el cuerpo de Cole y tampoco tenía armas para deshacerlo.

    ROBIN Y ASIA

    Robin estaba fuera, sentada sobre la nave, allí donde su magia la había transportado. No sabía aún si su decisión de ir con aquellas personas tenía sentido y si su reino no sufriría por ello. Se había dicho que no pasaría nada, que no podía seguir haciendo oídos sordos a los problemas del mundo mientras su reino estaba en paz, ajeno incluso al paso del tiempo. Supo por los demás que la guerra no era solo cosa de las dos naciones rivales, si no de un ser que estaba detrás de todo, un ser llamado Antailtire. Pensó que su destino era ayudar a aquellas personas a derrotarlo, pero una vez allí, lejos de lo que conocía, se sentía perdida. Su alma abandonó su cuerpo y no encontró una con la que emparejarse hasta que otra llegó, de más lejos. Notó que la arrastraban largo rato hasta que abrió los ojos en un cuerpo extraño. Se dio cuenta al instante de que veía las cosas de forma diferente y su cabeza funcionaba distinta. Estaba atada, junto a otros tres y una mujer frente a ella la miraba con una sonrisa de suficiencia. Sin esperarlo, en sus propios ojos aparecieron unas letras «Violet Death». Trató de leer el resto pero la mujer movió una mano. – [Violet]Ahora duerme, a Asia no le gustaría que juguetearas con sus cacharritos.[/Violet] – y sintió que el sueño la arrastraba.

  • LAS MANOS

    DIARIOS DE DESTINO

    PALACIO DE ANTAILTIRE – LA FLECHA

    Antailtire esperó, jugueteando con un orbe de metal pulido entre sus dedos. Cuando estaba a punto de caer al suelo, lo recogía con su magia y tras una cabriola, volvía a bailar entre ellos.

    Así mató el tiempo hasta que llegaron los sirvientes a los que había llamado. El hecho de «matar el tiempo» le había resultado muy divertido, especialmente en los asuntos que iban a tratar, porque su propia magia había matado el tiempo en la Luna Viltis, curiosamente impidiéndose a sí mismo entrar y ofreciendo un refugio para los rebeldes a su utopía.

    Las puertas de su gran salón de inmaculadas paredes de mármol se abrieron de par en par y aquellos a los que había mandado llamar fueron colocándose frente a él uno a uno, tras una aprendida reverencia.

    – [Arquitecto]Ya estáis todos.[/Arquitecto] – dijo dejando la esfera a un lado por un momento para apoyarse sobre sus rodillas mientras los observaba. Eran seis miembros de su cuerpo de élite conocido como «Las Manos».

    Normalmente, los miembros de la «Mano Derecha» actuaban juntos, al igual que los de la «Mano Izquierda», pero esta vez la situación requería mezclar talentos. Ni la fuerza física ni la mental por sí mismas solucionarían el trabajo.

    Su mirada se detuvo en cada uno de ellos: Violet Death, la mortal hechicera de Valantis, conocida por la poca importancia que daba a la muerte y a la vida; Asia la última elegida de entre las gentes de su maravillosa urbe paradisíaca, equipada con implantes de alta gama que la mejoraban física y mentalmente; Ahriman, una oscura criatura que había vivido durante siglos en las profundidades de la pérfida Dyavol, alimentándose del miedo que sembraba otro ser enterrado mucho más adentro; Héctor, el experto líder de la Hermandad de Tauro de la región sur de Kardas; ‘The Snake’, el silencioso espadachín tan mortífero como la legendaria espada que empuñaba y cuya fama era bien conocida en Nara; y por último ‘Jack’ el predicador, perseguidor de apóstatas nacido en Artisan.

    Violet tenía la mirada perdida. Estaba apoyada en una columna del gran salón y susurraba respuestas a las voces que solo ella escuchaba. Era tan poderosa como impredecible.

    – [Arquitecto]Hay un peligros en todos los mundos. Un grupo de terroristas ha llegado hace poco y está causando estragos[/Arquitecto] – explicó. La obra de toda su vida, siglos de preparación para que cada uno de aquellos mundos funcionase por sí mismo, se mantuviese en la época que había deseado, produciendo así los mejores bienes que necesitaba de cada esfera, la grandiosidad de ‘La Flecha‘, todo ello amenazado por una absurda profecía y un grupo de jóvenes que no sabían lo que estaban haciendo.

    Los ojos de Asia, cubiertos por una capa de nanotecnología mientras procesaba información, pasaron a su estado normal, retrayendo los nanitas al iris metálico en señal de que estaba prestándole atención.

    Aquellos, al igual que el resto susmis súbditos, le profesaban la mayor de las lealtades. Era su dios, aunque cada uno le interpretase en sus términos. La diferencia estaba en que ellos en concreto eran el resultado de la producción selecta de cada esfera.

    Si, las esferas le enviaban una producción continua de materiales, gemas, artefactos mágicos, consumibles y metales, pero tambien criaturas, seres sobrenaturales y soldados para su ejército: Selas producía héroes a las órdenes de Hyllus, que en esa ocasión no había sido llamado, éste era su Olimpo; Senatus tenía los soldados más disciplinados bajo el mando de Desdémona, una antigua gladiadora; Dagrknot, el mundo acuático proveía de guerreros berseker que le tomaban por Odín y lucharían hasta la muerte de las muertes, tomando ‘La Flecha’ como el Valhalla; Nara este producía los mejores samurai, mientras que Nara oeste nos daba los mejores asesinos en las sombras, ‘The Snake’, su líder, era una mezcla entre ambos; Kardas tenía a la Hermandad de Tauro, sirvientes de la ‘Llama Blanca’, nada menos que él mismo. Esos eran los principales proveedores de almas para su ejército, con algunas excepciones puntuales en el resto como sacerdotes y sacerdotisas de Karnak, hechiceros y hechiceras de Gwiddon o pistoleros y pistoleras de Kouras, además de los esclavos del ‘Soberano’ de Daonna.

    – [Arquitecto]Por lo que sabemos son muchos y vienen de otro mundo.[/Arquitecto] – aclaró. Para ‘Antailtire’ el número no habría sido un problema, porque su magia era la mayor de cualquier reino conocido. Pero en el pasado había cometido excesos y la balanza se había equilibrado dotando a aquél lugar de sus propias reglas sobre las que no podía interceder, pese a que sus vastos poderes le dejaban moldear la realidad a su antojo. Parte de esas reglas habían sido resultado de su propia magia desbocada, con consecuencias imprevistas. Otra parte era obra de aquellos seres rastreros que se escondían bajo sus adalides, los Daesdi y sus marionetas Daë.

    – [Snake]Nuevos conquistadores.-[/Snake] respondió ‘The Snake’. Antailtire asintió. No eran los primeros Daë que surgían para traer el caos, ‘Las Manos’ ya se habían encargado antes de detener a otros como ellos.

    Se puso en pie y su rostro dejó atrás la edad, el género, la sexualidad y la raza. No quedó rastro del anciano, varón, blanco, heterosexual y en su lugar, ‘Antailtire’ surgió de nuevo. Una mujer de mediana edad bisexual de tez olivácea. Todas aquellas etiquetas no significaban nada para ‘Antailtire’ pues solo una se le podía aplicar, la de su propio nombre.

    – [Hector]Han mancillado Kardas, pero escaparon de la Hermandad de Tauro.[/Hector] – replicó el valiente caballero. En su mundo las mujeres habían sido durante mucho tiempo la fruta prohibida y le llevó un tiempo acostumbrarse a la idea de que su omnipotente ‘dios’ también podía ser una diosa.

    Antailtire sonrió. – [Arquitecto]Están lanzando una rebelión que se extiende como la peste.[/Arquitecto] -explicó, creando átomos de arena que moldeó hasta formar imágenes tridimensionales de los incursores y de aquellos a los que habían alzado: los ‘Daë’. Observó uno a uno los que se habían reunido: Eldric Northwood, el viejo líder rebelde de los elfos claros de Nexus; Eleanor Asheby, una kvasir forjada en las mentiras de Senatus; Ugg’Krah, el último gólem de piedra del clan Lignito de Kouras; Richard Crane, un caballero renegado de la Hermandad de Tauro tras convertirse en licántropo; Geraldine Cecereau, una peligrosa hechicera de Gwiddon; y Rlia, una mujer leona salvaje de Daonna que había escapado de los grilletes del ‘Soberano’.

    – [Arquitecto]La otra mitad está encargándose ahora de ellos.[/Arquitecto] – el resto de ‘Las Manos’ estaba ya desplegado para enfrentarse a aquellos nuevos Daë antes de que tomasen más fuerza.  – [Arquitecto]Son suficientes, pero para vosotros tengo otra misión. Los incursores se han refugiado lejos de mi alcance.[/Arquitecto] – los Daë eran seis y la historia le había demostrado varias veces que eran tan mortales como cualquier otro. Pero aquellos incursores eran un grupo mayor, no sabía de dónde venían y parecían tener la misión de proteger y dirigir a esos Daë a su destino. Eran si cabe mucho más peligrosos que los propios Daë.

    – [Asia]¿Lejos de su…?[/Asia]- Asia empezó a hablar pero Violet la cortó. – [Violet]Me encargaré de ellos[/Violet]. – aseguró.

    – [Arquitecto]Lo agradezco Violet, pero son demasiados. Por eso os he llamado.[/Arquitecto] – ella dejó escapar un chasquido de desaprobación, pero había aprendido a no cuestionar al dios de la muerte que había dado sus poderes a toda su esfera.

    – [Jack]Si la hermandad de Tauro no ha podido con ellos no tienen salvacion.-[/Jack] sentenció Jack, haciendo una plegaria.

    Héctor se limitó a asentir y colocarse en posición con su alabarda.

    – [Violet]Infravaloras mi poder, Maestro[/Violet].- replicó Violet, molesta. En aquél momento podría haberla reducido a nada, haber hecho cualquier cosa que se me pasara por la mente, pero no era un villano de una historia y no llegaría a ninguna parte matando a más súbditos que sus enemigos.

    – [Ahriman]Seguid hablando. Vuestra inseguridad me está llenando la panza.[/Ahriman] – la sombra oscura que había danzado por la sala, escuchando pero sin tomar ni siquiera forma, salió de entre sus propias formas esgrimiendo el rostro de un hombre adulto.

    Violet parecía estar a punto de responderle, pero en ese momento se dobló sobre sí misma y gritó de dolor. Sus susurros se intensificaron y pareció haber perdido completamente el control de sí misma.

    – [Asia]Los débiles no deberían tener cabida en este equipo[/Asia]. – inquirió Asia. Pese a su debilidad, Violet tenía muchas fortalezas. Antailtire chasqueó un dedo y Violet volvió a tomar las riendas de su persona.

    – [Arquitecto]Estáis aquí porque sois los mejores de cada mundo, los líderes de cada uno de mis ejércitos.[/Arquitecto] – les recordó. – [Arquitecto]Por eso os hice inmortales. No me hagáis replantearme esa decisión.[/Arquitecto] – era un aviso, con misericordia, con consideración. Antailtire no era una deidad cruel, era benevolente, obtenía beneficios de los mundos pero también les había llevado un orden, una estabilidad. – [Arquitecto]Necesito que vayáis a la Luna Viltis y los busquéis. Sacad toda la información que podáis y traedlos. Si no podéis, matadlos.[/Arquitecto] – ordenó. Los prefería vivos, pero si tenía que elegir, prefería quedarse con la curiosidad y seguir controlando su mundo como hasta el momento.

    – [Asia]A sus órdenes[/Asia].- replicó Asia de manera ceremonial.

    – [Arquitecto]Asia será la responsable del equipo.[/Arquitecto]

    Ella asintió, orgullosa.

    – [Arquitecto]Aunque los otros seis dedos tienen la misión de sofocar la rebelión…[/Arquitecto] – aquellos seis Daë no serían un estorbo para sus soldados de élite. – [Arquitecto]…estad alerta de vuestros mundos natales.[/Arquitecto] – aclaró. Él se encargaría de que los líderes de los mundos estuvieran pendientes. Ya habían cometido bastantes errores, haciendo dudar a Antailtire.

    – [Violet]Así se hará[/Violet].- sentenció Violet.

    Antailtire asintió y uno a uno abandonaron la sala de un blanco inmaculado.