Moondale

Etiqueta: Willy

  • SALDANDO DEUDAS

    [align=center][SIZE=3][b]Christopher McLeod | Bar de Willy[/b][/SIZE]

    worriedmcleod

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    Tras la aparición de Alice todos nos quedamos boquiabiertos, especialmente Diana.- [b] [i] [color=#843181] Y de culo no os creáis, ¿eh? Lo que sí hay que reconocerle es que tiene estilo[/SIZE] [/i] [/b].- Añadió.- [b] [i] [color=#843181] Aunque me ha ignorado, la muy hijaputa[/color] [/i] [/b].

    -[b] [i] [color=#383A72] ¿No querías ganar algo? Aquí tienes el teléfono de esa.- [/color] [/i] [/b]Dom le tendió la tarjeta y Diana se la guardó en el bolsillo trasero de su pantalón.

    – [b] [i] [color=#457238]Aunque espero que no lo uses.[/color] [/i] [/b] – Bromeé recordando la época que Diana denominaba “el Tinky Winky”. No creo que haga falta que explique ese chiste. – [b] [i] [color=#457238]Estamos buscando a un medio demonio llamado Doyle.[/color] [/i] [/b]- Le pregunté a Willy que se había quedado tan a cuadros como nosotros.

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  • UNA ESPIA EN LA CASA DEL CANTO

    [align=center][SIZE=3][b]La espia | Bar de Lorne[/b][/SIZE]

    lorne
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    [SIZE=2]
    Aquella noche, la reunión del grupo había comenzado en el bar de Lorne. Lo que no sabían, era que había alguien más siguiendo sus pasos, tomando nota de todo lo que hablaban y decían.

    – [b] [color=#5ACA3C]Oh, me encanta veros por aquí. Empezaba a pensar que había un agujero negro en la entrada.[/SIZE] [/b] – Lorne saludó al grupo que estaba sentado en varias mesas que habían unido no muy lejos de la posición de la que les observaba. – [b] [color=#5ACA3C]La pobre Natalie se está dejando la garganta para disfrute de las paredes.[/color] [/b]- Y después, señaló a Natalie Roman, que aquella noche llevaba un vestido negro y largo de gasa, que pese a su generoso escote, parecía no ser suficiente reclamo.

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  • CERVEZA NEGRA

    [align=center][b][SIZE=3]Diarios de Destino | Moondale [/SIZE][/b]

    loganbebe
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    El hombre abrió las ventanas y tuvo que entrecerrar los ojos ante el deslumbrante sol que coronaba el cielo en esos instantes. Se restregó los ojos para tratar de despejarse y dio la espalda al sol para ir a sentarse al sofá.

    La mesita de café estaba todavía llena de latas de cerveza vacías y de una caja de pizza, todo de la noche anterior. Se recostó en el sofá y puso los pies encima de la mesa mientras echaba la cabeza hacia atrás y lanzaba un suspiro. Después se levantó y fue hasta la nevera para sacar una lata de cerveza y casi vaciarla de un par de tragos, no había nada mejor para combatir la resaca que no dejar de beber.

    Mientras le daba un nuevo trago vio una pila de periódicos bajo la puerta que el casero habría olvidado recoger antes de darle las llaves. Cogió un par de ellos y en uno de ellos, de hacia algunas semanas, vio el titular destacado «La oleada de desapariciones remite.» y como titular debajo de éste «¿Es este el fin del asesino en serie más terrorífico en la historia de Moondale?». Aún con la lata en la mano lo recogió y fue a sentarse en el sofá. Apartó las latas vacías a un lado, cayendo varias al suelo y abrió el periódico.

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  • UN FUTURO MAS NEGRO QUE EL CIELO

    [align=center][b][SIZE=3] Diario de viaje [/SIZE][/b]

    roadnight

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    [i]Abandona toda esperanza.[/i] – pude leer en el cartel que acababa de pasar. No era nada nuevo, solo un punto más del camino, el retorno a un lugar que ya había visitado y en el que había empezado todo el caos, nada malo podría hacerle a alguien que ni tenía esperanza, ni la necesitaba. El futuro estaba más negro que el cielo, así que había que aprovechar bien el presente.

    Mientras continuaba sin dejar de pisar el acelerador de la moto a fondo, vi edificios derruidos por todas partes y ni rastro de gente por la calle. Si los rumores que circulaban por ahí eran ciertos, uno de los mayores refugios estaba casualmente aquí, el lugar dónde empezó todo, donde surgió el mayor genocida que se haya conocido, un hijo de puta al que me llevaría por delante encantado, pero me gustaba demasiado respirar como para dejar de hacerlo tan pronto. La vida es dura, y yo ya me había acostumbrado, los demás tenían que apañárselas solos igual que todos.

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