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Etiqueta: Xander Echolls ‘Null’ (futuro z)

  • EL FIN DE LA UTOPÍA

    Dante Villiers | Edificio Lenora

    Me desperté confuso, con un dolor penetrante en la base del cuello que se extendía, ramificándose, por toda mi cabeza. Cuando conseguí recuperarme de la confusión miré a mi alrededor y vi que estaba en una especie de celda, aunque la puerta estaba abierta.

    Por instinto salí fuera y empecé a recordar lo que había ocurrido. Había perseguido a la que me había atacado hasta el claro de un bosque y allí me había topado con un golpe de estado antes de caer inconsciente.

    Me llamó la atención un papel que había sobre una mesa frente a la celda. Estaba escrito de manera apresurada y podía leerse: Señor Villiers, sentimos mucho todo lo que ha ocurrido, pero con suerte, cuando despierte, todo cobrará sentido y todos viviremos en un mundo mejor. Si despierta demasiado pronto no se acerque al Edificio Lenora. La nota estaba firmada por un tal Christopher MacLeod, cuyo nombre me sonaba pero sin tener muy claro de dónde.

    La nota me alarmó, y al leer la mención al Edificio Lenora lo primero que pensé fue en mi hermano Cole. Activé el Omnilens e intenté contactar con él, pero eso solo sirvió para aumentar mi preocupación cuando no respondió. Traté de contactar también con mi madre, pero no había más que silencio.

    Siempre había sido bastante imprudente e irreflexivo, y la familia era mi punto débil, por no mencionar mi rebeldía innata. Así que hice exactamente lo que la nota decía que no hiciese y recurrí a mi poder para atravesar el velo de la oscuridad y llegar en un instante al Edificio Lenora.

    Librado del mareo inicial del teletransporte, vi que estaba en la oficina de Cole. El sitio estaba vacío y debía haberse vaciado con prisa. Pero eso no era todo, con el impulso había olvidado que el Edificio tenía un sistema de protección para evitar apariciones como la que yo acababa de hacer, y ese sistema no había funcionado, así que fuera lo que fuera lo que estaba pasando, era gordo.

    Abrí la ventana de la oficina y me lancé al vacío, sintiendo el viento contra mi cuerpo mientras descendía y tomaba impulso para ascender batiendo mis alas hasta las azoteas del Edificio.

    Antes siquiera de aterrizar lo vi. Fuego, humo, sangre y cuerpos inertes por todas partes. Los que se movían o bien estaban enfrentándose entre sí, o bien huían del interior de la planta de la azotea, de una figura femenina vestida de negro.

    Esa figura me llamó la atención de inmediato, pero un grito familiar me hizo volver la vista. En una de las terrazas un amasijo de plumas blancas caía al suelo y trataba de ponerse en pie mientras otra figura la atacaba. Mi madre estaba en peligro, así que volé hacia ella con temor a llegar demasiado tarde, porque quién la atacaba, un miembro de alto rango del bando negro del Consejo, parecía a punto de dar un golpe mortal.

    Mi mente se quedó en blanco al saber que no iba a llegar a tiempo. Quise gritar, pero ni siquiera sé si lo hice o no. No podía soportar la muerte de mi madre, sin ella no era nada, era la única que nos mantenía unidos a mi padre, a Cole y a mí.

    Antes de recibir el golpe fatal, una figura se interpuso y lo recibió en su lugar. Le reconocí mientras caía al suelo, Niall, también miembro de esa especie de golpe de estado. Pero había defendido y salvado a mi madre de un alto rango del gobierno. Fuera como fuese dentro del caos que había en mi cabeza, no esperé, en su lugar utilicé mi segundo poder como nunca había hecho y mandé al atacante a través de la oscuridad que me había llevado allí. Con las prisas no sabía dónde lo había transportado, quizá a ninguna parte y ahora estaba encerrado en la oscuridad para siempre. No me importaba, no después de lo que había hecho.

    Corrí hacia mi madre y la sujeté. Estaba herida. – [Mia]Hijo, tu padre…lo siento…[/Mia] – tartamudeó con lágrimas surcando su rostro. Ella se había salvado, pero mi padre, estuviera donde estuviera, no. Quise preguntarle qué estaba pasando, por qué estaban luchando del lado de la gente cómplice de un golpe de estado, de atacarme e intentar acabar con mi vida, pero mi madre se desmayó, no sé si del dolor o el trauma emocional. Comprobé que estaba bien y la llevé a la oficina de Cole antes de volver a la azotea y aclarar la confusión de una vez por todas.

    Cuando volví, entre la refriega que aún continuaba y el caos que reinaba, distinguí a una figura conocida. La muchacha que me había atacado, esa tal Jane. Sin esperar a que volviese a escapar, me teletransporté a su lado y la aferré del brazo.

    – [Dante]¿Qué cojones es todo esto?[/Dante] – grité. Ella se sobresaltó, pero desvió la mirada con terror hacia otro lado, donde una mujer exactamente igual que ella miraba en nuestra dirección, seguramente habiendo escuchado mi voz.

    – [Xander]Sí, esa es la que intento matarte.[/Xander] – apartando mi mano de la de la chica. Me eché hacia atrás, pensativo. La que había intentado atacarme era la otra, estaba claro una vez las veías a ambas. Eran iguales, pero muy diferentes.

    – [Omega]Escondidos igual que ratas.[/Omega] – dijo la otra chica con una voz más severa y oscura. Continuaba caminando hacia nosotros, que la observábamos escondidos detrás de un muro derribado. De pronto se detuvo, miró a su izquierda y sonrió. Alzó una mano y de su escondite salió volando una chica delgada, de pelo castaño rojizo y una estética animal.

    – [Jane]¡Amy, n..![/Jane] – estuvo a punto de gritar la que estaba a nuestro lado, pero el tipo fornido le tapó la boca para evitar que nos encontrase. Le miré a los ojos y los vi brillantes, conteniendo las lágrimas. La muchacha de pelo castaño rojizo forcejeó hasta que de pronto cayó inerte y la atacante la dejó caer al suelo.

    Jane, la que estaba a mi lado, ahogó un grito. El chico, que aún no sabía cómo se llamaba, la aferró con la mano izquierda mientras la derecha estaba cerrada en un puño de nudillos blancos.

    La muerte de la chica me dejó helado. Había cuerpos allí fuera, en las terrazas, pero hubo algo en ver cómo mataba a esa joven pelirroja que me destrozó.

    – [Xander]No…no…[/Xander] – oí susurrar al chico. Seguí la línea de su mirada y vi que un grupo de jóvenes estaba atacando a la «versión asesina» de Jane. La atacaban de forma rudimentaria, unos con armas, otro, un demonio de piel verde menta, con sus garras y su fuerza, apoyado por un licántropo de pelaje negro como la noche que se lanzaba implacable contra ella. Ella sin embargo recibía cortes que se curaban al instante y cuando se aburría, golpeaba con un abanico de poderes terrorífico.

    No podía soportarlo más, así que traté de usar mi poder para sacarlos a todos de allí, pero no funcionó. De pronto era como si me hubieran arrebatado mis poderes.

    – [Xander]Ha anulado los poderes.[/Xander] – explicó el chico al ver mi cara de asombro y mi frustración. – [Xander]Todos menos los suyos.[/Xander] – aseguró. Con su telekinesis apartó al demonio verde mientras que su brazo se cubría de granito para golpear con fuerza al licántropo. El resto apenas le hacían rasguños con sus armas.

    – [Jane]Los va a matar a todos…[/Jane] – dijo Jane conteniendo las lágrimas. El chico guardó silencio y llevó la mano sobre la barriga de la joven mientras le decía algo al oído. Ella intentó retenerle, pero no pudo evitar que se pusiera en pie y saliese de nuestro escondite.

    – [Xander]Deja que se vayan.[/Xander] – pidió a la asesina, que de un gesto creó una onda expansiva que apartó a todos los que la atacaban.

    – [Omega]No tengo ninguna razón para hacerlo.[/Omega] – sonrió con crueldad  y con un giro de su mano una joven pelirroja que estaba cerca del cuerpo de la otra chica, se llevó las manos al cuello como si no pudiese respirar.

    – [Xander]No son rivales para ti. Pero yo soy inmune a tu poder.[/Xander] – afirmó.

    – [Omega]También lo era tu madre.[/Omega] – sentenció ella. El muchacho tembló de pura rabia.

    – [Xander]No hables de ella…[/Xander] – replicó.

    – [Omega]Es increíble lo fácil que fue todo.[/Omega] – ella empezó a caminar hacia él. – [Omega]Todo porque dieron por fallecida a la cambiaformas que tenía el espíritu de la novia muerta.[/Omega] – señaló con su mano más allá, donde descansaba el cuerpo sin vida del Director. Mientras ella caminaba, absorta en su gloria, en nuestro escondite apareció una chica rubia y un tipo de piel oscura, grande y fornido. – [Omega]Pero resultó que seguía viva, solo se estaba adaptando. Así que me encargué de que las dos estuvieran muertas de verdad.[/Omega] – añadió con una sonrisa pérfida. – [Omega]Después fueron a por la otra Cazadora, así que la maté para suplantarla como si la posesión hubiese vuelto a salir mal.[/Omega] – continuó explicando. Mientras tanto, a mi lado, los demás intentaban que Jane se fuese, pero ella no quería. – [Omega]Entonces fueron a por su último recurso, tu madre.[/Omega] – añadió, ya muy cerca de él. – [Omega]Se volvió muy blanda al verme con la cara de su «amiga» muerta. Así que aproveché la ventaja.[/Omega] – sentenció. Volvió a mover sus manos y los que estaban a su alrededor se llevaron las manos a la garganta igual que la muchacha. – [Omega]Vivir tantos años con su cara, simulando ser Beatrix y aguantando a ese imbécil fue una locura, pero quería su poder y siempre estaba demasiado vigilado, además, seguía débil por lo que me había pasado. Sabía que el bando negro estaba esperando también, así que era cuestión de que todo coincidiese.[/Omega] – estaba frente a frente con él. – [Omega]Así que dime, ¿aún eres una amenaza para mí?[/Omega] – preguntó. – [Omega]Porque la distracción no está funcionando muy bien.[/Omega] – añadió, sonriendo. Chasqueó los dedos y todos a los que estaba asfixiando cayeron muertos. Entonces fijó la mirada hacia nosotros.

    – [Xander]¡Vete, ya, corred![/Xander] – gritó, lanzándose sobre ella solo para ser repelido sin el más mínimo inconveniente.

    El tipo grandote se puso en medio, bloqueando el paso, mientras la muchacha rubia arrastraba a la chica. Era imposible que saliesen de allí corriendo con esa mujer persiguiéndoles, pero tuve una idea.

    Corrí hacia ellas, que ya estaban saliendo del interior de la azotea, y las empujé por el borde de la terraza saltando detrás. Extendí mis alas y las sujeté, forcejeando para mantenerme en el aire. Cuando lo conseguí, miré hacia arriba y vi que la mujer se preparaba para derribarme, pero ya estaba demasiado lejos de su alcance, así que utilicé mi poder y nos internamos en las sombras.

    El Paraíso soñado por Z había caído. De la luz prometida, ya solo quedaba oscuridad. Pero incluso en la más profunda oscuridad hay un retazo esperanza, al menos para los que habíamos sobrevivido.

  • EL VIEJO LOBO

    EL VIEJO LOBO

    Christopher MacLeod | Canton

    Me sentía como un niño que observa la marea crecer, a punto de arrastrar el castillo de arena que tanto tiempo le ha llevado construir. Aunque en mi caso la parte de construir había sido indirecta, basada en meras indicaciones y pistas, dadas por mí y por el resto de los ‘Moondies’ a nuestros descendientes para tratar de darle la vuelta a esta cruda realidad.

    Imaginad la mera idea de pasarse años viendo cómo se ponen en peligro tus hijos mientras fraguan una resistencia en la que tú no puedes hacer nada, ni siquiera mencionar una pequeña ayuda, para evitar que los oídos que hay sobre ti en cada momento se abalancen sobre ellos. Obligados a llevar una vida falsa, una farsa de inserción en la sociedad, sabiendo que una persona a la que quieres lleva años sufriendo, esclava de su propio cuerpo. Si eso resulta frustrante, pensad ahora lo que es ver cómo, en el mismo día en el que todo eso puede llegar a su fin, el plan parece a punto de desmoronarse por una serie de infortunios, como la fuga de una sospechosa de múltiples asesinatos y el «secuestro» y asalto a una celebridad, que ahora mismo se encontraba todavía inconsciente a mis pies.

    – [MacLeod]Que alguien me explique como habéis llegado a esto.[/MacLeod] – dije, desviando la mirada hacia mi sobrina Elle, mi hija Amy y Jane, la hija de Dominic y Rebecca. Ya no tenía sentido guardar silencio, ni sobre el plan ni sobre nada de lo que estaba ocurriendo. Todo era inminente y estarían más pendientes de la fuga de Jane que de escuchar lo que estuviera diciendo ahora mismo. De estar pendientes de las escuchas, los más vigilados serían Dom y Rebecca. Elle parecía a punto de decir algo, pero una mirada acerada de Amy hizo que guardase silencio.  – [MacLeod]¿Nada? ¿Se ha desmayado solo, después de exculpar a Jane y dejarla en mitad del bosque, menos de una hora antes del ‘momento’?[/MacLeod] – pregunta. Me mordí la lengua, pese a que el suceso era inminente y las escuchas mágicas impuestas sobre ellos estarían más desatendidas, seguían siendo los Moondies y nunca se podía confiar en que no estuviesen esperando su resurgimiento.

    – [Amy]Era necesario. Al menos sigue vivo.[/Amy] – respondió finalmente mi hija. Elle y Jane permanecieron calladas, una porque no quería meterse y la otra porque tenía su enfado concentrado en otra persona, aunque tampoco miraba alegremente a Dante.

    – [MacLeod]¿Al menos? Es el hijo de Mia, había otros caminos. [/MacLeod] – respondí mientras terminaba de acomodarlo en la celda que utilizaba las noches de luna llena. Quedaban poco más de diez minutos para que todo empezase. Despertarse en una celda no le iba a enfadar mucho más de lo que ya había pasado. Además, ahí estaría seguro.

    – [Amy]Ya.[/Amy] – sentenció Amy con un sonoro chasquido de su lengua. La actitud reprobatoria de mi hija era evidente para todos los que estábamos allí, y no era nada agradable. Echaba de menos un mundo en el que no se hubiera venido todo abajo y hubiera podido concentrarme en estar con mi pequeña. Pero ahora ya era tarde y quizá lo nuestro nunca pudiese arreglarse del todo. Por el miedo a perder, quizá perdimos incluso más de lo que habríamos perdido luchando. Pero Z tenía un ejército que le alzaba como a un héroe después de la masacre de la Iniciativa, unos defensores que le cubrían la espalda mientras raptaba a una de las mejores personas que había conocido para esclavizarla durante años. El mero recuerdo me ponía los pelos de punta y despertaba de su letargo a mi parte lupina.

    – [MacLeod]No lo entiendes, hija, la vida no es tan fácil.[/MacLeod] – repliqué. Con la juventud, lo parece, pero la edad te aporta sabiduría, aunque también, cansancio y miedo por culpa de las vivencias que ya has tenido.

    – [Amy]Para vosotros es más fácil porque os habéis rendido.[/Amy] – espetó ella. Amy era la viva imagen de mi rebeldía unida a la voluntad de Diana, una fuerza de la naturaleza.

    Suspiré, cansado. – [MacLeod]No nos rendimos. Simplemente teníamos mucho que perder.[/MacLeod] – respondí mirándolas a las tres. Z destrozó nuestra fuerza llevándose a Sarah y para entonces ya teníamos demasiado que perder. Amy, Kaylee, Xander, Elle, Owen, Jane, Leo, Noah…

    – [Amy]¿Y lo de la tía Sarah no cuenta?[/Amy] – golpe bajo. MacLeod se queda en silencio, se sienta, parece más viejo

    – [MacLeod]Sí, pero no os perdimos a vosotros.[/MacLeod] – añadí, antes de quedarme en silencio mientras intentaba mantenerme entero, lo necesitaba para la lucha. No podía pretender convencer a Amy si ni siquiera conseguía convencerme a mí mismo de que habíamos hecho las cosas bien. Así que decidí ser práctico. – [MacLeod]JJ no se habría quedado en la cárcel hoy, había planes. Pero me imagino que eso fue idea de Xander.[/MacLeod] – comenté, pensando en voz alta mientras intentaba ir recortando la lista de problemas. La cara de Jane me dejó claro que había sido así, y no parecía muy conforme. – [MacLeod]Es mejor seguir con el plan.[/MacLeod] – añadí, sin querer meterme sin saber más sobre lo que había pasado.

    – [Amy]Estás cambiando de tema.[/Amy] – replicó Amy, mirándome fijamente.

    – [MacLeod]Sí, hija, estoy cambiando de tema.[/MacLeod] – respondí, cansado. No tenía ganas de pelear con ella minutos antes de embarcarnos en algo de lo que no todos podríamos volver. – [MacLeod]No pienses que sabes lo que estamos pasando.[/MacLeod] – esta vez mi voz reflejaba más tristeza que enfado.

    – [Amy]Sí lo sé, pero yo al menos hago algo.[/Amy] – sentenció sin inmutarse. Me quedé unos segundos observándola, recordando con añoranza aquellos momentos en los que aún no se había roto todo, aquellos instantes en los que su pequeña boca desdentada sonreía al escucharme.

    – [MacLeod]Algún día lo entenderás. Solo espero que todos podamos estar ahí cuando pase, incluida tu tía.[/MacLeod] – llegaríamos hasta Sarah o nos quedaríamos por el camino. Podíamos conseguirlo, creía en nosotros, pero la parte más difícil empezaba ahí, especialmente para Sarah.

    – [JJ]¿Podéis callaros ya?[/JJ] – intervino, molesta, Jane. Me recordó muchísimo a Rebecca en ese instante. Amy la fulminó con la mirada. Yo, por mi parte, me limité a mirarla y ordenar mis pensamientos. Tenía razón en el sentido de que no era el momento de discutir. – [MacLeod]Diana vendrá en unos minutos para llevarnos al edificio.[/MacLeod] – expliqué, volviendo al plan. Después de que el artefacto colocado por Owen entrase en acción, el «grupo velocista» – Noah, Henry, Diana… – se encargaría de transportar rápidamente al resto. Eliminadas las barreras con el artefacto, apareceríamos muy cerca del objetivo, el Consejo, concretamente Z.

    Me acerqué al baúl y preparé unas cuantas cosas que podían resultar útiles. Le tendí a Amy una daga que pertenecía a su madre y ella me miró sin decir nada.

    – [JJ]Yo también voy.[/JJ] – escuché decir a Jane.

    – [Elle]No puedo decirle que no a una embarazada.[/Elle] – añadió Elle, sonriendo. Un problema más que añadir a la lista.

    – [MacLeod]Yo sí. [/MacLeod] – dije acercándome a ellas. Jane no tenía experiencia en combate, estaba embarazada y por si fuera poco, la tomaban por una asesina múltiple. Con sus poderes, irían a por ella en cuanto la viesen. – [MacLeod]Xander tenía que haber hecho las cosas de otra forma, pero tiene razón en que hay mucho que perder.[/MacLeod] – añadí intentando que me escuchase, aunque parecía que había tomado una decisión que sería inamovible. Si moríamos allí, ese bebé nunca vería la luz.

    – [JJ]No voy a permitir que Xander decida por mí.[/JJ] – espetó ella. En cualquier otra circunstancia, escuchar eso habría sido un orgullo, pero en ese momento temía por ella y por lo que podría pasarle. Si hubiese habido algún modo de evitar que Amy, Kaylee o Diana fuesen al combate, lo habría intentado, pero ellas jamás se habrían apartado. Jane parecía estar en el mismo camino.

    Me quedé pensando unos instantes. Era fuerte, pero no tenía entrenamiento, tenía mucho poder, pero le aterrorizaba usarlo. – [MacLeod]Serás el principal objetivo, con tus poderes…[/MacLeod] – continué, esperando convencerla.

    – [JJ]Lo sé.[/JJ] – añadió simplemente.

    – [MacLeod]Solo puedo aconsejarte contra ello, no decidir por ti, pero Elle no puede venir con nosotros.[/MacLeod] – admití finalmente, volviendo la mirada hacia Elle. Ella sabía bien por qué lo decía. – [MacLeod]Es peligroso para ti y para todos.[/MacLeod] – añadí.

    – [Elle]Mi segundo nombre es peligro.[/Elle] – replicó ella, bromeando. La alegría y la inocencia de Elle eran arrolladoras, por eso dolía llevarle la contraria, pero no podía venir con nosotros, en un momento en el que esa alegría y esa inocencia se volviesen ira, Elle perdería el control y eso podría significar su fin y el nuestro.

    – [MacLeod]Elle…[/MacLeod] – la regañé, como cuando era pequeña. Sabía que no iba a estar de acuerdo, igual que también sabía que no podía hacer nada por evitarlo si se empeñaba en ir. Era dueña de sus propias acciones, pero lo que habitaba dentro de ella podía terminar siendo muchísimo más peligroso que el propio gobierno de Zeon.

    Las dos eran virtualmente las que más poder tenían. El problema era que su poder, precisamente por ser tan inmenso, siempre había estado limitado y contenido. A veces me paraba a pensar si no habría sido mejor entrenar con ellas en el dominio de su poder en lugar de intentar evitarlo. Después recordaba que el gobierno no nos había dejado otra opción, si hubieran sabido de la existencia de Elle o de que alguien con el poder de absorber poderes estaba intentando aprender a controlarlo, probablemente habrían intentado acabar con ellas.

    – [Daniel]Puede venir con nosotros.[/Daniel] – la puerta principal se abrió y Daniel cruzó el umbral. Llevaba el pelo largo, por los hombros, y una barba descuidada. Me extrañó volver a verlo con la espada cruzada a la espalda. ‘Sendero Oscuro’ podía hacer honor a su nombre esa noche, porque la mirada de Daniel dejaba claro que estaba dispuesto a todo por recuperar a Sarah. Y por vengarse. – [Daniel]Todos tenemos que luchar a diario con la oscuridad que tenemos dentro.[/Daniel] – añadió, mirándome. Elle era mayor de edad, así que ni él ni yo podíamos hacer nada, pero si además su padre la apoyaba, cualquier punto de vista que pudiese darle para reconsiderarlo había quedado tirado por los suelos. – [Daniel]Y es su madre.[/Daniel] – finalizó, intentando mantener un rostro sereno, cuya máscara se agrietaba a gran velocidad.

    – [Elle]No hacía falta que me dieras permiso.[/Elle] – replicó su hijo haciendo una mueca sonriente mientras se acercaba a él.

    – [Daniel]Lo sé, eres igual que tu madre y que tu tía.[/Daniel] – desde que Sarah no estaba, en los ojos de Daniel solo volvía a aparecer una chispa de vitalidad cuando miraba a Xander o a Elle. Eran la razón por la que seguía adelante, esa y recuperar a Sarah. Vi cómo le tendía una de sus viejas espadas, ‘Ocaso’. Xander debía llevar ya encima ‘Albor’, listo para el combate.

    Sentí un chasquido de estática en el aire y me preparé para verla. El espacio pareció rasgarse delante de mí y de un instante a otro, Diana estaba en pie, tan preciosa como cuando la había conocido. – [Diana]¿Listos?[/Diana] – preguntó, analizando a los presentes y dedicando una sonrisa a Jane, Elle y Amy, tan decididas, tan seguras.

    La respuesta que salía de mi interior era un simple «no», pero ese «no» tenía matices, como todo en la vida. No estaba preparado para lo que podía llegar a perder en ese día, pero desde luego estaba preparado para darlo todo y para recuperar nuestras vidas y a nuestra familia de la mano de esos monstruos.

     

  • CAMBIO DE PLANES

    Noah Arkkan | Comisaría

    MAÑANA

    La mañana del ‘Día de la Liberación‘ había empezado especialmente temprano para mí. No era algo que me molestase sobremanera, porque estaba acostumbrado a dormir algo menos de 6 horas, pero incluso para alguien que es capaz de moverse a la velocidad de la luz, la cantidad de cosas que iban a ocurrir ese día me resultaba agobiante.

    Por si nuestro plan para atacar el Edificio Lenora y seccionar de un golpe la cabeza del Consejo de Zeon era poco, Xander me había confiado la tarea de ir en busca de Dante Villiers, el playboy millonario al que Jane había intentado supuestamente asesinar, y convencerle para que fuese a ver a su presunta asaltante y asesina de la chica con la que estaba, para tratar de corregir el error en la identificación.

    Durante varios tediosos días (no había nada peor para un velocista que tener que esperar colas y concertar citas), traté de llegar hasta él, pero mi vinculación como hijo de Moondie me echaba para atrás enseguida. Así que finalmente, como último recurso antes de utilizar la tecnología como mi aliada, pedí ayuda a Niall y llevó a cabo unas cuantas llamadas para ponernos en contacto con él.

    Para mi sorpresa, después del rechazo inicial y tener que aguantar alguna que otra respuesta airada, conseguimos que esa mañana Dante se reuniese con nosotros para ir a ver a Jane. Pero antes de todo eso me había encargado de dejar listos algunos últimos preparativos para el «ataque«, porque cuando el dispositivo de Henry inutilizase la seguridad del Edificio Lenora, tendríamos minutos para actuar.

    Hasta que eso no ocurriese, allí estábamos, Niall, Dante Villiers y yo, discutiendo con dos agentes de policía frente a una de las celdas de anulación de la Comisaría.

    Mientras Niall peleaba verbalmente con los agentes, eché un vistazo a través del cristal de espejo, que me permitía ver a Jane, apoyada contra una de las blancas e inmaculadas paredes, con los ojos cerrados. Ella no podía verme y por un instante empaticé con ella, con la soledad de esa celda y la sensación desagradable de estar en un lugar que te impide utilizar tus habilidades, que se adapta continuamente a ellas para bloquearte y mantenerte encerrado. Era digno de pesadilla.

    – [Niall]¿Pero es que no ven que esta embarazada? ¿Qué daño puede hacer? -[/Niall] escuché decir a Niall, alzando la voz más de lo acostumbrado. Le miré y vi que estaba hablando por teléfono, con su alguno de sus abogados seguramente. -[Niall]Consigue la fianza o me voy con W&H.-[/Niall] sentenció, segundos antes de colgar el teléfono. Miró a los policías con el ceño fruncido y atravesó la puerta sin inmutarse.

    Al otro lado, Jane abrió los ojos al escuchar abrirse la puerta. – [JJ]¿A quién le has pagado para poder entrar aquí?[/JJ]- preguntó con una sonrisa cansada. Nadie podía pensar seriamente que Jane pudiese matar o hacer daño a alguien.

    Sentí a alguien colocarse a mi lado para observar y vi que era Dante Villiers. Dejé que mirase la escena durante un instante para darle tiempo antes de entrar.

    – [Niall]A nadie. Es fácil cuando tienes contactos y la mitad de los secretos de estos patanes.-[/Niall] aseguró, sacando un reloj de bolsillo para consultar la hora. – [Niall]¿Te encuentras bien?, ¿te han hecho daño?[/Niall] – preguntó después de comprobar la hora. Entendía su incomodidad con la hora que era, todos los miembros de la Resistencia estarían en el combate, pero tendrían que ser llevados por teletransportadores, creadores de portal o velocistas, dependían enteramente de nuestras capacidades.

    – [JJ]Solo quiero salir de aquí[/JJ].- replicó sin ganas de hablar más. El cansancio era palpable. – [JJ]No he hecho nada[/JJ]. – añadió, mirándole fijamente. Vi de reojo la mirada de Dante Villiers fija en ella, evaluando.

    – [Niall]La legalidad nunca ha destacado por su rapidez, asi que tendremos que optar por el plan B.-[/Niall] comentó Niall. Esa era la señal para que entrasemos, Jane y Dante Villiers estarían todo lo listos que podrían estar, dadas las circunstancias.

    – [Noah]Jane, ¿estás bien?[/Noah] – le pregunté, acercándome a ella con cautela, para evitar que los guardias montasen un espectáculo.

    – [JJ]Más o menos[/JJ].- respondió ella. El cansancio que llevaba encima era palpable a todos los niveles.

    Desvié la mirada hacia Dante y vi que la observaba fijamente, escrutando la escena con un semblante serio y surcado de cicatrices recientes que estaban ya más curadas que hacía unas horas.

    – [Noah]Dante ha accedido a verte.[/Noah] – expliqué, al ver que la mirada de Jane se cruzaba con la de aquél extraño que solo conocíamos por las revistas.

    – [JJ]Sé que no me vas a creer, pero yo no te he hecho eso[/JJ].- intervino ella al instante. Cuando hablaba así nuestros padres y madres siempre decían que se parecía a Rebecca.

    – [Dante]Si no fuiste tú, era idéntica a ti.[/Dante] – aseguró él, frunciendo el ceño. Bueno, no iba maravillosamente bien, pero podía ir peor.

    – [JJ]Tengo mejores cosas que hacer que ir a atacar al tío de las alas[/JJ].- espetó ella, cruzándose de brazos. Había hablado demasiado pronto con lo de que podía ir peor.

    – [Niall]En efecto, a la hora del ataque Jane estaba en mi local.-[/Niall] aclaró Niall, en un tono más conciliador. Pero Jane seguía fulminando a Dante con la mirada.

    – [Dante]Ya habéis visto lo que yo vi.[/Dante] – replicó él, mirándonos a todos. Pero parecía inseguro, como si necesitase pruebas para creerlo. Por eso volvió a reproducir la grabación de su Omnilens, enviándola a todos los nuestros.

    Allí estaba la atacante, con la apariencia de Jane, la chica muerta a sus pies mientras dejaba claro que iba a por Dante. Me fijé en el movimiento de los cristales, tenía telekinesis.

    – [JJ]Con la cantidad de mierda que debes meterte, es lógico que veas cosas que no existen[/JJ].- replicó Jane. Sentí un escalofrío, la tensión podía cortarse con un cuchillo.

    – [Noah]Está bajo mucha presión.[/Noah] – intervine, mirando a Jane para decirle que intentase disimular.

    – [JJ]No vengas a darme lecciones de moral cuando llevo encerrada en esta celda tantas horas que he perdido la cuenta[/JJ].- continuó, haciendo caso omiso a mi mirada.

    – [Dante]Todos los análisis coincidieron con los tuyos.[/Dante] – se escudó él, pero su frase quedó a medias, incompleta a juzgar por el tono. Se quedó pensativo unos instantes. – [Dante]Y aún así….[/Dante] – empezó a decir. Tuve la impresión de que algo le hacía ver que no era ella la que le había atacado. Pero como los Moondies eran desafortunados y sus hijos no iban a ser diferentes, en ese momento se escuchó en el exterior de la celda de contención un ruido extraño, seguido de un chisporroteo en el cierre. La puerta se abrió unos segundos después y en el umbral apareció Henry.

    – [Henry]¿Que cojones haceis todos aquí?- [/Henry] preguntó al vernos.

    – [Noah]Hemos venido a intentar exculpar a Jane. ¿Qué demonios haces tú aquí?[/Noah] – pregunté, tan tenso que tuve que controlar la vibración de mis moléculas. Henry allí no era una buena noticia. Los agentes se nos echarían encima en minutos.

    – [JJ]¿Dónde están Xander y mi hermano?[/JJ]- le preguntó Jane, extrañada y, como se solía decir, ‘con la mosca detrás de la oreja’.

    – [Henry]He venido a hacer lo que sois incapaces de hacer.-[/Henry] sentenció. Se desvaneció para reaparecer justo al lado de Jane. – [Henry]Tu novio me envía a sacarte de aquí. -[/Henry] Maldita sea, Xander, estábamos a punto. – pensé. Era Xander quien me había pedido intentar convencer a Dante de que se encontrase con ella, pero al ver que los días pasaban y no había avances, Xander se había ido poniendo menos en contacto. Había pasado al plan B, aunque Henry quizá era el Z.

    – [JJ]Xander no te enviaría a sacarme de aquí[/Xander].- replicó Jane, alejándose un par de pasos. En sus palabras iba implícito que no consideraba a Henry una persona muy estable.

    – [Noah]Se supone que tenías que recoger al resto dentro de 33 minutos.[/Noah] – dije, acercándome a ellos. Cuando el artefacto que Owen había colocado en la oficina de la hija de Petra deshabilitase la seguridad, Henry sería el encargado de transportar a gran parte de la resistencia al interior del Edificio Lenora para empezar el golpe. Este simulacro podía echar por tierra todo el plan.

    Y entonces empezaron a sonar las alarmas. – [JJ]¿Y ahora qué?[/JJ]- replicó Jane mirándonos.

    – [Henry]Xander es consciente de que no tienes posibilidades de salir de aquí, así que me ha mandado a sacarte antes de que comience el ataque.-[/Henry] puntualizó. Hice uso de mi velocidad y salí de la celda de contención, atravesando el pasillo de celdas hasta que vi a unos metros de distancia un grupo de guardias con equipamiento completo. Di la vuelta.

    – [Noah]Viene todo un equipo para aquí.[/Noah] – expliqué, con un tono que parecía una maldición. Podían cogernos a todos. Teníamos que salir de allí, no había tiempo para más.

    – [JJ]Sácanos de aquí[/JJ].- le pidió Jane. Nos había condenado y ahora era nuestra única esperanza. Por suerte, aunque loco, era de fiar, y nos llevaría con él. Niall, Jane y yo nos agarramos a su chaqueta y Henry se preparó para teletransportarse.

    Lo último que escuché antes de que perdiéramos de vista las paredes blancas de la celda fue. – [Dante]No, espera…[/Dante] – y a Dante saltando hacia nosotros y agarrando mi manga izquierda. Mierda. – pensé.

    Al instante nos vimos ante la cegadora luz del sol en medio de un claro rodeado de árboles, a juzgar por sus tipos, en el Bosque de los Lobos.

    – [Elle]¡Gente![/Elle]- dijo una voz, emocionada. La voz animada de mi prima me confirmó dónde estábamos. Me puse en pie rápidamente y observé la escena mientras los demás se levantaban. Dante estaba allí, un problema más para el plan.

    – [Dante]¿Dónde estamos?[/Dante] – preguntó, tenso. A su alrededor el aire parecía ser más oscuro, como si estuviese absorbiendo la luz. La información oficial del caso decía que había escapado usando su otro poder, menos evidente, manipulación de la oscuridad.

    – [Elle]Estáis en Canton[/Elle].- replicó Elle, siempre sonriente. Mi tío siempre decía que habría que preocuparse cuando Elle no sonriera. Aunque con el tiempo me di cuenta de que quizá lo decía por otra cosa.

    – [Noah]Esto es una locura. Quedan 29 minutos para el ataque, ahora estarán en alerta.[/Noah] – maldije, tenso. Para un velocista ese tiempo era una eternidad en la que podían blindar completamente el acceso al Consejo y acabar con nuestra oportunidad.

    – [Henry]Yo he cumplido, aunque se nos ha colado un polizón. ¿Qué hacemos con él, lo matamos?-[/Henry] preguntó, intentando parecer serio, pero empezó a reírse sonoramente al poco. -[Henry]Noah, tengo que ir a por el resto del grupo, nos vemos allí.-[/Henry] y sin más, se desvaneció en el aire, dejándonos allí.

    – [Noah]Espera, no…[/Noah] – escuché mis propias palabras como ecos en el aire, pero Henry ya no estaba. – [Noah]Escucha, esto no es lo que parece.[/Noah] – dije levantando las manos en un gesto tranquilizador de cara a Dante. Miré a Niall para que me ayudase.

    – [JJ]¿Para qué me habéis traído aquí?[/JJ]- habló también Jane, seria y visiblemente molesta.

    – [JJ]Explicadme qué está pasando aquí[/JJ].- replicó Jane. En ese momento no quise cambiarme por Xander.- [JJ]Y sin dar vueltas[/JJ]. – sentenció. Miré a Elle, era la única que parecía conocer el plan de su hermano.

    – [Elle]Si quieres, la idea es que te quedes conmigo[/Elle].- le propuso Elle, intentando mantener la calma en el caos de conversaciones que se estaba desatando.

    – [Niall]¿Que es lo que parece entonces Noah? -[/Niall] habló también Niall, no sin razón. No podía mentirle a Dante, pero tenía que tratar de dejar abierta la puerta para que no tomase a Jane por asesina.

    – [Noah]Parece que Xander no las tiene todas consigo con el ataque.[/Noah] – piensa en voz alta. – [Noah]Y que estamos en un lío.[/Noah] – confirmé finalmente. De pronto sentí frío y fue como si la luz se atenuase. Miré a Dante y vi que la oscuridad manaba a su alrededor como si le devorase. – [Noah]Eh, tranquilo, será mejor que te calmes.[/Noah] – dije mirando por el rabillo del ojo a Elle. La oscuridad no le venía nada bien.

    – [Dante]No parecías la misma chica, pero esto…¿ataque?[/Dante] – preguntó, desconcertado y visiblemente a la defensiva. Tan visible y evidente como podía resultar un muro de oscuridad que cada vez le cerraba más.

    Tenía que actuar deprisa, esa parte no era un problema, pero la cuestión era decidir exactamente qué hacer. Dudé durante unos instantes que para mí fueron minutos y para el resto, décimas de segundo. Entonces, de pronto, el muro se vino abajo y Dante cayó al suelo, inconsciente. Comprobé que tuviera pulso. Así era.

    Detrás de él, una figura femenina nos miró, dejando caer una roca al suelo. – [Amy]…-[/Amy] – sin decir nada, Amy se acercó a nosotros, pasando por encima del cuerpo inconsciente de Dante.

    Ya solo quedaba encargarse del plan de Xander. Jane no estaba muy contenta con la idea que parecía rondar en el aire, que Elle y ella huyesen mientras tenía lugar el ataque. A mí tampoco me daba demasiada seguridad que uno de los cabecillas del plan dudase de que este fuese a salir bien y enviase a lo que más quería bien lejos. Y luego estaba Amy, a la que no parecía gustarle demasiado el cambio de planes. Y no sabía por qué, pero me imaginaba en medio.

  • EN UN VISTO Y NO VISTO

    Diarios de Destino | Palacio Kvinneby

    MAÑANA

    Siegfried cruzó el pulimentado suelo de mármol y llegó hasta el jardín cubierto anexo al Palacio Kvinneby, su residencia desde hacía ya más de veinte años. En ese jardín esperaba encontrar a Beatrix, refugiada como todas las veces en las que necesitaba estar sola, meditando.

    Al principio, Siegfried se mostraba inquieto por esas visitas. Entendía que Beatrix se sintiera culpable por las personas que habían perdido la vida para traerla de vuelta, pero no podían obsesionarse. Lo importante era que estaban juntos.

    Con el tiempo se convirtió en su refugio y en una parte más de su rutina. Siegfried se había acostumbrado y cuando no la encontraba, sabía dónde estaría. Aunque intentaba dejarle siempre un tiempo para meditar.

    Cuando salió al jardín, no la vio a primera vista. Tuvo que atravesar el vergel para llegar al frío anexo donde estaría, parada frente a una tumba.

    En efecto, allí estaba, esta vez sobre una lápida tallada con el nombre «Sasha E. Elliot«. Había sido su último recurso antes de recurrir a Sarah, pero no había funcionado. Igual que tampoco había funcionado con Butterfly, cuya tumba estaba al lado.

    – [Z]Al final solo aguantó Sarah.[/Z] – meditó, acercándose a ella. No se sobresaltó, debía estar esperando que apareciese.

    – [Sarah]¿Habrías preferido a Sasha?[/Sarah]- preguntó girándose mientras sonreía.

    – [Z]Siempre que seas tú, no me importa el cuerpo.[/Z] – le aseguró, mirándola a sus ojos celestes. Se había acostumbrado a querer esa sonrisa, porque fuera cual fuese su rostro, era Beatrix, pero no podía negar que las cosas nunca serían como habrían sido si ella no hubiese muerto. No era lo mismo estar con…otro cuerpo. Era como enamorarse a la fuerza de otra persona.  – [Z]Pero lamento que no quedara otra opción para Sarah.[/Z] – había admirado su determinación, su afán por hacer el bien con una intensidad que le recordó a la propia Beatrix cuando estaba viva. Cuando se agotaron todas las demás vías, no hubo otro remedio, era Sarah o Beatrix.

    – [Sarah]La edad te está volviendo blando, Siegfried[/Sarah].- replicó mirándole. Vio un destello frío en su mirada que llevaba ya largos años conociendo. Al principio lo atribuyó a Sarah, a su rebeldía y su odio al estar aún presente, subyugada a la mente de Beatrix. Ese odio la hacía luchar, incluso durante un tiempo, poco después de que Beatrix tomase su cuerpo, había conseguido rebelarse y escapar, pero Siegfried la había encontrado un par de años antes junto al aesir. Desde poco después había empezado a percibir esa mirada gélida y una Beatrix más fría, más dura. No sabía si era solo el físico, pero a veces dudaba que fuese la misma persona.

    – [Z]Sé que tú lo habrías querido de otra forma.[/Z] – añadió. Al menos la Beatrix que conocía y amaba.

    – [Sarah]Es cierto, pero ya no hay marcha atrás[/Sarah].- rectificó, cambiando el semblante. Estrechó su mano y le acercó hasta ella. Los años le habían acostumbrado a su nuevo olor, a su nuevo aspecto, pero si cerraba los ojos, volvía a verla a ella. Seguía ahí, no estaba perdida. El regreso de la muerte no era un camino de rosas.

    – [Z]Y si la hubiera, no la tomaría.[/Z] – afirmó, sonriéndole. Pasó las manos por su cintura y la observó unos instantes. – [Z]¿Estás segura de que no prefieres quedarte?[/Z] – preguntó finalmente. Quedaba poco para el aniversario de la batalla, el día cero de la unificación de Zeon. Era el tiempo de honrar a los muertos y celebrar que estábamos reunidos contra un mundo que les odiaba porque no tenía poder a su lado. Siempre temía que esa fiesta fuera demasiado para Beatrix, que Sarah podría pugnar por salir con más fuerza con esos recuerdos cerca y sus familiares también. Y además estaba el problema actual, esa asesina a la que habían capturado, la hija de Dominic y Rebecca.

    – [Sarah]Me gustaría acompañarte[/Sarah].- pidió, colocándose un mechón de pelo detrás de la oreja. Acercó su rostro más al de ella y le dio un beso en los labios que ella devolvió con pasión.

    – [Z]La sospechosa está custodiada, así que no debería haber problema.[/Z] – respondió, con un asentimiento. No había lugar más seguro para ella, y si Sarah intentaba liberarse, Faust estaría allí cerca para contenerla. Beatrix asintió con una sonrisa. – [Z]Si es ella, eso significa que tendremos un poco de paz, al menos interna.[/Z] – pensó en voz alta. Al menos la preocupación de un asesino entre nosotros estaría respaldada. Solo quedaba lidiar con la guerra que se avecinaba con el exterior.

    El Departamento de Defensa había estado analizando comunicaciones y había descubierto un proyecto para un despliegue de armamento nuclear sobre Zeon. Aunque pudieran detener parte de las explosiones, las secuelas podrían durar décadas, y no habían encontrado aún una combinación de poderes y habilidades que pudieran protegerles totalmente. Si Curium no hubiese muerto luchando contra ese radiactivo de la Iniciativa, quizá. Tras todo ese tiempo, podrían terminar derrotados por simples armas humanas.

    – [Sarah]Espero que tengas razón[/Sarah].-respondió ella, estrechando de nuevo su mano para alejarse de las tumbas.


    Zeon News

    MAÑANA

    En dos días, el día 3 de Septiembre, coincidiendo con el aniversario de la batalla de Ripper en la que se liberó al pueblo de Zeon, el máximo dirigente, Siegfried Eklund, ha confirmado que asistirá a la gala anual de celebración de la victoria.

    «Hemos sufrido mucho para llegar hasta donde estamos ahora. No sería justo que por culpa de un asesino dejásemos de honrar a todos aquellos que dieron su vida por construir este lugar.»

    Fueron las palabras del dirigente, en alusión a la captura de una artificial hija de Moondies con el poder de absorber los poderes de otros sobrenaturales, matándolos en el acto. La sospechosa, Jane Williams, hija del Moondie Dominic Williams y la artificial Rebecca Lee, fue identificada por Dante Villiers, el famoso modelo ‘Icarus’. Las líneas actuales de investigación la sitúan como la culpable de la oleada de asesinatos de potenciados que se ha vivido desde hace ya más de dos años.

    Parte del Consejo de Zeon llegará entre el día de hoy y mañana, mientras que el dirigente y su esposa Beatrix llegarán en la madrugada del día 3. El evento, como todos los años, se celebrará en la azotea del Edificio Lenora.


    Xander Echolls | Bosque de los Susurros

    MAÑANA

    El Bosque de los Susurros me traía recuerdos buenos y malos. Fue allí donde nos escondimos los primeros tiempos, donde crecí con mi madre, mi padre y el resto de mi familia. Desde allí organizaban la Resistencia y salían a luchar, hasta que un día volvieron, derrotados y sin mi madre. Tiempo después, cuando ella volvió, nos refugiamos allí una temporada, hasta que nos encontraron.

    En ese momento, fue como si viese delante de mí a mi padre, con las manos y rodillas en el suelo, apenas sosteniéndose, cubierto de su propia sangre y de los que había atacado intentando que no se llevasen a mi madre. Recordaba llorar mientras les veía a los dos pelear por seguir juntos y al ‘Boogey Man‘, ‘Faust‘, conjurando a Beatrix con renovadas fuerzas para que controlase a mi madre y la hiciese prisionera de su propio cuerpo. En su día lloré por no poder hacer nada, me habían obligado a esconderme y proteger a Elle, a evitar que supiesen nada de su existencia. Ahora era otro quien se refugiaba en las profundidades de ese bosque.

    Me dirigía a verlo cuando una llamada entrante en el Omnilens me hizo detenerme y buscar cobertura en un lugar que no delatase mi posición. Me relajé al ver que era Owen.

    – [Xander]¿Has visto las noticias?[/Xander] – pregunté. Owen asintió, no podíamos decir mucho más por un canal público, pero eso significaba que el plan seguía en marcha. – [Xander]No la van a dejar ir, ahora está en el centro de la política.[/Xander] – comenté. Era absurdo disimular también la indignación, eso solo levantaría más sospechas a quien nos estuviese vigilando.

    – [Owen]Tiene que haber algun modo de que podamos hacer algo. Tal vez si Dante viese a Jane…-[/Owen] sugirió él. Me paré un instante a pensarlo, parecía una buena idea, y si no funcionaba, al menos nos dejaría ganar tiempo.

    – [Xander]No es mala idea, pero a mí no me dejarán acercarme. Intentaré que vaya uno de los otros.[/Xander] – comenté, pensando sobre la marcha que quizá Noah podría encargarse de hacer de mensajero, porque para Henry tenía reservada otra tarea, si quería ayudarme con ella. El plan era cada vez más inminente y muchas cosas podían salir mal. – [Xander]Porque tú tenías una cita.[/Xander] – añadí parándome a pensar después de decirlo.  No quería presionar a Owen, pero el daño ya estaba hecho.

    – [Owen]Cancelaría la cita si no fuera por…tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo.-[/Owen] admitió. Se le notaba afectado y luché por decirle, no vayas, porque lo que te estamos pidiendo es horrible, pero perdí.

    – [Xander]Ya, sé que es difícil…pero tengo que pedirte que vayas…por tu bien.[/Xander] – repliqué intentando disimular para oídos de terceros. No quería presionarle para ligar con una chica que no nos había hecho nada, cuyo único crimen era ser hija de una miembro del Consejo y tener el despacho mejor ubicado para el generador de interferencia.

    – [Owen]Te dejo, no quiero llegar tarde.-[/Owen] respondió con rostro serio.

    Asentí, lamentándolo. – [Xander]Seguimos en contacto.[/Xander] – me despedí, antes de que se cortase la conexión.

    Apenas tuve un instante de reflexión antes de que una figura se apareciese frente a mi entre un chasquido de estática. Durante un momento de psicosis, pensé que era teletransportadores oficiales del Gobierno, pero al ver el rostro marcado por las cicatrices de Henry, me tranquilicé. Al menos dentro de lo posible.

    – [Henry]Eh, solo venía para ver que tal iba todo.-[/Henry] preguntó, seguramente consciente de mi cara de circunstancia.

    – [Xander]Iba de camino a tu casa.[/Xander] – respondí volviendo al motivo que me había llevado al Bosque de los Susurros, lugar de refugio de Henry. Me pregunté si tenía alguna señal para mí que hubiese estado viviendo en la vieja cabaña de mi padre desde que dejó de formar parte de los líderes de la Resistencia. Quizá buscaba recordarme lo que pasó, las injusticias que habían sido cometidas. Los susurros que ese bosque se guardaba. – [Xander]Necesito tu ayuda.[/Xander] – pedí sin irme por las ramas, sabía que Henry apreciaba la franqueza.

    – [Henry]¿En serio?, ¿no preferirías la ayuda de otro?, te recuerdo que soy muy volátil.-[/Henry] replicó con una sonrisa. No me extrañaba la respuesta, siempre había ido tras él para asegurarme de que no comprometía la Resistencia y sin embargo, ahí estaba, necesitándole.

    – [Xander]Y eso es lo que necesito ahora mismo.[/Xander] – respondí mirándole fijamente. – [Xander]Necesito un plan de contingencia por si no consigo que Jane sea liberada.[/Xander] – aseguré. Sabía que sin la carga emocional que suponía, el resto de la Resistencia no apoyaría mi plan.

    – [Henry]Espera, ¿Jane? ¿Qué es lo que ha pasado? -[/Henry] preguntó, sorprendido. Como llevaba toda la noche sin dormir, se me había olvidado que no todo el mundo tenía por qué saber lo que le había pasado a Jane, especialmente Henry, que tenía un Omnilens modificado aislado de la red al que no llegaban las noticias de Zeon.

    – [Xander]La han detenido por intento de asesinato. Dicen que es la que ha estado matando gente estos últimos años.[/Xander] – sinteticé como pude, dejándome demasiados detalles por el camino. Había estado analizando los casos y sí que era cierto que los cuerpos concordaban con la forma de actuar del poder de Jane, pero sabía perfectamente que ella no había sido. – [Xander]Z y las altas esferas vienen para el Día de la Unificación como estaba previsto, así que si no consigo que salga antes, quiero que entres y la saques antes de que ataquemos el edificio Lenora.[/Xander] – le indiqué, sintetizando también el plan. Era desesperado, no estaba perfectamente definido y podían salir mal muchas cosas. De hecho, el ataque al edificio tenía muchas posibilidades de salir mal, pero si pasaba, no quería morir pensando que Jane se pudriría en una celda o sería ejecutada. Eso me lastraría, pensando en ella continuamente, luchando con el alma en otra parte.

    – [Henry]¿Y perderme toda la diversión? Además, puede que ese sea el lugar más seguro para ella ahora mismo cuando todo ocurra.-[/Henry] replicó. Henry estaba siendo más calmado y sensato que yo, tenía que asumir que el amor me volvía loco, pero debía ser cosa de familia. Además, en pleno golpe de estado, pueden pasar muchas cosas a los prisioneros.

    Negué con la cabeza. – [Xander]Si está con ellos no seré capaz de hacer nada. Elle puede ayudarla a irse si todo se tuerce.[/Xander] – pensé en voz alta. Sí, también era cierto que mi hermana era la más fuerte de todos nosotros, junto a Jane, si utilizase sus poderes para su propio beneficio. Juntas podrían salvarse si todo iba mal.

    – [Henry]Para que luego digas que no hago nada por ti.-[/Henry] replicó, negando con la cabeza. Pensé de nuevo que quizá en otro lugar, habríamos sido buenos amigos. – [Henry]Dime la hora exacta en la que quieres que ocurra.-[/Henry] añadió. Henry siempre estaba dispuesto, sin importar el riesgo.

    Asentí, agradecido. – [Xander]Media hora antes de comprometer los sistemas.[/Xander] – le indiqué. El aparato que había diseñado Henry y que estaría colocado en el despacho de Laura cuando Owen consiguiera llegar debería anular los sistemas de control de potenciados que tenía el edificio, permitiéndonos teletransportarnos a la azotea para acabar con el Consejo. – [Xander]Tendrás que dejarme otro artefacto de esos para desactivar los sistemas de la comisaría[/Xander] – pedí. Allí también había un sistema parecido. Pensándolo bien, era una buena prueba piloto.

    – [Henry]Espera…-[/Henry] – respondió. Dos chasquidos de estática más tarde, reapareció frente a mí con un dispositivo igual que el otro entre las manos. – [Henry]Todo tuyo.[/Henry] – dijo, ofreciéndomelo.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije cogiéndolo para guardarlo a buen recaudo. – [Xander]Lo activaré poco antes que el otro, para que te de tiempo a entrar, cogerla y seguir con la misión.[/Xander] – le indiqué. Todavía quedaba pendiente conseguir colocar el dispositivo en la comisaría sin levantar sospechas. Aunque al menos sabía dónde hacerlo.

    – [Henry]Todo sera en un visto y no visto…-[/Henry] sentenció, antes de irse.

    Quedé solo en el Bosque de los Susurros. Volviendo a ver la silueta de mi padre tirado en el suelo, ensangrentado, y mi madre, también magullada por todos y todas a los que había derribado intentando librarse, siendo arrastrada y finalmente sometida por Faust. Poseída y encerrada.

    En un visto y no visto tu vida puede volverse patas arriba.

  • NO NECESITAS UN OMNILENS NUEVO, SINO UN CEREBRO

    Jane | Sanctuary

    NOCHE

    jjwhite

    El sol se ponía en el horizonte o eso debían ver desde la calle, porque en el Sanctuary siempre parecía la misma hora. Llevé el plato combinado nº 2 (entrecot, patatas fritas, huevo frito y ensalada) a la mesa del ‘Guardia de Ziudadanía’ que me miraba con cara de pocos amigos. Contuve una arcada cuando el olor a «fritanga» llegó a mis fosas nasales, pero la aguanté con dignidad, hasta que me llegó el olor a sudor del tipo. – [b]A buenas horas…sintética…[/b] – espetó de malas formas. Debía rondar los cincuenta años y la barriga le llegaba hasta las rodillas, a juego con el bigote que cubría su labio superior y la enorme nariz aguileña que deformaba su cara. 

    – [Jane]Lo siento[/Jane].- coloqué el plato y contuve una nueva arcada.- [Jane]Que aproveche[/Jane].- dije con mi mejor cara de pena y me alejé despacio. 

    (más…)

  • LA TIERRA PROMETIDA

    Diarios de Destino

    zfuture

    Un fatídico día, el Condado de Ripper tembló. Las fuerzas de Z se enfrentaron a las de la Iniciativa en una batalla campal mediada por los Moondies, que trataron de sofocar el impacto del conflicto para que la gente de a pie no se viera afectada.

    Para cuando el polvo se asentó, la Iniciativa había sido derrotada y los Moondies vieron sus fuerzas ampliamente superadas por el bando de Z. Derrotados, vieron cómo Z y sus allegados se alzaban al poder, instaurando una nueva y utópica nación en el Condado de Ripper.

    Poco tiempo después del ascenso al poder, mientras todavía estaba instaurando su nuevo gobierno y defendiendo sus intereses respecto al resto de naciones, Z desató sus fuerzas contra los restos de la Iniciativa, borrando todo rastro de la faz de la Tierra. El enorme edificio quedó convertido en una pira humeante, que siguió ardiendo, consumiendo los cuerpos de los muertos: soldados, científicos, pero también experimentos. Muchos de los que trataron de evitar esa masacre se vieron arrastrados por ella.

    Casi todos los Moondies sobrevivieron, marcados como enemigos de guerra, pero fueron perdonados y se les permitió continuar viviendo bajo el nuevo gobierno, aunque sabían que los ojos estaban puestos en ellos y cualquier movimiento en falso podría hacer que sus vidas terminasen entre rejas.

    Sobre las cenizas, la utopía comenzó a construirse de verdad. Los poderes y las habilidades sobrenaturales permitieron avances y formas de vida vetadas a la humanidad corriente, que también tenía permiso para convivir en ese lugar. Aun así, Z observaba, solitario desde la cima de su edificio central en la ciudad de Moondale. Para él la utopía carecía de sentido sin Beatrix. Así que decidió recuperarla fuera como fuese.

    El tiempo pasó. Un cuarto de siglo más tarde, el estado autoabastecido de Zeon mantiene relaciones pacíficas con el resto de naciones humanas, permitiendo el acceso libre a sus fronteras. Pero la humanidad no ve con buenos ojos la amenaza que supone esa nación, cada vez con mayor poder y osadía. La humanidad recuerda lo acontecido en la Iniciativa y ha pasado todos esos años desarrollando armas para poder defenderse de esa amenaza, o para lanzar un ataque preventivo en caso de ser necesario. Y cada vez hay más tensión en los dedos que penden sobre los botones que pueden desencadenar el fin de Zeon.

    Lo que la humanidad no sabe es que el Consejo que gobierna Zeon es consciente de esa amenaza y serían capaces de dar por completo la vuelta al caos que pretenden desatar, causando el fin de los atacantes. Existen otros asuntos internos que les afectan más, las extrañas muertes de ciudadanos o la incansable Resistencia.

    Para la gente de a pie, la utopía sigue existiendo. El bando de cada persona, blanco, gris o negro es visible a simple vista en sus ropas o en su aspecto, sin engaños. Existen algunas excepciones, personas no muy afines a los bandos, pero un sencillo vistazo con el Omnilens dirá a qué bando pertenecen.

    Todo sobrenatural puede ser él mismo, respetado y protegido, pudiendo utilizar sus poderes y habilidades día a día, sin miedo a la persecución y al ostracismo. En Zeon impera lo diferente y esa cultura se ha reflejado en su moda extravagante, con estéticas que parecen sacadas de cualquier punto del pasado o incluso del futuro. Cada persona es diferente y sus diferencias son apreciadas.


    Nate Evans

    natethink

    Nathaniel observó el cambio en el paisaje a medida que se acercaba a Zeon. La nación parecía estar rodeada de un muro de naturaleza, una espesa arboleda que alcanzaba todo lo que podía ver, solo cortada al llegar a la Cordillera de Cormoran.

    El Levitrén atravesó un túnel situado en el centro mismo de la cuarta montaña más alta de la cordillera. Cuando la oscuridad volvió a dar paso a la luz, Nathaniel se sintió como si hubiese atravesado el armario y ahora estuviese en Narnia.

    Al lado de lo que tenía ante sus ojos, el mundo humano parecía triste y gris, metido de lleno en los problemas que ya lo consumían hacia más de veinte años. Para Nate, el recuerdo de los años que había pasado allí fuera era igual de triste y gris. Con el auge de Zeon, había aumentado el miedo y el odio a los sobrenaturales, hasta tal punto que para cualquier sobrenatural el mundo fuera de Zeon era un auténtico infierno.

    Recordaba la confusión de llegar a la Tierra y tomar forma humana, pero ser descubierto por tropas Neohumanas que le encerraron y le estudiaron para desarrollar armas eficaces contra su fisiología. Había perdido la cuenta de los años de encierro, hasta que hacía unas semanas había entrado en los Protocolos de Liberación de Zeon, un tratado de extradición de sobrenaturales que se basaba en el miedo que les tenía la humanidad. Pero a Nate no se le quitaba de la cabeza que no le habrían soltado si no hubiese dejado de ser útil.

    Tras un rato en silencio, empezó a atisbar la enorme capital de Zeon, la ciudad de Moondale. El Levitrén pasó al lado del cartel flotante de bienvenida.

    Welcome to Moondale. Capital of Hope.


    Sophie Bonnet

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    Sophie dio un trago a su ‘Latte Caramel Macchiato‘, disfrutando de la mezcla perfecta de sabores mientras esperaba junto al resto de sus compañeros a los recién llegados.

    Parte de lo que le encantaba de su trabajo era ese café, la cafetería del centro de transportes era la mejor de Moondale. Siempre tenía un lactokinético en plantilla que le daba el punto perfecto a la leche, incluso después de abrir varios locales más por toda Zeon, se las habían arreglado para mantener la calidad. Pero ese era el sitio original, donde todavía trabajaba el dueño, un manipulador del café que terminaba de hacer perfecto ese café.

    La muchacha miró al frente y activó mentalmente su Omnilens. Segundos más tarde tenía frente a ella el tiempo que faltaba para que llegase el Levitrén, menos de cinco minutos. Buscó mentalmente la información del refugiado al que tenía que guiar por la ciudad y en sus ojos se mostró la foto de un tipo negro de aspecto bastante imponente. Sophie no ignoró lo guapo que le parecía. Nathaniel Evans, decía la ficha. Retenido durante diecisiete años por los Neohumanos. No había mucha más información, ni raza, ni si tenía poder o no.

    Cuando vio el Levitrén detenerse a varios metros sobre ella, frente al andén, desconectó el Omnilens y tomó un atajo de las escaleras, dejándose levantar por el aire hasta posar los pies en el andén. Mientras sus compañeros guía se ocupaban de sus encargos, esperó hasta ver al hombretón bajarse del Levitrén con una pequeña bolsa de tela que debía contener todo su equipaje.

    – [Sophie]Bienvenido a Moondale, la capital de la esperanza de Zeon. Soy Sophie Bonnet, también puedes llamarme Wind Flower. Voy a ser tu guía de integración en la ciudad.[/Sophie] – se presentó dedicándole una sonrisa.

    – [Nate]Nate…Evans.[/Nate] – respondió él simplemente. Sus ojos se mantuvieron fijos en la joven, como si escrutasen su alma. Ella, cohibida, inició su recorrido seguida del hombretón.

    Tomó el ascensor junto a su acompañante y le dedicó una sonrisa mientras ascendían a la superficie de la ciudad. Cuando salieron del ascensor y salieron del centro de transportes. El centro estaba más elevado que gran parte de la ciudad, desde allí, se tomaba un transporte que descendía por la ladera del centro. Así que dejó que su invitado observara la preciosa panorámica de la ciudad y distinguiera el tráfico de voladores surcando con libertad los cielos.

    Después tomaron el transporte. – [Sophie]Dicen que antes los transportes iban solo por tierra, contaminaban y se producían atascos porque las personas conducían. ¿Te lo puedes creer?[/Sophie] – comentó mientras se subía en el vehículo automatizado. – [Sophie]Al Edificio Lenore.[/Sophie] – pidió. El vehículo se puso en marcha y su silente acompañante no respondió. Aburrida, miró por la ventanilla y vio un holoanuncio de Eau de Villier, del guapo de Dante Villiers, Icarus en zeoniano. A Sophie no le faltaba de nada, no podía quejarse, pero tampoco se quejaría con un Icarus a su lado.

    – [Nate]Ahí fuera siguen usando lo que dices, se llaman coches.[/Nate] – comentó su guiado. Sophie sonrió, quizá no sería tan aburrido.


    Dante Villiers

    dantemodel

    En el ático del sexto edificio más alto de Moondale, el modelo estaba tumbado sobre uno de los muros externos, con un pie colgando hacia el vacío. Inspiró el aire fresco y sonrió, segundos antes de girar sobre sí mismo y dejarse caer al vacío.

    Mientras caía, disfrutó de la vertiginosa sensación del descenso, manteniendo la sonrisa en su rostro hasta que llegó al punto de no retorno, donde desplegó sus alas, que refulgían bajo el sol haciendo que el plumaje marrón claro pareciese dorado. Se sentía como Ícaro, salvo que él podía volar lo suficientemente cerca del sol sin quemarse.

    Con un aleteo se alzó más y más, hasta superar la altura de la azotea que era su hogar. Allí, se detuvo un instante, abriendo ampliamente las alas mientras los flashes inmortalizaban su silueta contra el sol. Cuando vio que sus fotógrafos se detuvieron, descendió sobre la azotea, donde un azafato parye le recibió con una limonada recién exprimida y sus gafas de sol.

    – [Dante]Espero que hayáis conseguido una buena foto, porque no pienso volver a repetirlo hoy.[/Dante] – avisó a sus fotógrafos, que asintieron, complacientes. No dudaba que la habrían conseguido, eran buenos fotógrafos por un buen motivo, reflejos sobrehumanos, vista sobrehumana. El sistema daba en el clavo con las recomendaciones laborales. Ya podía imaginarse el anuncio: ‘Ícarus Rising: El protector solar todoterreno, con factor de protección total. Llegarás al sol sin quemarte.

    El modelo cruzó la azotea y entró a su ático. Dejó las gafas de sol sobre una de las mesas y se sentó en el sofá mientras el parye le preparaba un smoothie detox. Comprobó los mensajes en su Omnilens, descartó varios y reprodujo uno que le había enviado su madre. En sus ojos apareció la ex modelo de rubia cabellera, disfrutando de sus extensas vacaciones en Merelia. Su madre le dedicó un saludo emocionado mientras veía a su padre, tras ella, discutiendo con alguien.


    Kaylee MacLeod

    kaysad

    – [Kaylee]Industria metalúrgica.[/Kaylee] – murmuró la Consejera a la muchacha capaz de manipular el acero con su propia mente. La joven asintió y se levantó de la silla para marcharse, murmurando un breve gracias.

    Kaylee no se preocupó en asentir, sabía que el agradecimiento no era más que una formalidad. La sociedad se dividía en dos clases de personas: aquellas a las que les encantaba el sistema de asignación del trabajo, porque les gustaba tener al instante el lugar en el que podrían desempeñar su trabajo con mayor facilidad; y aquellas que buscaban retos y les apasionaban cosas que poco o nada tenían que ver con sus poderes o habilidades sobrenaturales.

    Le correspondía a ella y al resto de su departamento de precognitivos decidir dónde tendría que encajar cada persona. En Zeon, cada persona, al nacer, era introducida al sistema y se detectaba su raza, las habilidades de la misma y sus poderes en caso de tenerlos. A partir de ahí pasaría por el Departamento de Asignaciones varias veces en su vida, para que sus estudios le guiasen por el camino correcto para con el trabajo que iba a realizar. Así como ir analizando a qué bando etiquetarles.

    Para los precog era ligeramente distinto. No había visitas a Asignaciones, porque solo tenían dos posibles destinos. La mayoría terminaba como funcionario consejero de Asignaciones. Algunos pocos, dependiendo del grado o tipo de precognición, y de los padrinos que tuviese, terminaban como consejeros del gobierno.

    Kaylee no era de las afortunadas y había terminado allí. Formándose toda su vida sobre poderes y sobre su propia habilidad, para forzarla y recibir visiones de personas de las que no le apetecía ver nada.

    Ella nunca habría podido terminar en el gobierno, por dos sencillas razones. La primera era su poder, que pese a que hubiese aprendido a forzar las visiones, actuaba como el de su madre, y no siempre veía lo que quería ver. Normalmente veía otras cosas, más trascendentes que el trabajo de un adolescente.

    La segunda razón era bastante clara, era hija de Moondies y por mucho que intentasen aparentar amnistía, los viejos enemigos y sus cercanos del gobierno estaban marcados a trabajos de poco peso político.

    Kaylee miró la larga lista y observó el siguiente nombre, un refugiado intercambiado con Estados Unidos. Abrió un cajón de su escritorio y cogió una pastilla sin mirar. Las había colocado sueltas en un recipiente de cristal porque solía necesitarlas a menudo para paliar sus dolores de cabeza constantes.

    Esperó un instante y dio el aviso. Segundos más tarde, un hombretón que casi no cabía por la puerta se sentó frente a ella, acompañado por una guía oficial del gobierno que sonreía como si el mundo fuese maravilloso. Kaylee conectó su Omnilens pero éste no le mostró ninguna información sobre los poderes de su visitante.

    – [Kaylee]Parece que no hay registros.[/Kaylee] – indicó ella, esperando que le diesen más información. La guía asintió, cohibida, como si musitase un «qué raro, ¿verdad?«. El hombre, Nathaniel, no añadió nada. – [Kaylee]Poderes…raza…[/Kaylee] – intentó animarle. Lo único que decía su ficha además de su nombre, era que le habían retenido como experimento durante mucho tiempo. Estupendo, justo lo que necesitaba, un traumatizado.

    Resignada, se acomodó en su silla, cogió entre sus manos una de las grandes manazas de Nathaniel y forzó una visión. Cuando terminó, volvió a mirar al hombre a los ojos y empezó a escribir en un papel. – [Kaylee]Sanctuary. Es un bar de moda, aquí tenéis la dirección.[/Kaylee] – dijo tendiéndole el papel.

    Al volver a quedarse sola, se acomodó de nuevo en la silla, cansada, y envió un mensaje.


    Noah Arkkan

    noahglasses

    El técnico de comunicaciones estaba cruzando a toda velocidad la ciudad de Moondale para responder a una llamada de soporte cuando su propio teléfono empezó a sonar con la melodía de la vieja serie de Lois&Clark, era de las pocas que habían captado la esencia de Superman en un actor, igual que el de la de Supergirl, que luego consiguió su propia serie por el tirón que había tenido.

    Se detuvo al lado de una cafetería y entró a pedir un café mientras veía y respondía el mensaje. Para Noah nunca había demasiada prisa y no era recomendable correr sin estar atento al camino si vas a velocidad sobrehumana.

    Respondió a una velocidad que le pareció soporífera, porque el teléfono no soportaba la estática que desprendía su cuerpo al utilizar su poder, y se tomó el café en un suspiro y lo tiró a una papelera de reciclaje. Que por la noche recogería un equipo de demonios devorabasura.

    Miró su reloj y echó a correr para solucionar la llamada de soporte, en la que tardó más en resolver las dudas del funcionario que en solucionar el problema en sí, un cable suelto. Cuando por fin se libró del hombre, se dirigió a solucionar la «incidencia» que había comunicado Kaylee. Después se dirigió a ver a su hermano.


    Leo Arkkan

    leojoyero

    En la transitada calle Moreau, en el centro de la ciudad de Moondale, la vidrieras de la joyería Chosen reflejaban el paisaje del Parque Briar.

    El demonio cruzado atravesó las puertas rápidamente y preguntó por su hermano, siendo redirigido a la trastienda por la chica que estaba en ese momento atendiendo el mostrador, Allison, o Allie, como prefería que la llamasen.

    Noah le dedicó una sonrisa y se dirigió a la trastienda. La pobre Allie era humana y difícilmente habría conseguido un trabajo así de no haber sido por su hermano, Leo. Él mismo había trabajado de algo que odiaba durante mucho tiempo, como minerólogo, debido a su poder. Pero tras unos cuantos éxitos con algunos yacimientos, había conseguido recientemente montar su propio negocio.

    Cuando pasó a la trastienda, le vio adquiriendo la apariencia de una esmeralda y tomando notas sobre sus propiedades. Noah sabía que a su hermano tampoco le apasionaba su negocio, pero en el mundo en el que vivían, no había demasiadas opciones. En parte era eso por lo que luchaban.

    – [Leo]Noah, ¿qué haces aquí?[/Leo] – preguntó el joyero, sorprendido de ver a su hermano. Tomó su apariencia normal y le estrechó entre sus brazos.

    – [Noah]Kaylee ha tenido una visión interesante.[/Noah] – comenzó a explicar. Noah también estaba bastante vigilado por ser hijo de Moondie, y sabía que habría ciertas cosas que no podría hacer sin levantar sospechas. Si buscas movimiento de información en un grupo, siempre te vas a fijar en lo lógico, que sea el más rápido el que lleve esa información.

    Ellos necesitaban ser más listos para evitar ser cogidos. Leo podría llevar mejor el mensaje a los bosques. A fin de cuentas, a nadie le extrañaría que fuese a visitar a sus padres, o a su ex mujer. Mientras tanto, Noah tenía otra persona a la que visitar.


    Lexa Reed

    lexa

    Noah suspiró antes de entrar al Sanctuary. Había cosas que era necesario hacer por la Resistencia que de ningún otro modo habría hecho.

    Para moverse libremente, había tenido que desarrollar cierta fama. Por un lado, cada vez que iba a ver a Kaylee tenían que aparentar verse por alguna «necesidad urgente«. Y por otro, el canal de comunicación habitual a través del Sanctuary incluía parecer un «asiduo» a las trabajadoras del placer. En concreto a una, que es a la que debía entregarle la información.

    De todos los peligros que conllevaba ser de la Resistencia, tenía gracia que lo que peor llevase fuera eso. Cuando Jane le vio en la puerta, le guiñó un ojo. Cualquiera lo habría interpretado porque había reconocido a un cliente habitual de Lexa, pero Jane sabía a qué iba en realidad, porque ella era uno de los suyos.

    Le condujo hasta la sala privada. – [JJ]Suerte, chispas.[/JJ] – bromeó para que le escuchasen los ojos y oídos que estaban en todas partes, pero no en las salas de placer.

    Noah llamó y al escuchar la voz de Lexa al otro lado, abrió la puerta y la cerró tras de sí, parpadeando para acostumbrarse al cambio de luz y notando en su nariz el aroma de los inciensos que Lexa utilizaba para su trabajo.

    Ella no tardó en aparecer, ataviada con un vestido que le dejaba un hombro al descubierto, fijo en Noah sus claros ojos y el joven supo de inmediato por qué tanta gente acudía a ella. Lexa había sido una trabajadora del placer desde el primer momento en el que obvió las indicaciones de Asignaciones. Usando su poder, conseguía dar lo que querían a sus clientes sin ni siquiera dejar que pusieran un dedo encima de ella. Aun así, la sociedad la trataba de la misma forma y ella misma detestaba ese trabajo.

    Con el tiempo, consiguió dejarlo y Niall le ofreció un trabajo, haciendo eso mismo pero ahora con el fin de obtener información valiosa para la Resistencia de sus clientes de las altas esferas. Para eso y para permitir que el mensajero de la Resistencia viniese a transmitir las nuevas noticias.

    – [Noah]Hola, Lexa.[/Noah] – saludó Noah, cohibido. Ella sonrió, siempre le hacía gracia ver al tímido de Noah.


    Jane Williams

    jjwaitress

    La tarde había avanzado ya lo suficiente para cuando Nate y Sophie llegaron al Sanctuary como para que éste ya estuviese empezando a estar bastante concurrido. Atravesaron la puerta después de que la guardia de seguridad gris comprobase sus credenciales, especialmente las de Nate.

    – [Sophie]No te preocupes, con tu primer sueldo podrás comprar un Omnilens nuevecito.[/Sophie] – empezó a decir la guía, señalándose la sien. El aparato era la invención más exitosa del Departamento de Investigación, constaba de un pequeño chip que se colocaba sobre la oreja, tras la piel, en contacto con el cerebro, permitiendo funciones directas como el almacenamiento de información en la memoria interna del dispositivo, para poder consultar los recuerdos en cualquier momento, la grabación o captación de imágenes a través de los ojos, el acceso a los perfiles públicos de cada habitante de Zeon mediante el reconocimiento facial, gps, navegador web, en general, todo tipo de tareas que un ordenador podría llevar a cabo, y muchas más. – [Sophie]Yo estoy deseando ir a por el nuevo modelo, este me va un poco lento a veces.[/Sophie] – admitió con una sonrisa.

    Atravesaron la puerta y se acercó a ellos una joven de pelo oscuro, vestida con vaqueros, una camisa blanca y una chaqueta de cuero sobre ella. – [JJ]¿Mesa para dos, chicos?[/JJ] – preguntó la muchacha.

    – [Sophie]No, gracias, venimos a ver a Niall, nos han enviado de Asignaciones.[/Sophie] – la joven de pelo oscuro les miró un instante y después señaló una cristalera tras la que un joven de tez oscura observaba la sala.

    A la muchacha no le extrañó que la guía no se dignase a darle las gracias, la había visto activar el Omnilens así que ya sabía el motivo. La magnífica e igualitaria sociedad de Zeon no lo era tanto para los humanos o para los artificiales e hijos de artificiales. Su madre, Rebecca, lo era, y por eso había terminado en un trabajo de menor cualificación que la que merecía. Al igual que ella, que para el caso podría haberse llamado Jane Doe en lugar de Jane Williams.


    Niall

    niallsuit

    El dueño del Sanctuary cerró los ojos, escuchando cada acorde con el que los músicos del ‘Banshee Scream‘ interpretaban la canción que él había compuesto. Frunció el ceño al escuchar un fallo y no consiguió volver a concentrarse.

    El mensaje de Noah era claro, iba a tener un invitado dentro de poco, así que dejó su placer para otro momento en el que no hubiera cosas que fuese necesario hacer.

    Unos minutos más tarde, Joey Munn, su guardia personal, llamaba a su puerta para indicarle que una guía y un refugiado venían desde Asignaciones. Según lo que había dicho Noah, tenía que darle un puesto a Nate allí, porque sería clave para el plan que la Resistencia tenía en marcha.

    Les mandó pasar a ambos y escuchó la explicación y los flirteos de la guía, que parecía bastante más fiel seguidora de su padre y sus hermanos que él. Para Niall su padre era una escoria que lo había conseguido todo por tener poderes y pocos escrúpulos y sin embargo su madre, una pobre humana que lo había dado todo por conseguirle un lugar en esa supuesta utopía, había pasado su vida con trabajos de poca cualificación por no tener ninguna habilidad. Por eso hacía lo que hacía.

    – [Niall]Ve a ver a Idris, el coctelero, él te dirá qué puedes ir haciendo mientras lo preparamos todo.[/Niall] – le indicó Niall al grandullón. – [Niall]Y no te preocupes, estás en casa.[/Niall] – afirmó. – [Niall]Señorita Bonnet, puede tomar lo que quiera, está invitada.[/Niall] – se despidió. Cuando volvió a quedarse solo, cerró los ojos una vez más y trató de concentrarse, pero esta vez no en la melodía que escuchaba, si no en la sinfonía de acontecimientos que debían precipitar.


    Idris Solo-Novak

    idrisbartender

    – [Idris]Marchando un ‘Bloody Bloody Mary‘ para la camarera más guapa del local.[/Idris] – anunció el coctelero con una enorme sonrisa mientras sus manos, cubiertas de una capa de hielo, agitaban el mezclador donde el ‘Bloody Mary‘ con sangre artificial creada por la industria hemológica, listo para que la vampiresa que había intentado ligar con Jane se lo tomase en lugar de la sangre que le apetecía en realidad.

    Cuando Jane se marchó negando con la cabeza pero sonriendo, Idris vio acercarse a las dos personas de las que le había hablado Niall. Uno de ellos era un tipo grandote y serio que venía de fuera, mientras que la otra era una muchacha delgada con aspecto de consentida que trabajaba de guía.

    Idris le guiñó un ojo a la muchacha al verla acercarse. – [Idris]Nuestro nuevo compañero, y una clienta VIP.[/Idris] – sonrió. – [Idris]Idris Solo-Novak, encantado. Puedes sentarte, es muy pronto para trabajar.[/Idris] – bromeó intentando romper la seria cara de Nate. – [Idris]O puedes pasar al almacén donde Kuruk necesitará tu ayuda.[/Idris] – sugirió. Pareció gustarle más esa idea y se despidió de la muchacha.

    – [Sophie]Es muy serio.[/Sophie] – admitió ella.

    – [Idris]Es una pena, seguro que tienes una sonrisa preciosa.[/Idris] – replicó él, haciendo que sonriese. – [Idris]He acertado, es mi poder.[/Idris] – indicó con un nuevo guiño. – [Idris]¿Por qué no jugamos a un juego? Te preparo un cóctel, si te gusta, te preparo otro en mi casa. Si no, te invito a mi casa para prepararte uno mejor.[/Idris] – añadió con una amplia sonrisa.

    Espero que la chica asintiese y empezó a prepararlo mientras pensaba en que ese podía ser uno de sus últimos días como coctelero. Si la Resistencia lo conseguía de verdad, por fin podría venirse abajo ese mundo en el que tenía cabida un asesino, un sádico que se alimentaba del miedo.

    Idris había dejado su trabajo anterior cuando finalmente dio con su nombre. Allí seguía, sentado en el Consejo, después de haber asesinado a sus padres brutalmente. Por suerte Mara y Vincent habían cuidado de él, pero ese mundo nunca les había tratado bien. Su padre seguía siendo un detective sin posibilidad de ascenso por estar asociado a los Moondies y su madre, por lo mismo, había tenido que conformarse como enfermera. Ellos siempre habían cuidado de él, y ahora le tocaba cuidar de ellos, y de todos los perjudicados por ese gobierno.


    Cole Roman

    colesecurity

    El jefe de seguridad del edificio Lenora se agitó, incómodo, en la sala de vigilancia. Llevaba un rato así, como si algo no fuese bien. Era una sensación extraña, que no tenía muy claro qué significaba, pero tenía algunas teorías y no le gustaban demasiado.

    Se puso en pie y se colocó el cinturón, tomando el comunicador entre las manos. Después se lo pensó mejor y envió un mensaje a un compañero, Equalizer, a través del mismo. Contaba que había sido un experimento de la Iniciativa, tenía algunos poderes para manipular el sonido, se los aumentaron y quedó sordo. En el famoso combate contra la Iniciativa y los Moondies, le liberaron de su impronta y se unió a nuestro bando. Respondió enseguida al mensaje diciendo que él se encargaba de la sala de vigilancia.

    El jefe de seguridad, Cole Roman, o Python de nombre zeoniano, descendió las escaleras rastreando la extraña sensación, que cuanto más aumentaba, más parecía distinguirse como una firma energética inestable. Ninguna a las que estuviera acostumbrado en ese edificio.

    A medida que aumentaba, fue descendiendo las escaleras más rápidamente, hasta llegar a los cimientos de la sala de calefacción. Allí fue donde descubrió qué era lo que estaba pasando. El dispositivo de calderas estaba fuera de control y estaba emitiendo más calor del que debía.

    Intentó pensar rápido, pero no podía hacer nada, así que tomó la decisión más sabia. Descolgó el comunicador e informó a sus compañeros. – [Cole]Evacuad el edificio, el sistema de calefacción va a estallar.[/Cole]

    Después intentó detener el problema, pero el sistema estalló liberando un calor infernal en la sala, un calor que se extendería por todos los conductos hasta quien sabía cuantas plantas. Solo podía esperar que sus compañeros evacuasen a tiempo.


    Laura Petrov

    laurafuture

    Laura Petrov se encontraba en su oficina, descansando mientras dejaba libres los pies de la atadura de los tacones. Nunca se había arrepentido de convertirse en ingeniera sismográfica, su trabajo le había permitido tener todo lo que quisiera y no tenía nada de lo que quejarse. Pero ese día maldeciría quedarse unas horas más para terminar un trabajo.

    Había desconectado las comunicaciones para que nadie la molestase y eso había sido un error. Al principio notó el sofocante calor de la calefacción inundar su despacho y pensó que estaba pasando algo, pero para cuando se quiso dar cuenta e intentó comunicarse con los demás, vio que el edificio estaba siendo evacuado y las llamas crecían por su despacho y otros muchos.

    La puerta se quedó bloqueada por el calor, así que desató su poder haciéndola saltar de los goznes y echó a correr. Intentó taparse la cara para no respirar demasiado humo y trató de no pensar en que ahora tendrían que pintar la oficina y seguramente perdería el trabajo de varios días.

    Estaba deseando salir para poder despotricar con tranquilidad con su madre y quizá agilizar los arreglos que necesitase el edificio, pero cuando bajaba uno de los tramos de escalera, notó que su tensión se desplomaba y perdía la consciencia. Estupendo, pensó, va a quedar genial en los titulares: «Soltera muere mientras echa horas extra».


    Owen Williams

    owenfire

    El cuerpo de bomberos se personó rápidamente en las instalaciones del edificio Lenora gracias a su teletransportador. Mientras uno de los hidrokinéticos se preparaba para sofocar las llamas, algunos de los compañeros se preocuparon de atender a la gente, que parecían estar perfectamente. Parecía que el fuego no se había afianzado en muchas plantas. El calor se había propagado en las más bajas mientras que en las superiores, no habían fraguado.

    Acostumbrado a la acción y la primera línea, el bombero raso Owen Williams necesitó poco más que escuchar que había aún gente dentro para cruzar las llamas y aventurarse en el interior.

    Llevaba la mascarilla puesta para protegerse del humo, pero no había demasiado en la zona. Lo más sofocante era el calor y a él no llegaría a hacerle nada importante. A fin de cuentas había sido su poder lo que le había cualificado para ese puesto de trabajo. Las ventajas eran que podía ayudar a la gente, pero por lo demás, era una mierda, especialmente desde que Idris se había marchado.

    Owen no había hecho demasiado caso a las voces de sus superiores que le instaban a quedarse atrás. No solía hacerlo, porque si les escuchase, empezaría a notar sus tonos de superioridad respecto a alguien que era consciente de que nunca podría ascender, porque su madre era una artificial y los dos unos Moondies. Ambos términos los detestaba tal y como los usaba la gente. Su padre y sus amigos decían que una vez Moondies había dado esperanza, pero ahora solo era el nombre de unos parias de los que era un miembro orgulloso.

    Continuó ascendiendo y notó el descenso del sofocante calor a medida que subía, observando las salas. Finalmente, en una de ellas vio a una muchacha desmayada. Corrió hacia ella y vio que tenía problemas por inhalación de humo y un leve traumatismo craneal. La cargó a sus hombros y bajó rápidamente las escaleras.

    A mitad de camino, vio algo extraño, una figura sobresaliendo de una puerta. Era un guardia de seguridad que parecía haber estado en el núcleo de la explosión. Tiró de él y le acarreó también a la salida.

    Cuando consiguió ponerles a salvo pensó que ahora le quedaba lo más difícil, esquivar a sus superiores, avisar a los demás de que Henry la había cagado completamente y asegurarse de seguir adelante con el plan y tener acceso al edificio cuando los bomberos volviese a evaluar la situación y asegurar la zona.


    Xander Echolls

    xandercop

    El oficial de policía cerró la carpeta sobre su mesa y la colocó sobre la pila de casos. Era uno de los agentes destinados a la investigación de una serie de asesinatos de sobrenaturales potenciados que se había ido incrementando en los últimos años.

    En todos había un denominador común, los muertos aparecían con señales que parecían indicar que su vida les había sido absorbida. Por el momento el único avistamiento registrado era el de un testigo que vio una figura encapuchada alejarse de la zona.

    El agente trabajaba codo con codo con los veteranos Bill, Vincent y Karen, pero la información que les llegaba era menor que la que tenían otros grupos de investigación sobre el mismo caso, que supuestamente debían trabajar coordinados. A fin de cuentas, los cuatro estaban relacionados con los Moondies y estaban bien vigilados.

    Por el momento no había relación aparente entre los fallecidos, salvo que ninguno de sus poderes se repetía, y eso no daba mucho margen de maniobra.

    En ese momento, el agente recibió un mensaje. Al ver que era de Owen, se reclinó y fingió una sonrisa mientras lo leía:

    ¿Recuperado? Hank se pasó con la marcha y vomitó encima de un par, menos mal que no nos jodió la fiesta. Quedamos como siempre, ya hablamos.

    Owen y él eran amigos desde pequeños, y eso les había venido muy bien para seguir fingiendo que pasaban muchas noches de fiesta, cuando en realidad ambos eran miembros de la Resistencia.

    La transcripción del mensaje era clara. ‘Hank‘, era Henry, otro miembro de la Resistencia un poco más problemático por sus ganas de derribar el gobierno, tenía como asignación programar una disrupción para que el sistema de calefacción del edificio Lenora fallase y quemase varias plantas, cuando no hubiese nadie en él. El agente contuvo el enfado para disimular y continuó fingiendo su sonrisa mientras respondía con un «XDDDD ya le tocaré yo las narices a Hank«.

    Tenía claro que no podía permitirse que Henry volviese a cometer una imprudencia que pusiera a inocentes en peligro. Así que decidió ir al portal más cercano de los que Vincent había mapeado, para llegar a la casa en la que vivía Henry. Tenían conceptos importantes de los que hablar.


    Henry Crowe

    henryfuture

    El joven de pelo claro subió el volumen de la música mientras trasteaba con un invento que podría resultar útil cuando las cosas se pusieran finalmente serias contra el gobierno.

    Se sentó en el suelo y apartó la pipa de oxígeno de la mesa para hacer hueco al artefacto. Si la teoría funcionaba, podría cargarse algunas de las restricciones que había para teletransportadores no autorizados en los edificios oficiales y con eso saltarían los lentísimos planes como el que había tenido que llevar a cabo ese día, solo para que Owen pudiera terminar infiltrado obteniendo información sin que nadie se diese cuenta.

    A Henry le importaba bien poco que le descubriesen, no como a los demás. Él había manifestado su odio a ese gobierno desde que fue consciente de que sus padres habían muerto en la masacre de la Iniciativa, sin ser siquiera miembros de ella.

    Jamás olvidaría esa matanza indiscriminada. Sus padres habían ido a proteger a los inocentes, a los activos y experimentos que no eran más que víctimas de la Iniciativa. Pero acabaron con todo. Su política siempre trató de encubrir el verdadero acto, justificándolo: la Iniciativa era una amenaza, habríamos sido los siguientes, estaban desarrollando un arma para acabar con todos nosotros y otras mentiras por el estilo. Habían instaurado un día oficial de luto al año por las víctimas inocentes que habían caído en «el fuego cruzado«. Todo una pantomima.

    Cuando Henry escuchó un ruido en el exterior, se puso en pie rápidamente, agarrando una de las armas que guardaba bajo el colchón del sofá, listo para llevarse por delante a quien fuese o para teletransportarse en caso de necesidad.

    No echaría de menos esa casa. Henry era un fugitivo, un terrorista cuya cara era bastante conocida. Pero Zeon era muy grande y siempre tendría un sitio donde esconderse, y por suerte, una forma rápida de llegar a él. Solo de pensarlo sonrió, recordando a toda esa escoria que le despreciaba por ser hijo de una artificial, cuando todavía le importaba lo que pensara la gente.

    La puerta de la entrada se abrió y Henry levantó el arma, apuntando al invitado inesperado. Frente a él, el otro, un tipo de constitución atlética, pelo rubio y ojos claros, tambien apuntaba el arma. Henry no bajo el arma, era Xander, uno de sus compañeros, pero también podría ser un camaleón, un cambiador de formas.

    – [Xander]¿Sabes lo que has estado a punto de hacer?[/Xander] – preguntó, encolerizado. Henry bajó el arma, estaba claro que era Xander y que eso iba a ser una reprimenda.


    Amy MacLeod

    amymakeup

    A las afueras de la capital de Zeon, se alzaba el imponente Bosque de los Lobos, muy cerca del monumento a las víctimas de la Iniciativa, el lugar donde muchos recordarían la masacre.

    Allí, ocupando cada vez un terreno más extenso del bosque, lo que inicialmente había sido la manada de Canton, se había extendido hasta formar un pequeño pueblo-reserva, algo más alejado de la vida en las capitales.

    En los primeros años del nuevo gobierno, la manada de Canton había acogido entre los suyos a los Moondies y sus allegados, parias del gobierno, sin duda con el visto bueno de éste, que prefería tenerlos en un entorno más aislado y seguramente, controlado.

    Los Moondies habían tenido hijos, la manada había tenido hijos, y el gobierno había dado lugar a hijos descontentos. Todos ellos habían encontrado su hogar en el nuevo pueblo de Canton.

    La líder de la manada, líder por antonomasia del pueblo de Canton, caminaba meditabunda por un claro del bosque. Pese a su edad, ya llevaba muchas vivencias a sus espaldas. Su pueblo era el núcleo de la Resistencia, pero tenía que arreglárselas para disimular frente a cualquier representante oficial. Se había acostumbrado a mostrar dos caras y a veces le gustaba volver al bosque simplemente y ser ella misma.

    Suspiró y se quitó la ropa, dejándola doblada a un lado. Después, se encogió sobre sí misma mientras su cuerpo se hacía añicos y volvía a formarse, dejando libre a la ‘Loba Roja‘.


    Elle Echolls

    elliefuturez

    Una joven alegre caminaba por el pueblo de Canton, visitando los comercios a pie de calle para elegir la mejor comida para preparar ese día. Su padre estaba especialmente tenso los últimos días, por ese plan que la Resistencia estaba llevando a cabo.

    Sus tíos habían hablado con él en privado varias veces, pero no terminaba de quitarse esa nube negra a su alrededor. La joven sabía a qué se debía, su padre nunca había sido el mismo desde que se habían llevado a su madre. Su tía Diana siempre le decía que su padre quería a su madre más que a nada en el mundo, y no soportó perderla dos veces seguidas.

    La primera fue poco después de nacer Xander. Pero ella consiguió resistirse, regresar. Se escondieron y así había llegado a nacer ella. No duró mucho, la joven no recordaba apenas el rostro de su madre. Se la volvieron a llevar y a ella tuvieron que esconderla, evitar que la registrasen, no solo por ser hija de ellos y por miedo a lo que Z le hiciese, si no por cómo había nacido. No era fácil saber que en el falso e idílico mundo en el que todos eran aceptados por ser diferentes, ella sería considerada una amenaza por serlo también.

    Pero Elle intentaba ser siempre positiva, sus tíos Christopher y Ed la habían enseñado a contenerse y ser paciente, su tío Daakka le había enseñado a ver el bien y el mal de otra forma, su tía Cara le había enseñado a poner buena cara a las cosas malas, su tía Diana a reírse de lo peor. El resto de los Moondies también le había aportado mucho. Y Amy siempre había cuidado de ella.

    Elle se esforzaba por controlarse, por esconderse en el bosque cada vez que alguien podía aparecer y descubrir con su Omnilens que no estaba registrada. No conocía nada que no fuese Canton, pero se lo debía a su padre y su hermano, que siempre la protegían pese a sufrir por lo que había pasado con su madre. La Resistencia tenía muchos valores por los que luchar, pero muchos lo hacían por ella, por Sarah.


    Epílogo

    sarahbeatrix

    La Cazadora aguardaba en silencio en el mausoleo, perdida en sus pensamientos, en la lucha interna que cada día se debaría en su interior. Una lucha a la que estuvo a punto de rendirse muchas veces, pero no sabía qué más hacer, no encontraba la forma de librarse de todo ello, de volver a ser buena persona. La habían condenado a vivir, robándole la vida a otra.

    – [Z]Cariño, te había estado buscando.[/Z] – dijo una voz grave a sus espaldas. El líder del Consejo de Gobierno de Zeon estaba tras ella, ataviado con un traje blanco sin corbata. Muchos lo llamaban aún El Director, la mayoría, Z. Para ella siempre sería Sieg.

    – [Sarah]Sí, necesitaba venir aquí.[/Sarah] – se sinceró. Él se acercó y la rodeó con sus brazos, inclinándose para besar sus labios con pasión. – [Sarah]Me ayuda a recordar lo que pudo ser.[/Sarah] – añadió ella, dándole la mano.

    – [Z]A veces hay que hacer lo necesario, Beatrix.[/Z] – afirmó con aparente pesar. Observó la tumba que tenían frente a ellos unos segundos antes de darle la espalda para marcharse.

    Tess Gianopoulos. Nunca olvidaremos lo que hiciste por nosotros.