Moondale

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  • DEL BOSQUE A LA BOCA DEL LOBO

    XANDER ECHOLLS

    TARDE / NOCHE – BOSQUE DE LOS LOBOS, SEDE DE INFINITY

    No era la primera vez que ponía los pies en el Bosque de los Lobos. En el colegio y en el instituto era un lugar de excursiones habitual. Tenía una loma despejada donde había un área recreativa y unas vistas impresionantes, pero el verdadero motivo de ir allí era para dar una lección de historia local sobre la Batalla de Ripper. Las primeras veces que escuché la «versión oficial» me molesté un poco por el hecho de que lo que habían sacrificado los Moondies pasara desapercibido, pero al final uno se acostumbra a que el anonimato es mejor.

    Todas las veces que había ido había sentido una sensación poderosa y sobrecogedora. Una cosa es saber que tu familia y sus amigos han evitado el apocalipsis en más de una ocasión y otra ser testigo en primera persona del lugar en el que ocurrió una de las más duras batallas.

    Esa vez, sin duda, la sensación fue mucho más fuerte. Me sentí muy conectado a ellos cuando nos acercamos a un extremo del bosque y atisbamos el edificio de la vieja Iniciativa. El ajado y descolorido logotipo ‘Iniciativa Awaken‘ había desaparecido casi completamente mientras que el infinito que simbolizaba ‘Infinity‘ se alzaba imponente, como si no tuviese nada que ocultar y mucho de lo que enorgullecerse.

    Allí, tan cerca de aquél lugar, me sentí muy conectado a los Moondies. Fue huir de allí juntos una de las cosas que más les unieron y ahora yo estaba allí también con un grupo de personas importantes en mi vida, esperando para entrar y rescatar a dos más.

    Me noté inquieto, preocupado. No sabía si los héroes se sentían así, si los Moondies se habían sentido así alguna vez cuando tenían que enfrentarse a algo. Mi cuerpo habría aceptado cualquier excusa para irse corriendo a casa.

    Miré a los demás, que esperaban en silencio a la señal de Henry, nuestro enlace y nuestra única forma de entrar y salir. Si no hubiera sido por la visión de Amy, habría meditado confiar en Henry pese a ser hijo de una de los O.W.L.S. Nos tenía a su completa disposición.

    El resto del equipo no era muy extenso. Eché en falta a muchas personas, pero no podía culparles. Me acerqué a Amy, que estaba apoyada cerca de un árbol de color gris oscuro. Según la versión oficial de la guerra, había sido un combate entre una fuerza militar del gobierno y un grupo de terroristas amparados por el Director de Inteligencia Nacional. En el combate, decían, se habían usado armas químicas alucinógenas pero también otros prototipos. Supuestamente la petrificación de ese árbol era el resultado de un arma tóxica, pero en realidad mi padre me había contado una vez cuando era pequeño que había sido el poder de uno de los controlados por la Iniciativa.

    Observé el reloj, esperando el cambio de turno que había programado Henry. Noah caminaba de un lado a otro, inquieto, pensativo. Cargaba con demasiados recuerdos encima de ese lugar. Ellie e Idris estaban uno al lado del otro, bastante juntos. Me alegraba ver que mi hermana sonreía y era feliz. Owen estaba cerca de mí, pero lejos de Amy, ella se encargaba de mantener la distancia para evitar la visión que le había agobiado durante semanas.

     

    – [Xander]¿Crees que seremos suficientes?[/Xander] – pregunté a Henry, que a fin de cuentas era el que sabía cómo estaba todo dentro.

    – [Henry]Sí. Aunque no creo que haga falta…-[/Henry] respondió, señalando mi espalda. Ahí llevaba atado el legado de mi padre y mis abuelos paternos, la espada Ocaso, una hoja celta, corta, de empuñadura oscura. Ellie tenía su gemela, Albor, pero no la había llevado. Mi padre nos las había dado como un regalo muy especial para él. Hacía ya muchos años que había dejado de utilizarlas, desde que creó ‘Sendero Oscuro’.

    – [Xander]Prefiero ir preparado.[/Xander] – confesé. La hoja a la espalda me hacía sentirme más seguro. Noah y yo teníamos experiencia en combate, pero no en este tipo de combate. No es lo mismo luchar contra humanos, incluso armados o superándote en número, que contra humanos con armamento pesado y cualquier otra cosa que pudieran sacarse de la manga.

    – [Elle]¿Alguien se quiere ir?[/Elle] – preguntó mi hermana. La veía tan segura de sí misma que tenía claro que ella había heredado el temple de nuestras madres y padre. En un grupo de verdad, ella sería la líder natural.

    – [Idris]Es el momento.[/Idris] – apuntó Idris, el único que había tenido verdadero contacto con la lucha contra la oscuridad. Todos nos miramos, en silencio, esperando, pero nadie se fue.

    – [Elle]¿Vamos?[/Elle] – añadió mi hermana, algo nerviosa.

    – [Noah]Cuanto antes entremos antes nos iremos de ese sitio.[/Noah] – comentó Noah, parándose un momento en el sitio mientras sus ojos pasaban por el perfil del edificio.

    Asentí y estábamos a punto de marcharnos cuando Idris hizo una señal. Agudicé el oído y escuché unos pasos de alguien que se acercaba corriendo. Mi corazón latió dos veces en un instante y me preparé para agarrar la espada.

    El momento fue eterno, pero entre los árboles lo que apareció no fue una amenaza, si no Jane, que en parte era una amenaza para mi concentración.

    – [JJ]Siento haber llegado tarde.[/JJ]- respondió tomando aire después de la carrera. Hacía mucho tiempo que no la veía en persona, pero seguía siendo igual de guapa, y eso que iba vestida con unos vaqueros sencillos y una sudadera oscura – [JJ]Hola[/JJ] – saludó, algo más cohibida.

    – [Owen]Creía que no ibas a venir.-[/Owen] le preguntó su hermano, uno de los pocos que no estaba pendiente de mi reacción.

    – [JJ]No quería dejaros solos. [/JJ]-  explicó. No me había extrañado que Jane no viniera a Infinity, en parte por mí, pero principalmente porque no aprobaría un plan que nos pusiera en peligro. Pero quizá había decidido protegernos de una forma más directa.

    – [Elle]En realidad, es que querías hacer una entrada triunfal. [/Elle]- respondió mi hermana, sonriendo, intentando contribuir a calmar la tensión.

    Me removí en el sitio, sin saber qué decir. No era el mejor momento para causar problemas y no me apetecía molestarla, así que me centré en nuestra misión. – [Xander]Será mejor que entremos entonces.[/Xander] – dije. Henry parecía no entender del todo lo que estaba pasando. Era una larga historia.

    Jamás me habría imaginado lo que pasó, ni aunque me lo hubiera jurado Amy. Jane caminó hacia mí y se paró a unos pasos.- [JJ]He estado pensando…[/JJ] – empezó a decir.

    – [Xander]Podemos hablar después.[/Xander] – repliqué, nervioso por ser el centro de todas las miradas.

    – [JJ]Ya, pero déjame hacer una cosa.[/JJ]- asintió y lo siguiente que sentí fue su cuerpo contra el mío, abrazándome. Se aseguró de no cruzar su cara, lo único que no llevaba tapado, con nada de piel descubierta de mi cuerpo, evitando la acción de su poder. No sabía que en mi estancia en Merelia con Amy había descubierto por qué los Moondies no tenían miedo de que Jane y yo jugásemos juntos.

    – [Idris]Si nos vamos a poner todos cariñosones dejadnos un minuto.[/Idris] – bromeó Idris. Mi hermana le dio un puñetazo fuerte a juzgar por su cara. Yo no pude evitar sonrojarme, pero sonreí, mirando a Jane cuando nuestros cuerpos se distanciaron.

    Ella me guió un ojo. – [JJ]Ya nos podemos ir.[/JJ] – replicó. Se había vuelto a encender la esperanza de que Jane y yo volviésemos al menos a ser amigos y todo, probablemente, gracias al empujón de Amy para regalarle algo por su cumpleaños. Busqué a mi prima para agradecérselo con la mirada y la encontré aún apoyada en el árbol, parecía incómoda.

    – [Owen]Creo que voy a llorar…-[/Owen] sonrió Owen, abanicándose con la mano en un gesto exagerado.

    – [Henry]Está bien. Nunca he intentando esto con tanta gente. Por favor agarraos de las manos.-[/Henry] pidió. Jane agarró una de mis manos y con la otra a Elle. Como llevaba unos guantes negros no había problema, su poder, como el de su madre, funcionaba con el contacto directo.

    Cuanto todos cerramos un círculo alrededor de Henry, como si intentásemos despertar a un Super Saiyan Dios, el suelo y el cielo parecieron fundirse con un choque eléctrico. Segundos después aparecimos en un almacén cuyo final no se distinguía, de un blanco impoluto. La sensación de desorientación era terrible.

    Me pasé una mano por los ojos tratando de enfocar la mirada. Cuando lo conseguí, vi que había un montón de artefactos a ambos lados de la sala, en ocasiones también en el centro.

    – [Noah]Tienen todo lo que tenían en la Iniciativa y muchas más.[/Noah] – Noah estaba más acostumbrado a ese cambio de ubicación, así que aprovechó mientras nos recuperábamos para echar un vistazo a casi todo el pasillo.

    – [Elle]Amy, ¿cómo lo hacemos?[/Elle] – preguntó mi hermana. Mi mente estaba distraída en todos los artefactos, dossiers y notas que había por todas partes. Me forcé a concentrarme, no estábamos allí para eso.

    – [Amy]No lo sé.[/Amy] – respondió Amy, parecía frustrada, siempre fruncía el ceño de la misma forma cuando lo estaba.- [Amy]Algo ha cambiado y no sé cómo seguir.[/Amy] – explicó. El problema de ver el futuro ya lo habían contemplado los Moondies. Normalmente, cambia, al menos cuando lo ves y necesitas evitarlo, suele pasar. El problema está en que teóricamente esos futuros sí llegan a existir, porque de otra forma Ezra no estaría aquí, así que cada decisión nuestra crea un mundo nuevo. Decidme si no es presión tener que pensar así.

    – [Xander]Hay que sacarles de aquí. Es lo principal.[/Xander] – respondí. Las cápsulas no se veían por la zona en la que estábamos. Esperé la respuesta de Henry, pero estaba apoyado en una pared, casi incapaz de mantenerse en pie. El salto había sido demasiado.

    – [Xander]Elle, ¿puedes ayudarle?[/Xander] – le pregunté. Mi hermana, siempre preparada, sacó una botella de agua y una onza de chocolate de la mochila.Le hice un gesto a Noah, que inspeccionó el terreno en una fracción del tiempo que habríamos tardado el resto.

    – [Noah]Las tres cápsulas están allí delante.[/Noah] – señaló el camino y caminamos detrás de él, con cuidado. Idris, el más grande, llevaba a Henry a cuestas.

    Por el camino vi toda clase de cosas preocupantes, pero cuando llegamos a las cápsulas todo fue a más. Toda la pared que las rodeaba parecía un mural de la vida de los Moondies y de la nuestra también. Había fotos de los discos de las pruebas, de los Moondies, de objetos que tenían en su posesión y una especie de árbol genealógico de cada uno en el que también salíamos nosotros. Por si fuera poco, las fotos eran recientes y llevaban una serie de anotaciones.

    Me acerqué a ellas y se me heló la sangre. Sabían nuestra raza, nuestro grupo sanguíneo…incluso nuestros gustos. La mayoría de las fotos tenían nuestro nick en Endless, así que Infinity estaba sacando esa información del escáner que nos hacían al entrar al juego. Eso, o escuchaban nuestras conversaciones y mensajes, probablemente todo junto.

    Me aparté, deseando prender fuego a toda esa información, aunque fuera un sinsentido, porque tenían acceso siempre a esos datos. Me forcé a volver al presente y preocuparme más tarde de esa amenaza. Jane estaba cerca de las cápsulas, observándolas, como el resto.

    – [Idris]¿De quién es la vacía?[/Idris] – preguntó Idris, señalando una cápsula destrozada.

    – [Noah]Verónica Preston. Vino con Ezra.[/Noah] – explicó Noah, serio. Él sabía más que ninguno sobre la historia de los Moondies y había cosas que le habían pedido omitir. Conocía la historia de Ezra igual que algunos otros, el tío Ed se había pasado años buscándole, pero de la versión malvada de Jane no sabía nada casi nadie, seguramente para evitar que le cogiéramos miedo a la de verdad por su poder.

    – [JJ]¿Preston?[/JJ] – preguntó Jane, temblorosa. La mención a ese apellido era peliaguda, todo el mundo sabía quién era el abuelo de Jane, Owen y Elliot, pero nadie se lo recordaba.

    – [Noah]Tu versión alternativa…y malvada.[/Noah] – resumió Noah.

    – [JJ]Pues qué bien.[/JJ] – replicó ella, cruzándose de brazos. Se hizo el silencio entre nosotros.

    – [Elle]Primero deberíamos sacar al chico.[/Elle]- propuso mi hermana, rompiendo el silencio. Seguramente lo había dicho por algo. Henry había comentado que no teníamos mucho tiempo, así que podía ser eso.

    – [Noah]¿Qué fue lo primero que te regalo tu hermano?[/Noah] – intervino Noah de pronto, cortando la conversación. Estaba mirando a Jane fijamente, casi sin parpadear o tan rápido que no podíamos verlo. Me puse en tensión instintivamente.

    – [JJ]Unos patines de Frozen. [/JJ]- respondió al momento. Noah miró a Owen, que asintió. – [JJ]¿A qué viene eso?[/JJ] – preguntó Jane, molesta. Sabía a qué se debía, pero no pude evitar sentirme un poco molesto.

    – [Elle]Noah, ¿qué pasa? [/Elle]- preguntó mi hermana, colocándose en mitad de todos.

    – [Noah]Cuando los Moondies vieron el futuro, no sabían si Verónica y Ezra habían venido o no al cambiar la historia. Al estar él y esa cápsula vacía al lado…eso significa que tu doble está por ahí en alguna parte. Tenía que asegurarme.[/Noah] – explicó. Noah era práctico, no dijo que lo sentía, porque era necesario despejar la duda, especialmente allí dentro.

    Jane asintió, quitándole importancia, aunque parecía algo molesta, a cinco segundos de responderle algo, entonces un contenedor refrigerado llamó su atención.

    – [JJ]Henry, ¿tienen adn de Verónica?[/JJ] – preguntó, algo asustada. Me acerqué al contenedor donde había muestras biológicas desagradables y viales con muestras de sangre. Estaba el de Verónica y también el de mis madres.

    – [Henry]Sí.-[/Henry] aseguró él. Maldije no tener tiempo para llevarnos o deshacernos de todo lo peligroso de aquella sala, pero teníamos que priorizar a la gente. – [Henry]La llamaban Omega.[/Henry] – aseguró. Un escalofrío recorrió mi espalda con la mención de ese nombre. Miré a Noah y él me devolvió la mirada.

    – [Noah]¿Verónica es Omega?[/Noah] – preguntó para confirmar. Henry asintió. A mi familia no le gustaba demasiado recrearse en lo que había pasado en la Iniciativa. Sabíamos a grandes rasgos que les habían capturado, que había sido una pesadilla y que habían huido, pero durante años les habían seguido amenazando y habían tenido que volver a entrar varias veces, hasta su supuesta desmantelación. Lleno de dudas acudí a Noah. Su padre no había estado en la Iniciativa la primera vez, pero si en las reuniones de los Moondies en las que se aseguraban de no dejar amenazas sueltas. Una de ellas era referente a un cautivo peligroso que había escapado cuando ellos, Omega. – [Noah]Huyó de aquí la misma noche que nuestros padres hace más de veinte años.[/Noah] – resumió. Era terrorífico pensar que Verónica llevaba años por allí, pero también un alivio porque eso significaba que tenía el doble de años que Jane.

    – [Xander]Hay que librarse de las muestras[/Xander] – indiqué. Las de mis madres, la de Verónica, a saber qué podrían hacer con eso.

    – [Amy]No.[/Amy] – intervino Amy, mirándome fijamente. En ese momento tenía lo que yo llamaba de broma «mirada de alfa», que basicamente era ella llena de convicción para evitar algo.

    La miré, entrecerrando los ojos, pidiendo una explicación. – [Amy]Es el adn de Verónica, no el de Jane.[/Amy] – puntualizó.

    – [Xander]Sigue siendo peligroso.[/Xander] – dije tratando de razonar. Por lo que sabíamos, su adn debía ser idéntico.

    – [Amy]Para nosotros.[/Amy] – aseguró. Entonces dudé, confiaba en Amy igual que ella confiaba en mí, si no, Owen ni siquiera habría participado en la misión.

    – [Elle]Amy, estás siendo injusta.[/Elle] – terció mi hermana. – [Elle]Si fuera el de alguien que se parece a ti, lo habrías roto.[/Elle] – añadió. Entendía a mi hermana, pero si Amy lo decía, quizá fuese porque esa sangre podía ayudar contra Omega, o quizá ayudar a la propia Jane a librarse de su poder, las posibilidades eran infinitas.

    Jane no respondió, se quedó pensativa, observando los viales durante unos segundos, antes de irse a inspeccionar las cápsulas. – [Xander]Más tarde lo votaremos.[/Xander] – propuse, para centrar nuestros esfuerzos.

     

    – [Idris]¿Cómo sacamos al Capitán América?[/Idris] – preguntó Idris.

    – [Noah]Has estado mucho tiempo mirándolo. ¿Se te ocurre algo?[/Noah] – Noah se giró hacia Henry, que parecía pensativo.

    – [Henry]Ella puede despertar a She.-[/Henry] comentó, mirando a Elle. – [Henry]Compartis secuencuas genéticas. Solo… pon la mano sobre la cápsula. Para él no se que podemos hacer.[/Henry] – explicó. Al menos ya sabíamos cómo sacar a uno de ellos. La mención a la genética compartida me hizo pensar en el futuro. Esa muchacha era nuestra hermana, hubiese nacido como hubiese nacido, así que sería nuestra responsabilidad a partir de ese momento.

    Elle hizo caso y buscó el punto en el que colocar su mano. El escáner, muy parecido al que te hacían al entrar en Endless, cubrió con un haz azul el cuerpo de Elle, identificándola. Con lo que Henry estaba dicho quedaba claro, Infinity tenía todos nuestros datos genéticos. Si querían buscar a un sobrenatural, lo tendrían fácil, salvo que los vampiros no jugasen a Endless. – [Elle]Siempre he querido tener una hermana [/Elle].- sonrió Ellie, emocionada. Sonreí ligeramente, pese a la preocupación, mi hermana era adorable.- [Elle]No te ofendas, Xan[/Elle]. – apuntó, mirándome mientras me sacaba la lengua.

    – [Xander]No me ofendo, yo también he querido tener siempre una hermana.[/Xander] – me burlé, colocándome a su lado para poner una mano en su hombro como gesto de apoyo.

    Todo pasó muy rápido, pero diferente a lo que estáis acostumbrados a ver en las películas. Empezó a escucharse un sonido de succión y una especie de gel que había en el interior de la cápsula se fue absorbiendo por unos conductos. Cuando no quedó nada, la cápsula se abrió. La muchacha estaba allí, dormida aparentemente. Ayudé a Elle a sacarla, estaba completamente desnuda, así que Idris, que era el más alto, se quitó la chaqueta y se la pusimos. Era una suerte que a Idris no le molestase el frío de esa sala, que me imaginé que sería para mantener los artefactos en estado óptimo.

    La observé, tumbada en el suelo, con apariencia de dormir plácidamente. Se parecía a mis dos madres, y a Ellie. Es un poco extraño como me sentí. Habíamos empezado esa misión con el fin de salvarles a los dos, pero no me había parado a pensar hasta ese momento que tendría una nueva hermana y…era extraño porque solo con verla ya le tenía aprecio. Ellie me miró y vi que tenía los ojos brillantes, estaba emocionada.

    Por desgracia, los buenos momentos suelen ser breves. Escuché un ruido extraño y me giré para ver a Amy en estado glabro, cuando era aún más humana que loba, pero con un aspecto feral. Aulló y el sonido reverberó por todo el almacén.

    Me quedé parado y los demás también, observando. Cuando el aullido se detuvo, un ruido de golpes vino de la cápsula de Ezra. Nos acercamos corriendo y vimos que se removía, muy agitado, intentando salir.

    La puerta era muy resistente y él tenía poco espacio para hacer fuerza, así que decidimos tirar de la puerta. Noah se transformó y entre él, Idris, Owen, Elle, Jane y yo conseguimos arrancar la puerta de sus goznes.

    Una niebla helada salió del interior de la cápsula, seguida segundos después de un chico joven, robusto, más animal que hombre en aquél momento.

    Ezra fijó en nosotros sus ojos ambarinos y se lanzó contra Jane antes de que pudiéramos evitarlo. Noah se puso entre ellos en un parpadeo, pero Ezra no se amedrentó.

    – [Amy]¡ATRÁS, BETA![/Amy] – gritó Amy, interponiéndose. Él gruñó y ella le devolvió un gruñido. Después de unos momentos de tensión, su forma empezó a remitir a la humana. Eso sí, desnudo, ese día iba a ser marcado en el calendario como el de ver a tus parientes desnudos.

    – [Ezra]No lo entiendes. Estoy aquí para acabar con ella.-[/Ezra] trató de explicar, parpadeando demasiado. Parecía confuso.

    – [Xander]No la buscas a ella. No es Verónica.[/Xander] – me coloqué cerca de él y le puse una mano en el hombro, intentando anclarlo a la realidad. Después de años en crioestasis no debía poder diferenciar realidad de sueño.

    – [Ezra]¿Victor? Pero ella te…-[/Ezra] observó fijamente a Owen. Victor y Verónica Preston, no se lo había dicho nunca a Owen pero él también tenía su otra mitad sedienta de sangre. -[Ezra]Entiendo. Son los de vuestra linea temporal.[/Ezra] – dijo en voz más baja. Se llevó una mano al rostro, como si le doliera la cabeza. La desorientación tenía que ser muy fuerte, si no hubiera sido un licántropo quizá no lo habría contado.

    Un sonido metálico me distrajo. Me giré y había una docena de guardias apuntándonos con armas que parecían sacadas de una película de ciencia ficción. – [b]¡Quietos ahí![/b] – gritó uno de ellos. El aullido había debido alertarles.

  • POR MI CULPA

    Amy – Merelia

    Mañana

    Vivir en Merelia, para mí, que siempre he sido una persona de lluvia, frío e invierno, podría haber supuesto una tortura, pero en realidad, fue una liberación. Llevaba un año lamiéndome las heridas en compañía de Xander y en contra de lo que pudiera parecer, había sido una de las mejores temporadas de mi vida.

    No voy a venir ahora a decir que no fue duro acostumbrarme a vivir con mi primo en la casa que mi tía Sasha utilizaba para desfogarse con mis otros dos tíos, pero Xander era una persona muy…agradable. Y no, no es sarcasmo. Alexander era el equivalente humano del cachorrito este que anunciaba papel higiénico hace veinte años.

    Aquel fin de semana, el anterior a la fiesta de cumpleaños de los mellizos Williams, uno de ellos (Owen) y Tina decidieron venir a tostarse al sol de la ciudad que me había visto nacer.- [Xander]¿Dónde pedimos esta noche?[/Xander] – preguntó mi primo, que estaba moreno hasta decir basta y se había puesto un bañador de palmeras que a cualquier otra persona le habría dado un aspecto ridículo.

    – [Amy]Según Owen, es el rey de las barbacoas, así que le toca demostrarlo[/Amy].- espeté con la sombrilla colgada al hombro y un bolso en la otra mano en el que llevaba la toalla y un libro. Aunque era temprano, habíamos decidido pasar la mañana en la playa. Por suerte, la casa que nos había prestado la tía Sasha estaba en primera línea y solo teníamos que salir de la verja del pequeño jardín para estar en ella.

    – [Owen]Estoy de vacaciones, así que yo no cocino. Pero te voy a hacer un tazón de cereales para desayunar riquísimo[/Owen].- propuso el aludido, que vivía rodeado de un aura de buen rollo constante que contrastaba con la nube negra que tenía su hermana siempre encima.

    – [Amy]No, gracias[/Amy].- vale, voy a aclarar aquí que no estaba siendo muy simpática con Owen, pero mi reacción natural era evitar a la gente, porque cuando me encariñaba con alguien, me daba por morder y bastante tenía ya con la carga de lo que le había hecho a Leo.- [Amy]Valoro mi vida[/Amy].

    – [Xander]Voy a encargar unas pizzas, porque no os veo aclarándoos[/Xander].- terció mi primo clavando la sombrilla mientras yo me echaba siete litros de protector solar.

    – [Tina]¿Quién se ofrece voluntario para echarme crema en la espalda?[/Tina] – preguntó Tina con su escueto bikini. Tenía la melena larga, teñida de un bonito tono pelirrojo y un cuerpo proporcionado. Era una chica guapa y además, irradiaba encanto.

    – [Amy]Yo misma[/Amy].- me ofrecí.

    – [Tina]Gracias, cielo, pero creo que puedo sola[/Tina].- fruncí el ceño al escucharla rechazarme, porque eso significaba que estaba intentando volver con Xander o que quería probar suerte con Owen y, sinceramente, no sabía cuál de las dos opciones me daba más repelús.

    – [Owen]¿Quién me la echa a mí? Es que no llego[/Owen].- Owen se quitó la camiseta con parsimonia, como si dentro de su cabeza estuviera sonando ‘You can leave your hat on’ de Joe Cocker.

    – [Xander]Yo voy a darme un chapuzón.[/Xander] – intervino Xander viendo que estos dos cansinos estaban en pleno ritual de apareo.

    – [Amy]Si no llegas, te compras una camiseta anti rayos UVA en InfiniSport, cacho vago[/Amy].- le increpé abriendo mi libro, que esta vez era uno de Camila Lackberg.

    Tina se levantó de su toalla con forma de rosquilla y fue a echarle la crema a Owen.- [Tina]¿Dónde quieres que te la eche?[/Tina]- me tapé la cara con el libro para no verles.

    – [Owen]Por aquí[/Owen].- lo bajé para ver cómo Owen se señalaba los omóplatos.

    – [Tina]Vale[/Tina].- Tina estrujó el botecito de crema y empezó a acariciar la espalda de Owen.

    Puse los ojos en blanco e hice como me sumergía en la lectura de nuevo.

    Un año antes…

    Amy – Moondale

    Tarde

    Era una tarde fresca de finales de octubre. Xander hacía un tiempo que había dejado Merelia y yo estaba atravesando una recaída en mi depresión. Por eso me resultó tan extraño que Owen siguiera insistiendo en quedar conmigo, a pesar de tener la sensación de que no le trataba muy bien.- [Amy]Últimamente me llamas mucho[/Amy].- di un sorbo de mi café con leche sin lactosa y me miré las puntas de las botas que acompañaban a mi vestido largo negro. Para huir del frío, me había puesto una chaqueta Levi’s vintage.

    – [Owen]Es que Xander me ha dejado[/Owen].- bromeó hundiendo la cuchara en la nata de su chocolate. Había poca gente por el parque porque estaba oscureciendo, quizás por eso me sentía más cómoda. Ese día, Owen se había puesto unos vaqueros, una camiseta sencilla y una chaqueta, pero tenía el guapo subido.

    – [Amy]Tendrás que buscarte a otra…o a otro[/Amy].- propuse calentándome as manos con el vaso.- [Amy]O aprender a ser un chico fuerte e independiente[/Amy].- bromeé sin mucho éxito.

    – [Owen]¿Te ofreces tú voluntaria para pasar el rato conmigo?[/Owen]- sonrió.

    – [Amy]Búscate a alguien que no tenga algo roto en la cabeza[/Amy].- me señalé la sien y volví a pensar en todo el mal que le había hecho a Leo. La losa que a veces se instalaba sobre mi pecho parecía más pesada.

    – [Owen]Estas pensando en él ¿verdad?. Lo haces demasiado. No sufras más por él, disfruta de la vida y de esto. Los dulces son felicidad[/Owen].- me tendió su cucharilla llena de nata y negué con la cabeza. No me apetecía compartir fluidos con él, pero agradecía su oferta.

    – [Amy]¿A ti te da todo igual?[/Amy].- no iba de malas, aunque lo parezca.

    – [Owen]Un poco sí, la verdad. Mis padres están separados. Mi hermana antes no me hablaba. A veces, hay ver el lado positivo de las cosas, por pequeñas que sean[/Owen].- yo en su lugar habría estado metida en la cama escuchando canciones depresivas. Supongo que esa era la diferencia entre ser optimista y ser…realista pesimista.

    – [Amy]Supongo[/Amy].- guardé en una bolsa mi vaso isotérmico para lavarlo cuando llegase a casa. Desde la crisis de los plásticos del 2025, estaba prohibido utilizar nada de un solo uso.

    – [Owen]Míralo de esta forma: cuando te transformas en loba eres libre, no tienes que pensar en nada ni nadie. Piensa en eso[/Owen].- me animó guardando su vaso en su bolsa de mensajero, una vez hubo terminado.

    – [Amy]No estoy enamorada de Leo si es lo que estás pensando[/Amy].- le aclaré un poco molesta.- [Amy]Era mi mejor amigo y yo para él una piedra en el camino[/Amy].

    – [Owen]No le molestabas, no eras una piedra en su camino[/Owen].- negó con la cabeza.- [Owen]Avanzó en la vida. Igual que Xander ahora mismo[/Owen].- me miró.- [Owen]Si quieres puedo escribir reseñas negativas de su albúm. O romperle las piernas: ¿le rompo las piernas?[/Owen]- me aguanté la risa al verle sonreír.

    – [Amy]Me agota tu optimismo[/Amy].- chasqueé la lengua.- [Amy]Debería buscar en Endless un mundo de gente emo, como yo[/Amy].

    – [Owen]Yo puedo ser emo[/Owen].- se echó el pelo, perfectamente engominado hasta ese momento, hacia delante.- [Owen]Psss… como quieras[/Owen].- e imitó muy mal a una persona así.

    – [Amy]No podrías[/Amy].- me tuve que reír al ver que seguía caminando como si estuviera muy triste.- [Amy]Acabarás casado con Tina, que es el clon de rebajas de mi hermana. Ya verás[/Amy].

    – [Owen]Uno no sale con la ex de los colegas. Está escrito en el ficticio libro de los colegas[/Owen].- me recordó, volviendo a ser el de siempre y caminamos un rato en silencio.

    – [Amy]Eres mejor de lo que pareces[/Amy].-  admití finalmente.

    – [Owen]Y tú puedes ser más de lo que crees[/Owen].- dijo y no le quité la razón.

    De vuelta al presente…

    Amy – Merelia

    Mañana

    Estaba tan concentrada viendo a Tina untar a Owen, que no era capaz de leer.- [Amy]Pregúntale si quiere que le untes el nabo, que parece que lo está deseando[/Amy].- grité al ver que seguían con el ritual de apareamiento.- [Amy]Mierda para la playa que tengo arena en el culo[/Amy].- me quejé al ver que una ráfaga de aire me metía la arena hasta en el carné de identidad.

    – [Owen]Eso esta a buen recaudo bajo el bañador[/Owen].- Owen me guiñó un ojo y Xander se metió  bajo el agua para aguantarse la risa.

    – [Amy]Demos gracias por ello[/Amy].- farfullé.

    – [Owen]¿Quieres ir al agua? Para sacarte esa arena del culo, digo[/Owen].- me preguntó entrecerrando los ojos, mientras Tina volvía a su toalla.- [Owen]O te traigo un cubito de agua[/Owen].

    Decidí ponerme en pie en vista de que cada vez llegaba más gente a la playa que no respetaba la distancia de seguridad.- [Amy]Está caliente[/Amy].- comenté al tocar el agua con los pies.

    – [Owen]Eso es Xander que ya se ha meado[/Owen].- Owen ya estaba metido hasta la cintura. No estaba tan moreno como mi primo, pero a mi lado, parecía que vivía en la playa.

    – [Amy]O tú después del masaje[/Amy].- enarqué una ceja, pero cuando Alexander me salpicó, di un grito.- [Amy]Te voy a morder y como eres un aesir, te vas a morir[/Amy].- por suerte, en la playa nadie se entera de anda- [Amy]Os voy a condenar a los dos[/Amy].- me metí a toda prisa en el agua y fui tras ellos.

    El primero que alcancé fue a Owen, me agarré a su espalda, como si fuera a montar a caballo y vale, disfruté del tacto y de su olor, pero noté algo extraño: de pronto, dejé de estar en el presente y vi un montón de imágenes a toda velocidad que se detenían en un momento concreto. Uno de la vida de Owen.

    En cuanto tomé control de mi cuerpo de nuevo, me separé de él y eché a correr en dirección a la casa.

    Abrí la puerta del jardín con manos temblorosas, después la de la casa y me tumbé en el sofá con el bañador mojado. Seguro que la tía Sasha me hacía comprarle otro, pero me daba igual.- [Tina]Amy, ¿te ha pasado algo? ¿Te ha dado un corte de digestión?[/Tina]- me preguntó Tina, que tenía cara de susto.

    Negué con la cabeza y me pasé la cara por las manos.- [Tina]¿Te ha bajado la regla?[/Tina]- se sentó a mi lado pasándome una mano por la espalda.- [Tina]Estás helada[/Tina].

    Xander entró a toda la velocidad. – [Xander]No pasa nada, solo necesita…descansar.[/Xander]

    – [Amy]Me ha bajado un poco la tensión[/Amy].- mentí y vi que Owen volvía de la cocina con un refresco de Cola que no cogí. No quería volver a tocarle.

    – [Tina]Normal, cari. Si es que estás como un espagueti[/Tina].- Tina me echó una toalla por encima y Owen, al ver que no cogía el refresco, me lo dejó al lado.

    – [Amy]Id para la playa[/Amy].- me puse en pie envuelta en la toalla.- [Amy]Gracias[/Amy].- cogí la lata y fui en dirección a mi habitación.

    – [Tina]Yo creo que se ha puesto cachonda al tocarte y no lo quiere admitir[/Tina].- bromeó Tina intentando restarle importancia, pero me sentó mal.

    – [Owen]No desprendo tanta sensualidad[/Owen].- mientras ellos cerraban la puerta de casa para volver a la playa (más valía que no nos hubieran robado nada), Alexander vino detrás de mí.

    – [Xander]¿Estás bien Ams?[/Xander] – preguntó mi primo entrando en la habitación, que todavía estaba decorada como si fuera a dormir mi prima Elle con quince años.

    – [Amy]No[/Amy].- admití dándole un sorbo al refresco.

    – [Xander]¿Quieres hablar de lo que has visto?[/Xander] – se acercó a mí y nos sentamos en el suelo, apoyando la espalda contra la cama.

    – [Amy]No puede venir más[/Amy].- sentencié.

    – [Xander]No sé qué has visto, pero estoy seguro de que esa no es la mejor elección[/Xander].- le tendí el refresco y dio un trago.

    – [Amy]No me cae bien[/Amy].- mentí.

    – [Xander]Los dos sabemos que no es verdad.[/Xander] – me recordó. – [Xander]Estás en tu casa Amy, no va a venir nadie que no quieras, pero hicimos un trato. Nos ayudamos cuando lo necesitamos.[/Xander]

    – [Amy]No puedo estar cerca de él[/Amy].- me tapé con la toalla intentando hacer un fuerte que nadie pudiera atravesar.

    – [Xander]Sea lo que sea lo que hayas visto, podemos arreglarlo. No siempre se cumplen las visiones.[/Xander] – me destapó.

    – [Amy]No soporto este poder[/Amy].-  el poder había aparecido con la marcha de Leo. Eran unas visiones como las de mi madre, pero por lo que sabía, las desencadenaba el contacto.

    Empecé a llorar sin poder controlarlo. Xander, viéndome así, dejó la lata en el suelo y me abrazó.- [Amy]No dejes que venga más[/Amy].- le pedí entre lágrimas.

    – [Xander]Si de verdad es lo que quieres, no vendrá. Pero si no, te prometo que evitaré con toda mi alma ese futuro.[/Xander] – me acarició el pelo con cariño.

    – [Amy]No vas a poder evitarlo[/Amy].- y me separé para limpiarme las lágrimas.

    – [Xander]Los Moondies lo hicieron muchas veces. No vamos a ser menos.[/Xander]- asentí sin estar muy convencida, pero no me atreví a decirle lo que había visto.

    Aún no estaba preparada para asumir que Owen Williams iba a ser el amor de mi vida y que moriría por mi culpa.

    Nothing compares, no worries or cares
    Regrets and mistakes they’re memories made
    Who would have known how bittersweet this would taste?

    Adele – Someone like you.

  • UNA APARICIÓN

    Xander Echolls

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, OFICINA DE DIRECCIÓN

    La tía Cara se había marchado a primera hora, después de dejar listos unos ajustes presupuestarios, para sumirse en su proyecto de cabañas nudistas. Como ya lo había anunciado incluso en televisión, había conseguido una lista de prereservas que ocupaba todo el verano, así que ahora estaba inmersa junto al tío Daakka en dejar todo el complejo listo.

    Por suerte era un mes tranquilo en la Escuela, eso era lo que había facilitado que mis tres padres/madres se pudieran ir de vacaciones. Era un poco extraño estar prácticamente a cargo de la Escuela Legado, pero por suerte tenía a Nate por allí que siempre estaba dispuesto a ayudar y para él la Escuela era su hogar y a Amy que había ido a ayudarme.

    Uno de los inconvenientes es que tenía que atender yo mismo a la gente en el despacho central, en lugar del mío. No vino prácticamente nadie esa mañana, solo una madre preocupada de una alumna y un par de distribuidores, hasta que Nate me pasó el aviso de un invitado que quería hablar con mi madre.

    Avisé a Amy, que no adoraba las interacciones sociales, pero decidió quedarse. Cada vez rondaba más por mi cabeza que podía tener un trabajo de futuro en la Escuela. Mis madres estaban de acuerdo, asi que solo faltaba convencer a Amy, algo que esperaba conseguir durante esos días en los que iba a ayudarme.

    Cuando la puerta se abrió, un chico un año o dos mayor que yo entró a la sala. Tenía aspecto de ser una persona cordial y agradable, algo que no solía pensar a menudo de las personas que se presentaban en la Escuela vestidas con ropa formal.

    – [Henry]Hola. Buenos días.-[/Henry] dijo nada más entrar, sin saber si cerrar la puerta tras de sí o no. – [Henry]Buscaba a… Sarah Echolls.[/Henry] . aclaró.

    – [Xander]Pues ahora mismo no está.[/Xander] – le expliqué. Mi madre nunca había sido la cara pública de la Escuela, así que era un poco extraño que preguntase directamente por ella, salvo que fuera un ex alumno y en caso de serlo, debía haber cambiado mucho para que yo no lo reconociera.. – [Xander]Está en un viaje. Pero si puedo ayudarte en algo[/Xander] -comenté, señalándole los sillones que había frente al escritorio de mi madre.

    Me giré y vi a Amy mirándole con el ceño fruncido, suspicaz.

    – [Henry]¿Diana Echolls? ¿Daniel Arkkan?.-[/Henry] preguntó. Si ya era raro que preguntara por mi madre, conocer también a mi padre y a mi tía me hacía sospechar a mí también, salvo que intenté disimular.

    – [Xander]Mi tía tiene una reunión importante en la Universidad. Y mi padre se ha ido con mis madres.[/Xander] – no me paré a pensar si le resultaría extraño escuchar «mis madres» pero no me importaba, después de ocultarse por nosotros me sentía en la obligación de no dejarlas nunca en la sombra.

    Amy le fulminó con la mirada, por suerte él no entabló contacto visual con ella.

    – [Henry]Vaya, esto es inesperado…-[/Henry] admitió, haciendo una pausa. Parecía estar meditando lo que iba a decir. – [Henry]Me envian varias personas, una de ellas en concreto Siegfried.[/Henry] – la mención de ese nombre hizo que tanto Amy como yo pusiéramos mala cara. Ni entre los Moondies ni entre sus hijos era bien recibida la mención del que provocó la Guerra de Ripper.

    – [Amy]Pues ahí tienes la puerta[/Amy].- sentenció Amy. No podía culparla, pero intenté darle una opotunidad a ese chico.

    – [Xander]Supongo que sabrás por qué es una mala carta de presentación.[/Xander] – le comenté. Detrás de mí,  había varios recortes de periódico enmarcados con las versiones oficiales de lo que había sido la «Guerra de Ripper»: armas experimentales, fuerzas militares rebeldes. Se los señalé, seguramente se habría fijado primero en los periódicos que hablaban de la Escuela y estaban justo detrás de mí, o en la foto enmarcada de todos los Moondies originales.

    – [Henry]Creedme, soy tan fan de él como vosotros.-[/Henry] aseguró. Le creí, pero no podía decir lo mismo de Amy. – [Henry]Llevo dos años trabajando en Infinity y digamos que no todo allí es tecnología. Por eso venía buscando a vuestos padres. Según tengo entendido se infiltraron varias veces en la Iniciativa.[/Henry] – repasé con cuidado toda la información que acababa de darnos. Infinity, la gran compañía de tecnología que había creado su propia cultura y tenía lazos con el Gobierno se había trasladado a Moondale hacía un par de años. Recuerdo a los Moondies hablar con preocupación porque se habían instalado en el viejo edificio de la Iniciativa, clausurado supuestamente por el Gobierno después de la Guerra.

    Miré a Amy buscando un consejo sobre si debíamos hablar con ese muchacho o no.

    – [Henry]Con los nervios no me he presentado. Me llamo Henry Crowe. Mi madre es Olivia.-[/Henry] añadió, tendiéndome la mano. La estreché rápidamente, pero cuando se la tendió a Amy se quedó en el aire.

    – [Amy]¿Y quién es tu padre?[/Amy]- preguntó Amy. Olivia era la líder de los O.W.L.S. un grupo secreto escindido del Gobierno que luchaba contra la Iniciativa. Se había ido a la Isla después de la Guerra como parte del pacto para que nunca pudiera repetirse algo así, para controlar a Z.

    – [Henry]Nunca he conocido a mi padre.-[/Henry] – replicó él, mirándola. Amy me miró y vi que estaba menos tensa, si ella le creía, yo no tenía duda.

     – [Xander]¿La líder de los O.W.L.S?[/Xander] – pregunté para confirmar.

    – [Henry]Si. Olivia, Winston, Lincoln, Shawn.-[/Henry] aclaró él. Conocía los nombres de la base de datos que guardaba mi padre en un servidor de la Escuela desconectado de la red. Mi tío Christopher había guardado toda la información que había podido y yo, que siempre había sido un fan de los Moondies, había repasado esas fichas muchas veces. Por desgracia las fichas no lo contaban todo y los diarios y discos no estaban a libre disposición. Querían aislarnos de su lucha, entendía que era para protegernos, pero no me parecía bien igualmente. Para eso, Noah había tenido más suerte, todo lo que su padre sabía, lo sabía él.

    – [Xander]Siéntate si quieres.[/Xander] – indiqué de nuevo, al ver que seguía de pie y ahora la conversación era menos tensa. Amy seguía apoyada contra la pared pero él se sentó. – [Xander]¿Qué está pasando allí?[/Xander] – pregunté, esperando cualquier cosa.

    – [Henry]Gracias.-[/Henry] respondió. Se tomó unos segundos para hablar. – [Henry]Así resumiéndolo. Me enviaron para infiltrarme en Infinity. Tienen un sótano repleto de cosas sobrenaturales que fueron abandonando la Iniciativa.-[/Henry] aclaró. Contuve una mueca, una empresa tan puntera como Infinity con acceso a los objetos que había allí, a sus investigaciones. Eso teniendo en cuenta que tenían tantísima información de todo el mundo, desde gustos, ubicación hasta incluso un escáner corporal que en su día fue aclamado y vendido como la mejor solución contra el spoofing y el robo de cuentas.- [Henry]Buscaba a vuestros padres porque hay dos cosas en particular que nos preocupan. Dos cápsulas.[/Henry] – añadió.

    – [Xander]¿Qué hay en esas cápsulas?[/Xander] – pregunté, lo primero que pensé fue en mi tío Daakka, que había sido «creado» por ellos.

    – [Amy]Ezra y Rainbow[/Amy].- sentenció Amy a mi lado. Su voz fue como un susurro pero escuché cada nombre con detalle. Llevaba el suficiente tiempo viviendo con Amy como para conocer un secreto que no sabía todo el mundo: Amy tenía visiones del futuro. Normalmente tocando un objeto o una persona recibía alguna visión, pero a veces bastaba con cualquiera de sus otros sentidos.

    – [Xander]¿Hay dos personas en esas cápsulas?[/Xander] – pregunté, preocupado. No quería llamar demasiado la atención al poder de Amy delante de un desconocido.

    – [Henry]Si. Una de ellas es una chica. Tiene ADN de tus… ¿madres?.-[/Henry] preguntó, abriendo los ojos como si hubiera encajado la pieza de algún puzzle por lo que yo mismo había dicho. Después desvió la mirada hacia Amy, extrañado. – [Henry]No sabíamos que es lo que había en la otra cápsula. Pensábamos que un licántropo prehistórico, pero ¿quién o qué es Ezra? -[/Henry] añadió. Eso mismo me preguntaba yo. Desvié la mirada hacia Amy.

    – [Amy]Es de mi manada[/Amy].- respondió simplemente, al cabo de unos minutos. Sabía perfectamente que Amy solo había convertido a Leo, así que había algo más que no podía contarme.

    Estaba preocupado, no voy a negarlo. Con Henry allí no podía sacar demasiada información, pero la vida de dos personas estaba en manos de un peligroso sucesor de la Iniciativa. – [Xander]Tenemos que sacarles de allí.[/Xander] – pensé en voz alta, intentando recolectar la información sesgada que tenía sobre las veces que habían entrado los Moondies. Por las historias que había escuchado a veces por boca de mis madres y a veces por boca del resto o por las propias fichas, habían entrado al menos cuatro veces: la primera de ellas es la que aún daba pesadillas a mi madre, de la que sabía poco porque era muy duro para ellos, mi padre siempre estaba serio cuando lo recordaba; la segunda entró el tío Christopher con los O.W.L.S para sacar al que había ayudado a que escaparan la primera vez; la tercera entraron a por la madre de Jane y el tío Daakka; en la última habían entrado mis dos madres, el tío Daakka, el tío Ed y un grupo de gente de Z, allí fue donde las dos se enamoraron.

    – [Henry]A eso venía. Me ha costado sacarlo pero al final lo hemos conseguido.-[/Henry] explicó con una sonrisa.

    – [Xander]¿Cuánto tiempo tenemos?[/Xander] – pregunté. Si contábamos con bastante tiempo el deber era esperar a que mi padre y mis madres volvieran de viaje y dejarlo en manos de los Moondies por mucho que me molestase.

    – [Henry]Poco…-[/Henry] – sentenció. Por la gravedad con la que lo dijo supe que contábamos con poco más de un día. Mis madres y mi padre estarían una semana fuera y los demás lo tendrían complicado.

    – [Xander]No podemos esperar a los Moondies.[/Xander] – respondí. Además de mis madres, el tío Toph y la tía Diana estaban fuera un par de días, el tío Daakka y la tía Cara inmersos en su proyecto, el tío Dom se había cogido unos días por asuntos propios, el tío Vincent estaba retirado igual que el tío Bill. Teníamos al tío Ed y la tía Mara como mucho y si se lo decíamos a alguno, mis madres y mi padre tendrían que cancelar el viaje y volver, para no irse nunca más a disfrutar de sus merecidos descansos. Tendríamos que hacerlo nosotros, sin contar con los Moondies. – [Xander]¿Harán falta muchos?[/Xander] – pregunté. El problema de los hijos e hijas de los Moondies es que no éramos como ellos, no estábamos unidos, no salvábamos el mundo.

    – [Amy]Yo sé quiénes entran.[/Amy]- comentó Amy, mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.- [Amy]Pero si lo digo, os estoy condicionando.[/Amy] – por su forma de moverse, o más bien, de no moverse, Amy debía estar viendo retazos de visiones todavía. Pese a que mi padre era muy parco al hablar de lo que habían tenido que vivir, siempre me había insistido en que no me fiase de un futuro ni aunque lo diese por sentado, que siempre creyese que podíamos cambiarlo.

    – [Xander]Prefiero ir sobre seguro.[/Xander] – le pregunté, a sabiendas de que ella no me decía lo que veía, ni siquiera aquella vez, con Owen. Amy negó con la cabeza, contuve la frustración, ella no tenía la culpa de mi miedo a lo que pudiera pasar, solo intentaba no cambiar las cosas.

    Asentí. Esperaba no equivocarme con mis decisiones. – [Xander]Puedes contar conmigo. Y creo que con tres personas más.[/Xander] – miré a Amy para confirmar mi teoría, pero ella tenía cara de póker. Las tres personas con las que contaba, a regañadientes en algún caso, eran: Owen, Elle e Idris. No me veía capaz de mentir a Elle y sabía perfectamente que ella querría ir sí o sí.

    – [Amy]Y conmigo.[/Amy]- añadió Amy. La miré, orgulloso. Quería mucho a Amy, el tiempo que habíamos pasado conviviendo me había hecho recuperar una relación que no debí desatender, confiábamos el uno en el otro y Amy siempre intentaba ayudarme con lo de Jane.- [Amy]Ezra es mi responsabilidad. Como Leo[/Amy]. – añadió.

    La miré, pero no cambió el gesto al hablar de Leo.  – [Xander]Intentaré reunir un equipo.[/Xander] – expliqué a Henry. – [Xander]¿Tienes forma de entrar?[/Xander] – pregunté. En los días de la Iniciativa, no se podía teletransportar con magia a su interior, pero dudaba que Infinity utilizase la magia, al menos de momento. Era cuestión de tiempo.

    – [Henry]Por eso no te preocupes. Yo me encargo.-[/Henry] aclaró él. No iba demasiado con mi naturaleza sobrepreocupada, pero me alivió dejar  esa parte clave del plan en sus manos, porque a fin de cuentas, llevaba dos años allí.

    – [Xander]De acuerdo. ¿Nos vemos mañana a esta misma hora aquí?[/Xander] – propuse.

    – [Henry]Ella es la experta.-[/Henry] aclaró él, mirando a Amy.

    – [Amy]¿Yo?[/Amy] – preguntó ella. Asentí, Amy podría guiarnos muy bien con sus visiones, y siempre había tenido madera de líder, era una alfa. – [Amy]No.[/Amy] – replicó ella.

    – [Xander]Dependemos de ti Amy. Tú puedes salvarles.[/Xander]- añadí. Amy no tuvo tiempo a responder porque el ambiente en la oficina se hizo frío y espeluznante en un instante.

    – [Ezra]Mañana me parece perfecto.-[/Ezra] dijo una voz que acababa de aparecer. Frente a nosotros había una figura masculina. A primera vista parecía normal, pero si te fijabas veías que no tenía sombra ni le afectaba la luz.

    Era una aparición. Henry parecía casi tan sorprendido como yo y Amy le miraba de una forma diferente, como si le conociera. Entonces lo supe. – [Xander]¿E-ezra?[/Xander] – pregunté. La figura asintió antes de desvanecerse de la misma forma en la que había llegado.

     

  • PERSPECTIVAS

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – MAYO – MERELIA

    Apuré el paso para recorrer los últimos metros que me separaban de la estación de tren. Cuando llegué al andén, Amy ya se estaba bajando con su maleta y me buscaba sin muchas ganas. – [Xander]Siento no venir en coche.[/Xander] – me disculpé, quitándome las gafas de sol. Se notaba que en Moondale había amanecido un día fresco porque ella iba vestida de una primavera otoñal y yo del más puro verano, con pantalones cortos y una camiseta de tejido ligero. Nuestras pieles contrastaban, la suya nívea y la mía morena ya por el sol, como llevaba siendo habitual desde los últimos meses, ya llevaba casi un año en Merelia.

    – [Amy]Da igual.[/Amy]- respondió casi en un hilo de voz.- [Amy]Gracias por venir.[/Amy] – añadió sin mirarme directamente. No le di dos besos ni la mano porque no parecía tener muchas ganas de que nadie invadiese su zona de confort.

    – [Xander]No las des. Me alegra que podamos pasar algo de tiempo juntos.[/Xander] – reconocí. Estaba verbalizando lo que de verdad sentía para tratar de ayudarla a la vez. Normalmente no solía hablar tan directamente de mis sentimientos, salvo que me ayudasen a animar a gente que me importaba de verdad.

    Ella se colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y tiró de su maleta. – [Xander]Deja que te lo lleve.[/Xander] – me ofrecí. Me negaba a arrastrarla y hacer tanto ruido así que la cogí por el asa, de todas maneras para mí y para cualquier Seidr, apenas pesaba.

    – [Amy]Mis padres me han pedido que venga, porque dicen que no estoy bien.[/Amy]- comentó cuando salimos al deslumbrante sol de Merelia. – [Amy]Supongo que ya lo sabes.[/Amy] – aclaró. No era el único que lo sabía ni el único que estaba preocupado. Amy siempre había tenido una personalidad diferente, pero cuando Leo se marchó de una forma poco ética, terminó cayendo en una depresión que a ratos le afectaba de forma muy intensa.

    Asentí. – [Xander]La verdad es que les pedí que te lo comentasen. Puedes tomártelo como unas vacaciones[/Xander] – me sinceré. Mis tíos estaban preocupados, querían lo mejor para Amy, pero a veces es difícil darte cuenta de que alguien tan cercano solo se preocupa por lo mejor para ti, sin juzgarte. Pensé que podía hacer algo por ella y además me apetecía que volviéramos a retomar el trato. Mis problemas con Jane habían hecho que el tiempo pasara demasiado rápido y para cuando me quise dar cuenta, mi prima y yo éramos casi extraños.

    – [Amy]No me gusta la playa.[/Amy]- replicó arrugando la nariz mientras caminábamos por el paseo. – [Amy]Soy más de bosque, de lluvia y de frío.[/Amy] – sentenció. Amy siempre había sido así, totalmente clara para sus gustos.

    Le dediqué una sonrisa. Mi prima siempre había emanado un aura…agradable. Si estaba en un día normal, seguramente terminarías pensando lo genial que era. Pero eso funcionaba en los dos extremos, cuando estaba alterada por algo, lo convertía en su único foco. En resumen, era una persona con un carácter magnético y una ira incendiaria que formaba parte de ella sin restarle un ápice de buena persona.

    – [Xander]Si prefieres hacer cualquier otra cosa, tienes la casa a tu disposición.[/Xander] – le ofrecí. La idea era que se pasara una temporada. Ahora mismo no se encontraba con ánimo de estudiar y lo había dejado hacía algo más de un año. Iba pasando por empleos de corta duración. Mis tíos estaban de acuerdo en que si quería pasar una temporada sabática no le faltaría de nada, solo querían que pudiera encontrarse a sí misma. – [Xander]Como me encanta nadar asumo que a todo el mundo le pasa igual.[/Xander] – me disculpé.

    – [Amy]Me quedaré en casa leyendo y esperando a que mis padres dejen de pensar que me voy a tirar por el balcón.[/Amy]- sentenció agarrando el asa del bolso contra su hombro. Al ver a Amy y conocer su día a día te podían pasar por la cabeza muchos juicios y muchos miedos, especialmente siendo sus padres y temiendo por ella y su felicidad. Personalmente, no creía que Amy fuera a hacer algo así, pero si era cierto que tampoco podía seguir con la misma situación. Se le notaba un aura de tristeza que iba desde su pálida piel, pasando por sus ropas oscuras y una delgadez que casaba con su constitución menuda.

    – [Xander]No creo que piensen eso. Pero lo estarán pasando mal por verte así.[/Xander] – intentar explicar lo que otros sienten respecto a una situación no es fácil, ni creíble. Sabía que mis tíos lo estaban pasando mal, que sus hermanas también y que mucha gente la echaba de menos, pero no iba a frivolizar las cosas, Amy era dueña de sus decisiones, tener una depresión no la invalidaba.

    – [Amy]Estoy bien.[/Amy]- respondió. En cierto modo, era verdad. Podía estar mejor, pero todos podríamos estarlo si ciertas cosas que no podemos controlar dejasen de suceder.- [Amy]Sobreviviré.[/Amy] – anunció, restándole importancia.

    – [Xander]Lo sé. No se lo dije para darte la lata.[/Xander] – le aclaré. No quería que pensara que esto era una especie de intervención, Amy no necesitaba eso en ese momento. Lo único que intentaba darle era un respiro. – [Xander]Se lo dije para darte un sitio en el que desconectar.[/Xander] – añadí.

    – [Amy]San Xander.[/Amy]- replicó sonriendo ligeramente. Por pequeña que fuera la sonrisa, fue como si el sol de Merelia estuviese más brillante.

    – [Xander]Si, ya, todo un modelo a seguir.[/Xander] – me burlé, devolviendo la sonrisa. – [Xander]¿Sabes que la casa de Merelia está llena de juegos de mesa?[/Xander] – comenté. De pequeños Amy, Ellie, Kay y yo dormíamos muchas veces en las casas de unos u otros y nuestro momento favorito era la hora de los juegos de mesa.

    – [Amy]Una pena que no tengas amigos.[/Amy]- replicó, burlándose de mí. Parecía estar ganando algo de confianza. Lo agradecí, no solo por sí misma, si no porque en el fondo, pese a que veía a Owen, Noah y Ellie a diario y a Dante y Kay de vez en cuando, yo también la necesitaba. La casa de Merelia se me estaba haciendo demasiado grande.

    – [Xander]Pero tengo una prima que siempre ganaba.[/Xander] – le recordé. Entre ella y Kay se solían repartir las victorias, por eso si hacíamos equipo yo siempre iba con Kay y ella con Ellie.

    Amy no respondió. Caminamos durante un rato y la noté pensantiva. No tardé en saber el motivo. – [Amy]¿Qué tal está Ellie?[/Amy] – preguntó, sin fijar en mí sus ojos. Habíamos caído en lo mismo. Ellie y Amy habían sido uña y carne prácticamente desde que nació mi hermana, pero con los años llegó un punto en el que empezaron a alejarse como si siguieran trayectorias diferentes y creo que ni ellas mismas sabían el motivo, pero ambas se echaban de menos. Creo que Ellie se protegía, pensando que molestaría a Amy si hablaba con ella.

    Le dirigí una mirada cercana. – [Xander]Bien, parece que Idris la hace feliz, aunque con Ellie nunca se sabe, siempre es feliz.[/Xander] – dije, poniéndola al día. Idris y ella pasaban mucho tiempo juntos, tanto en persona como a través de otros medios. Aún no habían confirmado nada entre ellos, pero era como repetir lo de mis padres, evidente para todos menos para ellos porque tenían miedo. – [Xander]Si quieres hablar con ella, seguro que tiene ganas de verte.[/Xander] – añadí. Como ya había dicho, mi hermana era una persona muy centrada y feliz. Quizá sonaba a adoración pero así era, era de las mejores personas que podía tener en mi vida. Sabía que estaría deseando volver a llevarse bien con ella.

    – [Amy]No, no…la quiero molestar con mi nube negra.[/Amy]- esquivó mirando al frente. Me sentí mal por verla así, pero me contuve, no convenía presionar. – [Amy]Me vale con saber que está bien.[/Amy] – añadió. Eso me sonó a lo mismo que me decía yo respecto a Jane. No era más que una mentira repetida mil veces.

    – [Xander]Amy, no molestas. A nadie.[/Xander] – le dejé claro. Una cosa es que no controles lo que alguien piensa y otra que te pueda gustar ver cómo se menosprecian. Amy merecía saber que era importante. – [Xander]Cuando te veas con ganas Elle va a estar ahí, igual que todos[/Xander] – añadí, para que supiera que no había prisa.

    – [Amy]Ya…[/Amy]- respondió, suspirando.

    – [Xander]Y yo no te voy a dar la tabarra pero si quieres hablar de algo, aquí me tienes.[/Xander] – dije, pensando que no haría falta repetirlo, pero a la hora de la verdad terminé diciéndoselo más veces. Alguna de ellas hablamos, otras no.

    – [Amy]Owen está muy enamorado de ti.[/Amy]- me miró, fingiendo estar muy seria.- [Amy]Deberías darle una oportunidad.[/Amy] – añadió.

    – [Xander]Lo sé, pero el pobre no es correspondido.[/Xander] – dije encogiéndome de hombros. La realidad era que Owen tenía tanto miedo al amor como Amy a socializar. – [Xander]Creo que lo va llevando, me ha dicho un pajarito que pasa bastante tiempo con mi prima.[/Xander] – comenté. Sabía que habían quedado alguna que otra vez como amigos para comer en algún sitio y pasar el rato. Conocía a Owen lo suficiente como para saber que no lo hacía como caridad, si no porque de verdad le interesaba pasar ratos con ella. Me pregunté si Amy lo sabría. Aun así, agradecí que le ofreciera una amistad más a la que aferrarse para superar el bache. Cuando estamos en un mal momento, necesitamos cosas que siempre vayan a estar ahí, pase lo que pase. Owen era una de esas personas.

    – [Amy]¿Owen y yo?[/Amy]- preguntó, negando con la cabeza. – [Amy]Ni de coña.[/Amy] – sentenció. Me reí al ver su respuesta.

    – [Xander]Créeme, tengo ojo para esas cosas.[/Xander] – añadí mirándola, sin dejar claro si estaba bromeando o no. A mí me parecía que hacían buena pareja, pero ellos no tenían por qué opinar lo mismo y al final, eran los que decidían. Por parte de Owen me parecía saber la opinión, pero Amy en ese momento no estaba lista para planteárselo siquiera.

    – [Amy]Pues con JJ no te ha funcionado muy bien.[/Amy]- replicó. Sé que no lo dijo por mal, pero pese a todo, pese a haberme alejado y no verla a diario, pese a lo que dijo aquél día cuando me sinceré, todavía pensaba en Jane y en cómo podría haber sido. La realidad tras haberme ido fue que después de los primeros meses en los que duró el enfado, vino el frío sentimiento de no verla siquiera. A veces me engañaba a mí mismo pensando que Jane no parecía ella misma aquella noche.

    – [Amy]Eh, lo siento.[/Amy]- se disculpó al ver mi cara.- [Amy]No quería herirte.[/Amy] – añadió. Debí poner un gesto que daba pena, porque eso era lo que veía en sus ojos. Muchas veces pensaba si para la gente sería Xander el penas, el que lleva toda la vida llorando por una chica que no le quiere. No quería que nadie me colocase una etiqueta, pero tampoco iba a ser diferente a cómo me sentía.

    – [Xander]No, no te preocupes. No se puede huir siempre.[/Xander] – admití. Huir no fue la mejor de las opciones. Tenía cosas buenas, pero había sido duro separarme de las personas que me importaban, incluso teniendo medios para verlas en una fracción de segundo. Al final, no siempre quería molestar a Noah pidiéndome llevarle y terminé recurriendo al portal que usaban mis padres, que estaba a media hora andando.

    – [Amy]Te equivocas: sí se puede.[/Amy]- respondió, completamente convencida.- [Amy]Lo que no se puede es sufrir eternamente.[/Amy] – añadió. Tenía razón en parte. Ojalá hubiera podido hablar con Leo para que enmendase las cosas. Llevaba algo más de un mes desaparecido del mapa, tanto a nivel familiar, como a nivel de prensa. La gente ya empezaba a hablar de que se había separado del grupo. Al principio me preocupé, pero sus padres y su hermano seguían en contacto. Había pasado algo grave, pero no querían quitarle el derecho a contarlo él mismo.

    – [Xander]No se olvida, Amy, sigue doliendo cuando lo recuerdas. Pero menos.[/Xander] – confesé. Pensé que Amy y yo podríamos ayudarnos mutuamente, pero no había sido consciente de cuánto se parecían nuestras situaciones hasta ese momento. – [Xander]Es aprender a vivir con ello. Lo de Leo no fue culpa tuya.[/Xander] – le aseguré.

    – [Amy]Sí lo fue.[/Amy]- replicó, mirando al horizonte. – [Amy]Pensé que sería feliz si yo le daba una familia en la que no se sintiera diferente y me equivoqué.[/Amy] – aclaró. Mi primo siempre fue taciturno y serio, le gustaba más la música que las personas o al menos eso parecía. Le daba muchas vueltas a no haber nacido Rakkthathor como Noah, se sentía demasiado diferente a su propia familia y al final lo interiorizó de una manera que parecía creer que no merecía estar con ellos. Amy lo mordió siendo muy pequeño, siempre pensé que había sido un accidente pero ahora estaba reconociendo que lo hizo por darle una familia y que no se sintiera diferente. La duda que me queda es, si Leo empezó a sentirse diferente siendo más mayor, ¿cómo lo sabía Amy por aquél entonces? Quizá solo se había confundido, justificándose. O quizá fuera otra cosa.

    – [Xander]Amy, eras pequeña, querías ayudarle.[/Xander] – respondí, estudiando su reacción. Ella no se inmutó, parecía segura de lo que había dicho. – [Xander]Leo no se fue por ser un licántropo, se fue por la música. Y fue él el que se equivocó al no mantenerse en contacto, seguramente por miedo a haberte fallado.[/Xander] – mi primo adoraba la música y cuando se le presentó la oportunidad, siguió su sueño sin mirar atrás. El problema estaba en que su oportunidad se presentó siendo muy joven y la forma en la que se fue no había sido la mejor. Había mantenido más o menos el contacto con todos en el grupo familiar, pero con Amy no, sus relaciones se habían cortado. Supongo que se pelearon y él no quiso hacerle más daño, se extirpó de su vida pensando que eso era lo mejor y se equivocó totalmente. No quería pensar en otras opciones.

    – [Amy]Prefiero no hablar más de él.[/Amy]- respondió. Asentí, si necesitaba un respiro, Merelia le vendría bien. Leo nunca había estado allí. Además, Amy había nacido en Merelia, estaba conectada a ese lugar.- [Amy]Mi vida ha girado mucho tiempo a su alrededor[/Amy] – sentenció. Deseé que así de fácilmente pudiera pasar página, pero a veces no podemos dejar a algunas personas atrás. Es más sencillo cuando ninguna de las dos personas está ya interesada en lo que puede aportar la relación o cuando sabes que la otra persona no merece la pena. Por desgracia, ni Amy estaba segura de que Leo fuese mala persona ni yo conseguía quitarme de la cabeza mi amistad con Jane.

    – [Xander]Pues ya sabes, empieza una nueva. Preferiblemente en la que podamos pasar algo de tiempo juntos si no es mucho pedir.[/Xander] – repliqué con una sonrisa. Me emocionaba la idea de poder llevarnos bien, como hijo de los Moondies, siempre había querido que los demás pudiéramos tener algo así, pero no había podido ser.

    – [Amy]Os ha dado por mí.[/Amy]- replicó ella. Supe que lo decía por mí y por Owen, con el que pasaba también bastante tiempo. Parecía disfrutar de su compañía.

    – [Xander]Es que tienes encanto natural.[/Xander] – admití. El carisma que había comentado antes, esa sensación de ser magnética.

    Ella me hizo una peineta y me acordé de esa Amy que siempre nos hacía reír.- [Amy]Soy irresistible.[/Amy] – replicó.

    – [Xander]Vas a tener Merelia a tus pies.[/Xander] – añadí, disfrutando de verla sonreír. La verdad es que no solo ella lo estaba haciendo. Sentía que Amy me entendía completamente respecto a Jane, sin juicios, sin peros.

    – [Amy]¿Y si me caso contigo? [/Amy]- preguntó. Un par de ancianos nos miraron con cara ilusionada mientras hacían su paseo de la mañana. Me sonrojé, había entendido la referencia.

    – [Xander]No te burles del pequeño Xander.[/Xander] – le repliqué. De pequeños Amy y yo pasábamos bastante tiempo juntos y antes de saber lo que significaba, siempre le pedía que nos casáramos, pensaba que era una forma de no separarse de una persona.

    – [Amy]»Si no le decimos a nadie que somos primos: podemos casarnos».[/Amy]- respondió, imitándome mientras ponía caras. Mi rostro seguía rojo.

    – [Xander]Eh, vale.[/Xander] – me defendí, echándome a reír. Eché de menos que mi hermana estuviese con nosotros. Quería mucho a Amy, siempre la había idolatrado.

    – [Amy]»Tu pelo es taaaaan rojo»[/Amy]- continuó. Con los años el de Kay y el de Vera eran los que se habían quedado de un rojo intenso mientras que el de Amy era cobrizo.

    Negué con la cabeza, a Amy le encantaba avergonzarme. – [Xander]Todavía no sabía de lo que hablaba. Ni que los primos no se casaban…normalmente.[/Xander] – aclaré, por si alguna pareja de primos casados me escuchaba y le parecía mal que dijera lo contrario. Uno nunca tiene que meterse en lo que decida cada uno para su vida.

    – [Amy]No tengo pensando casarme con ninguno de mis primos.[/Amy]- aseguró, pensativa. – [Amy]Bueno, con Ellie quizás sí.[/Amy] – sentenció, antes de echarse a reír.

    – [Xander]Seguro que a Idris no le importa.[/Xander] – admití riendo con ella. Durante un momento, habíamos vuelto a ser nosotros mismos.

    Al final, Amy se quedó en Merelia más tiempo del que pensábamos cualquiera de los dos y creo que los dos agradecimos tener a alguien que nos entendiera y que nos acompañase en nuestra soledad.


    UN AÑO MÁS TARDE

    MAÑANA, JUNIO – ESCUELA LEGADO

    El tiempo pasa increíblemente rápido. Gracias a la compañía de Amy, la estancia en Merelia se hizo mucho más llevadera. Nos ayudábamos cuando lo necesitábamos y nos dejábamos espacio cuando queríamos estar solos. Owen y Noah venían de vez en cuando y jugábamos a juegos de mesa, a veces también con una chica con la que mi primo parecía estar muy encariñado. Otras veces venía solo Owen e íbamos al cine o a dar una vuelta.

    Amy trabajaba en los chiringuitos de la playa en verano y en invierno había encontrado trabajo en un italiano de la zona bastante famoso. No parecía un trabajo que le llenase pero por el momento le había mantenido entretenida.

    Al final, la tediosa carrera de Psicología se terminó y llegó el momento de buscar trabajo, algo que no me resultó especialmente difícil siendo hijo de los dueños de la mitad de la Escuela Legado. Pese a todo, especifiqué claramente a mis padres que quería un puesto bajo y ellos lo aceptaron. Prefería ascender ganándomelo.

    – [Sarah]Estás moreno, Oruga[/Sarah].- replicó mi madre estrujándome con sus fuertes brazos. Guardé las gafas de sol en la mochila y disfruté de su cariño. Les había echado de menos.

    – [Xander]Mamá no me llames Oruga que te puede oír la gente.[/Xander] – respondí. Era el mote que me habían puesto desde pequeño porque se suponía que era un poco dramático y me parecía a una «orugrita». Por suerte Amy no había llegado aún para sumarse a mi madre. Me había acompañado en el viaje, pero había pasado por casa para saludar a sus padres antes de venir a la Escuela. Había pensado hablar con mis padres y buscarle también a ella un hueco.

    – [Sarah]Después de parirte durante catorce horas, te pienso llamar como me dé la gana[/Sarah].- respondió con una sonrisa. Eso era más o menos lo que le decía también a mi padre y mi otra madre cuando se quejaban por tener que hacer algo.

    – [Xander]Mamá Sasha va a ser mi favorita.[/Xander] – le respondí, picándola, pero mi madre era inmune a los celos, incluso de broma. Supongo que en parte era el secreto de su maravillosa relación, que ninguno de ellos había pensado nunca que alguno quisiera más a otro. Simplemente se querían todos de una forma inspiradora. – [Xander]Ya no vais a volver a echarme de menos.[/Xander] – comenté. Antes les seguía viendo pero con las clases y las obligaciones de todos, era más difícil. Ahora iba a trabajar allí a diario aunque viviera en la casa de Merelia así.

    – [Sarah]No voy a llorar, no voy a llorar…[/Sarah]- sonrió, emocionada. A veces me paraba a pensar si todas las madres querrían tanto a sus hijos y serían tan maravillosas como la mía. Mamá Sasha también nos quería mucho, pero lo demostraba de una forma menos evidente que ella.

    – [Xander]Tengo ganas de ayudar a esos niños y niñas.[/Xander] – admití. La Escuela Legado ayudaba a continuar con los estudios formales a personas que por su condición no podían o no querían estar en los colegios, institutos o universidades habituales, pero también a aceptar y controlar las condiciones especiales de cada uno. Por fin iba a poder trabajar con personas que necesitasen mi ayuda, asesorarles para poder convivir con algo con lo que habían nacido.

    – [Sarah]Lo vas a hacer muy bien[/Sarah].- respondió, orgullosa, colocándome el cuello del polo, que se había torcido por la mochila.

    – [Xander]He tenido una buena maestra.[/Xander] – admití, mirándola. – [Xander]¿Qué…? No, lo digo por la tía Diana.[/Xander] – nos echamos a reír. – [Xander]Es broma, mamá. Te quiero.[/Xander] – le pasé una mano por los hombros y empezamos a subir las escaleras hasta la sala de reuniones.

    – [Sarah]Yo también te quiero[/Sarah].- respondió mi madre.- [Sarah]¿Vas a ir a la fiesta?[/Sarah] – preguntó al cabo de un rato. «La fiesta» era la celebración del cumpleaños de Owen. En otra situación, no habría habido nada que evitase que fuese a la fiesta de mi mejor amigo, pero Jane era su melliza así que la fiesta era para ambos, y no quería fastidiarle un día especial.

    – [Xander]No, voy a ir echando un vistazo a los expedientes de los niños.[/Xander] – comenté, intentando parecer despreocupado. – [Xander]Mañana lo celebro con Owen. Vamos a ir de tapas por Merelia. Amy viene también.[/Xander] – le expliqué. Me gustaba hacer las cosas bien en parte porque mi madre SIEMPRE hacía las cosas bien, así que se lo aclaré porque no quería que pensara que iba a hacerlo mal con mi mejor amigo.

    – [Sarah]¿Estás huyendo de Jane?[/Sarah]-  preguntó ella. Después de mí y no sé si Jane, mi madre había sido la persona que más había sufrido con nuestra pelea. Me dolía no poder contentarla, pero en su día lo intenté y no salió demasiado bien.

    – [Xander]No quiero forzar una situación tensa para nadie. Es mejor así.[/Xander] – aseguré, mientras nos separábamos para entrar a la sala.

    – [Sarah]Es una pena que estéis así.[/Sarah]- dijo, encendiendo la luz de un pequeño despacho anexo a la sala de reuniones. Tenía una amplia ventana tras el escritorio, la luminosidad me vendría muy bien.

    – [Xander]Ya. He aprendido a aceptarlo.[/Xander] – le aseguré, para que no se preocupase por mí. Me pasó una mano por el hombro antes de ir a buscar los expedientes.

    Me quedé solo en la sala, pensativo. Mi situación respecto a Jane había cambiado bastante en el último año. No la relación en sí, si no mi pensamiento al respecto. Amy me había ayudado mucho, esperaba haberla ayudado yo a ella tanto como ella a mí. Gracias a su apoyo, había decidido enviarle un regalo de cumpleaños y pensar una manera de arreglar nuestros problemas. Ella no quería que estuviésemos juntos, pero podíamos hablarnos. Solo me faltaba reunir las fuerzas para hacerlo.

    Mi madre volvió al cabo de un rato. – [Xander]¿Qué, ya tenéis las maletas listas para la «luna de miel»?[/Xander] – pregunté mientras los colocaba ordenadamente en mi nueva mesa.

    – [Sarah]No me hace mucha gracia que las dos dejemos Moondale[/Sarah].- comentó, preocupada. Ese día, en unas horas, los tres cogían un vuelo a Roma para pasar una semana de viaje por Italia y las islas del Mediterráneo. Había costado el esfuerzo aunado de toda la familia convencerles de tomarse un respiro merecido después de tantos y tantos años aguantando el tipo. Si no llega a ser porque entre todos les pagamos el viaje como regalo de cumpleaños de los tres, creo que nunca se habrían atrevido a marcharse.

    – [Xander]No pasa nada. Siempre decís que lleva años tranquilo, no pasará nada por unas noches.[/Xander] – la tranquilicé. – [Xander]Y los demás se quedan.[/Xander] – añadí. Si pasaba algo, entre todos podríamos arreglárnoslas para solucionarlo. Dom ya estaba preparado para patrullar y los demás ya se habían ofrecido también. Para no romper la costumbre, a mí me habían mantenido al margen.

    – [Sarah]Ya[/Sarah].- replicó. Hasta que no se viese allí no estaría menos preocupada y aun así, seguramente se pasaría la semana pensando que se iba a encontrar un cráter al volver a Moondale.

    – [Xander]Anda mamá, disfrutad. Lleváis muchos años aguantando por los demás.[/Xander] – le di un beso en la frente.

    – [Sarah]¿Y tú, cuándo te vas a permitir ser feliz?[/Sarah]- preguntó, mirándome. Con mi madre no había disimules, ni corazas, ni nada de nada. Sabía con solo mirarme a los ojos que mi corazón siempre iba a latir por Jane.

    – [Xander]Soy feliz. Estoy bien.[/Xander] – aseguré sonriendo. No mentía, había aprendido a ser feliz con lo que tenía. ¿Preferiría llevarme bien con Jane? Por supuesto. ¿Me habría encantado estar junto a ella? Claro. Pero si no podía ser, tampoco podía hundirme. Tenía mucha gente que me quería y se preocupaba por mí y no podía permitirme hacer caso omiso de su cariño centrando mi vida solo en lo que no tenía.

    – [Sarah]Eso espero[/Sarah].- me pasó una mano por la mejilla con cariño. Asentí y le dediqué una sonrisa.

    Mi padre y mi otra madre se unieron unos minutos después y terminé sumido en un abrazo repleto de amor Echolls que invocó a Ellie, que no se podía perder una reunión familiar emotiva. Aprovechamos para pasar un rato todos juntos antes de que Ellie les llevase al aeropuerto con instrucciones expresas de obligarles a pasar el control.

    Cuando me quedé solo, me puse a trabajar, intentando atar mi mente a cada uno de aquellos chicos y chicas que necesitaban mi ayuda. Comí con Nate, Owen y Amy en el restaurante que quedaba frente a la Escuela y disfruté de mi regreso a Moondale. A veces la felicidad es más sencilla de lo que parece.

  • LA VERDAD DUELE

    XANDER ECHOLLS

    MAÑANA – ESCUELA LEGADO, CASA DE TINA

    Dicen que hay días en los que vale más no levantarse de la cama. Ese día, claramente, fue para mí el mejor ejemplo, ya casi desde principios de la mañana. Lo peor de todo es que ese día había parecido empezar con buen pie.

    Me levanté temprano, como siempre y saqué a Xena a pasear. A la vuelta, mi madre nos llamó a todos a la cocina para desvelar el secreto mejor guardado de la casa. La sorpresa no fue mayúscula porque Ellie, Dante y yo lo habíamos comentado alguna vez, pero aun así fue impactante por las implicaciones de lo mucho que debían haber sufrido los tres para mantenerlo en secreto. Me sentí mal porque hubiesen tenido que vivir disimulando, fingiendo ser algo distinto. Ahí fue cuando empezó todo.

    Tenía un hueco bastante amplio entre clases porque tocaba repaso para el examen de recuperación y yo por suerte había pasado, pese a aburrirme bastante la asignatura. Al final, para quitármela de encima, había optado por memorizar y escupir en el examen, sin más.

    Estaba bastante frustrado con mi carrera y eso que solo estaba en mi segundo año. No tenía nada que ver con la idea que tenía en mente de la psicología. Yo quería ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas y no dejaba de ver gente a mi alrededor a la que no le importaba nada de eso en absoluto, gente con más problemas todavía que las personas a las que se suponía que debían ayudar.

    Sí, quizá influye que yo era una de esas personas. Llevaba dándole vueltas desde bien temprano, cuando me crucé con Jane y ella me esquivó cambiando a otro pasillo. Al principio intenté no sentirme mal, pero no era capaz y más tarde mi mente empezó a hervir con la idea de hablar con ella. Sabía que no era otra cosa que el poder del amigo de Idris intentando hacer salir la verdad.

    Mientras caminaba hacia la Escuela Legado no podía dejar de pensar en cómo podrían haber sido las cosas si yo hubiese obrado diferente.

    Crucé las puertas de cristal del edificio principal de la Escuela Legado. Era el núcleo original de la escuela y todavía se conservaban allí algunas clases, pero la mayoría se realizaban ya en los edificios anexos, construidos hacía algo más de diez años.

    Cada vez que entraba allí me sobrecogía la presión. Los Moondies habían conseguido dar una escuela para todas las personas diferentes, un lugar al que pertenecer independientemente de cómo seas. El boom les llegó después de la guerra, cuando alguna gente sí creyó en que los sobrenaturales existían y apuntó a sus hijos e hijas a la escuela para ayudarles.

    Con el tiempo y la manipulación mediática, los sobrenaturales volvieron a ser un secreto, excepto para algunos, los que recordaban. Eso permitió que la escuela viviera en el secretismo, como una especie de centro privado que llegaba hasta coexistir con los estudios en la Universidad de Moondale, compatibilizando asignaturas y recibiendo alumnos especiales de la misma. Fue cuestión de tiempo que no solo se aceptasen a sobrenaturales, si no también a todas aquellas personas con necesidades especiales que se presentaban a sus puertas.

    La gestión de la Escuela era increíblemente difícil, pero de alguna forma, conseguían mantener los secretos apartados y seguían sin fallar a su propósito. Hoy en día, la mayoría de la gente pensaba que o bien era una escuela para enfermos y personas con necesidades especiales o que era una escuela privada para la élite. Al final decidieron venderse como ambas para asegurar la discreción.

    Saludé a Nate, que iba vestido con su uniforme de seguridad de la Escuela. Si tenía que llegar a actuar, se bastaba con su fuerza y su poder para separar a cualquiera. Era una auténtica fuerza de la naturaleza. Bueno, del espacio más bien. Por lo que sé, hubo problemas alguna vez por gente de mente cerrada que cometió vandalismo solo por el hecho de ser diferentes.

    Subí a la segunda planta y le di un beso a la tía Cara cuando pasé por delante de su despacho, un lugar curioso, que combinaba la armonía y el metodismo de una genio de la contabilidad con los peculiares gustos de mi tía, como una colección de muñecos cabezones de sus personajes favoritos y cuadros de las Pruebas hechos por el tío Daakka. No os preocupéis por palabras como «extraño», «peculiar» o «raro», en mi familia son un cumplido. Las diferencias son las que nos hacen ser lo que somos.

    Crucé el pasillo de vidrieras necrotempladas, observando al fondo el edificio residencial de la Escuela. Allí residían algunos de los estudiantes con poderes más complicados o trasfondos más complejos, hasta que pudieran defenderse por sí mismos.

    Caminé directo hacia el gimnasio privado. Al principio había sido común para los estudiantes pero con el crecimiento de edificios, habían optado por intentar dejar una zona común de reunión para los Moondies, aunque ya no había grandes amenazas desde la guerra.

    Necesitaba hablar con alguien cercano. Mi madre tenía clase en ese momento y mi padre tenía entrenamiento de poderes con el tío Dom y el grupo Equidna. La tía Cara estaba ocupada echando números. Pero sabía de alguien a quien encontraría entrenando en el gimnasio en soledad.

    Cuando entré, escuché el sonido del saco de boxeo encajando los golpes. Sasha llevaba su ropa de entrenamiento y golpeaba el saco, que apenas aguantaba. Estaba usando el duro, el que estaba hecho para ella y para mi madre, otro habría estallado con un golpe serio de cualquiera de las dos.

    – [Xander]Hola, Sash.[/Xander] – la saludé. Con el tiempo, a medida que nos hicimos mayores el «tía Sasha» empezó a desaparecer según nos íbamos dando cuenta de que pasaba bastante tiempo en casa. Desde lo que había desvelado mi madre aquella mañana, no estaba seguro de cómo llamarla. Prácticamente toda la vida había sido ‘Sash‘, pero ahora que sabía que había tenido que vivir en la sombra tanto tiempo, no quería utilizar ninguna formula que la hiciese sentirse lejana.

    – [Sasha]Dime, enano.[/Sasha]- replicó ella. Siempre nos había hecho mucha gracia porque tenía un mote para cada uno: a mi madre la llamaba S; a mi padre, pelirrojo; a mí enano, cosas de ser el primogénito; a Ellie la llamaba bichito porque de pequeña era un polvorín; y a Dante le había tocado pajarraco, un mote que provocaba siempre que sonriera.

    – [Xander]Necesito hablar con alguien.[/Xander] – le respondí, completamente afectado por esa sinceridad. No podía estar molesto con Elle pese a todo, la sinceridad de por sí no era mala, todo sería mucho más fácil si todos dijéramos lo que sentíamos en cada momento. La mayor parte de los problemas venían por malentendidos o miedos, no había más que vernos a Jane y a mí. La realidad era que, por mucho que me doliese que me evitara, yo también la evitaba a ella en parte. Llevaba sin hablar con ella desde aquella clase de química por puro miedo a ver odio o decepción en sus ojos. No soportaba no estar a la altura de lo que se esperaba de mí.

    – [Sasha]Pues siéntate y hablamos.[/Sasha]- dejó el saco balanceándose y fue hasta la fuente de agua antes de sentarse a mi lado en los bancos.

    – [Xander]No sé qué hacer.[/Xander] – empecé a decir. Lo que me rondaba la cabeza tenía que ver con Jane, por supuesto, pero a la vez no, tenía más que ver conmigo mismo. – [Xander]Con Tina.[/Xander] – confesé. El poder, fuera el que fuese, dejaba ir las cosas con bastante facilidad. Por lo que dijo Elle, solo te hacía confesar lo que deseabas que se supiera.

    – [Sasha]¿Eso no era solo sexo? Pensé que lo teníais claro.[/Sasha] – sentenció Sasha, que era sincera de forma habitual, mucho más ahora bajo los efectos del poder. No era la primera vez que hablaba con ella, con mi madre, con Elle, con Owen, con la tía Diana o con la tía Cara de lo de Tina. Al principio me había dejado llevar, estaba dolido y había dejado por imposible arreglar las cosas con Jane, pero dejé entrar a Tina en mi vida para tapar ese dolor y eso no estaba bien. Con el tiempo fue más fácil, lo pasábamos bien juntos, era una buena chica y me quería. Pero solo tenía que entrar Jane en escena en un pasillo, una clase o la cafetería para que la herida se reabriese y surgieran las dudas. No podía seguir sometiendo a Tina a eso, a un segundo plano.

    Me limité a negar con la cabeza. Al final nada era tan fácil como «solo sexo», al menos no para mí. – [Xander]Tina me quiere. Y yo…me dejé querer y quería quererla, de verdad.[/Xander] – respondí, sintiendo el dolor de admitir mi error en voz alta. Tenía miedo a que Sasha me juzgara, ella y cualquiera.

    – [Sasha]Esas cosas nunca salen bien.[/Sasha]- replicó, mirándome. Sasha era bastante cerrada respecto a sus sentimientos, era su manera de protegerse por todo lo malo que le había pasado. Pero con el tiempo llegabas a descubrir su lenguaje oculto. Con su mirada me estaba dando un apoyo que necesitaba desesperadamente.

    – [Xander]Sigo sintiendo algo por Jane. No puedo seguir con Tina, no es justo para ella.[/Xander] – parecía que me lo decía a mí mismo.

    – [Sasha]Nunca ha sido justo para Tina.[/Sasha]- replicó. Era terriblemente sincera en ocasiones. Guardó silencio unos segundos y entonces suspiró. – [Sasha]Mira, al principio, intenté dejar de pensar en tu madre, pero cuando te has acostado con tres rubias diminutas en quince días, te das cuenta de que eso no vale para nada.[/Sasha] – explicó. Capté al momento qué era lo que me estaba queriendo decir. Bueno, al momento no, intenté apartar de mi mente la imagen real de los ligues clónicos.

    – [Xander]¿Estás diciendo que no me rinda?[/Xander] – pregunté, mirándola a los ojos. Me pregunté si siempre habría sido así, cómo eran cada uno de ellos antes de que entrásemos en sus vidas. No sabía si había costado más o menos, si habían peleado o si habían sufrido, pero por nosotros habían mantenido oculta su relación con Sasha, era un sacrificio que iba a intentar no olvidar.

    – [Sasha]Estoy diciendo que hagas lo que quieras hacer, pero de verdad, sin gilipolleces.[/Sasha]- me dedicó una de sus medias sonrisas.- [Sasha]Al principio, con tus padres, era solo lo que todo el mundo se imagina… vale, demasiadas información.[/Sasha]- soltó una breve risa, probablemente al ver mi cara de pánico intentando disociar de mi mente la imagen de los tres…intimando.- [Sasha]La cuestión es que yo no me rendí y al final, conseguí mi sitio. Para mucha gente, ese sitio es una puta mierda, porque no dejo de ser la tercera rueda de un carro que tiraba de sobra con dos, pero era lo que yo quería.[/Sasha]- comentó, pensativa. Dándole vueltas me di cuenta de lo poco que sabíamos de cómo se llevaban. Cuando éramos pequeños, Sasha simplemente estaba por allí, a veces estaba por las mañanas, como si hubiera dormido en casa, pero no sabíamos exactamente dónde, en el sofá asumíamos. Al ir haciéndonos mayores fuimos viendo cada vez más cosas, más pistas, pero eran solo eso, pistas. Eso implicaba pasar años conteniendo cualquier muestra de cariño. Solo esperaba que con lo que había provocado el amigo de Idris las cosas fueran más fáciles para ellos.- [Sasha]Si tu madre tuviera un harén, querría estar en él y si fuera, no sé, la líder de una secta, llevaría veinte años en ella.[/Sasha] – añadió, sin reparos. Me sentí comprendido, Sasha entendía perfectamente cómo me sentía respecto a Jane.

    – [Xander]Gracias Sash, mamá Sash.[/Xander] – repliqué, más animado, guiñándole un ojo.

    – [Sasha]Peloteos los justos, renacuajo.[/Sasha]- respondió ella, sin conseguir tapar una sonrisa.

    – [Xander]No, es en serio, vengo aquí a contarte mis problemas pero…[/Xander] – empecé a decir. Ella me había ayudado y ahora quería hacerlo yo. Sentía que le debía algo por todo ese sacrificio. – [Xander]No lo sabíamos del todo pero siempre has sido importante para nosotros.[/Xander] – añadí. Sabía que Sasha no era de muestras de afecto, así que intenté ser escueto.

    – [Sasha]Vale, vale, déjate de ñoñerías, que no somos Los Brady[/Sasha].- que lo que le había dicho le había llegado habría pasado desapercibido para cualquiera, pero nos conocíamos desde hacía mucho y con los entrenamientos habíamos llegado a conocernos más.

    – [Xander]Gracias.[/Xander] – dije, antes de levantarme para darle un abrazo. Sabía lo que tenía que hacer y prefería no esperar demasiado para hacerlo, porque le daría muchas vueltas. Tenía que aprovechar el poder que habían impuesto sobre nosotros para contar la verdad a Tina.

    – [Sasha]Los Echolls-Arkkan sois unos sobones[/Sasha].- se quejó, bromeando. La dejé volviendo al entrenamiento, aunque la vi teclear en el InPhone de la que salía, seguramente contándoselo todo a sus tercias naranjas.

    Cada paso que di alejándome de la seguridad de la Escuela en dirección a la casa de Tina fue un suplicio. Repasaba en mi cabeza una y otra vez las formas de decírselo pero todas tenían contras: o sonaban a machista, a frío, a insensible, a manual de rupturas o directamente no conseguía dejarlo.

    Tras una eternidad, llegué frente a su puerta y se me instaló un nudo en el estómago, pero conseguí reunir las fuerzas para tocar al timbre. Ella abrió la puerta y me recibió con una sonrisa radiante.

    – [Xander]Hola. [/Xander] – la saludé, serio. Me alegra de verla y me gustaba pasar tiempo con ella, pero a partir de ese día seguramente sería más difícil.

    – [Tina]Hola, cielete[/Tina].- se echó hacia delante y me besó en los labios. No supé cómo esquivarla, de hecho, me quedé paralizado. Sus labios eran suaves y parte de mí pugnaba por dejar que me besaran continuamente, por encerrar la verdad en una esquina y rendirme a sus muestras de cariño. Habría sido más fácil si no fuera el hijo de Sarah Echolls, si no hubiera mamado un sentido de la responsabilidad que me mataba a veces.

    – [Xander]Tina…tengo que decirte algo. Importante.[/Xander] – dije cuando cerró la puerta tras nosotros.

    – [Tina]¿Has visto un fantasma?[/Tina]- replicó, sonriendo. Me cogió de la mano y tiró de mí hacia el sofá.

    – [Xander]Espera. Es algo serio. No…quiero hacerte daño.[/Xander] – dije, soltando su mano sin seguir avanzando. No quería parecer frío, pero no podía dejarme llevar por el amor que desprendía Tina. Se merecía a alguien mejor que yo.

    – [Tina]¿No me lo puedes contar en el salón mientras tomamos algo? No puede ser tan grave[/Tina].- me miró a los ojos y empezó a darse cuenta de que sí pasaba algo.

    – [Xander]Sí, lo es, porque no me he portado bien contigo.[/Xander] – no es fácil admitirlo, os lo puedo asegurar.

    – [Tina]Es verdad[/Tina].- me miró y se rió.- [Tina]Eres el mejor novio del mundo, mi vida[/Tina]. – se acercó hasta mí para darme un abrazo y besarme, pero me aparté.

    – [Xander]Tina, no. No puedo seguir así. Te estoy engañando a ti y a mí mismo.[/Xander] – confesé. Ella frunció el ceño, observándome. – [Xander]No podemos seguir juntos.[/Xander] – sentencié, algunas de las palabras más duras que había dicho en toda mi vida.

    – [Tina]¿A qué viene esto ahora?[/Tina]- me preguntó.

    – [Xander]Lo he pensado muchas veces, pero me gustaba estar contigo. Me sentía…bien.[/Xander] – el poder me estaba haciendo dejarlo ir todo, aliviando la presión que tenía sobre mí desde hacía tiempo. Pero eso no hacía que el desenlace fuese a ser más fácil. – [Xander]Pero no es justo para ti. Te mereces mucho más.[/Xander] – añadí. Quería a ti, pero no de la forma que ella me quería a mí.

    – [Tina]No puede ser verdad que hayas venido a dejarme a mi casa[/Tina].- respondió, afectada. Aún estaba conteniéndose, procesando lo que estaba pasando.

    – [Xander]Eres una persona muy importante para mí. Y siempre te querré, pero de otra forma.[/Xander] – traté de explicarle para que me entendiera, para darle menos importancia a lo que estaba pasando, pero no había forma de hacerlo, porque la tenía. Jamás debimos empezar juntos, así no habría habido que pasar por eso.

    – [Tina]¿Es por JJ?[/Tina]- preguntó, herida.

    – [Xander]Jane y yo llevamos tantos años sin hablarnos que no sé si volveremos a hacerlo alguna vez.[/Xander] – respondí. Me dolió saber que lo hacía con sinceridad. No sabía si alguna vez volvería a hablar con Jane, había pasado demasiado tiempo y el dolor y la distancia dan paso a la frialdad. – [Xander]Pero en parte, sí. No puedo estar contigo si sigo sintiendo algo por ella.[/Xander] – intenté ser fiel al consejo de Sasha, al menos en parte. Necesitaba despejar de mi mente lo que pasaba con Jane antes de poder estar de verdad con alguien. Por ahora, aún la quería, aún sentía que la había defraudado y que tras toda esa coraza, solo era una buena persona sufriendo.

    – [Tina]Vete a la mierda, Xander[/Tina].- espetó ella. Ni siquiera me paré a pensar si sus palabras estaban cargadas de odio. Ojalá lo hubieran estado, me lo merecía, pero la triste realidad es que creía que no.

    – [Xander]Lo entiendo. Sí quieres me vaya, lo haré.[/Xander] – respondí. – [Xander]Si quieres que no vuelva a hablarte, lo respetaré. Aunque me gustaría seguir siendo amigos.[/Xander] – añadí. Estaba pidiendo de más, lo sé, pero era lo que sentía y las palabras salían solas. – [Xander]Eres una persona maravillosa, Tina. Te mereces alguien mejor.[/Xander] – le deseé.

    – [Tina]¿Te quieres callar?[/Tina]- replicó, yendo hacia mí para empujarme hacia la puerta. Al ver lo que hacía, me moví y me marché en dirección a la puerta sin replicar. No tenía derecho a ello.

    Cuando la puerta se cerró detrás de mí, escuché a Tina apoyarse contra ella y llorar. No sabía qué decirle, pero sí que no podía irme de allí sin intentar ayudarla.

    – [Xander]Tina, por favor, no llores por mí.[/Xander] – le pedí, sintiéndome como un egocéntrico por cómo lo había formulado. No penséis mal, o hacedlo, me lo merezco igualmente, pero no lo decía porque yo no soportase llorar, si no porque yo no merecía la pena.

    – [Tina]No lloro por ti. Lloro por mí[/Tina].- replicó ella, dolida, triste. Os explicaré algo, por si no lo sabéis. Tanto mi madre como mi tía Diana, eran dos personas con una empatía extraordinariamente desarrollada. Elle y yo habíamos heredado también esa empatía, así que estaba sintiendo todo el dolor que sentía. Y cuando sabes que lo has causado tú, se hace difícil de soportar.

    – [Xander]Llora de alegría, mira de lo que te acabas de librar.[/Xander] – intenté darle un punto de vista positivo, reírnos de la situación por absurdo que sonase.

    – [Tina]No intentes que me sienta mejor con ese tipo de frases[/Tina].- me pidió. No sabía cómo actuar.

    – [Xander]¿Y qué hago, Tina? Soy una mierda de persona.[/Xander] – repliqué. Sí, ya sé que me he comparado un par de veces con mi madre, pero no soy ella ni de lejos. Mi madre es una heroína, no solo por haber sido elegida como Kvasir y tener todos esos poderes, si no más bien por lo humana que es: empática, buena, cariñosa. Mi madre no habría cometido el error que yo cometí, ni con Tina ni con Jane. – [Xander]Fui un egoísta empezando contigo y he sido un egoísta desde entonces.[/Xander] – la sinceridad impuesta me ayudó a dejarlo ir. A la larga, sería mucho más sano, pero en ese momento, me estaba matando. – [Xander]No sé otra opción. No voy a dejar que pierdas tu vida conmigo.[/Xander] – ahí estaba, todo lo que pensaba. Ya no quedaba más sin decir.

    – [Tina]Ya[/Tina].- escuché un suspiro al otro lado y la puerta se abrió.

    – [Xander]Tienes carta blanca para odiarme. Lo raro sería que no lo hicieras.[/Xander] – le aclaré. Me sentía un poco incómodo con Tina mirándome a unos ojos hinchados y brillantes.

    – [Tina]No te odio, pero tampoco quiero que vayamos de colegas[/Tina].- aclaró ella. No puedo decir que no lo mereciera, ni que esperase más, todo lo contrario, pero aún así, tuve una sensación amarga. Siempre queremos más.

    – [Xander]Ya.[/Xander] – respondí. – [Xander]Con eso no puedo hacer nada.[/Xander] – comenté. Quería irme a algún lugar donde estuviese solo, pero primero quería asegurarme de que ella se quedase todo lo bien que pudiera estar.

    Ella se acercó a mí y me abrazó.- [Tina]Siempre he sabido que no íbamos a durar, pero duele igual[/Tina]. – sentenció. Era demasiado buena persona como para que le hiciesen daño. Esta vez agradecí su abrazo, pero no fue tan reconfortante porque sabía perfectamente que sería uno de los últimos.

    – [Xander]Lo sé.[/Xander] – respondí. No pasamos mucho más tiempo juntos. Nos despedimos y cada uno fue a lamerse las heridas por separado. Las suyas por su sufrimiento, las mías por saber que lo había provocado.

    Recorrí los escasos metros que separaban la casa de Tina de la nuestra en automático. La rosada silueta de la casa victoriana que habían comprado mis padres hacía ya más de veinte años se alzaba, bonita y acogedora.

    Abrí la puerta y una parte de mí esperó que no hubiese nadie. El salón estaba vacío y la mayoría de las luces estaban apagadas, pero se escuchaba música en la habitación de mi hermana.

    Subí a la segunda planta con la esperanza de cruzarnos más tarde, cuando ya estuviera más recuperado. No quería que Ellie me viera así, era muy empática y no me apetecía verla sufrir. Pero como si tuviera un radar, la puerta de su habitación se abrió y asomó la cabeza.

     

    – [Ellie]Xan, ¿qué te pasa?[/Ellie]- preguntó nada más verme. Os lo dije, empatía muy desarrollada.

    – [Xander]Le he dicho a Tina la verdad.[/Xander] – respondí. Mis ojos, rojos y acuosos, no contribuirían a intentar negar lo evidente. Entré a mi habitación y Ellie me siguió.

    – [Ellie]Uf…[/Ellie].- exclamó ella, sentándose en mi cama.

    – [Xander]Lo ha llevado lo mejor que ha podido. Al menos creo que no me odia.[/Xander] – comenté, jugueteando con un muñeco cabezón de Vegeta que me había regalado la tía Cara.

    – [Ellie]Es culpa mía[/Ellie].- sentenció. Me giré hacia ella.

    – [Xander]No. Tú solo diste un empujón y lo necesitaba.[/Xander] – le puse una mano en el hombro. Quizá tenían que habernos preguntado antes de hacerlo, pero no pensaba decirle eso a mi hermana, no quería que se sintiera culpable y mamá ya se lo había dicho por la mañana. Había hecho lo que había creído mejor para todos. – [Xander]La culpa es mía por haber estado con ella.[/Xander] – expliqué, sentándome a su lado.

    – [Ellie]Te gustaba y te hacía feliz, ¿qué tiene de malo?[/Ellie]- mi hermana me pasó un brazo por encima de los hombros. No sé qué sería de mi sin ellos. Mi padre había perdido a toda su familia en un día y había tardado años en saber que tenía una hermana y conocerla. Él sobrevivió a todo eso, pero estaba hecho de otra pasta, yo no era tan fuerte. Siempre había soñado con ser un héroe, pero por mucho que entrenase, jamás sería como él, no solo hacía falta fuerza física.

    – [Xander]Que la estaba engañando.[/Xander] – respondí. En mi familia nos lo contábamos casi todo, existía una confianza implícita, salvo en algunas excepciones, como la verdad de la relación de mis padres y Sasha. En ese caso era comprensible, pero mentirle a Tina, no. – [Xander]No era feliz Ellie. Llevaba muchos años sin serlo.[/Xander] – era algo difícil de confesar. No me hacía falta terminar la carrera para autodiagnosticarme una personalidad al borde de la depresión. Me encargaba de luchar día a día para no caer, pero eso implicaba también ser consciente de que no había sido feliz per sé con Tina. Me llevaría algo más de tiempo y de madurez darme cuenta de que en ese momento, afectado por lo que acababa de pasar, estaba tratando la felicidad como algo que se obtiene todo el tiempo, y no era así. Sí, había sido feliz por momentos con Tina, era feliz con una familia que se quería y me quería a mí, era feliz con mis amigos. Pero no era feliz sintiéndome mala persona y eso llevaba haciéndolo desde que le fallé a Jane. Me faltaban años para ser consciente de que tenía que atesorar los momentos individuales de felicidad y a saber que la tristeza es parte de la vida y que no sirve de nada fustigarse eternamente por los errores del pasado.

    – [Ellie]¿Por Jane? No puedes ser infeliz porque alguien no te quiera, por muy duro que sea.[/Ellie].- respondió ella. En Ellie se notaba mucho con qué personas había tenido mucha relación. Tenía mucho de mi madre, bromeaba como la tía Diana, era un alma libre como la tía Cara y a veces era directa como Sasha.

    – [Xander]Pero ahora mismo no puedo cambiar cómo me siento.[/Xander] – era consciente de mi problema, pero en este caso, no podía cambiarlo, mis sentimientos estaban ahí, seguían ahí. – [Xander]La conocía de verdad. Aún lo hago, sigo viendo a la persona que hay detrás de ese muro. Eso es lo que duele, saber que no eres capaz de llegar a ella, saber que si te resignas, la abandonas una vez más con todos sus problemas.[/Xander] – aseguré. No es solo que no pudiese pasar página, es que no quería hacerlo.

    – [Ellie]Jane está destrozada. Ahora mismo sería incapaz de querer a nadie[/Ellie].- intentó explicar. Mi pobre hermana, durante años en medio de lo que había pasado entre Jane y yo.

    – [Xander]No necesito que me quiera. Me vale con que no me odie.[/Xander] – le aseguré. No puedes obligar a nadie a quererte, si no lo hace, no lo hace y punto, no hay más vueltas que darle ni otra cosa que esperar, es la libertad de cada uno lo que sienta por otro. Lo que me afectaba no era eso si no el hecho de perderlo todo, de no poder ni siquiera estar en la misma sala después de haber estado siempre juntos de pequeños. – [Xander]Con poder pasar a su lado sin que cambie de dirección…[/Xander] – empecé a decir, sabiendo que solo con eso no sería suficiente. También me gustaría recuperar la confianza que habíamos tenido.

    – [Ellie]Lo está pasando muy mal y es incapaz de ser feliz, porque no se lo permite[/Ellie].- continuó explicando. Uno de los problemas era saber perfectamente qué era lo que le pasaba y la teoría de cómo ayudarla.

    – [Xander]Sé la teoría. Pero la realidad es más difícil.[/Xander] – confesé, sabía que mi hermana no me culpaba por lo que había pasado a Jane, ni tampoco a ella. Lo que único que le había preocupado siempre era que pudiéramos arreglarnos y que cada uno fuese feliz, pero ni Jane ni yo reuníamos nunca las fuerzas suficientes para hablar con el otro y la última vez que sí lo habíamos conseguido, no había salido bien.

    – [Ellie]¿Y si no es el amor de tu vida?[/Ellie].- pregunté, mirándome a los ojos. Aparté la mirada, pensativo, no quería que Elle leyera mis pensamientos. Había debatido esa cuestión a menudo conmigo mismo. Sasha lo había entendido, ¿y si sí lo era aunque no fuese correspondido? – [Ellie]El amor no duele o al menos, no debería doler[/Ellie]. – añadió. Alcé la mirada hacia ella.

    – [Xander]¿Tú crees?[/Xander] – le pregunté. Yo pensaba diferente, para mí el mundo de los sentimientos era algo muy complejo que casi siempre estaba equilibrado. Hay días buenos y días malos, días felices y días tristes. Ninguno sería tal sin contrastar con el otro.

    Se me ocurrían muchos casos en los que no había sido así: La tía Diana lo había pasado mal porque el tío Toph no quería estar con nadie por su licantropía. Mis padres habían sufrido por mantener la relación entre los tres como un secreto por nosotros. El tío Daakka había sufrido pensando que Cara no le querría por ser un demonio. El tío Ed había visto morir a la persona de la que estaba enamorado. El tío Dominic seguía enamorado de su ex mujer pese a todo lo que habían pasado. El amor era sacrificado, pero en su propia definición, compensaba. La parte de sacrificio con Jane habría estado clara, el tema estaba en saber si compensaría.

    – [Ellie]No quiero verte sufrir más por ella[/Ellie].- respondió, sincera, sin necesitar el poder del amigo de Idris. Os preguntaréis cómo se explica que pudiera querer aún a una persona con la que hacía años que no hablaba y con la que estaba peleado. La respuesta es muy fácil. No lo sé. – [Ellie]Quiero que seáis felices. Juntos o separados[/Ellie]. – aseguró.

    Le revolví el pelo como cuando éramos pequeños. Por aquél entonces todo era más fácil. Yo tenía a Jane, ella tenía a Amy, que a su vez tenía a Leo, Kaylee nos tenía a todos y Dante y Cole tenían a su madre. Pero la vida no estaba destinada a ser fácil para ninguno de nosotros, por desgracia. Conocía a pocas personas para las que la vida fuese fácil y normalmente, no solían ser las mejores personas.

    – [Xander]Tranquila, los males no duran eternamente.[/Xander] – repliqué forzando una sonrisa. Necesitaba superarlo, en ese momento, aún no podía, pero sí podía relegarlo a un rincón donde mi hermana no tuviera que preocuparse por ello. – [Xander]Encontraré una solución.[/Xander] – la animé. Aún me quedaba un tiempo con el poder de la sinceridad. Quizá podía aprovecharlo. Y si no, siempre estaba el plan de emergencia que llevaba un tiempo madurando. Ya lo había hablado con mis padres por si acaso, pero los demás no lo sabían.

    – [Ellie]Jane es mi mejor amiga y tú eres mi hermano[/Ellie].- suspiró, aún no había colado mi intento de quitarle importancia.- [Ellie]¿No hay un hechizo que lo arregle todo para que podáis ser felices?[/Ellie] – preguntó.

    – [Xander]No pasa nada, hermanita.[/Xander] – le di un abrazo que quizá me reconfortase a mí más que a ella. – [Xander]Es que este poder trastoca un poco.[/Xander] – comenté. La sinceridad había abierto viejas heridas y me había hecho tomar decisiones que a la larga agradecería.

    La vida no es un camino de rosas. Los problemas en nuestras relaciones eran solo el principio de los sufrimiento de todos nosotros en nuestro camino para convertirnos en Daë. Pero por aquél entonces, era todo nuestro mundo.

  • CON UN CUCHILLO DE MANTEQUILLA

    Ellie – Casa de los Echolls

    Mañana

    Colgué la videollamada con Idris y bajé a desayunar. El día había amanecido gris y horroroso, uno de esos días en los que parecen las siete de la tarde desde primera hora. Últimamente, lo primero que hacía nada más despertarme, era darle los buenos días y también le daba las buenas noches a altas horas de la madrugada, para qué os voy a mentir. Eso había provocado que JJ me mirase alzando una ceja, pero tampoco le dejaba que emocionase en exceso, porque puestas a abrir el cajón de mierda, el suyo estaba a rebosar.

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  • UNA AMISTAD ROTA

    XANDER ECHOLLS | INSTITUTO HEDY LAMARR

    Creo que es un buen día para retomar el diario. Dejé de hacerlo después de lo que pasó con Jane y tras lo que ha pasado hoy, quizá sea el momento para vaciar mi mente. Lo he estado retrasando mucho tiempo y necesito algo con lo que desahogarme, aunque sea un trozo de papel.

    Hoy era el inicio del último curso en el Instituto Hedy Lamarr. Ya tenía la plaza buscada en la Universidad de Moondale para estudiar psicología y me estaba preparando para que mi mundo diese un giro completo, de alejarme quizá de mucha gente a la que conocía porque se irían a otras universidades.

    En parte, supongo que pensar así ese día fue lo que propició que las cosas saliesen como salieron, quizá podía haberlo hecho mejor, siempre se puede hacer mejor, pero normalmente no sabemos cómo hacerlo en el momento. Por eso quería estudiar psicología, se me daba bien comprender a las personas y empatizar con ellas, pero quería entender también lo que no comprendía, aprender a ponerme en su lugar en otras situaciones y ayudar a evitar este tipo de problemas. Resumiendo, quería hacerme psicólogo para ayudar a la gente.

    Supongo que me venía de familia. Mi madre era ni más ni menos que la Elegida, la líder natural de los Daë, los salvadores del mundo en más de una ocasión. Tenía dos de los padres más heroicos que me pudiera encontrar y eso siempre me hizo fantasear con ser un héroe yo también. Por desgracia, mi genética solo me acompañó en parte. Sí, era un aesir como mi padre y eso me hacía más fuerte, resistente y veloz, pero mientras que Elle había heredado el poder de papá, yo no tenía ninguno.

    Además de eso, mis padres no nos habían permitido entrar en su mundo nocturno de caza de demonios. Mi padre a mi edad ya vagaba por el mundo dedicándose a cazar, pero él tenía poderes y yo no, pensarían que yo no era capaz.

    No es que estuviera resentido con ellos, pero sí que me dolía no poder formar parte de eso. Había días en los que pensaba de forma más lógica y me decía a mí mismo que ninguno de los otros podía tampoco salir de caza, pero otros días, cuando me cogía con la guardia baja y las hormonas adolescentes altas, me frustraba y me enfadaba.

    Supongo que fue eso lo que me llevó a hacer dúo con Noah para ayudar a la gente. Incluso en eso, resultaba frustrante no tener poderes. Mientras que Noah era una especie de leyenda conocida como ‘The Spark‘, yo era una especie de ‘White Canary‘ vestido de blanco para complementar su traje oscuro, ambos gracias a la tía Lucy. Pero al menos, en esos momentos, cuando nos enfrentábamos al peligro y tratábamos de ayudar a la gente, me sentía completo, sentía que estaba cumpliendo mi propósito.

    No sé si mi vocación de ayudar a la gente era algo familiar, un complejo frustrado de héroe que tenía desde pequeño, o una cicatriz por no haber podido ayudar a Jane cuando peor lo estaba pasando, pero ahí estaba y dudaba que fuera a marcharse.

    Como no tenía otros medios, trataba de llevar al límite mis genes aesir ya desde hacía tiempo. Practicaba natación con Bill todos los sábados por la mañana. Cuando entraba en el agua, parecía que las preocupaciones se desvanecían, era sin duda mi deporte favorito. A combatir me enseñaba Sasha muchas tardes, se lo pedí porque sabía que ella no me diría que no y porque era mucho más fuerte que yo. La tía Cara me enseñaba tiro con arco los domingos con un estilo de docencia diferente y divertido, perdiéndonos en los bosques. Me escapaba siempre que podía con el tío Ed a estudiar Demonología, porque sabía que el tío Christopher habría sospechado. Casi todas las mañanas, antes de clase, salía a correr con Owen. Lo más difícil, sin duda, había sido estudiar magia con mi madrina, la tía Diana, había aprendido algunas cosas pero solo podía asombrarme con la facilidad con la que ella lo hacía.

    El resto del tiempo se repartía entre las clases e intentar pasar buenos ratos con la familia, un término que para los míos es mucho más amplio. No solo me refería a Ellie, a la que adoraba, o a mis padres y mis tíos. También me refería a Dante, que vivía con nosotros desde lo que le pasó a su madre, a Noah, que era mi primo más cercano u Owen, que era mi mejor amigo aunque a veces me topase con una pared cuando intentaba aconsejarle. Estaban también Vera y Elliot, pero eran bastante más pequeños. Esos eran los más cercanos, porque el resto nos habíamos ido distanciando poco a poco, como Kaylee, que se había alejado de todos, Leo y Amy que iban a su rollo o Cole, que se había marchado con su padre. Y Jane, claro, que no me hablaba desde hacía años.

    Quizá deba hablar un poco de Jane, ya que es el motivo de que haya vuelto a escribir. Jane era mi mejor amiga, una de las personas más importantes de mi vida. No me imaginaba sin ella, de hecho, en mi futuro siempre me imaginaba con ella. Y sin embargo, de un instante para otro, por defender a Owen cuando ella lo estaba pasando muy mal por el problema de Elliot y la separación de sus padres, nuestra amistad se rompió.

    Desde entonces, pese a ser la mejor amiga de Ellie, me evitaba. Apenas habíamos cruzado palabras y cuando lo habíamos hecho, me había esquivado rápidamente. Por eso esta mañana pensé que lo que pasó era una señal del Destino para poder solucionar lo nuestro.

    Estábamos en clase de química, no era la asignatura que más me gustaba, pero había que hacerla de todas maneras. Al menos las prácticas solían ser divertidas, y ese día tocaba una que abarcaba toda la clase.

    Owen estaba sentado a mi lado, como en casi todas las clases salvo en matemáticas, que nos habían separado para que no hablásemos. Lo cierto es que normalmente Owen hablaba y yo sentía que no estaba bien ignorarle, pero la bronca nos caía a los dos. En ese momento concreto, mientras el profesor explicaba el experimento y repartía los grupos, estaba haciendo anotaciones en la parte de atrás de la libreta, cuando escuché mi nombre.

    – [b]Jane Williams y Alexander Echolls: os toca ser pareja de laboratorio.[/b] – mi mirada se fue directa a Jane, que me estaba dando la espalda en ese momento, sentada ya en el sitio que nos correspondía. Me levanté, recogiendo mis cosas, y dirigí una mirada a Owen, que alzó las cejas antes de irse a sentarse con Leo, su nuevo compañero.

    – [Jane]Señor Walsh, preferiría hacer la práctica sola.[/Jane]- pidió, alzando la mano, al ver que me acercaba ya a su sitio. Me enfadé, pero muy poco, estaba más dolido que otra cosa. No entendía cómo podíamos haber terminado así.

    – [b]Y yo preferiría ganar dinero sin trabajar, pero aquí estoy.[/b]- farfulló el profesor, poco conocido por ser agradable. De hecho la gente le llamaba ‘El Hyde’. Yo no, no me gustaba poner motes a la gente.

    Me senté e intenté colocar mis cosas de forma que no le molestaran. Conocía principalmente a la Jane de cuando era pequeña, pero había cosas en las que no había cambiado. En el fondo, ninguno cambiamos, simplemente nos pulimos y nos colocamos adornos para encajar mejor con los demás. Es como cuando alguien habla de que otro ha cambiado mucho, solo nos engañamos a nosotros mismos diciendo eso, la gente no cambia, cambia el contexto en el que se encuentran.

    Casi todo lo que sabía de la vida de Jane venía a través de Owen y Elle. Mi hermana había intentado muchas veces que nos arreglásemos, pero no hubo manera. Y Owen, poco podía hacer, Jane le hablaba casi tan poco como a mí. Aunque me había colocado lejos para no invadir su espacio, ella se movió el máximo posible.

    – [Xander]No hace falta que te apartes tanto.[/Xander] – respondí, de nuevo dolido. Se hizo el silencio y el profesor empezó a escribir una serie de compuestos en la pizarra para que experimentásemos. Jane me ignoró y comenzó a anotarlos. Era la dinámica habitual, otras veces le había dirigido la palabra y me había ignorado, pero esta vez confiaba en que al estar forzados a trabajar juntos, pudiéramos empezar a hablar más de dos palabras. – [Xander]Supongo que tenemos que probar las mezclas y corregir las que estén mal.[/Xander] – teoricé, mirándola. Ella estaba escondida tras su melena oscura, terminando de escribir. Vi que se encogía ligeramente de hombros, tenía tan pocas ganas de hablar conmigo que el gesto habría pasado desapercibido a cualquiera.

    En todos los años que llevábamos separados, había intentado dejar de pensar en ella, hacer el manido «ojos que no ven…», por suerte o por desgracia Jane formaba parte de mi vida. No solo estaba su recuerdo en los juegos que habíamos compartido, era la hermana de mi mejor amigo, la mejor amiga de mi hermana, la hija del mejor amigo de mi padre… En una ocasión, hace un par de años, había tratado de hablar con mis padres para cambiar de instituto para no encontrarme con Jane cada día en los pasillos. Quería escapar de ese dolor con todas mis fuerzas, pero no me dejaron. Entiendo que fue el mejor consejo que me pudieron dar, pero eso no hacía que fuese más fácil verla día tras día.

    – [Xander]No sé cómo pretendes hacer el trabajo sin dirigirme la palabra.[/Xander] – dije después de varios minutos de silencio, sin saber qué hacer.

    – [Jane]Es que no voy a hacer ningún trabajo contigo.[/Jane]- espetó, sacando sus cosas. Empezó a hacer la práctica sola.- [Jane]Lo haremos por turnos y ya está.[/Jane] – aclaró. Por  muy maduro que pudiera considerarme, Jane era y siempre sería, por mucho que llegase a dudarlo, mi punto débil, así que me inquieté y me molesté.

    – [Xander]Eres imposible, Jane, en serio.[/Xander] – repliqué, haciendo evidente que me había molestado. Decir las cosas como las sientes suele ser la mejor manera de estar con uno mismo, pero a veces, en una discusión, no puedes pensar solo en ti, tienes que ceder. En ese momento tenía que haber aguantado y haber intentado hacer otra cosa. Jane no tenía la culpa de que su familia se hubiese venido abajo porque su hermano hubiese nacido con un problema muy parecido al suyo.

    Me callé, observando cómo se peleaba con los frascos y trataba de realizar una práctica que era para dos personas. Me giré y vi a Owen hablando con Leo, al parecer sus diferencias eran más fáciles de reconciliar que las nuestras.

    – [b]Alexander, tu compañera está haciendo la práctica sola.[/b]- escuché recriminarme al profesor. No sacaba sobresaliente en todo, pero intentaba esforzarme y nunca había suspendido ninguna asignatura. Si uníamos eso a que las reprimendas de los profesores siempre me hacían avergonzarme enormemente, podéis imaginaros el cóctel de nervios que tenía en ese momento.

    – [Xander]Jane o te ayudo o acabo suspenso.[/Xander] – le rogué, tratando de ser amable. En realidad, habría preferido suspender a que siguiese sin hablarme.

    Esta vez me devolvió la mirada, con el ceño fruncido. Incluso así estaba guapa. Habría sido todo más fácil si no me sintiera así respecto a ella. Si hubiera podido olvidarla. – [Jane]¿Y a mí, qué?[/Jane] replicó. Cuando Jane estaba herida, parecía fría, terriblemente fría. Tardaría mucho tiempo aún en darme cuenta de que solo era una máscara.

    – [Xander]Di lo que quieres que haga y ya está, no te hablaré si no quieres.[/Xander] – sabía que algo no había cambiado en ella, tenía alma de líder. Vamos, que era un poco mandona, así que pensé que dejarle ver que yo no iba a meterme calmaría los ánimos.

    Ella suspiró y me pasó la libreta, cediendo más de lo que nunca había cedido hasta el momento. Me confié y mientras trabajábamos, no pude evitar estar algo más alegre que de costumbre. Me hizo darme cuenta de lo mucho que la echaba de menos.

    – [Jane]Deja de mirarme así.[/Jane]- masculló ella, sin mirarme. No sabía cómo había podido verme, pero teniendo en cuenta que era una dísir y su pelo le cubría, podía haberme vigilado todo el tiempo.

    – [Xander]No te miraba de ninguna forma.[/Xander] – mentí. No era un apasionado de las mentiras, pero a veces es mejor no decir algunas cosas. Jane no quería saber nada de mí, así que prefería que no supiera lo que aún sentía por ella.

    – [Jane]Ya.[/Jane]- replicó, suspirando. Quizá sí lo sabía, me resultaba muy difícil saber qué hacer, era una situación que se escapaba totalmente a mi control y que encima estaba en el peor sitio posible, en clase. Pensé en lo que me había aconsejado varias veces mi madre, que tuviera paciencia, que fuera bueno con ella porque estaba siendo todo muy duro. Así que pensé en que quizá era un buen momento de recordar los buenos tiempos.

    – [Xander]Esto sería más divertido si hiciésemos nutella.[/Xander] – comenté, con una leve sonrisa. Quise mostrarle todo mi apoyo. Ella me miró, fijó en mi esos preciosos ojos de color azul verdoso que hacía tanto que no veía. Mantuve la sonrisa, intenté transmitirle que Xander seguía aquí, que su mejor amigo seguía al alcance de la mano.

    Entonces sus ojos se anegaron en lágrimas y se levantó corriendo, pasando por la mesa del profesor antes de salir de clase. Me quedé un instante dudando sobre si terminar la práctica o ir detrás de ella. Esa vez mi sentido del deber perdió, Jane era más importante. Pasé por la mesa del profesor y le pedí permiso para salir.

    Tuve que correr, buscándola por los pasillos, hasta que la vi, sentada en un banco del patio. Había estado llorando, todavía lo estaba.

    – [Xander]Jane, lo siento, yo no…[/Xander] – me disculpé. No sabía qué decir ni qué hacer, solo quería que dejase de llorar, que dejase de sufrir.

    Se giró al escucharme hablar. Se limpió las lágrimas y se sonó la nariz tratando de evitar mi mirada. – [Jane]No vuelvas a hablar de cuando éramos pequeños.[/Jane]- fijó sus ojos en mí y esta vez estaba n cargados de ira, que parecía manifestarse en lo rojos que los tenía por haber estado llorando.- [Jane]No tienes derecho a mencionar a mi mejor amigo.[/Jane]- espetó antes de alejarse de mí. Me quedé quito en el sitio durante unos minutos, sin saber qué hacer.

    Caminé hasta el banco y me senté, como un autómata. Las esperanzas que había mantenido al empezar la clase se habían esfumado completamente. Jane me odiaba, no quería saber nada de mí y mi corazón sin embargo no dejaba de pensar en lo mucho que quería estar con ella.

    Tina había salido a tomarse un café y me encontró allí, destrozado. – [Tina]¿Estás triste, guapísimo?[/Tina]- preguntó acercándose con una sonrisa. No pude mirarla, no dejaba de pensar en lo que había perdido con Jane por no saber qué hacer ni qué decir. Me había equivocado hacía años y me frustraba no ser capaz de arreglarlo nunca, haber perdido tanto sin posibilidad de vuelta atrás. Esa frustración y esa tristeza hicieron que las lágrimas brotasen solas. No quería que nadie me viese así. En plena mitad del siglo XXI a los hombres todavía se les juzgaba por mostrarse vulnerables.

    Entonces Tina se acercó a mí y me abrazó. Y me sentí bien, dejé que las emociones y la frustración saliesen, no contuve las lágrimas. Me dejé ir y me apoyé en el cariño de Tina para mantenerme a flote. El tacto de sus labios hizo remitir el dolor por unos instantes. Después siguió abrazándome, ayudándome a aguantar.

    Fue una suerte encontrar a Tina para mí, porque la necesitaba, necesitaba su cariño incondicional y el hecho de que ella me quisiera. – [Tina]No sufras por alguien que no te merece[/Tina].- me dijo, antes de volver a besarme. En ese momento me sentí bien, me dejé llevar.

    Pasaría mucho tiempo así, sin ser completamente yo, dejándome llevar, intentando olvidar a Jane y disfrutando del amor que Tina tenía para mí. El problema era que sabía que no estaban siendo justo con ella, y eso me mataba por dentro. Pero eso es una historia que contaré en su momento. Por ahora voy a volver a hacer un descanso. Volveré a escribir cuando consiga volver a confiar en mí.

  • JANE SE HA HECHO PIS EN EL SACO DE DORMIR

    Jane | El autobús

    No me había enterado de nada de la conversación entre Idris y Elle y me molestaba. No es que esperase que Elle me fuera a contar su vida por capítulos, pero pensaba que éramos más amigas. Estaba claro que de esa familia, solo podía confiar en Xander. Lo malo es que él a veces me miraba como si fuera un dibujo animado y estaba un poco cansada de explicarle que le había prometido a papi que no me iba a casar nunca.

    Después de unirme a la canción tonta que había empezado Cole, quité «Casper» y me puse un capítulo de «Padres forzosos» en Infinity TV.  No me iba a dar tiempo a terminarlo, pero tampoco me apetecía mirar a la nada mientras ella me ignoraba a posta escuchando música en el móvil de su madre. La próxima vez me sentaría con papá o con Xander. Se iba a enterar de lo que valía un peine.

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  • EL AMOR LO SUPERA TODO

    XANDER ECHOLLS – CASA DE JANE

    Sábado

    Futuros hijos e hijas y nietos y nietas y lo que sigue. Hoy me ha pasado algo raro. Estaba con los demás en la Escuela Legado y de pronto estaba en el cuerpo de papá y papá en el mío.

    Estoy intentando que se entienda la letra, pero no controlo las manos de papá. Ya he roto dos bolis y tengo miedo de estropear el diario nuevo. Iba a empezar el diario hablando de Jane Jessica Williams, vuestra madre o abuela, pero ahora es el tío Dom y no sé si podremos tener hijos.

    Esta mañana ya había empezado mal, os cuento: Jane y yo estábamos su casa, jugando a la consola hasta que el tío Dom nos llevase a la Escuela Legado.

     

    – [Xander]Yo te curo.[/Xander] – dije, buscando el conjuro de mi personaje, un guerrero arcano de nivel 56 que se transformaba en dragón. De mayor siempre había querido tener un dragón.

    — [JJ]No, no.[/JJ] — dijo Jane, haciendo que su personaje se tomase una poción. Ella tenía una maga de nivel 57. No le gustaba que la salvase porque eso era un pareado apatriado que era cosa de hombres que hacen de menos a las mujeres, o eso decía mamá. Ya he hecho borrones en la libreta nueva. Bueno, a Jane no le gustaba que la salvase y estaba bien. También cogía los mejores objetos pero no pasaba nada porque las parejas comparten. Cuando fuéramos mayores si no arreglábamos el cambio de cuerpo tendríamos que compartir cuchilla de afeitar.

    – [Xander]Vale, entonces me encargo de esa sala.[/Xander] – respondí, moviendo mi personaje a una de esas salas que siempre tienen cosas ocultas. Lancé una lluvia de fuego y me sentí como la madrina.

    Al pasar el nivel, Jane pausó el juego. — [JJ]Mi papi hace los bocadillos de Nutella más ricos del mundo.[/JJ]— dijo comiéndose uno mientras subía de nivel a Janessica. Yo subí la fuerza de Xarkkan el elfo y di un salto, por fin pude ponerle dos espadas.

    – [Xander]Mi mamá los hace de mantequilla de cacahuete casera y chocolate blanco.[/Xander] – dije con una sonrisa. Mamá siempre decía que tenía los gustos de papá y eso me hacía reír. Quería comer como papá para ser un héroe fuerte y valiente. Mamá era más fuerte, pero el padrino siempre decía que hay que soñar con realismo.

    Jane sonrió. Lo recuerdo porque era muy guapa cuando sonreía.— [JJ]No están tan ricos.[/JJ] – respondió. Tenía manchas de chocolate en los labios.

    – [Xander]A mí me gustan.[/Xander] – dije, algo triste. Si íbamos a estar siempre juntos y no le gustaban, tendría que comer siempre nutella.

    — [JJ]Eh, no te pongas triste.[/JJ]— respondió dejando el mando en el sofá. Book pegó un salto, asustado, y se fue.— [JJ]Están ricos, pero no son de chocolate normal.[/JJ] – dijo ella, asintiendo con la cabeza.

    – [Xander]Ya, a mí mamá y a Elle les gusta el negro. A mí me sabe a tierra.[/Xander] – confesé. Los matrimonios no tienen secretos. Jane se echó a reír y yo me reí también, aunque no sabía de qué.

    — [JJ]Cuando sea mayor no me voy a casar nunca porque me voy a ir de viaje con mi papá a ver Europa.[/JJ]— explicó mientras volvíamos a jugar.— [JJ]Bueno, y con mamá.[/JJ] – la tía Rebecca era más seria que el tío Dom. Si diera la vuelta al mundo con alguien sería con el tío Dom, seguro que compraba muchos helados y nos dejaba comer hamburguesas y patatas fritas. Una vez me dejó cenar patatas fritas con bacon encima, un cuenco entero para mí.

    – [Xander]Yo quiero casarme y tener un jardín con siete perros.[/Xander] – Xena estaba bien, pero siete Xenas eran mejor.

    — [JJ]A mí me dan miedo los perros.[/JJ]— dijo con cara triste. No sabía que los perros daban miedo, adoro a los perros, son lo mejor junto con las patatas fritas, los viedojuegos videojuegos y Jane.

    – [Xander]Puedes venir a ver a Xena. Es como un peluche gigante.[/Xander] – la invité. Cuando nos casáramos me llevaría a Xena. Podía tener perritos inmortales. Siete.

    Ella se quedó callada.— [JJ]Sí, algún día.[/JJ]— dijo, volviendo a estar triste.

    Saqué una bolsa de patatas fritas que me estaba guardando y se la ofrecí. Cuando estaba triste las patatas me animaban. – [Xander]¿Quieres?[/Xander] – pregunté.

    — [JJ]No, gracias.[/JJ]— dijo, aún triste. Seguimos jugando sin hablar un rato. A veces la miraba, parecía triste.

    Entonces un monstruo dejó caer un arma con un brillo dorado y sonreí por mi buena suerte. Se lo iba a decir a Jane pero seguía seria. – [Xander]Mira, una legendaria. Cógela.[/Xander] – me había tocado, pero Jane no se lo pensó y la cogió para ponérsela. Volvió a sonreír. Sentí un poco de envidia cuando se cargó a una horda de un golpe, pero no pasaba nada.

    – [Xander]Jane…[/Xander] – la llamé. Quería preguntarle algo superimportante.

    — [Jane]¿Digamelóoooon?[/Jane]— respondió, riéndose. Jane es muy graciosa.

    – [Xander]Nunca vamos a dejar de ser mejores amigos, ¿verda’?[/Xander] – tenía miedo de perder nuestros ratos juntos.

    — [Jane]Claro que no. Hicimos un juramento de escupitajos y sabes que eso es super sagrado.[/Jane]— me acuerdaba de eso. Me dio miedo coger una enfermedad pero era la saliva de Jane así que no pasaba nada.— [Jane]Voy a ser tu padrina cuando te cases.[/Jane] – añadió. Me asusté un poco y un enemigo me atacó por detrás.

    – [Xander]Si nos casamos no puedes ser padrino. [/Xander] – me reí. Owen tendría que ser el padrino y Elle la madrina y cuando ellos se casaran, nosotros seríamos sus padrinos. Era lógico.

    Jane puso la cara que pone la tía Cara cuando come pescado.- [Jane]Ughhhh.[/Jane]- dijo. – [Jane]Los amigos no se casan. No funciona así.[/Jane] – explicó.

    – [Xander]Pero mi papá dice que él y mamá son mejores amigos. [/Xander] – dije. Papá siempre me lo decía, ‘pórtate bien con mamá, que es muy buena y quiere lo mejor para nosotros’. La gente decía que Papá miraba a Mamá con amor, así que yo miraba a Jane también así. El tío Daakka y la tía Cara habían sido amigos de pequeños y ahora eran matrimonio.

    – [Jane]Imposible.[/Jane]- dijo. Le iba a llevar la contraria pero a Jane no le gustaba y no quería que se enfadara después de haber vuelto a sonreír, así que seguimos jugando hasta que el tío Dom nos llevó a la Escuela Legado.

    Y eso, cambiamos de cuerpo. Ahora era mi padre y ella el tío Dom. Íbamos en un autobús de la Escuela Legado, con el resto y con nuestros padres. El tío Nate conducía para llevarnos a casa.

    Miré a Jane a los ojos de su padre y ella sonrió con más dientes y más pelos en la cara. Si no nos podíamos casar por ser amigos, no sabía que iba a pensar de ser nuestros padres. Pero Papá siempre decía que el amor lo supera todo.