Moondale

Etiqueta: Z

  • LA HIJA DE Z

    Interludio – La Isla

    Mañana

    La joven de poco más de veinte años, dormía plácidamente. Tenía el cabello y los ojos oscuros. Su piel, siempre tostada por el sol, parecía indicar que vivía en un verano perpetuo, pero eso era una verdad a medias. Había heredado los rasgos de su padre y el carácter curioso y tenaz de su madre. Vivía en la isla, pero no se mezclaba con el resto. Sabía quiénes eran Henry, Laura y Sophie, pero solo había cruzado unas palabras con ellos.

    Su casa, una réplica casi exacta del palacio de Kvinneby era una su particular versión de una jaula de oro. Dentro tenía todo lo que pudiera imaginar, pero se le quedaba pequeña. Lo que con diez años era el paraíso, con veinte era lo más parecido al infierno.

    Era la única hija de Siegfried y Lenora.
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  • TODO ESTÁ CAMBIANDO

    Sarah – Bosque de los lobos

    Noche

    Me sentía culpable por cada persona que resultó herida aquella noche, por los que perdieron la vida incluso aunque fueran de moral cuestionable (¿Quién era yo para juzgar a nadie?) y por cada destrozo de la ciudad. Mi cuerpo no daba muestras de cansancio físico, porque no dejaba de ser una máquina de matar y en mi genética de Cazadora no existía la opción de «batería baja», al menos no de la misma forma que para el resto del mundo, pero sí que estaba agotada psicológicamente. Enfrentarme, primero a mis miedos a manos de El Rey Negro y después a Aaron, que era tan indestructible como parecía, hicieron que combatiese de manera mecánica, prácticamente sin pesar.

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  • VIVE LA REVOLUTION

    Diarios de Destino | Edificio Lenora

    La azotea del Edificio Lenora bullía vida. Los trajes y vestidos de gala adornaban una majestuosa sala como pinceladas de una obra maestra en movimiento, danzando al son que tocaba una orquesta de un solo hombre, que no necesitaba de instrumentos para crear su arte.

    La flor y nata de la sociedad de Zeon estaba reunida allí ese día para celebrar, pese a todo lo que se gestaba a su alrededor, la victoria de sus principios hacía ya veinticinco años.

    Ese día era el único en el que el Consejo se reunía en un mismo punto para algo que no fuese tratar asuntos de estado. Todos estaban allí. ‘Petra‘, acompañada por ‘Bagheera‘; el Rey y la Reina blancos, casados desde hacía unos años; la Reina Gris acompañada de ‘Briar‘; el Rey Gris iba junto a ‘Death Jr.’, que ya distaba mucho de ser una pequeña «inocente»; el Rey y la Reina negros iban solos y no se mezclaban demasiado con el resto, excepto entre ellos o con otros miembros del bando negro en veladas conversaciones; ‘Faust‘ caminaba junto a una mujer rubia, de piel pálida como la nieve, su resucitada difunta esposa; ‘Vira‘ conversaba con ‘Shinken‘; ‘Surt‘ hablaba con su mujer en nórdico antiguo; los Malephar dialogaban en ese momento con el Rey Negro; la enigmática Joker, intercambiaba conversaciones con varias personas, conversaciones en las que seguramente no dejaba saber nada de su desconocido pasado antes de que se convirtiese en la heroína que les salvó de Valcranneo Logoon y consiguió así que muchos detractores del régimen lo apoyasen de pronto, consiguiendo un puesto de honor en el Consejo pese a no haber sido una miembro original de Gambit. Por último, el líder del Consejo, Z, ataviado con un traje de un blanco cegador, caminaba junto a su esposa, Beatrix, que ese día llevaba a Sarah Echolls enfundada en un vestido negro.

    La fiesta transcurría con normalidad y frenesí, con el Consejo mezclándose con las más altas esferas de Zeon mientras todo el evento se retransmitía al pueblo, absorto también en las celebraciones.

    Todo era normal, hasta que dejó de serlo. Z lo presentía, tenía una extraña sensación en el cuerpo que le hacía sentir que se avecinaba algo importante, y no se equivocaba. Minutos antes del discurso oficial, las luces empezaron a tintinear y se escuchó el eco de una alarma persistente. Uno de los ‘mentes‘ le comunicó telepáticamente que la seguridad de todo el edificio Lenora se había visto comprometida y que los ‘magis‘ estaban detectando apariciones inesperadas por todo el edificio.

    Iniciaron un protocolo de evacuación, pero Z sabía que eso solo podría resolverse cara a cara. No dudaba del origen del ataque, ni necesitó un Omnilens para reconocer al hijo de Dominic aterrizando en una de las terrazas cubierto en llamas junto a su padre, que llevaba con él a varios miembros de aquél grupo al que llamaron ‘Satellites‘.

    Varias puertas se abrieron y ‘Moondies‘, sus hijos, ‘Satellites‘ y enemigos del gobierno empezaron a entrar. Z buscó con la mirada al resto de miembros del Consejo, que se prepararon para luchar junto a las fuerzas de seguridad. La mano de Siegfried, que había estado en cientos de batallas, tembló mientras aferraba la de su alma, Beatrix. Ella se limitó a sonreír.

  • LA LABOR DE UN VIGILANTE

    LA LABOR DE UN VIGILANTE

    Christopher MacLeod | Subconsciente de Sarah, Aleion

    ALBA ETERNO

    macleodcuero

    Resultaba curioso como llegábamos a cambiar las personas. No importaba cuánto tiempo hubieses estado solo hasta el momento en el que conoces al amor de tu vida, una vez lo haces, estás destinado a echarla de menos y a no concebir una vida sin ella, aunque ya la hayas conocido.

    Diana acababa de irse y ya estaba lamentando mi decisión de quedarme, pero tenía una tarea que hacer en el subconsciente de Sarah, empezando por las maletas que no estaban todavía en la sección de objetos perdidos.

    Recordaba perfectamente el colapso que había tenido en el Palacio por culpa de la acumulación de recuerdos y saber que seguían en su mente me hacía preocuparme porque volviera a suceder. Además, necesitábamos la información que contenían y entrar a la mente de alguien no es algo que se haga todos los días.

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  • UN BUEN HOMBRE

    UN BUEN HOMBRE

    Sarah | Palacio Kvinneby, Despacho de Z

    MEDIODIA

    sarah040615

    Dejamos al resto del grupo en la sala común acompañados por Petra y Bagheera. Volver a caminar por los pasillos del Palacio me traía malos recuerdos, especialmente porque no iba junto a Daniel, pero no me quedaba más remedio que hacerlo: Abel estaba muerto y quería que me explicaran por qué. No sabía qué me daba derecho a pedir explicaciones, ni qué esperaba que me dijeran, pero algo me impulsaba a ir. Quizás era eso de ser del bando de los buenos, que era un trabajo a tiempo completo, plagado de dolores de cabeza y mal remunerado.

    Caminábamos detrás de Aaron, que hacía como que no nos conocía. Como si no hubiera pasado aquí dos meses de mi vida y como si Ed y Daakka no me hubieran acompañado en parte del proceso. Aún así, no le juzgué, porque la utopía se había descontrolado en sus narices y habían empezado a sufrir bajas. Y nosotros, después de Fenris y de Kaylee, sabíamos lo que era perder a alguien.

    Mientras andábamos, me fijé en Ed y Daakka, que seguían desentonando, el primero con su camiseta de Star Wars y la bandolera roñosa, como si fuera un estudiante de intercambio y el segundo, con sus pintas de surfero demoníaco, con una ropa que le quedaba demasiado pequeña como para tomárselo en serio. Nunca podría agradecerles lo suficiente todo lo que hacían por mí.

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  • INTERLUDIO. EL CONSEJERO

    INTERLUDIO. EL CONSEJERO

    ABEL MOREAU | CIRTH – SKYE

    MADRUGADA

    ABELMOREAU

    Abel Moreau soltó su mano derecha del volante y se la pasó por la cara para intentar despejar su vista cansada. Había sido un día extremadamente largo y agotador. Por si fuera poco, también había sido frustrante. Apenas había conseguido resolver la mitad de los problemas que había sobre la mesa del Palacio.

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  • NO ES UN ADIÓS, ES UN «HASTA LUEGO, COCODRILO»

    NO ES UN ADIÓS, ES UN «HASTA LUEGO, COCODRILO»

    Sarah | Palacio de Z

    TARDE

    sarah040615
    Habíamos dejado la sala común por petición expresa de la Reina Blanca, que nos aseguró que estaríamos más cómodas en mi habitación y eso era cierto hasta cierto punto, pero tenía la sensación de que querían quitarnos de en medio. Tanto Dwarf como Russell se habían ido para dejarnos intimidad, así que ya sólo quedábamos Mia, Rebecca y yo, que estaba sentada al borde de la cama con la mirada perdida en los jardines del Palacio, mientras que Mia continuaba tumbada sobre mi regazo. Ya ni siquiera lloraba, simplemente tenía la mirada perdida en un punto fijo y los ojos enrojecidos. Rebecca, por su parte, hacía como que leía un libro para mujeres de una chica que estaba enamorada de dos tipos a la vez. A veces me sorprendía cómo alguien tan inteligente como Rebecca podía perder el tiempo con semejante basura, porque era algo que podías esperar de mí o incluso de Diana, pero siempre decía que era eso o empezar a dar gritos hasta que se quedase sola. Rebecca no era una chica de acción, los Grandes Poderes la habían dejado sin ese título de Campeona que tantos dolores de cabeza le traía por algo. No había venido a este mundo con la misión de luchar para salvar a la humanidad, pero se había enamorado de alguien que sí y ahora estaba dentro del Palacio con la intención de no dejarme sola.

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  • BANDERA BLANCA

    BANDERA BLANCA

    Sarah | Palacio de Z

    TARDE

    sarahyellow65

     “Reúnete conmigo en mi despacho. Gracias. Z
    Después de leerlo, me quedé unos cuantos minutos mirando a la pantalla sin decir nada. Estaba tan enfadada que temía empezar a levitar de un momento a otro. Mia, que me miraba sin entender nada, se acercó a mí y me pasó una mano por el pelo.- [Wing]Si te llamo yo, volverá a vibrar[/Wing].- asintió con la cabeza dos veces seguidas para darle énfasis y solté una carcajada.
    – [Sarah]No estoy enfadada por eso[/Sarah].- susurré y me despedí con la mano de Russell, que salió de la habitación caminando más despacio de lo normal para enterarse de todo.- [Sarah]Russ, vete de una vez o esta tarde meriendas cojín[/Sarah].- le amenacé. Rebecca fue hasta la puerta y cerré, para luego volver a abrirla y asegurarse de que se había ido.
  • CAMINOS SEPARADOS

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MAÑANA

    TRES MESES MAS TARDE

    zcastle

    El convoy de coches oficiales se detuvo frente al enorme y deshabitado Castillo Kvinneby, ahora propiedad de Inteligencia Nacional a instancias del Director de Inteligencia Nacional James R. Clapper, a fin de realizar una importante investigación en el Condado de Ripper.

    Abel Moreau, un hombre al que la prensa apodaba ‘El Consejero Pordiosero‘, estaba esperando junto a su mujer y el pequeño Idris, que ya iba caminando solo, a que la comitiva se detuviese.

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