[spoiler]El minisode es de socialización y por tanto, se acabará cuando nos aburramos 😛 Han pasado siete días después de que el periódico local publicase lo que habéis leído y ocho desde que vuestros personajes huyeron. En este «especial» sois libres, así que disfrutad mucho, pero sobre todo fomentad las relaciones entre personajes porque lo necesitaréis en el futuro.[/spoiler]
Y así, lo que empezó en el caos terminó en el caos. Tras la transformación en licántropo de January Allard, Alexander Fenris se transformó para evitar que hiciese algo de lo que se iba a arrepentir. Tras enfrentarse, Fenris corrió hacia el bosque con la intención de que January lo siguiera, y así ambos se perdieron en sus profundidades. No obstante, aún quedaba otro licántropo, Suzanne se transformó poco tiempo después de que los otros dos se internasen en el bosque. Ahora ya sin Fenris, el licántropo que antes había sido Suzanne se encaró al grupo.
Con un rápido embiste tiró al suelo a Arizona Caulfield y le hundió los dientes en el brazo mientras los demás aún se recuperaban del shock inicial de enfrentarse a otro licántropo.
El único que como siempre permanecía ajeno a los acontecimientos era John Doe, que se alejó camino del bosque susurrando por lo bajo:
– [b][i]Los spoilers le quitan toda la emoción…[/i][/b] – y se alejó caminando con tranquilidad.
Era difícil de creer que hubieramos llegado a la salida. Que siguiéramos vivos. Que mis piernas no se hubieran desecho mientras corría y mis pulmones no hubieran muerto de la impresión al volver a respirar aire puro. Cerré los ojos, mientras oía a los demás hablar. El cansancio, todos los descubrimientos, el miedo y la constante angustia me habían dejado muda. Callada y silenciosa, llevaba un rato al margen, sola dentro de mi cabeza, intentando no comenzar a hablar sola en el interior de mi cerebro y sujetándome a los hilos que me mantenían unida a mi cordura. Que probablemente no dudaría mucho, por cierto.
Apenas si había oído la tentativa de Daniel de quedarse para ayudar a Nathan, o las súplicas de Sarah para que desistiese. Ahora, sin embargo, quizás por el aire fresco de la noche, quizás por no sabía qué, comenzaba a sentirme extrañamente despierta, a ser consciente de todo. Los pequeños sonidos, los pequeños olores, los colores me golpeaban incluso en la oscuridad de la noche. Y el sonido de las conversaciones se metía en mi cerebro incesantemente. No pude evitar interrumpir.
Estábamos todos en esa zona, delante de una puerta que se había bloqueado y todos discutían sobre algo que no estaba contando con mi interés. Me quedé un poco apartada del grupo, recuperando mi resuello y sobre todo el alma que había dejado varios metros atrás y más abajo. Y pensaba en lo que me habían contado mi abuela y mi tía, sobre el mundo sobrenatural y sus elementos; consiguiendo que yo me riese a carcajadas en sus caras en ese momento.
Ahora sólo me apetecía refugiarme en la cama de mi abuela y que ella me consolase, o me mimase, como cuando yo sufría pesadillas de niña. Porque vale que hace poco de un año haya descubierto mi brujería, mi magia interna; eso ya me había causado una serie de traumas, de negaciones fuertes, de haber transmitido mis sentimientos a través de la magia, causando algún que otro accidente casero…pero eso era una cosa normal.
Estábamos a escasos metros de la salida, la tan ansiada libertad para los que me acompañaban, aunque no entendía porque una de las doctoras del complejo venia con ellos. La primera vez no estaba ella, este tipo de cosas deberían venir en una guía de los Grandes Poderes, como por ejemplo, ¿Dónde esta mi yo de esta realidad?.
Daniel decidió quedarse para esperar a Nathan, no me cogió por sorpresa, era Daniel, no iba a dejar a nadie atrás. Aunque el que si me sorprendió fue Dominic, se iba a quedar para ayudarle, el que yo conocía era más bien un lobo solitario. Sarah, Cristopher y Diana intentaron convencerlos sin éxito, por mi parte avance hasta estar un paso frente a la puerta de salida cuando me sacudió otras de las visiones.
La impaciencia me estaba matando, no podía evitar pasear de un lado a otro sin apartar la vista del portátil. En él se podía ver la planta baja gracias a una cámara instalada allí y una sencilla tecnología de batería orgánica que hacía funcionar tanto el portátil como la cámara que había colocado oculta en el mostrador de información (ventajas de que la recepcionista sea un Activo).
Los detalles lo eran todo, meses y meses de planificación hasta que al fin llegaron personas dignas de confianza para sacar a Abigail de este infierno. Pero fallé en un detalle y lo ha complicado todo como una pieza de un puzzle de dominó que al caerse derrumba todo a su alrededor.
El General Preston estaba tendido en el suelo del Subterráneo 3 con una gran mancha de sangre manando de su cabeza. Un demonio T’orak le había dado un fuerte golpe con sus pétreas manos en la nuca y le había dejado en el suelo inconsciente.
Después de casi una hora así, el silencio se había calmado, y había sido sustituido por un penetrante pitido y una completa desorientación
– [b][i]Sskdjhgasgdor[/b][/i] – dijo una ininteligible voz en alguna parte que no alcanzó a descifrar
Estaba cansada. Destrozada. Hecha pedazos. Llamarlo de mil formas diferentes lo único que hacía era agotarme más. Subir aquellas escaleras me estaba costando más a mí La Cazadora, la Elegida, la que se suponía que tenía una resistencia sobrehumana, que a un señor de sesenta años, obeso y fumador.
La mayor parte de ese cansancio era mental, mi cargo me sobrepasaba la mayor parte del tiempo y en momentos como ese, me sentía pequeña, diminuta y minúscula al lado de ese grupo plagado de personas que lo harían mejor que yo en todas las situaciones que se me ocurriesen.
– [b][i]Tranquila, todo va a salir bien.[/b][/i]- Daniel se acercó un poco a mí para decírmelo, pero continuábamos caminando.
Mientras subíamos las escaleras a toda velocidad no conseguía pensar con claridad. Demasiados pensamientos desordenados en mi cabeza. Mi mente estaba totalmente centrada y alerta para salir de aquí con todos a salvo, pero una vez fuera tendría que pensar qué hacer con esta Iniciativa. Por lo que Nathan nos había explicado, era una rama del ejército y por tanto no lo tendríamos nada fácil para librarnos de ella.
Desde que había hablado con Nathan me preocupaba hasta que punto tenía influencias esta organización, ya que, por lo que me había dicho, el anterior director había sido Margaret Cleaver, vigilante y rectora de la Universidad de Moondale. Nunca había demostrado ser una persona demasiado equilibrada, pero ese odio hacia lo sobrenatural tenía que venir de algo.