Moondale

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  • UNA OSCURA TENTACIÓN

    UNA OSCURA TENTACIÓN

    Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby

    MEDIODÍA

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    Al salir de la sala de vigilancia, escuché ruidos al final del pasillo, así que cogí a Sasha del brazo para evitar que fuera en esa dirección y giré a la derecha para subir hacia el primer piso, por las escaleras por las que hacía poco acababa de escuchar pasos.

    Al llegar arriba, oteé el pasillo y vi que había movimiento.

    Por lo que había observado y lo que la vampiresa me había dicho, la planta baja se reservaba para trabajo, tanto cocina como comedor y ocio en general. Por otra parte, la primera planta estaba reservada a dormitorios, baños comunes y algunas salas comunes. La segunda planta estaba reservada enteramente a los miembros de Gambit y a salas para reuniones de los bandos, ahí estaba Sarah. Por último, el resto de plantas superiores no sabía para qué se utilizaban o si se utilizaban, pero si lo hacían, solo tenía acceso un grupo más selecto todavía que Gambit, Z y pocos más. No podía evitar pensar que esas plantas tuviesen algo que ver con el plan de utilizar a Sarah para traer a la otra Cazadora de vuelta.

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  • CONOCIENDOSE Y REENCONTRANDOSE

    CONOCIENDOSE Y REENCONTRANDOSE

    Christopher MacLeod | Universidad de Moondale

    MEDIODÍA

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    Traté de no agobiar con más conversación a Lucy en el viaje hacia la Universidad. En unas pocas horas se había bajado de su autobús para llegar a un lugar que le despertaría muchos recuerdos, se había tenido que despedir de forma abrupta de Ed y había conocido a Dom y a Cara, haciendo frente cada vez más a una parte de sí misma. Y ahora, íbamos de camino a que conociese a su…bueno, no quería adelantar acontecimientos, así que por el momento, a Diana.

    Mara se había quedado en su apartamento, descansando y poniendo algunas cosas en orden. Dom y Cara pronto irían a buscar a Daniel en su coche, aunque no les había visto hablar del tema, estaba seguro de que Cara no se quedaría allí esperando.

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  • PASTELES DE MELOCOTÓN

    PASTELES DE MELOCOTÓN

    Diana | Su despacho

    MAÑANAMEDIODÍA

    dianapelazo

    Volví a mi despacho no sin antes parar a hacer pis, porque ya no aguantaba más. Cuando pasé por al lado de la mesa de Janice, ésta me hizo un corte de mangas y yo le respondí con otro. Me fijé en que un chico de ascendencia nativa americana me estaba esperando en la sala de espera, así que le hice una seña para que pasase y le saqué la lengua a Janice, que ahora ya no me estaba mirando.

    – [Diana]¿Tú no salías en la última de «Crepúsculo»?[/Diana]- bromeé mientras introducía la llave para abrir la puerta.

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  • PERDIDO Y ENCONTRADO

    PERDIDO Y ENCONTRADO

    Vincent Solo | Calles de Louna

    MAÑANA

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    Hacía tan solo un día que Mara se había marchado y mi apartamento ya se había convertido en un lugar vacío al que tenía pocas ganas de regresar. Parecía increíble que hace poco ese lugar hubiese estado ocupado por tantas personas y ahora tan terriblemente desolado y silencioso, como si algo acechase tras cada sombra.

    Por eso mismo quizá, esa mañana me había levantado aún más temprano de lo habitual, esperando ocupar el tiempo en el caso del Casino. Es curioso como, de forma inesperada, la vida a veces te sorprende. No lo negaré, hay bastantes veces que las sorpresas son malas, desastres, pero ese día a mí me tocó un brote de buena suerte.

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  • UN MUNDO CAMBIANTE

    UN MUNDO CAMBIANTE

    Christopher MacLeod | Residencia MacLeod-Echolls

    book

    Hace tiempo que este diario, al igual que el resto como él, no recoge la gran historia que nos acontece. El mundo ha cambiado mucho, quizá demasiado, y por eso mismo hay que volver a las viejas costumbres, al papel y a la tinta. Ya son más de quince años, es increíble como pasa el tiempo.

    Como iba diciendo, el mundo ha cambiado mucho en estos años, aunque la esencia sea la misma, pero para saber los motivos que nos llevan a escribir de nuevo en estos diarios debo remontarme a cuando empezó todo, cuando los ‘Moondies’ nos reunimos por primera vez.

    En aquél entonces, el país se recuperaba de una gran crisis que había asolado medio mundo, una crisis de la que eventualmente se salió, pero que solo fue un aviso de la que estaba por venir.

    Pensaréis que ahora voy a contaros acerca de la crisis económica que asoló nuestro país, teniendo en cuenta que acabo de decir que fue mucho peor que la anterior, pero no fue así, la recuperación fue rápida y las secuelas, al menos económicas, no se llegaron a percibir. De hecho, la economía mejoró.

    Os preguntaréis cómo, y la respuesta es muy sencilla: Internet y las grandes compañías. La mayor compañía de internet del momento, que había empezado en un simple buscador de internet, se presentó en la puerta de la Presidenta con una oferta tan tentadora como si la presentase el mismo diablo. Aunque la diferencia no era mucha.

    El dinero de la compañía salvó la economía, pero evidentemente querían algo a cambio. Consiguieron el permiso para extender sus redes por todo el país, convirtiéndose en el principal proveedor de servicios de internet, con el plus de derivar parte de sus beneficios para la propia economía interna del país.

    A partir de ahí, la cosa fue a más. Casi todo el mundo utilizaba sus servicios por sus precios más bajos y la ventaja de ayudar al país, y todos los datos de esas personas pasaban por sus redes. Después vino la reforma del documento de identificación, a partir de su aprobación, a todo el mundo se le concedía una cuenta de correo electrónico en la compañía junto a la obtención del documento, con la finalidad de hacer las transmisiones oficiales hacia esa cuenta. La gente se acostumbró con el tiempo y empezaron a utilizar solo esa cuenta, y a partir de entonces los correos electrónicos de toda esa gente, muchos todavía inexpertos en el uso de internet, pasaron por los servidores de la gran compañía nacional de telecomunicaciones, que había pasado a llamarse Infinity Corp.

    Fue una época de grandes avances, los recursos económicos de Infinity beneficiaban a la «nación» afianzando su posición de superpotencia. Se crearon nuevos prototiopos de transportes con la tecnología de Infinity , dando facilidades enormes a la gente, que se acomodó, mientras Infinity recopilaba más y más datos para ofrecerles publicidad dirigida.

    Gracias a los sistemas de seguridad de Infinity , cesaron los ataques terroristas, salvo aquél de hace seis años. Los terroristas eran detenidos antes de hacer «honor» a su nombre, antes de ser culpables, gracias al análisis de información.

    La cultura del miedo se había disparado hasta límites insospechados. La gente se preocupó porque sus datos estuvieran en manos de Infinity , y el Gobierno intervino para defender a su compañía, pero aprobó leyes de protección de datos personales que tranquilizaron a los que no sabían que sus datos seguían siendo recopilados y tratados, aunque con más «cuidado» para que no hubiese filtraciones.

    Infinity había extendido sus ramas por todas partes, incluso en el Condado de Ripper, ventajas de un precio bajo, ser parte del Gobierno y dar un «buen servicio». Pero el Condado de Ripper escondía muchos secretos, secretos que no debían salir a la luz sobre nosotros, los sobrenaturales, los metahumanos. Por eso empezamos a dejar de utilizar sus redes, porque nuestros secretos no podían desvelarse y arriesgarnos a su departamento de investigación se centrase en nuestras ventajas, en tener a gente como Daakka conectada a un reactor para proveer energía a toda una ciudad.

    Estaba seguro de que tenían información al respecto de otros puntos del estado, pero todavía no tenían una unión, no querían verlo, y no podíamos ser los que le diesen esa conexión final. Así que teníamos que volver a los diarios para contar nuestra historia.

    Hace mucho tiempo y han pasado muchas cosas, buenas y malas. Pero seguimos aquí, seguimos resistiendo y luchando contra la oscuridad, salvando el mundo un día más, tanto por la noche, como por el día en la Escuela Legado.

    Moondale vive.

    Pero todavía quedan unas temporadas por el medio, esto es para ir dando perspectiva de a dónde nos dirigimos.

  • CAMINANDO SOBRE LA LINEA

    CAMINANDO SOBRE LA LINEA

    Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby

    MAÑANA

    daniellonghair

    El interior del Palacio impresionaba tanto como el exterior, alfombras, cuadros, tapices, muebles y flores y plantas ornamentales. Sarah, Ed o Christopher sabrían mucho más del valor de toda esa decoración, quizá la disfrutasen incluso, pero a mí no hacía más que recordarme el lugar en el que estaba, me sentía como un lobo atrapado en una ciudad. Era una muestra más del poder de Z, tanto político, como físico o económico, un recuerdo permanente de que teníamos poco que hacer contra él, que tenía todos los recursos.

    Pero no podía entretenerme mucho a estudiar la decoración, tenía que apartarme de ese recibidor principal antes de que llegase alguien más y me viese, o más bien, nos viese, porque Sasha había decidido entrar y ya no podía hacer mucho más que evitar que la detectasen a ella y mi plan se esfumase.

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  • INFILTRADOS EN PALACIO

    INFILTRADOS EN PALACIO

    Edward MacLay | Palacio Kvinneby

    MAÑANA

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    El camino por el bosque lo hicimos en silencio, algo normal teniendo en cuenta que no sabíamos nada los unos de los otros, aunque en algunos momentos se escucha a Amaya tararear algo, resaltaba que era buena persona y alegre, pero no las tenía todas conmigo con que todos allí fueran igual que ella.

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  • NO ES FÁCIL SALVAR EL MUNDO CUANDO ESTÁS EMBARAZADA

    NO ES FÁCIL SALVAR EL MUNDO CUANDO ESTÁS EMBARAZADA

    Diana | Su despacho

    MAÑANA

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    En orden de aparición: Carmela D’Angelo, Braulio Matías Mendoza «Matty», Ted Sánchez y April Halpert.

    Me había pasado media noche sentada en una de las sillas de la cocina ideando formas de ahogar a MacLeod con la almohada sin que pudieran inculparme por ello. Porque sí, era el amor de mi vida, el padre de mi hija y cada vez que lo veía, me temblaban las canillas, pero roncaba como un puto perro viejo y encima, cuando le clavaba el codo en las costillas, me gruñía. Literalmente. El puñetero Christopher MacPerro me gruñía y amenazaba con enseñarme los dientes. Era lo que me faltaba, que me pegara la rabia el muy cabrón.

    No tenía bastante con parecer un globo terráqueo con piernas (tremendamente sexy, todo hay que decirlo), sino que encima ahora dormía de pena, porque mi hija tenía futuro bailando flamenco y su padre le tocaba las palmas con la nariz de puñetera madre. Si a eso le sumabas que me levantar a mear unas ochenta veces, más o menos, estaba a punto de meterme la mano en el vagina y sacar a la niña yo misma.

    Pero todavía me quedaban unos cuantos meses o no sé-qué-semanas, según la matrona que me había regañado por engordar dos kilos más de la cuenta y me había puesto a dieta. Se me habían acabado las pizzas, las hamburguesas y los desayunos de Hobbit, porque el test O’Sullivan era en unos días (la prueba de la diabetes gestacional) y sólo me faltaba tener que tomarme los cafés (que ya eran descafeinados) sin una pizca de azúcar.

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  • LA SOMBRA DEL PALACIO

    LA SOMBRA DEL PALACIO

    Daniel Arkkan | Alrededores del Palacio Kvinneby

    MAÑANA

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    Apoyé la espalda contra el árbol y respiré profundamente, intentando arrastrar todos los pensamientos negativos, los nervios y los miedos a un lejano rincón de la mente mientras la dejaba en blanco. Me concentré en cada uno de mis músculos, relajándolo, liberando la tensión que acumulaba, como si arrastrase una carga eléctrica fuera de mi cuerpo, hacia el árbol y de ahí al suelo, a la tierra.

    Me centré cada vez más en esa corriente imaginaria, forzándome a relajarme, porque necesitaría toda la calma que tuviera a mi disposición antes de entrar a ese lugar. Pero mi concentración no dejaba de cortarse, recordando ese grito, esa bandera blanca en la ventana de Sarah, y, como suele pasar cuando tienes miedo a algo, no conseguía pensar en positivo durante más de diez minutos.

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