Lucy Tattler | Cafetería, Louna
Mañana
Había pasado una noche horrible. Después de despedirme de Ed, cogí un taxi porque no me apetecía correr como una loca desde las afueras de Louna imaginando que me perseguían para robarme los zapatos buenos. Quedamos en el centro comercial y estuvimos comiendo en todas partes, «tapeando», según él, «atiborrándonos» según mi estómago. Hacía siglos que no iba a una cita al centro comercial, ni siquiera podía recordar cuánto hacía, seguramente fue cuando estaba en el instituto y salía con..ése, el melenas que escuchaba Metallica: ¿O eso era de una película?. Bueno, quién fuera. El caso es que había vuelto a tener una cita, porque era una cita, ¿no? La cuestión es que fue bastante divertido pasear por allí, junto con parejas de adolescentes que estaban deseando salir fuera para darse el lote y comer nuggets en un sitio, una porción de pizza en otro y montaditos en el de más adelante. Pero no nos dimos el lote, ni siquiera un besito de buenas noches. No es que esté decepcionada ni nada por el estilo.
Lo que estoy contando no entra dentro de la definición de «horrible» (aunque no hubiera besos), pero es que lo chungo llegó cuando volví a casa, me duché, me puse el pijama de ositos y me quedé dormida en mitad de un capítulo de ‘Sex and the City’, ése en el que una loca se tira por la ventana en mitad de una fiesta. Me desperté sobresaltada un par de horas después, con el cuello dolorido y Sky sobre mi barriga. En la tele estaban dando un capítulo de ‘Spartacus’, lo sé porque vi a dos en mitad de una especie de orgía romana, que apagué rápidamente porque no estaba el horno para estímulos sexuales a deshoras.
Estaba desorientada. Había tenido una pesadilla, otra vez desaparecía entre un montón de bolitas de luz, así que me fui a la cama después de apagar la tele y Sky se vino detrás, a pesar de que se suponía que él debía dormir en su cama y no en la mía. Tuve más sueños agitados, algunos incluían bolitas de luz y escenas de sexo en la antigua Roma, pero prácticamente no los recuerdo.
Cuando me desperté, a ritmo de Madonna, miré el móvil y vi que Ed quería que desayunásemos juntos en media hora. Ni siquiera me lo pensé, me duché, me vestí -falda lápiz azul klein, camisa blanca y una chaqueta sobre los hombros- y eché a correr en dirección al metro, que me dejó en una parada cercana al sitio en el que habíamos quedado. El pobre Sky se quejaba porque casi no le dejé hacer pis antes de que meterlo en el bolso y entrar en la cafetería, que estaba hasta los topes, pero Ed se había sentado en una mesa apartada de la muchedumbre y miraba a todas partes, parecía preocupado.- [Lucy]Buenos días[/Lucy].- le saludé con una sonrisa, a pesar de que estaba agotada por culpa de los sueños de las bolas y las bolitas.
– [Ed]Buenos días[/Ed].- se puso en pie y le di un beso en la mejilla, con el consiguiente gruñido de Sky. Llevaba el traje que le había hecho y estaba guapo. Es posible que intentase imaginarme cómo sería sin traje…y sin nada.
– [Lucy]Tienes mala cara, como si te persiguiera tu ex novia[/Lucy].- sonreí y me senté en la silla blanca y negra.
– [Lucy]No duermo bien, casi no tengo apetito…[/Lucy]- comenté mirando a la camarera que se había ido a preparar nuestra comanda y, al volver a mirarle, me di cuenta de cómo sonaba lo que estaba diciendo.- [Lucy]Pero no es porque esté enamorada de ti, ¿eh?[/Lucy]- aclaré. «No, es porque quiero arrancarte el traje porque he soñado con sexo en la antigua Roma, pero vamos a cambiar de tema. Ja, ja, ja».
La camarera volvió al momento con nuestros desayunos, que empezamos a comer.- [Ed]¿Otra pesadilla?[/Ed]- me preguntó dándole un mordisco a su french toast. Me gustaba que no intentase impresionarme comiendo con cuchillo y tenedor una rebanada de pan de molde.
– [Lucy]Si sólo fuera una…[/Lucy]- comenté pensativa, cortando con fuerza el maldito croissant, que parecía hecho de hormigón. ¿Por qué daban cuchillos que no cortaban?
– [Ed]¿Que ocurría esta vez?[/Ed]- hizo una pausa y bebió un sorbo de café.- [Ed]Olvídalo, seguro que no quieres recordarlo[/Ed]- tenía una miga de pan en la barbilla.
– [Lucy]No pasa nada[/Lucy].- le resté importancia y mastiqué el croissant. Estaba buenísimo, aunque menos que Ed.- [Lucy]No todo son pesadillas, a veces sueño que estoy en la playa corriendo detrás de otro niño[/Lucy].- sonreí y le hice una seña para que se limpiase la barbilla.
– [Ed]¿Y hay más gente en ese sueño?[/Ed]- preguntó con interés, después de quitarse la miga de pan.
– [Lucy]Supongo, pero estoy muy concentrada intentando atrapar a ese niño[/Lucy].- di un sorbo del té, pero estaba hirviendo, así que volví al croissant. La gente entraba a toda prisa y salía con sus cafés para llevar y cualquier bollería industrial para comérselo en el cubículo en el que trabajase, pero nosotros estábamos disfrutando. Los desayunos estaban infravalorados, para una vez al día en la que podías comer sólo cosas dulces…
– [Ed]¿Y lo atrapas?[/Ed]- me hacía gracia que pareciese tan interesado en mi sueño. Ya no miraba a todas partes como a un maníaco, sólo a lo que había en nuestra mesa.
No pude evitar reírme.- [Lucy]Te veo muy interesado en ese niño[/Lucy].- terminé el croissant y le soplé a la taza en la que estaba el latte.
– [Ed]Tuve una historia similar de pequeño[/Ed].- terminó la tostada y se limpió las manos con la servilleta.
– [Lucy]¿Perseguías a un niño en sueños?[/Lucy]- abrí mucho los ojos para preguntarlo.
– [Ed]No, no. Una chica me perseguía[/Ed].- dimos un sorbo casi a la vez de nuestras respectivas bebidas. Se notaba que iba a hacer un día precioso, porque el sol brillaba.
– [Lucy]Entonces tienes que decirme cómo acaba el sueño[/Lucy].- le miré guiñándole un ojo.
Se quedó callado y giró la cabeza en dirección a la barra.- [Ed]La chica atrapa al niño, sonríen, crecen juntos…y se enamoran…[/Ed]- esto último lo dijo mirándome. Casi me atraganto con el té.
– [Lucy]Entonces correré más rápido[/Lucy].- ¿Eso que notaba eran coloretes? ¿Me estaban convirtiendo en una adolescente?
– [Ed]La realidad es que ya lo has atrapado, aunque el sueño termine sin desvelarlo[/Ed].- abrí la boca. Ni siquiera pude evitarlo, fue escucharle decir eso y mi mandíbula se descolgó. Seguramente pensó que era tonta.
– [Lucy]Vaya…[/Lucy]- carraspeé y me puse en pie como si hubiera saltado con un resorte. No nos habíamos dado ni un beso y ya estábamos hablando con frases de doble sentido en las que quedaban claras algunas cosas.
Le hice una seña para que vigilara a Sky y pagué el desayuno, que no fue barato, dicho sea de paso. Al volver, ni siquiera sabía qué decirle, pero era tarde.- [Lucy]Tengo que irme, porque me esperan las clientas, pero esta conversación tenemos que terminarla[/Lucy].- le aclaré dando el último sorbo a mi té sin sentarme.
– [Ed]Claro. Que tengas buen día[/Ed].- me dedicó una sonrisa tímida y se puso en pie para tenderme el bolso en el que iba Sky, al que debía dejar jugar un poco antes de ir a la tienda.
– [Lucy]Lo mismo digo[/Lucy].- le respondí y le di un abrazo un poco más largo de lo normal, de esos que le das a alguien cuando está a punto de subirse en el tren que os separará durante meses.
Estuve a punto de deslizar la mano para tocarle el culo, pero me contuve.
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