Moondale

Categoría: Diario de Rebecca Lee

  • NUESTRA SEGUNDA OPORTUNIDAD

    Rebecca – Casa de los Williams

    Noche

    Dejé de escribir en estos diarios cuando me separé de Dom y, por consiguiente, de los Moondies. No me parecía justo obligar a nadie a elegir bando y yo decidí por todos. La decisión de separarnos también fue unilateral, porque me cansé de discutir con Dominic sobre si lo mejor para Elliot era intentar curarse o aprender a vivir con su condición. Si no hubiera sido tan obstinada, si no me hubiera empeñado en luchar contra la propia naturaleza de mi hijo menor, quizás mi hija no me odiaría ahora mismo. O quizás sí, porque Jane Jessica se parece demasiado a mí y los polos iguales se repelen.

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  • LA VIDA DE LOS MOONDIES

    Rebecca – Biblioteca

    Noche

    Estaba como una vaca y todavía me quedaban unos meses para dar a luz. No sabía cómo podíamos haber llegado a esta situación. Bueno, sí lo sabía, pero no me explicaba qué narices podía haber fallado, porque yo era de las que tenía una agenda en la que apuntaba cuándo me tenía que venir la regla, no me fastidies.

    Encima eran mellizos. Mellizos. Dos. Dos bebés. Olé la puntería del puñetero Dominic Williams, que había provocado que tuviera que comprarme ropa de premamá cuando odiaba gastar dinero en cosas que no fueran libros.

    Recuerdo cuando llamé a mi tío Jaime llorando como una Magdalena porque habían salido dos rayas en el test de embarazo y os juro que estuve a punto de asesinar a mi chico. Mi tío se echó a reír y no era para menos: Dom iba a ser padre. Dom iba a ser padre de mis hijos. JAJAJA. No, en serio, parecía un chiste sin ninguna gracia. Dom no podía ser padre, porque era el típico macarra que te acostabas con él y luego no te llamaba. ¿No eran así todas las historias que nos contaban a las chicas cuando teníamos quince años? ¿Por qué mi macarra no se había ido por dónde había venido? ¿Por qué había resultado ser un buen tipo, que me quería, me cuidaba y que estaba deseando abrazarme en el sofá cuando veíamos una película en Netflix?

    Joder, si habíamos empezado a lo tonto en Escocia, porque estaba bastante bueno y apostamos que no se acercaría a aquellas dos chicas que ni siquiera recuerdo. No me digáis que no parece una trama de «Grey’s Anatomy», pero encima de las malas. La cuestión es que cumplió su parte del trato, empezamos a salir, nos fuimos a vivir juntos y ¡SORPRESA! dos rayitas en el test de embarazo que habíamos comprado en la farmacia más cercana. Éramos un poco como Víctor y Valeria, Anastasia y Christian, vamos, los típicos de los libros que leía Mia y que luego me pasaba asegurando que me iban-a-encantar.

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  • OJALÁ TODO HUBIESE SIDO DIFERENTE

    Owen Williams | Edifico Lenora

    MAÑANA

    Aproveche la ausencia de Laura para plantar el artefacto en su despacho. No me parecía correcto usar el suyo, pero el único que por disposición podía afectar a la señal que suprimía los poderes. Seguía engañándome a mí mismo una y otra vez pensando en que no la estaba utilizando, pero la realidad era que sin ella no habría sido capaz de entrar hoy en el edificio.

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  • TAL VEZ ALGO MÁS

    TAL VEZ ALGO MÁS

    Owen Williams | Hospital de Moondale

    MAÑANA

    El hospital estaba a rebosar de gente con fracturas, magulladuras y demás heridas superficiales. La gente con capacidad para curar, porque no eran verdaderos doctores ya que no habían estudiado nada de medicina, apenas tardaban un par de minutos en curar esas heridas, el padre de Xander podría haber sido uno de esos curanderos de no ser porque era un paria para el mundo, al igual que mis padres.

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  • NO NECESITAS UN OMNILENS NUEVO, SINO UN CEREBRO

    Jane | Sanctuary

    NOCHE

    jjwhite

    El sol se ponía en el horizonte o eso debían ver desde la calle, porque en el Sanctuary siempre parecía la misma hora. Llevé el plato combinado nº 2 (entrecot, patatas fritas, huevo frito y ensalada) a la mesa del ‘Guardia de Ziudadanía’ que me miraba con cara de pocos amigos. Contuve una arcada cuando el olor a «fritanga» llegó a mis fosas nasales, pero la aguanté con dignidad, hasta que me llegó el olor a sudor del tipo. – [b]A buenas horas…sintética…[/b] – espetó de malas formas. Debía rondar los cincuenta años y la barriga le llegaba hasta las rodillas, a juego con el bigote que cubría su labio superior y la enorme nariz aguileña que deformaba su cara. 

    – [Jane]Lo siento[/Jane].- coloqué el plato y contuve una nueva arcada.- [Jane]Que aproveche[/Jane].- dije con mi mejor cara de pena y me alejé despacio. 

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  • ACCIDENTALLY IN LOVE

    ACCIDENTALLY IN LOVE

    Rebecca | Merelia

    TARDE

    rebecca140516

    Cuando terminé de subir el trabajo de «Literatura contemporánea» al Campus Virtual, noté cómo mi nivel de ansiedad disminuía, aunque podía abrirlo una vez más e intentar revisarlo para que estuviera absolutamente perfecto, pero eso había hecho las tres veces anteriores y ya habían pasado dos horas desde que Dom se había ido a la piscina, así que deseché la idea. Mis notas habían mejorado respecto al primer semestre, pero seguían siendo más bajas de lo que esperaba de mí misma y desde luego, más bajas que la media que había ido consiguiendo gracias a mi esfuerzo durante los años anteriores.

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  • UN MUNDO A MI MEDIDA

    UN MUNDO A MI MEDIDA

    JJ VERONICA| OBELISCO

    TARDE

    veronicaomega

    Cuando se llevaron al chico y el General se fue dándome la espalda, me quedé sola en la celda. El imbécil de mi hermano había sido de los primeros en irse, incapaz de reprimir las carcajadas. Estaba disfrutando de su segundo de gloria, porque yo se lo permitía. Lo que no sabía es que pronto borraría cualquier expresión de su asquerosa cara.

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  • FIRE IN THE HOLE

    FIRE IN THE HOLE

    Owen Victor | GalerÍa subterrÁnea

    NOCHE

    Victor Preston

    Odiaba el olor que desprendían los cuerpos al entrar en contacto con mis llamas, pero me fascinaba la rapidez con la que lograba descomponerlos, era como derretir trozos de helado enormes, además, prefería oler eso a la peste que desprendía ese lugar. No sabría calificar la idea de ocultarse en las cloacas de brillante o extremadamente estupida, solo estaban postergando lo inevitable, al final todos serían cazados para degustación de Verónica, para experimentar con ellos o si tenían suerte, una muerte rápida a mano de mis llamas.

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  • POLVO SOIS Y EN POLVO OS CONVERTIRÉ

    POLVO SOIS Y EN POLVO OS CONVERTIRÉ

    Jess Veronica | Galería subterránea

    NOCHE

    veronicaprestonjj11062015

    Me aburrían tanto las cacerías rutinarias que llevaba los auriculares puestos. Así no escuchaba los gritos, ni las quejas, ni el parloteo incesante de mi querido hermanito. Cuando quería algo, lo cogía y el resto eran trámites innecesarios. Me habían enseñado que tenía el mundo al alcance de mis dedos y nada iba a pararme.

    A ritmo de una canción melódica, observé cómo Vajra tiraba de Verbius como el animal que era mientras avanzábamos por aquella cloaca inmunda, cuyas paredes y suelo estaban recubiertos de la mierda de media humanidad. Era asqueroso, pero no tanto como los que corrían por su vida, pensando que tenían alguna oportunidad. Cuando el fango me llegaba por los tobillos, me arrepentí de haberme puesto aquellos zapatos de tacón tan monos, unos peep-toe negros que me había regalado el General Preston por mi cumpleaños, que contrastaban con el resto de ropa que parecía sacada del cubo de la basura -como la cazadora de cuero azul que debía ser de tío y que me quedaba como una patada en los ovarios-, pero no podía quejarme, porque acabaría con un tiro entre ceja y ceja. La «democracia» del General Preston que le llamaban.

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