Categoría: Cirth
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NO ES UN ADIÓS, ES UN «HASTA LUEGO, COCODRILO»
Habíamos dejado la sala común por petición expresa de la Reina Blanca, que nos aseguró que estaríamos más cómodas en mi habitación y eso era cierto hasta cierto punto, pero tenía la sensación de que querían quitarnos de en medio. Tanto Dwarf como Russell se habían ido para dejarnos intimidad, así que ya sólo quedábamos Mia, Rebecca y yo, que estaba sentada al borde de la cama con la mirada perdida en los jardines del Palacio, mientras que Mia continuaba tumbada sobre mi regazo. Ya ni siquiera lloraba, simplemente tenía la mirada perdida en un punto fijo y los ojos enrojecidos. Rebecca, por su parte, hacía como que leía un libro para mujeres de una chica que estaba enamorada de dos tipos a la vez. A veces me sorprendía cómo alguien tan inteligente como Rebecca podía perder el tiempo con semejante basura, porque era algo que podías esperar de mí o incluso de Diana, pero siempre decía que era eso o empezar a dar gritos hasta que se quedase sola. Rebecca no era una chica de acción, los Grandes Poderes la habían dejado sin ese título de Campeona que tantos dolores de cabeza le traía por algo. No había venido a este mundo con la misión de luchar para salvar a la humanidad, pero se había enamorado de alguien que sí y ahora estaba dentro del Palacio con la intención de no dejarme sola. -
MO GRAIDH, MO BANA-PHRIONNSAN
Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby
MEDIODÍA
Dejé a Sasha con cuidado en el sitio que me parecía más seguro, y del que podría salir con mayor facilidad. Antes de irme, revisé sus posibles heridas y su pulso, que era firme, aunque no tan sonoro como el de Sarah que parecía marcar el paso de un desfile.
Volví al pasillo con cautela y me dirigí hacia las escaleras que llevaban a la segunda planta. Escuché algunos murmullos cerca de la sala donde había tenido la lucha con ‘Wall’ y apuré el paso, aunque seguía resultándome extraño no haber encontrado más gente.
Lo que había pasado allí dentro esa mañana lo desconocía, y parte de mí tenía miedo de descubrirlo por si era a Sarah a la que le había pasado. Sin ella…no…no quería pensarlo.
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SORPRESA TRAS SORPRESA
Edward MacLay | Palacio Kvinneby
MEDIODÍA
Acababa de pasar uno de los peores momentos de mi vida, y la habitación con paredes de un extraño metal y de escasa luz no había ayudado. Primero fue Duke, en la cara de Mental se reflejo un rostro de satisfacción, había debido de ver algo que le gustara, pero cuando toco mi turno su cara no era para nada así, más bien de incertidumbre y sospecha, no sabía que era lo que había visto, solo esperaba que mi tapadera siguiera intacta.
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UNA OSCURA TENTACIÓN
Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby
MEDIODÍA
Al salir de la sala de vigilancia, escuché ruidos al final del pasillo, así que cogí a Sasha del brazo para evitar que fuera en esa dirección y giré a la derecha para subir hacia el primer piso, por las escaleras por las que hacía poco acababa de escuchar pasos.
Al llegar arriba, oteé el pasillo y vi que había movimiento.
Por lo que había observado y lo que la vampiresa me había dicho, la planta baja se reservaba para trabajo, tanto cocina como comedor y ocio en general. Por otra parte, la primera planta estaba reservada a dormitorios, baños comunes y algunas salas comunes. La segunda planta estaba reservada enteramente a los miembros de Gambit y a salas para reuniones de los bandos, ahí estaba Sarah. Por último, el resto de plantas superiores no sabía para qué se utilizaban o si se utilizaban, pero si lo hacían, solo tenía acceso un grupo más selecto todavía que Gambit, Z y pocos más. No podía evitar pensar que esas plantas tuviesen algo que ver con el plan de utilizar a Sarah para traer a la otra Cazadora de vuelta.
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CAMINANDO SOBRE LA LINEA
Daniel Arkkan | Palacio Kvinneby
MAÑANA
El interior del Palacio impresionaba tanto como el exterior, alfombras, cuadros, tapices, muebles y flores y plantas ornamentales. Sarah, Ed o Christopher sabrían mucho más del valor de toda esa decoración, quizá la disfrutasen incluso, pero a mí no hacía más que recordarme el lugar en el que estaba, me sentía como un lobo atrapado en una ciudad. Era una muestra más del poder de Z, tanto político, como físico o económico, un recuerdo permanente de que teníamos poco que hacer contra él, que tenía todos los recursos.
Pero no podía entretenerme mucho a estudiar la decoración, tenía que apartarme de ese recibidor principal antes de que llegase alguien más y me viese, o más bien, nos viese, porque Sasha había decidido entrar y ya no podía hacer mucho más que evitar que la detectasen a ella y mi plan se esfumase.
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INFILTRADOS EN PALACIO
Edward MacLay | Palacio Kvinneby
MAÑANA
El camino por el bosque lo hicimos en silencio, algo normal teniendo en cuenta que no sabíamos nada los unos de los otros, aunque en algunos momentos se escucha a Amaya tararear algo, resaltaba que era buena persona y alegre, pero no las tenía todas conmigo con que todos allí fueran igual que ella.
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LA SOMBRA DEL PALACIO
Daniel Arkkan | Alrededores del Palacio Kvinneby
MAÑANA
Apoyé la espalda contra el árbol y respiré profundamente, intentando arrastrar todos los pensamientos negativos, los nervios y los miedos a un lejano rincón de la mente mientras la dejaba en blanco. Me concentré en cada uno de mis músculos, relajándolo, liberando la tensión que acumulaba, como si arrastrase una carga eléctrica fuera de mi cuerpo, hacia el árbol y de ahí al suelo, a la tierra.
Me centré cada vez más en esa corriente imaginaria, forzándome a relajarme, porque necesitaría toda la calma que tuviera a mi disposición antes de entrar a ese lugar. Pero mi concentración no dejaba de cortarse, recordando ese grito, esa bandera blanca en la ventana de Sarah, y, como suele pasar cuando tienes miedo a algo, no conseguía pensar en positivo durante más de diez minutos.
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UNA UTOPÍA QUE SE CAE A PEDAZOS
Rebecca | Palacio de Kvinneby
MAÑANA
Giré sobre mí misma intentando dormir un poco más, a pesar de que me resultaba prácticamente imposible pegar ojo con un tipo tan cerca que no era Dom. Por suerte, Julian era un buen hombre y procuraba pasar el menor tiempo posible en la habitación. Es más, me había ayudado a colocar una especie de cortina que separaba su sección de la mía para que fuese algo menos raro, aunque seguía estando ahí.
Palpé el lado que quedaba libre en aquella cama de noventa, como si haciendo eso Dom fuese a materializarse descamisado, lleno de tatuajes y sonriente, diciendo eso de «¿Qué tal has dormido, nena?» que en otro me daría ganas de soltarle un sopapo, pero que en él me resultaba adorable. Moraleja: el amor te volvía tonta del todo.
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LA MUERTE DE UN ANGEL
DIARIOS DE DESTINO | PALACIO KVINNEBY
MADRUGADA
El Palacio Kvinneby se iluminó poco a poco con la luz del amanecer, señal de que era hora de despertar y volver a poblar los pasillos sumidos en un silencio sepulcral. Un silencio, que no tardó en ser roto con un agudo grito cuando la protegida más madrugadora llegó a una de las grandes salas comunes de camino a las cocinas, dispuesta a prepararlo todo para los demás, como había decidido que era su cometido, y en lugar del vacío habitual lo que encontró fue un cuerpo con grises alas de ave y ojos vacíos y sin vida, clavado sobre la chimenea por sus alas, con una punta de metal firmemente clavada en cada una de ellas.