Moondale

Categoría: Localizaciones

  • PARECIDOS FAMILIARES

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    SU CASA, LOUNA. NOCHE

     

    Me apoyé en el respaldo de la silla y noté dolor en el cuello. Llevaba demasiado rato estudiando, así que aprovechando que empezaba a notar algo de hambre, me levanté de la silla y bajé a la planta de abajo.

    Cuando llegué a la cocina, las vistas nocturas de la costa de Louna a través de la cristalera de la terraza me dejaron parado unos instantes. Mi madre estaba fuera, leyendo algo en su InfinityBook.

    – [Mike]Mamá ¿queda guacamole?[/Mike] – le pregunté. En casa solíamos tener guacamole, hummus y otros untables veganos para matar el hambre entre horas. Principalmente para mi madre y para mí, mi hermano solía tener helados, tabletas de chocolate y bolsas de patatas que a veces le saqueaba mi padre.

    – [Mara]Claro.[/Mara]- mi madre se levantó, dejando el lector en el asiento y caminó hasta la nevera para buscar un tupper de cristal. – [Mara]Lo ha hecho tu padre hace un rato y le ha salido muy bueno.[/Mara]- comentó, dedicándome una sonrisa. Mi padre había salido a dar su paseo nocturno por la playa. Era algo habitual mientras todavía hacía calor, decía que le ayudaba con el dolor de la pierna. Cuando todavía era detective en Louna recibió un disparo en la pierna que le dejó un nervio afectado. Tenía movilidad aunque con cierta rigidez, pero de vez en cuando le dolía bastante.

    – [Mike]Me ha dado hambre. Pero igual espero a la cena.[/Mike] – aseguré, mirando la hora en la InfinityBand. Ya quedaba poco para la cena, así que prefería guardarme las ganas. – [Mike]Drizz está con Lexie ¿no?[/Mike] – pregunté. Mi hermano estaba completamente volcado a asegurarse de que Lexie tenía una vida normal. Su problema auditivo siempre la había acomplejado y como la gente era bastante cruel en los institutos y en la vida en general, no le había ido bien.

    – [Mara]Se han ido a Moondale a comer pizza como si aquí no hubiera sitios para cenar.[/Mara]- respondió mi madre, en modo suspicaz. Mi padre era el detective, pero mi madre tenía su «olfato de loba» muy acentuado, no se le solía escapar nada.

    – [Mike]Creo que Lexie quería dejar el instituto de Moondale y Drizz intenta convencerla.[/Mike] – afirmé, pensativo. Cogí un nacho de la bolsa y lo mojé en guacamole, ya llegaba tarde para decirle a mi mano que no quería comer entre horas.

    – [Mara]No sé si lo conseguirá, porque Lexie es…testaruda.[/Mara]- replicó mi madre, haciendo lo mismo. Siempre era agradable hablar con mi madre, se preocupaba de nosotros y supongo que también influía que yo me parecía mucho a ella.- [Mara]De todas formas, creo… que tu hermano quiere algo.[/Mara] – añadió. Me reí, mi hermano era impredecible, un trozo de pan, sí, pero a veces formaba todo un espectáculo a su alrededor porque había heredado, quizá incluso más que yo, la riña de mi padre con las mentiras. Mi padre no podía genética o magicamente, decir mentiras, y nosotros habíamos acabado acostumbrándonos a no hacerlo. Además, parecía que a mi madre le gustaba bastante que todos fuésemos sinceros.

    – [Mike]Creo que es la pizzería favorita de Elle.[/Mike] – dije con sinceridad. Esbocé una tenue sonrisa.

    Mi madre estaba sirviéndonos un par de vasos de agua fría con hojas de menta y se quedó con una de ellas en la mano.- [Mara]Estás de broma, ¿no?[/Mara] – preguntó, asombrada. Lo de que llamase a Elle «Coquito» desde el verano, daba bastantes pistas.

    Me encogí de hombros, despreocupado. Mi madre se estaba preocupando de más. – [Mike]Yo te digo lo que sé.[/Mike] – dije, intentando sonar tranquilizador. Quizá eran puras especulaciones.

    – [Mara]Este Idris…[/Mara]-  exclamó, dando un trago de agua. Se quedó pensativa y yo sin darme cuenta, también. La brisa que se colaba por el ventanal era agradable, olía a mar. Pronto tendría que alejarme de allí, irme a un lugar completamente distinto, sin nadie conocido. Pero era mi vocación y estaba dispuesto al sacrificio que hiciese falta. Les echaría de menos a todos: a mis padres, a Drizz, al tío Bill, a la tía Karen y al tío Alex, a Dante…

    El verano había estado bastante bien. Había aprovechado que Idris iba y venía a menudo de Moondale para pasar más tiempo con mis amigos de la infancia, de los que me había distanciado un poco a medida que habíamos crecido. Con el único con el que había mantenido contacto era con Dante, pero tenía poco tiempo libre normalmente para seguir al día. Así que estuvo bien verles de nuevo a todos y almacenar buenos recuerdos antes de irme. La verdad es que en realidad fue Drizz el que me había convencido, mi hermano siempre intentaba que pasáramos más tiempo juntos y al final, nadando el uno tras el otro en el lago Gealach con el resto, me di cuenta de que echaría de menos no haber disfrutado más de su compañía por estar sumido en los estudios.

    – [Mike]Tranquila mamá, ya sabes cómo es. Siempre parece todo peor.[/Mike] – le defendí. Alguna vez me había parado a pensar que había tenido suerte con Idris. Siempre me había tratado bien. La gente a veces me había preguntado si no me tenía celos pero lo cierto es que no podía recordar ninguna vez en la que los hubiera mostrado. Era muy buena persona y la gente muchas veces por su aspecto o su forma de hablar, le tomaba por algo diferente. Hacía un par de años que no ocurría pero mi padre ya le había tenido que sacar dos veces de la comisaría. Daba igual que Idris se paseara por los barrios más problemáticos de Louna ayudando a chicos a salirse de las drogas dándoles un propósito cada noche. Para la policía solo era un negro con una banda con mala pinta y antecedentes. Le detuvieron por posesión de armas, pero al ver que eran un par de estacas afiladas les quedó poca defensa. Aun así volvieron a detenerle más veces por lo mismo.

    – [Mara]Confío en tu hermano, pero Ellie es menor.[/Mara]- respondió, algo estricta. Mi madre seguía las normas a rajatabla y creo que eso no habíamos terminado de heredarlo ninguno, desde luego Idris no. Le dediqué una mueca para que se relajara. Entendía parte de los problemas, principalmente que Elle era hija de una de sus mejores amigas y si las cosas saliesen mal, sería un lío. Pero mi hermano no iba a hacer nada que Elle no quisiera y al final, que fuera menor tampoco marcaba una diferencia significativa, no es que él tuviese 40 y ella 15.- [Mara]Bueno, cuéntame… algo de ti.[/Mara] – añadió, cambiando de tema, seguramente se quedase preocupada, pero mi madre era así, lo llevaría bien. Ella hacía las cosas a su manera, Sarah siempre contaba con orgullo que mi madre tenía tanta vocación de curar a la gente que se controlaba cuando era una vampiresa. Yo siempre había supuesto que había algo diferente en ella, porque también como licántropa era capaz de controlarse. Ella y el resto de gente cercana habían sido los que habían provocado mi interés por lo sobrenatural. La medicina humana me interesaba, pero quería ir más allá.

    Me encogí de hombros, no había nada relevante que no supiera. – [Mike]No sé, hay poco que contar. Estoy esperando la carta de la Western, pero habiéndome aceptado en Ottawa y la McGill.[/Mike] – no sabía qué esperar de Canadá ni de los estudios, pero sabía que era lo que tenía que hacer.

    – [Mara]No me refería…a los estudios.[/Mara]- puntualizó, mirándome. Vale, no lo había pillado, así que era una de esas charlas madre-hijo.

    – [Mike]Ah, eso.[/Mike] – repliqué. Tampoco es que tuviera mucho tiempo como para tener una vida amorosa muy plena.  – [Mike]No te creas que hay mucho que contar.[/Mike] – aseguré. Bueno, quizá había un par de cosas, una la sabía y la otra no.

    – [Mara]¿Nada… romántico ni amistoso?[/Mara]- preguntó, sonriendo. Me pregunté si mi madre habría mostrado esa faceta con todo el mundo. A veces ella y mi padre hablaban con nosotros de mis abuelos maternos. Después de «resucitar» con la orbe de isis, cuyo receptáculo llevaba yo ahora a modo de colgante, mi madre fue a verlos, pero no se atrevió. Mi padre tardó un tiempo pero finalmente la convenció de ir a verlos y contarles todo. No sé qué les sorprendió más de todo lo que les contó, pero en la foto que descansaba sobre la chimenea se veía al abuelo Illya sonriendo y feliz con Idris en brazos en una playa de Velze. Yo tuve la suerte de conocerles también.

    – [Mike]Si es que tampoco he tenido mucho tiempo entre la clínica y el curso.[/Mike] – me excusé. De pequeño no era un niño demasiado popular, pero con el aura de Idris cerca, al final te vuelves más desinhibido y te va mejor en las relaciones. Mi madre seguía observándome y me paré a pensar. – [Mike]Si lo dices por Dante, nos ha quedado claro que somos amigos y nada más.[/Mike] – afirmé. En verano, en una tarde en el Lago Gealach, Dante y yo fuimos a dar un paseo para distraernos. Al final terminamos intimando bastante y nos besamos. Éramos dos personas jóvenes, él era guapo, yo para él también y surgió. El tema es que nos dimos cuenta rápido de que había poca chispa, así que nos quedamos hablando y riendo. La etiqueta de mejores amigos nos pegaba más, estuvimos de acuerdo.

    – [Mara]Vaya.[/Mara]- replicó mi madre. – [Mara]Lo siento.[/Mara] – añadió. La pobre pensaba que era una decepción para mí.

    – [Mike]No sufras.[/Mike] – me reí y apoyé una mano sobre la suya. – [Mike]Fue algo del momento. Pero nos gusta más la etiqueta mejor amigo, sin la parte del derecho a roce.[/Mike] – confesé. Me alegraba habérselo contado, quería que supieran que me gustaban los hombres y las mujeres, sin más. Hoy en día era más habitual que en sus tiempos, pero seguía habiendo prejuicios. Aunque en una casa con alguien ‘ultrasexual‘, como Idris se definía, pocos prejuicios iba a haber.

    – [Mara]Estaba bien…que tuvieras a alguien…íntimo[/Mara].- comenzó a decir, tan avergonzada que empezó a contagiármelo. – [Mara]A veces, necesitamos…algo más que amistad[/Mara]. – añadió. No supe dónde esconderme, así que no me quedó otra que ser sincero.

    – [Mike]Mamá por dios…[/Mike] – me quejé, rompiendo a reír. Mi madre era práctica para todo, hasta para darse cuenta de que todos necesitamos pasar a horizontal de vez en cuando. – [Mike]Tampoco te preocupes por eso, tu becaria y yo…[/Mike] – añadí. Ahí estaba el secreto, no quería que me tomara por alguien poco profesional pero como estaba tan preocupada por mi vida íntima, se lo dejé saber.

    – [Mara]Vale[/Mara].- se tapó los oídos sin dejar de reírse. – [Mara]No quiero saberlo[/Mara]. – dijo intentando quitarse la imagen de la cabeza.

    – [Mike]Ahhh…tú has preguntado.[/Mike] – le respondí, tomándole el pelo. Nos quedamos un rato riendo y mi madre empezó a contar anécdotas de los Moondies. Siempre me habían gustado y ella lo sabía, no le había ocultado que en mi vocación médica estaba el interés por la biología de los sobrenaturales. Se sabía muy poco y casi siempre había que teorizar en base a la humana para poder curarlos, y eso si es que conseguían acudir a algún médico porque muchos vivían ocultos. Miré el calendario, tras ella, colgado en la nevera. Salíamos Idris y yo, como siempre, pero mis ojos se posaron sobre tres días marcados en rojo. No, no era la regla de mi madre, esa la marcaba en verde, era la Luna Llena. – [Mike]¿Vas a salir mañana o vas a contenerlo?[/Mike] – le pregunté. Llevaba ya unos meses quedándose en casa para estar con mi padre. No sabíamos qué podía hacerle contenerlo mucho tiempo, Christopher se había envenenado incluso para no transformarse durante años y seguía sano, pero me preocupaba que mi madre tuviera que rechazar su instinto, normalmente es lo que nos guía por el buen camino.

    – [Mara]Creo…que me quedaré en casa[/Mara].- comentó, pensativa.- [Mara]Tu padre…no lo está pasando bien[/Mara].- añadió. Aunque él se había tenido que retirar por la pierna y el tío Bill se jubiló tiempo después, a mi padre siempre se le quedó la sensación de que no habían hecho todo su trabajo, porque en Louna seguía habiendo problemas a los que no podía enfrentarse cualquier policía. El dolor a veces era demasiado para él, pero intentaba guardárselo para sí mismo. Para una persona que no puede mentir, mi padre era bastante reservado.

    – [Mike]Yo me quedo con él. Tú sal. No haces mal a nadie.[/Mike] – la animé. Mi madre parecía seria a mucha gente, pero yo la conocía bien y sabía que bajo toda esa lógica y practicidad, estaba también la loba de pelo negro que luchaba por salir. Contenerla no era bueno, somos quienes somos y tenemos que aprender a querernos así. Mi madre era consciente en su forma de loba así que no era un peligro para nadie. – [Mike]Veremos ‘Aun más loca academia de policía’, ya sabes que le gustan.[/Mike] – señalé la colección de discos GOD que mi padre tenía en una estantería del salón. Casi todos eran de «dudoso humor», pero al final todos acabábamos riéndonos, especialmente si Idris estaba en casa. Su risa era muy contagiosa.

    Mi madre se incorporó sobre la barra y me dio un beso en la frente. La miré, sonriendo.- [Mara]Gracias[/Mara].- dijo. Parecía más tranquila al ver que me iba bien. Quizá necesitaba esa charla para «dejarme ir», estaríamos una buena temporada apartados. – [Mara]Idris y yo…tenemos que hablar[/Mara].- aseguró, después de mirar el teléfono.

    – [Mike]Seguro que puedes estar tranquila, hasta el año que viene al menos.[/Mike] – bromeé, aunque no mentía. Me imaginaba a Idris presentándose en el dieciocho cumpleaños de Elle metido en una caja gigante y diciendo «I am the gift» como en el meme de Tyrion Lannister.

    – [Mara]No lo estás arreglando[/Mara]. – sentenció mi madre. Nos volvimos a echar a reír.

    Echaría de menos todo eso cuando me fuera, pero con suerte podría volver y trabajar en la clínica o en la Escuela Legado, aprendiendo más sobre los sobrenaturales y ayudándoles. Lo que no imaginaba es que terminaría por convertirme en uno de ellos de la forma más inesperada.

  • LA VUELTA AL MUNDO

    Henry L. Crowe | Neverland

    Nunca me ha gustado la isla perdida de Z, me refiero a su nombre no al lugar en sí. Resultaba un poco ególatra llamar a un lugar en el que viven cientos de personas por uno de tus apodos, por eso para mí desde pequeño siempre ha sido Neverland, como la isla del cuento de Peter Pan. No es que la isla estuviese plagada de niños que no querían crecer, simplemente me parecía un nombre mágico para la gente tan mágica que habita en ella.

    No era especial fan de Siegfried por todo lo que me fue contando mi madre a media que crecí, se le podían reprochar muchas cosas por cómo había llevado sus planes, pero no era un tirano, y al final había logrado un lugar en el que las personas con habilidades, demonios y demás razas podían vivir en armonía y paz sin temor a ser cazados.

    Si, esta pacifica isla era un lugar maravilloso, pero a medida que me hacia mayor me sentía más y más atrapado, conocía cada rincón de la isla, podía ir de una punta a otra en cuestión de segundos, la isla se había quedado pequeña para mí. Necesitaba explorar más, ver el mundo, otros lugares y culturas. Las primeras semanas de mi partida las pase con Russell, pero yo no era un reclutador como él, así me fue a vivir en solitario.

    He recorrido la famosa ruta 66, era un modo sencillo de visitar varios estados y poder volver a ellos en un chasquido de dedos. Selvas amazónicas las cuales parecen un mundo dentro de otro al no haber sido nunca tocadas por el hombre. Y esto es solo una pequeña parte de lo que había visto, aun quedaba muchísimo más por ver, la idea era dar la vuelta al mundo.

    Así que aquí estoy, un año después de vuelta en casa. Salir de la isla es fácil, no es una prisión para los sobrenaturales, alguien puede marcharse si quiere, cosa que nunca ha ocurrido. Lo difícil es entrar en ella. Estamos hablando de una isla flotante en constante movimiento que nunca esta quieta en ningún lugar. Así que Russell me consiguió un trabajo en un crucero por el Atlántico en el SS Banana Split. Nunca sabes dónde puede estar la isla, pero cuando ves un banco de niebla desentonar en un día despejado sabes lo que se oculta detrás.

    Pase el primer día en descontaminación y observación por si era portador de alguna enfermedad que pudiera poner en peligro al resto de habitantes, y los días siguiente con mi madre contándole donde había estado. Pero eso ella ya lo sabía cortesía de Software con el localizar que había implantado tan delicadamente en el reloj que me regalo Lincoln antes de marcharme, pero nunca les dije que lo encontré.

    Mi breve estancia estaba llegando a su fin, había regresado para ver a mi familia, mostrarles que seguía de una pieza y cumplir una promesa que hice un año atrás. No fue complicado encontrar a Laura, solía pasar las horas muertas en el lago tomando el sol y leyendo novelas de amor.

    – [Henry]Te vas a quemar como sigas tomando el sol.-[/Henry] Aunque la verdad Laura no era de las que se quemaba, su piel era algo más morena en contraste con mi blanco nuclear.

    – [Laura]¿Ya te has cansado de ver mundo?.-[/Laura] Pregunto mirándome por encima de sus gafas de sol con estampados de leopardo.

    – [Henry]Para nada.-[/Henry] Añadí sentándome a su lado. En la orilla del lago se encontraba Teach con un grupo de niños. Sabía lo que estaba haciendo porque Laura y yo también lo hacíamos de pequeños, búsquedas del tesoro. – [Henry]Simplemente me encontraba cerca y he pasado a saludar.[/Henry]

    – [Laura]Eso es que me echas de menos.- [/Laura]  Laura se incorporo en su toalla de Bruno Mars dejando a un lado el libro que estaba leyendo.- [Laura]Soy la mejor. [/Laura]

    – [Henry]Bueno señorita Petrov. ¿Está preparada para ir a ver el mundo y dejar de estar encerrada como un canario?.-[/Henry] No encontré ningún pájaro en los arboles cercanos, pero si a Vine echado en una de las ramas al que salude. Vine era el villano más temible que teníamos en la isla, lo cual chocaba con su aspecto adorable.

    – [Laura]¿Me estás llamando cara de pájaro?- [/Laura]  Pregunto sacando a relucir su acento ruso. Cuando las Pretov hablaban en ruso podías echarte a temblar.

    [Henry]Es una metáfora. Jaula. Isla. Canario. Petrov.-[/Henry] Uno de los niños tropezó y se hizo un corte en el brazo con una roca. Por suerte Elixir estaba cerca y tras posar la mano en el corte del niño la herida había desaparecido. No era especial fan de las heridas teniendo en cuenta que si alguna vez me hacia una no podría cicatrizar.

    – [Laura]Lo sé, me estaba quedando contigo.- [/Laura]  Se coloco las gafas en la cabeza y sonrió un poco para ver que estaba bromeando.

    – [Henry]Te has acomodado a la buena vida, hace un año me estabas pidiendo venir conmigo.-[/Henry] Otro de los factores negativos que tenía la isla era precisamente ese, el acomodarte, vivir despreocupado sin problemas a los que enfrentarte.

    – [Laura]Es que vivo muy bien.- [/Laura]  Se mordió un labio pensativa.- [Laura]¿Hay macizos y fiestas donde vamos? -[/Laura] Sabía que esta pregunta saldría a relucir por lo que no me quedo otra que suspirar.

    – [Henry]Bueno, podemos ir al carnaval de Rio, celebrar San Patricio en Irlanda. Coachellas, no soy fan pero seguro que te gusta.-[/Henry] Me estaba viendo de nuevo rodeado de gente con pintas de haber atracado un mercadillo y olor a pachuli y porros.

    – [Laura]Eh… es que tú no eres guay.- [/Laura]  Se puso en pie de un brinco y se puso a recoger sus cosas.- [Laura]Pero me llevas y esperas en el coche. Es que no voy a ligar nada si vas pegado a mí.[/Laura]

    – [Henry]Estará complicado esperar en el coche cuando el medio de transporte soy yo.-[/Henry] Laura se echo a reír pero era verdad. Iba a ser de lo más divertido esperar afuera de los locales de moda mientras charlaba con los choferes de los niños ricos del lugar.

    – [Laura]Te compraré uno con el dinero de mi madre. [/Laura]

    – [Henry]No necesito coche, pero ese dinero vendrá bien para tus fiestas.- [/Henry]El dinero no crecía de los arboles precisamente, y mira que existían poderes y ninguna habilidad con la que crear dinero.

    – [Laura]Qué bien me conoces.- [/Laura]  Me paso una mano por el pelo alborotándolo, probablemente ahora parecería que he recibido una descarga eléctrica.- [Laura]Podría decirse que quizás te he echado un poco de menos. [/Laura]

    – [Henry]Menos sentimentalismos. Corre, ve a casa a por tus cosas, despídete de tu familia. Que se prepare el mundo porque allá va Laura Petrov.-[/Henry] En lo alto de su árbol Vine acababa de levantar la mano al saludo anterior, muy propio para la despedida de Laura ahora.

    – [Laura]¡Cómo lo sabes!- [/Laura]  Exclamo marchándose mientras bailaba una conga imaginaria.

    Un par de horas después, tras recoger mis pertenencias y despedirme de nuevo de familiares y amigos espere a Laura en los acantilados de la isla. Venía arrastrando dos maletas de considerable tamaño. Llevaba un vestido floral blanco con un collar de flores y una flor a juego en la oreja. Resultaba bastante obvio cual quería que fuera nuestra primera parada.

    [Henry]Aloha isla.-[/Henry] Dije mientras le tendía una mano para que se agarrara. En su rostro se dibujo una sonrisilla de emoción. Si, viajar estaba bien, pero en compañía era mucho más entretenido y divertido. De que servía ver lugares increíbles si no los podías compartir con nadie.

  • EPILOGO

    DIARIOS DE DESTINO – BARRIO OESTE

    Magnolia se bajó del coche y se despidió del resto de los ocupantes. Ninguno mostró demasiado ánimo ni alegría, todos estaban cansados y ese no era un día que la mayorían fueran a festejar. Pese a que habían detenido la guerra y habían puesto a salvo a casi toda la gente, habían sufrido pérdidas en todos los bandos, algunas, muy cercanas.

    Había pedido que la dejaran en un cruce para que no tuvieran que desviarse demasiado, así que mientras caminaba sola por aquella solitaria y silenciosa calle, Magnolia sintió que algo la observaba, pero no fue capaz de ver nada. Apuró el paso sin poder quitarse de la cabeza el recuerdo de Christopher, destrozado por la muerte de su hermano.

    En ese momento los Moondies estaban todos reunidos, apiñados para superar los duros momentos. En parte, los envidiaba. Magnolia volvería ahora a su apartamento solitario sin poder hablar con nadie de lo ocurrido, sin poder llorar a Nicholas porque los demás también necesitaban hacerlo. Ni siquiera se hablaba ya con sus padres desde hacía una buena temporada.

    Apuró el último tramo hasta llegar al portal. Llevaba encima algunos botecitos con arena que la hacían sentirse más segura, pero los viejos miedos son difíciles de olvidar. Cerró la puerta y sintió de nuevo que algo acechaba en las sombras. Ese pensamiento le acechó también en el ascensor y en el rellano, pero no había nada.

    Entró a su casa y colgó el bolso en una percha. Cansada, encendió las luces y entonces se sobresaltó al ver a una joven muchacha sentada en su sofá. Estaba pálida y tenía las manos sobre una herida sangrante.

    – [Omega]Ne…necesito tu ayuda[/Omega].- pidió la joven. Magnolia sintió entonces el viento filtrarse por una ventana rota de la sala de estar, por donde debía haber entrado la muchacha.- [Omega]Soy…soy la hija de Dominic Williams[/Omega]. – al escuchar ese nombre se relajó. Podía ser mentira, claro, pero Magnolia tenía un talento para saber si la gente le estaba mintiendo, y sentía que ella decía la verdad.

    – [Magnolia]¿La hija de Dom?[/Magnolia]- preguntó mientras corría al baño a coger el botiquín para ayudarla.- [Magnolia]¿Vienes del futuro?[/Magnolia]- añadió al volver junto a ella. La muchacha respondió y Magnolia se llevó una mano a la boca por la sorpresa. A Dominic seguro que le alegraría, Magnolia le había escuchado hablar a veces con Daniel y con Sarah preocupado sobre sus hijos. Seguro que no se tenía por buen padre, pero ella sabía que sí lo sería. Se arrodilló junto a la joven y empezó a tapar su herida. – [Magnolia]Deberíamos llamar a tu padre y a Sarah[/Magnolia].- comentó, pensativa. Quizá eso les animara un poco esa noche.

    – [Omega]Nadie puede saber que estoy aquí[/Omega].- replicó la joven, cortante. Magnolia alzó la vista. De las facciones agradables e inocentes que había visto al principio ahora quedaba poco. La muchacha tenía una mirada fría como el acero. Entonces se fijó en que la herida se estaba cicatrizando sola, poco a poco. – [Omega]¿Vas a ser un estorbo, Magnolia?[/Omega]- preguntó. Fue demasiado rápida, para cuando Magnolia quiso apartarse, la joven ya le sujetaba la mandíbula con fuerza, apretando mientras la miraba fijamente a los ojos. No, ahí no había rastro de la bondad de Dominic.

    Cansada aún del combate pero motivada por la supervivencia, se apartó y convocó la arena que tenía dispersa en botecitos de cristal para defenderse. La atacante intentó desviar la arena con telekinesis, quizá sí era la hija de Dominic después de todo.

     – [Omega]Verás, mi poder no está en sus mejores días desde que la Iniciativa experimentó conmigo hasta que escapé. La misma noche que mi «padre».[/Omega] – explicó, sonriendo mientras se quitaba la arena de encima. Magnolia sabía que los Moondies habían estado cautivos en la Iniciativa haría unos cuatro años. Intentó pensar como le había enseñado Christopher: tenía telekinesis y se regeneraba, pero hablaba de que su poder no estaba en sus mejores días. Había escuchado hablar a los Moondies de algo acerca de un enemigo muy peligroso que habían conocido en una visión del futuro, un enemigo con el poder de robar los de otros. Omega, lo llamaban. Siempre había asumido que era un hombre.

    – [Omega]Si matas a alguien que ya está muerto: no cuenta, ¿verdad?[/Omega]- preguntó, socarrona. Parecía estar disfrutando de darle caza. No entendía cómo podía salir de alguien tan puro y bondadoso como Dominic una persona tan oscura y perversa.

    Magnolia trató de defenderse interponiendo la arena entre ellos, moviéndola cada vez más rápido para cortar la piel de su atacante, pero ella tocó un plato decorativo de metal y se cubrió del mismo, cruzando la arena sin preocuparse. Trató de enviar un mensaje a los demás para socorrerla, pero los nervios no la dejaban hacerlo bien.

    No tuvo tiempo a hacer nada más. Lejos de ella, Omega usó su telekinesis partiéndole el cuello con rapidez. – [Omega]Joder[/Omega].- se quejó. Con Magnolia muerta, ya no podía acceder a su poder para unirlo a su lista. Sin recuperar el uso en condiciones de sus poderes no podía hacer más que mantenerse oculta. Los Moondies ya habían echado por tierra su oportunida de acceder a ese festín que era la gente de Z. Se colocó los auriculares y se marchó, dejando el cuerpo sin vida de Magnolia tras ella.

    Mientras tanto, en otro lugar, Dominic descorchó una botella con su poder para diluir las penas, pero el cansancio hizo que el corcho saliera volando sonoramente y la bebida le salpicase. – [Dom]Joder[/Dom].- se quejó, masajeándose la cabeza mientras otro servía la bebida.


    CUATRO MESES MÁS TARDE

    DAAKKA – CERCA DE LA PLAYA DE LOS MUERTOS, MERELIA

     

    Los meses posteriores a la ‘Guerra de Moondale‘ vivimos en una calma expectamente. La ciudad estaba aún lamiéndose las heridas de sus pérdidas y recuperando fuerzas para volver a ser la misma de siempre, aunque nunca volvería a ser la misma. Ninguno lo haríamos.

    Como era de esperar, o al menos eso decía Matias, el pulso electromagnético de la Iniciativa había evitado que se tomase cualquier tipo de grabación de los hechos y para el resto del mundo, Moondale fue una ciudad más víctima de un atentado terrorista cargado de tintes racistas por un gobierno que lo era abiertamente.

    Los de arriba enviaron ayuda militar, sí, supuestamente para ayudar con la reconstrucción de los edificios que se habían visto dañados. El dinero llegó, teóricamente, pero solo para cubrir que los soldados que habían enviado se habían encargado en su lugar de cubrir sus huellas y enterrar profundamente la llave de la Iniciativa Awaken. El lugar que me había visto nacer y me había mantenido en cautiverio, junto con las pesadillas de muchos miembros de mi familia, había pasado a la historia.

    El Bosque de los Lobos se encargaría de engullir con el tiempo la construcción de los hombres que habían intentado sobreponerse a la naturaleza. Algunos de los activos habían escapado gracias al poder de Mental, por desgracia también los peligrosos como King, Queen e incluso Easy, pero muchos habían muerto en una guerra sin sentido y probablemente sus familias, si es que las tenían, no sabrían nada de su desenlace. La cabeza visible del proyecto había muerto con Preston y ahora era demasiado arriesgado para el gobierno mantenerlo en funcionamiento.

    No podía decir que me alegrase tampoco, aunque resultase un alivio que mi hijo fuese a crecer en una Moondale sin la Iniciativa. En estos meses habíamos tenido muchos temas personales de los que ocuparnos, pero no pudimos estar del todo tranquilos porque Z y los suyos seguían ocupando el Palacio Kvinneby.

    Sus números también habían disminuido. Habían perdido gente y algunos de los que tramaban dentro del bando negro se habían conseguido escapar, concretamente el Rey y la Reina del bando negro, otra amenaza de la que teníamos que estar pendientes.

    A sabiendas de que su trabajo con la Iniciativa estaba terminado por el momento, los O.W.L.S. decidieron trabajar junto a Gambit para idear el nuevo refugio de los sobrenaturales y asegurarse de mantener a raya el poder que ostentaba Z y la amenaza que suponía para el mundo.

    Eso era lo que nos había llevado a mí y a una cala vecina de la Playa de los Muertos de Merelia, donde en ese momento estábamos viendo docenas de camiones cargados de productos de primera necesidad y materiales de construcción. Dudaba que fuesen a construir su ciudad en una cala, así que la curiosidad me embargaba.

    Selardi apretó mi mano, pese a estar en forma humana. Estos meses habíamos tenido tiempo a dedicarnos más a nosotros mismos y al bebé que crecía a pasos agigantados en su barriga. La miré, estaba radiante, como siempre. Su piel brillaba y su pelo rosa claro acentuaba sus ojos. Llevaba una capa que la protegía de la fría brisa marina. A Selardi no le habria gustado que le dijera que estaba muy guapa, pero no podía pensar de otra manera. Habíamos sobrevivido, estábamos juntos y esperábamos un niño.

    – [Shawn]No queda rastro, para el gobierno será una nación invisible.[/Shawn] – escuché decir a «Shawn Douglas», el nombre que había tomado Frank Umbra, – bueno, su clon – al recibir la impronta de un viejo miembro de los O.W.L.S. En ese momento estaba hablando con el resto de sus compañeros, Sarah y Christopher. Gambit estaba algo más alejado de nosotros, especialmente Petra que miraba el mar en la orilla. Z y Beatrix estaban manteniendo las distancias, sobre todo él.

    – [Sarah]¿Creéis que seréis capaces de ser una nación autosuficiente?[/Sarah]- preguntó Sarah, dejando patente la preocupación de todos. Shakti también tenía una barriga muy bonita y con su genética de Cazadora parecía que ni siquiera le molestaba. Daniel estaba cerca de ella, escuchando, mientras conversaba con Diana.- [Sarah]Parece difícil[/Sarah]. – añadió. Dom y Rebecca estaban un poco más alejados en ese momento, sentados en el muro de piedra que cercaba la cala. Rebecca tenía una barriga enorme por los gemelos y le molestaban los pies, que tenía sumergidos en el agua.

    La verdad es que escribiéndolo ahora me resulta gracioso pensar en los «ataques de Easy», que habían provocado un aumento de la natalidad en Moondale, o al menos en nosotros, impresionante. No había sido un mal plan, claramente nos habría dejado a todos fuera de juego, tanto por el cansancio del sexo en sí como por el embarazo posterior. Teniendo en cuenta que seguía libre, nos imaginaba a todos con una camada como nos tuviese por enemigos.

    Los que no tenían la misma excusa eran Vincent y Mara, que en ese momento escuchaban, con Idris en los brazos señalando a Mia, bueno, a una parte de Mia. Mara había anunciado hacía poco de una forma bastante aséptica que estaba embarazada, evidentemente con las bromas de Diana respecto a su «matrimonio apañado». Al final resultó que lo suyo funcionaba mejor de lo que incluso ellos debían haber imaginado. Quizá todo lo que nos había pasado juntos, las Pruebas, la guerra, los miedos…nos habían hecho formar un vínculo inquebrantable entre nosotros, yendo a más en algunos casos.

    – [Olivia]Pero no es imposible[/Olivia].- respondió Olivia metiéndose las manos en los bolsillos. Seguía vestida muy formal para tener los pies en la arena y a su hijo, Henry, jugando unos metros más allá. La teoría era que los O.W.L.S irían a la ciudad de los sobrenaturales a mantener el control. Me imaginé lo dificil que sería dar ese salto con un niño pequeño y el valor que debía tener para hacer lo que necesitaba hacer.- [Olivia]El Bando Negro ya no existe y todos los que nos vamos a la isla, sabemos qué es lo que nos conviene[/Olivia].- aseguró de forma parca. Era una mujer seria, que se hacía respetar, por eso la habían elegido para ser representante en Gambit en el puesto que había tenido en su día Abel Moreau. El resto de puestos que habían quedado vacíos estaban también asignados, pero nadie nos había dicho por quién.

    – [MacLeod]Aun así, no va a ser fácil. La Iniciativa puede volver. Si no ellos, otros.[/MacLeod] – intervino Christopher con aspecto aún más cansado. Esta vez no era por la pequeña Amy que reía en brazos de Ed mientras Lucy le hacía gracias. Lo que le pasaba a Christopher es que había tenido muchas preocupaciones y poco tiempo para llorar a su hermano Zack. – [MacLeod]¿Dónde os trasladaréis exactamente?[/MacLeod] – preguntó, intentando sacar a la luz el gran secreto. Los protegidos de Z caminaban de un lado a otro entre los camiones, preparando cosas.

    -[Lincoln]¿Conoces el mito de la Atlántida? Pues bueno…-[/Lincoln] trató de explicar Lincoln señalando a Petra con la cabeza. Cogió al pequeño Henry y se lo llevó a un camión de ganado para que viera las ovejas. La Torre blanca, dándose por aludida, se giró hacia nosotros.

    – [Petra]La diferrensia es que esta isla no ssse va a hundirr[/Petra].- replicó. Christopher la observó con ojos entrecerrados mientras ella volvía a encararse hacia el mar. Pronto empezamos a escuchar un ruido y las aguas se agitaron violentamente. Temí que se acercase un tsunami y mi instinto me instó a correr y poner a salvo a Selardi y al resto, pero de pronto las aguas se pararon en el aire. Frente a nosotros, Edward Teach movía las manos, reteniendo el mar con su voluntad.

    Sentí que observaba de primera mano una recreación de Moisés dividiendo las aguas, salvo que esta vez, solo las retuvo mientras Petra hacía emerger un islote rocoso enorme que cubrió el horizonte.

    -[Dom]Un poco rocoso ¿no? -[/Dom] preguntó Dominic, observando la enorme extensión de tierra que se había alzado delante de nosotros. Una chica joven y una mujer con aspecto de árbol se colocaron juntas de cara a la isla y empezaron a hacer brotar la vida vegetal. Bosques e importantes recursos naturales brotaron con facilidad. Edward Teach extrajo del mar un torrente de agua que dejó atrás las impurezas para convertirse en agua dulce y se usó para formar ríos y lagos. El poder de los sobrenaturales podía cambiar el mundo para bien, erradicar el hambre, las enfermedades, los repartos desiguales de riqueza, pero la propia naturaleza del ser humano (y sobrenatural también) le hacía incapaz de aceptarlo. Solo funcionaría en una pequeña nación como esa, en la que los fundadores ya se conocían y habían formado sus vínculos. Otros miembros de Gambit y de los Protegidos se sumaron a los que ya estaban terraformando la isla para terminar de hacerla perfectamente habitable.  – [Dom]No he dicho nada.[/Dom] – replicó Dom, sonriendo impresionado. Ver el verdadero poder de esas personas en despliegue era abrumador.

    Nos despedimos de los más conocidos, al igual que de Ted y April, que se iban con ellos junto con algunos otros sobrenaturales. Leonard habría tenido un buen futuro allí, pero decidió luchar con nosotros y por ello perdió la vida a manos del Rey Negro, como tantos otros aquél desdichado día.

    – [Carbon]Pórtate bien, en serio.[/Carbon] – escuché decir a un Russell a otro, mientras que otro más estaba al lado. Al parecer iba a separarse para estar en varios sitios a la vez en lugar de recluirse en la isla.

    Cuando terminó la terraformación, la isla que estaba frente a nosotros parecía un paraíso, y eso solo a simple vista. Edward Teach se acercó a nosotros caminando lentamente mientras los camiones cruzaban a la isla. – [Tide]No tenemos que preocuparnos por que nos detecten. La isla estará siempre en movimiento y Software nos mantendrá fuera del radar.- [/Tide] aseguró. Parecía que lo tenían todo cubierto. Me fijé en que ‘Tide’ se quedó observando a Lucy, que le devolvió la sonrisa sin saber muy bien qué hacer.

    La Reina Blanca descendió de entre las nubes.- [Amaya]¡Qué maravilla[/Amaya].- respondió, admirando la isla. Solo con ella, ‘Tide’, ‘Petra’ y ‘Software’ podían ser ya invisibles e inaccesibles. Caminamos junto a Amaya, acercándonos a la nueva isla.

    Sarah se acercó hacia Z y Beatrix, bajo la atenta mirada de todos nosotros.- [Sarah]Que te vayas no implica que olvide que ha muerto gente por tu culpa[/Sarah].- le escuché advertirle con seriedad. Lo que había ocurrido había sido horrible, gente buena había muerto por una guerra sin sentido, que podría haberse resuelto de la misma forma que lo estaba haciendo ahora.

    – [Z]No eres la única con buena memoria, Sarah.[/Z] – respondió él, girándose. De nuevo vestía de blanco, un color que siempre me haría pensar en la sangre que estaba en sus manos. – [Z]No molestaremos a nadie mientras nadie nos moleste.[/Z] – sentenció. Sarah frunció el ceño, no era la única que se lo tomaba como una amenaza. La arrogancia de Z era su perdición, aunque de todas formas, una relación cordial con él era imposible.

    – [Sarah]¿Eso es una amenaza?[/Sarah]- le espetó Sarah, enarcando una ceja. Se cruzó de brazos y le miró. Su redonda barriga y si pequeña estatura no restaban poder a Shakti. Seguía emanando un halo de fuerza a su alrededor.

    Z fue a responder, pero Beatrix le puso una mano en el brazo. Él la miró, iba vestida con una ropa escueta de playa, parecía estar adaptándose a los nuevos tiempos. En lugar de rebatir, miró una vez más a Sarah y caminó hacia la isla.

    – [Sarah]Hasta siempre[/Sarah].- se despidió Sarah, sin moverse. Beatrix se quedó atrás. Miró a Sarah y se acercó para darle un abrazo auténtico antes de irse. Sin Beatrix probablemente la guerra nunca habría terminado. Habríamos visto uno de los dos futuros y ninguno era muy llamativo. Por desgracia sabíamos que en algún lugar, Omega estaba pendiente de nosotros, amasando poder y recuperando fuerzas. Volví a mirar a Rebecca, cansada, con su enorme barriga. Sus hijos no serían los mismos que vimos, ya era imposible, el hombre vil que los había criado en ese futuro estaba ya muerto, pero Omega estaba aquí.

    – [Logan]Sigo sin saber por qué no estaríamos mejor en una isla en la que nadie diese por el culo.[/Logan] – escuché decir a Logan, sacándome totalmente de mis pensamientos.

    – [Mia]¿Te parece que he estado poco tiempo escondida, Logan?[/Mia]- respondió Mia. Desde que había huido con nosotros del Palacio se había convertido en una auténtica heroína, fuerte y sin dejarse pisar por el ego de Logan. En ese momento tenía a Cole en brazos. Su madre había intentado ayudar a gente a defenderse en la ciudad y había muerto a manos de un activo de la Iniciativa. Al menos el pequeño tenía a Mia, que le cuidaría a partir de entonces, pero perder a una madre no podía ser nada fácil. Cada vez que lo pensaba mi cuerpo, ya fuera humano o demoníaco, temblaba de miedo por las cuatro madres recientes en pasado o futuro que tenía nuestro grupo.

    – [Logan]Vale, vale, no digo nada…[/Logan] – replicó Logan. Por suerte no volvió a decir nada en todo el rato que estuvimos allí, despidiéndonos de la gente con la que en otras circunstancias podríamos haber conectado, como Petra, Bagheera o Aaron y Amaya, así como de los O.W.L.S.

    – [Diana]¿Esta gente no se va nunca o qué?[/Diana] – preguntó Diana, sonriente. El humor general era de alivio, pero también seguía la pena y la incertidumbre sobre nuestro futuro, así que Diana, como siempre, se aseguró de que todos nos encontrásemos mejor.- [Diana]¿Cuánto tiempo llevamos con esto de Z, cuatro años?[/Diana] – añadió, riéndose. Lo cierto es que parecía que había pasado una eternidad desde nuestras Pruebas, habíamos cambiado mucho. Habíamos ganado y habíamos perdido.

    – [BlackMarket]¿Alquien quiere cambiar de poderes? Última oportunidad…-[/BlackMarket] preguntó uno de los rezagados de Z, el tipo calvo que intercambiaba poderes, al que al parecer le daba cierto alivio hacerlo.

    – [Diana]Aquí lo único que parece que hace falta es una caja de preservativos[/Diana].- replicó Diana, consiguiendo que se fuese. Después miró al grupo, donde los embarazos destacaban fácilmente. – [Diana]¿Es que nadie tiene Netflix o qué?[/Diana] – preguntó. En realidad sí teníamos, era de Sarah, que nos había dejado una cuenta para cada casa, pero en el tiempo en el que se habían producido los embarazos teníamos más ganas de otras diversiones.

    – [Dom]Ed seguro que no, tiene cabras.-[/Dom] bromeó Dominic. Dudé si responder como lo habría hecho hablando con Selardi, pero me contuve, a los demás no les resultaría cómodo hablar de esos temas aunque todos sabíamos perfectamente lo que había hecho Easy y las «urgencias» que había despertado durante meses.

    – [Daakka]¿Selardi necesita algo? -[/Daakka] pregunté, acariciando su bonita barriga. Desvié la mirada a Daniel, temía que nuestra relación empeorase por el embarazo de Selardi. Quizá solo era que últimamente no habíamos podido hablar en privado.

    Daniel no respondió, pero vi a Sarah hincarle el codo en las costillas y entonces me devolvió la sonrisa. Aunque Sarah le hubiese espoleado, sentí que era una sonrisa sincera. Selardi me había dicho que había hablado con Daniel y que se alegraba por nosotros, pero solía ser tan serio que cuatro meses después había temido su reacción hasta ver esa sonrisa. – [Daniel]Lo bueno de que sean sostenibles es que con suerte no volveremos a saber de ellos.[/Daniel] – comentó, naturalmente resentido. Las cosas podrían haber sido muy distintas, pero al final solo podía ser un alivio verlos marchar. Por mucho que Z hubiese desviado una pequeña cantidad de sus reservas económicas a reconstruir los daños de la ciudad, la gente no podía volver a la vida con dinero y lo que habíamos vivido no iba a cambiar.

    – [Vincent]Nos hemos ganado un descanso.[/Vincent] – aseguró Vincent. Sin un problema nuevo en el horizonte cercano, pero varios problemas recurrentes que siempre estarían ahí, lo cierto era que había llegado nuestro momento. Habíamos salvado el mundo varias veces, teniendo que vivir nuestras vidas como parte de ese camino, casi siempre en segundo plano. Ahora había llegado el momento de disfrutar de nosotros y de nuestros hijos hasta que el mundo volviese a necesitar ser salvado.

    Habíamos superado tres de las cuatro puertas. Nos habíamos enfrentado a la mismísma Muerte, habíamos desafiado y vencido a la Locura y habíamos sobrevivido al Sueño. Por desgracia, todavía nos quedaba enfrentarnos al Olvido, aunque para eso, nos esperaban unos años de descanso relativo.

  • LA SERPIENTE ESCONDIDA

    DIARIOS DE DESTINO | PALACIO KVINNEBY

    El Director observaba de nuevo los terrenos del Palacio, un lugar al que habría podido terminar de considerar un hogar si hubiera estado a su lado la persona que más quería. Pero esa oportunidad, pese a lo que veía en los futuros, cada vez parecía más distante, especialmente desde que Butterfly había fallecido.

    Recordaba perfectamente la chispa de esperanza cuando la tuvo inconsciente frente a él y vio que su cuerpo cambiaba al de Beatrix, solo para ser de nuevo el  de Tess, apagando esa esperanza. Esperó verla regresar, pero no avanzaba. ‘Osiris’ el experto en medicina del bando negro la dio por muerta en una acalorada discusión con ‘Faust’ que decía que el alma se había transferido correctamente pero no estaba consiguiendo aflorar porque algo la retenía. El nigromante volvió a sus estudios, desesperado también porque si aquello no funcionaba para Z, tampoco lo haría para él.

    El cuerpo de Tess quedó a buen recaudo, hasta que irrumpieron y se lo llevaron. Z entró en ira cuando lo supo, estuvo a punto de tirar todo por la borda y llevar el ejército que tenía en su poder a las puertas de cada uno de los refugios de los Moondies. Pero las visiones le calmaron. Desde entonces había recurrido varias veces a ellas, a diario, buscándola siempre. ‘Faust’ le había ayudado a tranquilizarse, si Beatrix no lo conseguía en el cuerpo de Tess era que no estaba preparado para ella y solo podían recurrir al plan habitual, Sarah.  O en su defecto, la otra Cazadora, Sasha. No sería ideal, tendría que acostumbrarse a la nueva apariencia, pero en el fondo sería ella.

    Alguien llamó a la puerta. – [Z]Adelante.[/Z] –  Entraron dos mujeres. Una de ellas era bajita, llevaba frente a ella una tablet y varios aparatos más conectados a un cinturón que parecía ser bastante pesado, más los que llevaría en la mochila. Junto a ‘Software’, estaba ‘Krishna’, una cara cada vez más conocida en los últimos días. La joven tenía el pelo de un color diferente dependiendo de la semana, estaba cubierta de tatuajes y llevaba varios piercing. No era para nada la apariencia que uno esperaría para una vidente.

    Hizo un gesto a Software, su reunión con ‘Khrisna’ llevaría más tiempo. – [Software]Señor. He interceptado esto en las noticias locales.[/Software] – no le llevó más de unos segundos mostrar dicho vídeo en la pantalla de su habitación. Z observó con detalle lo que empezaba como una de las fiestas del magnate local, Alexander Fenris, pero pronto las cosas cambiaron. Se enfocó a una joven de pelo rubio que no era ni más ni menos que la inocente ‘Wing’. Allí, delante de la gente y de las cámaras, extendió sus alas y dio un discurso en el que destapaba a los sobrenaturales y abogaba porque todo el mundo resolviese sus diferencias y trabajara unido. – [Software]He evitado que salga de Ripper, pero por la zona ya estaba difundido.[/Software] – intervino antes de que terminase el discurso. El Director asintió.

    – [Z]Bien. De todas formas nos viene bien que la gente esté preparada. Así habrá menos bajas.[/Z] – afirmó. No apartó la mirada del vídeo. Estaba orgulloso de Wing y de lo que había conseguido, habría encajado perfectamente entre los suyos. – [Z]Wing habría encajado bien en nuestra utopía.[/Z] – pensó en voz alta.

    Hubo unos segundos de silencio en los que ‘Software’ comprendió la determinación del Director. – [Software]Es buena chica.[/Software] – puntualizó.

    – [Z]Sí, pero ya es tarde. Lo de Butterfly es algo que no puedo dejar sin castigo.[/Z] – aseguró. Eso significaba que si se interponían en el campo de batalla, no podría protegerlos ni gastaría recursos en ello. Estarían completamente por su cuenta. Software guardó silencio y él lo percibió. – [Z]Cuando acabemos con la Iniciativa tendremos juicios. No te preocupes.[/Z] – admitió como gesto de buena voluntad. Es lo que Abel habría querido y la decisión a la que llegarían los Reyes y las Reinas. Por eso se había rodeado de consejeros, para evitar matarlos él mismo sin dudar ni un instante.

    La pantalla se apagó y ‘Software’ asintió antes de retirarse. ‘Khrisna’ y él se quedaron solos.

    – [Z]Necesito volver a verlo.[/Z] – pidió. No hubo nada más que hablar. Los últimos días les habían hecho acostumbrarse, así que ella se acercó y preparó sus habilidades.

    Le mostró de nuevo un futuro de unos días más tarde, manejando los hilos de la visión con habilidad, centrándose en lo que él más ansiaba ver. Le mostró victorioso, alzándose sobre sus enemigos y siendo alabado, pero más que eso, él deseaba otro premio, no la gloria. Le mostró a una bella muchacha de pelo rubio a su lado, un fantasma de su pasado que por fin había regresado. Y con esa visión, la joven no tuvo problema en esconder las traiciones de la escena.

    El bando negro jamás se doblegaría a Z, usarían su poder para respaldarse siempre que pudieran y aprovecharían esa protección para seguir cometiendo atrocidades y amasando poder, hasta que tuvieran suficiente como para librarse de él.

    Habían llegado a ella hacía mucho. ‘Krishna’ nunca tuvo demasiados reparos en hacer las cosas a su manera, sin hacer mucho caso a las restricciones que nadie le impusiera. Así que la oferta de la Reina había sido un trato inmediato y desde entonces se había encargado de ocultar en las visiones de Z todo lo que tuviera que ver con las oscuras maquinaciones de los demás, eligiendo con sabiduría qué posibles futuros mostrarle, siempre endulzando un poco la parte de la visión a la que accedía el Director.

    Cuando terminó la visión, él musitó ‘Gracias’, como siempre y ella se fue. Era el trato habitual, a veces tenía que mostrarle varios futuros, porque era una persona recelosa que no daba ningún futuro por sentado y no terminaba de fiarse de los demás, pero muchos conocían su punto débil, Beatrix, y esa sería su perdición.

  • SUFICIENTE

    Edward MacLay / Palacio de Z – Fabrica abandonada

    Recordaba el palacio de Z de otra manera por mi breve estancia. En aquel momento no había síntomas de una incipiente batalla, era un refugio para la gente que había sido repudiada por sus habilidades o por su aspecto. Ahora el cielo gris, junto a los gritos de gente entrenando poniendo a punto sus poderes o peleando entre ellos, le confería un aspecto lúgubre al palacio.

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  • LA SENSACIÓN DE TENER UN HOGAR

    Mara| Apartamento de los Solo-Novak

    Mañana

     

    Los primeros rayos de sol del día se colaban por el ventanal de la terraza. Hipo se desperezaba en su cesta estirando sus patas delanteras , mientras intentaba, en vano, huir de la luz, como un recordatorio permanente de mi vida anterior. Idris estaba sentado en su trona esquivando el aguacate de las dos tostadas de pan integral que le había preparado para acompañar el biberón que más tarde se tomaría viendo los dibujos (esto no era negociable).

    Ese día, como tenía clase a primera hora, había madrugado bastante para poder dejarle a Karen preparada la lista de cosas que tenía que hacer, entre ellas, ir a la compra y cuidar de Idris. En realidad, lo hacíamos más por ella que por nosotros, porque últimamente andaba bastante escasa de dinero, pero también nos venía bien, porque de pronto me encontraba con un marido que seguía durmiendo en el sofá para no incomodarme y un niño de dos años que, en cuanto te descuidabas, se ponía a saltar encima de lo primero que encontrase.

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  • ALGO PERDIDO

    DANIEL ARKKAN | FUNDICIÓN ABANDONADA

    Mis dedos volvieron a pasearse trazando los surcos del níveo metal, una forma que ya reconocían. El calor de la fragua quedó atrás y sentí un viento frío azotarme el rostro mientras observaba a una muchacha joven, de larga cabellera rubia y engañoso aspecto frágil.

    Frente a ella reposaban tres objetos. Uno de ellos eran un colgante circular que representaba el ‘Arbol de la Vida’. – [b][i][color=#968e49]El Círculo de Gaia…es…especial para las Cazadoras[/color][/i][/b].- dijo Eleanor mientras lo miraba fijamente. El colgante parecía emitir un brillo dorado blanquecino, como si irradiase…vida.

    – [b][i][color=#968e49]La Cazadora vive un tiempo prestado y tú mismo lo sabes[/color][/i][/b].- sentenció con voz dulce la otra Cazadora. Sentí de nuevo la misma sensación, un escalofrío recorriendo mi cuerpo, el miedo tomando el control y amenazando con relegarme a una esquina.

    – [b][i][color=#4F5360]Es fuerte y yo la protegeré, todos lo haremos.[/color][/i][/b] – mis pensamientos no habían cambiado nada desde entonces, pese a todo lo que había pasado, pero ahora tenía el recuerdo de lo que había visto en el futuro. Sarah muerta y Omega paseándose con su apariencia.

    – [b][i][color=#968e49]Morirá joven, como todas las demás. No es diferente[/color][/i][/b].- las duras palabras de Eleanor seguían calando en mí. Cuanto más las escuchaba, más temía que se hiciesen realidad. Especialmente ahora que el combate estaba tan cerca.

    – [b][i][color=#4F5360]Tiene que haber algo que pueda hacer, si no, no me lo estarías diciendo.[/color][/i][/b] – repliqué. Ella guardó silencio.

    – [b][i][color=#968e49]Puedes elegir esto, pero…tiene un precio[/color][/i][/b].- el precio. Cada objeto había tenido un precio, como si lo que habíamos sufrido en las Pruebas no era suficiente. Pero para los Daesdi no lo era, todo nos lo teníamos que ganar con sangre, sudor y lágrimas.

    – [b][i][color=#4F5360]¿La salvará?[/color][/i][/b] – pregunté simplemente.

    – [b][i][color=#968e49]No soy quién para darte una respuesta definitiva, pero lo intentará, aunque el final…nadie lo sabe[/color][/i][/b].- explicó de manera críptica, aunque con pesar. No le dejaban desvelar ese secreto.- [b][i][color=#968e49]Es…lo que puedo decirte[/color][/i][/b]. – se disculpó con unos ojos sinceros fijos en los míos. Se parecía mucho a Sarah y su vida había acabado muy pronto, por lo que Daakka había averiguado con su elección.

    – [b][i][color=#4F5360]¿Cuál es el precio?[/color][/i][/b] – pregunté, preparado para cualquier cosa.

    – [b][i][color=#968e49]——————-[/color][/i][/b].- sentenció ella con una mirada que parecía compadecerme. Lo volví a intentar, como todas las veces que lo había revivido, pero no escuché nada de lo que decía Eleanor ni de lo que decía yo mismo en esos instantes.

    – [b][i][color=#968e49]No hace falta que te responda, porque ya lo sabes[/color][/i][/b].- mi otro yo se colocó frente a un espejo cercano y reflexionó durante unos segundos.

    – [b][i][color=#4F5360]Elijo el Círculo de Gaia.[/color][/i][/b] – dijo mi recuerdo. – [b][i][color=#4F5360]Daré lo que sea por salvarla, incluso aunque solo sea una vez.[/color][/i][/b] – afirmé. Habría dado incluso la vida. Por lo que sabía, podía haberla dado, podía haber entregado mis últimos años de vida por salvarla, aunque no dejaba de pensar que había entregado recuerdos.

    – [b][i][color=#968e49]Nadie recordará lo que has perdido, ni siquiera tú[/color][/i][/b].- aclaró ella, esperando que reflexionase. – [b][i][color=#968e49]Añorarás algo y no sabrás el qué[/color][/i][/b].- añadió con ojos tristes. Desde ese día a veces me invadía un extraño desasosiego al sentir que mi mente no era la misma, que había algo que faltaba en mi vida pero que no era capaz de recuperar. Me habían robado algo, algo importante, y jamás lo sabría.

    – [b][i][color=#4F5360]Me he acostumbrado a la nostalgia. Mientras tenga a Sarah, podré con ella.[/color][/i][/b] – admitió mi yo pasado sin saber que en unos meses su mundo se vendría abajo cuando su vida con Sarah pareciese llegar a su fin. – [b][i][color=#4F5360]Estoy listo.[/color][/i][/b] – mintió. Lo sabía entonces, pero no llegaba a saber el alcance de mi mentira.

    Dejé de sentir el frío y reconfortante metal contra mis dedos y volví a sentir el calor del horno a mi alrededor a medida que llegaba a la temperatura necesaria.

    Había repasado mi elección muchas veces, pero todas ocurría lo mismo. No conseguía sacar nada por el contexto de nuestra conversación, ni escucharlo, ni siquiera leer los labios. Lo único que tenía claro, al menos en teoría, es que era un recuerdo.

    Había intentado buscar huecos en blanco en mis recuerdos, pero había varios y no podía saber exactamente cuáles. Había cosas que no recordaba de mi infancia, de mis años con los MacLeod, de la época que pasé vagando por el mundo… Podía ser cualquier cosa.

    No me arrepentía de mi decisión, volvería a tomar exactamente la misma, pero esperaba que algo me sacase de esa incertidumbre constante, de esa nostalgia inexplicable que se apoderaba de mí en ocasiones. Pero no veía solución, probablemente fuese a formar parte de mí para siempre, igual que las cosas que había vivido.

    Por suerte, mi introspectiva soledad se vio rota por la aparición de Dominic, que ya había vuelto con varias hamburguesas de las más baratas, para que primase la cantidad.

    Después de un ‘banquete’ en el que Dominic no podía ya con más patatas fritas (también había oferta) y yo impulsé mis límites, nos pusimos a sudar esa grasa durante un par de horas.

    – [Daniel]Creo que ya está.[/Daniel] – afirmé, elevando la voz sobre el crepitar del agua hirviendo en contacto con el ardiente metal. – [Daniel]Nunca había enseñado a hacer esto a nadie.[/Daniel] – comenté mientras alzaba el gran martillo para tendérselo a Dominic.

    – [Dom]Déjame verla… el arma.-[/Dom] puntualizó cogiendo el martillo a dos manos. -[Dom]Me llamo Thor Odisson.-[/Dom] bromeó, lanzando el martillo contra una pared, que atravesó limpiamente antes de volver a sus manos. En este caso no era tanto que el martillo fuese mágico como que Dom lo hizo volver con su telekinesis.

    – [Daniel]Dom… que es adamantio.[/Daniel] – le recordé. Con ese martillo podía derribar con facilidad todo el edificio. Una viga de acero maestra no soportaría el choque del metal con fuerza. – [Daniel]Ha costado, pero ya están todas.[/Daniel] – dije mirando hacia un lado, donde las nuevas armas yacían apiladas, recién forjadas y aún sin encantar con runas. – [Daniel]Sé que tu favorita es la de Ed.[/Daniel] – bromeé señalando una de ellas.

    – [Dom]Sigo si entender porque se llama roncola. Es una pequeña hoz. Deberia ser hozcita o algo así.-[/Dom] comentó, pensativo, mientras se secaba el sudor de la frente y apoyaba el martillo junto al resto.

    – [Daniel]Hozcita con pincho secreto.[/Daniel] – repliqué cogiéndola para pulsar una pequeña palanquita en el mango que dejaba al descubierto un pincho de la anchura de un alfiler, pero con la resistencia del adamantio.

    – [Dom]Espero que Ed esté vacunado del tétanos, tanto corte no puede ser bueno.-[/Dom] sentenció Dom. La verdad es que Ed tenía que sufrir hasta con su arma secreta.

    Esbocé una sonrisa y mi mirada se detuvo en unas armas de diseño extraño. Eran un par de cuchillas que se cogían como las tonfas, una especie de cuchillas de brazo. – [Daniel]Prueba las de tu primo.[/Daniel] – dije lanzándoselas. Habían sido una petición detallada de Hiroshi.

    – [Dom]¿Es que quieres matarme?-[/Dom] preguntó, deteniéndolas en el aire. – [Dom]Entiendo por qué las pidió, no se le va a acercar nadie.[/Dom] – comentó antes de volver a dejarlas en su sitio.

    – [Daniel]Ventajas de saber que no vamos a morir al menos hasta que nazcan Xander, Jane y Owen.[/Daniel] – comenté pensativo, sin apenas escuchar todo lo que había dicho. Lo de nuestros futuros hijos siendo prácticamente un hecho aún me tenía descolocado, especialmente por no haber podido hablar con Sarah. Pasé la mano por las dos varas de adamantio que serían para Sarah, no letales, pero bastante útiles. A Sasha le encantarían, porque en el fondo se parecían a su bastón, que descansaba un poco más allá, tallado en una madera de roble lisa y brillante que formaba un intrincado dibujo que más tarde se completaría con las runas.

    – [Dom] La maldición Aesir, pasada de hombres a mujeres.-[/Dom]  aseguró Dominic. No sabía qué me pasaría por la cabeza de estar en su lugar, sabiendo que su hija en un futuro se convirtió en una asesina de la Iniciativa con ansias de poder que ronda ahora por nuestro tiempo, esperando para atacar.

    – [Daniel]¿Se lo has contado a Rebecca? Ya sabes…lo de que Omega ya está aquí.[/Daniel] – pregunté mientras empaquetaba las armas por separado. Cubrí el cuchillo de Cara con un paño de color aguamarina. Su hoja era fina y resistente.

    – [Dom]Cómo le explicas eso a alguien. Ehm, sí. Mira cariño, resulta que nuestra hija puede llegar a ser malvada y una versión futura de ella ya ronda por aquí.-[/Dom] explicó, con toda la razón del mundo. No era un tema fácil, ni siquiera para las vidas que estábamos acostumbrados a llevar. Y en el caso de Rebecca, era aún más difícil. Convivía con ese tipo de vida, pero no le entusiasmaba.

    – [Daniel]Al menos lo de malvada lo sabe…pero sí, pone los pelos de punta imaginarse que tu hija ronda por ahí en una versión malvada y asesina.[/Daniel] – repliqué. De Verónica había oído hablar, pero lo que habíamos descubierto viendo la utopía de Z era más perturbador. No solo teníamos dos enemigos cerca, si no tres.

    – [Dom]Encima somos incapaces de localizarla. Ed no lo ha conseguido, debe de tener alguna especie de poder de ocultación.-[/Dom] comentó, ayudándome a empaquetar.

    – [Daniel]A saber cuántos poderes tiene a estas alturas.[/Daniel] – respondí, pensativo. El poder de absorber los poderes de otros matándolos era peligroso, incluso aunque no te criase Victor Preston. – [Daniel]Además, Ed tampoco ha podido encontrar a Ezra, quizá tenga que ver con el viaje en el tiempo.[/Daniel]. – teoricé. Si Ezra había conseguido viajar atrás en el tiempo igual que había hecho Omega, eso significaba que ya debía estar aquí desde hacía tiempo. Por lo que sabíamos, la propia Omega se había fugado de la Iniciativa la misma noche que nos escapamos los demás, hacía ya lo que parecía un siglo. Pero por más que lo había intentado, Ed no veía nada.

    – [Dom]Malditos y enrevesados viajes en el tiempo.-[/Dom] – espetó Dominic. Asentí y los dos quedamos de acuerdo en que los viajes en el tiempo y las realidades alternativas son mucho más emocionantes cuando las ves en televisión que cuando te toca vivirlas.

    Terminamos de empaquetar las armas y las metimos en el maletero del coche. Para el ritual de encantamiento no necesitaba estar tan alejado de casa, así que volví a dejar las puertas de la fundición cerradas y candadas antes de subirnos al coche y volver a Moondale.

    Por el camino intentamos no hablar de hijos que aún no teníamos, enemigos que aún no habían aparecido y guerras que estaban a punto de llegar. Pero sinceramente, no lo conseguimos. Nuestra vida no era normal ni seguramente nunca lo sería, porque nosotros tampoco éramos «normales». Y eso no tenía nada de malo, al contrario, salvo, bueno, el hecho de tener que arriesgar la vida.

  • EL FIN DE LA UTOPÍA

    Dante Villiers | Edificio Lenora

    Me desperté confuso, con un dolor penetrante en la base del cuello que se extendía, ramificándose, por toda mi cabeza. Cuando conseguí recuperarme de la confusión miré a mi alrededor y vi que estaba en una especie de celda, aunque la puerta estaba abierta.

    Por instinto salí fuera y empecé a recordar lo que había ocurrido. Había perseguido a la que me había atacado hasta el claro de un bosque y allí me había topado con un golpe de estado antes de caer inconsciente.

    Me llamó la atención un papel que había sobre una mesa frente a la celda. Estaba escrito de manera apresurada y podía leerse: Señor Villiers, sentimos mucho todo lo que ha ocurrido, pero con suerte, cuando despierte, todo cobrará sentido y todos viviremos en un mundo mejor. Si despierta demasiado pronto no se acerque al Edificio Lenora. La nota estaba firmada por un tal Christopher MacLeod, cuyo nombre me sonaba pero sin tener muy claro de dónde.

    La nota me alarmó, y al leer la mención al Edificio Lenora lo primero que pensé fue en mi hermano Cole. Activé el Omnilens e intenté contactar con él, pero eso solo sirvió para aumentar mi preocupación cuando no respondió. Traté de contactar también con mi madre, pero no había más que silencio.

    Siempre había sido bastante imprudente e irreflexivo, y la familia era mi punto débil, por no mencionar mi rebeldía innata. Así que hice exactamente lo que la nota decía que no hiciese y recurrí a mi poder para atravesar el velo de la oscuridad y llegar en un instante al Edificio Lenora.

    Librado del mareo inicial del teletransporte, vi que estaba en la oficina de Cole. El sitio estaba vacío y debía haberse vaciado con prisa. Pero eso no era todo, con el impulso había olvidado que el Edificio tenía un sistema de protección para evitar apariciones como la que yo acababa de hacer, y ese sistema no había funcionado, así que fuera lo que fuera lo que estaba pasando, era gordo.

    Abrí la ventana de la oficina y me lancé al vacío, sintiendo el viento contra mi cuerpo mientras descendía y tomaba impulso para ascender batiendo mis alas hasta las azoteas del Edificio.

    Antes siquiera de aterrizar lo vi. Fuego, humo, sangre y cuerpos inertes por todas partes. Los que se movían o bien estaban enfrentándose entre sí, o bien huían del interior de la planta de la azotea, de una figura femenina vestida de negro.

    Esa figura me llamó la atención de inmediato, pero un grito familiar me hizo volver la vista. En una de las terrazas un amasijo de plumas blancas caía al suelo y trataba de ponerse en pie mientras otra figura la atacaba. Mi madre estaba en peligro, así que volé hacia ella con temor a llegar demasiado tarde, porque quién la atacaba, un miembro de alto rango del bando negro del Consejo, parecía a punto de dar un golpe mortal.

    Mi mente se quedó en blanco al saber que no iba a llegar a tiempo. Quise gritar, pero ni siquiera sé si lo hice o no. No podía soportar la muerte de mi madre, sin ella no era nada, era la única que nos mantenía unidos a mi padre, a Cole y a mí.

    Antes de recibir el golpe fatal, una figura se interpuso y lo recibió en su lugar. Le reconocí mientras caía al suelo, Niall, también miembro de esa especie de golpe de estado. Pero había defendido y salvado a mi madre de un alto rango del gobierno. Fuera como fuese dentro del caos que había en mi cabeza, no esperé, en su lugar utilicé mi segundo poder como nunca había hecho y mandé al atacante a través de la oscuridad que me había llevado allí. Con las prisas no sabía dónde lo había transportado, quizá a ninguna parte y ahora estaba encerrado en la oscuridad para siempre. No me importaba, no después de lo que había hecho.

    Corrí hacia mi madre y la sujeté. Estaba herida. – [Mia]Hijo, tu padre…lo siento…[/Mia] – tartamudeó con lágrimas surcando su rostro. Ella se había salvado, pero mi padre, estuviera donde estuviera, no. Quise preguntarle qué estaba pasando, por qué estaban luchando del lado de la gente cómplice de un golpe de estado, de atacarme e intentar acabar con mi vida, pero mi madre se desmayó, no sé si del dolor o el trauma emocional. Comprobé que estaba bien y la llevé a la oficina de Cole antes de volver a la azotea y aclarar la confusión de una vez por todas.

    Cuando volví, entre la refriega que aún continuaba y el caos que reinaba, distinguí a una figura conocida. La muchacha que me había atacado, esa tal Jane. Sin esperar a que volviese a escapar, me teletransporté a su lado y la aferré del brazo.

    – [Dante]¿Qué cojones es todo esto?[/Dante] – grité. Ella se sobresaltó, pero desvió la mirada con terror hacia otro lado, donde una mujer exactamente igual que ella miraba en nuestra dirección, seguramente habiendo escuchado mi voz.

    – [Xander]Sí, esa es la que intento matarte.[/Xander] – apartando mi mano de la de la chica. Me eché hacia atrás, pensativo. La que había intentado atacarme era la otra, estaba claro una vez las veías a ambas. Eran iguales, pero muy diferentes.

    – [Omega]Escondidos igual que ratas.[/Omega] – dijo la otra chica con una voz más severa y oscura. Continuaba caminando hacia nosotros, que la observábamos escondidos detrás de un muro derribado. De pronto se detuvo, miró a su izquierda y sonrió. Alzó una mano y de su escondite salió volando una chica delgada, de pelo castaño rojizo y una estética animal.

    – [Jane]¡Amy, n..![/Jane] – estuvo a punto de gritar la que estaba a nuestro lado, pero el tipo fornido le tapó la boca para evitar que nos encontrase. Le miré a los ojos y los vi brillantes, conteniendo las lágrimas. La muchacha de pelo castaño rojizo forcejeó hasta que de pronto cayó inerte y la atacante la dejó caer al suelo.

    Jane, la que estaba a mi lado, ahogó un grito. El chico, que aún no sabía cómo se llamaba, la aferró con la mano izquierda mientras la derecha estaba cerrada en un puño de nudillos blancos.

    La muerte de la chica me dejó helado. Había cuerpos allí fuera, en las terrazas, pero hubo algo en ver cómo mataba a esa joven pelirroja que me destrozó.

    – [Xander]No…no…[/Xander] – oí susurrar al chico. Seguí la línea de su mirada y vi que un grupo de jóvenes estaba atacando a la «versión asesina» de Jane. La atacaban de forma rudimentaria, unos con armas, otro, un demonio de piel verde menta, con sus garras y su fuerza, apoyado por un licántropo de pelaje negro como la noche que se lanzaba implacable contra ella. Ella sin embargo recibía cortes que se curaban al instante y cuando se aburría, golpeaba con un abanico de poderes terrorífico.

    No podía soportarlo más, así que traté de usar mi poder para sacarlos a todos de allí, pero no funcionó. De pronto era como si me hubieran arrebatado mis poderes.

    – [Xander]Ha anulado los poderes.[/Xander] – explicó el chico al ver mi cara de asombro y mi frustración. – [Xander]Todos menos los suyos.[/Xander] – aseguró. Con su telekinesis apartó al demonio verde mientras que su brazo se cubría de granito para golpear con fuerza al licántropo. El resto apenas le hacían rasguños con sus armas.

    – [Jane]Los va a matar a todos…[/Jane] – dijo Jane conteniendo las lágrimas. El chico guardó silencio y llevó la mano sobre la barriga de la joven mientras le decía algo al oído. Ella intentó retenerle, pero no pudo evitar que se pusiera en pie y saliese de nuestro escondite.

    – [Xander]Deja que se vayan.[/Xander] – pidió a la asesina, que de un gesto creó una onda expansiva que apartó a todos los que la atacaban.

    – [Omega]No tengo ninguna razón para hacerlo.[/Omega] – sonrió con crueldad  y con un giro de su mano una joven pelirroja que estaba cerca del cuerpo de la otra chica, se llevó las manos al cuello como si no pudiese respirar.

    – [Xander]No son rivales para ti. Pero yo soy inmune a tu poder.[/Xander] – afirmó.

    – [Omega]También lo era tu madre.[/Omega] – sentenció ella. El muchacho tembló de pura rabia.

    – [Xander]No hables de ella…[/Xander] – replicó.

    – [Omega]Es increíble lo fácil que fue todo.[/Omega] – ella empezó a caminar hacia él. – [Omega]Todo porque dieron por fallecida a la cambiaformas que tenía el espíritu de la novia muerta.[/Omega] – señaló con su mano más allá, donde descansaba el cuerpo sin vida del Director. Mientras ella caminaba, absorta en su gloria, en nuestro escondite apareció una chica rubia y un tipo de piel oscura, grande y fornido. – [Omega]Pero resultó que seguía viva, solo se estaba adaptando. Así que me encargué de que las dos estuvieran muertas de verdad.[/Omega] – añadió con una sonrisa pérfida. – [Omega]Después fueron a por la otra Cazadora, así que la maté para suplantarla como si la posesión hubiese vuelto a salir mal.[/Omega] – continuó explicando. Mientras tanto, a mi lado, los demás intentaban que Jane se fuese, pero ella no quería. – [Omega]Entonces fueron a por su último recurso, tu madre.[/Omega] – añadió, ya muy cerca de él. – [Omega]Se volvió muy blanda al verme con la cara de su «amiga» muerta. Así que aproveché la ventaja.[/Omega] – sentenció. Volvió a mover sus manos y los que estaban a su alrededor se llevaron las manos a la garganta igual que la muchacha. – [Omega]Vivir tantos años con su cara, simulando ser Beatrix y aguantando a ese imbécil fue una locura, pero quería su poder y siempre estaba demasiado vigilado, además, seguía débil por lo que me había pasado. Sabía que el bando negro estaba esperando también, así que era cuestión de que todo coincidiese.[/Omega] – estaba frente a frente con él. – [Omega]Así que dime, ¿aún eres una amenaza para mí?[/Omega] – preguntó. – [Omega]Porque la distracción no está funcionando muy bien.[/Omega] – añadió, sonriendo. Chasqueó los dedos y todos a los que estaba asfixiando cayeron muertos. Entonces fijó la mirada hacia nosotros.

    – [Xander]¡Vete, ya, corred![/Xander] – gritó, lanzándose sobre ella solo para ser repelido sin el más mínimo inconveniente.

    El tipo grandote se puso en medio, bloqueando el paso, mientras la muchacha rubia arrastraba a la chica. Era imposible que saliesen de allí corriendo con esa mujer persiguiéndoles, pero tuve una idea.

    Corrí hacia ellas, que ya estaban saliendo del interior de la azotea, y las empujé por el borde de la terraza saltando detrás. Extendí mis alas y las sujeté, forcejeando para mantenerme en el aire. Cuando lo conseguí, miré hacia arriba y vi que la mujer se preparaba para derribarme, pero ya estaba demasiado lejos de su alcance, así que utilicé mi poder y nos internamos en las sombras.

    El Paraíso soñado por Z había caído. De la luz prometida, ya solo quedaba oscuridad. Pero incluso en la más profunda oscuridad hay un retazo esperanza, al menos para los que habíamos sobrevivido.

  • CONDENADOS

    Noah Arkkan | Edificio Lenora, azotea

    La supervelocidad en el mundo real no es tan sencilla como puede parecerlo en la imaginación de un consumidor habitual de ficción. Sí, está la capacidad de llegar en un instante a cualquier parte o de hacer cualquier cosa increíblemente rápido. Pero esa capacidad no deja de estar limitada por nuestra propia condición, humana o sobrenatural. Así, pese a poder virtualmente detener todo lo que estaba ocurriendo a la velocidad del rayo, mi mente iba a ser incapaz de focalizarse a la vez en todo lo que pasaba, teniendo que concentrarme en un problema de cada vez y para cuando terminase, habría ocurrido algo que no habría podido evitar.

    En una guerra como la que estaba ocurriendo, eso se elevaba a la enésima potencia. En la batalla de los balcones inferiores me había asegurado de ir mermando a los peones, enfrentándome a las infinitas copias de ‘Carbon Copy‘ hasta que terminé con él. Pero para entonces el tío Christopher ya había muerto y no había podido hacer nada por él.

    Aun así, pese a la pérdida, seguimos luchando, porque no nos quedaba más remedio. La azotea se había convertido en una verdadera batalla campal y no nos iba nada bien para cuando nos reunimos todos en ella. Dominic y Owen lideraban la lucha contra, pero el tío Vincent y la tía Mara habían muerto y se habían unido a Kuruk como grotescas marionetas controladas mediante la magia de sangre de la Reina Negra.

    Mis padres peleaban juntos contra un cadáver animado con una corona y adornos dorados fundidos en su negra carne, junto a él, la chica del toque mortal, ‘Death’s Bride’, caminaba hacia ellos intentando acabar con su resistencia con un solo toque.

    Corrí en su dirección y aferré a la chica por la chaqueta con mucho cuidado de no tocar su piel. Sin detenerme a pensar, la lancé fuera de la azotea con la velocidad que llevaba en ese momento. Me dije a mí mismo que no podía hacer otra cosa pero el tiempo fue literalmente una eternidad mientras la veía caer al vacío.

    Cuando volví la vista hacia la azotea, el caos reinaba en todas partes y era casi imposible saber qué hacer. Una ángel cayó del cielo y se estrelló, inerte, en mitad del campo. A su caída le siguió un destello de luz que hizo explotar una sección de la azotea, que se derrumbó llevándose a varios defensores de Z, incluidos dos miembros de ‘Gambit’, junto a algunos de los nuestros que luchaban contra ellos. Vi a la figura en llamas en el cielo, atacando indiscriminadamente hasta que ‘Joker’ le derribó.

    La muerte de Logan era toda una victoria para ellos, por eso fui incapaz de entender lo que vi a continuación. Una flecha cruzó rápidamente el cielo y se clavó en la espalda de ‘Joker’. Ella se giró para ver quién la estaba disparando, solo para descubrir a ‘Elsass Malephar’, un miembro de ‘Gambit’, de los suyos. No tuvo tiempo a reaccionar antes de que el resto de flechas que Elsass ya había lanzado la abatieran hasta caer muerta.

    Pero esa no fue la única traición, el Rey Negro iba directo hacia el propio Z tomando la forma de una muchacha delgada y rubia que parecía atormentar al Director del Consejo. El Rey Blanco corrió en su ayuda, pero su resistente piel se abría en cientos de miles de cortes hasta que, cubierto de sangre, no pudo dar un paso más y cayó-. Revisé el campo a toda velocidad y vi que la Reina Negra era la culpable, utilizando la sangre de la propia Reina Blanca, que yacía tendida en el suelo, junto a ella y a ‘Offspring’, la Alfil Negra que daba vida a monstruos y que acababa de matar a la Reina Blanca con uno de ellos.

    Por todas partes era igual, el bando negro luchaba contra los suyos y contra los nuestros, aprovechando que nos estábamos enfrentando entre nosotros para acabar con tantos como pudieran. Era una masacre.

    Crucé a toda velocidad la azotea y derribé a un peon que estaba a punto de matar a Lexa y a Niall. Juntos luchamos por mantener la posición mientras Xander, Daniel, Elle y Jane venían hacia nosotros comunicándose con el resto para reagruparnos y fortificarnos en el interior de la azotea, ante el caos que estaba acabando con nosotros.

    Traté de ayudar a todos los que pude, pero desgraciadamente no conseguimos llegar todos y muchos se quedaron en el exterior, aún luchando en la cruenta guerra.

    Dentro, las cosas no eran mucho más fáciles, nos enfrentábamos también a la gente de Z, aunque ahora no parecían obedecerle a él, porque no le defendían mientras el Rey Negro le atacaba y acosaba, tan cerca de nosotros que incluso podíamos oírle. El bando negro estaba tomando el control.

    – [Z]¿Después de todo este tiempo?[/Z] – le preguntaba Z, retrocediendo ante el espanto de la muchacha de cabellos rubios que ahora mostraba un cuerpo putrefacto del que podían verse surgir los gusanos.

    – [BlackMask]Siempre.[/BlackMask] – sentenció el espanto, una visión de los miedos de Z tras la que se ocultaba el poderoso Rey Negro. – [BlackMask]Ha sido duro, no lo creas, aguantar tantas estupideces, disimular tanto.[/BlackMask] – su avance se había detenido y Z y él estaban frente a frente. – [BlackMask]Habría matado por poder llevarme la cara de Abel.[/BlackMask]  – añadió. Los ojos de Z se perfilaron en una mueca de odio. – [BlackMask]Pero la gracia del trato era que no sospecharas de mí ni de Aislinn.[/BlackMask] – replicó.

    Z gritó de pura rabia y tomó el aspecto de un musculoso demonio de piel blanca. Golpeó al Rey Negro pero éste empezó a adaptarse tomando la forma de un nazi de alto rango y después la de un demonio que no reconocí.

    – [Z]Todo este tiempo, ocultos, esperando tomar el poder, ¿por qué? Ofrecí una utopía, un mundo perfecto.[/Z] – se preguntaba, más a sí mismo que al propio Rey Negro. Z intentaba hacerse a la idea del error que había cometido.

    – [BlackMask]Porque no queremos un mundo perfecto, queremos un mundo donde tengamos poder, donde el resto no seáis más que fines para un medio. Un mundo donde todos nuestros deseos estén satisfechos, no los de los demás.[/BlackMask] – resumió mostrando los dientes afilados de un monstruo gigantesco en el que se estaba transformando. Golpeó a Z con todas sus fuerzas y le partió el cuello con un chasquido, pero él se levantó y su cuello se reajustó, evolucionando.

    – [Z]La evolución obliga a superar los miedos, Edgar.[/Z] – dijo mientras intentaba mantener el aguante contra los cambios del Rey Negro.

    – [BlackMask]El miedo nunca se supera, solo cambia.[/BlackMask] – sentenció el Rey Negro, hundiendo a Z en el suelo con un poderoso golpe mientras tomaba brevemente una forma desagradable y retorcida, el verdadero aspecto del hombre del saco.

    Se acercó lentamente a Z, sonriendo, hasta que una voz le detuvo. – [Beatrix]¿Y a qué le tienes miedo tú?[/Beatrix]- preguntó la voz. El Rey Negro se giró y allí estaba mi tía Sarah, o al menos su cuerpo, porque la que llevaba las riendas y le observaba con una sádica sonrisa era Beatrix, la mujer de Z, la causa de lo que mi tío y mis primos habían perdido. Vi a Elle mirarla con ojos esperanzados, el propio Xander casi estuvo a punto de recibir un golpe con una espada que detuve antes de que le diese. Y mi tío…mi tío estaba destrozado al verla.

    Intentó luchar y abrirse paso hasta ella al ver la sonrisa pérfida que el Rey Negro le dirigía. – [Z]¡Beatrix, no! ¡Aléjate de él![/Z] – gritó Z. Por un instante, mi tío y Z compartieron un mismo deseo.

    Y su deseo se cumplió. El Rey Negro caminó hacia ella tomando la forma humana de un hombre mayor, fuerte, cubierto de cicatrices y vestido con ropa militar. Sonrió con suficiencia diciéndole algo que no llegué a escuchar. Entonces El Rey Negro se detuvo como si le hubiese retenido una fuerza invisible. Beatrix caminó hacia él ante la mirada de todos y colocó una mano en su rostro. El Rey Negro empezó a gritar de dolor, cambiando de formas rápidamente hasta que la figura retorcida cayó al suelo, muerta. Beatrix había acabado con el Rey Negro.

    – [Z]¿Qué…?[/Z] – preguntó Z, mirándola fijamente.

    – [Daniel]Tú no eres Sarah.[/Daniel] – gritó el tío Daniel. Me fijé en él y vi odio y dolor mezclados, una peligrosa combinación, especialmente en él.

    – [Beatrix]No[/Beatrix].- replicó ella con la voz de mi tía Sarah, sonriendo.- [Beatrix]Me sorprende que te hayas dado cuenta[/Beatrix]. – por un instante volvió a parecer el cadáver de la mujer rubia, la verdadera Beatrix, reflejando el miedo de Z. Había absorbido el poder del Rey Negro después de matarlo. Mi tía Sarah no tenía ese poder, solo conocía una persona que sí. Miré a mi alrededor, buscándola, y encontré que Xander hacía lo mismo.

    – [Z]¿Qué está pasando, Beatrix? ¿Cómo has matado al Rey Negro?[/Z] – preguntó Z, desconcertado. La oposición que habíamos encontrado empezó a desbandarse, sin saber a quién defender, por quién luchar. Así que nos abrimos paso.

    – [Daniel]Tampoco es Beatrix, siento desilusionarte.[/Daniel] – intervino Daniel, sin desviar la vista de ella. Jane acababa de hacerse visible al lado de Xander, y los dos se miraban tan desconcertados como el resto.

    – [Z]¿Quién demonios eres?[/Z] – preguntó Z poniéndose en pie, aún con su apariencia de demonio, que le hacía parecer aún más enfadado. Cargó hacia ella y la aferró por el cuello alzándola con su enorme fuerza. Ella ni se inmutó, sonrió con suficiencia y vio cómo Z se doblaba de dolor. Cuando se apartó de ella, no se lo permitió, prolongando el contacto.

    – [Beatrix]La que acaba con tu vida[/Beatrix].- replicó con una sonrisa. Unos segundos después, Z había muerto.

    – [Daniel]Marchaos…rápido.[/Daniel] – escuché gritar a Daniel. Sabía algo que nosotros no, y a juzgar por la cara de Diana, Dominic y mis padres, ellos también. Nos quedamos congelados, aunque algunos si hicieron caso y se marcharon. Daniel corrió junto a los demás para enfrentarse a nuestra nueva enemiga. – [Daniel]¿Qué has hecho con Sarah?[/Daniel] – le preguntó, golpeándola con su espada. El corte no le hizo nada, su nuevo poder absorbido de Z le garantizaba inmunidad.

    – [Beatrix]¿De verdad quieres saberlo?[/Beatrix]- preguntó ella con frialdad. Empezó a mostrar una enorme amalgama de poderes que superó rápidamente a todos sin apenas dejarnos tiempo a responder. Amy corrió hacia el combate pero se encontró con un muro levantado por la propia Diana que les rodeaba, no nos dejaban ayudarles y ella les superaba con creces.

    Dominic se acercó a ella lo suficiente, a punto de clavarla en una tubería de acero, pero dudó y ese instante de duda fue su muerte. Mis padres fueron los siguientes, cayeron al suelo como si una fuerza invisible les hubiera ahogado.

    Diana y Daniel intentaron aguantar, pero no pudieron. Con la muerte de Diana, el muro que les separaba de nosotros y nos impedía entrar cayó. Corrimos hacia ellos, pero para entonces ya tenía a Daniel aferrado.

    – [Beatrix]Siempre he querido más a Siegfried[/Beatrix].- le dijo, aún esbozando la cara de Sarah mientras le daba un mortal beso. Cuando mi tío cayó, muerto, nuestra enemiga abandonó el aspecto de Sarah y se mostró con su verdadera forma, la de Jane.

    – [Xander]Jane….[/Xander] – dijo Xander, entrecortadamente. Jane estaba a su lado, tan asombrada como él. Ante ellos había una copia exacta de Jane, con sus mismos poderes pero la excepción de que Jane solo había matado dos veces para conseguir poderes, una por error y otra en defensa propia contra ‘The Hand’. Nuestra enemiga sin embargo tenía decenas de poderes.

    – [Veronica]No soy Jane, soy Omega[/Veronica].- replicó con una sonrisa.

    Ese nombre hizo sonar algo en mi mente. Accedí con rapidez a la memoria genética de mis antepasados y lo encontré, entre los recuerdos de mi padre. Un futuro en el que la Iniciativa había impuesto su control sobre los sobrenaturales usando a los propios sobrenaturales como perros de presa. Una de ellos destacaba, Verónica Preston, la hija de Dominic y Rebecca, criada para matar y ganar poder, siempre sirviendo a la Iniciativa liderada por su abuelo, hasta que decidió dejar de hacerlo y se envió a sí misma al pasado. Y allí estaba, la misma, pero ahora en nuestro futuro, reduciendo nuestras esperanzas a cenizas.

    – [Veronica]¿Listos para morir?[/Veronica] – preguntó jugueteando con la luz que le permitía crear su nuevo poder. Corrí hacia ella, pero de pronto el mundo entero se volvió muy lento. Omega sonreía, acababa de anular mi poder y el del resto. Ése era el poder de mi tía Sarah. Estábamos condenados.