Diarios de Destino | Bosque de los Lobos
NOCHE

La oscuridad cubría el Bosque de los Lobos, solamente iluminado por la luz de la luna que se filtraba a través de las frondosas copas. Desde que Canton había crecido hasta convertirse en un pequeño poblado, el bosque se había vuelto seguro, pero también silencioso.
Esa noche, un murmullo de voces rompía el silencio. Provenían de una pequeña hondonada donde varias personas estaban ya reunidas.
– [Kaylee]Amy llega tarde[/Kaylee].- dijo la voz de una chica pelirroja, con una aparente mueca de fastidio.
– [Elle]No seas impaciente. Llegará[/Elle].- replicó la muchacha de melena castaña con una sonrisa. Era la viva imagen de la inocencia, y a todos les recordaba a su madre, perdida cuando se perdió la esperanza.
– [Niall]Me parece genial el modo en el que vivís, pero ¿cómo hacéis para aguantar los mosquitos…? -[/Niall] sentenció un joven de tez oscura y el pelo color azabache muy corto, mientras aplastaba a un mosquito intentando no manchar su elegante traje. – [Niall]…y el barro.-[/Niall] – añadió limpiándose las suelas en una roca cercana.
Un arbusto cercano se removió y todos giraron la vista hacia él, sin miedo. Sabían quién acudía, porque ellos le habían dejado la ropa allí. Minutos más tarde, la pálida y delgada joven de cabello castaño rojizo salió de entre los arbustos. – [Amy]Hola[/Amy].- saludó de forma seca.
Un par de personas se materializaron a unos metros de la hondonada y descendieron la pendiente. El joven, de constitución atlética, pelo corto rubio y ojos claros, sujetaba en todo momento a la muchacha de cabello castaño oscuro y ojos oscuros. – [Xander]Ya estamos casi todos.[/Xander] – saludó él, aunque su mirada estaba fija en su acompañante.
Continuaron llegando personas. El siguiente fue el joven de cabello y barba oscuros, vestido con ropas elegantes. – [Leo]Hola.[/Leo] – saludó, sin querer colocarse muy cerca de Amy MacLeod.
Tras él se acercó una joven de melena rubia y ropas algo más escasas de lo que parecía requerir el frío de esa noche. – [Lexa]Solo falta No…[/Lexa].- empezó a decir ella, pero una figura apareció a su lado. – [Noah]¿Decías…?[/Noah]- replicó el velocista de rostro afable y cabello castaño claro.- [Noah] Llegué el primero, pero me aburrí[/Noah]. – afirmó con una sonrisa.
– [Henry]Eso de el primero es discutible.-[/Henry] puntualizó una voz en las alturas. El joven de cabello claro y rostro surcado de cicatrices estaba echado en la rama de un árbol bastante robusto y les miraba distraídamente. En un instante se materializó en el suelo.
– [Amy]¿Hay algo que no sea discutible para ti?[/Amy]- sentenció Amy, mirándole.
– [Henry]Z es un capullo. Creo que en eso todos estamos de acuerdo.-[/Henry] replicó Henry, sin borrar la sonrisa de sus labios.
– [Owen]Ahora entiendo porque hacemos estas reuniones en el bosque.-[/Owen] admitió un rezagado de constitución musculosa y cabello oscuro y corto.
– [Kaylee]Deberíamos darnos prisa[/Kaylee].- indicó Kaylee, nerviosa. Los demás asintieron, si la precognitiva del grupo estaba nerviosa, todos tenían motivos para estarlo.
Un pequeño cántico resonó en el bosque, llevando a él de nuevo el silencio. En la hondonada la luz de la luna se potenció. Un hombre alto y musculoso, de piel como el cobre oscuro, se unió a los presentes
– [Nate]Hola[/Nate].- saludó con un gesto de la cabeza. Después, sus ojos parecieron escrutar a los presentes.
– [Xander]Hemos tenido que reunirnos excepcionalmente por una visión de Kaylee que influye en el plan que estamos llevando a cabo.[/Xander] – explicó Xander, cuando le cedieron la palabra sus compañeros. – [Xander]Un nuevo miembro de la Resistencia que tiene un papel esencial.[/Xander] – puntualizó dedicando una mirada a Kaylee MacLeod, para cederle la palabra.
– [Kaylee]Nate nos puede resultar muy útil[/Kaylee].- empezó a decir la precognitiva.
– [Amy]Somos demasiados[/Amy].- intervino su hermana. La luz de la hondonada titiló cuando se acercaron dos figuras encapuchadas.
Nate se acercó a los demás y preguntó en voz baja. – [Nate]¿Quiénes son y por qué no dicen nada?[/Nate]. – Xander le respondió, mirándoles con orgullo. – [Xander]Son «ellos», tienen un encantamiento para que sus voces sean siempre escuchadas por la vigilancia del Consejo.[/Xander] – afirmó. «Ellos«, los Moondies, para siempre proscritos por el Gobierno de Zeon, siempre vigilados.
Al ver a los demás quedarse en silencio, asintieron, observando la zona desde un punto más elevado. La mano de una de las dos figuras, hasta entonces iluminada por una luz blanca, se apagó. Owen y Jane miraron durante unos instantes a la otra figura.
– [Nate]No sé exactamente cómo puedo hacerlo.[/Nate] – aseguró el aludido volviendo al tema principal, sin saber exactamente quiénes eran los que estaban allí presentes. Solo sabía que eran dos de los Moondies. Las preguntas se arremolinaban en su cabeza.
– [Kaylee]Tu poder y tu raza. Salvarás el día cuando llegue el momento.[/Kaylee].- explicó la precognitiva sin entrar en detalles.
Dos personas encapuchadas más se unieron a los anteriores. Una de ellas tenía un mechón pelirrojo sobresaliendo bajo la capucha. La otra, también femenina, se acercó a la figura que Jane y Owen había estado mirando.
Nate intentó concentrarse en lo que Kaylee acababa de decir, pese a que cuatro figuras más se unieron a las anteriores, esta vez en el lado opuesto del claro. Una de ellas sobresalía en altura respecto a las demás. La figura que estaba a su lado alzó una mano para saludar y Noah y Leo le devolvieron el saludo. Las otras dos figuras parecían buscar a alguien y se detuvieron al ver a Idris. Nate se quedó pensativo. – [Nate]Mi raza…no soy de este planeta.[/Nate] – explicó Nate. Uno de los últimos encapuchados se quedó mirando fijamente a Nate, intrigado.
Los demás parecieron quedarse sorprendidos. – [Jane]¿Eres…un alien?[/Jane]- preguntó Jane, seria.
– [Owen]Otra tierra.-[/Owen] teorizó Owen intentando ayudar a su hermana, que le devolvió una sonrisa. Nate percibió algo extraño en esa relación, como si estuviese destinada a ser así, pero si las cosas hubieran sido diferentes, aún no lo sería. Era demasiado confuso y todo llevaba de nuevo a esa Escuela Legado.
– [Nate]Soy un elemental de polvo estelar. Nacemos cuando una estrella muere.[/Nate] – explicó con calma. – [Nate]Tomé forma humana y vine a la Tierra. No sé qué me trajo aquí, quizá el Destino.[/Nate] – continuó. La muerte de la estrella había sido su nacimiento. Sabía qué era por puro instinto, pero no había conocido a nadie más como él.
– [Elle]Es genial[/Elle].- respondió la alegre Elle Echolls, visiblemente emocionada.
– [Nate]Mi poder, no sé si es normal entre los míos, nunca he conocido a otro. [/Nate] – continuó explicando Nate, el elemental de polvo estelar hecho carne y hueso. – [Nate]Puedo ver cómo se sienten los demás y eso me…afecta. Las emociones positivas me hacen más fuerte y las negativas….[/Nate] – trató de explicar, aunque el resumen se quedaba corto para él. No siempre veía cómo se sentían las personas a través de su aura, a veces veía destellos de recuerdos asociados a esos sentimientos y otras, cosas que no parecían corresponder a las vidas de esas personas. Esas versiones alternas las había visto con más frecuencia en ellos, y nunca nada con tanta intensidad como la Escuela Legado.
– [Elle]¡Está hecho de polvo y se alimenta de felicidad![/Elle]- resumió Elle incluso más emocionada que antes.
– [Amy]Que se junte con Elle y hemos ganado la guerra[/Amy].- replicó Amy con amargura. Su aura era de dolor y sufrimiento, refugiada en ser cada vez más una loba y cada vez menos una humana.
– [Idris]’Él’ se alimenta de miedo.[/Idris] – intervino Idris, que hasta el momento había permanecido callado, controlando sus sentimientos respecto a la batalla que estaban a punto de acometer.
– [Nate]¿Y quien es él?-[/Nate] preguntó Nate, que aún no conocía las historias de todos los presentes.
– [Idris]Máscara Negra, el Rey Negro del Consejo. Cuando mató a mis padres biológicos me dejó vivo para alimentarse de mi miedo.[/Idris] – sentenció. Un par de figuras se removieron, inquietas, las mismas que habían buscado a Idris con la mirada antes.
– [Xander]Quizá sea nuestra mejor arma contra él.[/Xander] – teorizó Xander. Los presentes meditaron lo que sabían.
– [Henry]Otro capullo si me preguntas.-[/Henry] intervino Henry, estirándose para desperezarse. – [Henry]Bueno Owen, como van las cosas con la rubia.-[/Henry] preguntó dirigiendo la mirada al bombero.
– [Noah]Es la mejor forma de colocar el dispositivo[/Noah] – puntualizó Noah. El plan original incluía ganar acceso al edificio, pero no que hubiese personas atrapadas en el fuego. Una de ellas, la joven hija de uno de los miembros del Consejo, era el punto perfecto para colocar el inhibidor.
– [Owen]Se llama Laura y bueno, mañana voy a verla.-[/Owen] comentó Owen desviando la mirada. – [Owen]Por cierto, ¿no puedes detenerlo por allanamiento?-[/Owen] replicó mirando a su amigo Xander, cambiando el tema de conversación.
Xander se encogió de hombros, como si lo desease pero no estuviera en su mano. – [Leo]Hay que hacerlo rápido. Dentro de cuatro días visitan el edificio Lenora.[/Leo] – añadió Leo, volviendo a la conversación original y granjeándose una mirada de Owen.
– [Owen]Mañana estará hecho. [/Owen] – sentenció. Después se hizo el silencio.
– [Xander]Estaremos en contacto para organizarnos a partir de entonces.[/Xander] – indicó Xander cuando la reunión parecía haber terminado. Algunos asintieron y Kaylee procedió a murmurar de nuevo un cántico. La luz abandonó el claro y el ruido de los presentes volvió a inundar el bosque. Cada uno tomó una dirección. No había rastro y de los encapuchados ni de algunos de los presentes en la reunión. El lugar mágico que les resguardaba de oídos indiscretos se había cortado y con él, su conexión con los que no habían podido acudir físicamente.