Moondale

Categoría: Localizaciones

  • TAL VEZ ALGO MÁS

    TAL VEZ ALGO MÁS

    Owen Williams | Hospital de Moondale

    MAÑANA

    El hospital estaba a rebosar de gente con fracturas, magulladuras y demás heridas superficiales. La gente con capacidad para curar, porque no eran verdaderos doctores ya que no habían estudiado nada de medicina, apenas tardaban un par de minutos en curar esas heridas, el padre de Xander podría haber sido uno de esos curanderos de no ser porque era un paria para el mundo, al igual que mis padres.

    (más…)

  • VIVE LA RESISTANCE

    Diarios de Destino | Bosque de los Lobos

    NOCHE

    darkforestperson

    La oscuridad cubría el Bosque de los Lobos, solamente iluminado por la luz de la luna que se filtraba a través de las frondosas copas. Desde que Canton había crecido hasta convertirse en un pequeño poblado, el bosque se había vuelto seguro, pero también silencioso.

    Esa noche, un murmullo de voces rompía el silencio. Provenían de una pequeña hondonada donde varias personas estaban ya reunidas.

    – [Kaylee]Amy llega tarde[/Kaylee].- dijo la voz de una chica pelirroja, con una aparente mueca de fastidio.

    – [Elle]No seas impaciente. Llegará[/Elle].- replicó la muchacha de melena castaña con una sonrisa. Era la viva imagen de la inocencia, y a todos les recordaba a su madre, perdida cuando se perdió la esperanza.

    – [Niall]Me parece genial el modo en el que vivís, pero ¿cómo hacéis para aguantar los mosquitos…? -[/Niall] sentenció un joven de tez oscura y el pelo color azabache muy corto, mientras aplastaba a un mosquito intentando no manchar su elegante traje. – [Niall]…y el barro.-[/Niall] – añadió limpiándose las suelas en una roca cercana.

    Un arbusto cercano se removió y todos giraron la vista hacia él, sin miedo. Sabían quién acudía, porque ellos le habían dejado la ropa allí. Minutos más tarde, la pálida y delgada joven de cabello castaño rojizo salió de entre los arbustos. – [Amy]Hola[/Amy].- saludó de forma seca.

    Un par de personas se materializaron a unos metros de la hondonada y descendieron la pendiente. El joven, de constitución atlética, pelo corto rubio y ojos claros, sujetaba en todo momento a la muchacha de cabello castaño oscuro y ojos oscuros. – [Xander]Ya estamos casi todos.[/Xander] – saludó él, aunque su mirada estaba fija en su acompañante.

    Continuaron llegando personas. El siguiente fue el joven de cabello y barba oscuros, vestido con ropas elegantes. – [Leo]Hola.[/Leo] – saludó, sin querer colocarse muy cerca de Amy MacLeod.

    Tras él se acercó una joven de melena rubia y ropas algo más escasas de lo que parecía requerir el frío de esa noche. – [Lexa]Solo falta No…[/Lexa].- empezó a decir ella, pero una figura apareció a su lado. – [Noah]¿Decías…?[/Noah]- replicó el velocista de rostro afable y cabello castaño claro.- [Noah] Llegué el primero, pero me aburrí[/Noah]. – afirmó con una sonrisa.

    – [Henry]Eso de el primero es discutible.-[/Henry] puntualizó una voz en las alturas. El joven de cabello claro y rostro surcado de cicatrices estaba echado en la rama de un árbol bastante robusto y les miraba distraídamente. En un instante se materializó en el suelo.

    – [Amy]¿Hay algo que no sea discutible para ti?[/Amy]- sentenció Amy, mirándole.

    – [Henry]Z es un capullo. Creo que en eso todos estamos de acuerdo.-[/Henry] replicó Henry, sin borrar la sonrisa de sus labios.

    – [Owen]Ahora entiendo porque hacemos estas reuniones en el bosque.-[/Owen] admitió un rezagado de constitución musculosa y cabello oscuro y corto.

    – [Kaylee]Deberíamos darnos prisa[/Kaylee].- indicó Kaylee, nerviosa. Los demás asintieron, si la precognitiva del grupo estaba nerviosa, todos tenían motivos para estarlo.

    Un pequeño cántico resonó en el bosque, llevando a él de nuevo el silencio. En la hondonada la luz de la luna se potenció. Un hombre alto y musculoso, de piel como el cobre oscuro, se unió a los presentes

    – [Nate]Hola[/Nate].- saludó con un gesto de la cabeza. Después, sus ojos parecieron escrutar a los presentes.

    – [Xander]Hemos tenido que reunirnos excepcionalmente por una visión de Kaylee que influye en el plan que estamos llevando a cabo.[/Xander] – explicó Xander, cuando le cedieron la palabra sus compañeros. – [Xander]Un nuevo miembro de la Resistencia que tiene un papel esencial.[/Xander] – puntualizó dedicando una mirada a Kaylee MacLeod, para cederle la palabra.

    – [Kaylee]Nate nos puede resultar muy útil[/Kaylee].- empezó a decir la precognitiva.

    – [Amy]Somos demasiados[/Amy].- intervino su hermana. La luz de la hondonada titiló cuando se acercaron dos figuras encapuchadas.

    Nate se acercó a los demás y preguntó en voz baja. – [Nate]¿Quiénes son y por qué no dicen nada?[/Nate]. – Xander le respondió, mirándoles con orgullo. – [Xander]Son «ellos», tienen un encantamiento para que sus voces sean siempre escuchadas por la vigilancia del Consejo.[/Xander] – afirmó. «Ellos«, los Moondies, para siempre proscritos por el Gobierno de Zeon, siempre vigilados.

    Al ver a los demás quedarse en silencio, asintieron, observando la zona desde un punto más elevado. La mano de una de las dos figuras, hasta entonces iluminada por una luz blanca, se apagó. Owen y Jane miraron durante unos instantes a la otra figura.

    – [Nate]No sé exactamente cómo puedo hacerlo.[/Nate] – aseguró el aludido volviendo al tema principal, sin saber exactamente quiénes eran los que estaban allí presentes. Solo sabía que eran dos de los Moondies. Las preguntas se arremolinaban en su cabeza.

    – [Kaylee]Tu poder y tu raza. Salvarás el día cuando llegue el momento.[/Kaylee].- explicó la precognitiva sin entrar en detalles.

    Dos personas encapuchadas más se unieron a los anteriores. Una de ellas tenía un mechón pelirrojo sobresaliendo bajo la capucha. La otra, también femenina, se acercó a la figura que Jane y Owen había estado mirando.

    Nate intentó concentrarse en lo que Kaylee acababa de decir, pese a que cuatro figuras más se unieron a las anteriores, esta vez en el lado opuesto del claro. Una de ellas sobresalía en altura respecto a las demás. La figura que estaba a su lado alzó una mano para saludar y Noah y Leo le devolvieron el saludo. Las otras dos figuras parecían buscar a alguien y se detuvieron al ver a Idris. Nate se quedó pensativo. – [Nate]Mi raza…no soy de este planeta.[/Nate] – explicó Nate. Uno de los últimos encapuchados se quedó mirando fijamente a Nate, intrigado.

    Los demás parecieron quedarse sorprendidos. – [Jane]¿Eres…un alien?[/Jane]- preguntó Jane, seria.

    – [Owen]Otra tierra.-[/Owen] teorizó Owen intentando ayudar a su hermana, que le devolvió una sonrisa. Nate percibió algo extraño en esa relación, como si estuviese destinada a ser así, pero si las cosas hubieran sido diferentes, aún no lo sería. Era demasiado confuso y todo llevaba de nuevo a esa Escuela Legado.

    – [Nate]Soy un elemental de polvo estelar. Nacemos cuando una estrella muere.[/Nate] – explicó con calma. – [Nate]Tomé forma humana y vine a la Tierra. No sé qué me trajo aquí, quizá el Destino.[/Nate] – continuó. La muerte de la estrella había sido su nacimiento. Sabía qué era por puro instinto, pero no había conocido a nadie más como él.

    – [Elle]Es genial[/Elle].- respondió la alegre Elle Echolls, visiblemente emocionada.

    – [Nate]Mi poder, no sé si es normal entre los míos, nunca he conocido a otro. [/Nate] – continuó explicando Nate, el elemental de polvo estelar hecho carne y hueso. – [Nate]Puedo ver cómo se sienten los demás y eso me…afecta. Las emociones positivas me hacen más fuerte y las negativas….[/Nate] – trató de explicar, aunque el resumen se quedaba corto para él. No siempre veía cómo se sentían las personas a través de su aura, a veces veía destellos de recuerdos asociados a esos sentimientos y otras, cosas que no parecían corresponder a las vidas de esas personas. Esas versiones alternas las había visto con más frecuencia en ellos, y nunca nada con tanta intensidad como la Escuela Legado.

    – [Elle]¡Está hecho de polvo y se alimenta de felicidad![/Elle]- resumió Elle incluso más emocionada que antes.

    – [Amy]Que se junte con Elle y hemos ganado la guerra[/Amy].- replicó Amy con amargura. Su aura era de dolor y sufrimiento, refugiada en ser cada vez más una loba y cada vez menos una humana.

    – [Idris]’Él’ se alimenta de miedo.[/Idris] – intervino Idris, que hasta el momento había permanecido callado, controlando sus sentimientos respecto a la batalla que estaban a punto de acometer.

    – [Nate]¿Y quien es él?-[/Nate] preguntó Nate, que aún no conocía las historias de todos los presentes.

    – [Idris]Máscara Negra, el Rey Negro del Consejo. Cuando mató a mis padres biológicos me dejó vivo para alimentarse de mi miedo.[/Idris] – sentenció. Un par de figuras se removieron, inquietas, las mismas que habían buscado a Idris con la mirada antes.

    – [Xander]Quizá sea nuestra mejor arma contra él.[/Xander] – teorizó Xander. Los presentes meditaron lo que sabían.

    – [Henry]Otro capullo si me preguntas.-[/Henry] intervino Henry, estirándose para desperezarse. – [Henry]Bueno Owen, como van las cosas con la rubia.-[/Henry] preguntó dirigiendo la mirada al bombero.

    – [Noah]Es la mejor forma de colocar el dispositivo[/Noah] – puntualizó Noah. El plan original incluía ganar acceso al edificio, pero no que hubiese personas atrapadas en el fuego. Una de ellas, la joven hija de uno de los miembros del Consejo, era el punto perfecto para colocar el inhibidor.

    – [Owen]Se llama Laura y bueno, mañana voy a verla.-[/Owen] comentó Owen desviando la mirada. – [Owen]Por cierto, ¿no puedes detenerlo por allanamiento?-[/Owen] replicó mirando a su amigo Xander, cambiando el tema de conversación.

    Xander se encogió de hombros, como si lo desease pero no estuviera en su mano. – [Leo]Hay que hacerlo rápido. Dentro de cuatro días visitan el edificio Lenora.[/Leo] – añadió Leo, volviendo a la conversación original y granjeándose una mirada de Owen.

    – [Owen]Mañana estará hecho. [/Owen] – sentenció. Después se hizo el silencio.

    – [Xander]Estaremos en contacto para organizarnos a partir de entonces.[/Xander] – indicó Xander cuando la reunión parecía haber terminado. Algunos asintieron y Kaylee procedió a murmurar de nuevo un cántico. La luz abandonó el claro y el ruido de los presentes volvió a inundar el bosque. Cada uno tomó una dirección. No había rastro y de los encapuchados ni de algunos de los presentes en la reunión. El lugar mágico que les resguardaba de oídos indiscretos se había cortado y con él, su conexión con los que no habían podido acudir físicamente.

  • DEMASIADO TARDE

    Amy | Bosque

    NOCHE

    Era una mañana fría, pero soleada. El bosque rezumaba olores de invierno y los animales, a pesar de todo, parecían activos. Me gustaba sentir el frío en mi pelaje y cómo la hierba acariciaba mis patas a medida que iba ganando velocidad, pero cuando noté su olor, dejé de correr y adquirí mi forma humana, muy a mi pesar. Caminé desnuda hasta la zona en la que estaba mi ropa y vi a Leo, que esperaba con ella en la mano. Quizás tenía que haber sentido cierto pudor, pero es absurdo tener ese tipo de sensaciones cuando estás frente a la persona con la que creías que ibas a pasar el resto de tu vida.

    (más…)

  • EL DESCENSO DE ICARO

    Diario de Dante Villiers | Atico

    NOCHE

    dantemodel

    Me levanté de la cama y me coloqué la ropa interior después de echar un vistazo a mis compañeras de cama, que dormían apaciblemente, hasta que al día siguiente se despertasen con una enorme resaca.

    Mi genética no era demasiado predispuesta a las resacas, no había más que ver a mi padre. Pero aún así, decidí ir hasta la cocina y para prepararme un zumo detox siguiendo la receta de mi especialista.

    Cerré la puerta de la habitación para que el sonido de la mezcladora no las despertase y me vi inmerso en la oscuridad del apartamento, tenuemente iluminado por la luz de la luna. El silencio lo devoraba todo y me hacía sentir incómodo, inquieto, como si me viese inmerso en la más absoluta soledad.

    Caminé con la intención de encender solo una luz auxiliar de la cocina, y antes de llegar un escalofrío recorrió mi espalda cuando creí ver una sombra moverse en la terraza.

    Instintivamente, cogí un cuchillo de la tacoma y me acerqué al teléfono. No era el primer fan acosador que intentaba colarse en mi apartamento desde la terraza, pero era extraño que a esas alturas no lo hubiese detectado nadie de seguridad. Había cámaras grabando los diferentes ángulos.

    La sombra había desaparecido y por un momento, pensé que era cosa de mi cabeza, un miedo derivado del «respeto» a mi propio poder y a lo que había visto por culpa de él. Me tranquilicé a mí mismo y volví hacia la cocina, pero cuando encendí la luz auxiliar, vi claramente, recortada frente a uno de los ventanales que daban a la terraza, una forma humana.

    Rodeé la barra y corrí hacia el teléfono, pero antes de llegar a él, todos los ventanales estallaron y una lluvia de cristales barrió el apartamento. Mi única reacción fue cubrirme tras el sofá mientras escuchaba el estruendo de los cristales al romperse.

    Cuando se detuvo, permanecí oculto, esperando escuchar en cada instante el crujido de los cristales bajo las pisadas del atacante. Pero no lo escuché. Lo único que rompió el silencio, fue el sonido de la puerta de la habitación al abrirse y dejar salir a una de las chicas, de tez cobriza y pelo oscuro, llamada Sitala, que tenía el adorable poder de ser capaz de repetir cualquier movimiento que hubiese visto.

    Ni siquiera tuve tiempo a gritar. Vi el rostro de horror de la chica al ver la escena y recordaré perfectamente su mueca de terror cuando se vio arrastrada volando hacia el atacante. Era un telekinético, es todo lo que recuerdo pensar, eso y que no podía quedarme escondido.

    Salí de detrás del sofá y vi a la sombra sujetando a Sitala por el cuello. – [Dante]¡NO![/Dante] – grité, pero no sirvió de nada. La sombra, que tenía apariencia femenina ahora que la veía de cerca, siguió aferrándola hasta que dejó de moverse y cayó al suelo.

    El miedo impidió que fuese a por ella y me mantuvo en mi posición, mirando a la atacante. – [JJ]No venía a por ella, pero ha sido un buen aperitivo.[/JJ] – dijo caminando lentamente hacia una zona más iluminada. Era una chica que aparentaba tener mi misma edad, pero sus ojos decían algo distinto. Era como un animal, implacable.

    – [Dante]¿Qué quieres…por qué lo has hecho?[/Dante] – pregunté, mientras evaluaba mis vías de escape. Por su tranquilidad, parecía que lo tenía todo bajo control. Accedí al Omnilens y vi sus datos: Jane Williams. Artificial e hija de Moondies con el poder de matar a otros y robar sus poderes.

    – [JJ]Porque podía. Aunque en realidad, venía a por tus alas.[/JJ] – respondió con una sonrisa tétrica. Intentó agarrarme con su telekinesis igual que había hecho con Sitala, pero instintivamente coloqué entre nosotros una pared de oscuridad y corrí hacia la terraza. – [JJ]Dos poderes por el precio de uno.[/JJ] – replicó a mi espalda, sin desistir. No conseguí detener un empujón de su telekinesis que me lanzó contra el borde de la terraza, pero conseguí ponerme en pie rápidamente y sin tiempo a pensar, me lancé al vacío.

    Extendí las alas sin tiempo a mirar atrás y planeé con dificultad. Aterricé con demasiada velocidad y me torcí el tobillo derecho, cayendo de costado contra la carretera.

    Intenté ponerme en pie mientras la veía descender lentamente usando la telekinesis. – [JJ]No eres lo bastante rápido.[/JJ] – sentenció cayendo cerca de mí.

    Estaba muerto, definitivamente muerto, lo mirase por donde lo mirase, así que, sin nada que perder, decidí enfrentarme a un aspecto que me aterraba de mi propio poder y me dejé envolver por las sombras, de camino a la dimensión oscura de la que venía la oscuridad que manipulaba. Al menos así podría intentar sobrevivir.

  • NO NECESITAS UN OMNILENS NUEVO, SINO UN CEREBRO

    Jane | Sanctuary

    NOCHE

    jjwhite

    El sol se ponía en el horizonte o eso debían ver desde la calle, porque en el Sanctuary siempre parecía la misma hora. Llevé el plato combinado nº 2 (entrecot, patatas fritas, huevo frito y ensalada) a la mesa del ‘Guardia de Ziudadanía’ que me miraba con cara de pocos amigos. Contuve una arcada cuando el olor a «fritanga» llegó a mis fosas nasales, pero la aguanté con dignidad, hasta que me llegó el olor a sudor del tipo. – [b]A buenas horas…sintética…[/b] – espetó de malas formas. Debía rondar los cincuenta años y la barriga le llegaba hasta las rodillas, a juego con el bigote que cubría su labio superior y la enorme nariz aguileña que deformaba su cara. 

    – [Jane]Lo siento[/Jane].- coloqué el plato y contuve una nueva arcada.- [Jane]Que aproveche[/Jane].- dije con mi mejor cara de pena y me alejé despacio. 

    (más…)

  • EL MIEDO NUNCA LLEVA A NADA BUENO

    DIARIO DE NATE EVANS | SANCTUARY, ALMACÉN

    TARDENOCHE

    natethink

    Después de hablar durante unos minutos con Niall y descubrir algunos detalles de la historia de Zeon y la Resistencia, tuve que volver al almacén para mantener las apariencias.

    Al parecer, cualquier Moondie o asociado estaba bajo una estricta vigilancia y no podían reunirse nunca más de unos pocos en un mismo lugar sin que éste se llenase de ojos u oídos. Niall me había contado que en más de una ocasión se había encontrado con algún ‘camaleón‘ oficial del Gobierno haciéndose pasar por alguno de los suyos.

    No me había quedado demasiado claro mi papel en todo eso, y probablemente nadie salvo la propia Kaylee lo tuviese. Kuruk había terminado su turno, así que decidí meterme en mi papel y empezar apilando un par de barriles de ‘pseudosangre‘.

    Estaba observando, intrigado, la etiqueta de uno de los barriles (Sangre fresca hecha a mano por uno de los mejores hemokinéticos), cuando escuché abrirse la puerta que daba a la barra. Levanté la mirada y vi a la camarera de antes, Jane. Ella dibujó una leve sonrisa y se estiró para coger una caja a la que no llegaba. Me acerqué a su lado y se la bajé.

     – [Nate]Soy Nate, el nuevo. ¿Estás bien?[/Nate] – le pregunté, a sabiendas de que no lo estaba. Su aura estaba turbia, había en ella mucha tristeza, acompañada de ira, frustración y miedo.

    – [Jane]Sí, ¿por qué no iba a estarlo? Me han asignado el trabajo más adecuado para mis habilidades y vivo de acuerdo a las normas de Zeon. Todo es maravilloso[/Jane].- replicó con amargura, guardando silencio mientras abría la caja y sacaba unos paquetes. – [Jane]Perdona, tú no tienes la culpa de nada[/Jane]. – añadió cabizbaja.

    Me quedé callado unos instantes, meditando, analizando lo que veía. – [Nate]No sé mucho sobre este sitio. Pero no parece una utopía. Algo no encaja, algo está, mal.[/Nate] – respondí con sinceridad. No era una camaleón, así que no tuve miedo a decirle la verdad de lo que opinaba de ese lugar. Había percibido a mucha gente desde que había cruzado la frontera y la conclusión era la misma, ese sitio no estaba bien. – [Nate]Te he visto, triste, enfadada, dolida. Es mi habilidad.[/Nate] – confesé.

    – [Jane]Tu habilidad no es muy útil. Eso lo ve cualquiera[/Jane].- replicó, dibujando ahora una sonrisa ligeramente más real. Todo lo que podía sonreír en ese momento. Frunció ligeramente el ceño y entonces vi algo más de ella, un secreto que quería guardar y que no saldría de mis labios.

    – [Nate]También veo que no has tirado del todo la toalla. Esperanza. Ambición por un mundo mejor.[/Nate] – añadí, asintiendo para que se diese cuenta de que lo sabía y que el secreto estaba a salvo conmigo. – [Nate]Tienes alguna cosa que aprecias en este mundo, por eso la Resistencia.[/Nate] – continué, cambiando de tema. Echaba de menos a su pareja, siempre lo hacía cuando se enfrentaba a las miradas cuando servía las mesas. – [Nate]Niall me lo ha contado, por qué me enviaron aquí.[/Niall] – le aseguré, sabiendo que ella no quería añadir nada. Era una persona reservada, lo respetaba.

    – [Jane]La Resistencia es lo único que vale la pena de este mundo[/Jane].- respondió ella con convicción.

    – [Nate]No me queda muy claro qué puedo hacer yo. Pero te digo lo mismo que le dije a él, quiero ayudar.[/Nate] – afirmé. Dentro de lo que podía percibir, había una sensación, algo en la raíz de cada persona que me hacía pensar que no estaba correcto, que no era la vida que les debía haber tocado vivir. Era una sensación tan generalizada, que me rondaría la cabeza durante un tiempo.

    – [Jane]Cuando se reúnan todos, te dirán qué puedes aportar[/Jane].- dijo ella, encogiéndose de hombros. No era una de las líderes, sin embargo, sí iba con ella serlo. Una piedra golpeó fugazmente a una Jane niña en la frente, mientras la llamaban ‘monstruo‘, ‘rata de laboratorio‘. Miré su frente en el presente y vi allí, escondida tras un mechón de pelo, la cicatriz de la pedrada.

    – [Nate]No es culpa tuya cómo se comporte la gente.[/Nate] – dije con sinceridad. Nadie se merecía que le tratasen así, la culpa solo era de los que lo perpetraban, aunque a veces nuestras mentes intentasen buscar una explicación, un motivo por el que nos lo hubiéramos merecido.

    – [Jane]En un mundo en el que se premia ser diferente, yo lo soy demasiado[/Jane].- respondió ella con ironía, pero aliviada por poder hablar con alguien.

    – [Nate]Puedes contármelo. Yo no vengo de aquí, no tengo prejuicios.[/Nate] – no iba a despreciarla porque los poderes de su madre hubiesen sido fruto de un experimento. Era una auténtica locura. Pero había algo más que lo de su madre, algo que tenía que ver con la naturaleza exacta de sus poderes.

    – [Jane]Si te tocara, aunque fuera accidentalmente, robaría tu poder y después, te mataría[/Jane].- explicó. Un recuerdo doloroso tiñó su aura completamente. Después de ver «el accidente», me quedé en silencio durante unos segundos.

    – [Nate]Te odian porque te tienen miedo. Cuando a ellos les odian ahí fuera por lo mismo.[/Nate] – era una obviedad, pero no pude dejar de comentarlo.

    – [Jane]Esta utopía es una farsa. Permiten que haya gente de las altas esferas que tiene hobbies como coleccionar caras humanas[/Jane].- espetó con rabia. Compuse una mueca de asco al ver el rostro de esa pesadilla viviente que se sentaba en el Consejo, esos ojos oscuros, terribles. Cuanto más veía, más razón tenía para darle a Jane.

    – [Nate]Las cosas malas de los seres vivos siempre están ahí. Pero las buenas también.[/Nate] – comenté intentando animarla. Su aura se reconfortó al pensar en su pareja. – [Nate]Eres buena persona.[/Nate] – le aseguré. Ella me miró a los ojos durante un minuto, luego apartó la mirada.

    – [Jane]Según el Omnilens, soy del bando del gris[/Jane].- explicó. Recordaba algo de los bandos de lo que Niall me había contado. La sociedad estaba dividida en tres bandos y las personas, según cómo fuesen, entraban en uno u otro, una especie de buenos, malos y neutrales en un supuesto intento de mantener el equilibrio.

    – [Nate]No es más que una máquina que te enseña unos datos.[/Nate] – respondí con sinceridad. Me apenaba ver cómo se había tomado como algo normal el hecho de depender de una invención para saber cómo tratar a una persona. – [Nate]Ahí fuera me conectaron a muchas, pero ninguna veía lo que yo.[/Nate] – razoné. Aún me dolían los ojos de una de esas máquinas, que producía descargas para ver si mi poder se localizaba en mis ojos. Ninguna lo consiguió, no entendieron que el cuerpo que veían no era más que una charada.

    – [Jane]Parece que el mundo no es mejor ahí fuera[/Jane].- meditó ella.

    Negué con la cabeza, se avecinaban malos tiempos. – [Nate]No llegué a ver mucho de él, pero la tensión…la gente tiene demasiado miedo. Y eso nunca lleva a nada bueno.[/Nate] – aseguré. Cuando el miedo dirige tus acciones, termina llevándote por el camino del que pueda alimentarse más de ti.

    Jane asintió, dándome la razón, y se quedó pensativa. La observé, pero su aura se enturbió cuando llegó un grito de la sala de un impresentable pidiendo su comida. Le dirigí una mirada de ánimo y ella suspiró, despidiéndose con un gesto amistoso con la cabeza.

    Le dirigí una sonrisa mientras salía. Una sonrisa que se desdibujó cuando volví a quedarme solo en el almacén. ¿Qué era la Escuela Legado?

  • NO EL LIDER, LA CABEZA

    Henry Crowe | Apartamento

    TARDENOCHE

    henryfuture

     

    La reportera del canal de noticias TVZ enviada a cubrir los sucesos de la explosión del edificio Lenora estaba dando los detalles de lo sucedido. En la esquina superior de la pantalla apareció un retrato que supuestamente debía de ser el mío. La capucha de la sudadera cubría mis ojos y podría apreciarse con claridad mi boca.

    (más…)

  • ¿NO ÉRAMOS TODOS MÁS FELICES EN ZEON?

    Laura Petrov | Z-Ambulancia

    TARDE-NOCHE

    laurafuture

    Abrí los ojos con dificultad porque me dolía horrores la cabeza, pero un luz blanquecina me cegaba y me impedía poder abrirlos por miedo a que me estallara el cráneo. Supuse que era por la mañana y que mis compañeras de trabajo me habían me convencido para beber «otra copa más» y después de eso, había venido la debacle en la que acababa totalmente borracha, bailando encima de la tarima para después vomitar en el callejón. No era algo que me hubiera pasado muy a menudo, de hecho, porque por lo general evitaba las fiestas y las reuniones con esa panda de arpías que solo me querían porque era hija de alguien del Consejo, pero era la única explicación razonable que le encontraba a ese dolor punzante y a la sensación de tener la boca seca. Laura Petrov no era una fiestera, era un miembro productivo de una sociedad que funcionaba con la precisión de un reloj suizo…casi siempre.

    Escuché una voz masculina mascullar algo que no llegué a entender, lo que me invitó a hablar.- [Laura]¿Me he muerto?[/Laura] tenía la voz pastosa. Lo que me faltaba era haberme machacado los dientes contra algún bordillo.

    – [Owen]No, sigues viva[/Owen].- pude abrir los ojos y vi unos ojos verdes más traviesos que el semblante que mostraba. Pertenecían a un chico que debía rondar mi edad y que se podía decir que no era la persona más fea del mundo.

    – [Laura]Vaya[/Laura].- resoplé y me fijé en que llevaba ropas de bombero. A saber lo que me había pasado.- [Laura]¿Dónde estoy?[/Laura]

    – [Owen]Pareces decepcionada[/Owen].- me colocó algo que parecía una tirita y noté la calidez de sus manos. – [Owen]Vamos camino del hospital, tienen que comprobar que no tienes nada grave[/Owen].- me explicó retirando las manos para volver a sentarse cerca de donde estaba. Por primera vez, me percaté de que estábamos en una ambulancia, que era exactamente igual que todas (con una camilla, estanterías con instrumental médico y olor a antiséptico) y recordé lo que me había pasado.

    – [Laura]No me malinterpretes, no soy una «novia de la muerte», pero al menos no me habría dolido mucho[/Laura].- entrecerré los ojos para que el dolor fuera algo más soportable: ¿Esto no se arreglaba con un analgésico? O con un bote.- [Laura]Hay formas peores de irse[/Laura].

    – [Owen]Sí, se a lo que te refieres[/Owen].- admitió frotándose las manos.

    Me quedé callada y abrí los ojos para observarle.- [Laura]¿Eres bombero?[/Laura]- no había sido mi pregunta más inteligente de la historia, pero ya estaba dicha. Supuse que además, tendría algún tipo de formación como paramédico y por eso me acompañaba en la ambulancia.

    – [Owen]El rojo me ha delatado, ¿cierto?[/Owen]- bromeó entrecerrando los ojos.

    – [Laura]Eso y recoger a una chica que acaba de desnucarse[/Laura].- le devolví una sonrisa dolorida.

    – [Owen]También he sacado a un cuarentón con poco pelo que lloraba desconsolado. No todo son bellas damiselas en apuros[/Owen].- se me iba a escapar una sonrisa boba, pero fruncí un poco el ceño al escuchar lo de «bella». ¿Estaba intentando ligar conmigo?

    – [Laura]¿Damisela en apuros? ¿De qué siglo eres, bombero? Soy una ingeniera sismográfica e hija de un miembro del Consejo[/Laura].- puntualicé con mi peor tono de «señorita odiosa». No podía acceder a mi Omnilens (seguramente por la contusión) para que me dijera de qué bando era ni quiénes eran los miembros de su familia, así que sonreírle ya era más de lo que debía hacer.

    – [Owen]Era una expresión. Por cierto, me llamo Owen, bomberos hay muchos[/Owen].- puntualizó un poco extrañado por mi reacción. Seguramente había empezado a pensar que era bipolar, pero tenía que comprender que si todos empezábamos a actuar como si los bandos no importasen, no nos diferenciaríamos en nada de los bárbaros que vivían fuera de Zeon.

    – [Laura]Encantada, bombero[/Laura].- recalqué en un tono que sonó peor de lo que había imaginado en mi cabeza.

    Volvimos a quedarnos callados y la ambulancia aminoró la velocidad hasta detenerse.- [Owen]Hemos llegado, a partir de aquí ellos se encargarán de ti[/Owen].- abrió las puertas de la ambulancia

    Mientras sacaban la camilla la ambulancia, rocé su mano rápidamente. [Laura]Gracias…Owen[/Laura].- siseé.

    – [Owen]Eh, ese es mi trabajo[/Owen].- sonrió y cerró las puertas de la ambulancia dispuesto a marcharse.

    Mi Omnilens volvió a conectarse y decidí buscar información sobre Owen, ignorando a los médicos que me transportaban. No lo hice en el modo de «búsqueda segura», porque era la mejor forma de llamar la atención para que te espiasen. Decidí dejarlo normal y que pareciera una búsqueda cualquiera.

    Primero salió su foto, así que hice click sobre ella y se desplegaron sus datos personales:

    Nombre: Owen
    Apellido: Williams
    Apellido materno: Lee
    Edad: 25
    Poder: Pirokinesis
    Alias: Fire man
    Profesión: Bombero

    Esos apellidos no sugerían nada bueno, por lo que decidí adentrarme en su árbol familiar.

    Padre: Dominic Williams
    Madre: Rebecca Lee
    Hermana: Jane Williams
    Abuelo materno: Victor Preston
    … (resto de familiares)

    Solo me quedaban sus afiliaciones, pero las tenía claras. Aún así, pinché y leí claramente:

    MOONDIES

    – [Laura]Zoder[/Laura].- exclamé.
    – [b]¿Está bien, señorita Petrov?[/b]- me preguntaron y asentí como pude para que me dejaran en paz.
    – [Laura]Eh…[/Laura]- conseguí decir.
    – [b]Lo siento, pero tengo que pedirle que desactive el Omnilens para continuar con la exploración[/b].- me pidió aquella mujer de raza negra en un tono amable.

    Envié la orden mental de desconexión por exploración médica y medité sobre lo mucho que quería saber sobre Owen. Por una vez, el Omnilens no parecía suficiente. ¿Serían los Moondies tan peligrosos como decían? Él no lo parecía, pero a lo mejor formaba todo parte de una estrategia.

    Pero, ¿una estrategia para qué? ¿No éramos todos más felices en Zeon?

  • EL HOMBRE DE LA PROFECÍA

    Diario de Nate | Sanctuary

    TARDE-NOCHE

    natethink

    En el almacén al que el coctelero me había enviado me esperaba en efecto un hombre de ascendencia nativo americana llamado Kuruk. Pero hasta ahí se correspondían las cosas con lo que de verdad pensaba que iba a ocurrir.

    En lugar de encontrar un rostro curtido de un viejo trabajador del almacén que me daría la tarea que más le desagradase hacer, lo que encontré fue un rostro, curtido, sí, pero amable, que en lugar de tenerme reservada una pesada tarea lo que me tenía reservado era un plato de comida caliente, una bebida refrescante y unas ropas del bar para poder cambiarme las que llevaba.

    Kuruk y yo no hablamos demasiado, solo no necesario. Daba la impresión de que los dos éramos silentes y observadores. Aun así, hasta que me indicase que tenía que subir de nuevo a ver al dueño del local, tuve tiempo a conocer algunas de sus cicatrices. Las físicas y las que no lo eran.

    Agradecido por el cambio de ropa, comprobé que la nueva me apretaba ligeramente el torso, pero aun así era mucho mejor que la que traía, con la que llevaba días. Frente a las puertas dobles del despacho del dueño, había un hombre alto, de aspecto imponente, pelo oscuro y piel clara. Se presentó como Oliver y llamó un par de veces a la puerta.

    – [Niall]Adelante.-[/Niall] se escuchó decir tras las puertas. Oliver asintió y me invitó a pasar. Un hombre tan grande, tan fuerte y tan temeroso de su propia fuerza. Podía identificarme con él en algunas cosas, aunque seguro que él conocía más de sí mismo que yo.

    Al cruzar las puertas volví a esa gran sala, que pese a ser la del dueño y resultar aparente, una vez estabas el suficiente tiempo en su interior te dabas cuenta de que no había derroche. Todo estaba en su justa medida. No dejé escapar el detalle.

    Allí, cerca de un piano, la única pieza que parecía destacar en toda la sala, estaba él, poniéndose en pie con un elegante traje gris sin corbata.

    – [Niall]Nate Evans, no te imaginaba tan… alto. Puedes llamarme Niall.-[/Niall] respondió acercándose a mí para estrecharme la mano. Parecía un hombre distinto al que había conocido antes y que solo me había visto unos segundos antes de ofrecerme el trabajo. En aquél momento había estado preocupado, necesitaba prepararse.

    – [Nate]Lo dices como si fuera conocido.[/Nate] – pregunté, intrigado.

    – [Niall]No, simplemente me han hablado de ti. No te quedes de pie, toma asiento.-[/Niall] me invitó, señalando una zona con un par de sofás separados por una pequeña mesa de café. Me senté en uno y él se sentó frente a mí.

    Pasamos unos segundos en silencio, él me observaba, con curiosidad. Mis experiencias sería lógico que me hubiesen hecho desconfiado, pero tenía un talento natural para ver en quien confiaba y en quien no. – [Nate]¿Quién te ha hablado de mí?[/Nate] – pregunté directamente. Permanecí atento a su reacción, imperturbable, pero con un deje incómodo que escondía algo más. Ese hombre guardaba un secreto que le dolía profundamente y saber que tendría que sacarlo a relucir en nuestra conversación le inquietaba.

    – [Niall]Una joven encantadora que ya has tenido el placer de conocer.-[/Niall] indicó. Pensé por defecto en Sophie, pero ella, pese a ser encantadora, no parecía ser la persona adecuada. Como no conocía a demasiadas personas allí, la respuesta era fácil.

    – [Nate]La chica de las visiones, Kaylee.[/Nate] – respondí pensativo. Había tenido una visión sobre mí que la había sorprendido y asustado, pero había actuado con normalidad y me había enviado allí. – [Nate]Ella me envió aquí.[/Nate] – afirmé, esperando que me descubriesen qué escondía todo ese misticismo.

    – [Niall]Mi bar no es solo un bar.-[/Niall] respondió Niall. Hizo una pausa, estudiando mi reacción sin ser consciente de que yo podía ver la suya.  – [Niall]Es también el hogar de la Resistencia y tú Nate, posees ciertas cualidades que nos vendrían muy bien[/Niall]. – añadió finalmente.

    – [Nate]Resistencia…¿contra este gobierno? ¿El que se supone que es una utopía?[/Nate] – pregunté, terminando de tantearle. Quería asegurarme de que eso no se trataba de una prueba.

    – [Niall]Que no te engañe lo maravilloso que parece todo. Quien mueve los hilos de esta utopía no es más que un déspota.-[/Niall] replicó. Ahí tuve mi confirmación, no en sus palabras ni en sus gestos, porque todo el mundo puede fingirlos, si no en lo que vi de verdad, en su aura. Niall tenía una mezcla de frustración, dolor, ira, impotencia y desesperación contra ese lugar. Su rencor no venía del miedo, venía del desprecio.

    – [Nate]No parece que vivas mal. [/Nate] – apunté, dejando que sus sentimientos se acumularan y formasen una imagen más clara.

    – [Niall]Hubo un tiempo en el que no fue asi. Verás, mi madre era humana, y por muy nuevo que seas aquí sabes lo que eso significa.-[/Niall] respondió. Vi la forma clara y pura de su madre, alejándose de un lugar oscuro y deprimente donde su hijo sería perseguido para llevarle a un lugar mejor, donde aceptasen a la gente como él. Allí las cosas fueron mejor para su hijo, pero ella siguió en un mundo oscuro y deprimente, sacrificándose en trabajos poco cualificados por el hecho de no tener poderes. Niall había sido consciente de todo, esforzándose para conseguir algo que la ayudase a dejar de trabajar, pero cuando lo consiguió fue tarde. Como telón de fondo a un Niall roto de pena por la muerte de su madre, apareció una figura oscura y siniestra, su padre, que le decía que lo sentía después de haber estado ausente, viviendo de maravilla en esa utopía solo por el hecho de tener poder.

    – [Nate]Voy a ser sincero.[/Nate] – afirmé después de ver sus motivaciones. – [Nate]Por mi habilidad, sé que dices la verdad. Y sé que buscas un mundo mejor. [/Nate] – continué, siendo sincero. A mis captores les había escondido mi habilidad, excepto a una joven a la que quise ayudar, pero eso había quedado atrás, junto con ella.

    En mi camino había visto mucha desdicha, había sombras ocultas en las esquinas de esa utopía, tras cada persona. Si podía ayudar a aliviar esas sombras, lo haría. – [Nate]Pero no sé exactamente qué papel puedo jugar en todo eso.[/Nate] – añadí. Ésa era mi verdadera duda. No creía que tuviera que ver con mi poder, quizá tenía que ver con mi origen, con el hecho de no ser humano.

    – [Niall]Solo puedo decirte que dentro de unos días se llevara a cabo un plan, y que tú seras una parte crucial de ese plan.-[/Niall] respondió. Vi inquietud por el plan, muchas personas iban a estar en peligro y parecía ser un todo o nada.

    Me quedé un instante valorando su aura y entonces le tendí la mano. – [Nate]Podéis contar con toda la ayuda que pueda daros.[/Nate] – aseguré. Todo lo que estuviera en mi mano. Quizá había llegado a ese planeta con el fin de ayudarles a salvarse.

    – [Niall]Fantástico. Y ahora déjame que te invite a una copa.-[/Niall] ofreció, acercándose a una pequeña barra privada.

     – [Nate]Gracias. Y Niall…[/Nate] – empecé a decir. – [Nate]La culpa es suya, no tuya.[/Nate] – dije finalmente. Percibí el cambio en su aura, aumentando su paz todo lo que podía aumentarla la opinión de un desconocido.

    – [Niall]Además de apuesto, encantador, eres todo un partido.-[/Niall] replicó con una sonrisa.

    Acepté la copa y pasamos un rato hablando, especialmente él, ahora que se encontraba en un entorno más cercano. Después me presentaría al resto de miembros de la Resistencia que trabajaban en el local. Al resto de miembros, los que no trabajaban ahí y estaban en otros puestos, ganando influencia e información, y los que estaban refugiados en el pueblo a las afueras llamado Canton. Mi poder era muy útil para conocer a las personas, pero lo que no podía decirme era que, en un mundo u otro, esa gente estaba destinada a ser mi hogar.