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Categoría: Localizaciones

  • AUT REGNI

    AUT REGNI

    Diarios de Destino | Aleion

    INDETERMINADO

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    Mientras sus amigos libraban una batalla contra las fuerzas de la Iniciativa que por el momento parecía decantarse a su favor, los Moondies que habían entrado al subconsciente de Sarah descansaban en una sala, inmóviles y atendidos por los médicos de los O.W.L.S. Los mismos médicos que cerca de allí mantenían estable a una Mara cuyo cuerpo transformaba contra una metamórfica infección que cada vez se extendía más.

    Los Moondies eran conscientes de que el tiempo corría en su contra, y pese a las adversidades, se adentraban en el subconsciente de Mara para encontrar la respuesta que sería clave en la vida de su amiga.

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  • AQUEL INFINITO DE NUBES

    AQUEL INFINITO DE NUBES

    Sarah |Subconsciente

    ¿MADRUGADA?

    beatrix280316

    Cuando me quedé sola, el peso de las preocupaciones cayó sobre mis hombros como una losa. No es que fuera una persona muy tranquila y despreocupada habitualmente, pero cuando la mayor parte de tus amigos están dentro de tu cabeza hurgando entre tus recuerdos y la vida de una de ellas depende de una decisión que tienes que tomar, eso se multiplica por mil y en mí es decir mucho.

    Había dejado las vías del tren atrás y me adentraba con pasos cortos en las nubes del subconsciente de Mara, que reflejaban la luz del ocaso en un cielo eterno. Por una parte, agradecía que Dom no hubiera venido, porque con todo lo ocurrido con Sasha lo que menos me apetecía era ver cómo empezaban las bromas. Aún así, seguían estando dentro de mi cabeza Daniel, Ed, Diana y Cara y no sabía qué se podían encontrar: enamoramientos adolescentes, escenas vergonzosas y recuerdos traumáticos. ¿Por qué no se me había ocurrido pensar que sí había cosas que no quería que nadie viera?

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  • SUPERANDO EL DESTINO

    SUPERANDO EL DESTINO

    DANIEL ARKKAN | ALEION, SUBCONSCIENTE DE SARAH

    INDETERMINADO

    danielwhite

    Observé al tren perderse entre las estrellas y suspiré, consciente de que con solo una palabra de Sarah, habría sido incapaz de apartarme de su lado, buscando alguna forma de asegurarme de que Ed estuviese bien sin dejarla.

    Supuse que tenía miedo, ya no solo porque la vida que había tenido me había acostumbrado a perder sino por los eventos más recientes. Hubo días en aquella fría fábrica en los que pensé que no la recuperaría jamás. Que lo nuestro había llegado a su fin.

    Por aquél entonces seguí adelante porque estaba en peligro, luego, me vine abajo cuando volvió, y ahora que las cosas iban bien, tocaba lidiar con las secuelas, con el cansancio físico y mental, con los miedos y las inseguridades. Pero si eso significaba volver a estar junto a Sarah, era un pequeño precio a pagar.

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  • LA DESPEDIDA

    LA DESPEDIDA

    EDWARD MACLAY| Subconsciente de Sarah

    NUBES Y FUENTES

    edbarba

    Me levante del suelo sacudiéndome el polvo de encima, aunque en realidad no fue más que un acto reflejo ya que en el subconsciente de Mara no había polvo, o tal vez estaba aun en el subconsciente de Sarah, no estaba del todo seguro. Mire a mi alrededor y agradecí no encontrar ningún punto de luz extraño, no me apetecía acabar en una realidad paralela, aunque en este caso lo mismo terminaba en otro subconsciente.

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  • EL DESENCADENANTE DE LA GUERRA

    EL DESENCADENANTE DE LA GUERRA

    Dominic Williams |Sede de los O.W.L.S.

    MADRUGADA

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    Nos encontrábamos en lo que era el Hall del supuesto hotel, incluso tenían un recepcionista en la entrada para simplemente decir que estaban completos y no podían aceptar más huéspedes de turistas despistados. Antes de marcharse al país de los sueños Sarah nos había avisado de que Preston había mandando a sus Adams Zero, no podía esperar menos de mi suegro, incluso decirlo mentalmente me produce un terrible malestar en el cuerpo.

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  • LA LABOR DE UN VIGILANTE

    LA LABOR DE UN VIGILANTE

    Christopher MacLeod | Subconsciente de Sarah, Aleion

    ALBA ETERNO

    macleodcuero

    Resultaba curioso como llegábamos a cambiar las personas. No importaba cuánto tiempo hubieses estado solo hasta el momento en el que conoces al amor de tu vida, una vez lo haces, estás destinado a echarla de menos y a no concebir una vida sin ella, aunque ya la hayas conocido.

    Diana acababa de irse y ya estaba lamentando mi decisión de quedarme, pero tenía una tarea que hacer en el subconsciente de Sarah, empezando por las maletas que no estaban todavía en la sección de objetos perdidos.

    Recordaba perfectamente el colapso que había tenido en el Palacio por culpa de la acumulación de recuerdos y saber que seguían en su mente me hacía preocuparme porque volviera a suceder. Además, necesitábamos la información que contenían y entrar a la mente de alguien no es algo que se haga todos los días.

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  • EGREGORE

    EGREGORE

    Diarios de Destino | Subconsciente de Sarah

    INDETERMINADO

    train

    La oscuridad fue total cuando el tren color ébano atravesó el largo túnel de salida de la estación. La negrura era tan densa que incluso el sonido parecía volverso opaco por ella, a excepción del traqueteo de las vías y la conversación de los que iban dentro.

    Cuando el túnel llegó a su fin, la negrura comenzó a cubrirse de diminutos puntos de luz correspondientes a distantes estrellas, surcando unas vías únicamente sujetas a la estación y su destino.

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  • LA ESTACIÓN DE TREN DE SARAHLANDIA

    LA ESTACIÓN DE TREN DE SARAHLANDIA

    Diana | Sede de los O.W.L.S.

    MADRUGADA

    diana090915

    Eran las doce del mediodía en Amsterdam, cuando el portal que abrió Vincent, nos llevó a él a Ed y a mí a una tienda regentada por una pareja de porreros que estuvieron encantados de vendernos todas las hierbas y darnos unas cuantas más para el camino. Fue bastante gracioso ver cómo Ed se ponía como un tomate para decirle que no a unos brownies «con misterio» que la rubia tetona (de cara era un orco) le ofrecía. Vincent y yo nos llevamos unos cuantos -solo esperaba que no estuvieran demasiado duros el día que naciese Amy-.

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  • CASUS BELLI

    CASUS BELLI

    Diarios de Destino | Condado de Ripper

    MAÑANA

    bionichand

    El sol se alzó por encima de las copas de los árboles del Bosque de los Lobos, bañándo la fría y aséptica piedra del edificio de la Iniciativa, en cuyo interior la gente llevaba bastante tiempo despierta.

    En la planta más alta, el General Preston lo observaba a través de unas ventanas que no dejaban ver el interior, moviendo su mano robótica mientras esbozaba una mueca.

    Alguien llamó a la puerta y el General pulsó un botón para que se abriese, dejando pasar a la doctora Cooper.

    – [Zoe]General, el sujeto King ha tenido éxito en su cometido[/Zoe].- explicó una vez se hubo cerrado la puerta. Esbozaba en sus labios una sonrisa pérfida. A quien estaba escuchando la conversación se le antojó una mujer perversa, la clase de doctora que da pesadillas. Pero a Preston no, ese rasgo de su personalidad le parecía útil.

    – [Preston]No dudo que lo ha disfrutado.[/Preston] – aseguró refiriéndose al miembro de Adams Zero, King. Él y el resto de su equipo llevaban una semana atacando y desestabilizando a los enemigos con tácticas que el General no estaba seguro de aprobar por ser demasiado sutiles, pero que habían tenido éxito por el momento, consiguiendo eliminar unos cuantos parásitos de la gente del Director. Ahora parecía que no iban por mal camino con la Cazadora y sus monstruitos.  – [Preston]¿La ha matado?[/Preston] – preguntó él sin parpadear.

    – [Zoe]Podría decirse que sí[/Zoe].- replicó la otra. A quien escuchaba no se le pasó por alto que titubeaba, y seguramente al General tampoco.

    Preston se acercó a ella y la alzó, sujetándola por el cuello con su mano robótica. – [Preston]Estamos en guerra. No hay tiempo para tonterías.[/Preston] – sentenció mirándola como a algo prescindible.

    – [Zoe]Se-señor…suélteme[/Zoe].- dijo llevando sus manos sobre la de Preston, intentando liberarse. Él la bajo y soltó ligeramente la presa con la que la sujetaba.
    – [Preston]Habla.[/Preston] – añadió sin dejarla ir. Ella tosió, llevándose las manos al cuello.

    – [Zoe]Hemos perdido su rastro[/Zoe].- respondió tratando de no mirarle directamente a los ojos.

    – [Preston]Ahora explícame cómo es posible que una muchacha indefensa escape de un monstruo como ese.[/Preston] – la retó el General, dejándola ir, pero reteniéndola con una mirada inquisitiva.

    – [Zoe]F…Frank[/Zoe].- respondió la doctora con voz temblorosa, acompañando los movimientos de su cuerpo. Quien escuchaba aguzó su oído digital mientras buscaba la información disponible.

    Frank. Alias: Frank Umbra, Penumbra. Afiliaciones conocidas: Adams Zero, Grupo de la Cazadora. Poderes: Teletransporte a través de una realidad demoníaca. Observaciones: Clon del original. Problemas en impronta.

    – [Preston]Envía a Adams Zero. Que le rastreen y acaben con todos ahora que están centrados en su amiga moribunda.[/Preston] – espetó el General con una ira en la mirada que podría haber incendiado la sala. Después miró el reloj y guardó silencio.

    – [Zoe]A sus órdenes, señor[/Zoe].- respondió la doctora al ver que por el momento se había librado. Salió de sala sin decir palabra y cuando abrió la puerta, se cruzó con una de las activos. Una atractiva pelirroja.

    La miró extrañada, pero al ver que ella caminaba directamente hacia el apartamento del General, continuó su camino, con la puerta cerrándose a sus espaldas.

    La muchacha cortó la conexión los sistemas y volvió a su ser. Se desperezó  y dio un trago de su bebida energética, componiendo una mueca al notarla templada. Llevaba demasiado tiempo con la cabeza metida literalmente en los sistemas de vigilancia de la Iniciativa.

    Cogió el teléfono y marcó la extensión del Director. La información que tenía que contarle le iba a interesar bastante.


    UNOS MINUTOS MÁS TARDE

    palaciokvinneby

    El Director observó a través de la ventana de su despacho mientras esperaba a que alguien respondiera al teléfono al otro lado. Finalmente, escuchó una voz cansada al otro lado que conocía bien.

    – [Z]Sarah.[/Z] – saludó el Director.

    – [Sarah]Siegfried[/Sarah].- respondió ella con seriedad al reconocerle. Esa chica provocaba en él una serie de reacciones que no podía permitirse. La principal es que en el fondo la admiraba, y se sentía culpable por arrebatarle su libertad cuando Beatrix tomase control de su cuerpo.
    – [Z]La Iniciativa ha enviado a un grupo de Adams Zero hacia vuestra localización.[/Z] – aseguró sintetizando la información que Software le había dado por teléfono hacía unos minutos. – [Z]Buscan atacaros mientras Mara está inconsciente.[/Z] – añadió, dejando caer todo lo que sabía para dejar claro que todavía ostentaba mucho poder y sus ojos y oídos estaban en todas partes.

    – [Sarah]¿Cómo lo sabes y lo que es más importante, por qué me avisas? ¿Qué ganas con esto, Siegfried? Y no me mientas, porque no das puntada sin hilo[/Sarah].- sentenció sin un ápice de miedo en su voz. Z nunca había sentido demasiada consideración en aquellos que le temían. Se preguntó una vez más por qué era a esa chica a la que no podía tener como aliada, por qué la única forma de traer a su amada de vuelta significaba acabar con alguien como ella. No había espacio para esos pensamientos si quería a Beatrix. La respuesta estaba clara hacía mucho tiempo.

    – [Z]Olvidas que soy el Director de los servicios de inteligencia de este país.[/Z] – le aseguró. No solo tenía a su disposición las capacidades de todos los potenciados que habían decidido seguirle y creían en su sueño, también tenía todo el poder que otorgaba su posición. – [Z]Mi interés no es otro que saldar la deuda que contraje cuando los míos te dejaron en la Iniciativa.[/Z] – afirmó, sin mentir totalmente. Era cierto que tenía una deuda con ella, pero también tenía otros intereses que aún no estaba dispuesto a desvelar. No quería que atacasen a Beatrix mientras aún se recuperaba en el interior de Sarah.

    – [Sarah]Tendré que decidir yo con qué saldas esa deuda, ¿no?[/Sarah]- le retó. Z esbozó una sonrisa. Envidiaba la pasión de la juventud.

    – [Z]Estamos en paz, Sarah. Suerte con tu amiga.[/Z] – le deseó de corazón segundos antes de cortar la comunicación.

    Dejó el teléfono a un lado y observó el esbozo que había hecho de Beatrix, ajado por el tiempo que había pasado desde aquél momento. Su utopía no existía sin ella. No podía permitirse dudar. Lo sentía por Sarah, pero pronto Beatrix volvería a su lado.