Moondale

Categoría: Calles de Moondale

  • VISITAS INESPERADAS

    [align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=3]Sarah Echolls | Residencia Universitaria Fenris, Habitación de Sarah

    [color=#81BEF7]MAÑANA[/SIZE][/color][/font][/b]

    sarahrandom

    [SIZE=2]

    La pequeña cazadora, pero a la vez de gran destino, Sarah Echolls, estaba sentada tranquilamente en su habitación tomando su desayuno habitual de leche con cacao. Pese a que sus ojos seguían entrecerrados, el mundo estaba completamente despierto, y le deparaba sorpresas que no se podía imaginar.

    Encendió la televisión para distraerse un poco, ya que aún no tenía una compañera de habitación asignada después de que Ann Sommerville pasase a ser la compañera de otra estudiante. Fue cambiando de canal hasta que se detuvo en uno en el que estaban echando «Smallville» y lo dejó puesto mientras terminaba de desayunar. Apenas llevaba unos minutos puesto cuando saltaron a publicidad, en ese momento desvió la mirada distraída a su taza hasta que escuchó un anuncio que le llamó la atención, uno de una nueva serie que escuchó de principio a fin, y cuando pasó, aún no había terminado de creérselo. Se levantó para llamar a los demás pero en ese momento llamaron a la puerta, pensó que quizá fuese Daniel y fue a abrir.

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  • DECADENTE

    [align=center][SIZE=3][b][font=Bookman Old Style]Diarios de Destino[/SIZE][/b][/font]

    vurdalak

    [SIZE=2]
    Al más puro estilo de algunas ciudades europeas (no en vano el condado de Ripper fue a partes iguales una colonia española e inglesa), Moondale se llenaba de vida por las noches, aunque quizá habría sido más correcto decir que se llenaba de muerte pues los “pobladores de la noche” no eran solo jóvenes pasándoselo bien, en un amplio sentido del término, sino también toda una variedad de criaturas sobrenaturales que la gran mayoría seguía considerando mitos y protagonistas de nuevas historias románticas llenas de tópicos.

    Dentro del mundo sobrenatural lo que más abundaba eran sin duda los vampiros, y en Moondale más todavía y dentro de esa masa de vampiros había de todos los tipos, pseudo-casanovas, simplones que parecían perros, auténticas perras del infierno, una buena…

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  • ME ENCUENTRO A UN TIPO PINTADO DE VERDE

    [align=center][b][font=Times][SIZE=3][Harmony Brasher | Calles de Moondale – Bar de Lorne][/SIZE][/font] [/b]

    negro

    Me paré frente a un semáforo en rojo y miré al suelo. Hacía un rato que había dejado mis cosas en la habitación, pero no había visto a mi compañera. Aunque también era verdad que apenas me había quedado allí para ver si ella llegaba y poder conocerla: no tenía ganas de estar en la residencia, tenía ganas de dar una vuelta por la ciudad y tomar el aire.

    No había una razón especial. Bueno, sí que la había. Había pasado todas las navidades metida en casa, con la familia, y necesitaba reencontrarse con Moondale. A diferencia de años anteriores, aquel año por fin habían hecho una visita a Shawnee. Había echado tanto de menos a mi familia de allí que casi me daba la sensación de que había pasado una vida sin verlos, y seguramente por esa razón lo había pasado tan bien. A pesar de los apretones de mofletes de la abuela Gertrud. A pesar de los interminables monólogos de la tía Marie sobre que debía llevar cuidado con los chicos, porque ella ya había tenido muy malas experiencias por su culpa y sabía de lo que estaba hablando. A pesar de las comidas interminables que te dejaban con la sensación de que no ibas a poder moverte el resto de tu vida de lo llena que estabas. Pero bueno, eran cosas que una debía aguantar, y que solo eran una pequeña parte mala de una gran todo bueno.

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  • GATITA Y LOBITA

    [align=center][b]Suzanne Sommerville | De camino a casa de las Echolls | {Con Sylver}[/b]

    annsommerville

    Despertarme la mañana de [b]Nochebuena[/b] sin tener a [b]Caroline[/b] saltando a los pies de mi cama, entusiasmada con las aceleradas compras de última hora y sin mi madre corriendo de un lado para otro batiendo huevos con una mano mientras con la otra habla con sus padres por teléfono, en un acelerado francés, se me ha hecho raro. Pero sé que es lo correcto. Por el bien de todos.

    Aún no tengo claro como me he dejado convencer por [b]Sylver[/b] para esto. Vale que en parte ha sido idea mía, pero llevo tanto tiempo sin bailar delante de gente (desde el concurso que ganamos antes del Baile de Graduación) que por momentos temo que se me vayan a trabar los pies y acabe despatarrada delante de la puerta de [b]Diana[/b]. Aunque bueno, al menos, el espectáculo estará asegurado. Suspiro, notando como la tela del vestido se pega a mí, y me giro para mirar a [b]Sylver[/b], con una media sonrisa.

    —[b]Creo que las Navidades harán que engorde un poco, ¿no crees?[/b]—dice, mirándose al espejo desde todos los ángulos.

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  • QUE COMIENCEN LOS PREPARATIVOS

    [b]Suzanne Sommerville | Calles de Moondale | Casa de las Echolls |
    {Con Sarah Echolls}[/b][/align]

    annsommerville

    Las calles de [b]Moondale[/b] parecen tranquilas, como recién pintadas sobre un lienzo, o sacadas de una fotografía antigua. Camino por las aceras, intentando no pisar las líneas que las unen, manía o costumbre que tengo desde pequeña. Llevo el bolso un poquito más cargado que de costumbre, y los tacones de los zapatos que me pondré para la fiesta sobresalen como dos bultos extraños en la anatomía de tela vaquera que cuelga de mi hombro.

    Desde que me desperté por la mañana, cerca de las nueve, estuve haciendo ejercicio físico: abdominales, sobre todo. Si estoy cansada desde la mañana, me resulta mucho más fácil afrontar el día sin comerme la cabeza. Es extraño: antes no solía darle demasiadas vueltas a las cosas, me adaptaba al día como venía, y si no era de mi agrado, ya vendrían otros que me gustarían más. Pero ahora lo único que puedo hacer es darle vueltas en un rinconcito de mi mente a todo lo que he leído sobre mi condición. He logrado alejar de mí la paranoia constante, al menos es un paso.

    La casa de las [b]Echolls[/b] es increíble. Preciosa. Como una casa de brujas (de las de verdad) y, bueno, teniendo en cuenta que [b]Diana[/b] es… bueno, [b]Diana[/b]; es divertido, en cierta línea de humor negro, que su casa parezca la de una bruja. Hace un pelín de frío, así que mientras subo las escaleras me arrebujo un poco más en la sudadera, colocándome bien el bolso sobre el hombro.

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  • PASEO Y DISFRUTE

    [b][Maximilien|| Su casa][/b][/align]

    callemoondale113

    El vaso de cristal estaba literalmente vacío, y mis dedos parecían aburrirse, dado que no lo soltaban en absoluto. Con la mano libre, me apreté los ojos, intentando liberar una frustración que venía carcomiéndome desde horas atrás. Maldita Alice, si no hubiese aparecido anoche, no estaría con una calentura continua esta mañana. Me levanté del sofá hacia la barra, agarré la botella de cristal y rellené mi vaso con escocés puro de anda a saber de que año. Observé mi inexistente rostro en el líquido ámbar, agradeciendo no poder verme; no estaba de humor para saber si me veía fatal. Que de seguro estaba viéndome fatal. Me bebí el escocés de un solo trago, disfrutando ese ardor bajar por mi garganta.

    Seguía teniendo sed, pero no de bebidas añejas del Reino Unido. Era esa sed que llamaba al cazador que vivía debajo de mi piel cada día desde hace doscientos años. Y mi comida me esperaba en una habitación, bastante cuidada. Dejé el vaso en la barra, crují los huesos de mi espalda y cuello, preparándome para un desayuno de unos veinte años, rubia y ojos verdes. Delicioso.

    La chica en cuestión estaba acurrucada y temblando en la esquina de la habitación, sollozando compulsivamente y abrazando sus piernas. Se acurrucó más al percibir mi entrada en el lugar. Me sonreí, acercándome hacia ella, a una distancia no mayor de cincuenta centímetros, lo suficiente para no atacarla así como así (que tengo modales a la hora de comer) y para intimidarla un poco más. Me acuclillé, sin dejar de mirarla; piel pálida, cubierta de pecas, cabellos rubios, una mezcla entre platino y dorado y ojos enrojecidos que resaltaban más ese verde aguamarina. Seguramente tenía ascendencia sueca u holandesa o alemana, ¿quien sabe?.

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  • ACERCAMIENTO CON CAFES

    [b][ Ben McBeth | Calles de Moondale | [color=green]{ con Sarah Echolls }[/color] ][/b][/align]

    benjaminmcbeth

    La gente normal llega a una ciudad nueva, amuebla su casa comprando en Ikea y sale, cámara en mano, a conocer la ciudad para poder enviar a sus familiares la imagen de su nuevo y feliz hogar. La gente como yo llega a una ciudad, se topa con una bruja preciosa, toma un escocés en un bar de demonios con un vampiro con ínfulas de William el Sanguinario y es abordada el mismo día por un Aesir y una bruja pelirroja con un objetivo común: convertirme en el aliado de una causa absurda y muy fuera de sus posibilidades. Otra cosa tal vez no, pero podía asegurar que mi llegada a Moondale había resultado de lo más interesante.

    El caso es que… no estaba acostumbrado. No estaba acostumbado a que me pidieran ayuda, a no ser que se tratase de algún asunto turbio y hubiera una cierta cantidad de dinero de por medio. Y tampoco a que tratasen de darme lecciones morales sobre cómo no estamos solos en el mundo. Puestos a enumerar cosas a las que no estaba acostumbrado, ni siquiera lo estaba a que desconocidos me hicieran ofertas mientras caminaba por la calle o me tomaba un café (muy oscuro, nada de azúcar; horrible para las venas pero perfecto para mi cerebro). Quizás de ahí viniera la curiosidad.

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  • MEDIDAS DESESPERADAS

    [align=center][b][font= Garamond][SIZE=5]Daniel Arkkan | Varios: Casa de las Echolls; Calles de Moondale. [/SIZE][/font][/b]

    danielarreglao

    Cuando me levanté pensé que aún se notaría una sonrisa en mi cara. La cita de ayer no podía haber ido mejor. Cuando me besó, sentí que el tiempo se detenía y que nada era más importante que estar junto a ella. Después fui yo el que la besó, y la sensación no cambió en absoluto, me sentía con fuerzas para superar cualquier cosa, y sabía que siempre las tendría mientras estuviese con ella.

    Después nos quedamos un rato abrazados con la preciosa vista del lago Nymeria, con las estrellas reflejadas en él. Siempre había sido una persona bastante protectora, y con Sarah aún más que con los demás, pero en ese momento sentí esa parte de mí más fuerte que nunca, ahora no sólo haría y daría lo que fuese por salvarla, sino que además volvería vivo para estar con ella.

    Mientras volvíamos en el coche, con Sarah de nuevo al volante, estuvimos hablando respecto a Diana. Sarah era una persona muy emotiva e increíblemente bondadosa, y se sentía muy mal por lo que debía haber pasado Diana. Tuvimos la idea de prepararle una fiesta sorpresa para celebrar su cumpleaños el día trece y después Sarah se quedó en silencio, pensativa, seguramente pensando todos y cada uno de los detalles de la fiesta.

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  • RECOGIENDO LA COSECHA

    [align=center][SIZE=4][font=Bookman Old Style]Diarios de Destino | Exterior de Silver
    [/SIZE]
    callemoondale113[/align]

    Un paso, dos, tres…la pálida imitación de ser humano caminaba lentamente, sintiendo como cada segundo su último cuerpo se quedaba seco, sin vida, pronto tendría que tomar posesión de otro, ese era su eterno destino, vivir siempre en un cuerpo que no sería el suyo, y morir una y otra vez, era una simple marioneta de la muerte, sin más sentimientos que la acera por la que caminaba.

    Las puertas del Silver se abrieron de par en par, dejando paso a un par de muchachos bastante borrachos que se tambaleaban buscando un lugar donde despejarse.

    – [b]Dios tío, creo que me he enamorado, ¿has visto a la pelirroja? [/b] – preguntó el más alto, de pelo castaño a su amigo de pelo rubio mientras se apoyaban en la pared de fuera. – [b]Es una…una…dios tío. [/b]

    – [b]Ya te digo… [/b] – confirmó el rubio. Después de unos segundos de silencio añadió. – [b]Como soy buen amigo… te dejo a la pelirroja. [/b] – se colocó frente a su amigo y le puso una mano en el hombro. – [b] Peeeeero…yo me quedo con la rubia y con la morena. [/b] – añadió con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos medio entrecerrados. Después el moreno le rodeó torpemente con los brazos, y se quedaron así, tambaleándose, durante varios minutos, como si solo hubiesen pasado segundos.

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