[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Diana Echolls| Bosque en Technicolor [/b][/SIZE][/font]
En cuanto puse los pies sobre el andén, éste (y con él toda la estación, incluido el tren de marras) empezó a desdibujarse. Como si fuera parte de una historieta que alguien escribe y cuando ve que algo no le gusta, la borra y pasa página. Poco a poco, ante mis ojos empezó a aparecer un bosque, pero no era uno cualquiera, si no uno en el que el cielo era de un azul imposible y cuyas hojas, eran tan verdes, que me hacían dudar de mi cordura. Una extraña sensación de comodidad me invadió y me di cuenta, de que ya había estado allí. Era una comodidad extraña, porque la última vez que había estado en ese sitio me habían cambiado de un cuerpo de fea pero simpática a uno de guapa y simpática todo en uno, a la hermana vampiresa por una imbécil, a la normal por una que me odiaba y de paso, nadie recordaba nada de mi yo feo, ni siquiera, que no era la Barbie que todos pensaban que era.