[b][ January Allard | ][/b][/align]
Odiaba correr tanto como lo había hecho toda mi vida, pero era consciente de que en aquel momento era lo único que me ayudaba a conservar la cordura. Correr, el corazón bombeando fieramente sangre a todos los músculos, las piernas sacando fuerza de flaqueza para saltar sobre ramas y olvidarse del dolor de correr descalza por un terreno como aquel. La falta de aire, que mis ojos sólo fueran capaces de captar colores borrosos que pasaban junto a mí sin entretenerme. Sin pensar, sólo tratando de sobrevivir a [i]no sabía qué[/i] y sorprendiéndome de vez en cuando de que aún pudiera seguir corriendo, de que no me hubiera caído al suelo, de que las ramas no me hubieran derribado, de no haberme desmayado…
-[b][i]El licántropo ha escapado por aquí, rápido.[/b][/i]
Tardé unos segundos en procesar aquella frase. Unos segundos en los que di tres zancadas más, antes de frenarme en seco, sintiendo un dolor breve pero agudo extendiéndose por mi pierna derecha al clavarla en el suelo en un ángulo no del todo natural. Miré frenética a un lado y a otro, sin llegar a ver nada. [i]El licántropo ha escapado por aquí, rápido[/i] sólo podía significar que sabían que estaba allí. Que sabían lo que era. Lo que había hecho. Tragué saliva y entrecerré los ojos, buscando en la oscuridad la silueta que hubiera pronunciado aquellas palabras. Y luego dejé de hacerlo.