Moondale

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  • SIN PIEDAD

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    ESFERA KARDAS – MAÑANA

    Mi mundo había cambiado completamente de la noche a la mañana. Mi vocación siempre había sido curar a otros, encontrar en la ciencia las explicaciones a lo sobrenatural y curar con ellas a los que lo necesitaran.

    Pero de pronto, por evitar que Idris hiciese una locura, unos discos de metal me habían teletransportado a un limbo donde nos habían encomendado la misión de guiar a unos nuevos Daë que terminarían muriendo en sus Pruebas, por lo que habían dado a entender sus «espíritus» cuando hablaron con los Moondies.

    Y de aquél limbo, habíamos aparecido en un bosque, cerca de un arroyo de agua clara. Noté una sensación desagradable por todo el cuerpo y corrí al arroyo a refrescarme la cara. Cuando remitió, miré hacia el resto.

    – [Dante]Odio la magia.[/Dante] – maldijo Dante poniéndose en pie con dificultad. Tenía esa cara que ponía cuando algo le molestaba especialmente. Acabar de descubrir a la asesina de su madre y tener que hacer una pausa para salvar el mundo no era algo que fuese a dar muchas alegrías a Dante.

    – [Niall]Me duele el culo. No penséis mal, es que he caído así.[/Niall] – comentó el amigo de Noah, Niall. Le había conocido recientemente, cuando Noah me lo había presentado porque iba a ayudarnos a tratar de convencer a los demás.

    – [Cole]¿Dónde estamos?[/Cole] – preguntó el hermano de Dante. Hacía tiempo que no le había visto y parecía mucho más centrado. Se acercó a Niall y le ayudó a levantarse. Noah me lo había presentado como medio hermano de Dante, evidentemente, por parte de padre. Conocía perfectamente la historia de Logan, concretamente también la historia que había tenido con mi madre, y no me caía especialmente bien.

    – [Dante]No sé, a mí todos los bosques me parecen el mismo.[/Dante] – confesó Dante, al que todo lo ajeno a la mecánica no le interesaba demasiado.

    Miré a mi alrededor. Todo lo que alcanzaba la vista era el bosque, excepto el cielo. Mi vista se detuvo en una planta que crecía poco más allá. Me acerqué a ella y la miré bien, dudando.

    – [Michael]No estamos en casa.[/Michael] – les dije cuando ya estuve seguro.

    – [Niall]¿Has deducido eso por unas plantas? – [/Niall] preguntó Niall, sorprendido.

    Corté la planta con una navaja suiza que llevaba en el bolsillo y la guardé en mi bolsa. Esa planta llevaba extinta cientos de años. Normalmente, no habría reconocido cualquier planta si me la ponías delante de las narices, pero aquella precisamente aparecía en varios libros antigüos de medicina por sus propiedades abortivas y de tratamiento de problemas gástricos. – [Michael]Es una planta medicinal que está extinta en nuestro tiempo…en nuestro mundo.[/Michael] – expliqué. Según lo que había podido captar de todo lo que habían dicho los Daesdi, iban a mandarnos a otro lugar del universo para ayudar a esos Daë, que en tiempos de los Moondies ya eran pasado. Aquél lugar se parecía demasiado a la Tierra, pero si los Daë vivían allí, no era descabellado pensar que fuera habitable. Aunque ser tan parecido era extraño.

    – [Cole]Entonces es verdad que nos han mandado a otro mundo. O al pasado. O ambas.[/Cole] – comentó Cole, mirándome fijamente. Asentí, aunque resultaba difícil saberlo. Habían dicho que estaríamos separados, pero ahora que era una realidad, no dejaba de preguntarme cómo estarían los demás.

    – [Niall]Esto… chicos.[/Niall] – escuché decir a Niall. Se oyeron algunos ruidos cerca, apresurados. Me giré y segundos después una bestia peluda apareció en mi rango de visión.

    – [Cole]¡Corred![/Cole] – gritó Cole. Instintivamente ninguno dudamos y echamos a correr. Miré hacia atrás con cuidado un par de veces, a la criatura que nos perseguía sin cesar. No parecía un animal salvaje cualquiera, parecía un licántropo, pero era distinto, alguna especie diferente de teriántropo.

    – [Dante]Iríamos mejor volando, pero no me…da tiempo a desatar las alas.[/Dante] – escuché decir a Dante, con la respiración entrecortada por la manera en la que estábamos corriendo. Me fijé en su espalda. Normalmente la gente le tomaba por alguien que se había tomado su tiempo en el gimnasio, pero la realidad era que llevaba sus alas atadas a la espalda. Me preocupaba su solución por temas de circulación, pero aseguraba que no le dolía y sus alas parecían bastante flexibles y resistentes.

    – [Niall]No puedes llevarnos a todos, pero me has dado una idea. ¿y si nos ocultamos en la copa de algún árbol?[/Niall] – sugirió Niall, que no parecía muy aficionado a correr e iba en la cola del grupo. Cole iba a su altura, seguramente había bajado el ritmo para mantenerse porque su genética de demonio cruzado y su poder de «batería solar» le habrían puesto en la cabecera.

    – [Cole]Está muy cerca, subid.[/Cole] – nos indicó, señalando los árboles. Dante se precipitó contra un árbol bastante grande y los demás le seguimos, trepando lo más rápido que podíamos mientras meditaba si podríamos aguantar mucho allí.

    Casi todos estábamos arriba, pero Niall iba el último y el teriántropo estaba muy cerca. Consiguió trepar pero él también trataba de agarrarse al tronco y su boca estaba a escasos centímetros de su pie.

    – [Niall]Aparta, lárgate.[/Niall] – dijo Niall, moviendo la pierna para evitarlo. Tiramos de él para ayudarle a subir. Al hacerlo, vi más cerca al teriántropo. No tenía demasiada experiencia con la biología del reino animal. Para identificar en qué me convertía había pedido ayuda a mi madre. Pero parecía una especie de perro salvaje.

    Consiguió trepar un poco más y entonces de detuvo. Mi mirada y la suya se cruzaron segundos antes de que emitiese un chillido que ponía los pelos de punta. De pronto, comenzó a bajar, como si algo tirase de él a juzgar por cómo peleaba.

    Cuando bajó lo suficiente vi algo plateado y afilado clavado en su pierna, enganchado a una cadena de la que alguien estaba tirando abajo. Al final de la cadena, un caballero de brillante armadura blanca y plateada tiraba con fuerza hasta que el teriántropo cayó al suelo, revolviéndose salvajemente para liberarse.

    Por mucho que lo intentó, fue inútil. Al caballero se sumaron otros más que lo inmovilizaron y en cuestión de segundos, lo ejecutaron allí mismo atravesándole con una espada.

    – [b]Los del árbol, bajad.[/b] – indicó el verdugo, mirando hacia nosotros. Parecía el cabecilla del grupo.

    – [Niall]No, gracias. Estamos bien aquí.[/Niall] – comentó Niall. Después de verles asesinar a sangre fría a ese teriántropo, compartía sus reservas. El cuerpo estaba volviendo ya a la forma humana de un hombre de mediana edad.

    Mi corazón dio un vuelco cuando escuché el ruido de un impacto y un grito de Niall. Vi que estaba bien, pero un cuchillo de filo brillante estaba clavado en el árbol, cerca de él. Era una advertencia.

    – [Cole]Será mejor que bajemos.[/Cole] – sugirió Cole. Niall asintió y descendimos con cuidado.

    Cuando toque tierra de nuevo, vi que eran un total de siete caballeros con brillantes juegos de armaduras completas en color blanco y plata. Llevaban  las armas en la mano, junto algunas en el cinto y la espalda. Uno de ellos tenía dos cuchillos y otros tantos en una bandolera. El de la espada nos miraba fijamente mientras dos de los caballeros se llevaban el cuerpo del hombre hasta una pira improvisada. Ni siquiera tenía derecho a un funeral. Recé en silencio una pequeña plegaria por él.

    – [b]Quedaos ahí.[/b] – nos indicó con voz grave el líder. – [b]¿Marcas?[/b] – preguntó. Viendo el tratamiento del teriántropo no me quedó duda de lo que le interesaba saber. Si nos había mordido seguramente correríamos la misma suerte. Sentí un escalofrío pensando en que descubrieran las marcas de mi transformación.

    – [Michael]No nos ha mordido.[/Michael] – respondí con sinceridad. Era cierto, él no lo había hecho.

    Dirigió su mirada a Niall. – [b]Muestra el tobillo.[/b] – le ordenó.

    – [Niall]No es nada. Sólo ha desgarrado la ropa.[/Niall] – confesó él levantando el pantalón para mostrárselo.

    Nos observó con detalle y asintió. – [b]¿Qué hacíais en el bosque? ¿De dónde venís?[/b] – preguntó, señalando nuestras ropas con una mano enguantada. Caí en la cuenta de que nuestras ropas debían destacar muchísimo para aquella época, algo que sin duda jugaba en nuestra contra.

    – [Dante]De Gondor.[/Dante] – mintió Dante. Le miré, parecía tan despreocupado que el caballero se lo creyó.

    – [b]¿Está fuera del Confín?[/b] – preguntó, serio. No saber nada de aquellos mundos nos ponía en peligro constante. Los caballeros sin duda parecían templarios, pero el hecho de que no se hubieran lanzado directamente contra Niall o contra mí me hacía pensar que este mundo no era exactamente igual que nuestra Edad Media.

    – [Niall]¿Noooooo….. siiii?[/Niall] – respondió Niall, dudando. Cualquiera de las respuestas podía ser mala para nosotros.

    – [Dante]Sí, cerca de…Hogwarts.[/Dante] – añadió Dante. Si Kaylee hubiese estado allí se habría avergonzado, pero al parecer para el caballero sonaba bien.

    – [b]Solo un extranjero se internaría en el bosque con esos ropajes.[/b] – replicó el caballero, guardando su espada. – [b]Vendréis con nosotros. Si estáis inmaculados, tendréis refugio en el castillo.[/b] – nos indicó. Los siete caballeros se reunieron de nuevo tras quemar el cuerpo y se colocaron a nuestro alrededor, escoltándonos y evitando que escapásemos al mismo tiempo.

    ‘Inmaculados’ visto lo visto, solo podía referirse a una cosa. Si descubrían que cualquiera de nosotros era algo distinto, nos esperaba la misma sentencia que al teriántropo, sin ningún atisbo de piedad.

  • UNA MARIPOSA BATIENDO LAS ALAS

    THE BUTTERFLY EFFECT

    NOAH ARKKAN

    De un instante a otro, más rápido aún de lo que jamás estaría acostumbrado, el Pico Tantree dio lugar a la playa de Louna.

    Era de noche. Me puse en pie y vi que Omega ya no estaba frente a mí, pero los demás si estaban allí, tomando algo en uno de los chiringuitos de la playa, excepto Lexie, que estaba cerca de mí.

    – [Idris]¿Y ese bikini Coquito?[/Idris] – escuché decir a Idris, mirando a Elle. Pensé que estaban en el chiringuito pero debían estar en la playa. Algo no encajaba.

    – [Elle]¿Bikini? ¿De qué hablas? Si hace un frío que pela y está nevando[/Elle].- respondió ella mirándole.- [Elle]Mañana es Navidad[/Elle].- indicó, señalando algo. Empecé a ver cosas fuera de escena. Idris llevaba un bañador bastante llamativo y Elle iba vestida con ropa de invierno y señalaba un calendario de adviento mientras nevaba en una ventana cerca de ella.

    – [Niall]Gracias a todos por venir a ver mi primer concierto en solitario.-[/Niall] escuché decir a Niall, como si su voz resonase a través de un micrófono. Cada uno estábamos viendo una cosa diferente. Si para mí era la playa de Louna de noche, con Lexie cerca, es que estaba viendo mi lugar ideal. Igual que todos los demás.

    – [Kaylee]Madre mía, que de verdad sois más tontos que una piedra: ¿es que no veis que estamos en el paraíso de cada uno?[/Kaylee]- escuché decir a Kaylee. La playa cada vez quedaba más atrás y empezaba a vernos a todos de pie, cerca unos de los otros, en una enorme pradera. El paraíso de cada uno. Solo esperaba que eso no significase que esto era la otra vida y Omega nos había matado a todos.

    – [Owen]Aguafiestas.-[/Owen] replicó Owen colocándose la camiseta. Parecía que todos estábamos bien y a salvo, cada vez me aterraba más la posibilidad del otro lado. Traté de usar mi velocidad y no funcionó.

    Nos miramos unos a otros, desconcertados, en lo que me pareció una eternidad. Entonces tras nosotros, como si siempre hubiera estado allí, se apareció una figura. – [Dagrawn]Estáis en la Tierra de los Daesdi.[/Dagrawn] – dijo su voz. Había una luz demasiado intensa y no podía enfocar para verle bien, pero cuando pude hacerlo me quedé sorprendido al ver a mi tío Daniel. – [Dagrawn]Bienvenidos[/Dagrawn] – añadió. Procesé lo que acababa de decir, la Tierra de los Daesdi. Quizá lo habíamos conseguido, quizá Xander había tenido razón y ahora tendríamos que pasar por las Pruebas. Tenía demasiadas preguntas.

    – [Elle]¿Papi?[/Elle]- preguntó Elle, confusa.

    – [Dagrawn]No, soy Dagrawn el Mentor. No podéis ver mi forma real, así que veréis las de mis Daë.[/Dagrawn] – respondió. Dagrawn, Esharthi y Diarmud eran los Daesdi, los tres Daë originales que ayudaron a salvar el mundo y desde entonces habían velado por su salvación a través de los Daë y las Kvasir. Abandonó la apariencia de mi tío más rápido de lo que hubiera creído posible y tomó el aspecto de mi padrino.

    – [Amy]Esto es un poco raro[/Amy].- intervino Amy, al ver a su padre frente a nosotros.- [Amy]¿No puedes tomar la apariencia de alguien que no sea nuestro padre?[/Amy] – pidió ella.

    Entonces tomó mi apariencia, y todo fue más raro aún, pero como no quería pasar la eternidad pidiendo cambio de caras, guardé silencio. – [Dagrawn]Nuestro aspecto es lo de menos.[/Dagrawn] – dijo él, con mi voz, con mi cara y unos gestos que no sabía si eran míos o no. Había dicho que tomaba la apariencia de sus Daë, ¿eso significaba que yo era uno de ellos?

    – [Noah]¿Qué hacemos aquí? ¿Somos Daë?[/Noah] – pregunté, tratando de resumir la maraña de dudas que tenía en mi mente.

    – [Diardmud]Aún no, vuestra aventura para ver si sois dignos comienza ahora.[/Diardmud] – sentenció otra figura, sumándose a Dagrawn. Él debía ser Diarmud, porque había asumido la forma de Dominic. Al ver la cara de Jane ante su aspecto, cambió a Ed. Ezra no dijo nada.

    – [Xander]¿Vamos a pasar las Pruebas?[/Xander] – preguntó mi primo Xander, preocupado. Su plan inicial había sido ese, pero sabía que con Vera, Elliot y Bowie allí no querría llevarlo a cabo, por no mencionar a los que no habíamos decidido lo mismo que él.

    Negué con la cabeza, Dagrawn, negó con la cabeza. Como si leyera mis pensamientos cambió a un chico joven que no reconocí. Tenía el pelo de color castaño rojizo con una mecha blanca y llevaba barba. Se daba un aire a Jane. – [Dagrawn]Debéis guiar y reunir a los próximos Daë.[/Dagrawn] – explicó. Estaba confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a los próximos Daë?

    – [Jane]No es justo[/Jane]- se quejó Jane. – [Jane]No vamos a recibir el mismo trato[/Jane]. – añadió. Entendía a lo que se refería, pero por lo que habían dicho los Daesdi, nosotros también éramos Daë. ¿Sería parte de las Pruebas? Quizá en lugar de enfrentarnos a nuestros miedos teníamos que ayudar a otro grupo de Daë antes de serlo nosotros mismos.

    – [Michael]¿Por qué nosotros? ¿Por qué no regresamos a nuestro hogar?[/Michael] – preguntó Michael.

    – [Lexie]A mí me mandáis a mi casa, porque no sé si lo sabéis pero soy la hija de Alexander Fenris[/Lexie].- sentenció Lexie, antes de dejar responder a los Daesdi. Quise hacerle una seña para que no les dijese nada, pero no me iba a hacer caso y menos dadas las circunstancias.

    – [Esharti]No es justo, pero vuestros enemigos tampoco lo serán[/Esharti].- dijo una voz femenina. Era serena y transmitía dulzura y…preocupación. Esharthi, la primera Kvasir, apareció frente a nosotros con la cara de mi tía Sarah.- [Esharti]Confiamos en vosotros[/Esharti]. – añadió. Sentí su empatía y sus ganas de infundirnos fuerzas.

    – [Xander]Tenemos que detener a Omega, no podemos ayudar ahora a los Daë[/Xander] – dijo Xander. Omega era nuestra principal preocupación. Todos juntos no habíamos conseguido hacerle nada. Necesitaríamos la ayuda de los Moondies y quien sabe de quién más. Era eso o el plan de Xander.

    – [Dagrawn]Vosotros tomasteis los discos y elegisteis. Ahora tenéis que confiar en vuestro destino y en vuestra elección. La Tierra no correrá peligro a manos de Omega en vuestra ausencia.[/Dagrawn] – explicó. No pasé por alto que acababa de decir la Tierra, aunque una parte de mi sintió alivio al escuchar que estaría a salvo.

    – [Cole]¿La Tierra? ¿Y los demás? ¿Dónde nos lleváis entonces?[/Cole] – preguntó Cole, tranquilo, pero desbordado a preguntas, como todos.

    – [Dagrawn]La Tierra y sus habitantes, entre ellos vuestras familias, estarán a salvo. Omega se ha visto transportada a otro lugar. Volverá a la Tierra, pero no antes de que sigáis vuestro camino.[/Dagrawn] – aclaró. Todo lo que decían estaba sumido en el misterio, pero parecía que querían tranquilizar nuestras conciencias para despreocuparnos por Omega mientras cumplíamos su misión. – [Dagrawn]Vuestro destino está en el Cúmulo Nexus.[/Dagrawn] – añadió. En el aire, frente a nosotros, apareció un grupo de catorce planetas orbitando alrededor de un enorme sol y dos lunas. En cada planeta se fraguó un símbolo que correspondía a un signo zodiacal. Igual que las pruebas finales de los Daë. – [Dagrawn]Un sistema planetario donde la oscuridad se está abriendo paso, y solo los Daë pueden detenerla.[/Dagrawn] – la oscuridad creció a través de un planeta y se fue sumando al resto, tragándolos. Conseguí captar que no solo surgió de un planeta. Después de la aparición de la primera, surgió también un segundo foco de oscuridad que apenas dio tiempo a ver antes de que todo se volviese negro.

    – [Lexie]Que yo muy bien lo de ser Daë, pero esto no es lo mío[/Lexie].- espetó Lexie, tratando de andar para irse. Segundos después llegó caminando hacia nosotros.

    – [Esharti]Lo siento, pero no[/Esharti].- replicó Esharthi con seriedad. No terminaba de entender qué tenía que ver con nosotros la oscuridad que tenía lugar en un grupo de planetas que no sabíamos ni siquiera cómo de lejos estaban de la Tierra.

    – [Noah]¿Por qué nosotros? No conocemos esos lugares ni a los Daë.[/Noah] – sería difícil dar con ellos en un territorio tan desconocido.

    – [Dagrawn]Ya los conocéis.[/Dagrawn] – afirmó Dagrawn. Abandonó la apariencia del chico que se parecía a Jane y tomó la de un hombre con aspecto de guerrero, con el pelo y la barba azules. Fue fácil reconocerle, especialmente para mí por los recuerdos de mi padre.

    – [Noah]¿Los Daë que hicieron las Pruebas antes que nuestros padres?[/Noah] – pregunté. Cada vez estaba más confuso. ¿Nosotros teníamos que guiar a unos Daë que ya habían pasado las Pruebas para cuando los Moondies las pasaron? ¿Íbamos al pasado? Si era así, si que era una misión importante. Si esos Daë no cumplían su destino, los Moondies tampoco podrían cumplir el suyo y desterrar al Soberano.

    – [Kaylee]Lo del libre albedrío lo lleváis regular[/Kaylee].- se quejó Kaylee.

    – [Esharti]Si no hubieras querido venir, no habrías intentado detener a los que sí[/Esharti].- replicó Esharthi. Era extraño pensar que el destino y el libre albedrío puedan coexistir, pero cuando el tiempo no es nada para ti, eso debería quedar más claro. Sí, habíamos decidido, unos desterrar a Omega y otros salvar a los que querían hacerlo. Así que ahora teníamos que seguir adelante, lejos de la familia, lejos del hogar, en un mundo hostil, para reunir a un grupo de personas que eventualmente morirían para salvar ese grupo de planetas y gracias a ello, la Tierra.

    – [Dagrawn]Puede que ahora no lo parezca, pero el destino del universo está en vuestras manos y cuando llegue la hora, vosotros decidireis.[/Dagrawn] – replicó Dagrawn, aún como Alistair. Verle aún en esa cara me colocaba una pesada carga sobre los hombros. De nuestras decisiones dependía nuestro propio presente. Hasta el batir de las alas de una mariposa podía crear un tornado en nuestro futuro.

    – [Elliot]No podemos irnos sin saber qué ha pasado con Tina[/Elliot]. – dijo Elliot, con timidez.

    – [Esharti]Tina está viva[/Esharti].- dijo Esharthi. Sentí alivio. Tina no tenía nada que ver en todo esto, si hubiera muerto a manos de Omega…

    – [Kaylee]¿Qué mierda de respuesta es esa? ¿Cómo que está viva?[/Kaylee]- preguntó Kaylee, perdiendo los nervios. Había estado conteniéndolo, pero la muerte de su amiga era un dolor demasiado grande.

    – [Dagrawn]Esta inmersa en sus propios problemas, pero vive. Verónica no acabó con ella porque no lo necesitaba.[/Dagrawn] – aclaró Dagrawn. Enseñó una imagen de ella, durmiendo en su cama, aún vestida y con el maquillaje del día anterior. Por la luz que se veía en la ventana debían ser cerca de las cuatro de la tarde.

    – [Lexie]No pienso pasar una prueba[/Lexie].- replicó Lexie, cruzándose de brazos. – [Lexie]Ya podéis mandarme a mi casa[/Lexie]. – estaba decidida a hacer lo que ella quisiera, pero esto no era algo que el dinero pudiese comprar. Esharthi puso los ojos en blanco. Estábamos juntos en ese barco y la forma de volver a casa aparecería al final del camino, estaba seguro.

    – [Dagrawn]Aparecereis separados. Pero los discos os mantendrán unidos. No temáis. Volveréis a ver la Tierra si podéis superar todo lo que se ponga en vuestro camino. [/Dagrawn] – añadió Dagrawn.

    – [Lexie]ME DA LO MISMO[/Lexie].- gritó Lexie.

    – [Esharti]Suerte y tened cuidado.[/Esharti] – nos deseó Esharthi. Supe que eso era su despedida.

    Vi a Diarmud guiñarle un ojo a Amy deseándole suerte. En su día la tía Diana decía que era su favorita, así que ahora parecía que Amy lo había heredado. Amy le respondió haciéndole un gesto obsceno y mientras se marchaban, Owen le hizo un gesto para hacer ver que le vigilaba.

    Nos quedamos solos unos instantes, nuestros últimos momentos juntos hasta después de habernos adentrado en ese lugar desconocido y aterrador. Entonces nos desvanecimos y cuando abrimos los ojos, aparecimos en un lugar completamente diferente, separados, perdidos y sin idea de cómo seguir adelante.

    Nosotros éramos la mariposa y teníamos que batir las alas correctamente para que nuestro futuro siguiera siendo el mismo.


    NOTAS MÁSTER

    Vuestros personajes se encuentran ahora en el Cúmulo Nexus, repartidos tal y como se muestra aquí: http://biblioteca.moondale.es/2018/05/09/primera-oleada-del-cumulo/

    En esa página tenéis también algunas anotaciones y personajes clave de la zona. Podéis rolear con los personajes con los que aparecéis, los que estén en el mismo mundo que vosotros.

    Por el momento no podéis hablar con los demás a través de los discos, con una excepción, Ezra., salvo que Dioni considere que su poder no sería capaz de atravesar la distancia de planetas. Más adelante en este mismo capítulo descubrirán que pueden usarlos para hablar entre ellos y para hablar con los Moondies.

    No hay ningún orden establecido por el momento. Simplemente, cuando se acerquen al final, los Daë del cúmulo tendrán que saltar entre mundos  en el orden en el que sale en esa página. Es decir:

    • El grupo de Sagitario (Henry, Laura, Idris y luego Ruby y Zahra) encontrará y pondrá al día de su misión al Daë de Sagitario, Eldric Northwood, que conseguirá cruzar al mundo de Virgo donde está el grupo de Virgo (Elle, Bowie, Nate y Xander) y así sucesivamente hasta llegar al último.
    • Al final del  capítulo todos acabarán reunidos en el mundo de Leo, desde donde tendrán que volver a dividirse para el siguiente capítulo.

    El cúmulo Nexus tiene una peculiaridad, que cada uno de vosotros puede seguir cuando le apetezca, aunque mejor no abusar. Existen objetos desplazados. Es decir: Si estáis en el mundo de Roma y veis un objeto del Oeste, si lo tocáis acabaréis teleportados al mundo del Oeste.

    Y nada, poco más. A aprovechar para sumergiros en la cultura de cada mundo antes de saltar.

  • UNA HERIDA SANGRANTE

    XANDER ECHOLLS

    PICO TANTREE – NOCHE

    El día había llegado y con él, el peso del mundo empezaba a recaer sobre mis hombros. Nunca sabría cómo había sido capaz de sobrellevarlo mi madre. Me sentía responsable de todas y cada una de las personas que habían ido allí conmigo, por no mencionar del conflicto con los demás, que seguramente apareciesen para evitar nuestro plan. La realidad de salvar al mundo era más difícil de lo que vendía la ficción.

    Caminaba en silencio por el sendero de la montaña que llevaba al lago subterráneo del Pico Tantree. Era una suerte que por la noche y con el frío otoñal que ya empezaba a notarse, no hubiese gente en los alrededores.

    Miré a los demás, que iban siguiendo la marcha hablando entre ellos, todos cargados con mochilas aunque algunos las llevaban demasiado ligeras mientras que la mía era una de las más grandes, solo superada por la de Elle. Si la tía Diana leyera eso último…

    – [Lexie]Odio esto. Odio salvar el mundo. Yo tendría que estar en mi casa haciéndome las uñas. [/Lexie]- se quejó Lexie por enésima vez. Había estado tan desconectado del mundo real planificando todo esto que me había resultado sorprendente ver allí a Allie, la amiga de Noah, solo para descubrir que era la hija de Karen y Fenris, que también era Lexie y que era una tanuki con múltiples caras. Eso para quien crea haberlo visto todo.

    – [Idris]Si no salvamos el mundo nadie hará pintauñas. [/Idris]- le replicó Idris. Gracias a él habíamos conseguido tres de los discos. Ya solo faltaban los que tenían Noah, Leo, Jane y Kaylee, junto con el del tío Ed, que imaginábamos que también tendrían.

    – [Owen]Yo también, pero es como dice Idris.-[/Owen] se unió Owen. Me vino a la mente una imagen de Owen en plena moda Lounie.

    – [Lexie]Te las puedo pintar yo. Llevo unos cuantos esmaltes en la mochila.[/Lexie]- aseguró con orgullo. Ya me los imaginaba sentándose allí a punto de arriesgar sus vidas para salvar el mundo pero con las uñas perfectas.

    – [Xander]Hablando de eso, ¿lleváis todo lo que podáis necesitar?[/Xander] – pregunté. Yo me había asegurado de echar ropa limpia y todos los artículos de supervivencia que había podido imaginar, además de mi espada, Ocaso..

    – [Amy]Menos charla y más andar.[/Amy] – nos apremió Amy, que lideraba la marcha. Parecía estar muy cómoda en un lugar tan cercano a la naturaleza y con una brisa tan fresca. Sabía que debía estar concentrada para no ceder a los impulsos de la luna llena.

    Elle se puso a mi altura. Solté un paquete alargado que llevaba enganchado a un lateral de la mochila y se lo tendí. Su mochila era enorme, pero era la que mejor podía cargar con ello, especialmente desde que había empezado a entrenar con el tío Ed.

    Ella lo abrió un poco y vio el mango de su espada, Albor.- [Elle]Gracias.[/Elle]- respondió con una sonrisa. La pobre se había encargado de cargar con tiendas de campaña y un montón de cosas necesarias y me imaginé que se habría olvidado de llevar algo para protegerse.

    – [Xander]Yo también llevo la mía. [/Xander]- le dije. Papá nos las había dado cuando fuimos mayores de edad. Para él era muy importante que estuviéramos juntos porque él había perdido su infancia con la tía Cara.

    – [Owen]Oye, gracias por salvarme de la versión maligna de mi hermana.-[/Owen] – escuché decir a Owen, acercándose a la altura de mi prima.

    – [Amy]Nada.[/Amy]- respondió ella, mirando fijamente sus pies. La había notado algo más inquieta con Owen que en su día. Desde el principio no le había sorprendido mi idea de usar las Pruebas, así que debía haber visto algo, quizá algo que le incluyese a él.

    – [Idris]¿Han puesto el sitio este más lejos? [/Idris]- escuché quejarse a Idris, que llevaba puesta la banda sonora de Guardianes de la Galaxia en modo altavoces de su InfiniBand.

    – [Amy]Ya he dicho antes que menos hablar y más andar.[/Amy]- le recordó, apurando el paso y dejando a Owen atrás.

    – [Idris]A alguien Le sienta mal la luna llena [/Idris]- replicó Idris. Miré a Ezra, que iba también de los primeros y le vi concentrado, parecía estar costándole bastante contenerse.

    – [Cole]Hay más calor en el sitio al que vamos.[/Cole] – dijo Cole de pronto. Me paré un instante a pensar en lo que acababa de decir. Cole y yo nunca nos habíamos llevado especialmente bien de pequeños, era el típico niño al que te dirían que no te acerques, salvo que mis padres no eran así. Por suerte había vuelto cambiado, muy cambiado.

    – [Lexie]No sé qué hago aquí si no entiendo lo que dice el místico este ni soy amiga de nadie.[/Lexie]- se quejó de nuevo Lexie.

    – [Cole]Gente. [/Cole]- le explicó con calma. Cole tenía una variación del poder de su padre respecto a la energía, básicamente era una batería viviente y era capaz de detectar fuentes de energía. – [Cole] Y me caes bien. [/Cole]- añadió.

    – [Ezra]No me gusta el calor-[/Ezra]  comentó Ezra, a destiempo. Se notaba que estaba lidiando con el licántropo pugnando por salir.

    – [Idris]¿No es mejor que el frío Capi? [/Idris]- le preguntó Idris. Vaya, me habría gustado ser el Capitán América, pero hay que reconocer que la forma de encontrar a Ezra se lo adjudicaba perfectamente.

    – [Lexie]Y tú estás muy bueno. [/Lexie]- replicó Lexie, por encima de Idris.

    Cole le devolvió la sonrisa y no pude evitar sentir una punzada de culpabilidad por Noah. A lo largo de la caminata Elle se había encargado de explicarme que Noah y Lexie se habían peleado porque bueno, él no sabía que Lexie y Allie eran la misma persona.

    – [Idris]Villiers que te vigilo. [/Idris]- sentenció Idris.

    Continuamos durante algo más de un cuarto de hora y finalmente llegamos al final del camino. Allí, cerca del cartel del Lago Marmalade, estaban Jane, Nate, Kaylee, Noah, su amigo Niall, Leo, Michael, Sophie y Laura, la amiga de Henry.

    – [Owen]Bueno. La cagamos.[/Owen] – resumió Owen. Caminamos lentamente hasta colocarnos frente a ellos. Estaban en inferioridad numérica, pero evidentemente no íbamos a dejar que las cosas llegasen a ese extremo. Esto no iba a ser como cuando dos superhéroes se cruzan en los cómics.

    – [Jane]Te dije que no iba a permitir que te pasara nada.[/Jane]- respondió Jane, mirándonos fijamente. Nuestras miradas se cruzaron un instante, pero la apartó.

    – [Owen]Un poco excesivo, ¿no crees?[/Owen] – respondió su hermano.

    – [Xander]Solo hemos venido a pasear un grupo de amiguitos.[/Xander] – respondí, haciendo énfasis en lo de «amiguitos». Sí, quizá me había sentado un poco mal.

    – [Henry]Sí, vamos de acampada.-[/Henry] añadió Henry.

    – [Laura]Si no llega a ser por Jane, no me entero de que estás aquí.[/Laura] – espetó Laura. No había tenido demasiado trato con ella pero sabía que con Jane sí, además de evidentemente, con Henry y Sophie, que también venían de la isla. Supuse que Jane no había dudado en buscar apoyos.

    – [Jane]Estáis siendo ridículos e inconscientes.[/Jane]- espetó, cruzándose de brazos.- [Jane]Spoiler: no sois los Moondies.[/Jane] – sabía dónde dar si se lo proponía. El estigma de nuestros padres siempre iba a estar presente en nosotros. Ellos eran un grupo, nosotros apenas nos manteníamos juntos y a la vista estaba que no estábamos todos de acuerdo.

    – [Ezra]Los Moondies tampoco lo eran cuando empezaron.-[/Ezra] – replicó. Le miré, es extraño no crecer con alguien y saber que es tu primo. El tío Ed siempre había estado muy cerca de nosotros y en ese momento, por primera vez desde que le conocí, me había recordado mucho a él.

    Por el rabillo del ojo vi a Noah mirando a Lexie. Mi primo no conseguía decir nada, apenas mantenía la mirada.

    – [Kaylee]¿Sabéis por qué me llamo Kaylee?[/Kaylee] – preguntó mi prima. Verla así,  llena de tanta seguridad, decidida a detenernos, no pudo más que alegrarme por ser consciente de sus renovadas fuerzas. Habría preferido que esa fuerza estuviera de mi lado, pero no podía más que estar contento porque esta situación le hubiera dado un motivo para dar un paso al frente.

    – [Ezra]Lo sé perfectamente. Por eso hacemos esto.-[/Ezra] dijo la fuerte voz de Ezra. Él sabía mejor que nadie la historia de Kaylee. Aunque la tía Lucy no hablase mucho de eso, todo el mundo lo sabía, y quizá en el futuro de Ezra sí lo había hecho.

    – [Xander]No va a morir nadie. [/Xander]- le respondí. Si alguien tenía que hacerlo, sería yo. Esta había sido mi  idea y el coste de llevarla a cabo sería mío. Pero sinceramente, no me apetecía dar mi vida así como así y esto iba a resolverse con todo el mundo a salvo.

    – [Kaylee]¿Te atreves a garantizarlo?[/Kaylee] – insistió Kaylee. Sabía que tenía pocas pruebas que darle más allá de mi voluntad y unos estudios que no garantizaban ni siquiera que el portal se abriese.

    – [Leo]No va a morir nadie porque no vais a ninguna parte.[/Leo] – escuché decir a mi primo. Su voz resonó también con fuerza, me pregunté si sería por la luna llena y el licántropo que trataban de contener.

    Iba a responderle, pero Elle se colocó entre los dos grupos. – [Elle]Vale, ya.[/Elle]- pidió, haciendo señas. – [Elle]Fin. Escuchadme: estamos aquí porque si no detenemos a Omega, podemos acabar como Mia.[/Elle]- explicó. Su mirada fue hacia Dante y Cole a modo de disculpa por mencionar a su madre. La mía la siguió. Cole parecía sereno y decidido, emanaba un aura de tranquilidad. Sin embargo Dante tenía una cara de enfado que no veía desde un tiempo después de venirse a vivir con nosotros. Se le había reabierto una vieja herida que dolía ahora más que nunca. – [Elle]Es la única opción que tenemos contra ella. La única.[/Elle]- suspiró mi hermana, resignada. Elle odiaba los enfrentamientos, sin por ella fuera todo el mundo se llevaría bien. Era una energía que se contagiaba y daba esperanza en los peores momentos. Se notaba que estando divididos lo estaba pasando mal.- [Elle]Es tan poderosa que yo misma podría ser ella en este momento.[/Elle] – añadió. Desconocíamos el alcance de los poderes de Omega, excepto los que había mostrado. – [Elle]No hemos venido a fastidiar, ni de fiesta. Hemos venido a salvar el mundo y a salvarte a ti, Jane.[/Elle] – añadió, mirándola fijamente.

    – [Noah]Lo siento, pero no podemos permitirlo. [/Noah]- escuché decir a mi primo. Con Noah no había tiempo de reacción. Apenas pude moverme del sitio cuando Noah apareció frente a nosotros, con todos los discos en su mano.

    – [Lexie]Te dije hace mucho que no te fiaras del mapache, Noah.[/Lexie] – dijo Lexie en voz alta. Noah ató cabos rápidamente. Miró sus manos y la ilusión de los discos se desvaneció, mostrando tan solo unas piedras.

    – [Noah]No sabes lo que está en juego. [/Noah]- replicó, mirándola, enfadado. No habíamos tenido un plan útil contra Noah hasta que ella se unió a nosotros.

    Las miradas estaban fijas en Noah, por si volvía a intentarlo, pero capté a Kaylee y Sophie mirarse entre sí y empezar a murmurar unas palabras. – [Kaylee] Ahora, Noah.[/Kaylee] – El disco de mi madre salió del bolsillo interior de mi chaqueta y flotó hacia ellos. Lo agarré rápidamente, pero se escapó entre mis dedos. Mi prima había vuelto a recuperar una parte de sí misma que siempre se le había dado muy bien.

    Estábamos perdiendo, pero no podía más que elogiar el plan. Noah recogió los discos sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo, pero se detuvo mirando hacia un punto alejado de nosotros. Seguí su mirada y vi que un disco salía de entre unos arbustos. Noah lo recogió también y en un parpadeo apareció ante nosotros con tres invitados inesperados: Bowie, Vera, Elliot y Tina. – [Noah]Habéis estado a punto de arrastrarlos con vosotros[/Noah] – por mucho que me sorprendiera ver a Tina allí, que nunca había estado interesada en lo sobrenatural y por eso siempre parecía pasar por alto lo extraño que sucedía a su alrededor, ver a Vera, Bowie y Elliot me dejó helado. Con ellos allí no podíamos correr riesgos.

    – [Amy]No venían con nosotros.[/Amy]- replicó Amy con una voz intensa que parecía instar a seguir sus órdenes. Miró a su hermana, orgullosa. Mis primas MacLeod compartían todas una vena rebelde que no me quedaba claro de quién venía, aunque quizá fuese tan marcada porque venía de los dos.

    – [Jane]¿Elliot? Pero si tú eras el único normal de la familia…[/Jane] – dijo Jane, visiblemente preocupada. Si había entrado en todo esto para proteger a Owen, con Elliot allí estaría muy afectada. Todo en mí me pedía hablarle, pero no lo conseguía.

    – [Xander]Bowie, no deberías estar aquí.[/Xander] – le recordé a mi hermana pequeña. Físicamente era una adulta, pero aún le faltaba mucho para poder valerse por sí misma en el mundo exterior, más aún para estar en un lugar tan peligroso como ese.

    – [Bowie]Tus posibilidades de morir son más altas que las mías y más si tenemos en cuenta que está Jane aquí y…[/Bowie]- Elle corrió a taparle la boca. No necesitábamos un análisis estadístico de las probabilidades de morir con todos aquellos inocentes allí. Teníamos que irnos.

    – [Noah]Ya no hay problema, porque me llevo esto.[/Noah]- Noah tenía todos los discos en una bolsa, seguramente también los de los que iban con él para no correr riesgos. Desapareció y supe que se los llevaría lejos, escondidos hasta que pasara la luna de sangre.

    Pero un segundo después escuché un ruido. Miré hacia atrás y vi que Noah se había detenido. Fue apareciendo en distintos puntos a nuestro alrededor, como si algo evitase que se fuera. Miré a Lexie.

    – [Lexie]Esta vez no he sido yo.[/Lexie] – dijo ella.

    – [Noah]Es como… La telekinesis de Dom. [/Noah]- explicó Noah, con cara de terror. Eso solo podía significar…

    Tina se apartó de Vera, Elliot y Bowie y sonrió de una forma en la que jamás la había visto sonreír.- [Omega]Hola, Elliot.[/Omega] – saludó al pequeño de los Williams.

    – [Idris]¿Esa chica siempre ha sonreído como una psico? [/Idris]- preguntó Idris. Él nunca había tratado demasiado con Tina, especialmente desde empezó a estar más distanciada poco después del cumpleaños de los gemelos. Había vuelto hacía unos meses y el secreto que llevábamos guardando toda la vida con ella se desveló cuando ella confesó que también tenía poderes. ¿Todo este tiempo había sido Omega?

    – [Omega]Desde hace unos meses.[/Omega]- respondió, sonriente. Temí por Tina.

    – [Idris]Al menos no te has marcado un Luke y Leia. It’s something.[/Idris] – bromeó Idris, seguramente tratando de ayudar a que no nos quedásemos allí paralizados.

    – [Kaylee]¿Qué has hecho con Tina? [/Kaylee] – preguntó Kaylee. Una parte de mí no quería escuchar la respuesta.

    – [Omega] Tina se fue y… no volvió.[/Omega] – sonrió de manera perversa y no supe que sentir. Quería odiarla, quería vengarme, quería tomarme la justicia en mi mano, pero seguía teniendo la cara de Jane. No podía odiar esa cara.

    Mi mente bloqueó lo de Tina, volvería con fuerza cuando hubiese un momento de calma, pero en ese instante lo más importante era que consiguiéramos salir con vida de allí. Omega debía haber esperado a que nos reuniéramos todos para conseguir todos nuestros poderes. Se lo habíamos puesto en bandeja de plata.

    Un destello emanó de la bolsa que llevaba Noah. La luna empezaba a alzarse, roja y amenazante, iluminando la escena.

    – [Omega]Podría haber sido cualquiera, incluso Jane.[/Omega]- se jactó, mirándonos. Estaba tranquila, jugaba con nosotros porque podía, porque lo disfrutaba.- [Omega]La última vez Xander estuvo encantado.[/Omega] – espetó. Me quedé quieto, no podía mirar a Jane a la cara. Había evitado hablar de lo que pasó, había tratado de rechazar y enviar a mi subconsciente el beso que habíamos compartido y las esperanzas que había tenido momentáneamente.

    Analicé la zona buscando qué hacer, buscando una salida. Los discos brillaban y todo el mundo estaba quieto, hasta que dejó de estarlo. Dante fue el primero en abalanzarse sobre ella, impulsándose con sus alas para golpearla. Ella ni siquiera se movió. Se giró hacia él y en el último momento usó el poder de su padre para lanzarle contra una roca. Contuve la respiración hasta que le vi moverse.

    – [Omega]Dejad de intentarlo, en serio.[/Omega] – sonrió. Un licántropo cubierto de plata se lanzó sobre ella y le hizo un corte a lo largo de la garganta.Ni siquiera tuve tiempo a tener esperanzas de que Leo hubiese acabado con el problema, porque Omega no perdió la sonrisa y su herida se cerró en segundos. Tenía el poder de regenerarse, Noah tenía razón.

    Leo dudó un segundo, confuso. Ella no, alzó su mano y le aferró por la garganta. Su puño se convirtió también en plata y elevó a Leo en el aire. Trató de moverse y liberarse, pero ella no le soltaba.

    – [Noah]Leo, no. [/Noah] – Noah se transformó en Rakkthathor a la velocidad del rayo y cargó contra ella, pero no consiguió moverla del sitio y del choque, la bolsa con los discos salió despedida y se desperdigaron contra el suelo, brillando cada vez con mayor intensidad. Pero al menos consiguió que soltase a Leo, que abandonó su cuerpo de plata para respirar con dificultad.

    Llamas, hielo, luz, oscuridad, magia y todo tipo de fuerzas se unieron contra ella, que no cedía y ni siquiera daba atisbos de estar cansada o esforzándose. No la venceríamos con nuestros poderes. No estábamos entrenados para trabajar en equipo y Omega se había criado como cazadora de potenciados. Veía perfectamente las debilidades entre nosotros y la falta de compenetración y la aprovechaba.

    Jane, Michael y algunos de los que menos poderes ofensivos tenían, estaban apartados, tratando de proteger a Bowie, Elliot y Vera. No había otra opción, era nuestra única salida, así que corrí hacia los discos y los fui reuniendo.

    Corría tan rápido que mi cuerpo parecía moverse por instinto. La piedra me rasgaba la piel de las manos y la sangre se mezclaba con el polvo. Cuando conseguí reunir todos los discos, brillaron intensamente y un rayo salió disparado hacia el lago Marmalade.

    – [Xander]El portal está abierto, es nuestra única oportunidad.[/Xander] – les dije, señalando el lago. No podíamos hacer otra cosa que correr y encomendarnos al destino.

    Noah consiguió alejar a Omega de nosotros y echamos a correr todos juntos. Estábamos ya cerca de saltar cuando ella se colocó frente a nosotros lanzando a un Noah en forma humana que por suerte respiraba.

    Omega sonrió y se preparó para acabar con nosotros. Los discos brillaban. La luna se alzaba como una herida sangrante en el cielo. Y entonces nos desvanecimos.

  • EL COSTE DE HACER LAS COSAS BIEN

    Kaylee – Cabaña de Noah

    Tarde

    Estábamos en la cabaña de Noah el susodicho y yo intentando avanzar en la investigación para encontrar algo que pudiera parar al otro grupo, ya que quedaba claro que las palabras no eran suficientes. Hacía una tarde de sol brillante que invitaba a liberar las domingas al sol, pero claro, si el post fuera sobre eso, nos subirían a InfiniPorn.

    Por los altavoces de la vieja radio (esto de luchar contra Infinity nos tenía en el Paleolítico) empezó a sonar «Bien por ti» de Viva Suecia, así que me levanté, me estiré la falda y cambié de canción de malas formas.- [Kaylee]Sorry not sorry[/Kaylee].- solté volviendo a sentarme, pero la música a Noah se la debía buscar su hermano, porque los primeros acordes de «Home» me taladraron los oídos.- [Kaylee]Pues sin música, coño[/Kaylee].- la apagué y mi amigo enarcó las cejas.

    (más…)

  • CIENCIA Y MAGIA

    MICHAEL SOLO-NOVAK

    ESCUELA LEGADO, LABORATORIO MÉDICO – TARDE

    El tubo se llenó de la sangre de color rojo intenso de Jane, que observaba con su brazo estirado cómo salía. Metí el tubo en el IX-8 para el diagnóstico y esperé, en algo menos de seis minutos tendría los resultados.

    Sonreí a Jane mientras esperaba, sujetándose la gasa hasta que la sangre dejó de salir. Desde la noche extraña en la que tuvimos que vernos inmersos en una arriesgada misión de rescate y Jane quedó inconsciente, habíamos realizado análisis rutinarios para comprobar que todo fuese correcto. Sus pruebas, junto con el trabajo con el resto de sobrenaturales de la Escuela, me estaban arrojando muchísima información nueva que procesar y los avances que podían salir de todo ello me abrumaban.

    En cuanto terminó el análisis observé los resultados bajo la atenta mirada de Jane. – [Mike]Sigues estupendamente.[/Mike] – dije después de repasarlo todo un par de veces. El sistema me marcaba los estándares humanos para una mujer de su constitución y edad, pero había tenido que ir refinándolos a mano porque Jane no era una humana, era una Disir. – [Mike]Ventajas de Disir.[/Mike] – añadí. Se había recuperado rápidamente del golpe que había recibido y desde entonces todos los análisis habían ido perfectos, aunque perfectos implicaba ser demasiado modestos. Crecer en un núcleo social como el mío implica crecer acostumbrado a lo sobrenatural, pero aun así, ver los resultados de Jane eran sorprendentes, una cosa es saber que alguien es más fuerte que tú por genética y otro ver las grandes diferencias que existen. Yo mismo había comparado una muestra de sangre de mí mismo antes de ser un sobrenatural y después. Los cambios eran impresionantes.

    – [Jane]Menos mal.[/Jane]- respondió con una sonrisa. No importaba que hubiéramos hecho esos análisis cada dos semanas desde hacía meses y siempre hubiesen salido bien, Jane siempre esperaba los resultados como si fueran malas noticias.

    Le sonreí. Algo que había aprendido en mi tiempo con los pacientes era que para ser un buen médico no solo tienes que conocer la cura, tienes que tratar al paciente como a una persona, aunque eso signifique implicarte emocionalmente si algo le ocurre. Para muchos médicos no era así, pero para mí mi vocación era curar personas, de lo contrario, habría arreglado máquinas. – [Mike]He llevado a cabo algunos análisis colocando muestras de tu sangre con la de otros potenciados[/Mike] – empecé a explicarle. No quería abrumarla con los resultados y los tecnicismos, así que le hice una seña para que se acercara y reproduje una grabación de los resultados. Era una muestra de sangre de Jane y una de mi hermano Idris. Con tan solo entrar en contacto, la sangre de Jane empezaba a mutar mientras que la otra se «moría». – [Mike]Tus células replican las «metacélulas» y producen necrosis en el proceso.[/Mike] – el término «metacélulas» no era mío, si no de mi madre. Así llamábamos a las células que permitían a los metahumanos utilizar sus habilidades. Las diferentes razas tenían células comunes entre los miembros de la misma especie, pero las «metacélulas» eran diferentes y se detectaban rápidamente si sabías lo que buscabas.

    – [Jane]Soy la Parca.[/Jane]- se lamentó pasándose una mano por la cara.

    – [Mike]Es tu genética, Jane, va más allá de la moral.[/Mike] – le aclaré. Al igual que los depredadores no son «malos» per se, Jane no podía elegir lo que su cuerpo hacía de forma natural. – [Mike]Que tu cuerpo haga eso no significa que seas mala persona.[/Mike] – añadí.

    – [Jane]Viene bien escucharlo.[/Jane] – comentó tratando de parecer despreocupada.

    Me senté en uno de los taburetes del laboratorio. Mientras Jane se colocaba la chaqueta traté de buscar un buen ejemplo. – [Mike]Es complicado pero…imagínate que hay alguien con un poder que puede salvar el mundo, pero esa persona va a morir. Tu podrías tomar su poder y salvarlo.[/Mike] – expuse. Se me habían ocurrido otros casos por el camino, pero algunos entraban en el debate ético de la eutanasia. Yo, como médico, siempre trataría de explorar otra opción, pero no podía negar que en ciertos casos quizá fuera la única vía. Era complicado y no me gustaba pensar en ello.

    – [Jane]No me ayudas, Mike.[/Jane]- me miró, enarcando una ceja. – [Jane]Mis padres tenían que haber pensado en las consecuencias de sus actos antes de ponerse a tener hijos.[/Jane] – sentenció. Nunca había tenido excesiva relación con los que vivían en Moondale, no como mi hermano que con la brújula planar iba y venía a menudo, pero sí era de conocimiento público que Jane estaba resentida con sus padres desde que se divorciaron y quizá ahora un poco más desde su «escena» en el cumpleaños.

    – [Mike]Tus padres tampoco podían saberlo. De una forma natural, habrías podido apagar tu poder, pero como el de tu madre fue creado artificialmente, carece de controles, igual que el tuyo.[/Mike] – aclaré, intentando apaciguar su enfado. No tenía sentido enfrentarse a la herencia genética, era la que era y poco podía hacerse salvo actuar sobre ella. Cambiar el pasado era imposible. Era cierto que el poder de Jane funcionaba de una forma diferente, al igual que el efecto que había provocado en su hermano Elliot. Owen se había llevado la mejor parte de la lotería genética, quizá por ser un aesir y que la parte de su padre predominase, de no ser así, probablemente no habría sido capaz de apagar sus llamas. – [Mike]Todo tiene cura, Jane, solo tenemos que saber más.[/Mike] – añadí, esperando infundirle esperanza. – [Mike]Sarah inhibe tu poder, así que si la biología lo hace, la ciencia puede imitarlo.[/Mike] – aseguré. Todo el asunto de la doble de Jane era sumo secreto por el momento y eso no era más que un incordio para mí porque me dificultaba poder pedirle una muestra de sangre a Sarah sin levantar sospechas.

    – [Jane]Eso espero.[/Jane]- dijo simplemente. Parecía preocupada, pero llevaba así desde que había visto las habilidades de su doble en acción. No me había atrevido a hablar con Dante del tema porque sabía lo que había significado para él la muerte de su madre y pensar que fuera Omega la asesina me ponía los pelos de punta.

    – [Mike]Nos vemos en dos semanas.[/Mike] – me despedí mientras anotaba un par de observaciones sobre la genética disir.

    – [Jane]Eh, Mike.[/Jane]- me llamó ella. Me giré y vi que se colocaba el pelo tras la oreja.

    – [Mike]Sí, ¿pasa algo?[/Mike] – pregunté. Sin duda era algo que no sabía como decirme, pero si era algún síntoma o alguna variación que había observado, debía saberlo.

    – [Jane]Tu hermano, el mío y otros más quieren hacer una locura con los discos que eran de nuestros padres.[/Jane]- explicó de pronto. Tuve que analizarlo en mi mente más despacio. Los discos de nuestros padres, los que habían obtenido cuando el Soberano.

    – [Mike]¿Quieren pasar las Pruebas? ¿Para qué?[/Mike] – pregunté. No tenía sentido. Por lo que sabía a nuestros padres les habían hecho pasar por un proceso largo para prepararles y llevaban toda la vida luchando contra el mal. Nosotros no.

    – [Jane]Para encerrar a Omega.[/Jane] – explicó. Mencionaba a Omega con dolor, como si se forzara a pensar que era una persona diferente y no…una versión de sí misma.

    Negué con la cabeza, decepcionado. – [Mike]El camino para librarse de Omega es este, no recurrir a un abracadabra que no saben cómo funciona.[/Mike] – respondí. La ciencia podía solventar las cosas porque la naturaleza era ciencia. No tenía nada en contra de los practicantes de magia, pero sencillamente no me parecía fiable. La magia al final también era ciencia, pero una que no comprendíamos, y jugar con lo que no entendemos es peligroso. Los humanos con la magia éramos como niños con un mechero.

    – [Jane]Pues ya.[/Jane]- asintió, dándome la razón.

    Suspiré. – [Mike]Os ayudaré a evitarlo, sí.[/Mike] – dije.

    – [Jane]Gracias.[/Jane] – respondió ella.

    Negué con la cabeza. – [Mike]Gracias a ti, este trabajo puede salvar el mundo sin sacrificios, sin pérdidas de vidas, sin peleas.[/Mike] – dije volviendo a mis anotaciones mientras ella se dirigía hacia la puerta. ¿Cuantos habían tenido que morir en la Guerra de Ripper? ¿Cuánta gente moría por culpa de los vampiros y algunos demonios, o por poderes de potenciados? Todo habría sido más fácil si con una mera inyección, el Soberano hubiese perdido sus poderes de alteración de la realidad.

    – [Jane]Qué pena que no todos piensen como tú.[/Jane]- suspiró ella también.- [Jane]El mundo sería un lugar más fácil.[/Jane] – afirmó, abriendo la puerta.

    – [Mike]Y más lógico.[/Mike] – añadí. Nos despedimos con una sonrisa hasta que me enviase los detalles para reunirnos y lo que pensaban hacer para evitar que mi hermano y los demás cometiesen una insensatez.

    Pasé el resto de la tarde estudiando mis anotaciones y planificando pruebas, aprovechando que no tenía más alumnos que ver. A última hora de la tarde llegó mi madre a la Escuela y colgó su chaqueta. Los viernes siempre cerraba un poco antes para venir a repasar los expedientes de los pacientes de los alumnos. Antes de tener mi ayuda no sé cómo lo conseguía mantener todo. Por suerte teníamos el portal del pantano.

    – [Mara]Mike, ¿quieres un té? [/Mara]- preguntó. Siempre se tomaba un té mientras estudiaba los casos, era uno de sus momentos de relajación.

    – [Mike]Si, gracias. [/Mike] – respondí, levantando la cabeza de mis diarios. La mayor parte de los investigadores anotaban sus progresos y descubrimientos en las elaboradas aplicaciones de la InfiniBand, pero con los recientes acontecimientos había optado por un método más rústico y fiable. Infiniy ya tenía análisis completos de quien utilizase su sistema de juegos, no me apetecía que tuvieran también acceso a mis investigaciones.

    Mi madre volvió al rato con mi té y el suyo – [Mike]Te he dejado en aquella pila los análisis de la semana.[/Mike] – le señalé el montón de archivos de los estudiantes.

    – [Mara]Gracias.[/Mara]- respondió con una sonrisa. Fue hasta el montón y se lo llevó a su sillón favorito.

    – [Mike]¿Crees que tú y yo también tenemos metacélulas?[/Mike] – pregunté después de unos minutos de riguroso silencio. Mi madre y yo teníamos esa complicidad, podíamos estar sin hablar en una habitación y aun así pasar un rato de calidad juntos, inmersos en nuestros estudios.

    – [Mara]Es posible.[/Mara]- respondió, alzando la mirada. Dio un sorbo a su té mientras pensaba.

    – [Mike]Ya desde el principio tenía consciencia en mi estado feral, aunque era más difícil controlarlo, como si tuviera una crisis de ansiedad, pero allí estaba.[/Mike] – expliqué. Ahora no era capaz de forzar mis transformaciones pero sí de contenerlas y cuando tenían lugar, era plenamente consciente y controlaba al ser en el que me convertía.

    – [Mara]Yo era capaz de controlar al vampiro.[/Mara]- aseguró ella con calma.-[Mara] Eso no es muy normal.[/Mara] – admitió. En su día habían teorizado que la vocación de mi madre por curar a otros y su afán por evitar el daño habían hecho que su voluntad resistiese al vampiro, pero todo parecía indicar algo más, porque se había repetido con el licántropo.

    Asentí, conforme. – [Mike]Es algo relacionado con la voluntad predominante. Estos meses me están abriendo mucho la mente al respecto.[/Mike] – expliqué sin poder contener el entusiasmo, porque sabría que mi madre lo entendería.

    – [Mara]Parece que estás decidiendo qué campo de la medicina es el que te interesa[/Mara]. – replicó con orgullo. Los estudios universitarios habían sido la parte necesaria para acabar obteniendo la licencia y tener una base de la que partir, la humana. Pero esto es lo que de verdad me había interesado siempre.

    – [Mike]Sí. Cada vez me veo menos en un hospital, mamá.[/Mike] – le aclaré. No tenía miedo a decirlo, sabía que lo entendería. – [Mike]Quiero investigar esto, ayudar a los sobrenaturales, salvar el mundo de otra forma[/Mike]. – añadí. Con ciencia, con lógica, sin sacrificios, sin pérdidas de vidas a lo tonto. Un avance científico y Omega sería una humana cualquiera que no podría hacer daño a nadie.

    – [Mara]Estaré orgullosa de vosotros hagáis lo que hagáis.[/Mara]- afirmó mi madre, refiriéndose a mi y a mi hermano. – [Mara]Siempre que no sea delito.[/Mara] – mi mente no pudo evitar pensar en lo que Idris quería hacer. Había otra forma, no podíamos dejar que corrieran un riesgo absurdo.

    Sonreí, orgulloso de los padres que me habían tocado. – [Mike]Gracias. Si no fuera por vosotros, todo esto no sería posible.[/Mike] – aseguré. Mi padre y mi madre nos habían dado todo lo que podían, y siempre nos habían apoyado.

    – [Mara]Nosotros no hemos hecho nada especial.[/Mara]- replicó quitándose mérito, mi madre era tan práctica como yo. No nos interesaban mucho las alabanzas, pero para todo el mundo era agradable saber que lo había hecho bien.

    – [Mike]Lo habéis hecho lo mejor posible. Eso ya es decir mucho.[/Mike] – me acerqué y le di un beso en la mejilla después de guardar mis anotaciones en la mochila. – [Mike]Tengo que irme, he quedado con los demás.[/Mike] – me despedí.

    – [Mara]Te quiero mucho.[/Mara]- se despidió ella, volviendo a sus archivos.

    Le dirigí una última mirada antes de salir. En aquél momento pensé que solo eran nervios por enfrentarme a algo tan místico como los discos y las Pruebas, pero en el fondo era mala sensación de que algo iba a salir mal. No me imaginaba que pasaría mucho tiempo hasta que volviese a ver ese lugar y, especialmente, a mi madre.

  • GRACIAS A ELLE

    Amy – Escuela ‘Legado’

    Mañana

    Dejé mi forma lupina atrás y volví a ser la Amy humana. Estaba desnuda en mitad del bosque. No parecía que hubiese matado a nadie.  Se podía decir que había sido un éxito. Siempre era difícil volver, pero aquel día, además, tenía frío. Una niebla incómoda no me dejaba ver bien y me mojaba la piel. Qué mierda no tener los sentidos agudizados siempre.- [Amy]Pásame la ropa, stalker[/Amy].- le dije al aire.

    – [Owen]¿Y qué gano yo con eso?[/Owen]- me preguntó Owen Williams saliendo de detrás de un arbusto con mi ropa en una bolsa. Iba sin camiseta y sin pantalones y sin… ¿Esto era un sueño erótico?

    – [Amy]Que no te muerda y puedas seguir viviendo[/Amy].- se acercó, me dio la ropa y susurré un «gracias». Intenté vestirme con rapidez, pero ya me había visto desnuda y él también lo estaba, así que huí del ridículo y me vestí a velocidad normal.

    – [Owen]Pero tienes que morderme: está escrito[/Owen].- me recordó.

    – [Amy]No hay nada escrito[/Amy].- respondí con los ojos en blanco.

    – [Owen]Esto sí[/Owen].- y la niebla se lo tragó todo.

    ***

    Me desperté sobresaltada y sudando más que en pleno agosto en Merelia. Estaba en casa de mis padres, era por la mañana y yo acababa de soñar con Owen desnudo. Todo de lo más normal (NO).

    Me duché, me vestí y cogí la guitarra esquivando a mis hermanas y a mis padres. No me apetecía desayunar con ellos, porque tenía demasiadas cosas en la cabeza. En las últimas semanas me había dedicado a reconciliarme con mi pasado y me había atrevido a componer con la guitarra. Sonaba como el culo, porque el día que repartieron el talento me debí quedar dormida, pero al menos lo estaba intentando.

    Cogí el autobús y me planté en La Escuela Legado. Hacía un día perfecto, porque no llovía ni hacía sol. Con mi sudadera negra y mis vaqueros tenía de sobra.

    Las pocas paradas que había desde mi casa hasta la Nave se me hicieron eternas, porque a mi lado se sentó una señora empeñada en darme charla, pero llegué y me tomé unos segundos para flipar con el edificio que tenía ante mí. Siempre que estaba frente a él me sobrecogía imaginar que había sido una idea de los Moondies, pero no me detuve mucho tiempo, porque había ido a hacer algo. Nate, el guardián del edificio, me saludó con efusividad y continué mi camino. No me fue difícil dar con Elle. Estaba bebiéndose un chocolate mientras hacía como que leía un libro gordo sobre Kvasirs en la que era la zona común.- [Amy]Ey, Elle, ¿no está tu hermano?[/Amy]- mentí. Si hubiera quedado con Xander, le habría enviado un mensaje de no encontrarlo.

    – [Elle]Salió hace un rato[/Elle].- cerró el libro.- [Elle]Creo que se ha encontrado con Jane y necesitaba despejar.[/Elle] – me explicó de forma escueta.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- fingí.- [Amy]Owen no está aquí, ¿no?[/Amy]- lo busqué con la mirada. Solo me faltaba que apareciera en mitad de lo que iba a hacer.

    – [Elle]Ya no. Ha salido a correr.[/Elle] – nos miramos.-[Elle]¿Quieres hablar?[/Elle]- asentí y me senté al lado de ella.-  [Elle]Anda, cuenta.[/Elle] – me sonrió y en lugar de tranquilizarme, me puse más nerviosa. De vez en cuando, cada vez que la ansiedad asomaba su fea cabeza, me apetecía un cigarro y ese, era uno de esos momentos.

    – [Amy]Venía a buscar a Xander, porque me dijo hace unos días que iba a escuchar una canción que he estado componiendo[/Amy].- una mentira más. Si me fumaba uno no me volvería a enganchar, ¿verdad?

    – [Elle]Oh, ¿me la dejas oír?[/Elle] – parecía entusiasmada.

    – [Amy]Eh… no[/Amy].- me enderecé en el asiento.

    – [Elle]Por fi, Cactus.[/Elle] – me pidió.

    – [Amy]No, no[/Amy].- estaba muy nerviosa, pero era por lo que quería decirle.- [Amy]Es que no es una canción[/Amy].

    – [Elle]Venga…por fi, por fi.[/Elle]- me rogó colocando las manos como si rezara.

    – [Amy]Mierda[/Amy].- me quejé.- [Amy]Nunca te he podido negar nada[/Amy].

    Saqué la guitarra de su funda de cuadros escoceses (la abuela Delly era muy patriótica cuando se ponía).- [Amy]No soy el puto Leo, te lo aviso[/Amy].- sonreí de medio lado y rasgué las cuerdas.

    Ella se rió y se quedo en silencio. Las notas empezaron a salir de la guitarra y…canté.- [Amy]Alcé mi bandera blanca…[/Amy]- susurré y me sonó a rayos. Estuve a punto de dejarlo, pero seguí.- [Amy]Nunca gritaste alto al fuego. Soy un objetivo fácil. Ha comenzado el destierro…[/Amy]- Elle apoyó su cabeza en mi hombro.- [Amy]Extirpa la razón… Saca todos mis recuerdos… Soy un tumor remitiendo…[/Amy]- continué.- [Amy]Me pregunto si queda algo de mí…[/Amy]- toqué las cuerdas con más entusiasmo.- [Amy]Lo siento, no fue mi intención. No he sabido hacerlo mejor. No voy a volver a insistir. No fui lo que esperabas de mí…[/Amy]

    – [Amy]Vale, no tengo más de momento[/Amy].- confesé volviendo a guardar la guitarra.

    – [Elle]Es un temazo[/Elle].- quitó su cabeza de mi hombro.

    – [Amy]Es horrorosa[/Amy].- de pronto, todo me parecía ridículo.

    Pero él negó con la cabeza. – [Elle]Gracias por enseñármela.[/Elle] – le di un abrazo.

    – [Amy]Es para Leo y… para ti[/Amy].- admití. A Leo no creo que se la enseñase en la vida.

    Vi que sus ojos se humedecían. Como se echase a llorar, lloraría yo y no me apetecía nada.-[Elle]Te he echado mucho de menos[/Elle].- admitió.

    – [Amy]Yo también te he echado mucho de menos[/Amy].- me sequé una lágrima.- [Amy]Joder, odio llorar. Me cago en todo[/Amy].

    – [Elle]Ni siquiera sé qué pasó.[/Elle] – Elle lloraba y reía. Aquello era de locos.

    – [Amy]Leo se lo llevó todo[/Amy].- me di cuenta de que me temblaban las manos.- [Amy]Pero no fue su culpa[/Amy].- Leo no tenía la culpa de que yo hubiera puesto tanto sobre otra persona.

    – [Elle]Tenemos que prometer que no volverá a pasar.[/Elle]- me pidió.

    – [Amy]No pienso volver a enamorarme en la vida, porque cuando lo hago, me vuelvo imbécil[/Amy].- le di un abrazo fugaz me sobresalté ale escuchar la puerta.

    Lo que no esperaba era encontrarme a Owen sudoroso y sin camiseta.- [Owen]Chicas, buenos días[/Owen].- dio un trago de agua y se mojó el pelo. El líquido cayó de su pelo hasta su pecho. Mierda, qué calor hacía en esa Nave.

    – [Amy]¿No ganas para camisetas?[/Amy] – intenté parecer neutral.

    – [Owen]Mi trabajo me cuesta mantener este cuerpazo como para tener que esconderlo[/Owen].- la sonrisa de él siempre era sincera y cálida.- [Owen]Os dejo con la charla[/Owen].- nos guiñó un ojo y se fue.

    – [Elle]Te gusta Oweeeeen…[/Elle]- empezó a canturrear mi prima en cuanto la puerta se cerró. Esperaba que el aludido no se hubiera quedado escuchando.

    – [Amy]No[/Amy].- la corté con firmeza.

    – [Elle]Pero si es muy obvio[/Elle].- sonrió.

    – [Amy]Que no, que a mí no me gusta Owen, coño, que no tengo quince años[/Amy].- me defendí.

    – [Elle]¿Qué tiene que ver la edad aquí? Es muy guapo y muy majo[/Elle].- terció ella.- [Elle]Además, le gustas un montón[/Elle].

    – [Amy]¿En serio? ¿Te lo ha dicho él? ¿Se lo ha dicho a Xander? ¿Qué va contando por ahí este tío?[/Amy]- pregunté casi gritando.

    – [Elle]¡Te he engañado![/Elle]- Ellie no paraba de reírse.- [Elle]No sé si le gustas o no, pero vamos, que podéis quedar, tomar algo y echar un polvo. No creo que se haya muerto nadie por…intimar[/Elle].- sonreí al escucharla hablar así.

    – [Amy]¿PERO QUIÉN TE HA DICHO QUE QUIERO FOLLAR CON OWEN?[/Amy]- chillé. Elle se iba a mear como siguiera riéndose así.

    – [Elle]¿Quieres fo…eso con Owen?[/Elle]- repitió mis palabras. Me hacía gracia porque seguía siendo muy inocente.

    – [Amy]No[/Amy].- sentencié.

    – [Elle]Pues ya está. Si no quieres, no quieres[/Elle].- se encogió de hombros y nos quedamos en silencio.

    Me tapé la cara.- [Amy]¿Te puedo contar un secreto?[/Amy]- no me la destapé para decirlo.

    – [Elle]Suéltalo[/Elle].- me invitó.

    – [Amy]Me pone Owen[/Amy].- lo dije en un susurro casi inaudible.- [Amy]Me pone mucho y no lo entiendo, porque no nos parecemos en nada y no sé por qué es[/Amy].

    – [Elle]¿Por qué? Pues porque es guapo, majete y puedes lavarte las camisetas en su barriga[/Elle].- me encantaba el desparpajo que desprendía.

    – [Amy]Y es un aesir y como se me vaya la mano y le de un bocadito, me lo cargo[/Amy].- le recordé.

    – [Elle]¿Mira, ves? Eso sí es chungo[/Elle].- me dio la razón.

    – [Amy]Chungo, chungo[/Amy].- asentí.

    – [Elle]¿Y qué vas a hacer, quedarte con las ganas?[/Elle]- me miró con sus enormes ojos claros.

    – [Amy]Es la idea[/Amy].

    – [Elle]Te acompaño en el sentimiento[/Elle].- me acarició el pelo.

    Volvimos a quedarnos calladas.- [Elle]Siempre podéis tener cibersexo[/Elle].- me propuso y enarqué un ceja.- [Elle]O hacer manualidades frente a frente. O te compras un protector de dientes como las boxeadoras…[/Elle]- enumeró.

    – [Amy]¡Cállate, loca![/Amy]- no pude evitar reírme. Hacía tanto tiempo que no me reía, que me dolía todo.

    Por fin volvía a ser yo. Y en parte, era gracias a Elle.

    Mi Ellie.

    Mi Burbuja.

    He despertado 
    En el fondo de este pozo sin saber quién soy
    Cómo he llegado
    Lleno de barro
    Con algunos huesos rotos y la piel color 
    Papel quemado
    Me levanto y clavo 
    Uñas y dientes contra la pared 
    El calor derrite mis manos
    Respiro y ardo
    Hogueras en mi Torre de Babel
    El dolor ya no duele tanto
  • LA LOBA DE MIS SUEÑOS

    OWEN WILLIAMS

    TARDE – ESCUELA LEGADO

    Me encontraba en el bosque de los Lobos y francamente no sé cómo había llegado hasta allí cuando hacía solo un momento estaba con Xander preparando las mochilas para nuestra improvisada “acampada”.

    Se escuchaban grillos y el ulular de los búhos en las profundidades del bosque. El crujido de las hojas secas a mi espalda me estremeció, al girarme me encontré con una imponente loba la cual se acerco lentamente hacia donde me encontraba y giro alrededor mío un par de veces olfateándome y rozando su cuerpo contra mis piernas.

    La loba se alejo un poco y pasó por detrás de un árbol, pero ya no era una loba, en su lugar había aparecido una figura femenina oculta por la niebla. ¿De dónde había salido tanta niebla?.

    La misteriosa figura femenina comenzó a andar grácilmente hacia mi posición, cuanto más se acercaba la niebla a su alrededor se disipaba. Escuche un estruendo pero la noche estaba despejaba. Cuando volví a mirar al frente tenía a Amy a escasos centímetros de mi cara.

    Incline la cabeza un poco hacia abajo, la niebla aun revoloteaba a su alrededor en ciertos puntos estratégicamente colocada. Sople y sople, pero no se disipaba. Escuche mi nombre como si lo arrastrara el viento. Amy se mordió el labio con una leve sonrisa e inclino la cabeza, yo cerré los ojos y puse morros…

    …el portazo de una puerta sacudió todo mi cuerpo. Abrí los ojos de golpe para encontrarme de nuevo en la escuela legado. Xander estaba a mi lado en la mesa mirándome extrañado, estaba claro que me había visto poner morritos mientras dormía. Evidentemente no podía dejar que este sueño se disipara y olvidara así que por eso esta apuntado en el diario.

    – [Jane]Owen Dominic Williams, le voy a decir a papá y a mamá que piensas ir de aventura suicida con tu amiguito[/Jane].- Jane entro dando zancadas enormes en la habitación, todo lo enorme que le permitía su cuerpo. Me quite la baba que aun me caía por la boca y a mi lado Xander se comenzaba a escurrir en su silla.  – [Jane]Sí, tú eres el amiguito, amiguito[/Jane].- Dijo señalando hacia Xander que le hizo caer más aun en su silla, donde estaba Dante y sus agujeros negros cuando hacían falta estaría pensando.

    – [Owen]No vas a decir nada porque no te hablas con ellos Jane Jessica Willams Lee.-[/Owen] Me estirace en mi silla y bostece exageradamente, no entiendo porque me invitaban a investigaciones de libros si siempre acabo sopa entre ellos.

    – [Jane]Por detenerte soy capaz de hablarme con quien sea menos con tu amiguito[/Jane].- Añadió seria. Eso me había dolido hasta a mí. Xander se levanto y se marcho al fondo de la habitación como si fuera un niño al que acababan de castigar. Un niño que lleva castigado más de diez años.

    – [Owen]En vez de detenernos deberías ayudarnos, después de todo estamos intentando encarcelar a tu doble.-[/Owen] Me fije en el cordón que llevaba alrededor del cuello que le caía por sus… mejor no seguir por aquí que es mi hermana de la que estoy hablando. Debía de tratarse de él colgante de papá. Cuando llegue para cogerlo prestado de encima de su cómoda, porque últimamente no llevaba nada encima puesto, había desaparecido. Jane se había adelantado.

    – [Jane]¿ME ESTÁS ECHANDO LA CULPA DE LO QUE HAGA MI DOBLE?[/Jane]- Las mayúsculas suelen expresar gritos, por eso las pongo. Pero por si no queda claro, si, alzo la voz, bastante. Podría haber reventado algún vaso de cristal de haber tenido alguno a mano.

    – [Owen]No, repito. Encarcelarla para que no dañe a nadie más y así tú puedas vivir tu vida tranquila. ¿mejor?.-[/Owen] Jane pareció calmarse y se quedo mirándome muy fijamente seguramente pensando que era un estúpido por intentarlo, pero su estúpido.

    – [Jane]Amiguito, como le pase algo a mi hermano, no soy de Louna pero te juro que te rajo de arriba a abajo como si lo fuera[/Jane].- Volvió a añadir muy seria en dirección a Xander. Creo que era el comentario más chungo que había escuchado decir a mi hermana, y mira que hay gente chunga en Louna.

    – [Xander]No soy un inconsciente, Jane, a mí también me importa tu hermano.[/Xander]- No si ahora resultara de que le importo a todo el mundo. Anda Xander tontorrón no me digas esas cosas y díselas a mi hermana.

    – [Jane]¿Quién te ha dicho que puedes hablarme?.-[/Jane] Me empezaba a flipar un poco esta Jane chunga, ella podía dirigirse a quien fuera, pero no le repliques u oses mirarla.

    – [Owen]Cuanto todo esto se acabe os voy a dejar en una isla desierta, veras como os acabáis arreglando.-[/Owen] Lo dije en un susurro casi inaudible pero por la mirada que me estaba lanzando mi hermana estaba claro que me había escuchado. Una isla de cocos y taparrabos es lo que les hacía falta, un poco de trabajo conjunto de supervivencia y veras como tenían que acabar hablándose y cooperando.

    – [Jane]A mí no me puedes obligar a nada porque soy mayor que tú.-[/Jane] Cuando no estaba conforme con algo que había dicho siempre sacaba a relucir eso. Pero era mayor por segundos, estoy segurísimo de que me arreo una patada en el momento del parto y ella salió primero.

    Xander aprovecho para escaquearse y marcharse mientras Jane y yo discutíamos tranquilamente, todo lo tranquilamente que puede discutir un Williams. La verdad es que me vino bien pasar un poco de tiempo con ella porque por dentro era un flan muerto de miedo por lo que estaba por venir y podría llegar a ocurrir.

  • LA HEROÍNA DE ESTA HISTORIA

    Ellie – Casa de Lucy y Ed

    Mañana

    Ed y Lucy, es decir, el tío Ed y la tía Lucy eran las personas más felices de la Tierra. Con diferencia, además. Habían logrado llevar la vida que querían y se encontraban en el punto culmen de su existencia. O al menos, esa era la sensación que me daban a mí. Quizás por eso me gustaba pasar tiempo con ellos. Vivían en una casa enorme a las afueras, porque a la tía Lucy le había ido muy bien en su marca de moda local y el tío Ed, bueno, el tío Ed se dedicaba a la vida contemplativa y a formarse como Vigilante.

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  • MENTE CONTRA CORAZÓN

    NOAH ARKKAN

    MAÑANA – BOSQUE DE LOS SUSURROS. UCM

    Treinta y seis horas, cuarenta y ocho minutos y trece segundos para que la luna de sangre alcanzase su cénit en el cielo de Ripper. Me sentía como si el segundero sonase en el interior de mi cabeza, como una cuenta atrás hacia el fin del mundo.

    Estaba claro que no podía permitir que abriesen el portal. No estaba claro que hubiese forma de hacerlo con los discos, aunque la teoría decía que sí, pero no estaba dispuesto a asumir el margen de error. Había otras formas de detener a Omega, si la Iniciativa la había retenido en su día y le había hecho el suficiente daño como para estar oculta veinte años, es que se podía, sin recurrir a un plan que pudiese terminar en el sacrificio de uno de ellos. Por no mencionar el hecho de que en las propias Pruebas cualquiera podía morir, sin garantía de volver.

    Los Daë de la generación de nuestros padres habían sido preparados por los Daesdi, nosotros no e incluso estándolo, siete murieron, temporalmente, salvo Kaylee, pero murieron. Lo más probable era que no consiguieran pasar las Pruebas y eso significaba que no podrían salir de allí o que morirían por el camino. Todo, absolutamente todo, podía salir mal.

    Ese peso llevaba agobiándome ya desde el día en el que Xander vino a hablar conmigo, pero reconozco Destina, que desde que había discutido con Lexie ya no encontraba la manera de liberarme de la nube negra que me perseguía, más rápida incluso que yo.

    Esa mañana ya había visto la última temporada completa de RuPaul y había estado escribiendo planes y teorías en la pizarra. Nada me entretenía, así que busqué la compañía de alguien para ver si mi mente se ralentizaba un poco. Pensar a toda velocidad es una bendición casi siempre, pero cuando estás preocupado, resulta una maldición, porque la espera es muchísimo más larga.

    – [Noah]Hola, papá.[/Noah] – saludé al entrar en la cabaña principal, la de mis padres. Mi madre no estaba, pero mi padre sí, estaba preparando baba ganoush y alguna otra cosa en el horno. Llevaba puesto su delantal de mujer en bikini que le había comprado mi madre hacía tiempo.

    – [Daakka]Irasil.[/Daakka] – me saludó, acercándose para estrecharme en un abrazo. A mi padre lo tomaban por muchas cosas a primera vista, pero en ninguna de sus caras se imaginaba la gente lo cercano que era. Nunca temía las muestras de cariño. ‘Irasil’  era mi nombre Rakkthathor, significaba algo así como ‘campo estrellado’. Lo habían elegido juntos, al igual que el de Leo. Mi nombre «humano» estaba más dividido, mi madre me había puesto Noah y mi padre, Christopher. – [Daakka]Cara triste, ¿pensando Selardi?[/Daakka]. – preguntó. Me costaba ocultarles lo que sentía, era una persona a la que se le notaba rápidamente, pero además después de llegar de la «cita» con Allie les conté lo que había pasado entre lágrimas. No me gustaba haber estado así con ellos porque no quería que la tomasen con ella, pero ellos no le dieron importancia.

    – [Noah]No lo sé.[/Noah] – respondí con sinceridad. Sí lo sabía, no me quitaba de la cabeza lo de Lexie. Había repasado mi memoria genética exhaustivamente y lo había visto todo muy distinto, como cuando vuelves a ver una película en la que ya sabes el giro final, como en El Club de la Lucha. – [Noah]Ya no sé nada. Creía conocer bien a dos personas y en realidad no conocía a ninguna.[/Noah] – admití. Estaba frustrado, lo reconozco, no era mi mejor momento y mi habitual positivismo estaba completamente opacado por la situación.

    – [Daakka]Irasil dejar de buscar respuesta aquí.[/Daakka] – llevó su gran mano a mi cabeza y la posó con cuidado sobre mi pelo. Recordé cuando de pequeño me alborotaba el pelo con cariño. – [Daakka]Respuesta estar aquí.[/Daakka] – señaló la posición de mis dos corazones, aunque en ese momento, como humano, tenía uno.

    – [Noah]Pero han sido cinco años mintiéndome, primero como amiga, luego como…algo más.[/Noah] – probablemente me estuviera defendiendo de mí mismo. Veréis, más que una lucha contra Lexie, eso era un debate conmigo mismo, con dos partes enfrentadas. Mi corazón sabía perfectamente que quería a Lexie, pero ya no me atrevía a admitir esa afirmación porque tenía miedo, y el miedo hacía a mi mente protegerse de lo que más deseaba.

    Mi padre mostró sus dientes en una amplia sonrisa y cambió de apariencia. La afable cara de Duke Rivera me devolvió la mirada. Siempre había pensado en lo mucho que se parecía Leo a él. Eso siempre le había hecho sentirse diferente, porque mi madre prefería a mi padre como Rakkthathor y él, parecido a Duke y nacido humano, se veía distinto. Yo en cambio era mitad Rakkthathor y todos decían que me parecía a mamá, por eso me esforzaba en ayudar a mi hermano a conectar con nosotros todo lo que podía. – [Duke]A veces las personas tenemos inseguridades que nos llevan a tomar malas decisiones.[/Duke] – aseguró, mirándome fijamente. La indirecta estaba clara, mi padre estaba inseguro de poder llevar una vida normal con mi madre y de que ella le quisiera de verdad con su aspecto de demonio, así que cuando descubrió que podía convertirse en humano por su genética de laboratorio, trató de asegurarse, presentándose a mi madre como Duke Rivera, una identidad que todavía usaba para llevar los alquileres de las cabañas y llevar sus trabajos de ilustración y de fotografía. La verdad es que visto así, no sabía cómo no me había dado cuenta antes de lo de Lexie y Allie, pero es que no se parecían en nada.

    – [Noah]Pero lo vuestro fue unos meses. Esto es…mucho tiempo, mucho tiempo confundido en decidir a quién quería de las dos.[/Noah] – respondí. Quizá estaba culpando a Lexie de mi propia indecisión. Me había sentido como un tonto por pasarme tanto tiempo decidiendo entre dos personas que en realidad eran la misma. Allie ni siquiera era una ilusión creada por Lexie, era una de sus caras, de sus muchas caras. Eran tan real una como la otra.

    – [Duke]El tiempo es relativo, ese año fue muy intenso y pareció casi una vida.[/Duke] – afirmó mi padre. Había sido el año de la Guerra de Ripper, cuando los Moondies casi se separan. Nosotros lo teníamos muy fácil, siempre podíamos recurrir a ellos y en su caso, no tenían a nadie, el peso recaía en sus hombros. Xander se sentía así ahora mismo, no quería cargar el peso en ellos después de tantos años de paz y eso estaba nublando su juicio. – [Duke]A tu madre tampoco le hizo mucha gracia, no te creas. Quizá deberías preguntarle a ella.[/Duke] – me sugirió. Si quería dejar paso a lo que sentía por ella, me vendría bien saber cómo lo había hecho mi madre. Era buena idea.

    – [Noah]¿Dónde está?[/Noah] – le pregunté, mientras él volvía a la isla de la cocina.

    – [Duke]Ha ido a por madera.[/Duke] – respondió. Sus manos cogieron el cuchillo y se transformaron. Prefería cocinar como Rakkthathor y en general, casi todo. Pocas veces se veía a Duke, solo fuera de casa. De hecho de pequeño yo había tenido una perreta legendaria porque había ido a recogerme mi padre y cuando salí y le vi, no quería irme con él. Para mí era distinto, mi dos caras eran parte de mí, para él, Duke era un disfraz.

    Salí de la casa y crucé la distancia del bosque a velocidad humana normal, de todas formas, la plantación de mi madre estaba muy cerca, ventajas de tener un gran bosque como ese medio deshabitado por los seres oscuros que solían vivir allí. Ellos se habían ido en su mayoría en tiempos de cuando mi tío se mudó a Moondale, pero las costumbres seguían y nadie quería esos terrenos.

    Cuando llegué la vi talando un grueso árbol con un par de golpes de un hacha más alta que ella. La había hecho mi tío Daniel y sabía que la hoja estaba encantada para el filo nunca se perdiese. El árbol cayó al suelo y mi madre cortó una de las ramas.

    Me acerqué, caminando tranquilamente, mientras ella plantaba la rama en un hueco que ya tenía preparado en la tierra. Entonces se agachó y empezó a murmurar algo con sus manos colocadas sobre el terreno. Vi el destello verdoso habitual, obra de la magia de mi madre. Ese árbol volvería a estar en su plenitud en un par de semanas. Toda aquella plantación servía para sustentar de madera las cabañas, incluso para construir nuevas. Mi madre iba rotando las talas, un plan perfecto para evitar la deforestación.

    – [Cara]Noah, ¡Hola![/Cara] – me saludó con entusiasmo nada más verme.

    – [Noah]Mamá, deja, lo hago yo.[/Noah] – saqué las manos de los bolsillos y fui a coger el árbol, me apetecía trabajar con las manos.

    – [Cara]No.[/Cara]- replicó. Mi padrino siempre se reía cuando escuchaba sus «no», decía que le recordaba a cuando la conocieron, que fue de las primeras palabras que dijo y que la había repetido durante mucho tiempo. Mi madre siempre tendría un lado salvaje que le daba su «muchedad».- [Cara]Lo hago yo.[/Cara] – explicó después, sonriendo. Alzó el árbol y se lo echó al hombro sin dificultad.

    – [Noah]Papá me ha dicho que venga a hablar contigo. Por lo de Lexie y Allie…y Duke y Daakka.[/Noah] – le dije, caminando junto a ella.

    – [Cara]Duke era Daakka, pero no era guapo.[/Cara]- comentó, encogiéndose de hombros. Me reí, mi madre siempre sería única.- [Cara]Es como querer a alguien con joroba.[/Cara] – añadió. Se echó a reir y por primera vez desde hacía unos días, yo también lo hice. Tenía suerte de ser su hijo.

    – [Noah]¿Pero cómo superaste que se hiciera pasar por otra persona?[/Noah] – le pregunté. Tenía que superarlo para poder perdonar a Lexie, pero no conseguía saber cómo, lo único que hacía era repasar el pasado con ellas dos y buscar algo que tenía delante de mis propias narices.

    – [Cara]El que lo tenía que superar era él, no yo.[/Cara]- afirmó, mirándome.- [Cara]Si se hacía pasar por otro, es que no le gustaba lo que era.[/Cara] – añadió.

    Me quedé en silencio, repasando las palabras de mi madre. No era un secreto que Allie tenía muchas inseguridades con su problema auditivo, pero pensé que le había demostrado que no era importante, que no iba a sentir lástima por ella ni a gustarme menos. Pero quizá el problema no es lo que pensara yo, si no lo que pensaba ella misma. Y como Lexie sabía que la habían acosado en el instituto, en teoría por eso nunca hablaba de su pasado y tras un tiempo, dejé de preguntarle para no traerle malos recuerdos. Quizá Lexie Fenris no se sentía cómoda en ninguno de sus cuerpos y por eso no podía creerse que yo la quisiera tal y como era. Por eso se había esforzado tanto en asegurarse.

    – [Noah]¿Debería hacer lo mismo con Allie…con…Lexie?[/Noah] – le pregunté.

    – [Cara]Deberías hacer lo que quieras.[/Cara]- respondió, mirándome fijamente. – [Cara]No lo que yo te diga.[/Cara] – añadió. Asentí, pero era más complicado que eso, no buscaba que me dijera qué hacer, solo su consejo, porque yo tenía miedo a equivocarme.

    – [Noah]Ya. Pero habéis vivido mucho, vuestro consejo es importante.[/Noah] – comenté. Eran leyendas vivas, por eso siempre buscaba aprender de ellos todo lo que pudiera.

    – [Cara]Mucho no, pero intenso[/Cara] – replicó ella. Casi nunca hablaba de ello, pero la infancia de mi madre había sido muy dura, quizá por eso había puesto mucho empeño en que la nuestra no lo fuera. Quizá había estado un poco consentido incluso, no lo niego, pero lo más importante es que en todo momento había sabido que una cosa no iba a cambiar, el amor que ella sentía por mí.

    – [Noah]Tengo miedo a perderla por estar enfadado, pero a la vez me duele que me haya mentido tanto tiempo.[/Noah] – continué, dejando salir todo con sinceridad, sin filtros.

    – [Cara]Deja que se explique y luego, decide.[/Cara] – me aconsejó ella. Y con eso, bastaba para volver a encender mi positivismo y reactivar mi esperanza. Tenía un objetivo, otro, hablar con Lexie, con todas las complicaciones que eso conllevaba, especialmente ahora que ella se había unido al bando de Xander. Pero tenía un objetivo y con eso, tenía suficiente, mi madre me había devuelto la confianza.

    – [Noah]Gracias, mamá. Por estar siempre ahí[/Noah] – dije. Nunca podría corresponder lo que habían hecho por mí, así que hacía lo que podía, admirándoles.

    – [Cara]No me queda otro remedio, porque me rajaron el pepe para sacarte.[/Cara]- replicó, tan gráfica como siempre. Me acercó hacia ella con la mano libre y me estrechó en un abrazo, sin soltar el tronco. – [Cara]Te quiero.[/Cara] – dijo. No lo voy a negar, los ojos me brillaron por las lágrimas que estaba conteniendo. Toda esa situación me había dejado muy emocional. Pero no pasaba nada, ellos me lo habían enseñado, reír es estupendo, pero a veces toca llorar.

    – [Noah]Y yo a ti.[/Noah] – le respondí. Seguimos caminado hasta llegar a la cabaña, donde nos recibió mi padre con su delantal. – [Noah]Os veo después, he quedado con Niall.[/Noah] – me despedí. Mi madre tiró el tronco a un lado para cortarlo luego.

    Atravesé el bosque ignorando el empinado descenso por la ladera de la montaña y seguí corriendo, tratando de cruzar calles poco concurridas hasta llegar a la UCM. La vida real no es como en los cómics y mi velocidad podía provocar algún accidente, por no mencionar otros inconvenientes como estropear el escaparate de una pobre florista como cuando empecé a correr.

    Caminé por los pasillos de la residencia y fui al cuarto de Niall, que por suerte no implicaba pasar por delante del de Lexie, uno de los más alejados y de los pocos que eran para una sola persona. Él me abrió la puerta, al parecer su compañera no estaba.

    – [Noah]Sé que no te va a hacer gracia.[/Noah] – dije al poco de entrar. Había quedado con él para comentar algo importante, algo que sabía que no le iba a gustar.

    – [Niall]Déjame adivinar. Quieres que te ayude a evitar que los demás se marchen.-[/Niall]  sentenció. Sonreí, me había calado.

    – [Noah]Llevamos mucho tiempo siendo amigos.[/Noah] – respondí, jugueteando con una púa entre los dedos. Nuestro «contraequipo» no era excesivamente grande, pero al menos éramos más que al principio. Leo había estado conmigo desde el principio; después había convencido a Nate, no de que se sumara a nosotros si no de que no se lo contase a los demás para no meterles en un problema; Jane no había dudado en buscar la forma de evitar que hiciesen esa locura y con la críptica llamada de Kaylee, confiaba en que ella y su amiga Sophie terminasen sumándose también. No éramos una barbaridad, pero tendríamos tres discos con nosotros sin los que no podrían abrir el portal.

    – [Niall]No puedo ayudarte a detenerles. Ni siquiera por la parte de Cole y Dante. Están convecidos de ir.-[/Niall] aseguró. Sabía que Dante no iba a ceder después de descubrir que Omega había sido la asesina de su madre, al menos en teoría. Y Cole le ayudaría.

    – [Noah]Tenemos que hacer todo lo que sea posible. Y si hace falta…me llevaré los discos.[/Noah] – respondí. De hecho, ya lo había intentado, pero no sabía dónde los guardaban. Seguramente en algún sitio que no me esperase, porque Xander se habría imaginado que lo haría. Si hablar con ellos no funcionaba, les quitaría los discos a toda velocidad y los alejaría del Pico antes de que ocurriese el desastre.

    – [Niall]¿Por que me estás metiendo en el saco ya? Son mayorcitos Noah, van a hacer lo que quieran, quieras o no.-[/Niall] comentó, terminando de hacer su cama.

     – [Noah]No sé qué más hacer.[/Noah] – confesé, preocupado. Mi corazón no aceptaba la idea de tener que luchar contra ellos para evitar que lo hiciesen, pero mi mente estaba preparándose para la posibilidad y estábamos en inferioridad. Niall estaba demasiado alejado del mundo sobrenatural como para saber lo que estaba en juego. Prácticamente nunca le había vuelto a ver usar sus poderes desde que nos rescataron y nunca le había visto transformarse en ave, así que tenía que mostrárselo. – [Noah]Esto es lo que puede pasar.[/Noah] – metí la mano en el bolsillo y cogí el disco de mi padre antes de estrechar la mano de Niall.

    Cuando el disco estuvo en contacto con los dos, mi voluntad lo activó. Acostumbrado, navegué por los recuerdos grabados en él y pasamos rápidamente por las Pruebas de mi padre hasta llegar al final, el sacrificio de Kaylee. En cada uno de los discos podía verse, como si los Daesdi hubiesen querido que no se olvidase. No dejaba de tomármelo como una advertencia.

    La visión se desvaneció y Niall se apartó, nervioso. – [Niall]Maldito seas Noah.-[/Niall] dijo, dando vueltas por la habitación, preocupado. – [Niall]Tú y tu culo inquieto.[/Niall] – Niall era buena persona. Sabía que cuando viese lo que podía pasar haría lo que tenía que hacer. No sabía que me arrepentiría durante mucho tiempo de haberlo hecho.

    – [Noah]Sabes que tengo razón. Sé que no te gusta ese mundo, pero no queda más remedio.[/Noah] – estaba desesperado y al final acabé arrastrando a Niall al mundo que no le interesaba en absoluto. Él quería mostrar su arte al mundo, no salvarlo.

    – [Niall]Está bien, está bien. Te acompañaré, pero de apoyo moral.-[/Niall] aseguró. Asentí y le puse una mano en el brazo para darle las gracias.

    – [Noah]Será rápido. Seguramente planeen atraernos allí para usar nuestros discos, pero lo que haré será llevarme los suyos.[/Noah] – contaban con atraernos allí para tener todos los discos en un mismo sitio. Habría bastado en teoría con llevarme a la otra punta de la tierra uno de ellos, pero no terminaba de estar seguro de que no pudieran abrir el portal si no estaban todos y no podía correr el riesgo, así que tenía que volver la trampa en mi beneficio y llevármelos todos en ese preciso momento.

    Después de eso solo tenía que confiar en que me perdonasen y conseguir hablar con Lexie para tratar de arreglar lo nuestro. Claro que lo que ninguno esperábamos es que Omega ya conociese nuestro plan porque se había hecho pasar por uno de nosotros y estaba preparada para aprovechar y llevarse todos nuestros poderes, junto a nuestras vidas.