Moondale

Etiqueta: Se va a liar parda

  • NO TODO ES BLANCO O NEGRO

    Diarios de Destino | Palacio Kvinneby

    TARDE

    palaciokvinneby

    La puerta del despacho del Director vibró bajo la fuerza del puño que estaba llamando para pasar. Sentado tras el escritorio, Z depositó el retrato de su fallecida esposa en un cajón y se puso en pie.

    – [Z]Adelante.[/Z] – dijo para dejar paso a quien estaba al otro lado de la puerta, aunque no había duda de quién era, porque él mismo le había mandado llamar. La situación lo exigía.

    La manilla de la puerta giró y Aaron atravesó el umbral de la puerta, cerrándola tras de sí y cruzando la estancia con el ceño fruncido, sin mediar palabra. El Director sabía que tendría que enfrentarse a un Aaron así cuando le mandó llamar, y no le faltaba razón.

    – [Aaron]Me imagino que esto tiene algo que ver con lo que está pasando abajo.[/Aaron] – dijo el Rey Blanco deteniéndose frente al escritorio. Z no pudo evitar pensar en su fallecido amigo y consejero, Abel, y en cómo habría bordeado el escritorio y se habría situado a su lado, observando el horizonte a través de la ventana mientras le aconsejaba.

    Hacía una hora que el equipo que había enviado para «recuperar» a Sarah había vuelto, magullado y vencido por un desafortunado giro de los acontecimientos. El temperamento de aquellos que había enviado del bando negro había estallado de ira cuando les negó la oportunidad de volver a enfrentarse a ellos. Z sabía que estaban demasiado resentidos como para no esperar unas grandes bajas, y aunque había marcado al amigo de la Cazadora como prescindible, no quería ser cómplice del genocidio de todos los Moondies, como se llamaban a sí mismos.

    Como consecuencia, casi todo el Palacio se había enterado de que el Director había enviado en secreto a un grupo formado casi en exclusiva por el bando negro contra la Cazadora y los suyos.

    – [Z]Sí.[/Z] – afirmé. Decidí explicarle la verdad a Aaron para asegurarme de que no hubiese disensiones entre nosotros antes de conseguir nuestra utopía. Aunque eso no significaba que no tuviese que adornar un poco esa verdad. No le costó trabajo justificarse, sabía que nadie entendería el dolor y el ansia de recuperar a su amada.  – [Z]Fortuna me dio una visión.[/Z] – empezó a decir. Esa parte era cierta, la joven potenciada con la capacidad de infundir visiones del futuro en otros, se había convertido en un recurso continuo del Director. La última de sus visiones le había mostrado a Beatrix siendo extraída de Sarah a manos de ese amigo suyo. No podía confiarles a ellos algo tan importante. – [Z]Sarah fue a la Iniciativa para recuperar un artefacto que en teoría podía ayudarme a recuperar a mi esposa.[/Z] – continuó explicando, yendo un poco más atrás, a algo de lo que Aaron no sabía nada. Lo único que sabía de aquella partida era que su misión era minar las fuerzas de la Iniciativa, y que había salido mal. Pero el objetivo real era recuperar el artefacto de las Cazadoras. Aunque al final no fue necesario. La mirada de Aaron estaba fija en él, sentía su ira contenida.  – [Z]He descubierto que lo que pasó fue que su espíritu entró en Sarah al tocar el artefacto.[/Z] – añadió. Tras los informes de la misión pensó que todo había salido mal, que el artefacto no había funcionado, pero Mental y Faust descubrieron la verdad.

    – [Aaron]¿Por eso la tenías aquí?[/Aaron] – preguntó Aaron, molesto. Sentía el juicio de los miles de años a sus espaldas cayendo sobre él, pero Z también llevaba suficiente tiempo en la Tierra para tener su propia perspectiva. Aaron no sabía nada del mundo, se había ido a dormir plácidamente hasta que él le despertó.

    – [Z]Déjame terminar Aaron. Después prometo escucharte.[/Z] – aseguró. No le gustaban las lecciones, pero estaba dispuesto a ceder a ellas por mantener la unidad de los suyos, y por recuperar a Beatrix. – [Z]Al saberlo, me dejé llevar por las emociones y envié un equipo para traer a Sarah y extraerle el espiritu. Por la seguridad de ambas.[/Z] – puntualicé. Cierto era que no me fiaba de las habilidades del hechicero para extraer a salvo a Beatrix, pero estaba seguro de que no haría ningún daño a su amiga.

    – [Aaron]¿Un equipo formado por el bando negro…y un par de grises?[/Aaron] – preguntó apretando los puños, haciendo que la poderosa musculatura de sus brazos se marcase contra una camiseta que apenas le contenía. – [Aaron]¿En qué demonios estabas pensando Z?[/Aaron] – bramó, aun así, contenido.

    – [Z]Tienes razón. Les envié a ellos y a Lloyd para vigilarles, porque no quería preguntas, solo quería recuperar a mi esposa. Y me dejé llevar.[/Z] – respondió con total sinceridad. No había mucho que adornar en eso, y las pequeñas mentiras siempre son más fáciles cuando entregas parte de la cruda verdad junto a ellas.

    – [Aaron]¿Máscara Negra, Leprechaun, Elsass? No me creo que pensases que Lloyd podría controlarles.[/Aaron] – replicó él. Todos se conocían demasiado bien ya. A Máscara Negra le habría matado con mis propias manos cuando descubrió a qué dedicaba su tiempo libre, coleccionando rostros de aquellos a los que asesinaba. Pero no podía permitirse perder su poder, al menos hasta conseguir lo que todos buscában. Al menos Máscara Negra era un psicópata homicida y despiadado, pero sabías lo que podías encontrarte con él. Respecto a los otros dos, Elsass apoyaría la causa porque le interesaba la posición que le ofrecía. Y la Reina no se atrevería a llevarle la contraria porque recordaba cómo y dónde la había encontrado y apreciaba ese hogar más que ninguno de ellos.

    – [Z]He cometido un error. Abel era mi perspectiva en un mundo al que a veces me cuesta creer que todavía pertenezco.[/Z] – dijo recordando con pesar la pérdida de alguien a quien había considerado de verdad un amigo. Y aun así, no había podido protegerle, al igual que a Beatrix. Todos los que le importaban se iban. Era como si estuviese maldito, como si por cada generación que vivía más allá de la que me correspondía, alguien lo pagase. Abel me daba una perspectiva del mundo con esperanza, algo que había perdido hacía mucho.

    – [Aaron]Eso no te exime.[/Aaron] – sentenció. Aaron era inflexible, una moral de un blanco absoluto. – [Aaron]Creaste los bandos para algo, para equilibrarte en tus decisiones. Pero después eliges uno y otro según te convenga.[/Aaron] – no le faltaba razón. En ese mismo instante lo acababa de hacer, llamándole a él en lugar de incluir a Amaya, porque sabía que ella no creería en él directamente. Pero si era Aaron quien se lo decía, con quien se rumoreaba que compartía cama bastante a menudo, entonces lo entendería. Aaron y él tenían bastantes cosas en común, al igual que con Lloyd, todos habían vivido más allá que cualquier otro.

    – [Z]Lo sé, la utopía que pretendemos no puede conseguirse así. Será diferente a partir de ahora.[/Z] – afirmó, como una propuesta para enterrar el hacha de guerra. Estaba demasiado cerca de conseguirlo todo como para dejarlo escapar por hacerlo irreflexivamente. Si algo le habían enseñado los años era paciencia. Vio a Aaron relajarse un poco. – [Z]Pero tenemos un problema que solucionar antes.[/Z] – le planteó.

    – [Aaron]¿Qué han hecho?[/Aaron] – preguntó con el semblante completamente serio. Tratándose del grupo que había enviado, debía estar imaginando que habían matado a alguien, quizá a todos.

    – [Z]No han sido ellos. Los amigos de Sarah salieron a defenderla.[/Z] – comenzó a explicar, en base a lo que Lloyd le había transmitido. – [Z]Al verse superados, liberaron un poder que no pueden controlar.[/Z] – añadió, sin saberlo, le habían dado una oportunidad perfecta para reunir a los suyos con un objetivo común y alejarse de las dudas que sembraban las intenciones del grupo de Sarah. – [Z]Un demonio puro.[/Z] – dijo finalmente.

    Aaron apretó los puños. Sabía bien qué era un demonio puro. Era el único del Palacio que se había enfrentado a uno y había sobrevivido. Pero ese enfrentamiento le dejó hibernando durante milenios. – [Aaron]Esto se está yendo de las manos. Va a morir gente inocente.[/Aaron] – replicó, enfadado.

    – [Z]Lo sé. Por eso os pido detenerlo y si es posible, ayudar a Sarah extrayendo el espíritu de Beatrix. Faust os acompañará para recogerlo.[/Z] – propuso, aprovechando la distracción del demonio para acercar de nuevo a Aaron. – [Z]A un equipo equilibrado. A partir de ahora siempre habrá el mismo número de miembros de cada bando. Como debería ser.[/Z] – ofreció, pugnando por volver a conseguir su confianza.

    – [Aaron]Confiaré en ti, Z. Pero no sin reservas.[/Aaron] – aseguró Aaron. No esperaba menos de él. – [Aaron]Si esto vuelve a pasar, me iré.[/Aaron] – añadió. No tenía duda de que cumpliría su palabra, pero el sueño que todos tenían en común era un enlace demasiado fuerte.

    – [Z]Me parece razonable.[/Z] – concedió el Director, a sabiendas de que tendría que hacer las cosas de otra forma, pero si conseguía recuperar a Beatrix no habría problema, no necesitaría ocultar nada a los suyos, todos trabajarían por un bien común.

    – [Aaron]Y la otra condición es que yo elijo el equipo. Ni Máscara ni Leprechaun ni Elsass.[/Aaron] – puntualizó. Confiaba en Aaron para elegir a unos miembros capaces de enfrentarse tanto a los defensores de Sarah como al demonio puro. La única que les habría resultado más útil contra el demonio habría sido la Reina Negra, pero no iba a arriesgarse a presionar.

    – [Z]De acuerdo. Pero Faust y Butterfly tienen que ir en ese equipo para encargarse del espíritu.[/Z] – respondió. Aaron pareció algo extrañado por lo de Butterfly, pero no preguntó. La realidad era que no iba a arriesgar nada, si no conseguían mantener a Beatrix imperando sobre el cuerpo de Sarah, tendría que ser sobre el de la otra Cazadora que estaba con ella. Y si no se podía sobre ninguna, tendríamos que intentarlo con Butterfly.

    Aaron asintió. – [Aaron]Amaya, Irina, Meilien, Russell y yo del blanco. [/Aaron] – recitó de inmediato. Aaron era un magnífico estratega. Russell le aseguraba la superioridad numérica, con Irina y Amaya controlaba los elementos, él mismo daba la superioridad numérica y Meilien le daba capacidades para incapacitar sin matar a nadie. – [Aaron]Erfric, Faust, Lloyd, Briar y Steel del gris.[/Aaron] – continuó. Nada extraño en las elecciones, Erfric y Briar de nuevo para controlar todos los factores elementales y los otros dos como combatientes. Nunca le había pasado desapercibido el hecho de que, pese a elegir todos un nuevo nombre cuando entraban allí, los más cercanos comenzaban a tratarse por su nombre real. Eso era un claro indicativo de en quien tenía más confianza Aaron. – [Aaron]Y del negro: Butterfly…Dimitri, Black Market, Ananta y el Djinn[/Aaron] – añadió finalmente. Tan solo nombró a Mental por su nombre. A Black Market sabía que se lo llevaba por si necesitaba intercambiar algún poder, Mental daba ventaja táctica y permitía incapacitar a algunos sin daño. Y el Djinn, Aaron no confiaba en él, pero su magia podía serles útil contra el demonio.

    – [Z]Reúnelos y coged lo que necesitéis.[/Z] – dijo simplemente. Quería demostrar su confianza en él. – [Z]Gracias, Aaron.[/Z] – añadió.

    – [Aaron]No me des las gracias. Toma la posición que tienes que tomar.[/Aaron] – sentenció. El Director asintió.

    La puerta se cerró tras Aaron y el Director quedó a solas en la habitación. Conocía perfectamente su posición, pero no podía soportar tomarla sin la persona que más merecía ver esa utopía. Y estaba a punto de recuperarla.