[align=center][SIZE=4][b][font=Book Antiqua][color=black]Daniel Arkkan | Moondale. Zona neblinosa[/SIZE][/color][/b][/font]
[SIZE=2]La niebla lo cubría todo como un manto impenetrable. Nada más internarme en ella pude percibir la intensa humedad en el ambiente. En el suelo, al menos de lo poco que podía ver, había varios charcos pequeños, uno en cada pequeño desnivel del terreno.
Había perdido a la niña de vista porque apenas podía ver lo que se encontraba a menos de medio metro de distancia, solo algunas sombras lejanas que podían ser cualquier cosa.
El silencio era total, por eso pude escuchar unos pasos delante de mí el chapoteo de unos pies al pisar un charco. Caminé hacia el lugar dónde me pareció escucharlo pero la niña no estaba allí, sólo una figura alta cubierta con una túnica negra. Sus arrugadas manos sujetaban una pala con la punta manchada por la tierra.
– [b]¿Has visto pasar a una niña pequeña?[/b] – pregunté intentando no sonar amenazante, aunque la pregunta que venía a mi cabeza era ¿quién eres? Pero en ese momento mi principal preocupación era la niña: ¿Quién era? ¿Por qué se parecía tanto a la que había visto con Sarah? Y ahora especialmente, ¿se encontraba bien?
– [b][i]He visto muchas cosas, aesir. Pero pocas de ellas pasarán ya.[*][/b][/i] –respondió con voz grave apoyándose con ambas manos en la pala. Me fijé que el suelo tras de él era hierba oscura, estaba en alguna zona de Moondale no asfaltada. Debía estar cerca de la casa de las Echolls porque apenas hacían diez minutos que había salido de allí, pero lo único cercano que se me ocurría era el parque Bellamy y hace unos minutos apenas florecían las malas hierbas. [/SIZE]
[SIZE=1][*]Nótese que Daniel pregunta si la niña “ha pasado” y la respuesta del encapuchado.[/SIZE]
[SIZE=2]-[b]¿A qué te refieres con eso? ¿Cómo sabes lo que soy?[/b] – pregunté. No soportaba tener que dar rodeos pudiendo estar la niña en peligro, pero tenía dos opciones: perderme en la niebla o intentar sacar algo en claro del encapuchado. Ninguna parecía ser demasiado buena, pero no tenía otras.
– [b][i]A que tengo mucho trabajo por delante. [/b][/i] – respondió girándose. Clavó la pala en la tierra oscura, apoyó el pie para clavarla aún más y tiró hacia arriba levantando un trozo de tierra que tiró a un lado. Después volvió a clavar la pala, se apoyó en ella y me miró, o al menos giró la cabeza hacia mí, porque era incapaz de verle el rostro. – [b][i]No te preocupes por la niña, ya nunca existirá.[/b][/i] – espetó haciendo que sintiese una fuerte sensación en el pecho. Traté de centrarme y seguir adelante, por todos, pero cada vez era más difícil recomponer mis piezas y pronto acabaría en el suelo como un muñeco roto con el que ya no van a jugar más.
– [b]¿Qué le ha pasado? ¿Qué ha pasado con todo? ¿Quién eres?[/b] – pregunté. Muchas preguntas a la vez pero tenía muchas más en mi cabeza, la principal [i]¿Cómo lo arreglo?[/i]
– [b][i]El fin del mundo.[/i][/b] – soltó, preferí no pensar en sus palabras todavía. Volvió a apoyar el pie en la pala y siguiendo sacando tierra y echándola a un lado. – [b][i]Antes fui mucho. Pronto ya no seré nada. Ahora y por el momento soy el encargado de las tumbas.[/b][/i]
– [b]¿Cómo puedo arreglar todo esto? ¿Cómo puedo traerlos de vuelta?[/b] – me acerqué a él y le cogí la muñeca para que se detuviese. Sentí una extraña sensación de hormigueo en la mano y me aparté, pero se detuvo.
– [b][i]No hay nada que hacer.[/b][/i] – sentenció. Su suave tono no sirvió para minimizar lo que había dicho. Sentí de nuevo esa fuerte opresión en el pecho, pero aún más fuerte que antes. Me estaba costando respirar pero intenté pensar en otra cosa, alguna esperanza, pero no había nada, nada a lo que sujetarme.
Ya no tenía nada en este mundo, Sarah, Chris, Diana, Ed, Elizabeth, Delly, Arthur, Stephanie, Zack, Cecil, Liad, Freya…todos, todos se habían unido a mis padres. A todos se les había arrebatado la vida, su futuro, sus esperanzas, sus ilusiones…y yo seguía aquí de pie, vivo para ver como todos se iban y me dejaban solo, uno a uno.
Pensé en esa niña y en Sarah, en lo mucho que se parecían, tanto que quizá podría ser hija nuestra y que ahora ya no nacería nunca. Pensé en Sarah, en todo lo que me había forzado a no pensar porque tenía la vaga esperanza de traerla de vuelta, a ella y a todos los demás, pero ahora no había nada que pudiese hacer, sólo esperar la muerte e implorar para reunirme con ellos. Ya no era nada porque no tenía nada, nada a lo que proteger, nadie por el que luchar, nadie con quien pasar momentos felices, tristes, ningún hombro en el que apoyarme, nadie que me hiciese sentir mejor persona como Sarah había hecho. Desde el momento en que la perdí, perdí el mundo, incluso no descartaba haber perdido de verdad mi propia cabeza. Quizá me había vuelto loco de verdad y ahora vivía en mi mundo sin Sarah, un mundo muerto en el que lo he perdido todo y aún así, sigo vivo para no poder hacer nada por todos ellos, mis amigos, mi familia y mi amor… Cuando me di cuenta de eso fue cuando de verdad entendí que aún había una esperanza. Si esto era el mundo real aún tenía una opción a la que agarrarme, y si de verdad estaba loco, tampoco me rendiría aunque el enemigo fuera yo mismo.
Abrí los ojos y me vi tendido en el suelo de nuevo, de rodillas, con el rostro cerca del suelo y los puños cerrados con fuerza. Me puse en pie y me quité algunas lágrimas. – [b]Si no hay nada que pueda hacer…¿Por qué sigo aquí? ¿Por qué no me he ido con los demás?[/b] – pregunté aún con los puños cerrados y determinación en la mirada. En ese momento juraría que lo había visto reír, pero era imposible que le hubiese visto porque su rostro estaba totalmente oculto. Sólo había sido una sensación, o un signo más de que esta era mi propia mente.
– [b][i] Estás aquí para ver lo que podría haber sido, y lo que fue.[/b][/i] – respondió. – [b][i]Deja que las nieblas aclaren el que iba a ser tu camino.[/b][/i] – explicó moviendo una mano y haciendo que la niebla a su izquierda se condensase. – [b][i]Y que ahora yace abandonado a la espera de que el tiempo lo oculte.[/b][/i] – finalizó. En otro momento, en otra situación, habría tenido miles de preguntas que hacerle, pero ahora mi cabeza se había quedado con una sola idea y todo lo demás se había quedado a un lado, oculto tras una cortina.
La niebla a su izquierda terminó de condensarse y empezó a removerse hasta formar dos figuras. De nuevo Sarah, aún más guapa de lo que la recordaba y con el mismo brillo cálido en los ojos. A su lado la niña corriendo hacia ella, Sarah se agachaba y la cogía en brazos. Una tercera figura comenzó a formarse, apareció por detrás de ellas y las abrazó. Ésa figura era yo mismo. La escena se movió un poco y pude ver que los tres miraban una cuna de madera blanca en la que había un niño. Con un movimiento de la mano del cavador de tumbas la niebla se despejó y con ella mi futuro.
Sentí una punzada de dolor en el corazón, esta vez más fuerte que las anteriores. Tenía las piernas cansadas, como si estuviesen cansadas de soportar el peso que cargaban mis hombros, el peso de un mundo que debía salvar. El corazón me latía rápidamente y cada vez me costaba más respirar.
– [b][i]Los caminos de todos se han truncado ya.[/b][/i] – añadió moviendo la otra mano. La niebla empezó a arremolinarse hasta formar una nueva escena. Pude ver claramente a McLeod, con gafas, mayor de lo que estaba ahora. Giró la cabeza y Diana entró en escena sonriente. Caminaba con una niña de la mano y tenía el vientre abultado. La sonrisa de Chris fue lo último que vi antes de que la escena se desvaneciese de nuevo y con ella sintiese una nueva punzada.
– [b]¿Por qué me enseñas esto?[/b] – pregunté mirándole fijamente.
– [b][i]Para despejar las nieblas de tu mente.[/b][/i] – respondió. Me pareció ver algo diferente, algo fuera de lugar. Por un segundo me pareció ver un aura blanquecina a su alrededor, pero seguro que había sido un efecto visual por culpa de la niebla.
– [b]¿Cómo puedo recuperarlo? ¿Qué ha pasado para que esté todo así?[/b] – pregunté de nuevo intentando aclarar mis propias ideas y buscar una solución, por descabellada que fuese.
– [b][i]Es tarde para recuperarlo.[/b][/i] – respondió. – [b][i]Lo que ha pasado, si te lo puedo enseñar.[/b][/i] – hizo un gesto con la mano y la niebla empezó a crear escenas para mí, pero estas eran muy distintas a las anteriores, eran escenas del pasado, escenas tristes, escenas de muerte.
No podría describir lo que vi en aquél momento porque sólo de recordarlo los ojos se me encharcan con las lágrimas, pero si puedo decir que en ese momento ni siquiera pude llorar. Solo puedo daros una leve idea de lo que vi, de lo que viví. Vi la casa de las Echolls arder hasta las cenizas con Elizabeth, Liad, Ed, Diana y McLeod dentro; vi a Dominic con el cuello desgarrado por un vampiro; a Jan, Silver, Ann y Cecil tirados en el suelo, inertes, sin vida; y vi a Sarah, exhalando su último respiro. Deseé morir, desvanecerme y unirme a ella para toda la eternidad, y por un momento, pareció que mi cuerpo deseaba lo mismo que yo.
Sentí un pinchazo mucho más fuerte que el de antes y las piernas cedieron. Caí de rodillas con la mano en el pecho, intentando serenarme, intentando respirar, pero no podía conseguirlo porque no dejaba de ver a Sarah en mi cabeza, la vida que habríamos tenido y la realidad de haberla perdido y no poder hacer nada por ella. Seguí respirando rápidamente, intentando coger más aliento del que parecía caber en mis pulmones, mientras sentía cómo el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Esta vez parecía que todo había acabado, y ya no me importaba, si no podía traerla de vuelta, ya no importaba. Solo quería dejarme ir…
…pero no me dejaron. Una mano se posó en mi hombro y me acarició suavemente. Me giré y entonces la vi, tan parecida a su madre que ese nudo en el pecho volvió a abrirse y el pulso me tembló.
– [b]No me dejes.[/b] – dijo la niña. Parecía un pequeño ángel, bañada en su luz dorada. Llevó una mano a mi mejilla y me sonrió con una sonrisa tan parecida a la de su madre que sentí como el corazón se me agitaba de nuevo, pero esta vez no por desesperación y tristeza, si no por lo que sentía por ella. Después dio unos pasos hacia atrás y se internó en la niebla. No sabía si había salido de una de las escenas que me había enseñado el encapuchado o era otra cosa, pero si de algo estaba seguro es que no la dejaría, ni a ella, ni a Sarah, ni al pequeño, ni a McLeod y su familia [Diana, la pequeña, lo que estaba en camino y los padres de McLeod], ni a mis amigos. No sabría explicar cómo continuaba sacando fuerzas porque hoy en día ni siquiera yo mismo lo sé a ciencia cierta, pero si sabía de dónde provenían esas fuerzas, de Sarah. No al iba a abandonar tan fácilmente.
– [b]No pienso rendirme. Conseguiré que todos vuelvan, incluso si tengo que perseguir a la mismísima muerte.[/b] – exclamé hacia el encapuchado.
– [b][i]Por eso la tumba.[/b][/i] – explicó fríamente. – [b][i]Al final de tu viaje estará ocupada.[/b][/i] – añadió.
– [b]No seré yo quien ocupe esa tumba.[/b] – repliqué. No sería yo salvo que hubiese tenido que sacrificarme para traer a los demás de vuelta, si no era así, ni siquiera la muerte podría llevarme, no hasta que lo consiguiese.
– [b][i]Sólo el Destino lo sabe.[/b][/i] – respondió. Clavó la pala en la tierra y añadió. – [b][i]Si me disculpas, tengo trabajo que hacer.[/b][/i] – de nuevo vi un destello de luz a su alrededor, muy leve, pero ahí estaba. – [b][i]La muerte no va a enterrarse sola.[/b][/i] – sentenció. Después la niebla pareció engullirlo mientras aún se escuchaban sus paladas. Antes de desaparecer por completo aún pude ver esa pequeña aura de luz.
Una vez más, solo, di un paso adelante y me interné en la niebla sin saber que encontraría detrás, pero con la certeza de traerlos de vuelta, por muchas pruebas que me quedasen por delante.[/SIZE]
[spoiler]
Pues creo que no tengo nada que decir en el spoiler xD, bueno que espero que os haya gustado xD
[/spoiler]
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.