Moondale

YA, UN AMIGO

 January Allard | Cafetería de la Universidad

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[QUOTE]- Es Daniel.- Estaba segura de que acababa de sonrojarme.- Un…amigo.- Tragué saliva.- ¿Te importa que le diga que se acerque? Debe estar buscándome.
–  ¿Tengo cara de que me importe?.- Preguntó y me eché a reír. Al parecer, Daniel tenía una nueva admiradora.[/QUOTE]

Sarah se levantó de la silla, levemente sonrojada, e hizo un gesto al chico para que se acercara. Yo me removí un tanto en la silla, evaluándole. Hasta llegar a la universidad nunca había sido una persona especialmente extrovertida y aún me sorprendían arranques como el que había tenido con Sarah. Aún así, puse mi mejor sonrisa. Daniel fue el primero en hablar.

-[i]Hola.[/i]

-[i]Hola[/i] -sonrió Sarah, para luego volver la vista a mí-. [i]January éste es Daniel, un…amigo.[/i]

«Ya, un amigo».

-[i]Encantando[/i] -el chico esbozó una ligera sonrisa a la que traté de responder.

-[b]Lo mismo digo.[/b]

-[i]Puedes sentarte, no creo que vayas a crecer más por quedarte así[/i] -le dijo Sarah en tono burlón.

El chico le hizo caso, acercando una silla de una mesa próxima (que acababa de quedar libre apenas unos minutos antes) y se sentó en nuestra mesa. Hubo unos segundos de silencio, roto sólo cuando yo misma me cansé de ello. Lanzando una mirada a Sarah (que seguía bastante colorada, cosa que me hizo cierta gracia), me decidí a hablar.

-[b]Quizás estoy adivinando demasiado… pero tú no estudias aquí, ¿verdad?[/b]

«Si es de los callados, juro que meteré la cabeza en el café hasta ahogarme», pensé, nerviosa.

-[i]No, sólo estoy de paso para ver a Sarah[/i] -acto seguido, volvió a sonreír y desvió la mirada.

-[i]No intentes que diga más de dos frases seguidas: es imposible.[/i]

Hizo un gesto con la mano, como si quisiera enfatizar lo que acababa de decir.

-[b]Bueno, dicen que nunca hay que rendirse, ¿no?[/b]

Me uní al festival de sonrisas y me dispuse a hablar otra vez. Me dispuse, porque en aquel momento una nueva visita desvió toda nuestra atención. Una chica {Katy Perkins} se había acercado a nosotros para quedarse quieta, de pie, junto a mí. La miré con extrañeza. Llevaba ropajes de colores y de pronto se fijaba en mi pelo. Oí que decía algo de que tenía un pelo maravilloso pero sólo acerté a intercambiar una mirada de profunda incredulidad con Sarah.

-[b]Perdona, ¿tú eres…?[/b]

La miré, esperando una respuesta, pero en lugar de eso, alargó la mano hacia mi pelo y tomó un mechón. Fijé mis ojos en ella, sin dar crédito a lo que hacía, pero antes siquiera de que me diese tiempo a abrir la boca, Sarah lo hizo por mí.

-[i]Perkins ¿desde cuándo acosas a la gente?[/i]

La tal Perkins la miró largamente con todo el desprecio que pudo antes de responder.

-[i]Si tienes envidia también puedo tocártelo a ti[/i] -y sin más dilación, se echó a reír como una de esas maníacas de película de serie B.

Me quedé mirándola, aún intentando digerir la escena. Nunca me había ocurrido nada similar, aquella chica estaba totalmente loca. Mal de la cabeza. ¡Sufría graves carencias neuronales! Retuve la respuesta ingeniosa que me bailaba en la punta de la lengua al ver que se marchaba tal como había venido, aún riéndose entre dientes. Después me giré; parecía que Sarah la conocía.

-[b]Esa tía… esa… individua…[/b] -hice un gesto con el dedo junto a mi sien, intentando tranmistir un ‘está mal de la cabeza’ que pudiera abarcar todo lo que pensaba de aquella chica-. [b]¿Es que sus padres le echaban cocaína en el colacao?[/b]

-[i]Es mi compañera de habitación [/i]-respondió ella, resoplando y claramente fastidiada-. [i]No la soporto. Todo lo relacionado con ella es odioso: su tono de voz, su ropa, la manía que tiene de molestar a todo el mundo…siento mucho que hayas tenido que conocerla.[/i]

Se notaba que estaba harta de la chica, y no había forma de reprochárselo. Si no hubiera estado todavía en estado de shock, probablemente yo me encontraría exactamente como ella. Y con un solo encuentro. Suspiré, echando un vistazo a Daniel. El pobre chico nos miraba de hito en hito. Seguro que él también había alucinado con la psicópata aquella.

-[b]Bueno, si algún día necesitas asilo político, estoy en la 138. No tengo ni idea de quién es mi compañera de habitación… pero por horrible que sea, no creo que nada pueda superar esto[/b] -miré el reloj, al tiempo que apuraba el café frío que había pedido hacía ya un buen rato-. [b]¡No me lo puedo creer! Primer día y ya llego tarde a clase, soy un desastre…[/b]

-[i]Gracias. Seguro que es mejor que la mía[/i] -asintió con la cabeza-.[i] Yo me quedaré un poco más con Daniel, de todas formas siempre llego tarde[/i] -sonrió-.[i] Encantada de haberte conocido, a ver si nos vemos esta noche en la fiesta de Halloween. [/i]

Recogí mi bolso y mi carpeta mientras la escuchaba y me puse en pie. Contesté con otra sonrisa (mis mejillas iban a tener una charla conmigo más tarde sobre esa nueva costumbre de sonreír tanto) y me anoté mentalmente acordarme de la fiesta de Halloween, pues ya era la tercera vez que me olvidaba de ella.

-[b]Espero que nos veamos, sí[/b] -luego me dirigí al guaperas-. [b]Encantada de conocerte.[/b]

-[i]Encantado, espero que nos volvamos a ver pronto[/i] -respondió, esbozando una media sonrisa.

Con mejor humor que por la mañana y dos nuevos conocidos con los que podría llegar a llevarme bien (al menos ella, porque con él no es que hubiera hablado mucho) salí de la cafetería mientras sacaba mi iPod del bolso. De repente, [URL=http://www.youtube.com/watch?v=R08q2wzGpzk]la canción que empezó a sonar en mi iPod[/URL] sonaba mucho más creíble.

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