Moondale

LO DARÍA TODO POR ELLA, FUESE CUAL FUESE EL PRECIO

[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daniel Arkkan| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte I de II

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

Aeba-2

No podía decir que no me alegrase de volver a estar solo, si eso significaba estar lejos de Logan Villiers. Para ser un aesir, ese tipo sacaba lo peor de mí, al contrario de Dominic en quien había descubierto a un gran amigo.

Tenía el cuerpo magullado por la pelea que habíamos tenido, especialmente en el costado izquierdo. Me detuve un instante e iluminé una de mis manos para arrojar un poco de luz a ese oscuro pasillo, mientras me levantaba la camiseta para observar que tenía ese costado amoratado, probablemente tendría una costilla rota, con suerte. Apliqué mi otra mano sobre la zona y sentí el efecto calmante de la parte curativa de mi poder. No haría mucho, porque por desgracia durante mucho tiempo lo había utilizado más para atacar que para sanar, y eso era algo que tenía que pagar ahora, pero al menos calmaba el dolor.

Volví a caminar, iluminado por una esfera de luz sobre la palma de mi mano, mientras pensaba en lo que había ocurrido. Quizá no había sido muy inteligente pelearme con él, tendría que haber mantenido el control y no haberme rebajado a su nivel, como solía hacer cuando era más pequeño y era el centro de las burlas, pero al meter a alguien que me importaba el control siempre se resquebrajaba, no podía permitir que hablase así de Sarah, primero, porque era la persona que más me importaba, y segundo, porque con la carga que le había tocado llevar merecía como mínimo, respeto.

También estaba el hecho de que Logan me recordaba a una época de mi vida en la que la ira y el resentimiento parecían ser superiores a todo, pero eso no justificaba la forma en la que se comportaba. Era cierto que Sarah había sido la luz al final del túnel para mí y Logan no tenía a nadie, pero yo había sido distinto, había encontrado una especie misión de proteger a Sarah de todo, porque iba a ser la salvadora, sin esperar que ella me viese nunca, o que hablase conmigo, y por el camino me di cuenta de que me había enamorado de ella en la distancia. Logan buscaba algo parecido con Mara, pero sus métodos eran directos, decía que la quería pero se iba con otras, no la respetaba. Quizá eso me enfadaba tanto, que conocía muy bien su camino, y era incapaz de justificarlo por eso mismo, por no madurar y darse cuenta de que siempre parece que tienes que esforzarte más allá de lo que la vida te da.

A mí me había dado a Sarah, y una familia estupenda, incluyendo amigos, pero también me había arrebatado a mis padres, había hecho sufrir a mi hermana una tortura inimaginable y me la había arrebatado durante años, y nos había hecho sufrir, caer y levantarnos una y otra vez para proteger el mundo sin que la gente lo fuese a saber nunca. La vida es dar, esforzarse, recibir golpes, volver a levantarse y esperar una pequeña recompensa, esperar que el siguiente día sea mejor.

Al cabo de unos minutos, el pasillo parecía ser el mismo, igual de interminable, pero de un paso a otro las cosas cambiaron. Pese al orbe de luz que llevaba en mi mano, me empezó a resultar difícil ver unos metros más allá, porque una espesa neblina empezó a cubrirlo todo, y la luz del orbe parecía empeorarlo, porque reflejaba a través de ella, pero no podía quedarme a oscuras.

No sé por qué, pero en ese momento empecé a darme cuenta de que estaba solo. No resultaba muy heroico, pero mientras caminaba por ese pasillo, en una niebla que me impedía distinguir nada, me di cuenta de que estaba en un lugar mitológico, el centro de toda la creación, cuyas puertas se abrían bajo la luz de una luna rojiza que ocurría a saber cada cuantos años, en una parte perdida de ese lugar, lejos de los demás, de todos los que me importaban. Si me ocurría algo, ninguno de ellos me encontraría jamás, si me perdía, tampoco.

El único sonido que me acompañaba era el de mis pisadas y el de mis oídos taponados, porque al parecer en el centro de la creación había bastante humedad. La niebla pareció disiparse un poco, tras unos cuantos pasos empecé a ver como parecía fluir hacia atrás. Me giré y vi a lo lejos, detrás de mí, unas figuras que parecían formadas de niebla.

Moví el orbe de luz para distinguirlos mejor y lo primero que vi fue a Sarah. Mi corazón dio un vuelco, quizá había vuelto a tocarme con ella, aunque era extraño que no hubiese venido hacia mí, quizá no me había visto por la niebla.

Caminé hacia ella y vi como empezaba a tomar una forma más sólida. A su lado empezaron a formarse otras figuras que conocía bien: mi hermana, Christopher, Diana, Dominic, Ed, Daakka, Arthur, Delia, Zack, Stephanie. No sabía qué era lo que estaba ocurriendo, pero a cada paso que daba hacia ellos, más nítidos se volvían. Al lado de ellos aparecieron también mis padres, cuyos rostros cada vez resultaba más difícil recordar, y mi abuela. Retrocedí un par de pasos, mirando hacia ellos, y vi como empezaban a desvanecerse.

Volví a acercarme, para tratar de llegar al fondo del asunto, y vi como al lado de todos ellos, aparecían dos personas a las que no conocía, pero por las que ya sentía cariño como si lo hiciese: la pequeña Arya, y Edward. En esas figuras neblinosas, más nítidas cuanto más me acercaba, estaba todo lo que alguna vez había querido. Entendí el mensaje, si avanzaba por el pasillo, se irían difuminando hasta quedar en nada, y aunque no fueran ellos de verdad, tendría que soportar ver como desaparecían. Saber que no eran ellos no lo hacía más fácil, pero si no avanzaba, no habría mundo para los que aún seguían conmigo, ni para los que podrían venir.

Me despedí de ellos con la mano libre, como si pudiesen entenderlo, y me di la vuelta. En cuanto caminé un par de pasos, miré por encima del hombro y vi que Edward y Arya habían desaparecido y los otros empezaban a desvanecerse. Continué caminando, forzándome a no mirar atrás, a lo que había perdido, lo que podía perder y lo que quizá nunca podría llegar a tener. Después de unos cuantos pasos, volví a mirar, solo quedaba Sarah, observándome.

– [b][i][color=#4F5360]Te quiero. Nos veremos pronto.[/SIZE][/i][/b] – susurré a la nada. Avancé y cuando volví a mirar no estaba, ninguno de ellos, pero a mí siempre me acompañarían, incluso a los que no podía proteger nunca más.

Unos pocos pasos más allá, el pasillo se abrió hacia una antesala un poco más amplia, iluminada por la luz de unas antorchas, así que dejé que la luz del orbe se dispersara mientras me detenía a observar la figura que tenía delante de mí.

A primera vista podría parecer humano, pero humanoide ya habría sido decir mucho. Tenía el cuerpo encorvado hacia delante, con unos brazos esqueléticos que parecían estar atrofiados y unas piernas torcidas. La piel de su cuerpo parecía una mezcla entre carbonizada y putrefacta, negra con tonos rojos allí donde la carne estaba sangrante. La cabeza era absolutamente calva, sin más nariz que los dos orificios nasales, sin labios que ocultasen unos amarillentos dientes y con unos ojos de un blanco lechoso que me hacían dudar que pudiese ver.

En cuanto detectó mi presencia, su cuerpo pareció cubrirse de una bruma oscura y empezó a cambiar, no sabría describir cómo porque la forma que adoptó ocupa todo el recuerdo de ese instante. Hacía poco que lo había visto, en el pasillo, mi padre. Ese putrefacto ser había adoptado la forma de mi padre, y quería respuestas.

Me llevé una mano a una de las katanas y me adelanté, observando detenidamente su apariencia. – [b][i][color=#4F5360]¿Quién eres y por qué tienes ese aspecto?[/color][/i][/b] – pregunté mientras meditaba si podría ser alguna especie de guía fantasmal que hubiese tomado una forma que me resultase cómoda, aunque claramente no era así, pero no podía lanzarme al combate así cómo así. Me fijé en la puerta que había detrás de «él», distinguí los signos del zodiaco y vi que faltaba Virgo, en su lugar había un hueco para un colgante, solo uno. Mala señal.

– [b][color=#2A2B0F]Ssoyy el Ssegadorr, Dev-vorador de Almass. Essta f-fue un deli-cioso regal-lo.[/color][/b] – dijo con una voz que parecía sacada de un sepulcro, tan putrefacta como su cuerpo. Mi brazo se tensó alrededor del mango de la espada. Por lo que había entendido, ese ser maldito devoraba almas, y alguien le había dado el alma de mi padre. Había perturbado su descanso incluso después de muerto, no sabría describir la ira que estaba sintiendo. La sangre me nublaba la vista, solo quería acabar con ese engendro, pero ahora era una persona diferente, necesitaba saber más.

– [b][i][color=#4F5360]¿Quién te la ha dado? ¿Quién te envía?[/color][/i][/b] – pregunté intentando respirar profundamente para serenarme, pero no estaba dando resultado, porque no quería que lo hiciera, simplemente quería hacer desaparecer a ese monstruo por lo que había hecho. No era el mejor momento, y en la ficción nunca verías a nadie que le ocurriese, pero estando allí, frente a ese ser que había devorado el alma de mi padre, arrebatándole incluso eso, lloré. Noté como empezaban a humedecérseme los ojos y las lágrimas corrían por mis mejillas, no podía soportarlo.

– [b][color=#2A2B0F]Mi M-maestro…e-el m-me tra-jo de vuelta. Me d-dio el po…der de tomar la ap-apariencia de las alm-as que dev-vorase. Y me rega-ló un ban-quete y u-na missión. Di-jo que podría que-darme tu al-ma.[/color][/b] – esbozó una sonrisa en el rostro de mi padre y desenvainé las dos espadas, todavía sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas. Ahora recordaba de qué me sonaba el nombre del Segador. Sarah y yo habíamos seguido un rastro de cuerpos descompuestos sabiendo que debía ser algún demonio que los poseía, y nos habíamos topado con la vampiresa Alice, ella nos dijo que el problema se había resuelto, que Mason, el mismo que había creado a ese engendro al matar a una Potencial, lo había absorbido con su colgante.

Así que, el Doctor, Soberano, Maestro o como demonios se llamase, él tenía la culpa, había traído a ese engendro de vuelta y le había dado un nuevo poder para utilizarlo para detenernos, y por si fuera poco, había perturbado la paz de mi padre, y de a saber cuantos más, y le había dado sus almas para alimentarse. La contención se había acabado.

Me lancé hacia delante y realicé un corte ascendente que hendió la carne de ese engendro. Abrió los ojos, como si no se esperase que fuese capaz de atacar a mi propio padre. Pero esa apariencia iba a jugar en su contra, nunca debió decirme que había devorado su alma, porque mi venganza no se detendría hasta que volviese a desaparecer.

El monstruo se echó hacia atrás y la bruma verde oscuro pareció rodearle de nuevo, dejando ver un nuevo rostro, esta vez de una mujer pelirroja, ojos verdes y rostro pecoso. Mi madre, también la había devorado a ella.

Me moví hacia delante a toda velocidad y sentí el viento frío en las lágrimas que seguían cayendo por mis mejillas. Tracé varios cortes, ni siquiera recuerdo cómo, porque me había dejado ir, estaba inmerso en un frenesí vengativo que solo quería destrozar, hacer sufrir a ese engendro por lo que había hecho.

Cuando volví en mí, tenía a la criatura del principio frente a mí, había tenido que ir abandonando las almas que había devorado a medida que la iba hiriendo, hasta que no quedó nada, más que unos ojos lechosos observándome fijamente, como si pidiesen clemencia.

Ese ser había sido antes una Cazadora Potencial que había tenido la desgracia de cruzarse con Mason que la había convertido en un ser corrupto solo para que se alimentase y volviese finalmente a él, para alimentarse de su oscuridad, como un cerdo al que engordas.

Envainé las espadas y puse las palmas de las manos hacia el ser mientras sentía como mi poder salía en torrente hacia ellas. El cuerpo del Segador quedó cubierto de luz y empezó a removerse sintiendo cómo le quemaba, como a cualquier vampiro, hasta que no quedó nada más que unas cenizas en el suelo. Una lágrima cayó sobre ellas.

Saqué mi colgante sintiendo como los acontecimientos me pesaban cada vez más, como si mi cabeza estuviese convirtiéndose en un lastre de mi cuerpo, como si mi cansancio mental fuese físico, aunque en realidad era peor que si fuese solo físico. Lo introduje en el hueco de Virgo tras observar las letras grabadas sobre la puerta, que seguramente Christopher habría podido traducir, pero en las que solo pude leer «Äeba».

Antes de que las puertas se abriesen, sentí algo, no sabría explicarlo. Es esa sensación que te asalta cuando sientes que alguien te está observando, pero no alguien que pretende hacerte algo, si no una presencia conocida, familiar incluso. El caso es que me giré, y vi tenues destellos dorados que parecían salir de las cenizas. Centelleaban en el aire y se desvanecían.

Esto que voy a decir a continuación no sabría explicarlo, ni siquiera le encontraría explicación lógica porque no entendía los entresijos de la magia y la existencia, pero, tras ver a Ed y a sus ‘wisp’, supe que eran las almas que había devorado el Segador, liberadas. Sentí en ellas a mis padres. Entonces las puertas se abrieron y crucé al otro lado, sabiendo que estaban en paz.


[align=center][b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daniel Arkkan| Templo de los Guardianes, ‘Axis Mundi’| Prueba de Virtud | Parte II de II

[color=#000000]Noche[/SIZE][/color][/b][/font]

danielpruebafinal1

En cuanto crucé la puerta, el aire fresco me golpeó en el rostro, frío al contacto de los restos de lágrimas. Cerré los ojos mientras disfrutaba de cómo me despejaba, y me limpié bien los ojos con el dorso de la mano. Cuando los abrí, vi una figura oscura frente a mí. Lo que más me aterró, además de que apareciera súbitamente, es que pese a la luz del sol, la figura seguía siendo oscura.

Parpadeé un instante y al volver a abrir los ojos la figura se había acercado a mi varios metros, y ahora permanecía inmóvil, como si del capítulo de Doctor Who ‘Blink’, de cuando Moffat salía poco y por eso era bueno, se tratase. Abrí bien los ojos, sorprendido y algo aterrado, la figura se parecía a mí, de hecho era exactamente igual que yo, a excepción de ser tan oscuro que parecía absorber la luz a su alrededor. No pude evitar volver a parpadear y le tuve frente a frente, su nariz era mi nariz, su boca era mi boca, su pelo mi pelo, y sus ojos, era los míos, pero tenían un brillo rojo oscuro que resultaba sobrecogedor. Traté de aguantar, pero los ojos me escocieron y no pude reprimir un nuevo parpadeo.

En cuanto cerré los ojos, sentí un escalofrío recorrerme todo el cuerpo, que enseguida se convirtió en una especie de llama eterna que conocía demasiado bien, resentimiento, ira y sufrimiento, conocía esa llama que nunca se apagaba, ese ansia, y la temía. Cuando abrí los ojos no estaba, pero lo sentía en mi interior, hasta que ese ansia me pareció normal, y continué caminando hasta coronar la cresta de esa verde loma.

Frente a mí se abría un valle montañoso con un lago cristalino. Me recordaba al lugar en el que estaba la última casa de mis padres, y de nuevo trajo el dolor y la venganza a mi presente. No entendía por qué, era algo que ya había dejado atrás, el camino de la venganza lo había abandonado, me había liberado, pero ahora estaba volviendo a pensar en el fuego, en los gritos, en el Kurgan que también había provocado que mi hermana terminase en el vacío, en la del Pelo Rojo, incluso en Ben, Cecil, Liad, Preston…mi mente se estaba llenando de todo ese odio, de toda esa justicia que no sentía que se hubiese impartido y yo mismo quería dar.

Quizá había pasado demasiado tiempo solo en las pruebas, la soledad nunca es buena para las preocupaciones de la mente. O quizá la crueldad del Doctor y el Segador habían abierto una herida que había desembocado en todo eso.

Un aleteo a mis espaldas me sacó de mis pensamientos. Me giré y vi a una figura femenina con alas doradas bajando al suelo. Iba vestida con una especie de toga suelta de color crema. Tenía largos cabellos dorados y ojos azules, y me recordaba muchísimo a Sarah. En su mano derecha llevaba una hoja larga, una espada que parecía celta.

– [b][i][color=#968e49]Daniel Arkkan, soy Aeba, tu última Guardiana. Prepárate.[/SIZE][/i][/b] – dijo alzando la hoja de la espada.

Ni siquiera pude contestar, y apenas tuve tiempo a desenfundar una de mis katanas antes de que ella se abalanzase sobre mí en un aleteo, con la espada al frente. Paré su golpe y nos detuvimos, filo contra filo. Me miró a los ojos y me vi reflejada en sus ojos como si fuera el océano, y recordé una vez más a Sarah. Entonces ella demostró su fuerza, con un empujón me lanzó hacia atrás y caí de espaldas, soltando un grito cuando golpeé el suelo con el costado en el que tenía la costilla rota.

Ella estaba frente a mí, caminando lentamente. Mis ojos me jugaron una mala pasada y por un instante la hierba pareció prenderse con unas intensas llamaradas, su aspecto cambio brevemente a una forma oscura y grande, con una hoja ancha de más de un metro, el Kurgan, pero no tardó en volver a ser ella.

Esa Guardiana era lo único que evitaba que cumpliese mi cometido y ayudase a proteger a los demás, era una amenaza para todos ellos y si no la detenía volvería a fallarles a todos.

Durante los siguientes minutos, no sabría decir cuantos, la Guardiana y yo entrechocamos nuestros filos una y otra vez. Ella parecía una fuerza de la naturaleza, imparable, imbatible, ni siquiera parecía cansarse, y cada vez que la miraba a los ojos, recordaba a Sarah, eso lo hacía aún más difícil, y me traía continuamente a la mente lo que podía perder.

Llegó un punto en el que apenas podía sujetar a ‘Albor’ y ‘Ocaso’ yacía abandonada a varios metros de mi posición. No le había conseguido hacer nada, pero no podía detenerme, ella tendría la culpa si el mundo acababa destruido, ella tendría la culpa si nunca podía ver a Arya o a Edward, si no conseguía volver a dormir tranquilamente junto a Sarah, escuchando su fuerte corazón y viéndola sonreír nada más despertarme por la mañana.

Empuñe ‘Albor’ con fuerza y volví a lanzarme hacia ella. Me detuvo con facilidad. Traté de despistarla o cegarla con mi poder, pero parecía no afectarle mientras que a mí me consumía gran parte de las pocas fuerzas que me quedaban. Con un grácil gesto, me golpeó con la empuñadura y me tiró al suelo.

Miré hacia arriba y me quedé helado, esta vez no solo era el rostro de Sarah, si no ella por completo, con la espada en sus manos y sus alas abiertas a la espalda. – [b][i][color=#968e49]El odio lleva a un camino oscuro.[/color][/i][/b] – dijo con una dulce voz. Casi sentía su calidez teniéndola tan cerca.

Pensar en Sarah siempre paliaba ese desconsuelo que tanto tiempo había habitado dentro de mí, esa oscuridad que siempre formaría parte de mí, pero algo estaba pasando en ese momento, algo estaba desatando el ansia de venganza que había dentro de mí, porque incluso viéndola frente a mí, notaba la ira presente.

Ella estaba quieta, observándome con dulzura. Sabía que la Guardiana estaba detrás de ese rostro, que era lo único que se interpondría entre la venganza contra el Doctor y la protección a los demás. Podría alzar rápidamente la mano y atravesarla con ‘Albor’, entonces el Doctor podría ser el siguiente, con el arma de los Grandes Poderes. Pero ¿qué sería de mí si lo hacía? ¿En qué me convertiría? ¿Y si esa no era la respuesta para derrotarla? Ella misma había dicho que el odio llevaba a un camino oscuro, conocía bien ese camino, y ahora parecía poseerme de nuevo la venganza. Pero sabía que había algo mejor para mí, ya lo había conocido.

En ese momento pareció como si una especie de velo se hubiese roto en mis ojos. Vi a la Guardiana, con sus cristalinos ojos azules y varios cortes en los brazos. Algo en mi interior me había hecho ver en ella un enemigo invulnerable y le había estado haciendo daño como si fuera culpable de cualquiera de las cosas que tenían culpa los monstruos que había conocido a lo largo de mi vida.

Vi la tristeza en sus ojos, el daño que le había hecho, y algo pareció romperse en mi interior. Dejé caer la espada. Seguía sintiendo el ansia de venganza, pero no iba a ser ese monstruo, me habían enseñado que había algo mejor dentro de mí.

– [b][i][color=#4F5360]Acaba conmigo si quieres, pero no te haré más daño.[/color][/i][/b] – dije mirándola a esos ojos que tanta tristeza me producían. Sentía la culpa recaer en mí, adueñándose de todo. ¿Cómo podía haberle hecho daño? ¿Qué se había apoderado de mí para hacerme ver un enemigo imbatible donde había alguien sufriendo? – [b][i][color=#4F5360]Lo siento.[/color][/i][/b] – me disculpé con toda la culpa en mi corazón. Mis ojos se embargaron en lágrimas, no soportaba verme así, reducido a poco más que un monstruo violento y sediento de sangre, no mejor que un vampiro. En ese instante sentí como esa llama incombustible me abandonaba, como salía de mi cuerpo por cada poro.

Al ver que la Guardiana no me remataba, me puse en pie e hice lo único que podía hacer. Utilicé mi poder y cerré sus heridas, que por suerte eran superficiales, ella era mucho más fuerte que yo, eso no lo había imaginado.

Cuando terminé, ella me sonrió, sus ojos cambiaron de estar tristes a casi brillar, y una parte de mí se sintió mejor al instante, aunque el peso de mis acciones todavía seguía ahí. Entonces, delante de mis ojos, cambió.

Las alas desaparecieron y delante de mi solo quedó una chica bajita y delgada, con el pelo corto, a la altura del cuello, vistiendo la misma «toga» de color crema y unas sandalias.

– [b][i][color=#968e49]Campéon, has pasado tu última prueba[/color][/i][/b].- dijo sonriendo ampliamente. A su lado la tierra tembló y empezaron a emerger tres…pilares, de roca misma, sobre ellos, con un fogonazo de luz, se depositaron tres objetos.

– [b][i][color=#4F5360]Gracias.[/color][/i][/b] – dije sin dejar de sentirme culpable, aunque el hecho de saber que todo era una prueba, que lo que sentía estaba causado por algo más, alivió mi conciencia. Más liberado, me paré a pensar en esa sonrisa y esos ojos, que volvieron a recordarme a Sarah, el parecido era abrumador. Sin poder evitarlo, sonreí.

– [b][i][color=#968e49]Si me sigues mirando así, me vas a distraer de mi cometido[/color][/i][/b].- dijo ella carraspeando para que dejase de mirarla tan fijamente. No me había dado cuenta, quizá echaba demasiado de menos a Sarah, en el fondo, desde la visión del futuro, ni siquiera habíamos tenido tiempo para estar juntos en casa.

– [b][i][color=#4F5360]Lo siento, te pareces a mi…a la Cazadora.[/color][/i][/b] – me disculpé fijándome en los objetos.

[align=center][IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/sarahamulet2.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/maatstone.png[/IMG] [IMG]http://moondale.whedonverso.com.es/personajes/wp-content/uploads/2014/06/manogloria.png[/IMG][/align]

– [b][i][color=#968e49]Lo sé. Yo también lo era. Cazadora y Campeona.[/color][/i][/b].- dijo asintiendo con la cabeza antes de señalar los objetos.- [b][i][color=#968e49]Ha llegado el momento de que elijas entre estos tres objetos[/color][/i][/b].- me indicó. Saber que había sido una Cazadora, y además Campeona me hizo tener miedo a una pregunta que quería hacerle y cuya respuesta era evidente, porque estaba allí, después de haber pasado las pruebas, convertida en una Guardiana y aparentando menos de treinta años. Decidí que sería mejor no preguntárselo, pero tenía que pensar en otras cosas que seguramente Sarah o Mac habrían querido que le preguntase.

Me coloqué delante del último de los objetos, una mano ennegrecida que parecía tener cientos de años de antigüedad, si no más. La placa de oro con la silueta de una calavera que llevaba cosida a la piel no era muy alentadora, pero no debía serlo, si el objeto era el que pensaba. – [b][i][color=#4F5360]¿Es la Mano de la Gloria.[/color][/i][/b] – pregunté mirándola a esos profundos ojos azules.

Ella asintió. – [b][i][color=#4F5360]Cinco deseos…todo lo que quiera, lo que desee.[/color][/i][/b] – dije para mí mismo. Era una oferta tentadora, podría solucionarlo todo, hasta que los deseos se convirtiesen en la peor de mis pesadillas. Había visto demasiada televisión y leído demasiadas historias de ese estilo como para no saber que terminaría en un desastre. – [b][i][color=#4F5360]Nunca sabemos lo que queremos, y eso se vuelve en nuestra contra.[/color][/i][/b] – admití, no sin pesar. La tentación siempre estaba ahí, uno de los males de la humanidad dicen siempre en las historias. Me coloqué delante del siguiente objeto intentando no rozar siquiera la Mano.

– [b][i][color=#968e49]Con la piedra de Ma’at podrías volver atrás en el tiempo….a cualquier momento[/color][/i][/b].- en sus ojos vi la misma tentación que debía verse en los míos, como si fuésemos un reflejo el uno del otro. Siempre que sudecía algo malo uno deseaba volver atrás y cambiar las cosas, y había tantas que podía cambiar en mi caso, tantos errores que subsanar. Pero, habiendo conocido a alguien con el poder de viajar en el tiempo y viendo como lo había utilizado, con Cara, quizá era mejor dejar esa fuerza a un lado, aunque resultaba más tentadora que la Mano de la Gloria, porque parecía más peligrosa, el peso de las acciones en el pasado podía cambiar muchas cosas y en el fondo…bueno, quizá fuese egoísta pensar así, pero pese a haber perdido a mis padres, ahora tenía mucho, y lo que tenía era para mí como un fino cristal que podía romperse al mínimo toque. No quería recuperarles si eso significaba perder a Sarah, a los demás y al futuro que podía esperarme. No sabía qué decía eso de mí.

Pasé hacia el último objeto esperando encontrar algo que no me tentase a cambiar el mundo. Era un colgante circular que representaba un ‘Árbol de la Vida’, el símbolo de las Cazadoras. – [b][i][color=#968e49]El Círculo de Gaia…es…especial para las Cazadoras[/color][/i][/b].- dijo mientras lo miraba fijamente. El colgante parecía emitir un brillo dorado blanquecino, como si irradiase…vida.

Sabía por las investigaciones que habíamos hecho todos juntos que antes el símbolo era importante para las Cazadoras, un reflejo de quién eran, pero con el tiempo ese símbolo se fue perdiendo y era difícil encontrar algo. Para Sarah sería importante tenerlo.

– [b][i][color=#968e49]La Cazadora vive un tiempo prestado y tú mismo lo sabes[/color][/i][/b].- la voz dulce de la Guardiana cayó sobre mí como un jarro de agua fría. No había querido preguntárselo, porque siempre me decía a mí mismo y a ella que lucharíamos contra todo, que viviría para tener una buena vida, para envejecer, pero cuanto más sabía, menores eran las esperanzas de Sarah, la Guardiana era solo una prueba más de que el tiempo jugaba en nuestra contra.

– [b][i][color=#4F5360]Es fuerte y yo la protegeré, todos lo haremos.[/color][/i][/b] – dije mirándola fijamente a los ojos, tristes de nuevo. Ella había muerto joven, como muchas Cazadoras, como casi todas. Pero nunca me rendiría a ese supuesto destino inevitable. Sarah se merecía más.

– [b][i][color=#968e49]Morirá joven, como todas las demás, No es diferente[/color][/i][/b].- había dureza en su mirada, como si quisiera que apagase todas mis ilusiones, que aceptase la dura verdad para estar preparado, pero no podía hacerlo, no iba a aceptar un mundo sin ella. Me paré a pensar por qué me lo estaría diciendo en ese momento la Cazadora, frente a ese amuleto ancestral que parecía emanar vida, y sentí una chispa de esperanza que esperaba que no se desvaneciese.

– [b][i][color=#4F5360]Tiene que haber algo que pueda hacer, si no, no me lo estarías diciendo.[/color][/i][/b] – dije convencido, o queriendo convencerme a mí mismo. Eran cosas distintas. Durante unos segundos eternos, la Guardiana guardó silencio.

– [b][i][color=#968e49]Puedes elegir esto, pero…tiene un precio[/color][/i][/b].- dijo antes de que el silencio volviese a caer sobre nosotros. Todo tenía un coste, el de la Mano y el de la Piedra eran elevados, y este seguramente también lo sería.

– [b][i][color=#4F5360]¿La salvará?[/color][/i][/b] – pregunté. Me interesaba más el fin que el coste en sí mismo, porque tenía una ligera intuición de que esta vez el coste sería mío, y no del resto.

– [b][i][color=#968e49]No soy quién para darte una respuesta definitiva, pero lo intentará, aunque el final…nadie lo sabe[/color][/i][/b].- explicó con pesar. Sin garantías, en eso se resumía todo, aunque me abría más posibilidades. El Círculo la protegería contra algo, pero no contra todo.- [b][i][color=#968e49]Es…lo que puedo decirte[/color][/i][/b]. – añadió a modo de disculpa. Los Poderes seguramente no le permitirían decir más aunque quisiera ayudarme, era mi guía pero no podían influir en el destino, libre albedrío.

– [b][i][color=#4F5360]¿Cuál es el precio?[/color][/i][/b] – pregunté. Me preparé para cualquier cosa y me di cuenta de que las aceptaría con gusto a cambio de algo que le diese una oportunidad.

– [b][i][color=#968e49]El último recuerdo que tienes de tus padres[/color][/i][/b].- sentenció ella con una mirada que parecía compadecerme, o quizá añorar.

– [b][i][color=#4F5360]Sarah tiene la Lágrima de Freya…[/color][/i][/b] – dije pensativo. Ése era el último recuerdo material que tenía de mis padres, lo último que habíamos hecho juntos. La Guardiana negó con la cabeza. Quizá se refería a último en otro sentido. – [b][i][color=#4F5360]¿Cara?[/color][/i][/b] – pregunté aterrado ante la posibilidad de decidir entre la vida de mi hermana y la del amor de mi vida. El corazón se me encogió como si alguien lo hubiese enterrado en su puño.

Ella negó con la cabeza y suspiré aliviado. A su lado había un objeto cubierto con una tela ajada en el que no me había fijado hasta entonces, quizá había aparecido como los objetos, del mismo suelo. La Guardiana tiró de la tela y dejó al descubierto un espejo en el que vi mi cansado y magullado reflejo.- [b][i][color=#968e49]Tú mismo[/color][/i][/b]. – añadió.

– [b][i][color=#4F5360]¿Mi vida? ¿O mi apariencia?[/color][/i][/b] – pregunté sin estar seguro de a qué se refería, aunque cualquiera de las dos me arrojaba la misma decisión.

– [b][i][color=#968e49]No hace falta que te responda, porque ya lo sabes[/color][/i][/b].- dijo señalando el espejo con un gesto de su cabeza. Mi apariencia, mi aspecto físico, ese era el último recuerdo de mis padres. Perdería lo último que me quedaba, lo que siempre me quedaría de ellos. El parecido con mi hermana, el hombre del que Sarah se había enamorado, al que los MacLeod habían convertido en familia, del que los demás se habían hecho amigos, todo eso, ido, para siempre.

Me observé un instante en el espejo, mirando el rostro que quizá no volviese nunca a ver. Mi cuerpo, bajo la ropa, estaba cubierto de marcas y cicatrices que traían recuerdos de todo tipo. Saqué mi móvil y lo desbloqueé para mirar la foto en la que Sarah y yo salíamos juntos. Esa foto dejaría de existir, cambiaría, igual que todas, que todos los recuerdos. Ese era el precio de salvar a Sarah.

– [b][i][color=#4F5360]Elijo el Círculo de Gaia.[/color][/i][/b] – dije mirándola a los ojos. – [b][i][color=#4F5360]Daré lo que sea por salvarla, incluso aunque solo sea una vez.[/color][/i][/b] – afirmé. Incluso mi vida si hubiese sido necesario. No sería mi apariencia lo que me retendría, incluso…incluso aunque ya no me quisiera, al menos estaría a salvo.

– [b][i][color=#968e49]Nadie recordará cómo eras, ni siquiera tú[/color][/i][/b].- aclaró la Guardiana, esperando que meditase mi decisión. Mi aspecto desaparecería para siempre entonces, me recordarían, todo seguiría siendo como era siempre, excepto yo, excepto mi apariencia, pero ni siquiera yo lo sabría. Parecía un pequeño precio.[b][i][color=#968e49]Pero añorarás algo y no sabrás el qué[/color][/i][/b].- añadió con ojos tristes. Siempre recordaría que me faltaba algo, que había dado una parte de mí para salvarla, pero nunca sabría qué.

– [b][i][color=#4F5360]Me he acostumbrado a la nostalgia. Mientras tenga a Sarah, podré con ella.[/color][/i][/b] – admití volviendo a darme cuenta del terrible miedo que tenía a perderla, un miedo que lo superaba todo. – [b][i][color=#4F5360]Estoy listo.[/color][/i][/b] – mentí. Nunca estaría listo para dejar ir una parte de mí, pero por ella lo haría. Además, quizá fuese más guapo o más alto, ganaría con el cambio.

– [b][i][color=#968e49]Ojalá yo hubiera tenido a alguien que se preocupara por mí[/color][/i][/b].- meditó la Guardiana agachando la cabeza con tristeza. Pensé un poco en su historia, aunque no sabía casi nada de ella. Si me había enfrentado a solas contra ella, los demás también habrían tenido una prueba, así, catorce Guardianes, catorce de los antiguos Campeones.

– [b][i][color=#4F5360]Quizá lo tenías, y no lo sabías.[/color][/i][/b] – dije tratando de animarla y arrojar un poco de esperanza a su existencia. Además, seguramente sería así, era una chica muy guapa y simpática, seguro que alguno de sus compañeros, o algún otro, la quería.

– [b][i][color=#968e49]Suerte, la vas a necesitar[/color][/i][/b].- me deseó señalando el Círculo con la cabeza. Di un par de pasos hacia el altar y lo cogí en la palma de la mano. En cuanto lo hice, empezó a brillar con un fulgor dorado blanquecino. Sentí como si una corriente eléctrica recorriese todo mi cuerpo y entonces vi como yo mismo empezaba a brillar del mismo color.

El dolor era distinto a todo lo que había conocido, incluso el dolor del poder de Rebecca, que activaba todos los receptores nerviosos del cuerpo, era mejor. Este dolor iba más allá, porque estaban arrancando una parte de mí, una parte de quien era. Noté cómo cambiaba, cómo mi cuerpo expulsaba cada vez más ese fulgor dorado a medida que cambiaba, y no sólo él, si no mis recuerdos y los de todas las personas que alguna vez se habían cruzado conmigo, todas las fotos, los vídeos…todo. La apariencia que tenía empezaba a desvanecerse, como si nunca hubiese existido. Me pregunté cómo era capaz Christopher de soportar la sensación de que tu cuerpo cambie, cada vez que salía la Luna Llena, y por un instante me identifiqué con él, con tomar algo que te envenene poco a poco para no pasar por eso. Grité y todo se cubrió de esa luz dorada.

[hr]

Cuando abrí los ojos, no supe cuánto tiempo había pasado, ni lo que me había ocurrido exactamente. Miré mi mano y vi que tenía el ‘Círculo de Gaia’ en ella. Había dado algo, algo preciado por ese amuleto que protegería a Sarah llegado el momento. Sentía que me habían arrebatado algo, que había algo que era distinto en mí, pero no recordaba nada, solo el fulgor dorado.

– [b][i][color=#4F5360]¿Ya está? ¿Es suyo?[/color][/i][/b] – pregunté a la Cazadora, que me observaba con los ojos húmedos. Sentí una pena terrible por esa chica y su historia, si el amuleto protegía a Sarah de un destino así, fuera lo que fuera lo que hubiese dado, había merecido la pena. Lo peor es que no podía cambiar lo que ya le había sucedido a esa pobre.

– [b][i][color=#968e49]¿Cómo te encuentras?[/color][/i][/b]- me preguntó acercándose a mí.

– [b][i][color=#4F5360]Distinto, como un extraño en mi propia piel.[/color][/i][/b] – aseguré mirándome las manos. A su lado estaba el espejo, descubierto. Me miré, para descubrir que el reflejo que me devolvía la mirada tenía los mismos ojos azul claro de la abuela, el pelo castaño rojizo que mi madre, rizado como el de mi padre. Era el mismo de siempre, pero a la vez no lo era. Era la sensación más extraña que había tenido nunca, pero aun así, miré el colgante en mi mano y lo que significaba, y sonreí pensando en Sarah. – [b][i][color=#4F5360]Sé que he aceptado el precio. Ya no lo recuerdo, pero merece la pena.[/color][/i][/b] – aseguré.

– [b][i][color=#968e49]Se te pasará, todos nos hemos sentido así alguna vez[/color][/i][/b].- respondió ella. Recordé su cambio entre la apariencia de Guardiana y la que tenía ahora, que debía ser como había sido en sus días, como debía ser cuando murió.

– [b][i][color=#4F5360]¿Seguirás siendo la Guardiana?[/color][/i][/b] – pregunté preocupado por lo que le esperaba. Había luchado por salvar al mundo de otro Gran Mal, y había terminado allí, esperando una eternidad hasta que nosotros llegásemos, o quizá el tiempo fuese allí diferente. Todas esas teorías me generaron nuevas dudas y temores, ¿y si cuando saliésemos el mundo era distinto? ¿Y si a nosotros nos esperaba lo mismo? No, me negaba a creer eso, me habían dado el ‘Círculo de Gaia’ para salvar a Sarah, no podría salvarla si estábamos condenados a estar allí, no tendría sentido. Pero eso no cambiaba el hecho de que esa chica había perdido su juventud y ahora tendría que volver a estar sola, esperando hasta que otros Campeones necesitasen pasar las Pruebas.

– [b][i][color=#968e49]Todo es temporal, incluso esto[/color][/i][/b].- dijo tratando de esbozar una sonrisa. Parecía que le había gustado que alguien se preocupase por ella después de tanto tiempo.- [b][i][color=#968e49]¿Mejor?[/color][/i][/b] – me preguntó.

– [b][i][color=#4F5360]Quizá.[/color][/i][/b] – respondí. No mentía cuando me dijo que la nostalgia estaría ahí. Era horrible saber que habías perdido algo de ti mismo y no saber qué, pero me consolaba pensar que no había nada tan horrible como perder a la persona a la que amas. – [b][i][color=#4F5360]Gracias, me aseguraré de que Sarah lo lleve siempre.[/color][/i][/b] – dije cerrando el puño entorno al colgante.

– [b][i][color=#968e49]Quizás no volvamos a vernos, pero…hasta otra ocasión ‘Paladín del Ocaso’.[/color][/i][/b].- se despidió. Los altares volvieron a la tierra, llevándose los otros dos objetos con ellos. Me alegró saber que la Mano de la Gloria no caería en malas manos, ni tampoco la posibilidad de cambiar el pasado, para eso bastante peligro suponía «mi abuelo». Al final de la colina, donde antes había estado observando el valle, apareció una puerta dorada. Empecé a caminar hacia ella.

– [b][i][color=#4F5360]¿Cómo te llamas?[/color][/i][/b] – dije girándome una vez más hacia ella.

– [b][i][color=#968e49]Me llamaba…Eleanor Asheby.[/color][/i][/b] – dijo como si recordar su nombre fuese un regalo.

– [b][i][color=#4F5360]Me aseguraré de que nadie lo olvide.[/color][/i][/b] – le prometí. Ella me dirigió una última sonrisa antes de cruzar la puerta, aunque juraría que en sus ojos percibí una lágrima solitaria.

Algo había cambiado en mí, y no sabía qué, pero siempre sería Daniel Arkkan, el aesir enamorado de la Elegida, de Sarah Echolls, y lo daría todo por ella, fuese cual fuese el precio. Además, mirando las cosas por el lado positivo, me sentía más guapo, y me gustaba eso de ‘Paladín del Ocaso’, Campeón de la Luz y la Oscuridad. Habría quedado bien en un diploma.

 

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