Dominic Williams| Cirth
MEDIODÍA
Tras la marcha de Rebecca procuraba mantenerme ocupado e intentaba estar lo menos posible en un apartamento vacío, por lo que únicamente pasaba por allí para dormir, o intentarlo. Pasaba largas horas tumbado en la cama a oscuras preocupado, hasta que el cansancio me dejaba descansar un par de horas. Pero aquella mañana fue diferente, no fue la luz del sol molestándome en la cara lo que me despertó, fue el traqueteo de la ventana y la densa bruma púrpura que entró por las rendijas hasta entrar en mi cuerpo.
Tras unos segundos de angustiosa sensación de falta de aire, cuando la bruma desapareció por completo en mi di una profunda bocanada de aire. Tras una ducha rápida opte por ir a ver a MacLeod para ver si sabía lo que me acababa de pasar, no sin antes parar por un café, donde perdí bastante tiempo, probablemente porque no llevaba gafas de pasta ni un portátil entre manos, al final me hice notar poniéndome delante de unos cuantos, los cuales no pusieron muchas pegas a que les tapara la vista de los menús.
Cuando me dirigía hacia la Universidad recibí una llamada de MacLeod, eso ya me confirmo que no era el único que había recibido la visita de esa bruma. Me explico lo que podría suceder y que ya estaba avisando a los demás. Tras colgar Hice un recuento de los que podrían faltar, debía avisar a Hiroshi, y Daniel, el cual seguía en paradero desconocido.
Me acerque hasta la parada de taxis más cercana y me dispuse a dirigirme al Palacio de Z. Había buscado a Daniel por varios sitios que podría frecuentar, pero en esta ocasión, si el ataque de la bruma nos había pasado a todos, tenía una ligera sensación de donde podría encontrarle.
Por el camino intente localizar a Hiroshi, le informe de lo que se trataba la bruma, por su parte me confirmo que había conseguido convencer a Logan de que nos ayudara. Fue un poco sorprendente, probablemente si hubiese ido cualquier otro no habría conseguido nada. Eche un vistazo a los nombres de la agenda hasta dar con Jess, llevaba días dándole vueltas a la cabeza si llamarla para que viniera y nos ayudara. No quería ponerla en peligro, pero toda ayuda era buena, además todos se estaban poniendo en peligro y necesitábamos a tanta gente como fuera posible.
Pase las 2 horas del viaje dándole vueltas al tema e intentando pensar en alguien más para que nos ayudara. Tras soltar el dinero del viaje, no de muy buen grado y soltar una escusa barata de porque quería bajar en ese punto en concreto tras vislumbrar a un gorrión me baje del taxi.
Me interne en el bosque acercándome a las inmediaciones del Palacio cuando la vista me comenzó a fallar, se acercaba uno de esos recuerdos que menciono MacLeod, arrastraba los pies haciendo crujir las hojas secas, si alguien se encontraba cerca me estaría escuchando, intente buscar algún lugar donde ocultarme, no podía quedarme allí plantado, sería un blanco perfecto para los secuaces de Z.
***
Di un paso más y la escena cambio por completo, ya no me encontraba en el bosque, estaba en una casa, una casa que me resultaba ligeramente familiar. Echando un vistazo a mí alrededor encontré a un muchacho agachado junto a una puerta espiando. El cabello rojo era inconfundible, se trataba de Daniel. No necesite agudizar mucho el oído, como si estuviera escuchando a través de él, puede escuchar como Arthur MaLeod hablaba con alguien sobre el Kurgan, y que se le había visto por las inmediaciones. Algo brillo en los ojos del joven Daniel, rezumaban deseos de venganza. En cierto modo lo comprendía, a pesar de que encontró cierta estabilidad en los MacLeod, algo de serenidad, las ansias de vengar a sus padres siempre estarían presentes, necesitaba darle un cierre. Me puse en su piel, de no haber sido por Jess probablemente habría acabado como él, yo había tenía a alguien a quien proteger y a él no le había quedado nada. Seguí al muchacho hasta un cuarto en el que guardo algo de ropa en un petate, se la echo al hombro y salio por la puerta de la casa, cuando la atravesé tras él aparecí en otro lugar.
***
La casa de los MacLeod había dado paso a un aparcamiento, la noche cerrada no me dejaba ver mucho, pero si a una figura parada a un par de metros de mi. La luz emanada de sus manos ilumino la zona, a los pies de Daniel se encontraban cuatro demonios muertos. Me fije en su aspecto, no había pasado mucho tiempo, a lo mucho meses, un año como mucho. Se encontraba ligeramente desaliñado, el pelo algo más largo y parecía más alto.
Escuche un gruñido a mi espalda, al girarme vi como un demonio se acercaba hacia mi a toda velocidad, en un acto reflejo cree una barrera, pero el demonio la atravesó al igual que a mi. Tras volverme con rapidez observe como de la espalda del demonio sobresalían las puntas de dos katanas.
El demonio cayó al suelo muerto y pude ver el rostro de Daniel, la suciedad y las ojeras remarcaban unos ojos cargados de ira. Fue rebuscando entre la ropa de los demonios algo que pudiera serle de utilidad, no es que pudiera vivir exactamente de lo que estaba haciendo, aunque tal vez algún día, todo dependía si las cosas se encauzaban por el buen camino.
Daniel se subió a un coche destartalado, probablemente comprado de segunda mano a algún granjero, y se marcho dejando atrás los cuerpos de los demonios. Nunca os habéis preguntado de donde sale esa ropa que encontráis tirada por la calle, aquí tenéis la respuesta. El cuerpo de los demonios tras un par de horas se descompone hasta desaparecer dejando únicamente sus prendas, el mundo no solo era ciego porque no quería ver lo que tenía a su alrededor, también desaparecía ante sus narices. Y si alguna pobre alma se encontraba con los cuerpos antes de que desaparecieran probablemente acabara en un psiquiátrico.
***
La escena volvió a cambiar ante mí. Ahora me encontraba en un bosque, los árboles estaban adornados por finas capas de nieve. Escuche un rasgueo de guitarra y al girarme encontré a Daniel en un claro echado contra un enorme tronco, frente a él una hoguera que empleaba para calentarse y preparar la cena que acababa de cazar con un arco y unas fechas rudimentarias que estaban junto a él. Volvió a rasgar las cuerdas, por la forma en la que tenía las manos puestas en ella sabía como tocarla, pero los recuerdos de a quién pertenecía originalmente esa guitarra le alentaban a no tocar. Aun así hizo un intento de tocar y tarareó algo, una especie de nana que ahogo tras un par de estrofas. Dejo la guitarra con delicadeza en su funda y hundió la cabeza entre sus rodillas. Las lágrimas que caían al suelo derretían ligeramente la nieve. En alguno de nuestros recuerdos residen nuestros mayores miedos y pesadillas, y en el caso de Daniel la perdida de sus padres era algo que le atormentaría durante años.
***
Agradecí el cambio de recuerdo, no podía seguir viendo a mi amigo así de hundido moralmente. En esta ocasión el recuerdo era ligeramente positivo. Tras años de comunicarse únicamente por teléfono, MacLeod y Daniel se habían reencontrado, tras un emotivo abrazo el primero le contó el porque de su presencia en aquel lugar apartado de la mano de Dios. En aquel bar de carretera había demonios y una chica, una chica que cambiaría para siempre la vida de Daniel y lo devolvería por el camino correcto y la venganza daría paso a un instinto protector. Pude ver ese primer encuentro entre ambos, más bien el primer encuentro desde la perspectiva de Daniel, el de ambos era más gracioso por lo que nos contaron.
Todo el mundo lleva un niño dentro, Daniel había crecido demasiado rápido y había perdido parte de esa inocencia consumido por sus ansias de venganza, Sarah fue esa luz que le saco del pozo, no podía reprocharle nada por marcharse nuevamente, estaba intentando proteger aquello que más le importaba en esta vida.
– [Dom]¿Daniel?.-[/Dom] Pregunte ligeramente extrañado mientras echaba un vistazo a mi alrededor para confirmar que no seguía dentro de sus recuerdos.
– [Daniel]Sí.[/Daniel] – Añadió un poco apartado de donde me encontraba.
– [Dom]Supongo que también te ha atacado esa especie de bruma.-[/Dom] Él asintió. Me alegraba ver que se encontraba bien, temía haber llegado tarde para avisarle de lo que se trataba la bruma y encontrarlo tirado en el suelo tras caer de una rama con alguna fractura grave.
– [Daniel]He visto tu pasado. No quería entrometerme.[/Daniel] – Añadió disculpándose. Sentía curiosidad por ver de que se trataba, pero tras ver lo que acababa de ver de él podía hacerme una idea.
– [Dom]Ya bueno…-[/Dom] No pude evitar echarme a reír – [Dom]Yo he visto parte del tuyo. Por lo que me ha explicado MacLeod, vemos algo de la persona que tengamos mas cerca.[/Dom]
– [Daniel]Antes vi a Sarah, ahí dentro.[/Daniel] – Señalo con la cabeza el imponente palacio que se erguía tras él – [Daniel]¿Cómo están todos?[/Daniel] – Pregunto visiblemente preocupado.
– [Dom]¿Has visto a Rebecca?.-[/Dom] Me quede momentáneamente paralizado por los nervios, vislumbrando el palacio que se alzaba tras Daniel – [Dom]Bien dentro de lo que cabe. Deberías volver, MacLeod tiene planes.-[/Dom] Estábamos bien, pero la realidad era que parecíamos desconocidos dentro de una misma casa.
– [Daniel]¿Rebecca? No. ¿Está dentro?[/Daniel] – Pregunto sorprendido lo que me hizo ponerme más nervioso. – [Daniel]¿Uno de los planes de Mac?[/Daniel].
– [Dom]Si, es parte del plan. Sarah necesitaba a alguien dentro con ella, y Rebecca era la mejor opción, no saben nada de ella.-[/Dom] Pase junto a él y me quede justo en el limite entre el bosque y las instalaciones del Palacio. Eche un vistazo a las ventanas para ver si conseguía dar con ella, pero eran demasiadas – [Dom]Se avecina una guerra Daniel, y no entre nosotros y Z. La Iniciativa esta moviendo ficha, Moondale se va a convertir en un campo de batalla y nosotros somos la última línea de defensa que queda.[/Dom]
Daniel se puso a mi lado y se llevo una mano a la frente pensativo – [Daniel]Sabes por qué me fui. No me fiaba de ellos, tenía que protegerla.[/Daniel] – empezó a explicar, no tenía que convencerme de nada, después de lo que había visto sabía lo que estaba haciendo. – [Daniel]Z planea usar a Sarah para traer de vuelta a una vieja Cazadora, no sé cómo se hace, pero sí que no sobreviviría.[/Daniel]
Tras decir esto parecía más aliviado al compartir lo que sabía con alguien más y no guardarlo para él solo, necesitaba ayuda y allí estábamos todos los demás -[Dom]No sabíamos nada de eso ¿Como lo has descubierto?.[/Dom]
– [Daniel]Un vampiro que estaba con ellos.[/Daniel] – Me pareció un acto temerario lo que acababa de hacer. Z tendría constancia de toda la gente que vivía tras esos muros, y cuando notara su ausencia comenzarían las preguntas. Con un poco de suerte no podrían vincularlo a él. – [Daniel]Si lo unimos a lo que me estás contando…¿cuánto tiempo tenemos?[/Daniel]
– [Dom]No mucho según nos ha contado Sarah. Todo dependerá en ver quien es más cabezota, si Z o Preston.-[/Dom] Uno quiere crear una utopia y resucitar a una antigua cazadora a costa de la vida de Sarah, el otro erradicar todo demonio, vampiro y ser humano con cualquier tipo de habilidad. Si tenía que apostar por alguien, probablemente seria por el cabrón de Preston.
– [Daniel]Y nosotros en medio.[/Daniel] – Comento sacándome de mis pensamientos de lo que podría hacerle a Preston si me encontraba con él. – [Daniel]¿Cómo está mi hermana?[/Daniel] – Añadió pensativo.
– [Dom]Se mantiene ocupada con las obras en la nave. Probablemente te patee el culo cuando te vea, pero te echa de menos.-[/Dom] Obvie la parte de la riña entre ella y Daakka por ocultarle lo de Duke. Quería creer que lo acabarían arreglando antes de que Daniel volviese, Cara era demasiado joven como para odiar a alguien por el resto de su vida, bueno, eso si no contamos al bastardo de su abuelo.
Daniel esbozo un intento de sonrisa pero la tristeza era más persistente. – [Daniel]Cuesta verle un buen final a todo esto después de lo que hice.[/Daniel] – Había perdido a su hermana durante toda su vida y ahora se sentía mal por abandonarla, pero en el fondo la quería como quiere a Sarah. Si hubiese sido Cara la elegida por Z para unirse a ellos, Daniel se encontraría exactamente en el mismo sitio que ahora. – [Daniel]Contad conmigo, pero hay algo que tengo que hacer antes.[/Daniel]
– [Dom]Te recibirán con los brazos abiertos.-[/Dom] Me gire hacia él dispuesto a marcharme. Había comprobado que se encontraba bien, los demás se alegrarían de recibir noticias de él, y tenía que contarle a MacLeod lo de Sarah, debíamos de acelerar los planes – [Dom]Me alegro de que estés bien, cuídate. Y no hagas ninguna estupidez.-[/Dom] Añadí dándole un par de palmadas en el hombro.
– [Daniel]Gracias por todo.[/Daniel] – Le escucho decir tras de mi – [Daniel]Vigilaré a Rebecca y me aseguraré de que está bien.[/Daniel] – Podía confiar en que así seria.
Tras dar un par de pasos escuche el crujir de unas ramas en los árboles, al levantar la vista pude ver una sombra caer con rapidez hacia mi, retrodeci un par de pasos y una especia de vara de metal paso a varios metros de mi cara hasta golpear el suelo. Las hojas crujieron con el golpe de la vara contra él suelo y el del propio peso de la mujer que acababa de aparecer ante nosotros.
– [Sasha]¿Me vais a dejar sin ver el beso?[/Sasha]- La joven se recompuso y se llevo la vara al hombro.
– [Dom]¿Y quien coño eres tu?.-[/Dom] En el lugar en el que estábamos solo podía ocurrírseme un lugar del que hubiese salido.
– [Sasha]La Cazadora, ¿y tú, Rey del Baile?[/Sasha]- Respondió con cierta soberbia, Daniel y yo nos echamos una mirada de extrañeza, algo me decía que aun no podía marcharme de allí. A caso esta era la cazadora que estaba intentando resucitar Z.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.