Moondale

EN LA ESPESURA

Interludio – Sarah – La Tierra

Mañana

La vida casi nunca es como esperamos. Yo quería ser bruja, como todas las mujeres de mi familia y acabé siendo Cazadora. Intenté rebelarme contra ello, unos vampiros me dieron una paliza de muerte y llegué a liderar a un grupo de gente. En ese encuentro, conocí al que creía que  iba a ser el único amor de mi vida y luego me encontré con Sasha. Después, nacieron Alexander y Ellie. Con los años, llegó también Bowie.

Cada vez que creía saber cómo funciona la vida, algo llegaba para trastocarlo todo. Pese a esto, no estaba preparada para la que se nos venía encima. Éramos tan felices que mi sentido arácnido me decía que algo iba a torcerse. Ah no, que el sentido arácnido no existe y solo es la (maldita) ansiedad.

Entonces, mi madre enfermó y murió en un lapso de tiempo que me pareció minúsculo. Era joven. Demasiado joven para morir. ¿No se dice siempre eso? «¿Cuántos años tenía? Vaya, era demasiado joven para morir». ¿En qué momento te conviertes en un sujeto apropiado para la muerte? ¿Con ochenta años, con noventa o quizás, no es una cuestión de edad, sino de vitalidad?

La vi apagarse poco a poco y, mientras todo eso sucedía, mis hijos desaparecieron y nos quedamos solos. Ya no era la Daë titular. Ahora había un grupo de gente más joven y preparada que salvaría el mundo. Sasha se encargaba de las labores de Cazadora y yo, mientras, me limitaba a existir. Me venía mucho a la mente el inicio de «Luna Nueva» en el que Bella está tan triste, que pasan los meses y hay un montón de páginas en blanco.

– [Sarah]¿Estarán bien?[/Sarah]- le pregunté a Daniel cuando me lo encontré en la cocina. Estaba vestido con su ropa de casa, tomándose un café mientras revisaba unos exámenes de la Escuela. Me fijé en que yo aún iba en pijama, uno del Pato Donald nada favorecedor.

– [Daniel]Buenos días[/Daniel].- dijo con los ojos brillantes y me atrajo hasta él para darme un beso. Seguía siendo como volver a casa.- [Daniel]No tengo ninguna duda de que volverán a casa sanos y a salvo[/Daniel].

Le pasé las manos por el pelo.- [Sarah]Buenos días[/Sarah].-  y me senté sobre sus rodillas. Fuera hacía un día raro. A ratos llovía y otros, salía el sol.- [Sarah]¿Por qué sabes que va a ir todo bien?[/Sarah]

– [Diana]¿Qué, follando desde bien tempranito o cómo va la cosa?[/Diana]- me levanté como un resorte al ver cómo soltó eso mi hermana entrando sin avisar por la puerta que daba al patio trasero, como si el personaje de una sitcom se tratase. Llevaba la ropa de ir a andar con una de sus amigas, pero si por «andar» entendemos ir de compras y tomar café, claro.

– [Sarah]Pues claro, a ver qué vamos a hacer si no con el tiempo libre que tenemos[/Sarah].- respondí invitándola a sentarse y Daniel se levantó a prepararle un descafeinado. Diana no necesitaba más estímulos.

– [Daniel]Sarah me estaba preguntando que si estarían bien los New Moondies y yo le he dicho que sí[/Daniel].- comentó tendiéndole la taza roja a Diana.

– [Diana]Umm…café de pucherito. Cagalera asegurada[/Diana].- bromeó y, tras soplar y darle un trago, habló.- [Diana]No se van a morir. Los protagonistas nunca se mueren en mitad de una temporada, porque en ese caso, tan protagonistas no serán[/Diana].

– [Sarah]Ya podía haberme llevado yo un poco de tu confianza[/Sarah].- suspiré.

– [Diana]Tienes un marido y una mujer. Deja de intentar acapararlo todo[/Diana].- me dedicó una mirada inquisitiva.- [Diana]Y ahora cuéntame cómo haces para aguantar las jornadas maratonianas de fornicio, porque yo es que te imagino como Anastasia Steele, pero sin palizas y es que me agoto de pensarlo[/Diana].- continuó.- [Diana]Es que tú imagínate ahí venga y dale tres o cuatro horas, por favor, qué horror. Si tienes que tener eso como el bolsillo de Doraemon[/Diana].

– [Sarah]¿En serio crees que las vaginas se dan de sí? ¿De qué año eres, de 1689?[/Sarah]

– [Diana]¡Así que reconoces que eres una bestia parda sexual![/Diana]- se rio.

– [Sarah]Mira, no te soporto[/Sarah].- me puse en pie y ella vino a abrazarme. Me fijé en que Daniel había aprovechado la confusión para irse al salón a corregir. No podía culparlo por ello.- [Sarah]¡Distancia social![/Sarah]- le dije entre risas.

– [Diana]Ven aquí, vamos a darle al fandom Echollscest que esta gente no escribe ni a tiros[/Diana].- soltó intentando darme un beso en la mejilla.

– [Sarah]Madre mía, es que eres tontísima[/Sarah].- solté sin poder dejar de reír.

– [Diana]Es que ya no escribe ni Dracon. Y a veces, los oigo hablar de la Generación 3. ¿Qué Generación 3 si no podéis ni con la segunda?[/Diana]

– [Sarah]Estás loca perdida[/Sarah].-  y me zafé de su abrazo.

– [Diana]Dame otro abracito, por fi[/Diana].- me pidió y eso hice.- [Diana]Yo creo que en esta Generación hace falta que esté yo[/Diana].

– [Sarah]No tienes edad[/Sarah].

– [Diana]¿Y Xander sí? Porque te recuerdo que Steph…[/Diana]

Caitriona – Selas

Tarde – Noche

Cuando creí que había visto lo suficiente, cerré la ventana que nos permitía espiar el otro mundo. Gracias al sufrimiento de Jane, no había tenido problemas para que Alexander pudiera ver a su familia. Sabía que tenían unas esferas que les permitían hablar entre ellos, pero yo quería que se viera un momento cotidiano.- [Xander]¿Por qué lo haces?[/Xander]

– [Caitriona]No entiendo la pregunta[/Caitriona].- admití acercando las manos a las brasas del fuego.

– [Xander]Todo. No te entiendo[/Xander].- negó con la cabeza, contrariado. Estaba sentado con las rodillas juntas y parecía apenado.

– [Caitriona]No tienes que entenderme, me conformo con que me respetes[/Caitriona].

– [Xander]Lo que has hecho con Jane…[/Xander]

– [Caitriona]Le estabas mintiendo[/Caitriona].- le corté y me puse en pie. Es fácil adivinar cuándo alguien quiere estar solo.- [Caitriona]Iré a buscarla y la traeré de vuelta[/Caitriona].

Le prometí y me perdí en la espesura.

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