Kaylee | Galería subterránea
NOCHE

No podía culpar al resto del grupo por haberse ido. Nadie quería ver a través de aquel hueco en la pared del tamaño de un ojo, una vez más, la crónica de una muerte anunciada a manos de los gemelos psicópatas, pero Ezra y Noah se habían quedado conmigo, porque era incapaz de enviarle a mis pies el mensaje de que se movieran. Quizás era porque se habían quedado entumecidos por culpa del fango helado y mugriento que me estaría estropeando la manicura francesa si hubiera existido en este mundo de mierda. Sabía que Noah se había quedado porque sentía algo por mí y yo por él, eso era obvio. Pero ya sabéis cómo funcionan estas cosas en la vida real y más, en un mundo apocalíptico: estábamos demasiado preocupados por sobrevivir como para ponernos a hablar de sentimientos y estábamos tan muertos que ya no nos debían funcionar los genitales.
Ezra, por su parte, estaba allí por Amy. Alguna vez le había preguntado si estaba enamorado de ella, porque era el fin-de-todo-lo-conocido y daba igual si te gustaba tu prima, porque Dios, si es que seguía por ahí y no nos había dado por imposibles, no se iba a preocupar porque le metieras mano a un miembro de tu familia no muy directo, pero siempre me respondía con evasivas del tipo «Amy es muy importante para mí» o «desde que nos transformó, siento una conexión diferente con ella». Normalmente, mi respuesta se traducía en poner los ojos en blanco y hacer un gesto obsceno que no solía ver, porque a mí también me había transformado y seguía pareciéndome igual de atractiva que una ameba.
Observé la refriega sin mediar palabra. Estaba demasiado asustada como para conseguir decir algo. Los gemelos sádicos acabaron con la vida de Victor y de su hija, al igual que con la de su propio padre, pero sabía que Amy no se iba a callar y a aguantar ser otra rata de laboratorio o acabar en un campo de concentración. El tiempo se le acababa y lo único que podía hacer es ser testigo de su muerte, porque estaba con la mierda hasta los tobillos y los ovarios en la garganta.
No se contentaron con asustarla, rodeándola de fuego y con quemarle el brazo, sino que Veronica Preston, el engendro de los tacones llenos de barro, sujetó por el cuello a mi hermana y empezó a hacer uso de su poder.
«La mano que agarraba su cuello apretó con más fuerza, a la joven le costaba cada vez más respirar, le estaba arrebatando su vida y quizás algo más que eso. Mi hermana se estremeció un poco y sonrió como si hubiese conseguido lo que quería, los ojos de la joven se fueron apagando y poco a poco se fueron cerrando para no volverse abrir, Verónica soltó su cuerpo y de un golpe seco cayo al suelo inerte.»
Cuando Amy cayó al suelo, me tapé la boca horrorizada. No era capaz de procesar que mi hermana acabase de morir sin que yo fuera capaz de hacer nada. Noté que las lágrimas me recorrían las mejillas y que tenía la cabeza embotada, como si estuviera viendo algo que no era real, porque no lo era. Leo y Ellie habían muerto, pero eso era distinto. Podía vivir con sus muertes, ya me había hecho a la idea, pero no con la de Amy.
– [Noah]Otra vez ellos.[/Noah] – sabía que Noah estaba hablando, pero las palabras no tenían sentido para mí, porque me dolía el alma. Mi hermana estaba muerta y tenían a mi primo Xander, al que nadie sabía lo que podían hacerle.
– [Ezra]Amy…[/Ezra]- Ezra se pasó una mano por la cara tras mirar por la rendija y golpeó la pared con el puño. Si los psicópatas lo oyeron, no dijeron nada.
Al verles reaccionar me apoyé contra la pared y empecé a llorar desconsoladamente. Mi hermana. Muerta. No podía ni quería vivir en un mundo sin ella.- [Kaylee]¿Y ahora…?[/Kaylee]- les pregunté desesperada. Ezra tenía los ojos enrojecidos, como si estuviera aguantándose las ganas de echarse a llorar y Noah me atrajo contra él para abrazarme. Al verme entre sus brazos, no pude evitar sollozar. Se había ido hacía unos minutos y ya la echaba de menos.
Cuando nos soltamos, Noah nos miró a los dos y aquella galería subterránea pareció más pequeña de lo que ya era. El alcantarillado de la ciudad, después de veinte años abandonado, daba más asco que el que debí dar de por sí. El agua caía a través de las grietas que había, como si fuera el reloj que marcaba lo poco que nos quedaba para acabar con mi hermana.- [Noah]No podemos hacer nada.[/Noah]- sus ojos verdes centellearon. Sabía que por su cabeza se estaba pasando utilizar el fallo del Obelisco en favor de Amy y Xander, pero no en el suyo.
– [Ezra]Lo sé. Deberíamos marcharnos[/Ezra].- concedió Ezra. Incluso en una situación como ésta, no pude evitar mirarle, con aquella barba de tres pelos (como la canción infantil) y la ropa de su padre. Todavía era el niño que se daba la vuelta para partirse de risa cuando Amy decía que no pasaba nada por hacer pis en la terraza de casa de la tía Lucy.
– [Kaylee]Pero…no podemos dejarla ahí, Ezzy[/Kaylee].- susurré, porque dolía incluso respirar. Sabía que odiaba que le llamáramos así, pero necesitaba volver a sentirme pequeña y olvidarme de que mi hermana había muerto por salvarme la vida. Si hubiera aprendido a controlarme…
– [Noah]Si no se la llevan podemos volver a por ella.[/Noah] – propuso mirándome e incluso en el peor día de mi vida, noté cómo el hielo que se formaba alrededor de mi corazón, se derretía un poco.
– [Ezra]Y si se la llevan, iré a por ella, pero ahora tengo que sacaros de aquí[/Ezra].- Ezra me pasó una mano por el pelo con cariño.
– [Noah]Ezra tiene razón, el de la máscara parece que está olisqueando algo[/Noah] – comentó evaluando lo poco que se veía desde allí y yo negué con la cabeza, porque no estaba lista para irme. Quizás nunca lo estuviera.
– [Kaylee]¿Qué está pasando?[/Kaylee]- pregunté con preocupación y me llevé las manos a los brazos, porque empezaba a estar congelada.
– [Ezra]Parece que esa arpía ha dado con la horma de su zapato[/Ezra].- farfulló Ezra.
– [Noah]¿Es inmune?[/Noah] – no tenía ni idea de qué hablaban.
– [Ezra]Eso parece[/Ezra].- les pedí que se apartaran y pude ver cómo marcaban a Xander en el ojo derecho con un hierro ardiendo. Dejé escapar un grito y noté la mano de Noah en mi boca.- [Kaylee]Que paren…por favor[/Kaylee].- cuando me la soltó, me caí de rodillas al suelo, como un muñeco de trapo. Ahora estaba de mierda hasta las rodillas.
Ezra me tendió una mano para que me pusiera en pie. – [Ezra]Tranquila, Xander es capaz de aguantar eso y más. Estará bien en los campos por ahora[/Ezra].- no me creí ni una palabra de lo que dijo, pero asentí. Me escocían los ojos de tanto llorar y estaba cubierta de barro. ¿Por qué nos había tocado vivir en ese mundo?
– [Noah]Vamos Kay, tenemos que alejarnos de aquí[/Noah].- me pidió Noah, que seguramente también acabase muerto.
Volví a mirar por la rendija. Los asesinos hablaban, pero era como si fuera en otro idioma. Observé el cadáver de mi hermana, que me miraba con los ojos abiertos sin vida.- [Kaylee]¿Vas a ir a por ella?[/Kaylee]- pregunté con un hilo de voz.- [Kaylee]No se merece acabar aquí[/Kaylee]
– [Ezra]En cuanto estéis a salvo, volveré por ella, te lo prometo[/Ezra].- me pasó una mano por la mejilla y me limpió una lágrima.
– [Kaylee]¿Y tú?[/Kaylee]- tirité con violencia. Caminar descalza y sin ropa por el fango en mitad de la noche no era la mejor idea.
– [Ezra]Estaré bien[/Ezra].- me mintió. No podía estar bien. Ninguno de nosotros lo estaríamos.
Noah, al verme tiritar, sonrió y vi cómo su cuerpo irradiaba electricidad, pero le detuve.- [Kaylee]Ni se te ocurra, Flash[/Kaylee].- no pensaba dejar que me llevara en brazos.
Decidí hacerles caso, conjuré las bolitas de luz del tío Ed y empecé a caminar, porque de nada servía que me quedase allí hasta que me encontraran.- [Noah]Tienes…tienes algo…ahí[/Noah].- comentó Noah mientras Ezra tomaba la delantera.
– [Kaylee]¿Dónde?[/Kaylee]- me pasó un dedo por el cuello y, al notar su contacto, noté cómo se me erizaba el vello.
– [Noah]Ya está. Sólo era barro[/Noah].- esbozó una sonrisa y yo se la devolví como pude. Ezra iba tan adelantado que tuvimos que apurarnos para que no nos dejara atrás.
Ahora sí que estábamos de mierda hasta el cuello.
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