Xandra | Base del Escuadrón V
NOCHE

El teletransporte de Henry era una maldita tortura. Era como estar dentro de un tubo psicotrópico que te arrastraba y te golpeaba contra la nada hasta que aparecías en el otro lado. Tendí mis manos, sudorosas por pensar en la experiencia, a Henry y a Idris, que estaban cada uno a mi lado, mientras que Russel se quedaba al frente y aprovechaba para guiñarme un ojo.
Antes de que empezara todo, mis ojos se cruzaron para Henry y sentí la necesidad de pedirle perdón por haberle llamado «muñeca» a S.H.E., pero no fui capaz de articular palabra, porque El Refugio desapareció en una espiral de colores y fuimos catapultados al aerodeslizador en la que estaban los gemelos psicópatas y secuaces. Contuve una arcada y luego otra, intentando enfocar la vista en un punto fijo, pero todo me daba vueltas. Estábamos en un hall de paredes de hormigón, que no se habían molestado en pintar y suelo de linóleo, también gris, pero a nuestro lado había una especie de cristal oscuro, que debía ser una ventana encubierta. Las luces eran blanquecinas y algunas parpadeaban, como si les importara poco que yo estuviese mareada y esas luces no me ayudaran. Frente a nosotros, un grupo de seis hombres y mujeres, encadenados y malheridos nos miraban implorando por sus vidas, deseando que no fuéramos parte de un escuadrón de la muerte.
– [Xandra]¿Para cuándo una opción de teletransporte sin mareo?[/Xandra]- me quejé mirando a Henry, que llevaba un vaquero, una camiseta y una chaqueta beige, todo pasado de moda y desgastado, como mi sudadera verde con capucha y mis pantalones con bolsillos, que eran la ropa más fea del mundo.
– [Henry]Las primeras veces es normal. Te acabarás acostumbrando[/Henry].- sonrió de medio lado y me incorporé un poco menos mareada. Idris, él y yo habíamos crecido juntos en El Refugio. Idris y yo éramos dos huérfanos a los que había recogido el tío Sam, pero Henry no. Él tenía a su madre y a Lincoln, supongo que por eso estaba menos amargado que el resto o quizás, era un optimista nato. El típico que se encontraba un gato callejero o un robot medio roto y los metía en su habitación, vamos.
Las sirenas empezaron a sonar y unos veinte integrantes del escuadrón V de Preston, con sus uniformes gris oscuro, avanzaron por el pasillo marcando el paso con la mirada perdida. Eran Activos como los Gemelos Psicópatas, pero a diferencia de ellos, estos tenían poca capacidad de raciocinio. Eran, en esencia, máquinas de matar programas y reprogramadas una mil veces.- [Idris]Luego nos preocupamos del pequeño Nicky, ahora tenemos unos cuantos V con cara de pocos amigos.[/Idris] – sacó sus dagas del cinto de sus pantalones de cuero negros (a Idris le gustaba aparentar que era un tipo duro) y se puso en posición de lucha.
– [Russell]Todos para uno…[/Russell]- anunció Russell, como señal inequívoca de que iba a empezar a multiplicarse y al poco, seis Russells me miraban sonriendo. Reprimí un escalofrío. Maldito viejo verde.
– [Xandra]Demos gracias una vez más porque esté en nuestro bando[/Xandra].- murmuré apretando los dientes, mientras unos cuantos Russell se enzarzaban en una cruenta batalla con los V menos afortunados.
– [Idris]Xan, te toca hacer lo tuyo.[/Idris] – Idris empuñó la daga y le rebanó el cuello a un soldado, que cayó de rodillas sin decir nada. – [Idris]Tenemos que darnos prisa antes de que llegue la caballería de la parte delantera.[/Idris] – sus ojos brillaron con un resplandor azulado y se abrió paso entre bolas de frío que congelaron a todo el que se interpuso en su camino. Una vez llegó al fondo de la sala, atascó la puerta y la congeló, dispuesto a volver a la batalla. – [Idris]Henry, intenta joderles el chiringuito.[/Idris] – gritó desde la otra punta.
– [Henry]Marchando[/Henry].- éste se arrodilló en el suelo, abrió una trampilla que había en la pared de la derecha y la bolsa que llevaba colgada, para empezar a sacar destornilladores y un montón de herramientas cuya utilidad desconocía. Al poco, el cristal templado dio paso a una ventana, que conectaba con el deslizador de los Gemelos Psicópatas. Si la magia de Henry surtía efecto, el Escuadrón V iba a estar bien jodido.
Esbocé una sonrisa orgullosa y saqué el juego de ganzúas del bolsillo derecho de la sudadera. Avancé hasta los prisioneros.- [Xandra]He venido a rescataros. Ya me daréis las gracias más adelante[/Xandra].- intenté tranquilizarles, pero me miraron con desconfianza. Yo no era como Henry, que seguro que le caía bien incluso a Preston o Idris, que tenía un talento innato para hacer reír a los demás.
Llevé mis manos a la cadena y empecé a buscar dónde estarían los candados, porque seguro que eran más de uno.- [Idris]Sigue así Henry, eres como el gremlin ése del autobús de los Simpson. [/Idris] – comentó Idris congelando a una soldado, que Russell se encargó de partir en pedacitos – [Idris]Si lo haces la mitad de bien que siempre, te espera una copa de mi parte.[/Idris]- le guiñé un ojo y encontré el primer candado, que pertenecía a una chica de unos treinta años, afroamericana y con el pelo por los hombros. Tenía un corte feo en la ceja y parecía que le dolían las costillas, pero estaba mejor que el chico al que habían marcado como si fuera una vaca.
Saqué la primera ganzúa y la introduje en la ranura del candado, olvidándome del resto de la sala y que de esto dependía la vida de seis personas. Pensé que no era más que un juego, como cuando las celdas estaban todavía cerradas y quería escaparme en mitad de la noche para robar manzanas en la cocina. Tomé aire y empecé a girar con delicadeza. Click. Click. Click. Era un candado resistente, pero no podía ponerme nerviosa o se partiría la ganzúa.
Calmé mis nervios tomando aire una vez más. Click. Click. Clack. El primer candado se abrió y la ganzúa se rompió dentro. Si no queríamos dejar pistas, ya era tarde. Ayudé a la chica a ponerse en pie y me fijé en un hombre que debía rondar los cincuenta años, que llevaba una camisa que debía haber sido blanca pero que ahora era gris y una barba poblada plagada de canas.- [Fenris]Ayúdame a soltarme, puedo ayudar.[/Fenris] – su voz se tornó más gutural y me enseñó unos colmillos que dejaban claro que no era humano del todo.
Fui hasta él y repetí el proceso. Esta vez la ganzúa no se rompió y en cuanto estuvo en pie, se puso al lado de Idris y Russell para luchar.- [Xandra]Cuidado Henry, no sea que te muerda el culo[/Xandra].- bromeé poniéndome el pelo detrás de la oreja.
– [Henry]Muy graciosa[/Henry].- el hombre que acababa de liberar dio paso a un aspecto más lupino y Henry se giró para no darle la espalda y no perderle de vista. Al verle asustado, me eché a reír.
Repetí el proceso cuatro veces más. Unas con más fortuna que otras, pero sólo me quedaba el chico de la marca fea en la cara, que estaba inconsciente.- [Xandra]Id haciendo una cadena[/Xandra].- avisé a los cinco que estaban esperando pegados a la pared y que estaban aterrorizados.- [Xandra]¿Éste es el inmune?[/Xandra]- le pregunté a Henry mientras le pasaba una mano por la frente perlada de sudor al chico.
– [Henry]Sí[/Henry].- dijo escuetamente sin perder de vista al licántropo.- [Henry]Treinta segundos, equipo[/Henry].- anunció tras mirar su reloj, que había sido un regalo de su madre y nos estuvimos riendo de él un par de meses por eso.
Introduje la ganzúa en el candado que impedía que el chico se liberase.-[Xander]E-el resto…todavía están…Amy…[/Xander] – balbuceó echando la cabeza hacia atrás.
– [Xandra]Soy Xandra, pero puedes llamarme como quieras[/Xandra].- le pasé una mano por la frente para secarle el sudor y empecé a trastear con el candado, que conseguí abrir a la segunda.- [Xandra]Idris, te toca cargar con él[/Xandra].- anuncié sujetando al chico.
Miré a mi alrededor y vi que ya habían acabado con los V, pero alguien golpeaba con fuerza a la puerta que Idris había congelado. Él asintió y vino corriendo. Cuando estuvo a mi lado, se echó al guapito al hombro, como si fuera un saco.- [Idris]Vamos a sacaros de aquí. No te emociones.[/Idris] – le anunció al inconsciente.
Russell y el licántropo vinieron hasta nuestras posiciones, pero Henry no y la puerta cada vez parecía más a punto de ser derribada.- [Xandra]Henry, vamos, me cago en tu madre[/Xandra].-le llamé sin mucha paciencia.
Él frunció el ceño, guardó todo en su maleta y me señaló al ventanal, en el que se vio cómo el deslizador se apagaba como si se hubiera quedado sin pilas.- [Henry]Todo listo. Por favor, id agarrándoos de las manos si no queréis quedaros atrás[/Henry].- todos hicimos lo que nos dijo, incluso los rescatados, que seguían recelando de nosotros.
La puerta cayó y el Activo Veronica fue la primera en atravesar la puerta, pero no tuvo tiempo de reaccionar, porque cerré los ojos y me dejé arrastrar por el teletransporte.
Cuando volví a abrirlos, estábamos en El Refugio, en concreto, en la sala de reuniones, que tenía una mesa redonda considerable y un montón de paneles de control que vigilaba atentamente Mary Ashley. Nos soltamos rápidamente e intenté que todo dejara de dar vueltas.-[Xandra]Odio-el-puñetero-teletransporte[/Xandra].- me quejé apoyándome en la mesa con una mano.
Los rescatados miraban a su alrededor con la boca abierta y eso que todavía no conocían el ‘Little Nicky’.- [Henry]No te quejes, piensa en ello como en beber un montón de cervezas[/Henry].- Henry me puso una mano en el hombro y di un respingo, que provocó que él se alejase un par de pasos.
– [Xandra]Odio la cerveza[/Xandra].- farfullé intentando que lo que había cenado se quedara en mi estómago.
– [Idris]Henry, ¿puedes llevar a mi amigo con Blackgrave? Necesita que le curen esa marca[/Idris].- le pidió Idris a Henry, al que el tío Sam le trajo una silla de ruedas desvencijada para que cargase con él.- [Idris]Los demás, coged cada uno a un rescatado y dadles lo necesario. Os estaré esperando en el Little Nicky, la primera ronda corre de mi cuenta. Buen trabajo todos.[/Idris]- fruncí el ceño al ver cómo se escaqueaba, pero era el jefe.
Le hice una seña al licántropo y caminé detrás de Henry y la silla de ruedas. El chico ya no parecía inconsciente, sino que dormitaba en un estado febril. Esperaba que se mejorase.
Caminamos por el estrecho pasillo, de paredes ennegrecidas por el gran incendio sin hablar, hasta que la madre de Henry, con el pelo castaño largo y mechones grises se cruzó con nosotros.- [Olivia]¿Qué tal ha ido la misión?[/Olivia]- le preguntó a su hijo metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón de traje. Siempre me había sorprendido que pudiera conservar su estilismo de camisas blancas y pantalones sastre incluso en el fin del mundo.
– [Henry]Perfecto. Calculo que ahora mismo estarán sufriendo otros problemas a parte de la perdida total de su última captura[/Henry].- enumeró su hijo sin separar la distancia prudencial que les separaba.
– [Olivia]Estoy orgullosa de ti[/Olivia].- puso una mano en el hombro de su hijo, de la misma forma que él había hecho conmigo unos minutos antes y me miró.- [Olivia]Alexandra…[/Olivia]- dijo a modo de saludo, que le devolví con una sonrisa forzada y se fue a la sala de reuniones.
– [Xandra]Mimado…[/Xandra]- le susurré a Henry, que me ignoró y se perdió por la derecha, en dirección a la enfermería.- [Xandra]Soy Xandra, por cierto[/Xandra].- puntualicé olvidando cómo me había llamado Olivia.
– [Fenris]Puedes llamarme Lobo.[/Fenris] – respondió escuetamente.- [Fenris]No sabía que había una comunidad tan grande, por suerte tampoco debían saberlo esos cabrones.[/Fenris] – comentó observando a su alrededor.
– [Xandra]Las plantas superiores están derruidas y nunca les ha dado por mirar qué hay debajo[/Xandra].- me encogí de hombros.-[Xandra]¿Quién iba a venir a la Iniciativa después de lo que pasó?[/Xandra]
Llegamos a la zona de los dormitorios, que no eran más que las viejas celdas. En ese momento, por suerte, estaban vacías.-[Fenris]Nadie. Este sitio tiene fantasmas por todas partes.[/Fenris]
– [Xandra]Ni los fantasmas querrían una habitación con vistas al culo del vecino[/Xandra].-le señalé la segunda de la izquierda, que estaba vacía y él ni siquiera se acercó. Parecía como si le diera miedo.
Unos tacones anunciaron la presencia de Mercy Sheppard, que pasó por mi lado.-[Mercy]Buenas tardes[/Mercy].- saludó enarcando una ceja y ni siquiera se molestó en presentarse. Ya habría tiempo de formalidades.
– [Xandra]La jefa[/Xandra].- resumí y le invité a pasar a su habitación, que tenía ducha, baño y cama. Se veía todo, pero era cómodo tenerlo todo junto.
– [Fenris]Es lo primero que no me extraña desde que estoy aquí.[/Fenris] – se quedó mirando en dirección a Mercy, que me imaginé que iba a la enfermería. – [Fenris]¿Puedo sacarme un colchón al pasillo? No me traen buenos recuerdos.[/Fenris] – me pidió.
– [Xandra]Supongo[/Xandra].- no sabía qué decirle, así que pasé a la información básica.- [Xandra]Ésta será tu habitación: tienes ropa limpia y sábanas, que tendrás que lavar tú mismo cuando quieras (mi recomendación es la ropa a diario y las sábanas una vez a la semana). El agua sale fría como el demonio, pero te acostumbrarás. El desayuno es a las siete, la comida a la una y la cena a las siete, es fácil de recordar, pero no te acostumbrarás. Si te da hambre o pasas de comer con el resto, puedes ir a la cocina y pedirle a Manuela que te duplique algo.[/Xandra]- expliqué.- [Xandra]Si necesitas intimidad, los baños con puerta están al final del pasillo. Y, por cierto, aquí mandan Mercy, Idris, Olivia, el tío Sam, Manuela y Matías, por si necesitas algo gordo. Alguno de ellos pasará por aquí a darte la turra dentro de no mucho[/Xandra].- me encogí de hombros, pensando en la ducha que pensaba darme.- [Xandra]Nos vemos en el ‘Little Nicky'[/Xandra].
Me di la vuelta dispuesta a irme, pero Lobo me detuvo.- [Fenris]¿Y eso está en?[/Fenris] – me miró a los ojos y tomé aire con fuerza. Vaya, todavía era muy atractivo.
– [Xandra]Una planta más arriba. No tiene pérdida[/Xandra].- la anterior Dollhouse era el local de moda (es decir, el único). ¿Quién lo iba a decir?
– [Fenris]Supongo que no tengo nada mejor que hacer. Y todo el mundo habla de ese sitio.[/Fenris] – se despidió entrando en su celda, dispuesto a sacar ya el colchón de allí.
– [Xandra]No tenemos nada mejor de lo que hablar[/Xandra].- sonreí tímidamente y caminé hasta mi dormitorio, que estaba frente al suyo.
Me senté en la cama y saqué de debajo del colchón la única foto que tenía de mi madre. Pasé un dedo por ella, intentando ver si era capaz de recordarla, pero no fui capaz: su pelo largo y ondulado, los ojos grandes y expresivos y la enorme sonrisa que se dibujaban en su cara me resultaban ajenas. Decían que se llamaba Karen y que trabajaba en una división de casos especiales para la policía de Louna, pero por lo que a mí respectaba, podía ser cualquiera.
En el fondo, envidiaba a Henry, porque todavía tenía a su familia y por eso, rehuía su presencia y me metía con él, como un mecanismo de defensa de una realidad que daba asco. Pero él no tenía la culpa de que su mundo fuera un poco mejor que el mío.
Guardé la foto y vi que Lobo no me había perdido de vista, especialmente cuando cogí la ropa limpia y me encaminé a las duchas.
Era un tipo interesante este Lobo…
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