NOAH RIVERA | CABAÑA ARKKAN
MAÑANA
Tuve miedo de que la mano con la que me agarraba a la chica rubia me empezase a sudar y ella se apartase asqueada. En el fondo, pese a todo lo que nos había pasado, había detalles en el carácter que nunca se iban, detalles inherentes a nosotros mismos.
Mientras Henry se preparaba para rasgar el tejido espacial a su alrededor y teletransportarnos a todos, pensé en cómo sería el mundo si conseguíamos que Ezra volviese atrás. En cómo sería yo.
Siempre había pensado que los seres vivos estábamos en gran medida determinados por el entorno, tantos nuestra familia como amigos como el ambiente que nos rodeaba. Pero además de eso, también nacemos diferentes, con una personalidad que se moldea, se pule, se adapta, pero a veces deja rasgos comunes.
Yo por ejemplo, era tímido e introvertido y aunque vivir en un mundo como éste me había obligado a tener que buscarme la vida, seguía siendo parte de mí, así como lo sería de muchos otros yo alternativos.
La influencia de mi madre me había dado una chispa de alegría que trataba de conservar con todo lo que estaba a mi disposición, pero era increíblemente difícil, como proteger entre las manos una gota de agua en un día caluroso. Otro yo que no la hubiese perdido debía ser más alegre, con más voluntad, como ella. Le envidiaba. La echaba mucho de menos.
Mi padre me había dado su moral y sus conocimientos, almacenados para siempre en mi código genético, a los que se unirían los míos que un día pasarían a mis hijos. Bueno, a los hijos de mis otros yo. También era alegre, sobre todo cuando mi madre estaba cerca. Recordaba cómo la miraba y pensaba siempre que quería tener algo así. A los dos tenía que dar gracias por la creatividad que adornaba parte de mi personalidad. En otro mundo habría podido usarla para algo constructivo, aquí solo para buscar una forma de sobrevivir.
Quizá en otro lugar habría podido pasar más tiempo con ‘Duke‘, que era como llamaba mi madre a mi padre en forma humana cuando quería reprocharle algo. En esa forma no era tan fuerte ni tan resistente y en este sitio eso era demasiado arriesgado.
El tiempo con mi tío Christopher, me había hecho preocupado por los demás, pero le conocí durante poco tiempo, quizá en otro mundo me preocupaba aún más incluso sin vivir en un apocalipsis encarnado.
Mi tía Sarah me había dado una pizca de su inagotable bondad, algo que Xander había heredado, pero en mí había quedado empañada porque esos monstruos habían hecho que fuese una de las primeras pérdidas de este cruel genocidio.
Al tío Daniel no lo conocí demasiado tampoco, porque desapareció en busca de la tía Sarah. Sé que era valiente, emotivo y que una de las cosas que más destacaba de él era que quería a la tía Sarah más que a su propia vida. Por eso tardó tan poco en desaparecer. Leo tenía algo más de él que yo. Ojalá otro Noah fuese más valiente.
Era difícil no tener también rasgos de otros ‘Moondies‘ como se llamaba el grupo de nuestros padres, por el tiempo que pasaban juntos, porque eran casi como familia. Ése casi evitaba que me sintiese mal al sentirme atraído por Kaylee.
Del resto de mi generación tenía detalles, seguro, cosas que se habían transmitido de sus padres a través de ellos. Retazos de personalidad que serían diferentes en un mundo en el que ellos también fuesen diferentes.
Y de mi entorno…de este mundo no había podido sacar nada bueno, o al menos no lo creía. Los rasgos de personalidad que me habían regalado los demás habían quedado reducidos por culpa de un mundo en el que la supervivencia era lo principal, un mundo que nos convertía en animales. Si me hubiesen dado un arma para acabar de un plumazo con todos nuestros enemigos, con todas sus vidas, la habría cogido sin dudar. Otro yo habría dudado, otro yo nunca lo habría hecho, habría buscado otra solución. Pero no estaría tan desesperado como nosotros, tan predispuesto a convertirse en un monstruo para acabar con ese sufrimiento sin fin.
El canturreo dulce y melódico de la chica que estaba a mi lado me hizo volver a la realidad en la que temía que me sudase la mano que sostenía la suya. La observé, parecía algo de otro lugar, como si estuviera hecha para ser perfecta, tanto que ‘El Corro de la Patata’ podía llegar a sonar melódico.
Un chispazo de estática recorrió el espacio y se acercó hacia mí como si se viese atraído. Sentí un calambre desagradable, por suerte no había demasiada carga estática.
Quizá resulte curioso teniendo en cuenta que mi velocidad no era más que parte del poder que había heredado de mi padre, electricidad a fin de cuentas, pero a la que no era inmune. Mi padre había sido creado mediante ingeniería genética. El humano potenciado del que tomaron genes era el poseedor de esa habilidad y había muerto por una descarga de su propio poder mientras estaba en el agua. Al mezclar sus genes con los de Rakkthathor, con una piel escamosa mucho más resistente, habían tratado de paliar ese defecto.
Ahora mismo yo estaba en mi forma humana y era vulnerable. Me había acostumbrado a estar en ella para evitar ser perseguido en cuanto me captase una cámara de los drones del Departamento de Control Metahumano.
El aire pareció ondear y sentí que mi oído interno bailaba la conga y cogía sus maletas después del desequilibrio que estaba empezando a notar. De un instante a otro la cabaña dio paso a una especie de túnel que parecía sacado de Doctor Who. No me dio tiempo a pensar que algo iba mal, que se suponía que no debía ver eso, porque ese muchacho parecía transportarse de un lugar a otro en un parpadeo, porque de pronto sentí que me arrastraban con brusquedad y salía disparado.
Aterricé contra un roble de ancha corteza. Me recorrió la espalda un latigazo de dolor. No había tenido tiempo a cambiar a mi forma Rakkthathor y el golpe había sido bastante fuerte.
Me levanté como pude y miré a mi alrededor. Vi a unos cuantos de los demás dispersados por la zona del bosque en la que nos encontrábamos, habíamos salido todos disparados. Xander había caído cerca de mí, le tendí una mano y se levantó rápidamente. Kay había caído sobre el tipo de las rastas, Idris, que la estaba ayudando a incorporarse. Ezra se estaba poniendo con pie tratando de contener unos dientes afilados. Los demás estaban todos bien.
Un destello desvió mi mirada. Elevé la vista al cielo y vi un pequeño artefacto pintado de azul celeste cruzando el cielo sobre nosotros, un dron de vigilancia, quizá habían localizado lo que había pasado.
Me preparé para correr y recogerles a todos antes de que nos viese, pero me encontré corriendo a velocidad normal. Miré una de mis manos e intenté moverla rápidamente, pero no podía hacerlo más allá de lo humanamente posible. Miré hacia el horizonte, incluso a través de la arboleda podía verse, una astilla en el corazón de Moondale, el Obelisco estaba activo. Y nos había dejado atrapados en el exterior.
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