Alexander Fenris | Subterraneo tres
En unos pocos minutos se había desatado un auténtico caos. Eran libres, pero había cosas en ese lugar que no merecían la libertad, incluida una parte sí mismo. El lobo ansiaba la libertad y Fenris ansiaba ser libre de él.
Por mucho que pensara que sería mejor para los demás que siguiera allí dentro encerrado, era incapaz de retenerse a sí mismo, necesitaba al lobo tanto como él a Fenris, era su camino para despedazar a Mason. Así que en cuanto vio la puerta abriéndose frente a él saltó hacia la libertad. Un guardia cercano se giró hacia él para apuntarle, pero ya estaba suficientemente cerca como para golpearle en el estómago y arrebatarle el arma.
– [b]Nunca pensé que la academia militar serviría para algo más que un castigo.[/b] – aseguró en voz baja mientras cargaba el arma. A continuación echó un vistazo a su alrededor para ver cómo estaban las cosas.
La luz no había vuelto, el pasillo solo estaba tenuemente iluminado por unas luces de emergencia, era difícil ver lo que ocurría unos pocos metros más allá, para un humano. En ese preciso momento Fenris daba gracias de que el lobo pelease por salir, ya que sus sentidos estaban a medio camino entre los suyos y los del lobo. La nueva agudeza visual le permitió ver como un par de guardias reducían a un vampiro unos metros más allá, después volvió los ojos hacia la sala de investigación y vio a más gente de las celdas dentro. No le hizo falta imaginar el resto, los gritos que escuchaba por sus agudizados oídos le confirmaron que todos estaban libres, incluso los que no debían estarlo.
No sabía si debía dar las gracias o no por lo que había pasado, pero lo que si tenía era una ligera idea de quién lo había hecho, el mismo que le había liberado la primera vez. De improviso sus oídos captaron un sonido seco a sus espaldas. Se giró lo más rápido que pudo y vio como el guardia al que pensó que había tumbado antes caía al suelo y detrás de él se revelaba la figura de un hombre. Fenris le escrutó con la mirada tratando de decidir si era amigo o enemigo.
– [b][i]Perdona si te he quitado la diversión, no consiguieron quitarme la manía de robar los juguetes a los otros niños…[/b][/i] – era un hombre de pelo y ojos oscuros, con perilla y bigote. Cuando habló, lo hizo con voz animada. Parecía como si se encontrase en otra parte, ajeno a lo que ocurría su alrededor. Después en voz más baja añadió. – [b][i]…ni otras cosas a los adultos.[/b][/i] – Sonrió y avanzó unos pasos. – [b][i]Hola, encantado de salvarte “Bob el silencioso”.[/b][/i].
– [b]Gracias por la ayuda, puedes llamarme Alexander. [/b] – dijo mientras extendía la mano, que el otro estrechó.
– [b][i]Y tú puedes llamarme John, John Doe. ¿Te importa si seguimos la conversación en un sitio más seguro? Tengo la ligera impresión de que será mejor que no estemos aquí dentro de unos minutos.[/b][/i] – dijo John Doe.
– [b]Tienes razón, hay más gente en esa sala central, creo que deberíamos unirnos.[/b] – dijo Fenris señalando la sala de experimentación. John Doe pareció distraerse durante un segundo y después habló.
– [b][i]Creo que es la mejor opción. Vamos.[/b][/i] – respondió e inmediatamente se giró en dirección hacia la sala.
Cuando se fueron de allí, una bala atravesó su posición disparada desde la pistola de un guardia e impactó contra un demonio que se irguió impasible, de no haberse movido, la bala de gran calibre habría impactado contra ellos.
John avanzaba rápidamente mientras Fenris le seguía de cerca, vigilando para evitar algún encuentro no deseado. Pero no ocurrió así, un par de veces John le hizo detenerse y llegaron a la sala sin ningún problema.
Allí dentro se encontraba parte del equipo de investigación, así como ocho prisioneros del mismo bloque que Fenris y John Doe. John se adelantó y entró, Fenris le siguió.
– [b][i]Parece que somos los últimos en llegar a la fiesta.[/b][/i] – dijo John Doe a Fenris. Después añadió. – [b][i]Aunque justo a tiempo para la función.[/b][/i] – siguió avanzando y después se apoyó en una pared mirando en dirección a Silver que se encontraba cerca de Dominic.
– [b][i]¡Alexander![/b][/i] – la voz provenía de January, que estaba en la parte más alejada de la entrada, junto a Daniel, Sarah y Cecil. Por su expresión parecía aliviada de verle sano y salvo.
Fenris esbozó una sonrisa y se dirigió hacia ella, pero una voz familiar le hizo girarse.
– [b]Siento estropear la función, pero no dejaré que ningún engendro salga de aquí con vida.[/b] – Preston les devolvió una mirada asesina a todos desde la puerta, con un brazo entorno al cuello de Silver y la pistola apuntándole a la sien. El único que no pareció sorprendido fue John Doe.
[spoiler]
Para especificar, los ocho de la sala son Daniel, Sarah, Dominic, Cecil, January, Silver y Arizona que aunque Stargirl no esté como avisó con antelación la situamos junto a los personajes.
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