January Allard | Subterraneo 3 – Bloque Beta
Observé a Sarah, Dominic y Daniel mientras se alejaban en dirección al Turok Han, cruzando los dedos para que todo fuera bien. Luego me giré hacia mis acompañantes, algo asustada. Les eché un vistazo a todos rápidamente, mirando por el rabillo del ojo a los vampiros que estaban unos metros más allá, mirándonos entre la inseguridad que les producía su encantador antepasado y algo que se parecía bastante al hambre. [i]Genial[/i], pensé, [i]estamos en el McDonald’s y nosotros somos la cena[/i]. Esperaba que alguno dijera algo, pero John Doe se limitaba a mirar tranquilamente a su alrededor, como si estuviera allí de paseo. Supuse que ya conocería cada una de las posibilidades, y que cuando eso pasa todo es más sencillo. O eso o estaba loco. Cecil se apoyaba contra la pared. Parecía algo cansado y, cuando por fin parecía que iba a decir algo, alguien se le adelantó.
-[b][i]Por fascinante que sea estar aquí observándonos detenidamente… creo que deberíamos hacer algo antes de que se les pase el susto a las sanguijuelas[/b][/i].
Tenía que ser ella la primera que rompiera el silencio. No es que creyese que no fuese valiosa -seguro que a nadie le importaba mucho si la usaba de escudo-, pero no confiaba en ella. Por otro lado, es bastante complicado confiar en la perra que acababa de provocar tu primera conversión en un enorme lobo encima de una camilla, en un sótano lleno de gente que, sinceramente, no quería que me viera así. Había intentando pensar en ello lo menos posible, pero constantemente me venía a la cabeza la idea de que [i]todos lo habían visto[/i], y cada vez que el pensamiento cruzaba mi mente, me veía obligada a bajar la mirada y pensar en otra cosa. Ya no era el dolor, o el miedo, era el simple hecho de que no tenía que haber sido así. Era antinatural y era algo que sólo me incumbía a mí, no a toda la población sobrenatural del maldito Moondale. Quizás por eso me costaba tanto estar allí al lado suyo sin intentar arrancarle la melena.
De hecho, si me paraba a pensarlo, sólo había dos personas allí con las que me sintiera algo segura. Alexander ya me había intentado salvar una vez y [i]era uno de los míos[/i]. Tan estúpido como sonase, teniendo en cuenta que no nos conocíamos, tenía una constante sensación de familiaridad hacia él que no podía evitar y que no me dejaba desconfiar. O quizás era el miedo y que necesitaba saber que no estaba sola en ningún sentido, ni siquiera en el de «eh, mira, tres días al mes tengo más pelo que la cosa de los Adams». Cecil era el otro. No había intercambiado dos palabras con él, pero Sarah sí. Y Sarah confiaba en él. Y por alguna razón que se escapaba a mi entendimiento, yo confiaba en Sarah, por tanto también en él, aunque no supiese quién era ni qué era ni… básicamente, nada. Le miré unos segundos, buscando el valor para decidirme. Luego asentí -más para mí que para nadie más-, me arremangué, tragué saliva y me dispuse a hablar, sin saber muy bien qué iba a salir de mi boca
-[b]Es verdad[/b] -dije con la voz temblorosa, pero adquiriendo una posición más derecha. Todos los ojos se volvieron para mirarme, con algo de extrañeza, tal vez expectantes, pero yo me limité a echar una última mirada al grupo que se dirigía hacia el Turok Han, para después centrarme en quienes me rodeaban de nuevo-. [b]Alexander, John, vosotros deberíais encargaros de aquel de allí. No sé mucho de vampiros… pero, ¿podréis con él, no?[/b] -John Doe respondió con algo que no escuché del todo; Alexander, a quien yo miraba, asintió musitando un seco sí y disponiéndose a marcharse-. [b]Tened cuidado[/b] -dije, de nuevo mirando especialmente a Fenris.
Apreté el arma de tranquilizantes que tenía en la mano derecha, agarrándome a ella como si fuera mi tabla de salvación. Estaba nerviosa, tenía miedo y había demasiadas emociones, sensaciones e informaciones confusas en mi cabeza. No me sentía yo. Allí, de pie, seria y dando indicaciones a un grupo de gente que, sin duda, sabía más que yo de aquello, no me sentía yo. Era una locura y Zoë demostraba abiertamente que pensaba lo mismo, mirándome con una ceja levantada, casi divertida. Cecil se había enderezado un poco junto a mí y me lanzaba una mirada muy parecida a la que me había lanzado cuando me había puesto el arma: [i]No me vengas con esa negatividad, que no estamos para eso ahora, ¿ok? Así que espabila y atina bien si es necesario. ¿Estamos?[/i]; había tomado nota del consejo y, aunque casi seguro fueran alucionaciones mías, casi sentía que su mirada me aportaba un poco de seguridad: era como una palmadita en la espalda, un [i]no estás haciéndolo mal[/i].
-[b]Estás cansado[/b] -me dirigí a él. Negó con la cabeza, pero antes de que dijera nada levanté la mano. Si me paraba e intentaba quitarme la razón, me rendiría, y lo que estaba a punto de decir era lo único de lo que estaba totalmente segura-. [b]Cállate y escúchame. Sé que no tengo ni idea de dónde me estoy metiendo y que no puedo confiar en Stacey Malibú, pero tú estás cansado y eres valioso. Déjanos a nosotras[/b] -abrió la boca de nuevo para hablar, pero se lo impedí haciéndolo yo primero, esta vez ya rayando en la súplica, o quizás el enfado-. [b]Si no pueden con el Turok Han[/b] -levanté un dedo, amenazante, como hacía de pequeña cuando intentaba dar órdenes a mis compañeros de clase-[b] yo no les sirvo de nada. Tú sí, ¿vale? Tu podrías ayudarle si esa… esa cosa se les va de las manos. Podrías ayudarnos a todos[/b].
Sí, estaba prácticamente suplicando. Suplicando porque me dejara hacer aquello y porque se reservara. Tenía que ser sincera: las reacciones generales al Turok Han me habían llenado de un nuevo miedo que no pensaba que tuviera cabida en mí. Asintió y suspiré aliviada, bajando la mano. No pude descifrar su expresión, sin embargo, así que me limité a pedirle que estuviera alerta, que nos ayudara si veía que lo necesitamos. Estuvo de acuerdo, así que me giré a Zoë.
-[b]¿Alguna vez has matado a un vampiro o al menos dado un puñetazo?[/b] -pregunté con sequedad.
-[b][i]Nunca conocí a Lestat, pero se me dan bien las peleas[/b][/i] -dijo con una mueca en el rostro
Asentí y me giré, obligándome a no ver qué hacían los demás. Nuestro vampiro era lo suficientemente grande para asustarme y, aunque aún miraba de reojo al Turok Han, era evidente que había recuperado la mayor parte de su aplomo. Cerré más la mano en torno a la pistola de tranquilizante, consciente de la inquietud que empezaba a nacer en mí. Nunca había hecho aquello y lo más parecido a un arte marcial que jamás había hecho eran aquellas sesiones de golpes al aire que había hecho de pequeña cuando jugaba a ser Xena con alguna amiga. Tomé aire y di un paso adelante. Zoë avanzó conmigo y también lo hizo el vampiro, él hacía nosotras y con una sonrisa satisfecha.
-[b]Soy su jodida hamburguesa[/b] -susurré con cierto tono de pánico en la voz. La zorra, a mi lado, lo confirmó con aplomo.
[spoiler]Después de no contar con Eitan para este post… he decidido que estoy en guerra contra su ordenador. Como no tengo idea de manejar a Cecil, el pobre prácticamente no ha dicho ni mú XD Espero que lo poco que se ha comunicado sea lo más IC posible XD
Oh, y es hiper largo, I know, pero tiene que ver con que he intentado dar un poco de sentido al hecho de que Jan lleve un poco aquí la voz cantante. Espero haberlo conseguido lo más posible XD Que nadie me tire tomates por este post, porfa.[/spoiler]
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