Moondale

NOMBRES

[b]Liad | Subterraneo 3 [/b]

cryad

Teníamos un asunto un tanto desagradable entre las manos. Diría que [i]yo[/i] tenía porque estaba allí, pero el no haber hecho nada, salvo esconderme con aquella mujer de cabello negro, y por supuesto, salir de aquel pequeño escondrijo, una vez que [i]aquel[/i] peligro ya había pasado, no implicaba que yo hubiese tomado parte en los sucesos.

– [b]Recuérdame una cosa.[/b] – comenté mientras miraba a la mujer de cabello oscuro. – [b]Recuérdame no enfadarles. Prefiero mi piel pálida a estar tan morenito y churruscadito como ese.[/b]

– [b]Iba a responderte algo, pero con el lío que tengo en la cabeza no consigo decir ni dos frases seguidas.[/b]- Tardó un poco en contestar, pero al hacerlo, pude notar que su tono de su voz era un tanto confuso, quizás apenado, aunque no sabría decir con exactitud. La miré momentáneamente, examinándola el rostro, aunque no pude encontrar la respuesta que me faltaba por averiguar.

– [b]Bueno.[/b] – comencé a decir mientras sonreía levemente. – [b]No te preocupes, ya hablo yo por los dos.[/b] – contesté, intentando quitarle importancia al asunto – [b]No sé tú, pero creo que aquí no es bueno que nos quedemos. ¿Nos movemos?[/b]

La miré, esperé a que me contestase algo, pero al igual que segundos antes, tardaba en contestar, como si realmente, estuviese más confusa que como había estado yo antes.

– [b]Una parte de mí…[/b] – comenzó a decir, una vez que había arrancado para hablar. –[b]Me dice que debería haberme quedado en el ascensor, pero otra me dice que esto es lo correcto, así que… sí, será mejor que sigamos.[/b] – terminó la frase, después de haberla estado pensando un rato.

Asentí con la cabeza y aunque fuera yo delante, sabía de buena tinta que no tenía grandes posibilidades si aparecía uno de esos bichos. No podías darles en la entrepierna, como buen truco que es, y tampoco tenía superpoderes, por lo que ahora mismo parecía más una damisela en apuros que otra cosa que pudiera ser útil. Caminamos un poco, en silencio. Ninguno de los dos dijo nada, esperando encontrarnos con el resto, hasta que les encontramos en “plan grupo”. O bueno, no exactamente, ya que no era el típico corro del instituto, pero más o menos se encontraban cerca los unos de los otros.

– [b]¿Nos hemos perdido algo?[/b] – pregunté en voz alta, arqueando levemente la ceja, esperando que se dieran cuenta de que estábamos allí. – [b] Sentimos el retraso, pero es que había por ahí atrás una celda muy agradable que debíamos de decorar. Ya sabéis, por si nuestra estancia se prolongaba.[/b]

– [b]Espero que no os hayáis acomodado demasiado, porque nos vamos de aquí.[/b] – uno de los chicos más jóvenes, el alto, de cabello oscuro, con un corte en la mejilla y una mano en su costado, había hablado.

Sonreí, aliviado. No era claustrofóbico, pero aquel sitio no era mi lugar favorito del mundo, ni uno de los que escogería para irme de vacaciones (supuestamente indefinidas), por lo que una salida y no volver jamás estaría bastante bien, la verdad.

Después de que aquel chico hablase, una de las mujeres, la de pelo oscuro no, la otra, la que al parecer, me había puesto “bajo su ala protectora” me había estado mirando entre extrañada y expectante.

– [b]¿Desde cuando te has hecho… mayor?[/b] – preguntó ella, gesticulando con las manos, sorprendida.

– [b]¿Cómo que mayor?[/b] – pregunté, siendo el sorprendido yo. –[b]Sé que no es que sea extremadamente adulto, ¿pero acaso medía dos palmos hace unas horas y no me he enterado?[/b] – suspiré, para luego pasarme la mano por el cabello. Todavía me sentía pringoso.

– [b]Sigues siendo [i]mi[/i] enano.[/b]- ella sacó la lengua, en gesto divertido cual niño de cinco años.

Aff, aff… Posesión, posesión. Soy una persona libre, ¿sabes? Y eso de que le pertenezca a alguien no me mola. Nada de mí, mío o cualquier variación similar. Venga, ¿sí? No me gusta que me aten de esa manera a las personas.

– [b]Bueno.[/b] – comencé a decir, después de unos segundos, sin dejar de mirarles. –[b]Todos tenemos una cruz que debemos de aguantar hasta que desaparezca, ¿no?[/b] – me acerqué a ella, poniendo mi mano sobre la cabeza de la verdadera [i][u]enana[/u][/i], dejando a la vista la diferencia de alturas entre ambos. Después me separé, para volver a mirarles a todos. – [b]Por cierto, sé que no he dicho mi nombre, y más bien es lo único que recuerdo. Pero algo es algo, ¿no?[/b]

Me quedé mirándoles, tal y como había hecho durante… el tiempo que recordaba. Sí, esperaba que dijesen algo, cualquier palabra. Quizás un “¿hola? ¿Nos lo dices? Muy bonito, gracias…” pero no. Nadie dijo nada, nadie abrió la boca ni hizo algún gesto extraño. Este sería el típico momento de las películas donde se escuchan ruidos de fondo, o el aire, pero aquí, por desgracia, no teníamos ese efecto tan guay y el único sonido de fondo que teníamos era el que nos proporcionaba aquellas instalaciones.

– [b]Guay, parece que puedo dejar muda a la gente. Es bueno saberlo, sí.[/b]- arqueé las cejas, mirándoles fijamente, para luego suspirar, una vez más. – [b]Sé que me adoráis, pero joder, os llamaré los enanitos muditos, que menudo espectáculo estáis dando.[/b] – tosí, de forma inevitable.-[b]Me llamo Liad. Y ahora por favor, ¿nos vamos? ¿alguien dice algo? ¿o aparece algo? No me gustan estos silencios en los que uno se ve en el centro de esa no-conversación.[/b]

– [b]Encantada de conocerte.[/b] – la [i]enana[/i] me sonrió de forma burlona, cogiéndome de la mano y moviéndola en plan saludo. –[b]Aunque para mí seguirás siendo mi rubiales [/b](de mí nada guapa, que conste, ¿eh?)[b], igual que aquel de ahí es mi cuñado. [/b]- se refiere a otro de los chicos.- [b]Éste otro el guaperas. [/b]- por alto con los cortes.- [b]Y aquel de allí.[/b]- por el sabio, definitivamente se quedará con ese.- [b]… Bueno, ya se lo diré en privado. [/b]- Risita nerviosa. Oh dios, ¡pervertida! Meteos en una celda y haced lo que tengáis que hacer. Menos pervertir a un menor, claro.

Me quedé mirándola, sorprendido ante aquella “presentación” tan poco ortodoxa en la que lo que más me interesaba eran sus nombres, NOMBRES, y no el apodo que ella les había puesto.

– [b]Em… ¿alguien me traduce? [/b]– les pregunté mientras la ignoraba levemente. -[b]Por mucho que me interese la magia, sigue sorprendiéndome la forma de expresarse de esta bruja. [/b]

– [b]No sé que da más miedo, Mason o eso.[/b] – respondió el sabio mientras sonreía.

– [b]Esta brujita puede hacer Liad al horno como le toques las narices.[/b] – ella chasqueó los dedos y luego negó con ellos mientras los movía. Jajaja, me troncho y me mondo.

– [b]Y le sale riquísimo [/b] – bromeó el sabio.

– [b]Invitadme a probarlo, que uno tiene que alimentarse y aquí no me han dado nada desde hace mucho, seguro. [/b]

– [b]Y volviendo a que estamos encerrados en un complejo que experimenta con seres sobrenaturales, con un vampiro que al parecer nos mató a todos en otra realidad, a punto de llegar a nosotros y matarnos…creo que será mejor que nos movamos.[/b]

– [b]Aguafiestas…[/b] – dijo ella por lo bajo.

– [b]La voz de la razón, ¡bien! Ya tardabas en decir algo sensato.[/b] – sonreí ampliamente. – [b]¿Nos vamos? No tengo ganas de convertirme en comida una vez más. Y hablando de comida, no muerdo, ¿sabéis? No soy un vampiro de esos, no os para que estéis con la cremallera en la boca y alejados de mí como si fuese a escupir fuego o algo así.[/b]
Después de ese comentario, uno de ellos, el “cuñado” de la brujita, comenzó a moverse de forma silenciosa, sin decir prácticamente palabra alguna.

– [b]¿Adónde vas Mister Lacónico?[/b] – le preguntó la bruja (bruja que no tenia sombrero, verruga o escoba) mientras se le acercaba por la espalda y le tocaba el hombro.

– [b]¿Lacónico?[/b] – pregunté en voz alta mientras le miraba. – [b]Reservado es, pero lacónico…[/b]

– [b]A ver cómo está Sarah.[/b] – pausa para ir a un baño, o mejor dicho, buscarlo.- [b]Y a traer a los demás.[/b]

– [b]Edward.[/b]- brujita se giró hacia uno. ¡genial! ¡Ya me faltan menos nombres por descubrir y/o aprenderme! – [b]¿A que el la otra realidad era así de “reservado”?[/b] – ella recalcó bien la última palabra utilizando sus propias manos para reproducir unas comillas.

– [b]Lo es más. Si es que acaso puede ser posible.[/b]- contestó él.

– [b] No podemos perder más tiempo.[/b] – mira a Edward. – [b]Si has visto de lo que es capaz sabes que no podemos perder ni un segundo.[/b] – luego se dirige al resto. – [b]Voy a ver a Sarah y a los demás, si venís conmigo saldremos de aquí más rápido, sino los traeré a ellos aquí.[/b]

– [b]Cierto. Perdona. Voy contigo.[/b] – contestó Ed.

– [b]Gracias.[/b]- dijo el primero que se había movido.

– [b]Yo también.[/b]- Asentí con la cabeza, para luego comenzar a moverme. – [b]Si al parecer, no podemos usar esa salida, será mejor que nos empecemos a mover. Y además… quizás [i]los demás[/i] no me miraran como si tuviese problemas de múltiples personalidades.[/b] – contesté, algo más incómodo de lo que había podido dejar de ver antes.
Después de esta quizás no tan breve introducción, comenzamos a movernos de allí, comenzamos a dejar atrás a aquella cosa que se había convertido en asado y esperaba que comenzásemos a dejar atrás a lo que venía a buscarnos. Hubo un momento en el que, la brujita, en cuanto estuvo cerca del [i]lacónico[/i] y del [i]sabio[/i], les dijo a ambos:

– [b]Si voy… ¿Creéis que Sarah…?[/b]

– [b]Eres su hermana, se alegrará verte.[/b] – contestó el gran sabio todopoderoso de mayor edad de entre todos los que estábamos aquí mientras le tocaba un hombro en señal de ánimo, para que no se preocupase.

– [b]Mmmm… Me he perdido algo, ¿no?[/b] – les pregunté mientras me ponía a su altura. – [b]¿Alguien me pone al día? Ser una versión en tío de la bella durmiente consigue que te margines de todo lo que pasa en el mundo exterior, ¿sabéis?[/b]

[spoiler]Cada oveja con su pareja, digoooooooo personaje con roler[/spoiler]

Comentarios

Deja una respuesta