Moondale

JUNTOS

[align=center][b]Sarah Echolls | Lago Gealach [color=purple]{Con Daniel Arkkan}[/b][/color]

sarahinlove[/align]

[spoiler]En este post suena una canción. Es Far Away de Nickelback y los minutos son del 0 al 1:07

La idea es que cuando yo os avise le deis al play para visualizar la escena como si de una serie se tratase. Espero que os guste. No me digáis que mis posts no son interactivos, ¿eh?.[/spoiler]

Me costaba pisar el acelerador del coche porque las piernas me temblaban mucho más que la primera vez que me enfrenté a un vampiro. Procuraba que los nervios no se me notasen pero con Daniel era prácticamente imposible. Me conocía mucho mejor de lo que nadie me llegaría a conocer nunca y eso que tampoco hacía mucho que había llegado a mi vida. Durante el trayecto hablamos poco, seguramente porque él estaba casi más nervioso que yo y no me apetecía forzar la conversación.

– [b]Hemos llegado[/b].- Dije apagando el motor del coche.- [b]Deberías reconocer que soy una gran conductora[/b].- Hice el gesto del triunfo con los dedos.

– [b][i]Lo reconozco, pensé que te resultaría más difícil desde esa altura[/b][/i]. – Me contestó con una sonrisa mientras abría la puerta para dirigirse a la parte de atrás para coger las cosas que estaban en el maletero. – [b][i]No mires[/b][/i]. – Me advirtió desde atrás.

Me giré y admiré las vistas del lago que aquella noche inusualmente cálida para ser de Diciembre (aunque seguía siendo otoño). El lago Gealach era una de las joyas de Moondale que atraía a miles de visitantes cada año. Era lo suficientemente grande como para poder nadar, celebrar campeonatos de piraguas o simplemente, sentarte en la orilla a admirar el paisaje sin que te molestase nadie, pero estaba perfectamente conservado. No había basura y los animalitos campaban a sus anchas porque los habitantes de Moondale eran conscientes de que algo así tenía que conservarse durante muchas generaciones. Al fondo las montañas nevadas en la cumbre le daban un aspecto irreal, prácticamente perfecto, casi como si formase parte de Fantasía, el reino de la Historia Interminable y en cualquier momento Atreyu fuese a pasar con su maravilloso dragón Fuyur sobrevolando el cielo estrellado.

-[b] Jo[/b].- Me quejé sin moverme del asiento del copiloto.- [b]¿No puedes darme una pista? ¿Ni siquiera me dejas que mire por el rabillo del ojo? [/b]

– [b][i]No, pero como sé que lo harás, tenía algo preparado[/b][/i]. – Se acercó hasta a mí con una mochila al hombro, haciéndome un gesto para que me girase y rebuscó en uno de los bolsillos hasta que encontró un pañuelo de seda de color blanco que me ató alrededor de los ojos con delicadeza sin dejarme salir del coche.

– [b]Me siento como Kim Basinger en Nueve semanas y media, más te vale no ser como Mickey Rourke porque si no nos censurarán[/b].- Bromeé notablemente nerviosa.

– [i][b]Espero no acabar parecido a Mickey Rourke[/i][/b]. – Hizo una pausa en la que supuse que sacaba los brazos del hueco de la ventanilla. – [b][i]No intentes quitártelo, tardaré poco[/i][/b]. – Dije escuchando sus pasos alejarse.

– [b]Eres más guapo que Mickey Rourke[/b].- Alcé la voz para que me oyese- [b]Las cazadoras podemos ser muy sigilosas, así que vigila tu espalda. [/b]

No pasaron muchos minutos hasta que escuché unos pasos acercándose.

– [b][i]Ya está listo[/b][/i]. – Me susurró al oído y me quité la venda algo asustada. – [b][i]Yo también puedo ser sigiloso[/b][/i] – Me dedicó una enorme sonrisa.

Me bajé del coche y cogí el bolso que estaba en la parte trasera. Pesaba más de lo que debería porque dentro llevaba el primer libro de la saga ‘Canción de Hielo y fuego’ para Daniel.

– [b]Te..te he traído regalo, es una tontería en realidad, pero pensé que te gustaría[/b].- Abrí el bolso con manos nerviosas y le di el paquete que no era muy grande.

– [b][i]Seguro que me gustará[/i][/b]. – Dijo con ilusión mientras quitaba el papel de regalo. – [b][i]Me conoces muy bien. Me encanta[/b][/i]. – Se acercó hasta mí y me abrazó.

– [b]Es pequeñito como yo, seguro que te gusta[/b]. – Esbozé una enorme sonrisa al separarme.

– [b][i]Con que se pareciese una milésima parte a ti ya me gustaría más que ningún otro[/i][/b]. – Me tendió la mano y yo se la agarré.

Intenté disimular el dolor de pies que me provocaba la falta de experiencia con los tacones.-[b] ¿Tendremos que andar mucho? Estos tacones me están matando. [/b]

Sin decir nada, Daniel me cogió en volandas para que no tuviera que andar y yo me agarré con fuerza a su cuello para no caerme.

– [b]Te aprovechas porque eres tú y hoy no estoy de servicio, pero podría patearte el culo si quisiera…oh sí, puedo ser letal si me lo propongo[/b].- Acerqué mi nariz a su cuello que olía especialmente bien.

– [b][i]Tendrás que hacerme una demostración práctica[/b][/i]. – Tras decir eso me posó en el suelo con suavidad.

Cuando estuve en el suelo me miré los pies con una sonrisa y me acordé de January. Gracias a ella iba muchísimo más guapa que de costumbre e incluso parecía una chica de verdad y no la prima enana de Jean Claude Van Damme. Cuando alcé la vista vi debajo de un árbol cercano una manta en el suelo cubierta de pétalos de rosas blancas, un mantel y unas fiambreras del tamaño de una ración.

– [b]Ohhh …[/b]-Me acerqué y cogí un puñado de pétalos. Los ojos me brillaban porque las lágrimas se agolpaban para salir.- [b]Nunca habían hecho algo tan bonito por mí…[/b]- Le dije a él que estaba ya sólo unos pasos detrás de mí.-[b]Gracias[/b].- Me acerqué hasta Daniel, mientras me ponía de puntillas y le tiraba unos pétalos por encima para después darle un beso muy leve en los labios.

– [b][i]Te mereces mucho más que eso[/b][/i]. – Me miró a los ojos durante un segundo – [b][i]Las elegí blancas porque sobresalen de entre todas las rosas rojas, igual que tu sobresales entre las demás.[/b][/i]

-[b] Pues no será por mi altura[/b].- Sonreí de forma bobalicona.- [b]Tú no te pareces en nada a los otros chicos, incluso aunque se propusieran ser como tú, no lo conseguirían[/b].- Hice una pausa y señalé nuestra improvisada mesa con la cabeza.- [b]¿Nos sentamos? Creo que tengo algo de hambre. [/b]

Asintió y fuimos hacia la mesa. Él en un acto muy caballeroso me sujetó una mano para que no me cayera al sentarme ni se me viera más de lo políticamente correcto. Después, acercó uno de los recipientes en el que había ensalada César. – [b]Gracias[/b].- Musité con una enorme sonrisa. Por alguna extraña razón no podía dejar de sonreír, era más feliz de lo que lo había sido nunca.

La comida que Daniel había preparado estaba buenísima (casi tanto como él) y prácticamente nos faltó rebañar todas y cada una de las tres fiambreras –ensalada César, lasaña y tarta Charlota-.

– [b]La lasaña estaba buenísima[/b].- Dije recogiendo los trastos y guardándolos de nuevo en la mochila para que no fuéramos atacados por todos los bichos de este mundo.- [b], en realidad estaba todo riquísimo. No sabía que fueras tan buen cocinero[/b].

– [b][i]Me las apaño. Fui aprendiendo un poco de cada persona y luego añadiendo cosas de cosecha propia[/b][/i]. – Daniel parecía ligeramente ruborizado. –[b][i] La lasaña es receta de la madre de McLeod y la tarta de su tía Charisma.[/b][/i]

– [b]Hace días que no sé nada de McLeod[/b].- Me mordisqueé el labio inferior con nerviosismo. No lo había visto desde que volvimos de la Iniciativa y eso no era buena señal- [b]Está bien, ¿verdad? [/b]

– [i][b]No demasiado[/b][/i]. – Admitió – [b][i]Lo imaginaba, por eso fui a verle antes de recogerte.[/b][/i]

– [b]¿Qué le pasa?[/b] – Pregunté sentándome a su lado.

-[b][i] Está preocupado por muchas cosas. Hace tiempo que carga con algo y creo que es lo que más le está afectando, pero también tiene nuevas preocupaciones: Mason y…[/b][/i] – Miró al suelo como si tuviera algo muy importante que decirme y no se atreviera. – [b][i]Diana[/b][/i].

– [b]¿Diana?[/b] – No daba crédito a lo que estaba oyendo.- [b]¿Qué tiene que ver en todo esto? [/b]

– [i][b]McLeod y Diana han…han…estado juntos…[/b][/i]– Movió las manos para enfatizar lo que estaba diciendo.

– [b]¿QUÉEEEEEEEE?[/b] – Me levanté de un salto y me puse las manos sobre la frente como intentando que no se me cayera la cabeza del disgusto.- [b]Cuando la vea se va a enterar: ¿ES QUE NO SABE QUE ES MI VIGILANTE? Si es como si fuera mi padre y ella…y ella…va…va…y se acuesta con él[/b].- Tenía un enfado monumental y por culpa de Diana mi cita con Daniel se estaba yendo al traste.- [b]Nunca la entenderé. No respeta nada, hace lo que le parece…a veces ni siquiera sé por qué narices somos hermanas si no tenemos nada en común.[/b]

– [b][i]No digas eso Sarah, Diana tampoco lo está pasando nada bien, pero no se atreve a decírtelo[/b][/i].- Daniel se puso en pie y me habló con seriedad, casi como si me regañase.

– [b]Oh claro[/b].- Me crucé de brazos completamente indignada.- [b]Debe ser muy duro tirarte al hombre que tu hermana considera como si fuera su padre[/b].- Hice una pausa y espeté.- [b]Durísimo. [/b]

– [b][i]Sarah, ¿no has notado ningún cambio en tu hermana desde hace un tiempo?[/b][/i] – Posó su mano sobre mi hombro intentando calmarme.

-[b] No[/b].- Diana y yo nos ignorábamos desde siempre. Yo no le caía bien a ella y ella a mí tampoco, por lo que no perdía el tiempo observándola.-[b] Bueno, ahora vuelve a tener su pelo de su verdadero color si es que te refieres a eso[/b]. – Concedí y seguí pensando en cosas que me parecían distintas.- [b]Y creo que ha dejado de fumar[/b].- Le dediqué una mirada de súplica intentando que me comprendiese.- [b]No pienses que soy muy dura con ella, pero es que…casi no la conozco, nunca se preocupó por mí ni por Kaylee y eso que era la mayor.[/b]

– [b][i]Así fue en esta vida, pero no en la suya…es difícil de explicar[/i][/b]. – Abrí los ojos de par en par cuando le escuché decir eso. – [b][i] La Diana que ves ahora mismo viene de una realidad distinta, una realidad en la que erais inseparables.[/b][/i]

– [b]Sí, claro[/b].- Murmuré dándome la vuelta para seguir revolcándome en mi propio enfado.

– [b][i]Sarah, ¿crees que te mentiría?[/b][/i] – Me cogió de la mano e hizo que me diera la vuelta.

– [b]No, pero ella a ti sí y es capaz de cualquier cosa por ser el centro de atención[/b].- No quería que las lágrimas que había en mis ojos salieran, así que hacía fuerzas para contenerlas.- [b]No te puedes hacer una idea[/b].- La voz me tembló al decir eso. Si seguía así acabaría llorando.

-[b][i]Yo la creí, McLeod la creyó. Créeme, la vi con mis propios ojos mientras me lo contaba, y no mentía[/b][/i]. – Me aseguró.

-[b] McLeod se acostó con ella, así que sería capaz de creer que es La Madre Teresa de Calcuta reencarnada en el cuerpo de una stripper, por lo que su opinión no es que sea muy útil[/b].- Se me escapó una sonrisa al pensar en McLeod en una situación así.- [b]¿Por qué la creíste? [/b]

– [b][i]McLeod la creyó mucho antes de sentir algo por ella, y sabes muy bien que McLeod no es un ingenuo[/b][/i]. – Se explicó. – [b][i]Yo la creí porque vi lo dolida que estaba, lo mucho que te echaba de menos. Y porque lo único que me pidió en ese momento, fue que aceptase vuestra oferta y me quedase en tu casa para cuidar de ti.[/i][/b]

-[b] ¿Por…por qué no me lo contó ella a mí?[/b]- De pronto me derrumbé. Sí, quería a Diana porque era mi hermana e imaginármela sufrir de esa forma me dolía más de lo que quería admitir ante Daniel. Tenía un nudo en la garganta que casi me impedía respirar y las lágrimas campaban por mis mejillas a sus anchas.

– [b][i]Porque sabía que en esta realidad no había sido una hermana para ti, pero ahora que lo sabes, tienes la oportunidad de que volváis a estar juntas[/b][/i]. – Me pasó la mano por la cara y me quitó las lágrimas. Tras eso me abrazó y yo rompí a llorar con más fuerza en su hombro. Me hubiera gustado vivir en esa otra realidad en la que Diana y yo éramos hermanas de verdad y ahora sentía una pena terrible golpeándome el pecho al pensar en lo mal que debía haberla tratado. Además, tenía frío.
[align=center][SIZE=7]***Comienza a sonar la canción. [URL=http://www.youtube.com/watch?v=j4y-RzVGrHg&ob=nb_av2e]Far Away – Nickelback[/URL]***[/SIZE][/align]

 

– [b][i]Estás helada[/b][/i]. – Me pasó las manos por los brazos y sin darme tiempo a defenderme me puso la cazadora que llevaba sobre los hombros.

-[b] Es que el vestido es de verano[/b].- Dije hipando por culpa de la llorera.-. [b]Quería estar guapa esta noche. [/b]

– [b][i]¿Ves el cielo?[/b][/i] – Alzó su dedo índice en dirección cielo estrellado. –[b][i] Hay más estrellas de lo normal, todas están ahí para ver a la más brillante de ellas[/b][/i]. – Volvió a mirarme y añadió- [b][i]Te pongas lo que te pongas, siempre estarás preciosa, porque lo eres.[/b][/i]

En un arrebato me puse de puntillas y comencé a besarlo como si fuera lo último que iba a hacer en esta vida. Ya no me importaba si mis labios estaban vedados o si era una cazadora que posiblemente moriría antes de cumplir los treinta. Sólo quería quedarme así para siempre, sin preocupaciones, sin problemas, simplemente besándonos hasta que ya no fuéramos dos, si no uno solo.

– [b]Creo que se acaba de levantar la veda de estos labios[/b].- Pude decir cuando nos separamos unos centímetros y antes de volver a besarlo dije lo que llevaba tiempo guardándome, posiblemente desde la primera vez que lo tuve cerca .- [b]Te quiero.[/b]

– [b][i]Y yo a ti.[/b][/i]

Me miró a los ojos y me besó haciendo que una de mis piernas se levantase como si estuviéramos en una película de la época dorada de Hollywood. Y así estuvimos, besándonos como si en el mundo sólo existiéramos nosotros dos.

[spoiler]Después de este post no se puede postear hasta que mañana no ponga Dracon la máster.
Daniel ha sido controlado por su dueño =)[/spoiler]

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