Moondale

QUE SEA UNA RATA

January Allard | Calles de Moondale

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Me escabullí entre la multitud. No estaba segura de si mi conversación con Daniel y Sarah había empeorado o mejorado las cosas y, decididamente, no sabía qué pensar sobre ellos. ¿Lo que le había dicho a Sarah sobre postergar la decisión sobre su cordura? Totalmente cierto. Había llegado ese punto en el que el cerebro está demasiado cansado para asumir nada más (y menos noticias de tal magnitud) y el cuerpo sólo quiere arrastrarse tristemente hasta la cama más cercana.

De camino a la salida, sin embargo, paré en los baños. No había nadie allí, pero sí un par de destrozos en los alrededores. Salteé dos charcos y me paré delante del lavamanos, examinando mi imagen en el espejo. El pelo (aún teñido) estaba completamente despeinado y el maquillaje algo corrido. Abrí el grifo y cogí un poco de jabón, para luego frotarme la cara con saña. Si hubiera tenido un poco menos de cuidado me hubiera saltado un ojo con una uña.

-Genial, January -le dije a mi reflejo al enjuagarme el jabón y mirarme al espejo-, ahora no llevas el maquillaje de Harley Quinn, pero parece que no te has lavado la cara en tres meses.

Hice un último esfuerzo en quitarme los restos de maquillaje y luego, con un bufido resignado, decidí darme por vencida e irme cuanto antes a la residencia a dormir. O a emborracharme, si encontraba alguna botella de alcohol por el camino.

Poner un pie en el exterior, sin embargo, sólo significó arrepentirme de haber declinado la oferta que me habían hecho. De repente todo parecía más oscuro, desierto y frío que cualquier otra noche, y eso ya era decir; desde el ataque de aquel perro rabioso, ya me daba cosa caminar por ahí sola. ¿Después de lo de aquella noche? Tendría suerte si no me diagnosticaban agorafobia.

-[b]No seas idiota, Daniel ha dicho que Halloween es una noche tranquila…[/b]

[i]Y por eso te has convertido en Harley Quinn, ¿no, idiota?[/i], pensé acto seguido. Cabeceé, como intentando alejar esa idea de mi cabeza y comencé a caminar en dirección a la residencia. Conforme el bullicio iba alejándose y quedándose atrás, yo iba poniéndome más y más nerviosa y mi cabeza seguía dándole más vueltas a lo mismo. Era curioso, pero ya no sabía ni qué sentía al respecto.

En realidad, era como si estuviera escindida en cientos de Januarys distintas. Una tenía miedo, la clase de miedo que tienes al coco cuando eres una cría: te han dicho que está ahí, que puede atacarte, pero tú no lo has visto. Otra se sentía como si hubiera sido invadida, como si todo lo que yo era, durante unas pocas hubiera estado ocupado por alguna suerte de parásito, a pesar de lo estúpido que sonara eso. Había una pequeña parte que quería olvidarse de todo aquello y otra que sentía una curiosidad sin medida. No tenía muy claro cuál de todas ellas era la que reflejaba lo que verdaderamente pensaba, si lo eran todas o si no lo era ninguna.

Tomé una decisión. Necesitaba hablar con alguien, con quien fuera. Ni siquiera necesitaba contar… bueno, lo que me habían dicho a mí. Al fin y al cabo, tampoco quería ser ingresada en un centro psiquiátrico. De momento. Suspirando, cogí el móvil, manteniendo el paso rápido que había adoptado en cuanto había perdido de vista el club, y busqué en la agenda el número conocido. [i]Nolan[/i], pensé, para luego descartarlo. Una parte de mí estaba muy enfadada por su indiferencia. Seguí buscando, hasta que un ruido me alteró. Me giré rápidamente, pero allí no había nadie. De pronto, volvía a ser la noche del ataque, sólo que esta vez una realidad muy diferente se abría ante mí: ¿y si no era un perro? ¿y si era un vampiro o un hombre lobo o…?

Eché a correr, ignorando el sonido que venía desde mi móvil y me indicaba que había llegado un sms. Ya lo vería más tarde. Corrí, sin mirar atrás, hasta que no pude más y tuve que pararme a tomar aire. Era una calle céntrica, así que mientras recuperaba el aliento me sentí algo aliviada. Un coche pasaba a lo lejos y desde uno de aquellos edificios llegaba música. El ruido volvió a sonar tras de mí y, sintiendo un estremecimiento por todo el cuerpo, me escondí entre las sombras del portal más cercano.

-[b]Dios, si existes, haz que sea una rata[/b].

Si tenía que ser sincera, la verdad es que sólo había dos cosas que quisiese en aquel momento: estar en mi habitación en la residencia, y tener a mano un buen alijo de drogas duras para pasar la siguiente semana y media lo más colocada posible. En su lugar, estaba sola en medio de la oscuridad esperando a ver si los ruidos los provocaba un roedor, otro perro rabioso o el primo desteñido de Drácula.

[i]Genial.[/i]

[spoiler]Aquí, Rach intentando que las reacciones de Jan sean medianamente realistas. Por otro lado, yeah, el objetivo del post era quitarle el maquillaje de la cara a January. Stefy, he seguido tus órdenes xD, January no ha llegado a la residencia porque la pobre está paranoica xD Espero saber pronto qué pasará, bwajajaja![/spoiler]

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