Moondale

REENCUENTRO

Sarah Echolls | Sala de experimentacion | Subterraneo tres

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De pronto, todo estaba en la más absoluta oscuridad. No veía más allá de la punta de mi nariz, pero era infinitamente feliz. Esa oscuridad significaba nuestra única oportunidad de escapar y si había algo que tenía claro es que iba a aprovecharla.

Eché un vistazo rápido a alrededor y pensé que lo más lógico sería quitarme primero el brazalete de metal que tenía en el brazo, cuya segunda aguja acababa de inyectarse en mi piel haciendo que mi nueva faceta superpoderosa desapareciese y me tuviese que morder el labio debido al dolor (odiaba las agujas y los odiaba a ellos por clavármelas). Después, tendría que desatarme la correa de los pies. Y así me dispuse a hacerlo, con las manos temblorosas, como si fuera un niño pequeño en la mañana de Navidad, me deshice del brazalete y desaté la correa de mis pies. Tenía que darme prisa si quería estar preparada para cuando los investigadores volviesen.

Me puse de pie de un salto, con una sonrisa de felicidad dibujada en la cara y fui directa hacia la camilla de January que continuaba inconsciente. Le desaté las correas a toda prisa y la zarandeé varias veces para que se despertase, porque ya no nos quedaba demasiado tiempo. Mientras Preston se quedaba fuera, el resto de investigadores, de los que sólo reconocí a la doctora de las cicatrices debido a la oscuridad, comenzaron a entrar en la sala y se apiñaron en una esquina, mirándome aterrados. Era consciente de que si se lo proponían, no iba a poder con todos ellos, pero al menos tenía que hacer lo posible.

– [b]¡Vamos January, arriba![/b] – Rogué una vez más mientras le tocaba un hombro, sin apartar la vista por si se acercaban.

Al ver que la que yo llamaba «mi amiga» no se despertaba, miré a los que estaban en la esquina y hablé con voz alta y clara, casi amenazante si no fuera porque estamos hablando de mí que mido menos de un metro sesenta.

– [b]Dejemos las cosas claras[/b].- Comencé tras haber cogido un escalpelo por si intentaban acercarse a nosotras.- [b]Yo quiero salir de aquí sin matar a nadie, sólo quiero ser libre[/b]. – Les dediqué una mirada de profundo desprecio que, seguramente, no vieron.

– ¿Has visto lo que hay ahí fuera? Somos el menor de tus problemas.- Reconocí la voz de Richardson, el guaperas que parecía sacado de Anatomía de Grey y que había controlado mis constantes mientras estaba en la camilla, que me habló en un tono casi paternal.

– [b] Sé lo que hay ahí fuera y me da menos miedo que vosotros[/b].- Respondí tajante.- [b]Llevo enfrentándome al mundo sobrenatural lo suficiente para saber que los humanos tenemos más peligro que Buffy Summers en Crepúsculo[/b].- Me reí para mis adentros, ¿por qué nunca era graciosa cuando tenía que serlo?

Los investigadores se quedaron en silencio y January aún no había abierto los ojos. Cada vez estaba más nerviosa, no quería dejarla atrás y menos en esas condiciones, pero la oscuridad no iba a durar demasiado.

Giré la vista hacia un lado de la cristalera y “vi” a Daniel dejando fuera de juego a un vampiro, acompañado por Cecil que lo seguía a escasos pasos de distancia. En mi cara se dibujó una enorme sonrisa que Daniel correspondió.

Les hice una seña para que viniesen hasta donde estaba porque todavía no podía salir y eso hicieron.

– [b]Ahora van a venir dos personas muy importantes para mí.[/b]- Alcé el escalpelo en dirección a los investigadores.- [b]No la fastidiéis, no creo que sean tan buenos como yo. [/b]

Llegaron a la puerta y atravesaron rápidamente la habitación hasta donde yo estaba. Cecil ignoró a los que estaban en la esquina –bastante tenía con que le brillasen los brazos con un extraño color azulado-, pero Daniel les dedicó una mirada de desprecio.

Cecil fue el primero en acercarse hasta a mí, comprendí que no podía abrazarme debido al hechizo que le provocaba el resplandor, pero aún así le dediqué la mayor sonrisa que pude.

– [i]¿Estás bien Sarah? ¿Te han hecho algo?[/i] – Preguntó a modo de saludo, ligeramente preocupado.

– [b]Tranquilo[/b].- Hice un gesto con la mano para quitarle importancia.-[b] Antes eran todos muy valientes pero ahora juraría que más de uno se ha hecho pis encima[/b].- Bromeé señalando el bisturí que tenía en mi mano derecha a la par que lo posaba en la camilla donde antes había estado tumbada.- [b]¿Qué tal estás tú? Me alegro tanto de verte…[/b]

– [b]Yo estoy bien, no te preocupes[/b]. – Miró a su alrededor, posiblemente buscando una posible amenaza y me dedicó una leve sonrisa para después añadir.- – [b]Julieta. Ve a hablar con tu Romeo, que bastante preocupado estaba por ti como para que ahora le abandones por mí[/b]. – Dijo en tono de broma. Ese era [i]mi[/i] Cecil.

Le sonreí y después miré a Daniel, había permanecido apartado de la conversación, seguramente porque era demasiado educado como para intervenir. No dije nada, sólo me acerqué hasta él y fui a decirle algo, no sé muy bien qué, pero no me dejó. Sin darme tiempo ni a tomar aire, sujetó mi mejilla con su mano y me besó en la boca durante unos segundos.

– [b][i]Te debía uno[/b][/i].- Esbozó una sonrisa y yo lo abracé todo lo fuerte que pude.

– [b]Así me gusta, que saldes tus deudas[/b].- Solté una leve carcajada en su oído y sin dejar de abrazarle, dije.- [b]Te he echado tanto de menos…[/b]

– [b][i]Y yo a ti[/b][/i]. – Llevó una mano a mi nuca y me acarició el pelo. – [b][i]No te imaginas cuanto.[/b][/i]

Continuará…

[spoiler]Las acciones y reacciones tanto de Cecil como de Daniel y January han sido aprobadas por sus respectivos dueños.
El entorno ha sido controlado por Dracon[/spoiler]

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