[b]~ Sylver Faith Wolfe | Campus~[/b]
Quizás estaba equivocada, quizás llevaba toda mi vida cegada: la sociedad no era tan mala para la salud. Aunque tampoco nos precipitemos, esto no quiere decir nada aún; no es que de pronto me vaya a poner a correr y gritar [i]¡Viva la vida![/i] ni nada por el estilo. Antes vuelvo al Subterráneo 3. No, no era eso. Las pocas horas que llevaba fuera de mi habitación me habian ayudado bastante, más de lo que pensaba. A lo mejor ya era hora de escapar de la oscuridad. No sé, pero aproveché para disfrutar de aquellos momentos al aire libre.
Habia paseado por todo el campus, desde la cafetería, la sala de exposiciones de los alumnos de arte, la fuente principal de la universidad, etc. No era la primera vez que lo hacia, pero era algo asi como mi «deber», una ruta que tenia que llevar a cabo sí o sí. Y me sirvió para tranquilizarme, para dejar de pensar en aquellas pesadillas. La búsqueda de Obscure podía esperar, no sé, mirase a donde mirase todo estaba en armonía; lo más seguro es que mi gato estuviese jugueteando por algún lugar, o entrando en casa de los extraños a comerse su comida. Volverá a mi, estoy segura.
Le dí un último sorbo a la granizada de fresa antes de tirarla a la papelera. Pasé la valla que prohibía el paso a todo ser ajeno y…me acosté en el césped. Por entre las hojas de aquel gran árbol se podia vislumbrar los rayos del sol, pero sin embargo no me hacían daño porque la sombra que éste proyectaba me protegía. Me sentí segura, a pesar de los comentarios de la gente que pasaba y decían cosas en plan: [i]»Ésta está pirada»[/i] o [i]»La pobre, no da para más»[/i]. Cerré los ojos y les enseñé el dedo en mi imaginación.
Apareció de pronto aquel ruido estremecedor, cual garra que destroza el cielo azul y da paso al agujero negro. Un sonido horrible, pero a la vez bello. Un ruido que me jodió bastante, seamos francos. Me incorporé y descubrí de dónde procedía: un «simpático» -dejémoslo ahí- había aparcado cerca de dónde me encontraba, y según pude ver su intención no era pasar desapercibido; aprovechaba el sonido de su Kawasaki negra (sí, conozco las marcas) para romper el silencio que habia obtenido segundos atrás.
No pude contenerme, y una rabia que echaba de menos se aporedó de mi. Me levanté y me acerqué al misterioso e ignorante de la vida para dejarle las cosas claritas. Tosí y así pude captar su atención.
-[b]¿Sería usted tan amable de callar esa cosa de una jodida vez y dejar que los demás disfrutemos del dia? Gracias[/b]- le solté mientras le mostraba la sonrisa más falsa que tenía.
El chico terminó de apagar su moto con toda la paciencia del mundo, luego levantó la mirada y se fijó en mi, esbozando la sonrisa de «mira la niñata ésta». ¿Pero será estúpido o se lo hace?
-[b][i]Vaya, me he topado con una princesa de oídos delicados. ¿Alguna otra petición, su Majestad?[/i][/b]- contestó para mi sorpresa con sorna, manteniendo esa sonrisa que vuelve loca a las adolescentes de quince años.
Vaya, no me habia dado cuenta de su rostro. No era feo, simplifiquémoslo mejor. Al contrario, era muy guapo, y sobre todo sexy. Del tipo de chico que tiene ese [i]sex-appeal[/i] que gusta mucho en los actores o cantantes. Pero alejando eso, seguía siendo tonto.
-[b]Sí por favor, cuando puedas desaparece de mi vista[/b]- dije cortante.
En ese momento el susodicho se bajó de la moto y seguidamente se pasó una mano por el pelo, cual modelo de [i]L’Oréal[/i]; y se apoyó en su Kawasaki, tomándose su tiempo para contestar: -[b][i]¿Y las palabras mágicas?[/i][/b]
Reí ante aquel comentario.
-[b]Lee estos labios querido[/b]- dije mientras me acercaba peligrosamente a su cara- [b]Por ellos no verás salir esas «palabritas mágicas», asi que venga[/b]- me alejé rápidamente- [b]No tengo todo el dia[/b]
El chico misterioso se volvió a reír y me miró fijamente. ¿Es que acaso soy un monumento? Luego se acercó lentamente y dijo en un tono más bajo: -[b][i]La princesita saca las uñas, me gusta. Benjamin McBeth, pero no estoy seguro de ofrecerte mi mano, no estoy seguro de que no intentes morderme.[/b][/i]
-[b]Si supieras lo cerca que he estado de convertirme en algo que muerde sin compasión, echarías a correr. No sé si estar encantada de conocerte o no, pero por educación: Sylver Wolfe[/b]- finalicé extendiendo la mano, la cual fue recibida por la suya.
-[b][i]No sé, creo que lo de correr no es lo mío.[/b][/i]- dijo mirando alrededor, para luego fijar de nuevo la vista en mi y dejar mi mano libre- [b][i]No es por ser entrometido, pero pensé que me encontraría todo esto bastante más desierto. No es que me queje[/i][/b]- concluyó con otra de sus sonrisas.
-[b]Pues tienes un buen culo para no correr mucho[/b]- elogié mientras me daba media vuelta y me iba, porque seamos sinceros: si tenia un buen culo no podemos negarlo- [b]Y sí, para alegria y desgracia mia, está un poco desierto, pero cada dia llega más gente…[/b]
No iba a estar todo el dia alli parada, asi que si Ben, Benja o cómo se llame queria conversar más tendría que seguirme. Escuché un par de pasos y al rato lo tenía a mi lado.
-[b][i]Cosa de genes. ¿Qué puedo decir? Nací con suerte[/b][/i]- rió- [b][i]Es una pena, pensé que sería el único recién llegado[/b][/i]- chasqueó la lengua mientras caminaba junto a mi, con las manos en los bolsillos, el pelo algo revuelto y la chupa de cuero puesta. Al menos sí que tiene estilo.
-[b]Los genes hacen maravillas, si no mirame a mi[/b]- dije mientras me reía- [b]Podria hacerte el favor de enseñarte esto un poco, pero chico del culo bonito, tendrás que decir las palabras mágicas[/b]- e intenté decirlo seria para no sonar estúpida.
-[b][i]Oh, ¿así que esas tenemos, chica de la sonrisa bonita? Te recuerdo que tú no has dicho las palabras mágicas.[/i][/b]
-[b][i]Suficiente hago con hablar contigo. Y gracias por el cumplido, por cierto.[/i][/b]
-[b][i]Oh, cierto, no recordaba que acompañándola disfruto de un honor que no merezco, su Majestad[/i][/b]- dijo fingiendo una reverencia, para después volver a meter las manos en los bolsillos-[b][i] Hacemos un trato. Nada de palabras mágicas. Al fin y al cabo, no creo que las necesitemos. ¿Qué me dices, me enseñarás esto?[/i][/b]
No pude contenerme y dije: -[b][i]Por fin has aprendido la jerarquía, plebeyo; ya iba siendo hora de que supieses quién está sobre quién. Vale, trato hecho: nada de palabras mágicas. No llegaremos a ningún lado si seguimos asi[/i][/b]- suspiré rendida- [b][i]Bueno, supongo que me tocará enseñarte esto.[/i][/b]
Según dije esto hizo un gesto como para que pasase delante, invitándome a guiarle: -[b][i]Las damas primero[/i][/b]- dijo.
-[b]Asi me gusta[/b]- rei y lo adelanté para hacerle un pequeño croquis de dónde se encontraban las principales salas importantes. Es decir, dónde estaba la cafeteria, la biblioteca (aunque supongo que no la usará mucho) y demás lugares: entre ellos mi residencia, por supuesto.
A lo mejor el dia no habia sido tan malo, con ruido o sin él me di cuenta de que no habia perdido mis encantos. Aún estaba a tiempo de salvar a la vieja Sylver y renovarla en una mucho mejor.
¡Agárrate fuerte, que la Kawasaki no tiene cinturón de seguridad!
[spoiler]Benjamin controlado por su dueña, la maravillosa Laeryn[/spoiler]

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