[SIZE=2][align=center][b]Sarah Echolls | Mina[/b]
Tenía la lengua seca y el estómago me rugía pidiendo comida. Ni siquiera una Cazadora podía escapar a eso. Si no encontraba pronto agua empezaría a notar los efectos y poco después, moriría, si no comía pronto… no me moriría pero eso era un incordio porque notaba por primera vez en mi vida, la sensación de hambre que no ese gusanillo que sientes en el estómago cuando hueles la comida que te vas a comer. Ya no sólo debía procurar que January no me matase o peor aún, me transformase en una de las de su especie, si no que el tiempo corría en mi contra e iba más rápido que yo.
Centré todos mis esfuerzos en correr a la par que pensaba en el hambre que tenía y en la sed que padecía. Posiblemente no fuera lo más inteligente, pero si dejaba volar mi imaginación acabaría pensando en cómo jamás volvería a ver a mi hermana que seguramente había sido atacada por una buena amiga que a su vez podía haber matado a alguien más. ¿Y si había acabado con Daniel? ¿Sentiría una ira tan ciega dentro de mí que tendría que matarla? ¿Volvería a hablarle con normalidad sabiendo que es una asesina? ¿Pesaría más el cariño que le tengo a una chica que casi no conozco de nada o la muerte de mi hermana? Demasiadas preguntas sin respuesta. Demasiadas respuestas que me llevaban a hacerme aún más preguntas. Y ni siquiera tenía a McLeod para que me dijese qué era lo correcto porque también podía haber muerto víctima de January.
Apreté los puños con rabia y corrí un poco más rápido. Si January había matado a alguien más me vería en la obligación de matarla…si es que podía. Por más que hubiese aceptado mi legado había cosas que no estaba dispuesta a aceptar y ésta era una de ellas. Una chica de veinte años no puede decidir tras perder a su hermana qué hacer con su asesina por mucho que la otra alegase enajenación mental mensual. Era tanto el dolor que sentía en esos momentos que la ira, la desesperación y las ansias de venganza se estaban apoderando de mí.
Miré al techo de la mina esperando una iluminación, una señal, un algo que me dijese que todo iba a estar bien. Que no me obligarían a decidir entre mi hermana y mi amiga porque la respuesta era evidente y si había alguien más herido estaba segura de que no podría controlarme. Nunca había creído en los poderes superiores, pero ahora que sabía que existían los Grandes Poderes les exigía que me diesen una respuesta para que no me fuese contra January y acabase de una vez por todas con todo.
Dejé escapar un grito sordo intentando liberarme de este dolor que me oprimía el pecho y golpeé un par de veces la pared de la mina con tanta fuerza que me hice sangre en los nudillos. El lobo me encontraría y me descuartizaría, pero ya daba igual. January había matado a mi hermana. Eso era lo importante.
Reanudé la marcha hasta que tropecé con algo y caí de bruces contra el suelo. Me miré las palmas de las manos y vi que estaban un poco magulladas, pero nada comparado con mis nudillos que me ardían. Me acerqué apuntando con el casco en dirección al bulto, intentando saber qué era, pero en realidad no era qué si no quién.
Había encontrado mi señal, pero debía interpretar bien su significado.
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[QUOTE=Flashback: Unas semanas antes {Con McLeod}]
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Golpeé con la frente la mesa intentando comprender para qué quería escuchar otra vez los gritos de todas mis personas cercanas.
– [b]Esto es un aburrimiento[/b].- Me quejé.
– [b][i]Me lo agradecerás algún día[/i][/b]. – McLeod paró la grabación que estábamos escuchando. Cecil tenía la voz grave, así que sus gritos eran como los de un hipopótamo en celo que unidos a los graznidos de Diana y el equivalente a “gritar es de nenas” que era lo que hacía Dominic, me estaban provocando dolor de cabeza. Por suerte, esta vez no estaban aquí para que no me diese un ataque de risa cuando los veía gritando como las chicas de una película de miedo.
– [b]Espero que no[/b].- Admití.-[b] Eso significará que estoy a punto de palmarla o peor aún, que me están coaccionando y cualquiera de vosotros está a punto de palmarla.[/b]
-[b][i] Y tendrás la oportunidad de impedir todo eso[/b][/i]. – Discutir con McLeod era una pérdida de tiempo. Siempre intentaba hacerme razonar y eso me enfadaba mucho. Siempre había sido más divertido quejarse sin motivo.
– [b]Hasta el día en que no lo impida y en mi historia aparezca un THE END de esos como una casa[/b].- Suspiré.- [b]Tras él, seguramente se congelará la imagen al final con vosotros llorando y saldrán los títulos de crédito como en las pelis de los ochenta[/b].- Le miré esperando una mirada de reproche que nunca llegó.- [b]Ahora que lo pienso, me gustaría que sonase Girls Just Wanna Have Fun de Cyndi Lauper, sería bastante gracioso, ¿no crees? [/b]
-[b][i] Te aseguro que eso no pasará hasta dentro de mucho tiempo[/b][/i]. – Me recordó a Daniel y a todas las veces en las que me decía que jamás me pasaría nada porque estaría siempre ahí para protegerme.
– [b]En circunstancias normales, te creería[/b].
– [b][i]Sabes muy bien que lo digo teniendo en cuenta todos los factores[/i][/b]. – le Se sentó a mi lado. – [b][i]No creas que te librarás de nosotros tan fácilmente. Tengo que comprobar si Daniel es igual de tímido con sus hijos que con el resto del mundo excepto tú.[/i][/b]
Me palpé las mejillas por si estaban coloradas y en efecto, lo estaban. –[b] La vida de las cazadoras es demasiado corta como para tener hijos…si es que te refieres a eso.[/b]
– [b][i]Vas a ser la excepción que confirma la regla[/b][/i]. – Me sonrió.
-[b]No creo[/b].- Agaché la cabeza. Me avergonzaba mostrarme tan vulnerable.- [b]No es justo para Daniel que seamos…ESO[/b].- Titubeé.- [b]Ni para Cecil que sea su amiga, ni para ti, ni para Ed, ni para mi madre…[/b]- Tomé aire para no derrumbarme.- [b]Me iré al Tibet a ver si allí nadie me hace caso y puedo morirme sin que nadie me llore.[/b]
– [b][i]Escúchame Sarah[/i][/b]. Notaba sus ojos clavados en mi nuca por lo que levanté la vista para mirarle. – [b][i]Tuve y siempre tendré conflictos morales respecto a ser tu Vigilante, pero si sigo adelante es porque me di cuenta de una cosa, en parte gracias a Daniel. Te entreno con todos mis recursos para que salgas adelante de todo a lo que te enfrentes y puedas tener una vida, así que no te dejaré tirarla por la borda.[/b][/i]
– [b]La cuestión está en que no depende de mí[/b].- Le miré fijamente.- [b]Ni tampoco de ti[/b].- Hice una pausa intentando encontrar las palabras adecuadas.-[b] ¿Crees que cuando tenga cincuenta años estaré en condiciones de seguir matando vampiros? No estoy segura de que aguantaré este ritmo hasta los treinta, imagínate veinte años más después de eso[/b].- Hice una pausa por si él quería decir algo.- [b]La muerte es horrible, me asusta y te aseguro que si pudiera la eliminaría de la existencia, pero esto, como me dijo una vez Gillian, empieza y acaba con alguien muriendo.[/b]
-[b][i] Estás resumiendo la vida[/b][/i]. – Admitió con franqueza. Daniel siempre decía que éramos demasiados como para no salir victoriosos, pero me costaba creerle. – [b][i]No estás sola en esto, cuando sea demasiado para nosotros, pasaremos el testigo.[/b][/i]
– [b]Quería hacer tantas cosas…[/b]- Intenté pensar en cosas alegres para no derrumbarme, pero era demasiado.- [b]Viajar, acabar la carrera, ver millones de películas, estar con Daniel…y me frustra saber que no podré hacerlo porque siempre tendré que…[/b][/SIZE]
[QUOTE=Flashback: Conversación entre Daniel y Liad. Casa de las Echolls]
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Me levanté de la cama sin ponerme las zapatillas. Caminaba prácticamente con los ojos cerrados porque sabía perfectamente dónde se encontraba mi objetivo: El baño del fondo del pasillo. Llevaba los brazos extendidos procurando no tirar ninguna antigüedad de la familia, pero no vigilé que el dedo meñique de mi pie izquierdo se aproximaba peligrosamente a la esquina de una mesita auxiliar que pude disfrutar en todo su esplendor cuando me golpeé contra ella.
– [b]¡Auuuuch![/b]- Grité. En realidad, dije algo peor que esto, pero la memoria es traicionera, ejem. Abrí los ojos y me llevé la mano a mi pobre pie. Mientras me lo acariciaba murmurando ‘sana, sana, culito de rana’ escuché una frase de una conversación que estaba sucediendo en el piso de abajo.
– [b][i]Si no tenemos una vida a la que volver cuando ganemos una batalla, ¿para qué luchamos?
[/b][/i]- Preguntó Daniel y no me quedé a esperar la respuesta. Tenía demasiado sueño y muchas ganas de ir al baño a hacer pis como para darle importancia a una frase a la que después si se la daría.[/SIZE]
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– [b][i] Todavía puedes hacer todo eso, no hace falta que te diga quienes estarán ahí, ya lo sabes. No te vamos a perder, pero no porque seas la Cazadora, ni la Elegida, eres de nuestra familia.[/b][/i]
– [b]Pero es que no quiero morirme[/b].- Me quejé asumiendo el papel de niña pequeña.- [b]¿Puedes hacer algo para impedirlo?[/b] – Bromeé.
– [b][i]Sí[/b][/i]. – Sentenció e hizo una de sus pausas. – [b][i]Y tú también.[/b][/i]
– [b]¿El qué?[/b] – Arqueé una ceja.
– [b][i]Intentarlo.[/b][/i]
– [b]No sé por qué le gustas a Diana[/b].- Le saqué la lengua.- [b]No se puede discutir contigo. Siempre llevas la razón y me frustras.[/b]
– [b][i]Pues Daniel y yo pasamos mucho tiempo juntos… [/b][/i]- Siguió entre risas.
– [b]¿Estás intentando que Daniel se transforme en ti? Porque da mucho miedo[/b].- Fingí que me daba repelús.
– [b][i]No, no…[/b][/i]- Aclaró. – [b][i]Que si no los libros contarían que estabas secretamente loca por mí y por eso estabas con él, o algo igual de retorcido.[/b][/i]
– [b]Si alguien nos shippea es que está enfermo[/b].- Puse cara de asco.-[b] Eres más mi padre que mi propio padre.[/b]
Hay cosas que se dicen pero no se piensan. Otras que se piensan y no se dicen. Y hay un tercer grupo que son las que piensas y querrías decir pero nunca te atreves a hacerlo. Ésta era una de las de ese tercer grupo. Se me había pasado tantas veces por la cabeza que cuando la dije me sentí…aliviada.
– [b][i]Gracias, Sarah, significa mucho[/b][/i]. – Respondió tras unos segundos.- [b][i]Soy un padre orgulloso entonces.[/b][/i].- De nuevo me noté las mejillas coloradas.
– [b]¿Por…qué? [/b]–Pregunté con una sonrisa en los labios. Nunca nadie que no fuese mi madre o mi abuela me había dicho que estaba orgulloso de mí.
– [b][i]Porque sé que seguirás adelante y aprovecharás la vida. Porque haces día a día algo que no todo el mundo haría[/b][/i]. – Siguió. – [b][i]Y porque tú y Daniel…me daréis unos nietos guapísimos.[/b][/i]
– [b]Jo[/b].- Me limpié una lágrima que quería caerse de mi ojo.-[b] Qué viejo pareces cuando dices
eso[/b].- Le di un abrazo y me quedé así un poco, abrazada a él hasta que me separé.[b] ¿Eso convierte a Diana en abuela también? Porque no le gustará.[/b]- Él se echó a reír.-[b] Mira cómo no lo niegas[/b].- Le acusé.
– [b][i]Soy una tumba[/b][/i]. – Después, aclaró. – [b][i]Aunque quizá no sea el mejor momento para decirlo…[/b][/i] – Hizo una mueca. – [b][i]Creo que paso demasiado tiempo con tu hermana, se me está pegando el humor negro.[/b][/i]
– [b]A ella sigue pareciéndole poco.[/b]
-[b][i] Es mejor que no se junte con malas compañías como yo[/b][/i]. – Esbozó una sonrisa triste como de no creerse ni él lo que acababa de salir de su boca.
– [b]Pero yo me junto contigo y estoy sana y salva[/b].- Me reí.- [b]Además como mi padre que eres, tengo que velar por tu vida amorosa…y sexual[/b].- Puse cara de asco y pude ver cómo McLeod se sentía algo incómodo.
– [b][i]Mejor hablemos de otra cosa[/b][/i]. – Murmuré un gracias y él hizo un gesto con la mano para quitarle importancia a la par que se levantaba para encender la grabadora- [b][i]Con los de Cecil vamos bien, ¿pasamos a los de Ed?[/i][/b]
– [b]¿Podemos dejar los de Ed para el final? Es que me da mucha pena…pone esa carita de estar sufriendo y me dan ganas de adoptarle para que no llore más[/b].- Alcé el puño como si estuviera llorando de forma teatral.
Buscó en las cintas que tenía al lado de la vieja grabadora y enumeró. – [b][i]Daniel, Diana…ya están, Cecil y tu madre también, probemos con January.[/b][/i]
– [b]Por January sólo me preocuparía en luna llena[/b].- Bromeé.
– [b][i] Nunca se sabe[/b][/i]. – Puso la cinta en la grabadora y empezamos a oír a January. – [b][i]Hay que estar preparado para todo.[/b][/i][/SIZE]
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Mi señal era Cecil. Me acerqué hasta él poco a poco, deseando con todas mis fuerzas que estuviese bien pero en el fondo, sabía que no había nada más lejano a la realidad que eso.
– [b]¿Cecil? [/b]- Pregunté con un hilo de voz intentando alcanzar su mano para tomarle la temperatura.
– [b][i]No te preocupes por mí y corre, Sarah.[/b][/i]- Respondió con dificultad rehuyendo al contacto, quizás como medida de protección para no sentirse vulnerable.
Le examiné de lejos, como pude y vi que tenía una herida que le había desgarrado el abdomen haciendo que tuviese que él se hubiera cortado la camiseta que llevaba para usarla a modo de venda y así no morir desangrado o lo que era peor, con las entrañas fuera.
– [b]No[/b].- Negué con la cabeza al darme cuenta de su estado.- [b]¿Puedes…puedes agarrarte a mí?[/b]
– [b][i]No[/b][/i]. – Admitió con pesar. – [b][i]Hazme caso, de verdad. Sólo la maldición se romperá si te mata, Sarah. No sé quién más quedará vivo, pero tienes que salir de aquí, eres más importante de lo que te imaginas.[/b][/i]
Tuve que dejar la posición que tenía (en cuclillas) y sentarme en el suelo para digerirlo. January no sólo había asesinado a Diana, si no que había atacado a Cecil dejándole malherido. Inspiré y expiré varias veces en un intento de asimilar lo que estaba pasando, pero la palabra CULPA no dejaba de resonar en mi cabeza.
-[b] ¿Quieres decir que todo esto es culpa mía? [/b]- Resumí mis pensamientos en una frase.
-[b][i] No, no es culpa tuya, es del demonio[/b][/i]. – Se movió con dificultad.
– [b]No puedo dejarte aquí a ti también[/b].- Apoyé la cabeza contra la pared.- [b]Déjame que te lleve conmigo. Saldremos de ésta, te lo prometo.[/b]
Nos quedamos unos segundos en silencio, mirándonos. Era consciente de que no saldríamos de aquí, pero tenía que intentarlo, no podía dejarle esperando a que January viniese a terminar su trabajo.
– [b][i]No puedo moverme[/b][/i].- Hizo una pausa para tomar aliento. Cada frase le costaba un mundo.- [b][i]Te intentaré ganar algo de tiempo, tú solo preocúpate por salir, ¿vale[/b][/i]
– [b]No…[/b]- Noté cómo las lágrimas me caían y el nudo en el pecho se me hacía más y más grande, pero me las limpié. Me negaba a que me viese así.-[b] Primero Diana, ahora tú…necesito parar esto.[/b]
– [b][i]Si mueres, la maldición se rompe.[/b][/i]- Sonrió intentando animarme y le devolví la sonrisa.
Ambas mucho más tristes de lo habitual. – [b][i]Tienes que vivir, es la primera regla de la cazadora, ¿recuerdas? No mueras.[/b][/i]
– [b]Pero si muero la maldición se rompe[/b].- Suspiré. Tenía que morir por todos. Me aterraba, pero no permitiría que ese miedo me impidiese hacer lo que debía. Ya no podía centrarme en la ira ciega, ni intentar negociar, tampoco me servía de nada culparme, ni siquiera echarme a llorar. La muerte me esperaba sin florituras, sin una escena en la que me despidiese de todos como en las películas. Simplemente iría, lucharía un poco para no quedar como una blanda y January, mi amiga, me despedazaría. Deseaba con todas mis fuerzas tener el valor de por una vez, hacer lo incorrecto, de desgarrarle luchar a vida o muerte contra ella y salir victoriosa, pero no podía. Cecil me había dicho que era todo culpa de un demonio. No podía pagarlo con ella. -[b] Eso es lo que cuenta.[/b]
-[b][i] No, tonta. La muerte de uno puede salvar a muchos, y la tuya no, de ninguna manera.
[/b][/i]-Ambos sabíamos que no tenía razón. La maldición acababa conmigo muriendo. Mi maldición personal (ser cazadora) acababa conmigo muriendo. Cuando mi corazón se parase definitivamente encontrarían a otra Elegida. Visto así sólo era un trámite, algo por lo que todos debíamos pasar. Morir consistía en no llorar, no pensar, no sufrir, no amar, no reír, no…existir. La idea me atraía mucho menos que a la autora de Crepúsculo que la definía como algo tranquilo, lo opuesto a la vida, pero no tenía elección. El lobo volvió a aullar y como si de una sirena se tratase, me puse en pie.
– [b]No tengo tiempo de discutir[/b].- Zanjé la cuestión y le miré.- [b]Intenta esconderte para que no te encuentre.[/b]
– [b][i]Ve[/b][/i]. – Me animó sonriendo. – [b][i]Me esconderé, no te preocupes por mí.[/b][/i]
– [b]Cuídate[/b].- Le sonreí y deseé darle un abrazo, pero no era capaz de reunir el valor suficiente para hacerlo. Darle un abrazo significaba no volver a vernos y era incapaz de despedirme de otra persona ese día.
– [b][i]Me debes una sesión de cine cuando salgamos de esto, ¿eh? [/b][/i]- Bromeó haciéndome sonreír y yo le tiré el casco que aún estaba encendido para que no se quedase a oscuras.
-[b] Las que quieras[/b].- Me di la vuelta con lágrimas en los ojos. Mentíamos. Sabíamos que no volveríamos a vernos. Él era consciente de que moriría desangrado y yo destrozada por un licántropo furioso.
Eché a correr en dirección a January hasta que nos encontramos. Me quedé a unos pasos de ella mirándola fijamente. Intentando encontrar algo de humanidad en su forma lupina, pero no la encontré. Ahí no había nadie y si lo había no estaba dispuesto a escucharme. La miré a los ojos por última vez y cerré los míos. Al final, ni siquiera era capaz de luchar. Era Sarah Echolls la blandengue, pero siempre es más fácil pensar que actuar.
Una ola de calidez me invadió. Pensé en Daniel y me imaginé que estaba a mi lado, dándome la mano y que al otro estaba Diana, seguida de McLeod que le daba la mano a Ed que a su vez se la daba a mi madre y que al lado de Daniel estaban Cecil y Liad también dados de la mano. Y en una esquina, no muy lejos, Dominic nos miraba a todos pensando que éramos una panda de nenas asustadas. Sonreí. Y en mi mente les dije te quiero, besé a Daniel y esperé a que January me descuartizase.
Pero no ocurrió nada.
Esperé un poco más y tampoco.
Abrí los ojos esperando encontrarme mi cuerpo destrozado en el suelo, pero me encontré a todos en la misma posición que me los había imaginado. Daniel estaba a mi lado sonriendo, igual que McLeod, Ed, Diana,Liad, Cecil y mi madre, también estaba Dominic que saludó al estilo militar como si fuera su superior. Sonreí y Daniel me hizo un gesto con la cabeza para que mirase al frente donde debería estar el licántropo, pero estaba Jan volviendo a su forma humana, completamente desnuda. Diana miró a los chicos para que se tapasen los ojos (menos Dominic que miraba de reojo) y yo corrí hasta ella, me quité la sudadera y se la puse encima. La abracé con fuerza pidiéndole perdón mentalmente, porque no me salían las palabras, por todo lo que había pensando hacerle. Los demás se acercaron sonriéndome y empezaron a desdibujarse. Después, todo se volvió blanco.
[align=center]***[/align]
Me despertó el sonido de un pájaro que cantaba una melodía preciosa y me quedé unos segundos con los ojos cerrados, disfrutando del olor a hierba y de la paz que había en el ambiente. Era feliz.
[align=center][i]Entonces ya no tienes miedo, eres completamente libre.[/i]( V de Vendetta, 2003)[/align][/SIZE]
[spoiler]Siento que sea largo como un día sin pan. Ojalá os guste ^^
Cada personaje controlado por su dueño a excepción de January que estuvo supervisada por Dracon por razones obvias.[/spoiler]
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