[align=center][b][font= Bookman Old Style][SIZE=5]Diarios de Destino | Reino del Miedo[/SIZE][/font][/b]
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Benjamin McBeth[/b][/SIZE][/font]
Ben había utilizado sus fuerzas para salir a flote de nuevo y respirar el frío aire, pero aún quedaba la peor parte, volver a suelo firme sin que las placas le hiciesen caer.
Llevó la ahora blanquecina mano al hielo y trató de hacer la mínima fuerza posible para que la placa resistiese. Intentó apoyarse en ella e incorporarse poco a poco pero cuando casi estaba fuera, el hielo volvió a partirse y él cayó de nuevo al agua.
Movió las manos intentando aferrarse a algo para no hundirse, pero su mano no daba con ningún saliente y pronto el hielo volvería a encerrarle. Parecía que todo volvía a estar como antes, pero una férrea fuerza agarró su muñeca y tiró de él hacia arriba y lo sacó.
Mientras boqueaba intentando recuperar el aliento, sentía como lo arrastraban, hasta que sintió bajo su cuerpo el tacto de la tierra. Abrió los ojos y vio frente a sí dos figuras muy conocidas. Necesitó despejarse un poco para que su vista se aclarase y comprobar que estaba en lo cierto, frente a él estaba su hermana Adria, acompañada de Leoh.
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Bueno Lae ya sabes para Leoh y Adria nos tienes a Stefy y a mí xD
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Cecil Anwalt[/b][/SIZE][/font]
Cecil salió de su habitación tratando de centrar su mente, tratando de recordar que le había pasado, que había pasado con todos para llegar a esto. Algo raro había pasado.
Mientras caminaba por el largo pasillo, escuchó unas risas y ruidos provenientes del piso de abajo y de las escaleras que estaban a unos pasos de él surgió una conocida figura enfundada en un vestido de fiesta. Al verle sonrió y se acercó:
– [b]¡Cecil! Ya era hora.[/b] – exclamó acercándose y dándole un abrazo. Después miró le miró fijamente y añadió. – [b]Ha sido esa vieja bruja ¿no? Ven, vamos abajo, te están esperando.[/b] – le cogió de la muñeca con una extraordinaria fuerza y bajaron las escaleras.
Una vez abajo, lo condujo hasta una habitación, dónde había varias personas conocidas reunidas. Todos esbozaron una sonrisa al verle a lo que siguió el sonido de la puerta al cerrarse.
– [b]Nos alegra tenerte de vuelta. Gracias por encontrarle, Liz[/b] – dijo uno de ellos saliendo de las sombras. Su cara tenía el ceño arrugado, y unos prominentes colmillos salían de su boca. Luego estaban sus ojos, eran lo menos humano que había visto. Se fijo en las caras de los demás y vio como se habían vuelto todas así, y todos esos ojos inhumanos lo miraban expectante.
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– Para mover a los vampiros aquí nos tienes ^^
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Christopher McLeod[/b][/SIZE][/font]
Desde su salida del cementerio, sólo encontró en su mente un lugar al que volver, un lugar en el que reflexionar e intentar arreglarlo todo, ése lugar era su casa, en el que estaría sólo como siempre.
Después de caminar durante varios minutos, llegó a la ciudad y vio los estragos del tiempo que se había perdido, Moondale estaba irreconocible. Al principio apenas lo había percibido, solo se notaba a la gente un poco más apresurada de lo normal, pero ahora que había llegado la noche la gente había desaparecido completamente y los pocos rezagados corrían hacia sus casas.
Decidió no arriesgarse demasiado y apuró el paso hasta que llegó a su casa. Por fuera el aspecto parecía el de siempre, salvo el jardín que se veía descuidado. Sacó las llaves de su bolsillo y entró. Lo que había dentro, no se lo esperaba.
Cerró la puerta y dejó la chaqueta en el perchero. Se detuvo en seco para observar la que debía ser su casa, perfectamente ordenada y medianamente limpia. Así solía ser, ahora sin embargo se podía ver una bata tirada encima del sofá, un montón de vasos usados encima de la mesa de café, algunas botellas por el suelo, que también tenía manchas en varias partes y pilas de periódicos en una esquina. Avanzó hasta la cocina y pudo ver más de veinte botellas de alcohol dispersas en la meseta, listas para él y sus ganas que iban en aumento descontroladamente.
[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Daniel Arkkan[/b][/SIZE][/font]
Daniel salió por la puerta principal y esquivó a los guardias que había en la puerta, aprovechando un par de cajas situadas junto al muro para saltarlo.
Caminó durante varios minutos, dando gracias a que en esa parte de las afueras no hubiese demasiada gente que pudiese verle con ese aspecto, no sabía que pinta tendría su cara, pero con la ropa blanca inconfundible del manicomio, la camisa de fuerza desabrochada y seguramente con algunos guardias siguiendo mis pasos.
No obstante esa sensación de alivio pronto se convirtió en pesar, cuando llegó a la ciudad y comprobó que estaba desolada. No se veía a nadie en las calles y los coches estaban tirados de cualquier forma.
Los rastros de esperanza se estaban yendo con las últimas luces del día.
[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Diana Echolls[/b][/SIZE][/font]
Diana siguió golpeando el cristal con la esperanza de que alguien, en algún remoto lugar la escuchase, pero también para evitar la desesperación que le sobrevendría si se quedaba tirada sin hacer nada, rindiéndose a lo que le tuviesen deparado.
La música continuaba sonando, dando un lúgubre ambiente al vacío metro. O al menos parecía vacío, Diana no tardó en comprobar lo contrario.
– [b]Señora, ¿tiene algo para comer?[/b] – preguntó de pronto una voz infantil, haciendo que Diana se girase con el corazón acelerado. Frente a ella tenía a un niño con aspecto de desnutrido, se le veían bien marcados los pómulos y los huesos del cuello. Su piel tenía un aspecto mortecino. Iba vestido con una gorra, una camiseta, unos pantalones y una chaqueta muy fina y sencilla, o al menos sencilla para su época, porque quedaba claro por toda su ropa que ése niño no era de esta época, sino más bien del siglo XIX.
Al otro lado, en el vagón contiguo, un montón de figuras se movían de un lado para otro, y todas parecían sacadas de un grotesco cuadro del purgatorio. Eran almas perdidas, lamentándose durante toda la eternidad.
[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Dominic Williams[/b][/SIZE][/font]
El móvil continuo sonando mientras Dominic abatido no encontraba las fuerzas para moverse. A través de los árboles que lo rodeaban se empezaban a ver unas luces anaranjadas que se movían, junto a un susurro de voces.
Dominic giró la vista y observó las luces, sin duda eran antorchas, agudizó un poco el oído y escuchó una voz que sobresalía encima de las demás.
– [b]El licántropo ha escapado por aquí, rápido.[/b] – gritaba la voz. La muchedumbre parecía lista para un linchamiento, o para morir a manos del licántropo, que podía ser cualquiera, incluso January o Ann. Dominic se puso en pie, dejando en el suelo las cenizas de su madre mezcladas con sus propias lágrimas y se internó en el bosque para dar por sí mismo con el licántropo.
Cuando avanzó lo suficiente, internándose en el oscuro bosque sólo iluminado por la tenue luz de la luna, se detuvo, intentando decidir por donde debía seguir. Pero antes de tomar una decisión, una voz femenina sonó a sus espaldas.
– [b]¿Buscas a ese cachorrito?[/b] – Preguntó la voz haciendo que se girase, pero antes de verla, añadió. – [b]Pensé que buscarías antes a tu hermanita. ¿O ya te has olvidado de mí?[/b] – No necesitó verla para saber que era ella, incluso por la voz ya la había reconocido. De no haber sido por esas dos cosas, le habría costado reconocer a su hermana, con los colmillos brillando a la luz de la luna.
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– Alph ya sabes, para su hermana, nos tienes a nosotros.
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Edward MacLay[/b][/SIZE][/font]
Ed continuó caminando, sin saber muy bien que rumbo tomar, con la esperanza de salvar a alguien o morir en el intento, o ambas, así al menos se reuniría con ellos de nuevo, y esta vez soñaría para siempre.
Cuando se dio cuenta de lo cerca que estaba de un lugar que recordaba muy bien, se dirigió allí una última vez antes de que su destino se decidiese. Unos pocos minutos después llegó a un cementerio, aunque para él era el cementerio. Se detuvo frente a una hilera de tumbas.
En la que tenía frente a él, la inscripción rezaba “Diana Echolls, siempre luchando. Venció a la muerte riendo con su último aliento.” Al lado de ésta, había una un poco mayor en la que se podían leer los nombres de Daniel Arkkan y Sarah Echolls, y un epitafio: “Juntos hasta después de la muerte”, en la tumba del otro lado se podía leer el nombre de Christopher McLeod y grabado en la piedra “Aún sigue vigilando y cuidando de nosotros”. A los lados de estas tres tumbas se sumaban los nombres de January Allard, Cecil Anwalt, Suzanne Sommerville, Dominic Williams…
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– Alph si necesitas algo más para el post dímelo y ya sabes que tengo algunas ideas.
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]January Allard[/b][/SIZE][/font]
– [b]El licántropo ha escapado por aquí, rápido.[/b] – gritó una voz haciendo que Jan detuviese su carrera. La voz parecía estar cerca, demasiado cerca. Era demasiada casualidad que estuviesen persiguiendo a un licántropo y ella hubiese aparecido desnuda en el bosque sin recordar lo que le había pasado.
Continuó corriendo, tratando de alejarse del murmullo. Llegado un rato se internó en el bosque y se hizo el silencio, un silencio antinatural. Pronto quedó clara la razón, cuando empezó a escuchar un “chac chac chac” que cada vez se hacía más fuerte, y cada vez estaba más cerca.
Se quedó observando para ver de dónde provenía el sonido y pronto la causa se mostró ante sus ojos. Unos metros frente a ella, saliendo de entre dos árboles, había una criatura con la forma de una araña del tamaño de un perro. Cuando salió de la sombra de los árboles y la luz de la luna bañó su cuerpo, pudo ver que no era de “carne y hueso” sino que su superficie reflejaba la luz y sus patas chasqueaban la tierra como si se clavasen en ella, parecía hecha de porcelana negra.
Los chasquidos aumentaron en número y de entre los árboles empezaron a salir decenas de ellas, todas en la misma dirección. En dirección a ella.
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– Si necesitas algo ya sabes, ánimo con los escrales.
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Liad[/b][/SIZE][/font]
La Iniciativa estaba en la oscuridad más absoluta, sólo iluminada tenuemente por la maquinaria que aún continuaba en funcionamiento dentro de las habitaciones, haciendo que el ruido de sus ventiladores fuese lo único que se escuchase en todo el lugar.
Hasta que Liad escuchó un horrible ruido en el pasillo a sus espaldas. No necesitaba haberlo escuchado antes para saber que no era nada bueno y que debía temer, porque sonaba a carne desgarrándose.
Corrió en dirección contraria intentando no hacer ruido, pero con la oscuridad no veía donde ponía los pies y tropezó, cayendo al suelo. Se levantó con cuidado y pudo escuchar que el ruido ya había cesado. Continuó moviéndose, porque lo que quiera que hubiera estado haciendo ese ruido podía haberle escuchado y haber ido en su busca. El corazón le latía acelerado, por la carrera y por el miedo, pero lo que escuchó a continuación hizo que se le acelerase aún más.
– [b]Corre pequeño, corre. Cuanto más corras más sabrosa estará tu piel.[/b] – dijo una horrible voz al fondo del pasillo. Lo siguiente que escuchó fueron sus pasos acercándose.
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– Eitan para mover al bicho ya sabes xD
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Sarah Echolls[/b][/SIZE][/font]
– [b]¿Tantas ganas tienes por vivir?[/b] – retumbó la voz de la muerte. – [b]Así sea entonces.[/b] – tronó de nuevo. Sarah sólo tuvo tiempo de ver como la oscuridad que la formaba se dirigía ahora hacia ella y la engullía.
Durante varios minutos sólo vio oscuridad, como si estuviese perdida en el limbo por haber enfadado a la muerte. No percibía nada por ninguno de sus sentidos, hasta que de pronto sus dedos tocaron una superficie blanda a la vez que todo su cuerpo.
Seguía sin ver nada, así que usó sus manos para palpar a su alrededor, las esquinas, la parte mullida, ella misma, y al final le quedó claro a dónde la había llevado la muerte. La había devuelto a la vida, pero tal y cómo estaba en ese momento, dentro del ataúd.
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He decidido dejarlo en este punto así que las otras cosas que deben pasar en el post te las digo a ti. Te quiero muajaja
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Silver Wolfe[/b][/SIZE][/font]
Mientras Silver corría, el lastimero gemido seguía escuchándose y ahora se le había unido el sonido de unos pies arrastrándose.
Dobló la siguiente esquina buscando un lugar en el que esconderse, pero se topó de bruces con aquello que producía el quejidos. Unos metros al frente había una persona, o al menos eso parecía al principio, porque si te fijabas podía verse su ropa hecha jirones y llena de sangre, o su cara extremadamente delgada y pálida, en la que faltaban trozos.
Silver dio la vuelta con el miedo en el cuerpo y echó a correr, pero aquel ser ya la había detectado y comenzó a correr arrastrando los pies como podía. Cuando Silver volvió a la calle por donde había venido tuvo que detenerse en seco, al menos media docena de otros tantos como la que acababa de ver estaban a unos metros frente a ella. Todos habían sentido la carne fresca e iban ansiosos a por ella.
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– Bueno Dave, que no maten a Silver, del resto me encargo yo en la siguiente XD
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[b][font=Bookman Old Style][SIZE=4]Suzanne Sommerville[/b][/SIZE][/font]
Ann corrió y corrió sin mirar a dónde, hasta que se encontró completamente internada en el bosque y escuchó una voz que la hizo detenerse.
[b]El licántropo ha escapado por aquí, rápido.[/b] – gritó la voz. A lo lejos vio la luz de varias antorchas, y venían hacia ella. Aunque no la habría hecho falta ver eso para saberlo, seguramente ese gato no sería lo primero que había matado esa noche y quizá tampoco lo último.
Continuó corriendo intentando esquivar la dirección en la que iba la multitud con las antorchas. Después de un rato el dolor de la pierna fue a más y la cojera hizo que se tropezase con una rama y cayese al suelo.
– [b]Estás algo torpe esta noche. Y algo desnuda.[/b] – dijo un voz conocida, demasiado conocida para ser real. La figura se puso frente a ella y le tendió la mano para incorporarse. La tomó y cuando estuvo frente a él pudo verlo bien sin que las sombras lo ocultasen, era Francis.
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– Para mover a Francis ya sabes ^^
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