Moondale

UN COLOR ENNEGRECIDO BASTANTE PREOCUPANTE

[align=center][SIZE=5][b]Cecil Anwalt | Casa [s]de los horrores[/s][/b][/SIZE]

brazo

Mis ojos habían dejado de funcionar. Por un momento, me sentí ciego, indefenso sin la capacidad de percibir lo que tenía cerca de mí. Todo, de buenas a primeras, había desaparecido.

Primero me había encontrado allí, encerrado entre las cuatro frías paredes del baño. La “mercancía” que los colmillitos me habían dicho estaba aquí, preparada para que fuera utilizada. Me había encerrado aquí, intentando ganar tiempo, intentando pensar alguna manera de poder salir más o menos ileso de la situación en la que me encontraba metido. Pero el miedo continuaba, estaba dentro de mí, como si fuera una infección que se extendía por momentos. Me impedía pensar con claridad, me hacía dudar de quién era yo o de lo que realmente pensaba. Antes, desde que me había despertado, desde que había discutido con mi madre, había tenido más o menos claro que esto no podía ser real, incluida la escena del salón, que parecía sacada de una peli de vampiros.

Pero siempre estaba la pregunta, la duda. Siempre había una desagradable voz que me decía lo contrario, que me equivocaba y lo que veía era verdad. Pero continuaba negándome a afirmar eso, aunque a veces titubease.

Todavía inseguro, sin saber qué hacer o decir, me levanté sobresaltado. Estaba en el baño, en el suelo. No entendía qué había ocurrido, no entendía porque, de buenas a primeras, me había visto tirado en los fríos azulejos. Me sentía lento, pesado, débil. Noté cómo mi brazo derecho me molestaba más de lo habitual, por lo que moví la cabeza para poder mirar mejor. Al ver lo que tenía delante, cerré los ojos con fuerza, estremeciéndome y notando como una corriente eléctrica me recorría el cuerpo por todos sus recovecos. Donde antes había tenido las horrendas heridas negras, ahora veía una gran aparentemente redondeada. Tanto esta como la piel a su alrededor se encontraba morada, aunque más bien tirando a un color ennegrecido bastante preocupante. Me molestaba, pero al mismo tiempo lo tenía como dormido, dándome cuenta únicamente que tenía un hilillo de sangre que bajaba por el brazo lentamente. En el suelo, no muy lejos, una jeringuilla estaba vacía, con unas gotas de sangre que debían de ser las mías. Intenté recurrir a mis fuerzas, intenté incorporarme, pero fallé. Como si me hubiesen drenado todas mis fuerzas, volví a caerme al suelo. El golpe que recibí no debió de ser excesivamente fuerte, aunque quizás sí, no lo sé. Porque con el simple hecho de volver a caer, todo volvió, una más, a ser negro.

Volví a abrir los ojos, viendo todo, esta vez, de otra perspectiva. Continuaba sintiéndome cansado, débil y con el brazo en un estado lamentable. Pero mi mente no conseguía evocar ninguna imagen, ningún pensamiento que me hiciese recordar lo que había ocurrido momentos antes.
¿Por qué estaba aquí? ¿Por qué estaba viviendo todo esto? ¿Qué es lo que he hecho y dejado de hacer para acabar de esta manera? Intentaba esforzarme, y no sólo por recordar. Intentaba continuar, intentaba dejar atrás todo el mal que había visto desde hace poco en plan resumen. No era perfecto, nadie era perfecto. Tampoco me arrepentía de muchas de las decisiones que había tomado en el pasado, pero en cierto modo esto era como morir, por tétrico que sonase.

Estaba viendo cosas, personas que en el pasado habían sido importantes para mí, o que aún seguían siéndolo. No estaba seguro (por muy repetitivo que suene) de si todo esto era real o no, pero sí podía tener clara una cosa. Esto podría ser como una visión, un [i]algo[/i] que me está diciendo que quizás tenga que seguir otro camino, uno mejor, no muy alejado del que ahora mismo continuo pero sí que, de alguna manera, sea diferente.

Continué pensando, principalmente, por querer saber por qué tenía otra jeringa en la mano, esta vez llena, a diferencia de la otra que había visto. ¿Cómo había llegado hasta mí? ¿Alguien había entrado sin que ni siquiera yo me enterase (difícil, porque estoy en el paso de la puerta) para ponerla a mi disposición para uso y disfrute?

Moví la cabeza mirando hacia la puerta. Algo llamaba mi atención, algo había conseguido que me quitase de la cabeza durante unos segundos todas las preguntas que tenía. Un ruido fuerte, como si algo grande se rompiese o fuese golpeado con fuerza. Después, lo siguiente que mis pobres y débiles sentidos captaron fueron gritos.

No sabía qué era lo que ocurría allí fuera. ¿Los vampiros se habían impacientado? ¿Se habían cansado de los aperitivos que tenían allí y ahora me vendrían a buscar a mí, independientemente de si destrozaban la casa o no? Miedo. Simplemente con imaginarme aquella grotesca escena, con verme ahí, tendido en el suelo, muriéndome, sintiendo como sus fuertes brazos me impedían moverme, cómo sus colmillos se alimentaban de mis muñecas o de diferentes partes de mi cuello con ansia y deseo, con gula y fiereza, conseguían que, con todo el peso que llevaba encima, realmente no quisiese moverme. Acurrucarme junto a los fríos azulejos, intentando tranquilizarme o quizás esperando a que todo terminase era lo que me hubiese gustado hacer.

– [i]No te rindas.[/i]

¿Quién había hablado? ¿De quién había sido esa voz? Miré a mi alrededor, esperanzado de que la puerta continuase cerrada y que alguien que supiese la verdad viniese a por mí. Pero no, nadie vendría, nadie me ayudaría. Estaba lejos, sólo, apenas sin poder moverme y mucho menos luchar. Pero no sería el fin, las personas sacamos fuerzas cuando no las tenemos de cualquier sitio y era lo que debía hacer. No estaba seguro de si lo conseguiría, pero no me quedaría aquí metido, como si fuera un niño pequeño temeroso de los monstruos de debajo de la cama.

Me levanté, ignorando el cansancio o el dolor. Ayudé a mi brazo dolorido con el otro, procurando evitar la herida tan desagradable que portaba con desagrado. Dejé el baño atrás, caminando lentamente, titubeando a cada paso que daba. La pared era de gran ayuda para apoyarme mientras que tanteaba con cuidado todo aquello que tendría delante.

No tuve que acercarme mucho más al salón para saber que se estaba librando una pelea dentro de él. Incluso en el mismo pasillo había destrozos, trozos de muebles o incluso de la puerta que se habían roto en aquella lucha que todavía desconocía. Un cuerpo voló contra la pared, convirtiéndose en cenizas mientras impactaba contra esta. Me acerqué un poco más, intentando mirar qué es lo que ocurría, hasta que por supuesto, lo vi. Una chica de cabello rubio estaba luchando contra todos los vampiros que una vez, se habían asentado allí. Su pequeña estatura y su característica forma de moverse eran propias de Sarah, la cazadora que desde hacía no mucho había conocido. Aunque percibí que no se movía exactamente como ella, principalmente porque la veía luchar de una forma distinta a la que solía estar acostumbrado. Aunque no tuviese tantos como conocimientos como Mcleod, no veía técnica ni mucho menos la disciplina que había visto portar a Sarah. Sólo había una cazadora luchando con todo lo que tenía a su alrededor, sin importarle el cómo hacerlo, simplemente buscando un resultado. Que ellos muriesen y ella pudiese seguir repartiendo caña.

Utilizaba la pared para saltar e impulsarse, ganando fuerza en las patadas que les propinaba. También usaba los propios muebles a modo de obstáculo, de objeto arrojadizo. Después de un buen rato de convertirlos en papilla no-humana, de chocar sus cabezas a modo de juego o de actos similares que podría considerarse como una lucha muy, muy violenta, comenzó a clavar su estaca con rapidez en la mayoría de ellos, sin tener una pizquita de la chica que había conocido en la celda contigua.

[QUOTE][color=black][i][u]Flashback Primeras palabras entre Sarah y Cecil (1×01 – Company Business)[/i][/u]

– [b][i]Puede que sea un tanto extraño que alguien al otro lado de una pared te hable. De hecho, lo es, pero… ¿Cómo estás? No te he visto con buena cara y… creo que aunque sea un poco, deberíamos de arroparnos con lo que tenemos los unos a los otros, ¿no? [/i][/b]

– [b]Bueno… Todo lo bien que puedo estar, ¿y tú?[/b]

– [b][i]Todo lo bien que puedo estar. Aquí, tumbadito con mi pijama blanco en el suelo. Quiero que se ensucie y sea negro. Estoy empezando a odiar el blanco… Me llamo Cecil.[/i][/b]

– [b]Y yo Sarah.[/i]

[i][u]Fin del Flashback[/i][/u][/color][/QUOTE]

No podía ser esa, no podía ser la persona que había conocido. La enana que poseía en su interior un potencial inimaginable, la que me había hablado preocupada, triste e impotente por no poder hacer nada, no por ayudar a su [i]Romeo[/i], el que también era uno de mis amigos más preciados.

[QUOTE][color=black]
[i][u]Flashback Trío Friki fotografiados! (1×03 – Bad Dreams)[/i][/u]

– [b][i]Qué entusiasmados se os ve ahora mismo, estáis para una foto los dos.[/i][/b] – había dicho al ver los rostros de Ed y Daniel tan entusiasmados. El primero se levantó, dirigiéndose hacia el que debía de ser su armario y se puso a buscar algo.

– [b]Todavía estoy acostumbrándome al gran grupo que somos ahora.[/b] – admitió Daniel. – [b]Me gusta esta sensación. [/b]

– [b][i]En vez de grupo parecemos una big family de esas. Lo único que nos falta es que nos compremos una casa entre todos. [/i][/b]– respondí, diciendo las cosas como en verdad las veía. Una gran familia, con sus cosas buenas, sus cosas malas, pero que estábamos allí cuando algún otro nos necesitaba.

– [b]Pues hagámoslo[/b]- dijo Ed. Parecía que había encontrado lo que estaba buscando, la cámara de fotos. – [b]Cecil ven tú también.[/b] – añadió. Tanto Daniel como yo nos levantamos, sonrientes.

– [b][i]¿Los tres a la vez? [/i][/b]– preguntó Cecil.

Una vez que Ed puso el disparador automático, comenzamos a sacarnos fotos. Al principio, en las tres o cuatro primeras, estábamos serios, “posando” por decirlo de alguna manera. Pero eso pronto se terminó, ya que nos pusimos a hacer monerías, poniendo muecas, simulando ser forzudos, muertos de risa… En definitiva, podría considerarse como un recuerdo sencillo, no excesivamente voluptuoso en el que se veía a tres amigos divirtiéndose, pasándoselo bien y disfrutando de la vida.

[i][u]Fin del Flashback[/i][/u][/color][/QUOTE]

Sonreí recordando esos pequeños momentos y aferrándome a ellos. No estaba seguro de si eso era real o si no, pero para mí lo era. Para mí tenía un significado mucho más importante que eso, fotos, palabras, risas. Y no dejaría que no fuese verdad, vaya que no.

– [b][i]Desde luego, esto tiene cada vez más pinta de realidad alternativa o de pesadilla realista. Yo un drogata y Sarah una slayer malota de esas que dan donde más duele.[/i][/b] – comenté para mí, aunque quizás demasiado fuerte.

– [b]¿Perdona?[/b] – me preguntó mientras le clavaba una estaca a Liz. Parecía una coña, porque antes parecía que yo era un hueso y ella el perro, mientras que ahora la rubia de bote (es decir, mi ex) se encontraba cogida del pelo en plan perrito. Sonreí, más aliviado por ver que ya no estaban que por otra cosa. Aunque bueno, quizás, con tanta fiesta salvaje, ella habría estado lo suficientemente entretenida como para escucharme, ¿no?

– [b][i]Nada.[/i][/b] – respondí, encogiéndome de hombros, sin saber muy bien qué decir. – [b][i]¿Qué haces aquí dentro, además de limpiar el salón de vampiros que querían comerme?[/i][/b]- parpadeé, intentando no parecer un maleducado. –[b][i]No es que no lo agradezca, pero nunca está de más preguntar después de todas las sorpresitas que he tenido últimamente.[/i][/b]

– [b]¿Te conozco de algo?[/b] – se acercó un poco, mirándome extrañada y sin poder evitar para mirar mi brazo demoniaco (porque brazo con herida monumental no me gusta cómo suena, la verdad).

Al ver el estado en el que me encontraba, alzó una ceja, asintiendo como si lo comprendiese todo. Vamos, ¿otra que va a pensar que me va el sado y que vampiros hambrientos se droguen con mi sangre?

– [b][i]Me temo que no.[/i][/b] – sonreí de forma leve, ocultando mi brazo como podía detrás del cuerpo.

– [b]Ya decía yo.[/b]- Se sacude el polvo del brazo y se atusa el pelo.- [b]Estás bien, ¿verdad?[/b] – Hace una pausa.- [b]No deberías juntarte con esta gente.[/b]

– [b][i]Por desgracia, me encerraron aquí y no pude hacer nada salvo esconderme. Los vampiros no son de mi agrado.[/i][/b]

Intentaba sonar lo más convincente posible, aunque seguramente, esa Sarah no me creería. La observaba de forma cautelosa, analizando sus movimientos y reacciones, para averiguar si realmente, estaría en peligro cerca de ella. Por supuesto, ella tampoco perdía el tiempo, ya que me miraba de forma recelosa, como si tuviese la cara de mentirla después de lo sucedido.

– [b]Ajá.[/b]- Asiente con la cabeza y mira al techo.- [b]Pues parecían tus amigos.[/b]

– [b][i]Tú lo has dicho.[/i][/b]- pausa. – [b][i]Parecían.[/i][/b]

Pasado, PA-SA-DO. Joder, que yo no metería a mis amigos dentro de un nido de vampiros gilipollas.

– [b]¿También parece que estás tan drogado que no sabes ni lo haces?[/b] – Dios… Esta no es Sarah. Esta muerde y mira de forma desafiante. ¿Acaso no tiene a un Mcleod para que la enseñe modales de caza vampiros?

– [b][i]Deberías guiarte por algo más que las apariencias.[/i][/b] – contesté, también desafiante, pero tranquilo. –[b][i]Si fuera un drogata, no habría salido aquí para hablarte como si tal cosa.[/i][/b]

– [b]Ya, claro.[/b]- suspiró.- [b]Por eso crees que me conoces.[/b]

– [b][i]¿Entonces me has escuchado entre tanta matanza Cazadora? ¿O prefieres que te llame Sarah Echolls?[/i][/b] – arquearía una ceja.

– [b]Procuro no escuchar a los amigos de los [i]lurks.[/i][/b]- Sonrisita de asco.

¿Otra vez esa sonrisa? Ya la había visto antes en un corto periodo de tiempo, quizás no eran exactamente iguales, pero dios santo, ¿acaso el mundo se ha vuelto loco de repente, soy el más buscado de los bandidos y nadie me quiere?

– [b][i]No entiendo que estoy haciendo aquí contigo si no es más real que una pesadilla.[/i][/b] – suspira. – [b][i]Quizás saliendo de aquí encuentre la respuesta. O la salida.[/i][/b]
– [b]Pues sal, a ver si tienes suerte. ¿Por qué no te vas a Moondale? Seguro que allí estarás como en casa.[/b]- arqueó una ceja.
– [b][i]Prefiero vivir en la vida real, por muy dura que pueda llegar a ser, que en una recreación del universo en el que vivo. [/i][/b]

Realidad o ficción. Sueño o pesadilla. A simple vista, decir esas palabras indica algo. Decirlas ahora, para mí, significa un algo y al lado, un “más”. Prefiero vivir en lo que yo considero mi mundo, mi realidad, que estar en cualquier otra. Prefiero tener mi vida, por muy dura que sea, por muchas cosas que he pasado y que SEGURO que pasaré, que estar en un sitio como este.

– [b]Eso me lo tomaré como que vas a dejar de meterte.[/b]- Hace una pausa. Desde luego, a este paso me veo en un anuncio diciendo “DROGAS NO” y una imagen de mi super brazo.- [b]Y deja de juntarte con…esto.[/b]- Haciendo referencia a la secta de vampiros drogatas y fumatas, que por supuesto, le dan a los chupitos humanos con condimentos añadidos.

– [b][i]¿Nada más vas a decir?[/i][/b] – pregunté mientras arqueaba una ceja, al igual que ella.

– [b]No.[/b]- Se encogió de hombros.- [b]Te he salvado el culo, tú deberías darme las gracias.[/b]

Vale Sarah alternativa, límpiate bien los oídos porque lo dije, dije que lo agradecía. ¿Es que esta no sabe escuchar?

– [b][i]¿Por qué viniste aquí?[/i][/b] – pregunté de forma tranquila, intentando no soltarle cuatro palabras bien lanzadas.- [b][i]¿Qué es lo que te hizo venir hasta aquí, hasta Moondale?[/i][/b]

– [b]¿Moondale?[/b]- me preguntó, mirándome como si estuviera loco.- [b]¿Crees que ESTO es Moondale?[/b]- bufó. No, si solo falta que empiece a arañarme con las uñas, en plan gatito.- [b]Estamos en Londres, Inglaterra, Europa, Planeta Tierra, Vía Láctea, Universo.[/b]- otra vez me lanzó su mirada de desafío. Desde luego, después de esto, no volveré a mirar a Sarah de la misma manera. Bueno, qué demonios, ¡si esta no es ella!

– [b][i]Tú fuiste la que nombró Moondale en primer lugar, no yo.[/i][/b] – contesté mientras sonreía.

– [b]Porque alguien como tú encajaría muy bien en Moondale.[/b]- me sonrió con malicia.

– [b][i]Desde luego.[/i][/b] – asentí sin dejar de sonreír. – [b][i]Aunque es un lugar donde encajan mucho mejor los demonios, ¿verdad?[/i][/b]

– [b]A estas alturas, ni los demonios se atreven a pisarlo.[/b]- me dijo sin ni siquiera mirarme a la cara.- [b]Pero a los lurks les encantará dejarte seco.[/b]

Los cambios cada vez eran más grandes, pero esto era monumental. No es que Moondale fuese el paraíso, pudiendo pasear por la calle dando saltitos y gritando “cómeme” sin temor a que te aparezca algo de un arbusto y te muerda en el culo.

– [b][i]Moondale como paraíso demoniaco, ¿no?[/i][/b] – comenté, con un toque amargo en la voz.

– [b]Si el paraíso existe, sea como sea, no está cerca de Moondale.[/b] – Y no tiene sentido del humor esta Sarah, ¿dónde se han metido sus comentarios de cazadora? ¿En la basura, junto a las cenizas de los vampiros?

– [b][i]Y tú lo sabes bien, ¿no?[/i][/b] – esta vez serio, añadí. Luego, la miré a los ojos, aunque todavía sin moverme. – [b][i]No entiendo cómo te has podido convertir en este tipo de Cazadora. Tú no eres así, pero bueno. Aquí nada es como debería ser.[/i][/b]

– [b]No sé de qué me conoces, pero estoy bastante ocupada como para escuchar lo que ocurre «en tu mundo».[/b]- Gesto de las comillas con los dedos. Dios, esta se merece una buena zurra, de verdad.

– [b][i]Lo mismo digo. [/i][/b] – terminé de añadir. – [b][i]Lo mismo digo…[/i][/b]

Se marchó de la casa de la misma manera que había entrado y en cierta manera, me alegré. Al igual que había ocurrido con mi madre o los que en un pasado habían sido mis amigos, ella no era como la verdadera. No era como la persona que recordaba, que reía, que se sonrojaba, que era feliz con tener a todos aquellos que quería a su alrededor o que sus ojos y su rostro cambiaban y se iluminaban al ver a Daniel.

Prefería marcharme, pero también que se marchase ella. No quería ver a nadie, no quería tener a nadie cerca y conseguir que, con sus gestos o palabras envenenadas, los buenos momentos y recuerdos se esfumasen para siempre.

Miré el caos que había a mi alrededor y decidí que era hora de moverme también. No estaba seguro de lo que sucedería después, aunque una cosa tenía clara. Habiendo pasado ya todo esto, habiendo soportado penalidades y momentos tan poco deseables, aguantaría. No sabía cuánto aguantaría ni cómo lo haría, pero esa era la cuestión. Que quería hacerlo.

[spoiler]La Sarah!alternativa fue manejada por Stefy, asi que las felicitaciones a ella xD Por otr lado, los flashback consideradlos como… cosas que recuerda Cecil. Y por supuesto, cada personaje (Sarah, Daniel y Ed) fue manejado por su legitimo dueño (Stefy, Dracon y Alph). Espero que os guste ^^[/spoiler]

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