[align=center][b][SIZE=3]Daniel Arkkan. El Refugio. Subterraneo 1[/SIZE][/b]
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Mientras caminaba por el pasillo del subterráneo uno me sentí como si caminase por la milla verde, cada paso que daba era un paso más hacia mi muerte, un paso más alejándome de Arya y de mis amigos.
En la imaginación todo era más fácil, me sacrificaba y así le daba un futuro a mi hija, todos juntos podrían trabajar y recuperar el mundo que habíamos perdido. Pero la vida real era mucho más dura, caminaba hacia la muerte lleno de dudas, en la vida real no podía saber si todo les saldría bien aunque me sacrificase, si no sería mejor haber hecho las cosas de otra forma.
Aferré la empuñadura de [i]Yggdrasil[/i], bautizada así porque sería el árbol que sustentaría la nueva vida de la que esperaba darles a todos, y traté de contener los nervios. Miré la espada detenidamente, tras la muerte de Sarah me dejé llevar por la ira y luego me contuve por Arya, pero en el fondo todas las noches soñaba despierto conmigo enfrentándome a ese demonio, incluso aunque muriese en el intento, pero quería llevármelo por delante, desgarrarlo, eliminar todo rastro de su existencia de la faz de la tierra.
Así empezó la construcción de esta espada, quería que mi hija tuviese algo a lo que aferrarse para recordarme, igual que a Sarah, por eso guardé mis katanas en una caja de madera, junto a la estaca de Sarah, ese sería su legado. Pero seguía necesitando un arma, así que empecé a confeccionarme una nueva, pero no fue hasta que Diana trajo a McLeod cuando de verdad comencé a trabajar en ella, y al fin hace dos semanas pude terminarla, con un ritual de la fragua que se aseguraría de que no me fallase en el momento de la verdad. Vertí en ella todos mis conocimientos de la magia rúnica y la orfebrería, y esperaba que eso fuese suficiente.
Escuché unos ruidos fuertes unos metros más adelante y apuré el paso, hacia mí venía corriendo un grupo de demonios de gran tamaño. Preparé el arma y me dispuse a enfrentarme a ellos, pero pasaron de largo a toda velocidad, como si huyesen de algo. No me hizo falta pensar mucho para encontrar la razón, solo podía ser él, encontrarlo no había resultado difícil, lo difícil venía ahora.
A medida que avanzaba comenzaba a sentir una presión mágica desproporcionada y corrupta. Sentía el odio, la ira y el resentimiento a mí alrededor, y enseguida comencé a sentirlo dentro de mí, tenía ganas de atravesarle con la espada y no parar hasta que se convirtiese en un bulto sangrante, quería hacerle sufrir durante mucho tiempo antes de matarle. Pero por suerte tenía algo que ya me había hecho ser mejor persona una vez, y aunque solo fuese como un recuerdo, Sarah siempre lo conseguiría. Recordé su cálida sonrisa, su forma de imitar voces y hacerme sonreír estuviese como estuviese, no importaba si todo iba mal, ella conseguiría que viese la esperanza y me esforzase porque todo fuese bien. Si intentaba hacer las cosas por ella nunca me rendía, y ahora que la había perdido no iba a ser distinto. Así que uní todos esos pensamientos y esa determinación y cree un muro en mi mente contra mis instintos más oscuros, después seguí avanzando.
A medida que avanzaba la presión mágica crecía, y parecía provenir de un punto, el recinto Dollhouse. Llegué hasta las puertas del recinto y entré, nada más hacerlo vi algo que amedrentaría hasta al demonio más cruel. El suelo estaba cubierto de cuerpos, de humanos, de vampiros, de demonios y de toda clase de criaturas, todos ellos sin una chispa de vida.
Frente a mí, en el centro de todos los cadáveres que cubrían la enorme sala principal de la Dollhouse, estaba él, el culpable de toda esta pesadilla, el que había acabado con países enteros, el que me había despojado de mi familia y de la persona a la que amaba, igual que había hecho con muchos otros, él era el asesino de Sarah, de Rebecca, de Fenris, de los McLeod… Todos esos recuerdos se arremolinaban en mi mente y amenazaban con derrumbar el muro, incluso me tentó la idea de permitir que mis más oscuros deseos me embriagasen y arremeter contra él.
Me gustaría decir que pensé en ellos y me contuve de nuevo, pero no fue así. Arremetí contra él sin pensarlo, con la única intención de hacerle daño, de matarle, ese fue mi primer error. Cuando estaba a dos metros de él, una oleada de oscuridad me sacudió de pleno en el pecho y me lanzó hacia atrás. Todos los nervios de mi cuerpo se estremecieron, mis heridas habían sido causadas por esa misma oscuridad y con este golpe parecía como si me hubiera golpeado en ellas, desde dentro.
Comencé a incorporarme lo más rápidamente que pude, que no era demasiado porque el dolor hacia que me resultase difícil respirar. Cuando la vista se me aclaró le vi caminando hacia mí.
– [b]Aesir. Mi nueva vida empezó con la muerte de un aesir.[/SIZE] [/b] – dijo con voz sombría mientras caminaba.
– [b] [i] [color=#4F5360] Vas a pagar por cada vida que quitaste.[/color] [/i] [/b] – le amenacé mientras aún me temblaba todo el cuerpo y a duras penas conseguí sostener la espada.
– [b]¿Y tú lo impedirás? Nadie puede combatir la ira de un dios, solo eres una simple pulga que pronto será erradicada.[/font] [/b] – respondió. Solo una vez habíamos intercambiado palabras con él, la noche en la que Sarah murió, y también esa noche se refirió a sí mismo como un dios oscuro, pero lo peor es que también tuvo razón en que no podíamos pararle.
– [b] [i] [color=#4F5360] No veo ningún dios delante de mí, solo un asesino, un loco…[/color] [/i] [/b] – cuando asumes la muerte el miedo desaparece, y yo, por suerte o por desgracia, ya había asumido la mía.
– [b]Soy el dios que juzgará este mundo corrupto. Yo he visto como es este mundo, he visto humanos matarse entre sí, he visto la vergüenza de los vampiros ocultándose como vulgares ratas, he visto demonios perdidos en los vicios…despreciable.[/font] [/b] – en un abrir y cerrar de ojos se acercó y me cogió del cuello. – [b]Tu raza siempre me pareció interesante, igual las que la originaron. Lástima que os llevase a la extinción.[/font] [/b] – respondió con su semblante inmutado. Antes los aesir no eran una raza tan desconocida y oculta, pero después de la muerte de muchos a sus manos, y más tarde a manos de otros que nos consideraron trofeos de caza, nos convertimos en leyendas, y después en leyendas que ya nadie recuerda.
– [b] [i] [color=#4F5360] No soy el último aesir, pero voy a ser el último que veas.[/color] [/i] [/b] – respondí haciendo acopio de mis fuerzas. No podía soltarme en este momento, tenía que reservarme, por mucho que la energía oscura que desprendía hiciese que mis nervios estallasen de dolor.
– [b]Todavía seguís actuando como marionetas que intentan rebelarse ante su destino, pero yo soy el amo de marionetas.[/font] [/b] – en ese momento me soltó, haciendo que cayese de espaldas en el suelo. – [b][font=Andalus]¿Piensas que me estás entreteniendo? Cuando acabe contigo iré a por ellos, y esta vez la mataré de verdad.[/font] [/b] – respondió sin que consiguiese entender muy bien a lo que se refería con eso último, pero consiguiendo que sintiese miedo de nuevo, miedo por ellos, porque les alcanzase.
– [b] [i] [color=#4F5360] No dejaré que salgas de aquí.[/color] [/i] [/b] – dije poniéndome en pie de nuevo mientras aferraba “Yggdrasil” con mi brazo bueno. Cargué contra él a toda velocidad y puse parte de mi poder en la espada para que la luz le debilitase y el filo pudiese atravesarle.
La espada trazó una diagonal y le atravesó limpiamente. Me di la vuelta y vi como su cuerpo partido en dos todavía se mantenía en el aire. La oscuridad se arremolinó entorno a la herida y empezó a formar una especie de unión, cuando se despejó su cuerpo estaba intacto, la sensación de triunfo se esfumó junto a las esperanzas de volver a ver a mi hija.
– [b]Ya te lo dije, te enfrentas a un dios.[/font] [/b] – respondió girándose hacia mí. Había sido demasiado tarde, teníamos que haberle detenido antes de convertirse en esto.
En ese momento mis esperanzas se vinieron abajo y casi estuve a punto de hacerlo yo, pero sin saber muy bien como conseguí aferrarme todavía a mis recuerdos, a cada momento con Sarah, con Arya, con los McLeod, con mis amigos, con mis padres…esa había sido mi vida y ahora se terminaría sin servir ni siquiera para salvarles, había vuelto a ser demasiado débil para proteger a mis seres queridos.
– [b]Patético. Reza a tus dioses si es que los tienes, irás al mismo vacío tanto si lo haces como si no.[/font] [/b] – añadió mientras la oscuridad a su alrededor crecía. Me fijé en el negro que parecía no terminarse nunca y mi corazón creció cinco tallas al ver un destello blanco.
En el mismo momento que vi el destello sentí algo, como si una antigua carga hubiese desaparecido, como si Sarah estuviese de nuevo conmigo.
– [b] [i] [color=#4F5360] Ya te lo he dicho, no vas a salir de aquí.[/color] [/i] [/b] – repetí poniéndome en pie a duras penas mientras concentraba todas mis energías en mi cuerpo. – [b] [i] [color=#4F5360] Por Sarah, por los McLeod, por Fenris, por Rebecca, por todos aquellos que han muerto por tu culpa…[/color] [/i] [/b] – dije mientras me dejaba caer en sus recuerdos, en los buenos, en los que conseguían que luchase con todas mis fuerzas. Sentí como mi cuerpo se resentía debido a la energía que estaba concentrando y que aún no había soltado, pero necesitaba un poco más. – [b] [i] [color=#4F5360] …por Arya, por Diana, por Dominic, por Christopher, por Ed, por Illya, por todos aquellos que han perdido a alguien por tu culpa…[/color] [/i] [/b] – continué. Sabía que no podría con él ni con todas mis fuerzas, pero lo que si podía era conseguir encerrarlo durante algún tiempo, quizá de forma definitiva. Descargando todo mi poder hasta que no pudiese más conseguiría debilitarle a él y también la estructura de todo el complejo, derrumbándolo encima de los dos, encerrándonos. Por suerte los muros de la Iniciativa tenían protección mágica, que habíamos reforzado al convertirlo en sede del SARAH, podrían evitar que se teletransportase fuera de los escombros y con suerte estaría lo suficientemente debilitado como para quedar enterrado a bastante profundidad. – [b] [i] [color=#4F5360] Por todos ellos te lo haré pagar.[/color] [/i] [/b] – añadí con dificultad. Era el momento, ya no podía contener la energía más tiempo, así que la liberé toda a la vez, sintiendo como mi propia vida se desvanecía a cada segundo que pasaba.
Me sentía como si mi cuerpo se hubiese muerto, todos mis sentidos se habían desconectado y ya no sentía el dolor en el cuerpo. [i]La muerte es tu regalo[/i] – le habían dicho a Sarah cuando aquel demonio nos encerró en nuestras pesadillas. Solo en este momento me di cuenta de la verdad que encerraba esa frase, hace unos segundos todo mi cuerpo sufría unos dolores insoportables, pero ahora eso se había detenido, y mi muerte también sería un regalo para ellos. Y fue en ese momento cuando recibí el tercer regalo, aunque mis ojos no podían ver en mi mente se formó una imagen tan clara como si de verdad la estuviese viendo con mis propios ojos, y en ella estaba Sarah junto a todos los demás, estaban a salvo y conducían a los refugiados por la salida trasera.
Supe que era real, que Ed me estaba diciendo que todos estaban bien y que ella había vuelto, era el mejor regalo que podían darme, y yo, ya les había dado mi último regalo.
Con una sonrisa en los labios descargué en una última oleada todo el poder que tenía y después me dejé ir, mientras el subterráneo uno se derrumbaba sobre nosotros.
[spoiler]Y eso es todo, espero que os guste ^^[/spoiler]
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